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PROYECTO EDITORIAL
CLAVES DE LA LINGÜÍSTICA
PROYECTO EDITORIAL
PSICOLOGÍA. MANUALES PRÁCTICOS
Director:
Juan Carlos Moreno Cabrera
Directores:
Manuel Maceiras Fafián
Juan Manuel Navarro Cordón
Ramón Rodríguez García
Semántica
© EDITORIAL SÍNTESIS, S. A.
Vallehermoso, 34. 28015 Madrid
Teléfono 91 593 20 98
http://www.sintesis.com
ISBN: 978-84-995883-9-1
ISBN: 978-84-907755-6-1
Depósito Legal: M. 21.387-2014
Prólogo ................................................................................................................ 9
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Semántica
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Índice
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Semántica
8
Prólogo
9
Semántica
teóricas (véase el Real Decreto antes mencionado). En esta línea, este libro ofrece
indicaciones para profundizar en los temas que se deseen seleccionar y permite
plantear reflexiones propias sobre las discusiones teóricas claves en la Semántica.
De esta forma, el libro que presentamos puede acompañar a los estudiantes en sus
primeros pasos en el mundo de la investigación. No podemos tampoco olvidar
que la nueva estructura universitaria europea acentúa la necesidad de una forma-
ción continua de estudiantes y profesionales. En este sentido, es importante contar
con material docente que lleve a cabo esta tarea con la flexibilidad suficiente co-
mo para adaptarse a múltiples situaciones profesionales.
A pesar de que este libro lleve una única firma, son muchas las personas que
han contribuido, de un modo u otro, a su realización. En primer lugar, quisiera
reconocer las aportaciones de los alumnos que, durante ya muchos años, han
acudido a mis clases de Semántica. En segundo lugar, quisiera agradecer la labor
de los profesores que me han acompañado durante tantos años en el mundo uni-
versitario, desde que fui estudiante en la Universidad Complutense de Madrid
hasta mi puesto actual en la Universidad del País Vasco; profesores de mi Depar-
tamento, Lingüística y Estudios Vascos, y de mi Facultad, la Facultad de Letras,
pero también profesores procedentes de otras muchas especialidades (incluso no
relacionadas con las humanidades), facultades y universidades. Estoy seguro –y
deseo que así sea– que cada uno de ellos reconocerá mi agradecimiento en estas
líneas. Con todo, quisiera explícitamente mencionar a Javier Ormazábal, Urtzi
Etxeberria, Anamaria Falaus, Begoña Vicente y Agustín Vicente, compañeros de
investigación, por sus constantes observaciones en seminarios, conferencias y
grupos de lectura. Asimismo, quisiera agradecer a Juan Carlos Moreno Cabrera
la confianza que ha depositado en mí para llevar adelante esta tarea.
Hay, evidentemente, muchas más personas cuya presencia está implícita en esta
obra. No quisiera olvidar a los responsables de las bibliotecas universitarias y, en
particular a los de la Biblioteca Koldo Mitxelena de la Universidad del País Vasco
(UPV/EHU). También quisiera agradecer de forma muy especial a las muchas per-
sonas que se desviven en la gestión universitaria y que mantienen con vida las insti-
tuciones universitarias públicas. Finalmente, un reconocimiento importante va des-
tinado a las entidades públicas que apoyan el desarrollo de la investigación, en mi
caso, el Gobierno Vasco y la Universidad del País Vasco (UPV/EHU).
Quisiera asimismo agradecer la labor que la editorial Síntesis realiza en el
campo de la difusión del conocimiento científico. No puedo imaginarme mi for-
mación en Lingüística sin la constante compañía de esos libros que conformaron
la colección de Lingüística de Síntesis.
Y, por supuesto, no puedo olvidar a las personas que conforman mi entorno
social. Cada uno de nosotros, como explica Sartre en El ser y la nada, no somos
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Prólogo
11
1
Introducción
a la Semántica
13
Semántica
Esta caracterización inicial es una de las pocas afirmaciones que contiene este
libro que no generará controversias importantes. La afirmación es, sin embargo
tan general, que debemos acotar más nuestro objetivo. En este sentido, nuestras
reflexiones e investigaciones se dirigen hacia el estudio científico del (llamado)
lenguaje natural, de tal forma que la Semántica de las lenguas naturales [Natural
Language Semantics] se enmarca dentro de la Lingüística. Podemos, entonces,
usar el término Semántica Lingüística para denominar a la disciplina que nos
ocupa:
14
Introducción a la Semántica
15
Semántica
Filosofía del lenguaje Lingüística teórica
Fonética y Fonología
Semántica Semántica
Morfología
filosófica lingüística
Sintaxis
Semántica Pragmática
Psicolingüística
lógica
Lógica Sociolingüística
Semántica aplicada
La Semántica Lingüística tiene como objetivo construir una teoría científica del
significado. Es decir, la Semántica Lingüística es una ciencia empírica que debe
conseguir, siguiendo la terminología usada por Chomsky (1985, 1988), una ade-
cuación descriptiva y una adecuación explicativa en sus teorías.
16
Introducción a la Semántica
17
Semántica
real las estructuras lingüísticas en la actividad lingüística; esos datos pueden ser-
vir para apoyar o refutar una hipótesis semántica (véase Maienborn et al., 2011,
vol. 3, capítulo 102).
La Semántica Lingüística, además de la descripción, busca la explicación de
los fenómenos semánticos; busca, como hemos dicho, su adecuación explicativa.
Cuando decimos que la teoría semántica debe ser explicativa, queremos subrayar
múltiples aspectos. Por un lado, la teoría debe ser compatible con las condiciones
(tan severas) en las que se adquiere y se usa el lenguaje (Pinker, 1989). Este reque-
rimiento explicativo nos lleva a minimizar, por ejemplo, las diferencias entre las
estructuras sintácticas y las estructuras semánticas, a buscar generalizaciones en
las relaciones léxico-semánticas, etc. En definitiva, las estructuras semánticas de-
ben ser tan simples como resulte posible dados los datos que manejemos.
