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Desiderio Show:

Algunas cuestiones sobre Desiderio1


Por José Villa

1- Barrio trucho, Ediciones Trompa de Falopo, Buenos Aires, 1990.


Una de las cuestiones que Desiderio ha manejado a lo largo de su obra es ese
criterio de originalidad, esa manera, digamos, de escuchar su propia música,
de recabar sus propios datos y procesarlos. Una manera, por decirlo así, de
decodificar la geometría del entendimiento... Por eso, me parece, Barrio
trucho tiene toda esa geometría que es una mezcla de lo que se llamó estética
de la chatarra en alguno de los tantos momentos de barbarie que atravesó,
atraviesa y atravesará este país... Pero hoy esa estética, especie de
contribución antropológica a la geografía de la miseria y del hambre, se ha
vuelto, creo yo, un poco más aguda. Quiero decir, este viejo libro, que ya debe
tener como diez años, en su momento exhibió una notable libertad de lenguaje
que hoy se puede apreciar mucho mejor y que inevitablemente también denota
una especie de retórica... Esos, a mi entender, son los resultados en el tiempo,
que creo muy lógicos teniendo en cuenta que Desiderio trabaja con las
coordenadas del ambiente, con un proceso casi químico de las palabras, de
modo que procede a la deformación y a la desubicación: la época que describe
se vuelve muy ácida -casi hiperrealista, aunque no me gusta demasiado el
término-.
Pero, fundamentalmente, me refiero al tema del hambre. Fue Artaud el que
señaló la impugnación de una civilización que deja que un hombre pase
hambre: "A mi modo de ver, no es tan importante defender una cultura cuya
existencia jamás ha evitado que un hombre sintiera hambre, como extraer de
la así llamada cultura ideas con una perentoriedad idéntica a la del hambre":

los huesos
la boca
desplegarme en madres
perdidas
locas

tengo hambre.

1
Publicado en poesía.com, N° 14.
Es irrelevante que esa cultura exista o no, aunque sí es relevante, en cuanto a
su experiencia, la cuestión del hambre... El de Desiderio es arte religioso,
claro,

jesucristo tu posible pasado


jesucristo la corona oxidada
si
jesú fuma delante de sus padres
jesú cocinado con papas al cloroformo
jesú el de la crú

El Stalker de la película de Tarkosvski frente a la falta de creencias del


científico y el artista. Porque en Barrio trucho, más que en cualquier otro libro
de Desiderio, hay tensión fuerte entre la entidades blandas, como la ternura, y
entidades duras, la expresión que conduce claramente a la mezcla de imágenes
que agreden la imaginación del lector. Temblor.

2- La transgresión. Más o menos, hablamos del año 1991, la empresa de los


Noble decide olfatear qué hay de nuevo viejo. Mónica Sifrim realiza una
antología bastante buena a pesar del poco espacio de que dispone. Allí hay
varios de los buenos poetas. Pero no está Desiderio. Y no porque no lo hayan
convocado sino porque su texto ha sido censurado. Ese texto que habla de San
Cayetano levantándose la sotana como una bailarina no puede ser sostenido
por la censura de Clarín, con lo cual -vemos- imaginariamente o no la
literatura sigue teniendo algún tipo de poder. Prueba que hay una censura
bastante directa sobre ella, que la literatura de Desiderio resulte una especie de
provocación para el cotillón moral de la clase media. Y no sólo eso, también
sea una especie de estigma social en la susceptibilidad para ciertos escritores y
periodistas de esta clase, que no pueden de ninguna manera reproducir el
habla de la calle -y por ende, apropiarse de una parte importante de la poética
de Desiderio sea para satirizarlo o no- porque los bloquea el miedo y el
desprecio, y que nada saben de lo que significa el valor trascendente de un
texto -pongamos en su aspecto político- porque nada saben, en definitiva, de
lo que significa devolverle la palabra a la gente.

3- La influencia de Gelman. Un poeta que ha influido gravemente. El cantito


gelmaniano, el diminutivo que destruye la prosa, no hay retorno. El
sentimentalismo que destruye el trazo neutro. La comparación llana que toca
los pies del lector. Pero por supuesto, Desiderio tiró la tuerca del realismo
social y toda la metafísica que le inventó Gelman y empezó a girar en falso.

es triste la historia
de las arañas
que tejen abuelitas
como países
donde posarse

4- La Zanjita, Ediciones Trompa de Falopo, Buenos Aires, 1996. 


