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CRITICÓN, 101, 2007, pp. 37-56.

Cervantes y la sombra de Guzmán:


reflexiones sobre la poética
de Ginés de Pasamonte (Quijote, I, 22)

Philippe R a b a t é
Université de Bourgogne

E n unos de sus últimos t r a b a j o s , M o n i q u e J o l y p r o p o n í a una síntesis y nuevas


perspectivas sobre las complejas relaciones de Cervantes c o n la picaresca y subrayaba en
particular la p o c a n o v e d a d de su tema de investigación, añadiendo: « [ p ] e r o esto de
1
ninguna m a n e r a significa que sea uno de los menos necesitados de revisión» . P o r su
parte, E d w a r d Riley, en una conferencia pronunciada en 1 9 9 8 , invitaba a un estudio de
la estrecha relación entre el personaje de Ginés de P a s a m o n t e y el p r o t a g o n i s t a del
Guzmán, a p r o x i m a c i ó n llena de sugerencias fecundas p a r a cualquier lector que quisiera
leer el Quijote t o m a n d o en cuenta la novedad absoluta que representó la aparición de la
2
primera parte del relato alemaniano . Estas dos tentativas nos animan hoy a r e t o m a r el
hilo de esta investigación y reanudar una tradición crítica que intenta identificar, en el
episodio de los galeotes (Don Quijote, I, 2 2 ) , algunos rasgos de la novela picaresca y,
más precisamente, del Guzmán.
Esta identificación no es nada nueva ni original: nos ofrecen en efecto los a p a r a t o s
críticos de las ediciones recientes del Quijote p o r Andrés Murillo ( 1 9 8 7 a ) , Vicente Gaos
( 1 9 8 7 b ) o F r a n c i s c o R i c o ( 1 9 9 8 ) , diversos elementos que inducen a pensar en una
3
posible alusión al relato de M a t e o A l e m á n . El p o s t u l a d o c o m ú n de estas tentativas

'Joly, 1999, p. 269.


2
Riley, 2 0 0 1 , pp. 51-71.
3
Cervantes, Don Quijote de la Mancha, ed. 1987a, vol. I, p. 2 7 2 , nota 3 0 y, por otra parte, Cervantes,
Don Quijote de la Mancha, ed. 1987b, vol. I, p. 4 4 3 , nota 193. La última edición del Quijote nos ofrece
precisiones en el volumen complementario: ver Cervantes, Don Quijote de la Mancha, ed. 1 9 9 8 , vol. II,
pp. 338, 339, nota 2 4 2 . 6 0 y 2 4 3 . 6 6 . En sentido contrario, conviene mencionar que Juan Bautista Avalle-Arce

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queda explicitado p o r J o s é M a r í a Mico, quien, siguiendo los pasos de Américo C a s t r o


aunque c o n perspectiva muy distinta, considera el Guzmán de Alfarache c o m o punto de
4
referencia absoluta p a r a toda la narrativa en prosa de la é p o c a . Si el quijotesco episodio
del e n c u e n t r o c o n los c o n d e n a d o s a las galeras de su majestad puede someterse a
lecturas varias y múltiples de índole filológica, lingüística, histórica o, incluso, filosófica,
¿cuáles podrían ser los términos de una lectura "picaresca" de estas páginas? ¿En qué
postulados críticos tendría que apoyarse?
D e n t r o de la selva de interpretaciones a las que dio lugar la confrontación entre la
p r i m e r a p a r t e del Guzmán y la primera p a r t e del Quijote, destacan los t r a b a j o s de
A m é r i c o C a s t r o c o m o una formulación originaria del problema. L a s a p r o x i m a c i o n e s
pioneras del a u t o r del Pensamiento de Cervantes reinscriben, según una óptica vital, los
rasgos del discurso alemaniano d o m i n a d o p o r el p e c a d o original en el m a r c o de una
5
concepción de la vida influenciada por lo que llama C a s t r o un « c e r r a d o nihilismo» . Y ,
frente al m u n d o cervantino presentado c o m o un espacio de libertad y de c r e a c i ó n
continua que permite establecer lazos entre vida y literatura, el Guzmán sería, dentro de
su peculiar c o n s t r u c c i ó n teleológica, una etapa hacia una invención m á s l o g r a d a y
6
a c a b a d a , o sea el t e x t o c e r v a n t i n o . Sin negar el c a r á c t e r fecundo de esta lectura del
Guzmán y del Quijote, nos parece que la posición de Américo C a s t r o no le conducía a
considerar de m a n e r a igual las dos o b r a s narrativas y, sobre t o d o , le alejaba de un
estudio comparativo de su poética.
Dicha interpretación dominó durante décadas el discurso crítico sobre las relaciones
entre las dos o b r a s . P o r su p a r t e , el a r t í c u l o clásico de C a r l o s B l a n c o Aguinaga
7
intitulado «Cervantes y la picaresca. N o t a s sobre dos tipos de r e a l i s m o » , p r o c u r a b a
pensar conjuntamente las dos creaciones narrativas a partir de la siguiente definición de
la idea de realismo:

Nuestro análisis se refiere al sentido y forma de las novelas mismas, a la manera como un
mundo es reflejado por su novelista. Veremos que de la confrontación se deduce que Cervantes

respeta la voluntad cervantina, negándose a citar, en su comentario al capítulo, otro texto que El Lazarillo de
Tormes (ibid., pp. 62-63).
4
«Es posible que el hecho más trascendente para la prosa española del siglo XVII fuese la publicación de la
Primera parte de Guzmán de Alfarache. Aunque muchos escritores la recibieron, como ha dicho exactamente
Francisco Márquez Villanueva, "con una tácita conspiración de silencio", se convirtió de inmediato en el
punto de referencia más importante de la prosa narrativa posterior, que, con el Quijote a la cabeza, no puede
entenderse del todo si prescindimos de sus vínculos, asumidos, disimulados o adulterados, con la obra de
Mateo Alemán» (Mico, 1 9 9 4 , p. 8 2 9 ) .
5
Castro, 2 0 0 2 , p. 6 9 . Según precisa el autor poco antes, la tesis existencial del Guzmán podría resumirse
en los términos siguientes: «El vicio de la humanidad no depende de circunstancias o culpas humanas, sino del
mismo hecho de su creación, de haber errado Dios al dotar al hombre de libre albedrío» (ibid., p. 6 8 ) . Tal es,
según Castro, la escritura alemaniana dominada por lo que se llamó, en otra época, «un sentimiento trágico de
la vida». Concluye así: «Frente a este cerrado horizonte, Guzmán de Alfarache estructura su siniestra, infernal,
discorde y grandiosa visión del mundo. Sin la cual —casi estoy por afirmarlo— no tendríamos al Quijote. Así
es de compleja la historia que tantos hoy eluden desdeñosamente al enfrentarse con un problema literario, por
no distinguir entre la posibilidad de la obra literaria y el proceso de su realización» (ibid., p. 87).
6
Numerosas son las tentativas inspiradas por este planteamiento y que intentan dar toda su medida al
carácter problemático del héroe alemaniano: Arias, 1 9 7 7 ; Johnson, 1 9 7 7 ; Brancaforte, 1 9 8 0 ; y, más
recientemente, Testa, 1 9 8 8 .
7
Blanco Aguinaga, 1957.

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CERVANTES Y LA SOMBRA DE GUZMÁN

no escribió jamás una novela picaresca —y que sus "picaros", por lo tanto, son muy distintos
de los otros— porque su manera de ver el mundo y de novelar, es decir, su realismo, es
8
esencialmente antagónico al de los autores de las picarescas más famosas .

Esta perspectiva, no desprovista de implicaciones materialistas, desemboca en lo que


p o d r í a m o s llamar un juicio de v a l o r global, que pretende diferenciar un realismo
c e r r a d o y pesimista que se desprendería de la lectura del Guzmán y o t r o , esencialmente
9
abierto, que constituiría una de las portentosas novedades del Quijote .
A m é n de estas interpretaciones vitalistas o realistas, conviene r e c o r d a r una última
interpretación que m a r c ó un paso decisivo en los estudios conjuntos de los dos mundos
novelescos de Alemán y Cervantes. Se trata del artículo histórico de Claudio Guillen,
10
«Luis Sánchez, Ginés de P a s a m o n t e y el descubrimiento del género p i c a r e s c o » , que
constituye un intento valioso de definición de lo que podría ser la c o n s t r u c c i ó n de un
11
g é n e r o l i t e r a r i o e n t r e l e c t u r a s a g u d a s y p r á c t i c a s l i t e r a r i a s . Al e s t u d i a r
escrupulosamente la declaración de Ginés sobre el «género» de su o b r a , avanza Claudio
Guillen:

Comprendemos asimismo que no nos encontramos ante el uso técnico o culto de la palabra,
como en las perspectivas tradicionales, sino ante el descubrimiento espontáneo de una clase
por parte de un lector-escritor que pertenece al más amplio de los públicos. Esta amplitud es lo
que Cervantes puede recalcar o incluso exagerar a través del carácter ficticio de Ginés de
Pasamonte. No sabemos si en realidad era hacedero que un galeote o un ladrón se identificase
con Guzmán de Alfarache y se pusiese a escribir un libro semejante al de Mateo Alemán. Pero
en un plano ficticio, y sobre todo, en el Quijote, donde la literatura se convierte en cauce de
vida, resulta verosímil y casi razonable el que ciertos personajes sientan que la picaresca está
12
muy cerca de su experiencia .

