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Sin embargo, esta norma que casi lleva el nombre de Gustavo Malo no ha podido
ser aplicada ya que ante su inminente regreso el 30 de noviembre del 2017, el
magistrado pidió su primera incapacidad médica de 20 días, que le fue concedida
por un médico cirujano adscrito a la clínica Medihelp Services de Colombia.
Así logró que los tiempos le empataran con la vacancia judicial, la cual terminó el
11 de enero del 2018. Sin embargo, cuando los magistrados se disponían a citarlo
para escuchar sus descargos y poder tomar una decisión de fondo, se volvieron a
quedar con los crespos hechos. Esto en razón a que para el sábado 13 entró en
vigencia un nueva incapacidad expedida por una médica psiquiatra, que trabaja en
un centro médico de Bocagrande adscrito a Colsanitas. Esta profesional de la
medicina lo encontró estresado de manera reiterada, razón por la cual le amplió la
licencia hasta el 22 de febrero, otros 20 días más.
Puede leer: El ‘arsenal‘ de pruebas para acusar a Gustavo Malo ante la Comisión
de Acusación
Las facturas por las incapacidades médicas de Malo las cubre la EPS, que a estas
alturas ha desembolsado casi 60 millones de pesos al cuestionado jurista. El
salario mensual de un magistrado de la Corte asciende a $29.800.0000
mensuales, de los cuales, la EPS cubre el 70 por ciento. Estas cuentas no
incluyen las prestaciones sociales que debió desembolsar la Dirección Ejecutiva
de la Rama Judicial en diciembre.
Según el abogado Álvaro Pérez, que defiende los intereses de Malo, están
estudiando la posibilidad de que se pida una nueva licencia no remunerada de tres
meses, a la cual los magistrados tienen derecho una vez al año. Sin embargo, no
es claro que esta vez reciba la bendición de sus colegas.