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La histórica resistencia indígena que ha

puesto en jaque al poder en Ecuador


Texto por: Andrea Rincón
Tomado de: https://www.france24.com/es/20191014-crisis-indigenas-ecuador-lenin-
moreno.

El movimiento indígena dejó de ser un referente cultural para convertirse en una poderosa
fuerza política que en menos de una década auspició la caída de tres presidentes y lideró
unas protestas que propinaron un duro revés político a Moreno.

Transformada en una zona de guerra, Quito se convirtió en el punto de ebullición del


descontento social en Ecuador. Por diez días el movimiento indígena se convirtió en la
principal fuerza política en las calles y logró hacer reversar al presidente Lenín Moreno al
derogar la más controvertida política del ‘paquetazo económico’: la polémica política de
retiro del subsidio a los combustibles.

“El gobierno le tiene terror a las protestas”, explicó la socióloga Carol Murillo en diálogo
con France 24. Enfrentar las movilizaciones con mano dura llevó a Moreno a un
endurecimiento de la posición de estos grupos y a episodios de represiva violencia que
derivó en la muerte de siete personas, incluido un líder indígena y dejó 1.340 heridos y
1.152 detenidos, según la Defensoría del Pueblo.

Las poderosas marchas que lideraron los indígenas, que durante más de una semana
abandonaron sus provincias y llegaron hasta la capital ecuatoriana para presionar al
gobierno, tienen en el pasado, una historia de poderosa lucha que, en alianza con militares y
otros sectores civiles, logró derrocar a tres presidentes y este 13 de octubre le propinó una
dura derrota política al presidente que suscribió un crédito con el Fondo Monetario
Internacional.

La eliminación de los subsidios a los combustibles golpeó a los sectores más humildes del
país, que vieron subir en un 123% las tarifas de los combustibles y los bienes que dependen
de ellos para transportarse. Entre ellos a los cerca de 1.4 millones de indígenas que se
encuentran en la pobreza y representan algo más del 8% de la población del país, según
datos de junio del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos.

Desde hace décadas, los indígenas dejaron de ser postales de tradición y marginación para
convertirse en actores que cambiaron el curso del país y en esta ocasión ratificaron su
influencia como uno de los actores políticos de mayor influencia en la escena pública de
Ecuador.

El movimiento indígena: una fuerza de choque que derrocó a tres presidentes


Para entender la poderosa influencia del movimiento basta revisar la historia reciente de
Ecuador. En diciembre de 1996, el gobierno del presidente Abdalá Bucaram anunció lo que
se conocería como el ‘paquetazo de año nuevo’, que incluía iniciativas económicas como el
congelamiento del salario mínimo y el aumento del precio de los pasajes.

A principios del año siguiente, la insatisfacción de una buena parte de la sociedad estalló.
Varios sectores se lanzaron a las calles a protestar. Sindicatos, estudiantes, y el movimiento
indígena encabezado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador
(CONAIE), se abrieron paso en las principales calles de la capital para sentar su voz de
protesta.

Y su efecto no tardó en hacerse sentir. En febrero de 1997, con las movilizaciones en su


punto máximo de ebullición, el Congreso Nacional destituyó al presidente. Tres años
después, el 21 de enero del 2000, militares de rango medio en alianza con varios grupos
indígenas terminaron con el gobierno de Jamil Mahuad. El mandatario había emprendido
drásticas medidas económicas como el aumento de las tarifas de los combustibles y la más
radical de todas: la dolarización de la economía. Así, el sucre, la moneda ecuatoriana, vio
su fin.

La CONAI, que ya había tomado fuerza en las movilizaciones que derrocaron a Bucaram y
que hoy llevó a Moreno a retroceder en un punto cumbre de sus reformas, impulsó una
masiva marcha que terminó en el Congreso Nacional y el Palacio de Carondelet, sede de
gobierno. Allí mismo, los militares le retiraron su apoyo a Mahuad, y al verse acorralado, el
presidente terminó abandonado el palacio y el cargo.

Una vez más, los indígenas, de la mano de los militares, asestaban otro triunfo. “A pesar de
que los presidentes abandonaron el poder, las medidas económicas igual se
implementaron”, explico Murillo, que señaló que, aunque el objetivo de reversar las
iniciativas no se logró, el efecto político de los indígenas crecía cada vez. La profesora
explicó que, para entonces a diferencia de ahora, los militares eran mucho más cercanos al
pueblo. Sin ellos, tumbar a los presidentes de turno habría sido prácticamente imposible.

Para entonces, el Pachakutik, movimiento político que se fundó en 1995 para representar
los intereses del CONAIE, empezaba a asentarse con más fuerza en la escena pública.Un
lustro después, en 2005, otra masiva movilización en la que tomó parte el movimiento
indígena y a la que como en esta ocasión, se sumaron más sectores civiles, conocida como
“rebelión de los forajidos”, terminó con la salida del entonces mandatario, Lucio Gutiérrez,
a quienes los mismos grupos indígenas le allanaron el camino para su ascenso.