L o que r e c o n o c e Guillen c o m o especificidad del personaje-escritor Ginés, es una


aptitud doble que une al t a l e n t o del cuentista la c a p a c i d a d de reflexión s o b r e la
13
singularidad de lo e s c r i t o . Dicha perspectiva nos p a r e c e fecunda y quisiéramos, a

*lbid., pp. 3 1 3 - 3 1 4 .
9
Escribe en efecto Carlos Blanco Aguinaga: «[...] que realismo para Cervantes no significa verdad
absoluta frente a engaño-mentira, ni vida contemplativa desde la muerte, sino en la vida misma, que es tiempo;
que no significa punto de vista único presentado de antemano con el pretexto de narración a posterior!, sino
presentación e intercambio de todos los puntos de vista; y que, finalmente, las novelas llamadas picarescas de
Cervantes nada tienen que ver con la picaresca cuya cima formal y temática es el Guzmán de Alfarache, sino
que se oponen a ella. Porque novelar no significa para Cervantes adjetivar, canonizar, decidir, juzgar, sino
crear un mundo, a imagen del que percibimos, que, a partir de su creación, es libre de su creador, mundo
fragmentario siempre, pero completo en cada fragmento [...]» (ibid., p. 3 4 1 ) .
"Guillen, 1988.
11
Dicha perspectiva fue retomada y profundizada en un importante ensayo de definición teórica de la
novela picaresca: el de Cabo, 1 9 9 2 .
12
№ / ¿ , 1 9 8 8 , p. 2 0 7 .
n
Añade en efecto Claudio Guillen que Ginés, «[c]omo lector entre culto e inculto, como ingenio lego, [...]
conciba la capacidad para descubrir o admirar lo nuevo y lo original, en el campo de la literatura, con la
mentalidad genérica de la época, o la tendencia a hallar o cuestionar modelos, que hace posible las preceptivas
no escritas» (ibid.).

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partir de ella, t r a t a r de reconstituir m á s detenidamente la unidad de su p r o y e c t o


expresada — n o sin cierto h u m o r — por el galeote facundo.
Así, al lado de otras interpretaciones de la compleja relación entre la obra alemania y
14
la c e r v a n t i n a , intentaremos, para definir la sutil integración de la substancia picaresca
en Don Quijote, I, 2 2 , identificar, mediante la palabra de Ginés, distintos fundamentos
de la poética alemaniana percebida y calificada p o r Cervantes. Para ello, consideraremos
únicamente, entre las múltiples vidas de este personaje proteico —galeote, autobiógrafo,
r o b a d o r , titiritero y d o m a d o r de m o n o s — su discusión inicial c o n don Quijote. A
diferencia de E d w a r d Riley, que p r o c u r ó estudiar a Ginés c o m o totalidad, favoreciendo
así «[los] orígenes y [las] cuestiones teórico-críticas c o n las que está inextricablemente
15
r e l a c i o n a d o » , nos concentraremos exclusivamente en el discurso de Ginés, considerado
c o m o punto de partida para rastrear y caracterizar los principales rasgos de la escritura
del relato picaresco de M a t e o Alemán. Quizás logremos, así, superar el carácter bastante
p a r a d ó j i c o del silencio de Cervantes frente al Guztnán, c u a n d o s a b e m o s , según las
precisiones brindadas p o r Daniel Eisenberg, que no podía faltar el volumen alemaniano
16
en la biblioteca del alcalaíno .

N A C I M I E N T O D E L P E R S O N A J E :

G I N É S C O M O « L A D R Ó N F A M O S Í S I M O »

Conviene ante t o d o detenerse en la figura del galeote Ginés. El t e x t o cervantino lo


presenta diferenciándolo c l a r a m e n t e de los demás c o n d e n a d o s . L a s primeras figuras
interrogadas p o r don Quijote le contestan de buena gana: se p a r e c e n m á s a tipos
satíricos, sepultados en el a n o n i m a t o , que a auténticos personajes. E n efecto, de los doce
hombres, don Quijote va a interrogar a seis galeotes (el « e n a m o r a d o » , el « m ú s i c o » , un
c o n d e n a d o que no pudo influir sobre el juicio, el alcahuete y su vecino —el «quinto
c o n d e n a d o » — que habla al principio en su lugar y, p o r fin, el « b u r l a d o r » en sentido
e r ó t i c o ) antes de c e n t r a r s e en Ginés de P a s a m o n t e . ¿ Q u é se puede o p i n a r de este
interrogatorio, de este afán por «saber vidas ajenas», afán que denunciará Ginés? Aparte
de ser una excelente estructura serial desde el p u n t o de vista novelístico, se a c e r c a
— s e r á , sin d u d a , p o r c a s u a l i d a d — de la encuesta l l a m a d a p o r su editor, G e r m á n
Bleiberg, el Informe secreto de Mateo Alemán sobre el trabajo forzoso en las minas de
7
Almadén^ . C o m o sugiere Bleiberg, existe indudable relación entre estos distintos

14
Los artículos más relevantes son los de Guillen ( 1 9 8 8 ) , Bataillon ( 1 9 7 3 , pp. 2 2 7 - 2 2 9 , donde se
desarrolla una aproximación precisa a la «relación literaria» entre Ginés y Guzmán), Márquez Villanueva
(1995), Riley ( 2 0 0 1 , pp. 5 1 - 7 1 ) , Cióse (2000, pp. 4 0 - 4 9 , 2 8 3 - 3 1 0 ; y 2 0 0 1 ) , Joly ( 1 9 8 6 y 1999). Cabe también
mencionar los estudios muy recientes de Marie-Blanche Requejo Carrió que, a partir de una lectura muy fina e
intertextual, analiza la reelaboración personal de elementos picarescos por Cervantes en ciertas Novelas
ejemplares (2001 y 2 0 0 5 ) .
15
Riley, 2 0 0 1 , p. 5 1 .
16
«7-Alemán, Mateo. Primera parte de la vida del picaro Guzmán de Alfaracbe. Muchas ediciones a
partir de 1 5 9 9 [...]. Se menciona únicamente al principio de La ilustre fregona, pero aun sin mencionarla la
habríamos incluido. Para la continuación, estimamos más probable que tuviera la de Lujan de Sayavedra, más
difundida en los primeros años del siglo x v n , que la auténtica, aunque es posible que tuviera las dos»
(Eisenberg, 1987, p. 2 7 7 ) .
17
Bleiberg, 1 9 8 4 .

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galeotes —los de Almadén, los de Lujan, el mundo de la galera pintado p o r Alemán y el


personaje de Ginés de Pasamonte:

Los primeros que aparecen en una novela no son tampoco los de Mateo Alemán, aunque en la
primera parte se nos dice ya que Guzmán escribe su vida en galeras. Los primeros que se
incorporan activamente a la ficción son los galeotes del imitador, o continuador, Mateo Lujan
de Sayavedra. La presentación que éste nos hace de los galeotes es muy breve. Habrá que
esperar hasta que Mateo Alemán nos dé el final de su segunda parte, en 1 6 0 4 , para percibir el
clamor de los galeotes en su trágica circunstancia, con sangre, rebelión y traiciones. ¿Y son
estos los galeotes que reaparecerán, capitaneados por Ginés de Pasamonte, en el capítulo XXII
de la primera parte del Quijote? Al menos se nos dice que Pasamonte ha escrito su Vida, que
no ha terminado de escribir porque su vida no ha terminado —servidumbre de la
autobiografía—, vida de un picaro triunfante frente a biografía de héroe, un héroe, como Don
18
Quijote, que sueña, desde el principio de su conversión a la caballería, con ser biografiado .

Desde luego, n o p o d e m o s afirmar que Cervantes t u v o c o n o c i m i e n t o de la misión


confiada al Juez Visitador Alemán, y con la que quiso cumplir este último quizás m á s
allá de lo que se le pedía. M á s probablemente, Alemán y Cervantes se a p o y a n , c o m o ha
19
indicado J e a n C a n a v a g g i o , en un substrato histórico c o n c r e t o , el m u n d o de las galeras
que, p o c o a p o c o , estilizándose, se integra a la prosa áurea.
L o cierto es que n a d a m á s a p a r e c e r Ginés en el relato c e r v a n t i n o , se singulariza
visualmente, c o n el c u e r p o literalmente cubierto de cadenas, c o m o si le f o r m a r a una
armadura equivalente a la de don Quijote:

Venía diferentemente atado de los demás, porque traía una cadena al pie, tan grande, que se la
liaba por todo el cuerpo, y dos argollas a la garganta, la una en la cadena y la otra de las que
llaman guardaamigo o pie de amigo, de la cual descendían dos hierros que llegaban a la
cintura, en los cuales se asían dos esposas, donde llevaba las manos, cerrados con un grueso
candado, de manera que ni con las manos podía llegar a la boca ni podía bajar la cabeza a
20
llegar a las manos (p. 241 j .