Por otro lado, la teoría semántica debe ser explícita y por ello, como hemos
indicado, necesitamos un lenguaje – totalmente explícito y bien definido– que nos
permita describir el lenguaje y establecer predicciones. En este sentido, es impor-
tante diferenciar los dos lenguajes involucrados en la investigación: el lenguaje de
descripción y el lenguaje que es objeto de estudio:
18
Introducción a la Semántica
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Semántica
20
Introducción a la Semántica
En este ejemplo, John Perry y Jon Barwise emplean exactamente las mismas
oraciones. Sin embargo, paradójicamente, no dicen lo mismo. Los elementos que
dan lugar a esta situación son los pronombres personales “yo” y “tú”. Estos pro-
nombres –al igual que muchísimas otras expresiones– son sensibles al contexto.
Por ello, si bien las oraciones en (13) dichas por John Perry tienen el mismo signi-
ficado lingüístico que las dichas por Jon Barwise, expresan proposiciones diferen-
tes. Estos ejemplos muestran, por tanto, que tenemos que diferenciar más niveles
de significado.
El significado lingüístico de una oración, representado en la proposición, es
una estructura incompleta, que solo el contexto de uso de un enunciado puede
completar. Es decir, podemos identificar un significado del enunciado que es
diferente del significado lingüístico (y del significado del hablante):
(15)
21
Semántica
1.4.1. Manuales
Vamos a presentar los manuales de nivel básico que, a nuestro juicio, son apro-
piados para los estudiantes de grado. No recogemos en su totalidad los índices de
las obras, sino una reelaboración de sus contenidos fundamentales:
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Introducción a la Semántica
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Semántica
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Introducción a la Semántica
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Semántica
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Introducción a la Semántica
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Semántica
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Introducción a la Semántica
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Semántica
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Introducción a la Semántica
Las revistas científicas, podríamos decir que “por definición”, publican investiga-
ciones que aportan nuevos datos, problemas o perspectivas a las diferentes disci-
plinas. Por lo tanto, estrictamente hablando, su consulta es necesaria solo en nivel
de postgrado. A pesar de ello, en ellas pueden encontrarse artículos que han juga-
do un papel clave en el desarrollo de la Semántica.
Las principales revistas del campo de la Semántica son:
(1) http://semanticsarchive.net/
Archivo de artículos y trabajos de semántica pensado para que se
puedan distribuir y discutir las investigaciones en curso (última visita:
20 de septiembre de 2013).
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Semántica
(2) http://semanticsarchive.net/links.html
Archivo unido al anterior. Aquí pueden consultarse congresos y
otros eventos relacionados con la Semántica (última visita: 20 de sep-
tiembre de 2013).
(3) http://plato.stanford.edu
Stanford Encyclopedia of Philosophy (SEP). Editor principal, Ed-
ward N. Zalta (última visita: 20 de septiembre de 2013).
Lecturas complementarias
Ejercicios
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Introducción a la Semántica
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Semántica
34
Introducción a la Semántica
Competencias
Este libro, al igual que un curso de Semántica dentro de un título de grado, tiene
como objetivo que los lectores adquieran las siguientes competencias:
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2
Las dimensiones del significado
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Semántica
El lenguaje es la herramienta que nos permite hablar sobre las cosas que nos ro-
dean en el mundo natural e incluso sobre cosas que inventamos (el mundo social
y los mundos ficticios). Es, por tanto, innegable que el lenguaje está “abierto” a
la realidad (con todas las precauciones que la Filosofía nos puede plantear respec-
to a estas afirmaciones); es decir, el lenguaje tiene una significación externa. Gra-
cias a esta apertura a la realidad, el lenguaje es una herramienta extraordinaria
para transmitir información (aunque quizás no sea esta su única utilidad). Sin
duda, la información que conlleva una expresión lingüística está estrechamente
emparentada con su significado.
Una primera forma de aproximación al significado de una expresión lingüísti-
ca consiste, entonces, en analizar los lazos que unen dicha expresión con entida-
des “reales”, entidades cuya existencia es independiente del sistema lingüístico.
Es decir, el análisis del significado parte de la observación de la relación sistemá-
tica entre expresiones lingüísticas y entidades reales.
Cuando se habla de “realidad” en Semántica, no se hace un uso filosófico del
término. En Semántica, la realidad es el conjunto de entidades concretas o abs-
tractas, objetos individuales o situaciones sobre las que podemos hablar. Las enti-
dades reales incluyen, puesto que podemos hablar sobre las creaciones humanas
ficticias, objetos que no existen en el mundo actual, como Pinocho o los unicor-
nios. De hecho, no hay ninguna marca lingüística que diferencie términos que
denotan entidades existentes de términos que denotan entidades ficticias.
Son, entonces, entidades reales este libro, la esperanza que siente una persona
concreta, el agua, Don Quijote, el terremoto que asoló Haití en 2010, el hecho de
que alguien ha abierto la puerta, la niña que está leyendo un cuento, la confianza
en los amigos, etc.
Utilizaremos el término individual para referirnos a cualquier entidad real so-
bre la que se puede hablar mediante un sistema lingüístico.
También las palabras y las lenguas son entidades sobre las que podemos ha-
blar (por eso se dice que el lenguaje humano es “reflexivo”). Por lo que, en ese
caso, las palabras y las lenguas se convierten en entidades reales “externas” al
sistema lingüístico que las describe. Debemos diferenciar, entonces, los usos
reflexivos de los no reflexivos del lenguaje. El uso no reflexivo se denomina
simplemente “uso”; frente a él, en el uso reflexivo se dice que las expresiones
están mencionadas; en este caso, cuando se escriben expresiones mencionadas se
marcan con comillas. Obsérvense, entonces, las diferencias entre las siguientes
oraciones:
38
Las dimensiones del significado
Mientras que la palabra “Vitoria” en (1a) se usa para denotar una ciudad, la
misma palabra en (1b) se menciona, por lo que su denotación es la propia palabra.
El uso reflexivo de la lengua puede producir paradojas si se pretende describir
con un lenguaje ciertas características de ese mismo lenguaje. Así, la siguiente
oración es paradójica porque su verdad implica su falsedad y su falsedad implica
su verdad:
El ejemplo (3) muestra asimismo que la distinción entre lenguaje objeto y me-
talenguaje es diferente de la distinción entre uso y mención (ya que el lenguaje
objeto contiene en este ejemplo tanto palabras usadas como mencionadas).
Continuando con la idea de relacionar expresiones lingüísticas y realidad, y
puesto que los lectores de estas páginas entienden español, podemos observar que
no tenemos ningún problema para identificar las entidades reales –los individua-
les– con los que palabras como “tijera” o “libro” están en correspondencia. Sin
embargo, suponiendo que no entendemos la lengua embera, no podemos establecer
dicha correspondencia con palabras como “mogara” o “do”. Basta con decir que
“mogara” significa piedra y “do” significa río para crear inmediatamente una
correspondencia entre “mogara” y “do” con los correspondientes individuales.