“Gutierrez traicionó a los grupos indígenas”, aseguró Murillo, explicando que el entonces
presidente traicionó la agenda con la que fue elegido para formar un gobierno, que fue
perseguido por acusaciones de nepotismo y corrupción. El 13 de abril al 20 de abril de
2005,en la capital ecuatoriana, las fuerzas militares “siguiendo el mandato del pueblo”, le
quitaron el respaldo y en una tarde lluviosa en Quito, Gutiérrez abandonó el edificio del
gobierno en un helicóptero.

La resistencia y el colectivo, la base del éxito del movimiento indígena


A pesar de que estos tres gobiernos cayeron en circunstancias diversas, el terreno en común
fue el relevante protagonismo que tuvieron los grupos indígenas al reunir todo el
descontento social y traducirlo en potentes movilizaciones que llevaron a su salida.

Y a pesar de que el “movimiento indígena dejó de movilizarse en las proporciones que


hemos estado acostumbrados”, dijo Murillo, “no están permeados de la forma capitalista,
individualsita de pensar, por eso protestaron de la forma en que protestaron”, explicó la
académica. Ese ha sido uno de los focos de éxito de este movimiento. Murillo argumenta
que, para ellos, la protesta se entiende movilizándose en conjunto, cohesionados,
asumiendo el problema como si fuera de todos.

Allí radica su fuerza y su simbolismo. Murillo contaba que, en el marco de estas represivas
protestas a las que Moreno respondió con puño de hierro, el movimiento indígena despertó
una suerte de inspiración para continuar de pie en medio de los gases lacrimógenos y la
violencia. Las personas, decía ella, se les acercaban a las universidades o las carpas
improvisadas donde pasaban la noche, para llevarles medicinas y productos básicos. Y
aunque retuvieron policias, intentaron desmarcarse de los actos de vandalismo dentro de las
protestas.

Cuando el sector del transporte, que dio la primera puntada al gobierno de Moreno después
del anuncio del ‘paquetazo’, pasó a un segundo plano, los indígenas asumieron el liderazgo
de las movilizaciones y trazaron la misma estrategia que antaño utilizaron: desplazarse
desde sus provincias hasta la capital para presionar al presidente. Resistiendo a fuerza de
tradición y respeto por lo colectivo. Después de todo, la resistencia es su forma de lucha, es
el legado que recibieron de sus antepasados y lo que los mantuvo en pie de lucha en los días
más críticos de la aguda crisis política. "No vamos a parar hasta que alcancemos nuestra
meta. Hasta que alcancemos nuestra meta. Y nuestra meta es la derogación inmediata del
decreto 883. Pero ahora estamos siendo reprimidos”, dijo hace unos días el presidente de
CONAIE, Luis Vargas, revalidando su ancestral postura.

“Su forma distinta de organizarse nos recuerda siempre de dónde venimos, tienen un
simbolismo inmenso, están cargados de humildad y es que ellos desde 1990 empezaron a
organizarse como una fuerza política, quería participar de los parlamentos, llevaban mucho
tiempo siendo una postal de pobreza, querían ser sujetos políticos y no solo referentes
culturales”, explicó Murillo.

La diferencia en esta ocasión fue que los militares se mantuvieron del lado de Moreno y
reprimieron con fuerza a los manifestantes. El presidente se refugió en la fuerza pública
para asentarse en tierra firme ante la turbulencia política que interrumpió la relativa calma
con la que inició su gobierno.

Indígenas: la población más pobre, pero una de las más determinantes

Históricamente, explicó Murillo, a los ecuatorianos les ha dado un muy mal sabor que el
FMI se entrometa en la economía, porque sienten que regresan al pasado. Los gobiernos
que emprendieron fuertes cambios en la economía fueron castigados por la protesta social,
dijo la académica.
Los cerca de 1, 4 millones de indígenas que representan poco más del 8% de la población
según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos del país, viven en condiciones de
marginación y pobreza, pero su historia de 500 años de resistencia, como explicaba murillo,
que viene de la tradición de tenacidad desde el descubrimiento todavía permanece en ellos.

La académica explica que para una parte de la sociedad genera animadversión y en otra
empatía, pero que en este complejo episodio político que atravesó Ecuador, se dio un
fenómeno “que nos ha sorprendido a los analistas y es la aparición de una nueva generación
de dirigencia indígena, mucho más horizontal” y no jerarquizada como se dio a finales de
siglo. Las divisiones y pujas internas que se dio en el movimiento a raíz del fracaso al
apoyo de Gutiérrez y la estigmatización que sufrieron en 2015 por el gobierno de Correa,
auparon una modalidad de apoyo menos personalista y más diversificada que tuvo un
efecto importante en estas movilizaciones.

Lenin ya midió el calibre del poder social, especialmente, de la autoridad indígena, y sabe
que no salió ileso de ella. No terminó como sus predecesores, pero el costo político de la
derogación del decreto 883 y de la paralización del país por estos últimos diez días, fue
demasiado alto, como para ignorarlas de nuevo. El destino que prevé Moreno para esta
convulsionada Ecuador quedará por verse, porque cierto es que los ecuatorianos podrían
padecer de todo, menos de amnesia.

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