Dichas precisiones, las c o r r o b o r a la dada por don Quijote en defensa de Ginés: «[...]
m a s D o n Quijote se puso en medio y le r o g ó que no le m a l t r a t a s e , pues no era m u c h o
que quien llevaba tan a t a d a s las m a n o s tuviese algún t a n t o suelta la lengua» (p. 2 4 4 ) .
Asimismo, varios detalles vienen a confirmar la presencia única del galeote que, frente a
los demás prisioneros, ya tiene por lo menos un n o m b r e , m e n c i o n a d o , en primer lugar,
por el comisario:

18
Estas frases concluyen su larga y detallada «introducción», ibid., pp. 30-31.
"Canavaggio, 1983.
20
Citamos y citaremos el texto del Quijote por la edición de Rico (1998), dando solamente la indicación
de la(s) página(s) citada(s). En esta descripción, podría surgir algún recuerdo del Guzmán de Mateo Lujan,
condenado a sufrir la vergüenza de la salida pública para las galeras: «Despedime de mis camaradas, que
fueron tan hombres de bien, que me proveyeron de algunos maravedís por la voluntad que me habían
cobrado; y ensartáronnos en unas cadenas con argollas en los cuellos y esposas en las manos. No pienses que
es el menor tormento, para un hombre que tenga discreción, ver el tratamiento que se hace a los que van allí
puestos en caña como ranas, porque el alguacil, corchetes y gente de guardia no os tratan menos que de
ladrón: "Suba al carro el muy ladrón"; y si hombre va bien atesado de cadena y esposas, que sola la lengua le
queda libre [...]», Mateo Lujan de Sayavedra, Segunda parte de la vida de Guzmán de Alfarache, pp. 593-594.

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No se quiera saber más sino que este buen hombre es el famoso Ginés de Pasamonte, que por
otro nombre, llaman Ginesillo de Parapilla.
—Señor comisario —dijo entonces el galeote— vayase poco a poco y no andemos ahora a
deslindar nombres y sobrenombres. Ginés me llamo y no Ginesillo y Pasamonte es mi alcurnia
y no Parapilla, como voacé dice [...] (pp. 241-242).

El nombre entre ascendencia y esencia


C o m o otros tantos personajes cervantinos, empezando por el mismo don Quijote, el
nombre de Ginés no ofrece una morfología estable ni fija. Incluso don Quijote c a m b i a ,
p o c o después, la desinencia del nombre al hablar de «Ginesillo de Parapillo», mientras
que de este m u d a r de n o m b r e permanece algún rasgo en la segunda parte, c u a n d o el
n a r r a d o r nos revela la identidad de M a e s e Pedro: «Este Ginés de P a s a m o n t e , a quien
don Quijote llamaba "Ginesillo de Parapilla"» (p. 8 5 5 ) . El nombre remitiría, según los
21
elementos aducidos p o r Augustin R e d o n d o , al m u n d o del h a m p a , lo que confirma el
22
uso del voacé, digno de un rufián sevillano . ¿ C ó m o interpretar este apego profundo
del personaje por su nombre y qué significa individual y socialmente?
C o m o es bien sabido, la crítica se interesó m u c h o por el apellido de P a s a m o n t e y
hubo varios intentos de desvelar lo que podía encubrir dicho n o m b r e . E n un librito
erudito, M a r t í n de Riquer propuso identificar al galeote cervantino c o n un tal J e r ó n i m o
de Passamonte, soldado aragonés que participó en las c a m p a ñ a s de Italia junto c o n el
autor del Quijote, y a u t o r de una autobiografía probablemente a c a b a d a en 1 6 0 4 y
13
titulada la Vida de Gerónimo de Passamonte . M a r t í n de Riquer supone algún motivo
24
de odio personal y tenaz entre los dos h o m b r e s : en efecto, al r e c o n o c e r s e en el
personaje de Ginés, Passamonte (mantenemos la ortografía elegida p o r el cervantista)
debió de considerarse insultado por el uso de «sinónimos voluntarios» y decidió escribir
una Segunda parte del Quijote bajo la identidad de un tal Licenciado Fernández de
Avellaneda. L a estimulante tesis de Martín de Riquer ha dado luz a otros trabajos c o m o
25 26
los de Alfonso Martínez J i m é n e z o de J u a n Antonio F r a g o G a r c í a , que constituyen
nuevas aportaciones al expediente Pasamonte.

21
Redondo, 1 9 9 8 , pp. 2 5 3 - 2 5 4 .
2 2
Aparece una forma muy cercana en el discuso de Matorral en el penúltimo capítulo del Buscón: «Ea,
quita la capa vuacé, y parezca hombre, que verá esta noche todos los buenos hijos de Jevilla» (Quevedo, El
Buscón, p. 3 0 2 ) .
23
Existe un estudio detallado de esta vida por Edward Riley, 1 9 9 8 .
24
Las causas de la actitud de Cervantes parecen de las más extrañas e inciertas; según Martín de Riquer:
«Cuando Miguel de Cervantes, en la primera parte del Quijote, retrató a su antiguo compañero de milicia el
aragonés Gerónimo de Passamonte [...], y lo convirtió en Ginés de Passamonte, un malhechor, autor de
múltiples delitos y robos, [...] nuestro gran escritor aparece ante nosotros como un difamador e incluso como
un calumniador. Esta violentísima actitud sólo se explica suponiendo que Cervantes concibió un profundo
odio hacia Passamonte a consecuencia de graves diferencias que los enfrentaron cuando, de jóvenes, militaron
en el Tercio de Miguel de Moneada entre agosto de 1571 y abril de 1572 [...]» (Riquer, 2 0 0 3 , p. 4 5 9 ) .
25
Martínez Jiménez, 2 0 0 1 . Este libro ofrece un amplio abanico de careos textuales para completar las
hipótesis de Martín de Riquer.
26
Frago García, 2 0 0 5 .

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CERVANTES Y LA SOMBRA DE GUZMÁN

2 7 28
T a n t o Vicente G a o s c o m o E d w a r d Riley o Anthony C i ó s e , e x p r e s a r o n sus dudas
a c e r c a de la atribución de la Segunda parte apócrifa del Quijote a P a s s a m o n t e y, de
m a n e r a más fundamental, sobre el vínculo que podría existir entre el galeote cervantino
y el soldado Gerónimo de Passamonte. Queda que, a mi parecer, n o se puede r e c h a z a r
de m a n e r a absoluta esta propuesta (basta con recordar los abundantes aragonesismos
del t e x t o de Avellaneda y las numerosas convergencias o coincidencias textuales). Sin
c o n t a r c o n que dicha identificación no excluye la posibilidad de descubrir, en este
episodio del galeote Ginés, la inscripción de ciertas reglas de la poética picaresca y
alemaniana.
El uso que Ginés hace de su propio nombre es doble, lo que le permite, p o r una
parte, presentarse y, p o r o t r a , referirse al libro de su vida:

[...] y si la mía queréis saber, sepa que soy Ginés de Pasamonte (p. 2 4 2 ) .
— ¿ Y cómo se intitula el libro?— preguntó don Quijote
—La vida de Ginés de Pasamonte— respondió el mismo (p. 2 4 3 ) .

Ginés se refiere a su « a l c u r n i a » , o sea, se inscribe en un linaje, según la modalidad


paródica de las costumbres y de los códigos aristocráticos tan frecuente en la novela
picaresca. Dicha voluntad de «hacerse de los godos» aparece en varias occasiones en el
29
Guzmán : por ejemplo, en el m o m e n t o de salir para Sevilla, el picaro rechaza el nombre
30
de un padre « l e v a n t i s c o » , y afirma las pretensiones patronímicas de su familia ( « [ . . . ]
para no ser conocido no me quise valer del apellido de mi padre; púseme el Guzmán de
3 1
mi m a d r e y Alfarache de la heredad donde tuve principio», I, p. 1 6 2 ) . Si bien el peso
de la problemática conversa es, desde luego, decisiva en el relato alemaniano, el nombre,
en el Quijote, trae consigo la misma fuerza de identificación de la esencia del personaje
que en el Guzmán: el protagonista alemaniano aparece vinculado con su nombre c o m o
si este llevara en sí una f o r m a de determinismo : «y sois G u z m á n de Alfarache, que
basta» (II, p. 5 1 6 ) . ¿Qué rasgos esenciales contiene este nombre de Ginés de Pasamonte?

