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Los motores nafteros a cuatro tiempos se denominaban genéricamente Otto en honor a

su inventor, el alemán Nikalous August Otto (ver foto abajo). Se basan en la


existencia de cuatro movimientos en el funcionamiento del motor: admisión,
compresión y explosión de la mezcla, y expulsión de los gases quemados. Ideado para
combustibles ligeros, capaces de vaporizarse, se trata de motores de chispa, es
decir, que necesitaban la ayuda de una chispa para iniciar la combustión.

COMIENZOS DEL MOTOR OTTO CON EL MOTOR A VAPOR, SU DESARROLLO


La posibilidad de obtener energía mecánica a partir de la expansión del vapor de
agua o del aire caliente era conocida desde la Antigüedad, 200 años antes de
Cristo, Arquímedes ya utilizo dicho principio en el cañón, pero hubo que esperar
hasta 1775 para que James Watt idease su motor de vapor y se obtuviera el primer
motor valido para la automoción.

Estos motores a vapor eran de combustión externa, bajo rendimiento y poco aptos
para vehículos ligeros. Aunque con ellos se construyeron antepasados del automóvil,
los investigadores trataron rápidamente de crear motores de mayor eficacia y
trabajaron según un proceso ideado, en 1862, por el físico e inventor francés
Alphonse-Eugéne Beau de Rochas.
La potencia se obtiene siempre por la expansión de un gas al aumentar la
temperatura dentro de un recipiente cerrado en forma de cilindro. Una de las dos
tapas del cilindro no es fija, sino móvil.
Puede deslizarse a lo largo de las paredes del cilindro empujada por la presión del
gas mediante un sistema de biela-manivela que transmite la fuerza al cigüeñal y,
finalmente, a las ruedas.

Mediante una combustión violenta (explosión) de una mezcla de aire y combustible,


ésta aumenta de temperatura y volumen, incrementado así la presión en el interior
del cilindro y empujando el pistón.

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