A la relación sistemática que establece una lengua entre las expresiones lin-
güísticas y los individuales se denomina denotación. La denotación es, por tanto,
una característica semántica de las expresiones lingüísticas; característica que
permite que las expresiones lingüísticas denoten individuales. En este sentido, la
denotación de una expresión lingüística es su valor semántico.
Puede pensarse que la denotación es la base de la semanticidad de las lenguas
naturales, de tal forma que toda expresión lingüística que tenga una denotación
39
Semántica
tendrá significado. A las teorías que adoptan este punto de vista se las denomina
teorías denotativas o teorías referenciales del significado. El pionero “moderno”
de estas teorías semánticas es Frege.
A pesar de que la denominación teoría referencial del significado constituye
una terminología ya establecida, es importante no confundir el concepto de deno-
tación con el concepto de referencia. Como hemos visto, la denotación es una
característica semántica de las expresiones lingüísticas; es, por tanto, una caracte-
rística de un sistema lingüístico. La referencia, sin embargo, es un acto lingüísti-
co que realizan los hablantes en un contexto determinado.
Esta diferencia entre denotación y referencia se ha planteado de múltiples
formas. Por ejemplo, Donnellan y Kripke diferencian entre referencia semántica
(que es lo designado por una expresión referencial en función de las convenciones
semánticas y que correspondería a nuestra “denotación”) y la referencia del ha-
blante (que es el individual del que quiere hablar el hablante en una ocasión de
uso, y que correspondería a la “referencia” entendida como acto lingüístico). Su-
pongamos, por ejemplo, que la decana de la facultad (que se llama Ana) está de
viaje, y la vicedecana (que se llama Begoña) hace en su lugar la presentación del
congreso que se celebra en la facultad. Una participante del congreso, que sabe
que estos actos suelen ser inaugurados por los decanos, pero que se ha despistado
un momento mirando la programación, se me acerca y me dice:
40
Las dimensiones del significado
ces, que todos los nombres propios son tales que denotan un individual (aunque la
discusión sobre la semántica de los nombres propios y, en general, de las expresio-
nes referenciales como “el niño”, “éste”, etc. se llevará a cabo en el §8). Incluso
en el caso de nombres propios tan extendidos como “Lucía” o “Javier”, semánti-
camente cada nombre propio denota un único individual (como si el nombre “Lu-
cía” fuera múltiplemente ambiguo).
Por su parte, un “nombre común” como “teléfono” denota los teléfonos que
existen; es decir, denota un conjunto de individuales; el conjunto de individuales
que tienen la propiedad de ser un teléfono. De la misma forma, predicados moná-
dicos (es decir, predicados que toman un único argumento) como “venir” o “gri-
tar” denotan también conjuntos de individuales. Por ejemplo, “gritar” denota el
conjunto de individuales que tienen la propiedad de estar gritando.
Como podemos observar, la denotación de las expresiones que acabamos de
analizar se expresa en términos de conjuntos. Este hecho es importantísimo por-
que la teoría de conjuntos permite generar un sistema algebraico. El sistema
algebraico simplemente es aquel que permite establecer relaciones y funciones
sistemáticas (como unión, intersección, etc.), en este caso, entre las denotaciones
de las expresiones lingüísticas (puede consultarse Partee et al., 1993). A partir de
estas relaciones y funciones, podemos hacer que las propiedades denotativas de
las expresiones lingüísticas se combinen funcionalmente. Es decir, la denotación
de una expresión lingüística compleja se puede construir de manera sistemática a
partir de la denotación de sus componentes (véase §4.3). En otras palabras, po-
demos construir un sistema denotativo composicional; de esta forma se integran
en la teoría semántica la semanticidad y la creatividad, que son características
fundamentales del lenguaje humano.
La composicionalidad del sistema denotativo nos va a permitir extender este
análisis a las expresiones lingüísticas que pertenecen a otras categorías sintácti-
cas, como los determinantes y los cuantificadores, los adverbios o las conectivas
(véanse los §3 y §8). Y también las oraciones.
Analicemos el siguiente ejemplo:
41
Semántica
(7)
Denotación
Lenguaje Realidad
Verdad
Por ello, los siguientes esquemas son intercambiables (donde “Γ” es algo si-
milar a (6) y puede leerse así: Algeciras tiene costa) (Davidson, 1984):
42
Las dimensiones del significado
(10)
[Lenguaje] [Realidad]
Expresiones lingüísticas Individuales
43
Semántica
2.2.1. El sentido
La denotación es, como hemos visto, un aspecto básico para identificar el signifi-
cado de una expresión lingüística. Sin embargo, la denotación no puede ser el
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Las dimensiones del significado
Una oración contingente (es decir, que puede ser verdadera o falsa en fun-
ción de cómo sea el mundo) como (11a) no puede significar lo mismo que una
oración tautológica (es decir, necesariamente verdadera) como (11b). Dicho en
términos fregeanos, si el significado de una expresión fuera únicamente su deno-
tación, la simple comprensión de (11a) mostraría su verdad; es decir, no podría-
mos explicar por qué hay oraciones de identidad que sean informativas.
De forma similar, las oraciones que contienen un verbo como “creer”, impi-
den la sustitución en el complemento verbal de expresiones cuya denotación es
idéntica:
(12) a. Los estudiantes creen que los filólogos son unos genios
b. Los estudiantes creen que los multimillonarios son unos genios
Puesto que las condiciones de verdad de (12a) y (12b) son, en principio, dife-
rentes, se muestra de nuevo que la denotación es insuficiente para analizar el sig-
nificado de ciertas expresiones lingüísticas.
Finalmente, la existencia de expresiones comprensibles cuya denotación es
vacía (es decir, expresiones con significado, pero sin denotación), como “el ac-
tual rey de Francia” (dado que, actualmente, no hay rey de Francia) nos ofrecen
un tercer argumento para concluir que el significado de una expresión lingüística
no puede ser únicamente su denotación.
Si bien estos fenómenos serán estudiados más adelante con cierto detalle, va-
mos a ver ahora que para afrontar estos problemas, Frege propuso una teoría se-
mántica en dos niveles: la denotación [Bedeutung] y el sentido [Sinn].