27
Precisa Vicente Gaos, quizás de manera un poco tajante: «Todo ello está muy bien, pero, en primero y
último término, Pasamonte es nombre simbólico, sugeridor de la vida errante de este personaje, que anda
huido de la justicia y a salto de mata» (Cervantes, Don Quijote de la Mancha, ed. 1987b, p. 441, nota 172b).
28
Escribe Riley: «Me inclino a dudar de la idenrificación» (Riley, 1998, p. 95). Objetaba poco antes: «Sin
embargo, cabe preguntar: ¿por qué se le ocurriría a Cervantes convertir a Ginesillo en Maese Pedro?».
Anthony Cióse también formula alguna reserva acerca de esta identificación (Cióse, 2000, p. 97, nota 25).
29
«Luego, pues, que dejé a mi amo el capitán, con todos mis harapos y remiendos, hecho un espantajo de
higuera, quise hacerme de los godos, emparentando con la nobleza de aquella ciudad, publicándome por quien
era [...]» (Alemán, Guzmán de Alfarache, I, p. 378). Reaparece también esta pretensión en casa del Embajador
(I, p. 468).
30
«Cuanto a lo primero, el mío y sus deudos fueron levantiscos. Vinieron a residir a Genova, donde
fueron agregados a la nobleza [...]» (Guzmán de Alfarache, I, pp. 130-131), y un poco más lejos en el texto, el
protagonista califica a su padre de «[...] levantisco tinto en ginovés [...]» (I, p. 153).
31
En un pasaje famoso, relata el protagonista las maniobras de su abuela para adquirir un nombre
decente: «A los Guzmanes era donde se inclinaba más [mi abuela], y certificó en secreto a mi madre que, a su
parecer, según le ditaba su conciencia y para descargo della, creía, por algunas indirectas, haber sido hija de
un caballero, deudo cercano a los duques de Medinasidonia» (I, p. 161).

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44 PHILIPPE RABATÉ Criticón, 1 0 1 , 2 0 0 7

Ginés, «ladrón famosísimo»

Si, c o m o subraya M a r i e - B l a n c h e Requejó C a r r i ó , Cervantes juega muy a m e n u d o


c o n las e x p e c t a t i v a s de su l e c t o r , i n t r o d u c i é n d o l o en un universo a p a r e n t e m e n t e
32
picaresco (pero, en realidad, d o m i n a d o por la invención c e r v a n t i n a ) , nos conduce, en
este episodio, a considerar a Ginés c o m o «ladrón famosísimo» o « p i c a r o c o n s u m i d o » ,
fórmulas e ideas inspiradas d i r e c t a m e n t e p o r el relato de M a t e o A l e m á n y p o r la
interpretación c o m ú n del t e x t o de la Primera parte del Guzmán. Frente a la pregunta de
don Quijote sobre el cuerpo e n c a d e n a d o de Ginés, contesta uno de los a c o m p a ñ a n t e s
manejando un superlativo que parece alzar al galeote al rango de príncipe de los picaros
y robadores:

Respondióle la guarda porque tenía aquel solo más delitos que los otros juntos y que era tan
atrevido y tan grande bellaco, que, aunque le llevaban de aquella manera, no iban seguros del,
sino que temían que se les había de huir (p. 2 4 1 ) .

El uso de expresiones de tipo superlativo vuelve a aparecer p o c o después c u a n d o o t r o


g u a r d a invita al galeote a la m o d e r a c i ó n verbal de la siguiente m a n e r a : « H a b l e c o n
menos t o n o , señor ladrón de m á s de la m a r c a , si no quiere que le haga callar» (p.
3 3
2 4 2 ) . Este aspecto desmedido de Ginés no puede remitir, p a r a un lector de los a ñ o s
1 6 0 5 , a la figura de Lazarillo de T o r m e s , sino al proyecto alemaniano esbozado desde la
« D e c l a r a c i ó n p a r a el entendimiento deste libro» que funciona c o m o un a n u n c i o
p r o g r a m á t i c o dentro del p a c t o de verosimilitud de la seudoautobiografía:

Él mismo escribe su vida desde las galeras, donde queda forzado al remo, por delitos que
cometió, habiendo sido ladrón famosísimo, como largamente lo verás en la segunda parte (I, p.
113).

Ginés excede realmente la marca normal: desarrolla una m a n e r a de perfección en el


r o b o , en la manipulación, lo que podría sugerir el adjetivo famoso que, a d e m á s de la
c a r g a irónica que encierra — ¿ " f a m o s o " p a r a qué o para quién?— contiene el elogio de
34
una f o r m a de excelencia tal c o m o la define C é s a r Oudin . De hecho, Ginés a p a r e c e
c o m o un h o m b r e d e s m e d i d o , d e s c o m u n a l , d o t a d o de algunas de las "virtudes"
picarescas por antonomasia — « b e l l a c o » , «atrevido» y proteico.

32
Ver, por ejemplo, su estudio detallado de la primera presentación de los personajes de Rinconete y
Cortadillo (Requejo Carrió, 2001, pp. 337-339).
33
En una nota de la edición dirigida por Francisco Rico (Cervantes, Don Quijote de la Mancha, ed. 1998,
II, p. 338, nota 242.60), aparece una referencia directa al Guzmán de Alfarache, cuando el protagonista le da
una lección de vida a Sayavedra : «Si fueras ladrón de marca mayor, destos de a trecientos, de a cuatrocientos
mil ducados, que pudieras comprar favor y justicia, pasaras como ellos [...]» (II, p. 209). Ya Vicente Gaos
(Cervantes, Don Quijote de la Mancha, ed. 1987b, p. 441, nota 178c) aducía esta analogía semántica. En otra
página del Guzmán, el picaro recuerda su estancia en casa del Embajador de Francia que le enfrentó a «un
soldado español, de más de la marca» (I, p. 467). Al leer estas distintas occurrencias, se puede conjeturar que
ya iba lexicalizándose dicha expresión.
34
César Oudin propone como equivalente francés para este término: «Tout ce qui est excellent en beauté
et en bonté» (Oudin, Tesoro de las dos lenguas española y francesa, p. 496).

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CERVANTES Y LA SOMBRA DE GUZMÁN

A h o r a bien, estos rasgos o cualidades que, a primera vista, surgen c o m o indefinidas y


generales, pueden interpretarse dentro de una correspondencia c o n la figura de Guzmán
de Alfarache tal y c o m o la percibieron, leyeron y, a veces, imitaron (en el c a s o de Lujan)
algunos c o n t e m p o r á n e o s de la Primera parte del Guzmán. El m i s m o A l e m á n luchó
contra esta simplificación de lo que parecía ser la naturaleza de su o b r a ; p a r a reafirmar
3 5
la índole m o r a l y « a t a l a y i s t a » de su r e l a t o , p r o c u r ó r e c o b r a r el p o d e r s o b r e el
desarrollo de la existencia de su personaje, declarando: «Dejemos a g o r a que no se pudo
llamar "ladrón famosísimo" por tres capas que hurtó [...]» (I, p. 2 2 ) . L a asimilación del
Guzmán a una sencilla vida de picaro, llena de r o b o s , trazas y burlas significaba para su
36
a u t o r un empobrecimiento brutal y desastroso . Al m i s m o tiempo, M a t e o Alemán se
veía obligado a reconocer que su libro ya había empezado a vivir su vida y a propagarse,
c r e a n d o un público que percibía sin duda el Guzmán c o m o libro de entretenimiento
jocoso.
Sea lo que sea, la «Declaración p a r a el entendimiento de este libro» c r e a b a un n e x o
entre dos elementos determinantes de la poética alemaniana, elementos que volvemos a
encontrar en el retrato de Ginés: por una parte, la excelencia del r o b a d o r —sinónima de
repetidas trazas y de empleos extraviados del ingenio— que a c a b a siendo condición de
la verosimilitud y de pedagogía de su relato; y, p o r o t r a p a r t e , la galera c o m o lugar de
recapacitación y de escritura.
De m o d o que, en la individuación de Ginés c o m o personaje, surgen r a s g o s del
p r o y e c t o novelesco de M a t e o Alemán: el apego que siente el galeote p o r su n o m b r e , su
c a r á c t e r fuera de la n o r m a — « l a d r ó n famosísimo», de la misma m a r c a que G u z m á n —
nos ofrecen al m i s m o tiempo algunos elementos que se a c e r c a n a la recepción del
Guzmán en los primeros años del siglo X V I I . Dicho esto, y m á s allá de esta semejanza
entre la presentación de los dos personajes, la o b r a esbozada p o r Ginés c o n m u c h a
franqueza y, quizás, algo de satisfacción, debe ser c o t e j a d a m i n u c i o s a m e n t e c o n la
poética alemaniana.

LA O B R A DE G I N É S o LA P R E S E N C I A C A L L A D A DE G U Z M Á N

Aquí llegamos al c e n t r o de la t r a m a literaria del episodio, o sea, la referencia de


Ginés a su propia autobiografía, p o r una p a r t e , y, p o r o t r a , la inclusión de ésta en un
« g é n e r o » , término sobre el cual la crítica ha discutido m u c h o desde el ensayo pionero
— y a m e n c i o n a d o — de Claudio Guillen. Ante t o d o , conviene c i t a r los términos del
diálogo entre Ginés y don Quijote:

—Dice verdad —dijo el comisario—, que él mismo ha escrito su historia, que no hay más que
desear, y deja empeñado el libro en la cárcel en docientos reales.
— Y le pienso quitar —dijo Ginés—, si quedara en docientos ducados.
—¿Tan bueno es? —dijo don Quijote.