La realidad es una cuestión estrictamente musical. Diálogos, superposición de
imágenes, gags, relatos. ¿Qué hace Desiderio con el lenguaje? ¿A dónde va?
Esa especie de reproducción del habla no es remedo ni taquiagrafía. Más bien,
digo yo, se trata de una ejecución. El espiritualismo de la década del 40 y del
50 y hasta el cliché realista de la década del 60, qué hicieron? ¿A dónde
fueron? Grandes temas y elegías y convulsiones reales y surreales del alma.
No digo que eso esté mal, ni siquiera que hayan fracasado. No me importa
eso. Pero, en muchos momentos, se han perdido de vista en la poesía argentina
ciertos aspectos sonoros, quizá por una cuestión de repetición, de tópicos,
provenientes de la orilla y se ha profundizado mucho más la cuestión
subjetiva del poeta (Pellegrini, Molina, Orozco, Pizarnik, son sólo ejemplos)...
Desiderio se ubica en ese espacio demiúrgico, por decirlo así (Desiderio el
surrealista), que va en busca de la imaginación en fuga

Al fin la fiesta y arman una


nave y otra nave y fuman otra
nave más le cantan al azar a lo que puede
caer cantan al agua que sale de 
los huesos fríos que forma un discreto lago
un hermoso ojo de agua
que descarga
en una zanja.
y también en un eje compositivo fuerte
Meté la mano
sacá lo hueso de poyo
de la zanja
meté la mano
te cortaste lo dedo
por sacar la mitá
de lo cien peso
de la tierra
Sutiliza la expresión del hablante de los suburbios... Pero no es una cuestión
de esteticismo sino ritual, es el hablante del suburbio en estado de excitación.
En La Zanjita, Desiderio se desprende un poco de cierto patetismo y le da
mucho más lugar a la comedia. Es el gran aporte de este poema. La zanjita es
el poema más famoso de Desiderio hasta el momento, es El Oso de Desiderio.
Incluso algún crítico literario lo ha colocado en el centro del diálogo con los
textos escritos por las últimas camadas literarias. Digamos que esta situación
ha provocado algunos equívocos. El mismo crítico, Martín Prieto, hace
hincapié en el carácter irrepetible del poema , dejando en la sombra del texto,
sobre todo porque enuncia la sentencia pero no la explica, la idea de que el
poema, su calidad extraordinaria, es más bien fruto de una irrupción un tanto
casual. Me gustaría completar ese espacio que a Prieto no le interesó. Creo
entender que La zanjita debe ser leído como un ensamble musical e
inmediatamente en tanto proceso literario. Me refiero a lo siguiente: Juan
Desiderio es músico, y en ese carácter ha reconocido, como dirían los
clásicos, en la música un bien supremo: el del gozo y el conocimiento. Es el
manejo de las proporciones musicales lo que le ha permitido componer La
zanjita; no hay otro soporte teórico ni otra totalidad más que la arquitectura de
la realidad misma, por decirlo así. Pero también es necesario prestar atención
a un proceso más concretamente literario, en tanto que La zanjita está
planteado como respuesta a Barrio trucho y es la resultante, una salida de esa
lucha que le implicó zafar de la línea estética de su composición anterior. Esta
tarea le llevó un par de años. Ahí veo al escritor tratando, lo más
honestamente posible a veces, y haciéndose trampas en otras, de superar su
propia influencia. 
Por lo demás, cada parte del poema aparece como una viñeta -mecánica
disruptiva- que va sosteniendo una especie de alternancia temporal

III

-Bitácora de vuelo-
-no te hagás el espok
y corré más rápido
que nos matan
esto marciano de la 19
y te van a rodar
las orejas
hasta la zanja.
o bien
IV

-Uy, mirá a quién traen


-Uy, el pelahueso
Y todos los yiros
besaron al pelahueso.

Es el corte, y la suspensión que provoca, el principal procedimiento. Luego


viene, podríamos decir, una alucinógena canción del barrio (que ya está
realizada de un modo en Barrio trucho, se volverá en Argentina y tendrá su
versión terrorífica en El almacén). Es seductora la idea de trazar, de esta
manera, el vector canónico de una tradición, pero prefiero pensar en ella bajo
una proposición tal vez más audaz, entender la tradición como el punto que no
evoluciona porque es, diría Artaud, el más alto.
5- El almacén, inédito. 
Una idea siniestra. Podemos entenderlo así. También como una especie de
Teogonía -sentido pagano-, principio estelar. Varios mitos, el nacimiento de
Satanás, la creación del mundo, el pecado original, todo en un espacio
terrorífico, de total opresión. Es decir, son fuertes los ejes temáticos, pero
quizá la cuestión de la plegaria bíblica, la voz profética esté mejor desplegada
en otros poemas... En éste, lo que predomina es algo más bien conceptual, más
allá del aspecto teogónico de los relatos que concentra, y tiene que ver con la
legibilidad del poema... es un poema difuso, el lente de Desiderio desenfoca,
el mal no puede verse de otra manera para poder ser narrado, y más que el
mal, el principio de esa belleza: el terror.