La base de la denotación son los individuales. Sin embargo, no podemos te-
ner una aprehensión “pura” de un individual; es decir, todo individual se nos
presenta revestido de cierta propiedad (o propiedades). Toda denotación ha de
estar acompañada, por tanto, de un cierto “modo de presentación” de la misma.
45
Semántica
Por ello, podemos decir que el sentido de una expresión es su “modo de presen-
tación”.
Así, el sentido de una expresión recoge el valor cognoscitivo asociado a ella.
Sin embargo, el sentido –como insistía Frege– no puede ser algo subjetivo si que-
remos que el significado sea “público”, compartido.
El sentido de una expresión lingüística permite de alguna manera identificar
la denotación de una expresión a través de circunstancias diferentes. Puesto que
podemos imaginar al menos una circunstancia en la que ciertos filólogos no sean
millonarios (y viceversa), podemos concluir que el sentido de “filólogo” y de
“millonario” es diferente.
La función semántica del sentido de una expresión consiste en determinar su
denotación. Puesto que hay diferentes tipos de denotación, también hay diferentes
tipos de sentido, tal y como se muestra en la siguiente tabla:
(13)
Sentido Denotación
Nombres,
Conceptos Conjuntos de individuales
predicados
Podemos suponer que esta doble semántica permite afrontar los problemas
que hemos mencionado al inicio de este apartado. Así, las oraciones de identidad
pueden ser informativas (como [11a]) porque un mismo individual (o conjunto de
ellos) se presentan de modos diferentes.
Por su parte, el verbo “creer” en las oraciones (12) provoca un desplazamiento
del valor semántico del complemento verbal desde la denotación a su sentido.
Puesto que, como hemos visto, el sentido de “filólogo” y de “millonario” es dife-
rente, no está justificada su sustitución en (12). A los verbos y estructuras que
provocan un desplazamiento del valor semántico de una expresión se les denomina
contextos opacos, o también indirectos o intensionales (véase el §9.4).
Finalmente, expresiones como “el actual rey de Francia” son únicamente
formas de presentación, o, si se prefiere, modos de presentación de individuales
ficticios.
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Las dimensiones del significado
47
Semántica
(15)
Pensamiento
MESA
Lenguaje Realidad
“mesa” mesa
48
Las dimensiones del significado
Por ello, se puede mantener la idea de que el significado tiene un carácter concep-
tual. Bajo este punto de vista, es básico el papel que juegan los conceptos en la cons-
trucción de categorías. Pero ¿cómo se lleva a cabo esta construcción categorial?
Si nos situamos en el nivel léxico, la Semántica Léxica ha discutido larga-
mente sobre la caracterización de una categoría mediante un conjunto de condi-
ciones necesarias y suficientes. Así, por ejemplo, la categoría formada por el con-
cepto SOLTERO (y, por tanto, el significado de la palabra “soltero”) se
construye mediante una lista de condiciones. Las siguientes son representaciones
alternativas de la misma idea:
49
Semántica
– Objeto artificial
– Recipiente que se usa para beber
– Tamaño medio (para recipientes de su uso)
– Forma cilíndrica
– Tiene asas
– Hecho de cerámica
…
(18)
cerámica
La ausencia de determinante en (19a) indica que los pantalones son una pren-
da de vestir incorporada a un estereotipo actual de mujer. Por ello, (19b) parece
indicar de alguna manera que no es habitual que la mujer vista pantalones.
50
Las dimensiones del significado
(20)
No hay una respuesta clara a la pregunta de si los objetos en (20) son tazas u
otra cosa (jarras, cazos, jarrones…).
Otro problema importante en la aplicación de la teoría de los prototipos a la
teoría semántica es el de la composicionalidad (véase el §4.3). Si bien el signifi-
cado de las expresiones complejas debe ser composicional, el estereotipo de una
expresión compleja no surge de la composición del estereotipo de sus compo-
nentes. Por ejemplo, piénsese en el estereotipo del nombre “uva” y el estereoti-
po del adjetivo “negro”; piénsese ahora en el estereotipo de la expresión com-
puesta “uva negra”. La uva negra tiene un color morado oscuro, pero no es
prototípicamente negra. O, por ejemplo, el pez payaso no es un buen prototipo
de pez ni un buen prototipo de mascota, pero puede ser un buen prototipo de pez
mascota.
Podemos concluir, entonces, que la teoría de los prototipos es psicológica-
mente verosímil, pero su aplicación a la teoría semántica exige tomar algunas
precauciones en el sistema para (i) determinar la denotación de una expresión
lingüística y (ii) ajustar el sistema de combinación de los significados de los ele-
mentos simples en las expresiones complejas.
Hay al menos dos teorías semánticas diferentes que comparten la hipótesis de
que el significado de una expresión lingüística es de naturaleza conceptual: la
Semántica Conceptual y la Lingüística Cognitiva.
La Semántica Conceptual (Jackendoff, 1983, 1990, 2002) se alinea con el
mentalismo de la Gramática Generativa, así como con otras dos ideas fundamen-
tales del generativismo: La modularidad de la gramática, que supone el desarro-
llo de un sistema formal de representación semántica, y el carácter innato de
ciertos elementos gramaticales (véase el §4).
51
Semántica
Hasta ahora hemos supuesto que el significado surge bien de la relación entre las
expresiones lingüísticas y la realidad o bien de la estructura conceptual que, de
alguna manera, permite estructurar lingüísticamente la realidad. Sobre esta base
teórica, se puede afirmar que la semanticidad del lenguaje se fundamenta, enton-
ces, en la capacidad descriptiva del mismo.
Si nos fijamos, sin embargo, en las funciones del lenguaje que dibujó Bühler
(Bühler, 1934), descubrimos que, junto a la función descriptiva (que Bühler de-
nomina “representativa”) existen otras dos funciones: la función expresiva y la
función apelativa. El esquema de Bühler es el siguiente:
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Las dimensiones del significado
(21)
Objetos y relaciones
Representación
Expresión Apelación
S
Emisor Receptor
(22)
Connotación Connotación
Término
positiva negativa
crisis –
responsabilidad +
plan de viabilidad +
reconversión industrial –
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Semántica
(23) a. ¡Bah!
b. ¡Ah!
(24) a. ¡La que se ha liado!
b. ¡Qué bien!