35
Utilizamos este neologismo siguiendo los pasos de Jean Vilar, 1978.
36
«Haga nombre del mal nombre, quien desea que se le caiga presto; porque con cuanta mayor violencia
lo pretendiere desechar, tanto más arraiga y se fortalece, de tal manera, que se queda hasta la quinta
generación, y entonces los que suceden hacen blasón de aquello mismo que sus padres tuvieron por afrenta.
Esto propio le sucedió a este mi pobre libro, que habiéndolo intitulado Atalaya de la vida humana, dieron en
llamarle Picaro y no se conoce ya por otro nombre» (Alemán, Guzmán de Alfarache, II, p. 115).

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—Es tan bueno —respondió Ginés—, que mal año para Lazarillo de Tormes y para todos
cuantos de aquel género se han escrito o escribieren. Lo que sé decir a voacé es que trata
verdades y que son verdades tan lindas y tan donosas que no pueden haber mentiras que se le
igualen (p. 2 4 3 ) .

C o n su declaración sobre la excelencia de su libro, Ginés pretende d o m i n a r la


totalidad de un género discursivo que empieza c o n el librito a n ó n i m o de 1 5 5 4 . Se ha
3 7
debatido sobre la mención de esta o b r a y, al p a r e c e r , la perspectiva a d o p t a d a p o r
Cervantes, a través de su personaje, consiste en citar explícitamente el texto fundador de
dicho género y en callar el éxito reciente del Guztnán, lo que, c o m o señala Riley, no es
38
señal de una m e r a indiferencia . El término central de esta réplica de Ginés es la
palabra «género» que remite tanto al Lazarillo c o m o a todas las obras aludidas, escritas
o por escribir.
F r u t o de un saber doble —el del lector Ginés, el del escritor de la Vida de Ginés de
Pasamonte—, la identificación y referencia a un género constituye una profesión de fe
p o r p a r t e del galeote: existe una adecuación y afinidad profunda entre su experiencia
vital y una forma de escritura que ya a c a b a de adquirir su público, en ese m o m e n t o en
39
que, c o m o han estudiado tanto Francisco M á r q u e z Villanueva c o m o Anne Cayuela , la
reedición del Lazarillo y del Guzmán de Alfarache favorece la creación de un público.
Afirma Francisco Márquez Villanueva:

En un inigualado golpe maestro, Mateo Alemán ha creado no sólo una gran obra, sino
también un «gran» público que devora los ejemplares y no puede esperar, ansioso, la aparición
de su Segunda parte. La genialidad del sevillano ha husmeado el fenómeno de unas masas
1
literariamente huérfanas* .

En este sentido, habría que entender el término de «género» c o m o una especie o un


tipo de discurso ficticio —del cual nos p r o p o r c i o n a el g a l e o t e las principales
c a r a c t e r í s t i c a s — y, también, c o m o un verdadero fenómeno editorial que engendró un
público nuevo y a m p l i o . C o m o a p u n t a b a E d w a r d Riley, se puede a f i r m a r que el
41
contragénero picaresco ya tiene sus lectores . ¿Responde la obra de Ginés en el detalle a
dicho género nuevo? ¿En qué medida la poética de Ginés se puede relacionar c o n el
Guzmán y a c l a r a r n o s , de cierto m o d o , sobre el e n c u e n t r o de don Quijote c o n el
fenómeno picaresco? V a y a m o s p o r partes.

De lo vivido a lo contado: una escritura de la vida


El primer aspecto relevante de su obra tal y c o m o la esboza Ginés estriba en una
relación de continuidad entre lo vivido y lo c o n t a d o . Para Ginés de Pasamonte, el único
a c t o importante frente a su obra es la «decisión» (según el término a c e r t a d o de Claudio

Bataillon, 1 9 7 3 , pp. 2 2 7 - 2 2 9 .
Riley, 2 0 0 1 , p. 6 0 .
Cayuela, 1 9 9 6 , pp. 115-117.
Márquez Villanueva, 1 9 9 0 , p. 5 5 0 .
Riley, 1 9 8 8 . Volvió a escribir sobre esta misma cuestión en otra ocasión: Riley, 2 0 0 1 .

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CERVANTES Y LA SOMBRA DE GUZMÁN

42
Guillen) de escribirla y de vincularla c o n un « g é n e r o » . A esta decisión responde una
cronología muy precisa en dos tiempos: lo que podríamos llamar «una primera p a r t e » ,
ya escrita y empeñada «en la cárcel en docientos reales» (p. 2 4 3 ) , y una «segunda p a r t e »
que el galeote p r o y e c t a escribir « a p r o v e c h á n d o s e —escribiría M a t e o A l e m á n — del
[tiempo] ocioso de la galera» (I, p. 1 1 3 ) . De m o d o que La vida de Cines de Pasamonte
43
sería una o b r a de gran v o l u m e n , extensa, en dos partes: su a u t o r c o n o c e y domina los
distintos acontecimientos que ha podido vivir y en esta suma de recuerdos y h a z a ñ a s ,
selecciona los m á s significativos y gustosos, c o m o precisará el n a r r a d o r a propósito de
Ginés c u a n d o revele al lector su identidad en el capítulo 2 7 de la Segunda parte:

Este Ginés, pues, temeroso de no ser hallado de la justicia, que le buscaba para castigarle de
sus infinitas bellaquerías y delitos, que fueron tantos y tales, que él mismo compuso un gran
volumen contándolos, determinó pasarse al reino de Aragón y cubrirse el ojo izquierdo,
acomodándose al oficio de titerero, que esto y el jugar de manos lo sabía hacer por estremo
(pp. 855-856).

«Él m i s m o c o m p u s o un g r a n v o l u m e n » , frase del n a r r a d o r c e r v a n t i n o , frente a la


formula alemaniana «[é]l mismo escribe su vida desde las galeras [...]»: he aquí uno más
44
entre los careos textuales que ya había podido avanzar Américo C a s t r o .
Pero lo más interesante, a nuestro m o d o de ver, es la reafirmación de esta escritura
natural, inmediata, que constituye una especie de realismo que llega a ser p a r a Ginés un
auténtico m o t i v o de orgullo. L a vida — c o n sus a n d a n z a s , sus e r r o r e s , sus l o g r o s —
forma la materia directa y bruta de la autobiografía, y no desprovista de interés será la
posibilidad de una lectura de la transcripción ginesiana del encuentro c o n don Quijote.
L a a r r o g a n c i a o, p o r lo menos, la confianza en sí m i s m o que muestra Ginés se puede
entender c o m o la conciencia de una superioridad de lo vivido c o m o substrato de una
escritura. D i c h a perspectiva se a c e r c a r í a de m a n e r a c o n v i n c e n t e al principio de la
verosimilitud del Guzmán: la e x p e r i e n c i a v i v i d a , s i n t e t i z a d a p o r el « c l a r o
entendimiento» (o, en términos de Ginés, p o r el «buen ingenio»), a c a b a c o n t a d a en una
o b r a a u t ó n o m a que tiene una unidad de perspectiva. Este a s p e c t o « n a t u r a l » , que
p r o m u e v e una visión del r e l a t o c o m o c o n s e c u e n c i a n a t u r a l — y a que en p r i m e r a
p e r s o n a — de los a c o n t e c i m i e n t o s vividos, es la autojustificación fundamental del
p r o y e c t o de Ginés y constituye en sí un f a c t o r de realismo. C o m o a p u n t a F r a n c i s c o
M á r q u e z Villanueva, Cervantes quiso d a r un lugar a este nuevo uso del yo y de la
unidad de conciencia que lo sostiene a través de la figura de Ginés:

Es muy lógico que el Quijote no dejara de discurrir por alguna vía sutil acerca de unas
circunstancias literarias tan ligadas a su propio nacimiento. Nadie ha tenido dificultad en

4 2
«Volviendo a nuestro tema, no entendemos del todo bien qué es lo que Ginés de Pasamonte quiere decir
cuando habla de un "género" basado en el Lazarillo. Pero sí sabemos que para él ese género es una evidencia
muy clara (y que él, con Cervantes, querría superarlo). Es mucho más neto el perfil de su decisión —la de que
existen unas obras con las cuales rivaliza— que el del grupo en cuestión [...]» (Guillen, 1 9 8 8 , p. 2 0 7 ) .
43
Y a Vicente Gaos había insistido en este aspecto de la supuesta obra de Ginés (Cervantes, Don Quijote
de la Mancha, ed. 1987b, p. 4 4 3 , nota 1 9 3 ) . En esta nota el editor ofrece una recensión exhaustiva de los tres
puntos que, según él, atestiguan de una referencia al Guzmán en el Quijote.
41
Castro, 2 0 0 2 , pp. 6 9 y 8 6 (entre otras referencias).

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identificar como tal el encuentro con Ginés de Pasamonte. Se da allí la primera caracterización
de la picaresca como género, y aunque la figura del galeote-escritor no puede recordar más de
cerca a Mateo Alemán y su obra, hay un claro empeño en no mencionarlos directamente. [...]
Es también un reconocimiento de cómo la literatura había cambiado para siempre al irrumpir
en ella aquel yo de Lazarillo de Tormes, que no era retórico ni convencional, sino un yo a
secas, hambriento y destinado a originar infinitas confusiones so pretexto de «realismo»
narrativo*.