El almacén listo
a recibir 
el cetro o el bautismo. 
Solange es la pasión
de todo lo hecho
y Gustavo la rodea.
Dan vida
a un bebé sintético,
lo sientan en el mostrador
donde esta el pan de centeno.
El príncipe no tiene dientes
y en las tinieblas
lo que conmueve es
carne.

6- Argentina, en revista 18 Whisky Nro 2-3, Buenos Aires, 1993, el mantra


ginsberiano, la ira judeocristiana.

¿Cuándo beberé de tu sangre


hasta hacerme fuerte?
¿Cuál de tus siete cabezas
me corresponde?
aliado
entre tus brazos negros
haciendo equilibrio
en una de tus pistas
volcando mi cabeza
en un baño de tren
ésta es mi carne
un mecanismo perfecto
pero tus brazos
ya no son los mismos
tus pulmones podrían
reventar
nena
las piernas las dejé
sobre la mesa
no sea que corras
hacia el mar.

Con estos magníficos y casi insondables versos comienza uno de los poemas
más importantes escritos en la década del 90 (en cuanto a la puesta en marcha
de un discurso político, a mi entender, el más importante). Casi todo el poema
es así, da vueltas alrededor de una Idea. Podríamos decir, incluso, que es de lo
más racionalista que ha escrito Desiderio, en este sentido: se trata del asedio
de un centro desde diferentes intentos, la permanente reescritura de una
potencia lírica puesta en un nombre: Argentina. Un poema escrito
deliberadamente para dar cuenta de un estado de cosas y que mezcla,
deliberadamente también, con violencia, la referencia psiquiátrica, la negra
fábula del sacrificio y el trabajo, y el tono de la parábola judeocristiana.

Soy profeta
no me agito
y estoy bien

Como módulo de la poesía política escrita durante los últimos años en la


literatura Argentina es... único, puesto que no deviene del lenguaje que trabajó
más bien sobre los estigmas sociales de la época, registro utilizado de manera
recurrente en la poesía con intención política social... Y por supuesto se
diferencia con claridad de los sentimientos socialistas ungidos en la década
del sesenta o esa lírica (Juan L. Ortiz) que entreveía una redención en la luz.
Desiderio también logra entrever algo, y así como Juan L. veía la redención en
la semejanza entre el deseo personal y la naturaleza y del hombre despojado
ante ella, Desiderio puede ver otra cadena de semejanzas que tiene que ver,
me parece, con la mutilación del amor.

7- Angeles parricidas, Ediciones del Diego, Buenos Aires, 1999. Desiderio


va hacia Rubén Darío. Sólo quiero citar, en este trabajo donde sólo he
nominado algunos puntos que me interesan, y que continuaré cuando gane una
beca, todo un bloque de los perlados versos de este libro. En varias partes de
este poemario Desiderio suelta la pluma, prolonga el verso, apuesta a un
destello semidecadente.

Velocidad en tus palabras que imprimen el aire.


Que frías las carnes de la despensa urbana
si vas por los pasillos, no olvides los ojos
porque los colores salpican las paredes del cielo

Pastillas mentales y el ron de la avaricia


la mente se busca entre los cabellos muertos
y la fibra en este dia, bendito sea este viaje
se hace estática en el alma y reposo en el cuerpo

Bailarina que miras por los agujeros de la raza


lo disperso no puede unirse en multitudes
porque el camino incierto es hoy una avenida de carteles
y el futuro no es mas que una ruina sin nombre.

Quermesse tibia y falsa como junio


Desde acá se ve una zona en la quimera
Nada por tus tierras que conmemore la ciencia
con la que se quebraron los animales de tu suerte.

Quedan para otra oportunidad los comentarios sobre las lecturas en vivo de
Desiderio, algunas de las letras de sus canciones, y un librito prosado que
enuncia ciertas especulaciones sobre las sensaciones y la inteligencia: Tos.

Este ensayo de José Villa fue publicado, en tres entregas, en


el suplemento cultural del diario El Cordillerano, de
Bariloche, dirigido por Mario Varela. 
http://www.elcordillerano.com.ar

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