54
Las dimensiones del significado
Otros términos, como “maldita” o “diablos” tienen como única función mos-
trar un estado psicológico del hablante, de tal manera que, desde un punto de vista
descriptivo, no hay diferencia entre las oraciones a y b de los siguientes ejemplos:
Otras expresiones con carga subjetiva, como “el muy idiota”, muestran com-
portamientos semánticos inesperados. En concreto, “el muy idiota” tiene un com-
portamiento anafórico que no aparece en formas expresivamente neutras, como
“el amigo de mi hermano”:
Junto a ellas, hay oraciones que tampoco describen la realidad, sino que sir-
ven para realizar acciones que incluso pueden modificar la realidad:
55
Semántica
Las oraciones en (29) también se pueden analizar como medios para realizar
un acto lingüístico: un acto de preguntar y un acto de ordenar, respectivamente.
La teoría de los actos de habla puede generalizarse para alcanzar todos los usos
lingüísticos, incluidos aquellos cuyo objetivo sea describir la realidad. Debido a
esa generalización, todos los enunciados se descomponen en dos componentes:
Un componente que indica el acto que se realiza mediante el enunciado –su fuer-
za ilocutiva– y un componente que representa el contenido proposicional del
enunciado. Este último componente, el componente proposicional, es el objeto de
análisis de la Semántica.
Lecturas complementarias
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Las dimensiones del significado
Ejercicios
A.
Como hablantes de español, conocemos el significado de la oración
“El círculo está dentro del cuadrado”. Con este conocimiento podemos
demostrar ciertas habilidades. Si te muestro el dibujo de la izquierda, me dirás
que la oración es verdadera y si te muestro el de la derecha, me dirás que es falsa:
verdadera falsa
De forma más general, dada una serie de escenarios, puedes dividirlos en dos
clases. Llamémoslas el “conjunto verdadero” y el “conjunto falso”; puedes
dibujar un círculo alrededor del conjunto verdadero.
57
Semántica
Una forma muy importante de pensar sobre el significado es tomar este tipo
de habilidades como claves fundamentales de la naturaleza del significado. El
conocimiento del significado conlleva (al menos) el conocimiento de las
condiciones bajo las que una oración es verdadera, y aquellas bajo las que es
falsa.
B.
...el camino más fácil para el estudio del significado es mediante el estudio
de las condiciones veritativas: (que) una vez se encuentre una forma de
relacionar sistemáticamente las oraciones de un lenguaje con (un subconjunto de)
sus condiciones veritativas individualmente necesarias y suficientes en conjunto,
la mayor parte de la descripción semántica estaría hecha.”
Wilson, 1975: 5
ii(i) desayuno
i(ii) andar
(iii) hablar por teléfono
58
Las dimensiones del significado
Competencias
59
3
La formalización
de la Semántica
61
Semántica
62
La formalización de la Semántica
63
Semántica
III. Las conexiones lógicas. Mientras que la negación se añade a una repre-
sentación semántica, las otras conectivas unen dos proposiciones:
Obsérvese que en (3c) el alcance del primer cuantificador existencial llega so-
lo hasta la disyunción “v”; ésta es la razón por la que en la misma representación
podemos seguir usando la misma variable (“x”) aun cuando los objetos que bus-
quemos después (vasos) sean diferentes de los que buscábamos al inicio (platos).
En este apartado hemos construido de manera informal la sintaxis del lengua-
je formal que utilizaremos para construir las representaciones semánticas de las
expresiones de las lenguas naturales. Para una presentación formal y para ejercitar
la construcción de representaciones semánticas, deben consultarse manuales de
lógica o de semántica formal que recomendaremos al final del capítulo. En el
64
La formalización de la Semántica
La función f+7 asigna a cada elemento del dominio un único elemento del ran-
go. Las siguientes relaciones no son, sin embargo, funciones:
65
Semántica
(5)
66
La formalización de la Semántica
Obsérvese que los pares <Pedro, Ana> y <Ana, Pedro> son objetos diferentes
que, en este caso, dan lugar a valores funcionales diferentes.
La interpretación de las variables individuales se realiza mediante una función de
asignación, pero esta función no nos va a preocupar porque en las lenguas naturales
todas las variables quedarán (finalmente) “ligadas” por un cuantificador, por lo que su
interpretación recorrerá, como vamos a ver ahora, el dominio D en su totalidad.
La función de interpretación de los cuantificadores y de las conectivas, si que-
remos que nuestro modelo represente el significado de las expresiones de una
lengua natural, debe realizarse mediante reglas semánticas bien fundadas. Es de-
cir, a diferencia de lo sucedido con las constantes individuales y los predicados,
donde las funciones de interpretación se han ejemplificado a nuestro gusto, los
cuantificadores y las conectivas responden a funciones de interpretación que for-
man la estructura lógica de las lenguas naturales.
67
Semántica
(9)
Negación Conjunción Disyunción Implicación
A ¬A A, B AᴧB A, B AvB A, B A→B
1 0 <1, 1> 1 <1, 1> 1 <1, 1> 1
0 1 <1, 0> 0 <1, 0> 1 <1, 0> 0
<0, 1> 0 <0, 1> 1 <0, 1> 1
<0, 0> 0 <0, 0> 0 <0, 0> 1
(10) a. A v (B → ¬C)
A B → ¬C
B ¬C
b. A v B → ¬ C
1 1 1 0 0 1
1 1 1 1 1 0
1 1 0 1 0 1
1 1 0 1 1 0
0 0 1 0 0 1
0 1 1 1 1 0
0 1 0 1 0 1
0 1 0 1 1 0
68
La formalización de la Semántica
Por su parte, el cuantificador universal afirma que todos los individuales del
Dominio cumplen las propiedades que se representan en la proposición. Por
ejemplo:
69
Semántica
(14) a. nuriae
b. [venir'<e,t> (nuriae)]t
70
La formalización de la Semántica
(15)
(16)
Tipo de expresión Tipo semántico
Negación <t, t>
Conectivas (“y”, “o”, “si…, entonces”…) <<t, t>, t>
Adjetivos y otros modificadores de predicados <<e, t>, <e, t>>
(“amable”, “rápidamente”…)
Relaciones entre individuales (“el novio de”…) <e, e>
71
Semántica
(19) X
[[X]]M= [[Y]]M ([[Z]]M)
Y Z
(20) Si “u” es una variable de tipo “a” y α es una expresión de tipo “b”, en-
tonces λu[α] es una expresión de tipo “<a, b>”
72
La formalización de la Semántica
La expresión en (21) es de tipo <e, t>, puesto que x es una variable individual
(y, por tanto, de tipo e) y ver' (x, nuria) es una expresión de tipo t porque es una
proposición. (21) es la representación semántica del sintagma verbal “ver a Nu-
ria”, que, semánticamente, denota un conjunto de objetos, el conjunto de objetos
que han visto a Nuria.