Así, detrás del aspecto de embustero del personaje y de la comicidad interna a este
episodio, se transparenta la enorme potencia de la autobiografía ficticia presentida p o r
Cervantes. Esta fórmula p o é t i c a nos p a r e c e relacionarse sin la m e n o r duda c o n el
Lazarillo y, más aún, quizás, c o n el Guzmán; se inscribe además en un lugar propicio a
la escritura c o m ú n a las dos narraciones: la galera.

La galera como lugar de escritura


El vínculo t r a z a d o por Ginés entre su escritura y la galera nos parece inscribirse en
una relación lúdica c o n el Guzmán. C o m o se sabe, la figura del galeote-escritor va
individuándose y afirmándose a lo largo de los años 1 5 8 0 - 1 6 0 5 , c o m o si dicha figura
diera lugar a una estilización particularmente propicia a la escritura de una vida. P o r
otra parte, cabe recordar la importancia decisiva de la experiencia vital en las galeras de
Cervantes o la confrontación de Alemán c o n los galeotes de Almadén: se t r a t a , pues, de
una estilización c o n fuertes toques de realidad histórica y a veces íntima, sin querer, p o r
supuesto, reducir las obras consideradas a puros determinismos vitales, a condiciones
creadas p o r una existencia difícil.
El hecho es que, en a m b o s t e x t o s , el galeote considera a la galera c o m o un lugar
aislado en el cual puede escribir el discurso de su vida. N o s lo dice Ginés:

—Para servir a Dios y al rey, otra vez he estado cuatro años, y ya sé a qué sabe el bizcocho y el
corbacho —respondió Ginés—; y no me pesa mucho de ir a ellas, porque allí tendré lugar de
acabar mi libro, que me quedan muchas cosas que decir y en las galeras de España hay más
sosiego de aquel que sería menester, aunque no es menester mucho más para lo que tengo de
escribir, porque me lo sé de coro (p. 2 4 3 ) .

Esta estrecha conexión establecida — n o sin cierto h u m o r — entre galera y escritura,


¿debe entenderse c o m o una carga and-Alemán? L o cierto es que repetidas veces reafirma
G u z m á n que escribe su vida desde las galeras, f o r m a n d o parte dicha precisión de una
c o n s t r u c c i ó n realmente patética del t e x t o , c o n miras a granjear la comprensión y la
simpatía del lector para las andanzas, p o c o ejemplares, del galeote c r e a d o p o r Alemán.
M e n c i o n a Guzmán, por ejemplo, «los [trabajos] que agora padezco en esta galera» (I, p.
4 6
4 1 5 ) , e incluso aparece fugazmente en la obra un «curioso forzado» que lleva consigo
«cierto libro de m a n o que tenía e s c r i t o » (II, p. 3 0 8 ) . ¿Por qué referirse a t a n t o s

'"Márquez Villanueva, 1 9 9 5 , p. 2 5 0 .
* Se trata, en el Guzmán, de una precisión del protagonista que separa el tiempo pasado de la
recapacitación presente y escrita: «Cuando me pongo a considerar los tiempos que gocé y por mí pasaron, no
porque se me antoje ni tenga olvidados los trabajos, para que los que agora padezco en esta galera me
parezcan mayores o no tales; mas no hay duda que sus memorias estimo en mucho» (I, p. 4 1 5 ) .

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CERVANTES Y LA SOMBRA DE GUZMAN

escritores-galeotes? ¿ E n qué medida pueden a p a r e c e r c o m o n a r r a t o r e s diferentes,


dotados de poderes específicos?
Un artículo de J e a n C a n a v a g g i o nos invita a t o m a r la medida de esta progresiva
inscripción del galeote en las letras áureas, empezando p o r textos aún muy p r ó x i m o s al
referente histórico del «servicio de galeras» c o m o la obrita de M a t e o Brizuela, La vida
7
de galera* , y la epístola en prosa de Cristóbal de Chaves, la Relación de la cárcel de
Sevilla, en la cual un galeote se expresa en primera persona.
La segunda vida literaria de esta figura del galeote la constituye su aparición en las
obras de M a t e o Alemán y de Miguel de Cervantes. Este, por su parte, libera literalmente
— t a l o t r o don Quijote— al galeote de sus cadenas literarias c r e a n d o la figura de M a e s e
Pedro, lo que va a permitir

[...] à l'espace clos de la «vida de galera» de s'ouvrir enfin sur un imaginaire dont ni Brizuela,
ni Chaves [...] ne nous donnaient l'esquisse, et que Mateo Alemán, en dépit de l'annonce d'une
hypothétique Troisième Partie, refermait sur l'acte d'écriture par lequel le héros, devenu
narrateur, inaugure son récit rétrospectif. On s'explique ainsi qu'elle coïncide, pratiquement,
avec le moment où disparaît de la littérature ce galérien pourvu d'un discours dont l'historien
48
du Siècle d'or chercherait en vain la trace dans les archives .

L o que nos p e r m i t e identificar vínculos e n t r e e l e m e n t o s m u y distintos y


complementarios: entre la realidad histórica y la estilización literaria p o r una p a r t e ,
entre una primera estilización y la elaboración ya muy desarrollada que se da en las
obras de Alemán y Cervantes, elaboración cuyo intérprete es la figura de Ginés. Así, la
poética del galeote cervantino consiste en una escritura aparentemente a secas de su
experiencia vital más inmediata, la cual puede ser transcrita a borde de la nave de la
galera. Sin embargo, lejos de ser tan sencilla esta forma de escritura, vemos que, en las
réplicas siguientes del diálogo entre los dos personajes cervantinos, intervienen o t r o s
elementos no p o c o contradictorios y que remiten a los puntos m á s problemáticos de la
escritura autobiográfica o, mejor dicho, seudoautobiográfica: o sea, una reflexión sobre
el acabamiento (o el punto final) de la obra y el estatuto de la verdad.

¿Cómo se acaba una seudoautobiografía?


Quisiéramos m o s t r a r brevemente en que medida el t e x t o cervantino constituye una
impugnación, no desprovista de mala fe, de la «Declaración para el entendimiento deste
libro» que precede al t e x t o de la Primera parte del Guzmán, ya que, dejando el c a m p o
de las hipótesis, podemos afirmar que Cervantes leyó c o n especial interés y agudeza los
textos liminares del Guzmán. El t e x t o alemaniano nos brinda, desde sus primeras líneas,
algunas claves para entender la totalidad del relato de Guzmán. De m o d o paralelo, las
declaraciones de Ginés nos aclaran sobre su dominio de lo que le queda que contar:

Canavaggio, 1 9 8 3 , pp. 2 6 3 - 2 6 4 .
Canavaggio, 1 9 8 3 , p. 2 7 1 .

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— ¿ Y está acabado? —preguntó don Quijote.


—¿Cómo puede estar acabado —respondió—, si aún no está acabada mi vida? Lo que está
escrito es desde mi nacimiento hasta el punto que esta última vez me han echado en galera (p.
243).

Por supuesto, el c a m p o cronológico señalado p o r Ginés no corresponde a la Primera


parte del Guzmán; si quisiéramos a toda fuerza elaborar un paralelo c o n la vida del
p i c a r o de Alemán, nos e n c o n t r a r í a m o s frente al personaje c u a n d o emprende su viaje
49
hacia las galeras, o sea en el capítulo 8 del Libro tercero de la Segunda parte . A no ser
que consideremos que Cervantes se inspiró también del Guzmán apócrifo, publicado en
1 6 0 2 y que nos ofrece en realidad pocos elementos sobre el m u n d o de la galera; o a no
ser —hipótesis aún m e n o s p r o b a b l e — que haya c o n o c i d o algún m a n u s c r i t o de la
Segunda parte de Alemán antes de su publicación. Llegado a este punto de su trayectoria
vital, Ginés afirma c o n una especie de indignación — m á s o menos fingida— frente a la
ingenuidad de don Quijote: «me quedan m u c h a s cosas que decir» y añade muy p o c o
después: «no es menester m u c h o [tiempo] más para lo que yo tengo que escribir, porque
me lo sé de c o r o » (p. 2 4 3 ) .
Si, para resumir brevemente estas distintas noticias aparentemente contradictorias, le
queda al galeote m u c h o que escribir pero que ya sabe lo que tiene que relatar y que, p o r
o t r a p a r t e , afirma que su o b r a n o se ha a c a b a d o todavía, esto significa — y en eso
50
seguimos los pasos luminosos de R i l e y — que Ginés ya ha t r a z a d o una línea entre lo
que va a c o n t a r y lo que va a silenciar de su vida. Sabe perfectamente el galeote cuál va a
ser el término de sus andanzas y escrituras dignas de ser contadas. Por decirlo de manera
aún más sencilla: Ginés sabe c ó m o va a acabar su relato.
En esta anticipación sobre lo que se va a c o n t a r y sobre el punto límite del cuento,
entrevemos una semejanza sustancial y profunda c o n las reglas de la verosimilitud del
relato alemaniano, definidas en la «Declaración» inicial; allí, en efecto, Alemán ya nos
da un resumen preciso de cuál va a ser la trayectoria vital de su protagonista:

Para lo cual se presupone que Guzmán de Alfarache, nuestro picaro, habiendo sido muy buen
estudiante, latino, retórico y griego, como diremos en esta primera parte, después dando la
vuelta de Italia en España, pasó adelante con sus estudios, con ánimo de profesar el estado de
la religión; mas por volverse a los vicios los dejó, habiendo cursado algunos años en ellos (I, p.
113).

