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Ordenamiento territorial.

Un punto de partida indispensable para el estudio de la planificación del uso de la tierra


(O.T) como política pública y práctica socioespacial es la definición de su naturaleza. Se
trata de un elemento fundamental para un síndrome apropiado para la evaluación de las
acciones y decisiones tomadas en este campo, especialmente con el interés de aprovechar la
medida en que se pueden esperar cambios significativos en la forma de enfocar las prácticas
de planificación en los países de América Latina. En primer lugar, puede decirse que la
O.T. ha sido objeto de diferentes interpretaciones en todo el mundo y, al mismo tiempo, el
orden territorial resultante de las actividades económicas públicas y privadas y de las
políticas públicas sectoriales, como política pública destinada a cambiar este orden. En este
último caso, tiene un carácter técnico-político-administrativo, con cuya ayuda debe
configurar la organización del uso y la ocupación del suelo a largo plazo, según sus
posibilidades y limitaciones, las expectativas y deseos de la población y los objetivos de
desarrollo O.T. establece planes y estrategias a través de los cuales se llevan a cabo
acciones efectivas para acercarse a este modelo.

Hay cinco puntos centrales que definen la esencia de la planificación espacial como política
pública:

 Es una política pública.


 Se considera una política a largo plazo.
 Es un instrumento de planificación.
 Debe conciliar el proceso de desarrollo económico con la forma de actividad
territorial que pretende lograr.
 Su objetivo es mejorar el nivel de vida de la población.

El ordenamiento territorial como política de Estado coincide con el conjunto de la sociedad,


con todas las actividades económicas y con las actividades públicas y privadas. Como
política a largo plazo, se trata de establecer escenarios de uso y ocupación de la tierra que
deben alcanzarse en un determinado horizonte temporal. Como instrumento de
planificación, está sujeto a procedimientos de planificación técnica, política y
administrativa, que incluyen las actividades de diagnóstico y previsión de zonas, la
formulación de objetivos, la elaboración de directrices estratégicas y la definición de las
medidas que se han de aplicar.

Al conciliar el desarrollo económico con la forma de ocupación del territorio que se


pretende, se pretende lograr la cohesión entre las relaciones sociales de producción y la
articulación del territorio. Sabemos que cualquier forma de producción y articulación del
espacio. Sabemos que cada modo de producción como forma básica de sociedad
corresponde a un modelo de articulación espacial. La búsqueda de la mejora de las
condiciones de vida es el objetivo final de una política territorial, al menos cuando se
consagra en el reglamento que rige su actividad. Este objetivo significa que esta política
debe aplicarse en estrecha coordinación con la política de desarrollo socioeconómico, que
también busca este objetivo.

Puede decirse que la planificación territorial es un concepto que aún se está desarrollando y
que está sujeto a diversas interpretaciones, sin que exista una definición universal que
satisfaga a todos. Una de las referencias más frecuentes a su definición es que los enfoques
contenidos en la Carta Europea de Ordenación del Territorio son, sin embargo,
conceptualmente poco claros. Cuando la planificación espacial se lleva a cabo en una zona
geográfica específica con características complejas, en la que han existido y siguen
existiendo otros tipos de actividades, tanto públicas como privadas, se dan situaciones
diferentes, como las descritas anteriormente, lo que hace que su comprensión y aplicación
sean muy complejas.

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