Cuando el sintagma verbal “ver a Nuria” se une con el sujeto, por ejemplo,
Pedro, sucede lo siguiente:
73
Semántica
74
La formalización de la Semántica
(29)
wn
…
w1
w0
t0 t1 … tn
75
Semántica
(30)
(31)
Puesto que (31) es una función característica (como en el ejemplo [7b]), po-
demos afirmar que la proposición es un conjunto de circunstancias; en concreto,
el conjunto de circunstancias que hacen verdadera la proposición.
Obsérvese que suponemos que la expresión “el ganador del premio nacional
de ensayo” es una expresión de tipo e. La intensión no modifica el tipo de la de-
notación de una expresión, sino que la hace dependiente de una circunstancia.
Podemos afirmar, entonces, que necesitamos un lenguaje formal más amplio
para representar las construcciones intensionales de las lenguas naturales y que la
interpretación de estas construcciones requiere que nuestros modelos “modeli-
cen” las circunstancias.
Empecemos por la ampliación del lenguaje. Introducimos (sin pretensión de
que sean los únicos elementos necesarios para analizar la semántica de las expre-
76
La formalización de la Semántica
77
Semántica
(36) a. [[□ A ]M, w = 1 sii para todos los mundos posibles accesibles desde
w que pertenecen al conjunto W, sucede que [[ A ]]M = 1
b. [[◊A ]]M, w = 1 sii existe al menos un mundo posible accesible des-
de w y que pertenece al conjunto W tal que [[ A ]]M = 1
78
La formalización de la Semántica
temporal. Las reglas de interpretación de los operadores “F” y “P” son las si-
guientes –donde t0 representa el “instante actual”–:
El elemento “s” indica que la interpretación semántica será una función que
toma como argumento una circunstancia y da como resultado un valor semántico
que corresponda al tipo semántico α.
Es importante comprender la diferencia entre una expresión de tipo α y una
expresión <s, α>. Tomemos como ejemplo las expresiones donde α es de tipo t.
¿Qué diferencia hay entre t y <s, t>?
Analicemos la oración “Ane ha venido”. Su representación semántica es:
Supongamos que en el mundo real (w0), es verdad que Ane ha venido, pero
que en los otros dos mundos posibles (w1 y w2) definidos por el modelo y accesi-
bles desde w0, Ane no ha venido. En este modelo, t y <s, t> corresponden a las
siguientes estructuras semánticas:
Así, la expresión <s, t> corresponde a una proposición, mientras que el tipo
semántico t corresponde a la denotación de una proposición en una circunstancia,
es decir, corresponde a un valor de verdad.
79
Semántica
3.5.1. El entrañamiento
80
La formalización de la Semántica
81
Semántica
Frente a estos verbos, hay otros muchos que, por su significado, no permiten
establecer relaciones de entrañamiento respecto al resultado de una acción. Así,
en el siguiente ejemplo, (49a) no entraña (49b):
(49) a. El director ha dado permiso para que los alumnos salgan al patio
b. Los alumnos han salido al patio
Es fácil encontrar una situación en la que (49a) sea verdadera y, sin embargo,
(49b) sea falsa. Por ello, no existe contradicción en la siguiente oración:
(50) El director ha dado permiso para que los alumnos salgan al patio, pero
los alumnos no han salido al patio.
Junto al verbo “saber”, encontramos verbos como “ser consciente de”, “la-
mentar”, etc., verbos que se denominan verbos factivos [factive verbs] porque
toman un hecho como complemento. Todos ellos comparten el mismo esquema
de entrañamiento:
82
La formalización de la Semántica
Cualquier parte de esa estructura puede ser sustituida por una variable, de tal
modo que se dé la relación de entrañamiento descrita en (56).
Hemos dicho que el entrañamiento es una relación semántica entre proposi-
ciones. Como hemos visto, las proposiciones son representaciones semánticas en
las que no cabe ningún tipo de ambigüedad. Es decir, si una oración tiene más de
un significado, la oración se representará semánticamente mediante más de una
proposición. Supongamos, por ejemplo, que debemos decidir si hay una relación
de entrañamiento entre a y b:
83
Semántica
mos considerar las dos proposiciones que corresponden a la oración (58a), que
son (de forma simplificada):
(62) a. Los jugadores de baloncesto son altos, pero ágiles; aunque (de he-
cho,) los altos son ágiles
b. Los jugadores de baloncesto son altos, pero ágiles; de hecho, las
personas altas no son ágiles.
84
La formalización de la Semántica
En este ejemplo, y dado un contexto en el que esos exámenes suelen ser sus-
pendidos por casi todo el mundo, la respuesta de B se interpreta como (63b y c).
Tanto (63b) como (63c) se derivan porque el uso del lenguaje está regulado por
principios (máximas, en terminología de Grice). Por ejemplo, suponemos que la
respuesta de B está relacionada con la pregunta y que B ofrece la máxima canti-
dad de información de que dispone. Estos factores son cruciales para inferir b y c
y, por ello, tanto (63b) como (63c) son implicaturas conversacionales derivadas
del enunciado emitido por B.
Supongamos que el contexto de (63) es diferente. Supongamos que esos exá-
menes suelen ser aprobados por casi todos los que se presentan. Las implicaturas
son ahora las siguientes:
85
Semántica
86
La formalización de la Semántica
Lecturas complementarias
Los sistemas formales que hemos presentado en este capítulo son sistemas lógicos
que pueden encontrarse en los libros de introducción a la lógica, como por ejem-
plo Sacristán (1996). Para una presentación de estos sistemas con vistas a su apli-
cación a la Semántica, pueden consultarse Garrido (1988), los capítulos 2-4 de
Moreno Cabrera (2000), los capítulos 2-5 de Kearns (2011), Gamut (1991) y Par-
tee et al. (1993).