Sigue la precisión sobre el lugar de escritura de la novela pero, en ningún m o m e n t o ,


c o m o podemos c o m p r o b a r , se menciona la conversión del héroe que va a ser el elemento
decisivo del final de la o b r a ; el hecho trascendente es que ya viene indicada t o d a la

49
Alemán, Guzmán de Alfarache, II, pp. 489-495, o sea la transferencia de los prisioneros hacia el mar y
los episodios de la venta.
"Riley, 2001, pp. 61-64. Después de subrayar la frontera muy tenue que separa la autobiografía de la
ficción, afirma : «[...] la respuesta interrogativa de Ginés a la pregunta de don Quijote sobre si está acabado el
libro se ve plenamente justificada por la idea de que una vida no es contable de manera completa ni
significativa hasta llegar al punto en que se corta («the cut-off point»). [...] El autobiógrafo tiene forzosamente
que dejar su historia sin acabar. Pero tarde o temprano tiene que dejar de escribir. Ginés de Pasamonte se ve
obligado a aceptar la paradoja. ¿Qué más puede hacer?» (p. 64).

CRITICÓN. Núm. 101 (2007). Philippe RABATÉ. Cervantes y la sombra de Guzmán: reflexiones sobre la poética de Ginés de ...
CERVANTES Y LA SOMBRA DE GUZMÁN 51

t r a m a , c o m o si el lector tuviera que saber, p o r anticipación, la totalidad de la trayectoria


vital del héroe.
Así, nos p a r e c e que Ginés ya opera, c o m o autobiógrafo, selecciones y se vale de los
elementos de ficción que f o r m a n p a r t e de la escritura autobiográfica, si a c e p t a m o s la
tesis de J o s é M a r í a Pozuelo Y v a n c o s sobre dicho género discursivo, que considera c o m o
51
«fronterizo» por tener relaciones estrechas y, a veces, complementarias, c o n la ficción .
M á s allá de todos estos elementos que ya constituyen, mediante las preguntas de don
Quijote, una pequeña reflexión sobre la escritura a u t o b i o g r á f i c a , C e r v a n t e s se va a
interrogar también sobre el problema de la verdad de dicho relato.

El estatuto de la verdad

Ginés define su o b r a en una relación muy estrecha c o n la idea de « v e r d a d » ; a p a r t e


del aspecto tópico de dicha referencia, el galeote piensa sobre t o d o en la veracidad de la
experiencia: « L o que le sé decir a voacé es que trata verdades y que son verdades t a n
lindas y tan donosas que no pueden haber mentiras que se le igualen» (p. 2 4 3 ) . C o m o
apuntó Riley, dicho propósito ingenioso no resulta nada fácil de entender p e r o , p o r lo
menos, podría significar p a r a Ginés «que su historia verdadera ofrece una lectura m á s
52
gustosa y entretenida que la que puede deparar cualquier o b r a de ficción» . L a poética
inmediata de actos vividos — o que se presentan c o m o tales— ¿tiene m á s validez que la
invención? ¿Puede haber invención lograda c o n elementos verdaderos? L o que pasa es
que la indicación de Ginés es tan graciosa e incierta c o m o la p r á c t i c a de la idea de
verdad según la estética de aquella época: la verdad de la o b r a residiría sobre t o d o en la
manera de formularla, de construir un lenguaje nuevo.
Así, Ginés consideraría su relato c o m o verdadero por el m e r o hecho de que pretende
serlo. Dicha declaración funciona entonces c o m o si tuviera un valor p e r f o r m a t i v o la
palabra del galeote. Sin e m b a r g o , ¿ c ó m o creer a este hombre, claramente designado p o r
los guardas c o m o un «bellaco»? ¿ Q u é valor puede tener la p a l a b r a de un rufián? Sin
conocerlo, don Quijote le va a pedir, m á s t a r d e , que le dé la explicación del episodio de
la cueva de Montesinos, y el caballero andante padecerá también una ilusión realista — o
de r e a l i d a d — frente al retablo de la liberación de Melisendra. E n estos tres sucesivos
c a s o s , la r e l a c i ó n a la v e r d a d se f o r m u l a y discute en p r e s e n c i a de Ginés, o r a
descubierto, o r a encubierto.
L a reflexión cervantina sobre la frontera entre verdad y verosimilitud se cruza c o n la
v o l u n t a d de A l e m á n de legitimar la p a l a b r a de su g a l e o t e - e s c r i t o r m e d i a n t e la

51
Precisa en efecto, al principio de la primera parte (teórica) de su estudio: «Son las de la autobiografía y
la ficción relaciones difíciles como lo son todas las fronterizas, puesto que la autobiografía ha sido defendida
—de ahí su lugar de frontera— como género no ficcional por algunos autores, en tanto que para otros es uno
de los lugares en que se derime la necesaria e intrínseca ficcionalización de toda escritura narrativa» (Pozuelo
Yvancos, 2 0 0 6 , p. 17).
52
Riley, 2 0 0 1 , p. 5 9 . Resulta esclarecedora la página de la Relación de la Cárcel de Sevilla de Cristóbal de
Chaves aducida por el crítico: «[...] y porque mi intención, desde que comencé este discurso, ha sido escribir y
poner las cosas más extraordinarias que pasan y resultan de la cárcel, pondré algunas que den gusto al lector,
para que con golosina dellas no sienta mucha melancolía y pesadumbre que la haya causado lo que habrá
leído en materia y discurso tan humilde como este [...], defenderme he con que a lo menos escribiré la verdad y
el lenguaje propio que pasa en este infierno o cárcel, donde concurre a él gente de tan extrañas costumbres»
[ibid., p. 5 9 , nota 17).

CRITICÓN. Núm. 101 (2007). Philippe RABATÉ. Cervantes y la sombra de Guzmán: reflexiones sobre la poética de Ginés de ...
P H I L I P P E R A B A T É Criticón, 101, 2007

i n v o c a c i ó n de una verdad que podría a b a r c a r el c a m p o de la experiencia y « h a c e r


atriaca» de los pecados y maldades del mundo: «Créeme que te digo verdad y verdades»
(II, p. 1 8 5 ) o, en o t r o m o m e n t o : «[q]ue, c o m o verdaderamente son verdades las que
trato» (II, p. 377).
El estatuto de la verdad es el aspecto más interesante de la formulación p o r Ginés de
la singularidad de su escrito: se trata de una verdad de palabra y de convicción, amén de
ser una verdad hija de la experiencia. E s t o tipo de formulación a n d a b a muy difundido
en la p r o s a picaresca, c o m o c u a n d o la p i c a r a Justina, p o r ejemplo, afirmaba desde el
principio de su relato, su verdad intrínseca:

Más entended que no pretendo, como otros historiadores, manchar el papel con borrones de
mentiras, para, por este camino, cubrir las manchas de mi linaje y persona. Antes, pienso
pintarme tal cual soy, que tan bien se vende una pintura fea, si es con arte, como una muy
hermosa y bella

C o m o lectores, nos enfrentamos sin duda a t o d a una serie de juegos sobre verdad y
mentira; sin e m b a r g o , el problema ya queda formulado y planteado. E n este sentido,
Ginés — m e t a m o r f o s e a d o en M a e s e P e d r o — , p o r m u y bellaco y p i c a r o que sea,
c o m p a r t e c o n don Quijote un gusto p r o n u n c i a d o por c u e s t i o n a r la historia y las
54
modalidades de la fábula . En este aspecto, se puede ver su profunda integración en el
universo cervantino: vector de ideas ajenas a la problemática de la escritura cervantina,
Ginés no deja de ser una criatura de su inventor que p o d r á , desde entonces, ofrecernos
algunos episodios ingeniosos y cómicos de su vida de forma biográfica.
U n a escritura de la experiencia, la galera c o m o lugar de r e d a c c i ó n , los poderes y
límites de la seudoautobiografía y, p o r fin, una nueva inscripción del c o n c e p t o de
verdad: éstos son los principales aspectos que permiten suponer una relación bastante
estrecha entre la poética de Ginés y la invención del Guzmán de Alfarache. Presencia
profunda de Alemán a pesar del silencio aparente de Cervantes. Así, más allá del aspecto
c ó m i c o , los distintos elementos que hemos podido reunir nos conducen a afirmar sin
reserva la existencia de una lectura cervantina de la Primera parte del Guzmán y, quizá,
de la Segunda p a r t e apócrifa, lo que va confirmando la singularidad y novedad de la
« p o é t i c a historia» — r e d u c i é n d o l a a un esquema escueto, « c o r t a n d o el hilo» de la
55
atalaya .

s
López de Úbeda, La picara Justina, p. 402.
54
Se podrían multiplicar los ejemplos de dichas intervenciones comunes de don Quijote y Ginés durante el
retablo de la liberación de Melisendra:
—Niño, niño —dijo con alta voz a esta sazón don Quijote—, seguid vuestra historia línea recta y no os
metáis en las curvas o transversales, que para sacar una verdad en limpio menester son muchas pruebas y
repruebas.
También dijo maese Pedro desde dentro:
—Muchacho, no te metas en dibujos, sino haz lo que ese señor te manda, que será lo más acertado: sigue
tu canto llano y no te metas en contrapuntos, que se suelen quebrar de sotiles (p. 8 4 8 ) .
55
Dicha metáfora proviene de la pluma de Alemán (II, p. 22) para calificar la empresa de Mateo Lujan de
Sayavedra.

