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Rincón Juárez querido, mi pueblito adorado, rinconcito dónde nací, cuando de ti me encuentro

alejado, este canto entono por ti.

Cuando recuerdo tus mares, las olas escucho venir, desde el banco del cayuco, con la palanca sin
desistir, y con mis redes en el brazo, de ola en ola, mi futuro y mi porvenir.

Siento la grandeza y orgullo, por tus playas poder caminar, desde el mar muerto hasta el mar vivo,
recorremos sin parar, que generoso y bondadoso, es Dios; porque nos regaló el mar y no lo
olviden rinconjuareños que todos lo debemos cuidar.

Que alegres son las mañanas, cuando a la orilla del mar, llegan los señores, regresando de pescar,
que bonitas son tus mujeres, cómo sirenas del mar, al pendiente de sus labores y que rico saben
guisar.

La botanas de mariscos son un manjar, pero preparados en Rincón Juárez, si que te van a gustar.

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