Sobre las relaciones semánticas, puede consultarse el capítulo 1 de Chierchia
y MacConnell-Ginet (2000). Sobre la presuposición, García Murga (1998). Sobre
87
Semántica
Ejercicios
(i) (A ᴧ B) → A
(ii) (A →B) → ((A ᴧ C) → B)
88
La formalización de la Semántica
Hay cuatro condiciones que debe cumplir una teoría semántica y en las que
están de acuerdo los lingüistas que trabajan en el marco de un modelo formal
del lenguaje:
89
Semántica
Competencias
90
4
La competencia semántica
91
Semántica
92
La competencia semántica
93
Semántica
(2)
(3)
Este ejemplo muestra que (al menos) el verbo debe tener una estructura
funcional o argumental interna. Esto permite agrupar verbos en clases semán-
ticas (verbos causativos, verbos de movimiento, etc.) que muestran comporta-
mientos sintácticos similares (por ejemplo, realizaciones argumentales simila-
res [§7.2.2]).
Las estructuras profundas se hicieron cada vez más complejas y abstractas,
hasta el punto de hacer imposible la tarea de derivar la estructura de superficie
mediante reglas de transformación sintáctica (Jackendoff, 1972).
Los argumentos en contra del modelo anterior incidían en la demostración de
que los diferentes aspectos de la representación semántica no podían acumularse en
un único nivel sintáctico de representación. De este modo, el nuevo modelo (Ja-
ckendoff, 1972) distribuía la información semántica en varios niveles. En el prime-
ro, encontramos la estructura funcional; estructura en la que se fijan las relaciones
temáticas (§7.2.1). En un segundo nivel, se sitúa la estructura modal y la tabla de
correferencias, en la que se definen las relaciones de correferencia y el abarque de
los operadores. Un último nivel servía para estructurar informativamente la oración
(§10.2):
94
La competencia semántica
95
Semántica
(6) Minimalismo
Lexicón
Combinación de términos léxicos
Muévase- α
Muévase- α
(7)
96
La competencia semántica
97
Semántica
98
La competencia semántica
Los lexemas son como etiquetas que permiten identificar las entradas léxicas
que se almacenan en el lexicón. La entrada léxica contiene la información grama-
tical asociada a un lexema; es decir, en cada entrada léxica se encuentra la infor-
mación fonológica, sintáctica y semántica del lexema. Habitualmente se conside-
ra que esa información es idiosincrásica; es decir, no predecible (aunque véase
§7.2.2). Precisamente, que esta arbitrariedad se establezca en el lexicón hace que
no pueda haber lengua sin lexicón. La idea de la idiosincrasia del lexicón enlaza
con la idea de la arbitrariedad entre la forma fonética y el significado de las ex-
presiones de una lengua, y plantea un reto para la explicación de la adquisición
de la lengua (Sánchez de Zavala, 1986-1987).
El lexicón se ha comparado muchas veces con un diccionario como los pu-
blicados por las editoriales. En este sentido, hablamos incluso del diccionario
mental para referirnos al lexicón. Sin embargo, la expresión diccionario mental
es metafórica. El diccionario publicado es un producto cultural mientras que el
diccionario mental es un sistema cognoscitivo. La producción y el análisis de
los diccionarios publicados es el objeto de la Lexicografía. Por su parte, el estu-
dio de las propiedades semánticas de las entradas léxicas es el objeto de estudio
de la Semántica Léxica.
Las diferencias entre los diccionarios al uso y el lexicón son tan profundas
que apenas podemos deducir nada sobre el lexicón del estudio de los dicciona-
rios.
Por su carácter de almacén de entradas léxicas, el lexicón debe ser finito. Esto
no impide, sin embargo, que haya reglas léxicas dentro del lexicón (véase Jacken-
doff, 2002, §3.3). Por ejemplo, la formación del plural de los nombres en español
es una regla morfológica ampliamente productiva mediante la que se manipula la
información fonológica, sintáctica y semántica de un nombre. Otras posibles re-
glas semánticas internas al lexicón no son productivas:
99
Semántica
(13) a. construir
b. construcción
(14) a. oscurecer
b. oscuro
Una simple mirada a las palabras que están a nuestra disposición nos muestra
la existencia de numerosas relaciones léxicas entre ellas.
En cualquier caso, como hemos indicado, las entradas léxicas deben ser fini-
tas y debe haber reglas léxicas que establezcan relaciones morfológicas entre ellas
que eviten las redundancias en el lexicón.
La información semántica de los componentes básicos de una expresión lin-
güística está contenida en las entradas léxicas. No vamos a analizar ahora qué
forma tienen y cuáles son esos componentes (véase el §5). Lo que nos interesa
ahora es ver que, debido a esa información semántica, las entradas léxicas son el
punto de partida para analizar el significado de las expresiones complejas.
(15) a. Un gato
b. Un gato que corre detrás de un ratón
c. Un gato que corre detrás de un ratón que corre detrás de un gato
d. Un gato que corre detrás de un ratón que corre detrás de un gato
que corre detrás de un ratón
…
Por muy difíciles de procesar que sean estas expresiones, sería posible aña-
dir continuamente nuevas oraciones de relativo y generar, de este modo, una
nueva expresión compleja. La infinitud del conjunto de expresiones complejas
que se pueden generar en una lengua contrasta con la finitud del conjunto de sus
palabras.
El soporte físico de los procesos mentales –el cerebro humano– es finito, por
lo que las reglas sintácticas que forman las expresiones complejas deben ser fini-
100
La competencia semántica
tas, pero al mismo tiempo capaces de generar infinitas expresiones. Esto quiere
decir que las reglas sintácticas deben ser matemáticamente recursivas. Este es el
argumento de la creatividad del lenguaje que, habitualmente, se aplica al com-
ponente sintáctico de la gramática.
El argumento de la creatividad es aplicable igualmente al componente semán-
tico de la gramática. La gramática no solamente genera infinitas expresiones gra-
maticales, sino que también les asigna significado. De nuevo, la finitud del susten-
to material del lenguaje impide que la asignación de significado a las expresiones
complejas sea establecida y aprendida (como en el caso del lexicón) individual-
mente, expresión a expresión. En otras palabras, el significado de las expresiones
complejas no se establece arbitrariamente sino que se construye. Por lo tanto, po-
demos concluir que la competencia semántica incluye un conjunto finito de reglas
semánticas recursivas que asignan significado a las expresiones complejas.