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CERVANTES Y LA SOMBRA DE GUZMAN

Q u i s i e r a , a m o d o de c o n c l u s i ó n , e v o c a r dos p e r s p e c t i v a s que me p a r e c e n
desprenderse del trabajo puntual y limitado que a c a b o de presentar.
Ante t o d o , en esta investigación, c o m o escribiría Alemán, «[n]o es todo de mi aljaba»
(I, p. 1 1 1 ) , sino que p r o c u r é sistematizar aportaciones diversas alrededor de la fugaz
elaboración p o r Cervantes de un escritor-galeote. M e parecía imprescindible revisitar
este episodio p a r a relacionarlo c o n o t r o s puntos de c o n t a c t o entre las dos o b r a s . Y
espero que estas páginas sirvan p a r a confirmar la idea de una comprensión —sin duda
parcial y l a c u n a r i a — por Cervantes de la poética alemaniana de la Primera parte del
Guztnán. Y a señaló E d m o n d Cros las dos lecciones que se pueden sacar del episodio de
Ginés p a r a c o m p r e n d e r el nacimiento de un nuevo género que él llama «novela»: la
elección de un m a r c o a u t o b i o g r á f i c o y la búsqueda de una verosimilitud que dé
56
coherencia a la o b r a . De hecho, y a pesar de sus diferencias notables, las dos o b r a s de
Alemán y Cervantes participarían de la misma voluntad de incitarnos a una lectura
reflexiva y distanciada:

Don Quichotte et Guzmán, qui nous disent se contempler eux-mêmes comme nous-mêmes
nous les contemplons, sont, à chaque lecture, des lecteurs qui nous accompagnent dans une
57
sorte de présent idéal .

Este primer punto de c o n t a c t o entre las dos maneras de «novelar» representado p o r


la discusión de don Quijote con Ginés debería — y es un límite del presente t r a b a j o — ser
c o m p l e t a d o p o r un análisis de la interlocución. El episodio cervantino nos ofrece en
efecto un diálogo doble y de naturaleza distinta: el intercambio entre don Quijote y
Ginés por una parte, y, p o r otra parte, las interrupciones del comisario y las respuestas
de Ginés. Este segundo tipo de intervenciones tiene algo en c o m ú n c o n la interlocución
del Coloquio de los perros, novela ejemplar basada también en un diálogo — e n parte
f o r m a l — c o n el t e x t o a l e m a n i a n o . C o m o ya escribía M o n i q u e J o l y a p r o p ó s i t o del
estudio de Claudio Guillen, el encuentro c o n Ginés debe ser relacionado c o n la escritura
5
de ciertas Novelas ejemplares *. P o d r í a m o s entonces estudiar, p a r a c o m p l e t a r dicho
a c e r c a m i e n t o , la e s t r u c t u r a interlocutiva del Coloquio que, c o n el p e r s o n a j e de
Berganza, nos pone en presencia de un «Guzmán de c u a t r o p a t a s » c o m o lo n o m b r ó c o n
59
mucha agudeza Carlos Blanco Aguinaga .
Dicho enfrentamiento entre las dos obras, incluso en una micro-lectura c o m o la que
hemos p r o p u e s t o , nos permite entrever también el modus operandi t a n peculiar de

56
«Or [la] conversion fait de Guzmán de Alfarache une narration parfaitement close. Il est inutile de
souligner ici qu'un récit autobiographique est condamné à rester inachevé ; le protagoniste, toujours
disponible, est assuré de pouvoir sans cesse renaître dans d'éventuelles suites, apocryphes ou non, à moins que,
puisqu'il ne peut mourir, il ne soit plus égal à lui-même. Le Livre du Gueux, qui résout cette impossibilité en
évoquant la mort du vieil homme, peut être considéré comme le type même de l'autobiographie parfaite, c'est-
à-dire menée jusqu'à son terme» (Cros, 1 9 6 7 , pp. 4 2 4 - 4 2 5 ) . Sobre la conversión de Guzmán y sus tres niveles,
vers el artículo fundamental de Cavillac, 1 9 9 3 .
5 7
Cros, 1 9 6 7 , p. 4 2 5 .
58
«No deja de tener interés que el trabajo pionero realizado en esta dirección por Claudio Guillen, en el
bien conocido y hoy clásico ensayo que ha dedicado al intercambio de réplicas que sobre la vida
supuestamente escrita por Ginés de Pasamonte sostienen éste y don Quijote, no se apoye en el texto de las
Novelas» (Joly, 1 9 9 9 , p. 2 6 9 ) .
59
Blanco Aguinaga, 1 9 5 7 , p. 3 3 3 .

CRITICÓN. Núm. 101 (2007). Philippe RABATÉ. Cervantes y la sombra de Guzmán: reflexiones sobre la poética de Ginés de ...
54 PHILIPPE RABATÉ Criticón, 1 0 1 , 2 0 0 7

Cervantes y su clarividencia genérica. ¿Consistiría uno de los logros del Quijote en su


aptitud a mezclar géneros, c o m o piensa E d w a r d Riley? Según el a u t o r de La teoría de la
novela en Cervantes, el Quijote asegura, p o r vez p r i m e r a , el encuentro entre formas
idealista (romance) y realista, lo que genera este comentario a propósito del encuentro
entre don Quijote y el ventero: «Fue el encuentro del caballero aspirante c o n el picaro
jubilado. Gracias a la parodia, podían encararse en este tercer tipo de ficción, tal vez el
60
único que fuese capaz de contenerlos a los d o s » . El género picaresco, escritura proteica
y cambiante, c o n o c e r á así inscripciones y reapropriaciones múltiples dentro de la prosa
áurea: el episodio de los galeotes nos parece abrir graciosamente el c a m i n o de esta
consagración ambigua.

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Resumen. Este trabajo pretende reanudar con una tradición crítica que procura identificar en el discurso de
Ginés de Pasamonte (Quijote, I, 22) la presencia del Guzmán de Alfarache. Muy lejos de resignarnos a la idea
de una incompatibilidad esencial entre las dos escrituras, intentamos estudiar en primer lugar el parecido en la
construcción de los dos personajes antes de centrarnos más precisamente en un análisis detallado de la poética
enunciada por Ginés a través de cuatro rasgos esenciales: una conexión directa entre la experiencia vital y el
cuento, la galera como lugar de escritura, el acabamiento de la autobiografía del galeote cervantino y el
delicado estatuto de la verdad. Así, al leer estas páginas del Quijote, más allá de una mera oposición entre las
dos obras y las dos concepciones del cuento, descubrimos una integración muy sutil y personal del género
picaresco y, más peculiarmente, del Guzmán en el universo cervantino.

Résumé. Le présent travail prétend renouer avec une tradition critique qui s'efforce d'identifier dans le
discours de Ginés de Pasamonte (Quijote, I, 2 2 ) la présence du Guzmán de Alfarache. Loin de nous résigner à
l'idée d'une incompatibilité essentielle entre les deux écritures, nous tentons d'étudier tout d'abord les
similitudes dans la genèse des deux personnages avant de nous concentrer plus précisément sur la poétique
énoncée par Ginés à travers quatre traits essentiels: une connexion directe entre l'expérience vitale et le conte,
la galère comme lieu d'écriture, l'achèvement de l'autobiographie du galérien cervantin et le délicat statut de la
vérité. Ainsi, en lisant ces pages du Quichotte, par delà la simple opposition entre les deux œuvres et les deux
conceptions du conte, nous découvrons une intégration fort subtile et personnelle du genre picaresque et, plus
particulièrement, du Guzmán dans l'univers cervantin.

Summary. This work intends to reestablish links with a critical tradition which tries to identify in Ginés de
Pasamonte's discourse (Quijote, I, 22) the presence of the Guzmán de Alfarache. Far from resigning ourselves
to the idea of an incompatibility between these two types of writing, we will study first the similarity that links
the two characters' construction, and then focus more precisely on an analysis of the poetics that Ginés
enunciates through four fundamental features: a direct connexion between life experience and narration, the
galley as a place of writing, the winding up of the galley slave's autobiography invented by Cervantes and the
complex status of truth. Thus, while reading these pages of the Quijote, beyond the simple opposition between
the two masterpieces and their own conceptions of narration, we find out that the picaresque world, and more
precisely, the world of the Guzmán, takes part in Cervantes' universe in a subtle and personal way.

Palabras clave. ALEMÁN, Mateo. Autobiografía. CERVANTES, Miguel de. Novela picaresca. PASAMONTE, Ginés
de. Personaje. Poética.

CRITICÓN. Núm. 101 (2007). Philippe RABATÉ. Cervantes y la sombra de Guzmán: reflexiones sobre la poética de Ginés de ...

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