Otros argumentos clásicos que apoyan la idea de que el significado de las ex-
presiones complejas se construye provienen del hecho de que podamos entender
oraciones que, seguramente como (16), nunca hayamos antes percibido. Esto con-
trasta con lo que sucede en el lexicón, ya que si nunca hemos percibido la palabra
en (17), no podemos acceder a su significado:
101
Semántica
Las dos conclusiones a las que nos han llevado las observaciones anteriores
forman el núcleo central del Principio de Composicionalidad:
102
La competencia semántica
(21)
103
Semántica
104
La competencia semántica
Las dos oraciones en (25) pueden diferir en valor de verdad aunque Chomsky
sea el autor de Dos ensayos sobre Camboya y, por tanto, ambas expresiones ten-
gan el mismo valor semántico (pero véase §9.4). De nuevo, estos fenómenos pue-
den integrarse en una teoría composicional formal si el significado se define in-
tensionalmente, ya que, en ese momento, las expresiones “Chomsky” y “el autor
de Dos ensayos sobre Camboya” no tendrían el mismo significado.
Un tercer fenómeno que hay que abordar es la dependencia contextual. Mu-
chas expresiones complejas muestran en su combinación semántica una dependen-
cia contextual. Este hecho supone, evidentemente, un problema crucial porque
impide ese funcionamiento automático de la combinación semántica que plantean
las interpretaciones más estrictas del Principio de Composicionalidad. Obsérvese
el siguiente ejemplo:
105
Semántica
El cuantificador “muchos” no se aplica sobre todos los niños del mundo, sino
que su dominio está restringido a un conjunto de niños (que a su vez puede ser
previamente conocido o no; ese conjunto es conocido solo si la interpretación es
partitiva, véase §8.5). En los siguientes ejemplos, marcamos en cursiva la restric-
ción contextual en las dos interpretaciones del cuantificador “muchos”:
106
La competencia semántica
107
Semántica
108
La competencia semántica
Lecturas complementarias
Ejercicios
109
Semántica
3. Extraiga las ideas más importantes de los siguientes textos y discuta sobre
ellas:
A.
En los primeros días de la gramática generativa, no se discutieron las reglas
que relacionan las estructuras sintácticas con el significado. En Syntactic Struc-
tures (1957), Chomsky demostró que una teoría lingüística en la que el signifi-
cado se determina, al menos en parte, en un nivel de Estructura Profunda puede
descubrir importantes generalizaciones. Pero Chomsky no propone mecanis-
mos explícitos para representar o derivar el significado; su preocupación prin-
cipal son los mecanismos sintácticos formales del lenguaje. Cuando Katz y Fo-
dor publicaron The Structure of a Semantic Theory (1963) las cosas cambiaron.
Katz y Fodor proponen que una gramática debe pensarse como un sistema de
reglas que relacionan la forma externa de las oraciones de un lenguaje con sus
significados. Por lo tanto, una descripción lingüística completa debe incluir una
explicación del significado.
Katz y Fodor sugieren que los significados deben expresarse mediante re-
presentaciones semánticas universales, al igual que los sonidos se expresan en
representaciones fonéticas universales. La universalidad es necesaria en la me-
dida en que las representaciones son independientes de las lenguas; debemos
poder comparar significados de oraciones a través de lenguas. Dicho de manera
más contundente, suponer una representación semántica universal es hacer una
propuesta importante sobre el innatismo de la estructura semántica. La repre-
sentación semántica, parece razonable, está estrechamente integrada en el sis-
tema cognoscitivo de la mente humana.
Por supuesto, comparado con las representaciones fonéticas, las represen-
taciones semánticas son accesibles de forma muy indirecta. Es bastante fácil
hablar sobre igualdad o diferencia del significado, pero el significado en sí
mismo es elusivo, como saben generaciones de filósofos. Así, el estudio de la
semántica siempre ha sido algo secundario, indirecto y vago. Pero haciendo de
la Semántica una parte explícita de la gramática generativa, como deseaban
Katz y Fodor, es posible hacer estudios más incisivos del significado. Y en
cierta medida esto se ha cumplido, ya que la gramática generativa ha permitido
la construcción de hipótesis altamente estructuradas sobre el significado.”
110
La competencia semántica
B.
Competencias
111
5
El significado léxico
y las relaciones léxicas
de significado
113
Semántica
114
El significado léxico y las relaciones léxicas de significado
115
Semántica
Podemos observar, por otro lado, que el verbo “comer” requiere que el objeto
comido sea sólido, como muestra la desviación (quizás puramente semántica) de
la siguiente oración:
Por tanto, si el verbo restringe los argumentos con los que se combina por
motivos semánticos, éstos deberían reflejarse en las entradas léxicas de ambos. Es
decir, parece que tendríamos que postular componentes semánticos del significa-
do léxico como “±LÍQUIDO” (véase el apartado 5.3).
La existencia de componentes semánticos en las entradas léxicas permite que
la evidente diferencia en el componente léxico entre las diferentes lenguas no sea
un argumento definitivo a favor de la relatividad lingüística (véase Pinker, 2007)
y que, por lo tanto, se pueda mantener la hipótesis de un componente léxico-
semántico cuya universalidad se sustente en la universalidad de los componentes
del significado.
Algunas diferencias semánticas entre las lenguas que se observan en el nivel
léxico son diferencias en los patrones de lexicalización. Por ejemplo, los verbos
de movimiento se lexicalizan en diferentes lenguas siguiendo diferentes patrones
generales:
(12) a. Español: entrar [moverse e ir dentro de], salir [moverse y salir de]
b. Inglés: to rush [mover apresuradamente], to blow [ser movido por
el viento]
c. Lengua huave: akiiub [desplazarse con alguien]
116
El significado léxico y las relaciones léxicas de significado
117
Semántica
118
El significado léxico y las relaciones léxicas de significado
de forma innata un elemento como, por ejemplo, TELEVISIÓN. Los defensores del
atomismo léxico argumentan que lo innato no es el elemento cognoscitivo en sí,
sino la capacidad de formar ese elemento a partir de la experiencia empírica.
Otro problema importante para el atomismo léxico es la aparente existencia de
“palabras imposibles”. Por ejemplo, mientras que abundan palabras en las que un
argumento queda “incorporado” a un verbo (enlatar, encasillar, etc.), no existen
palabras que “incorporan” un sujeto (*cochestrellar; *Cochestrella contra un ár-
bol = Un coche se estrella contra un árbol) (Hale y Keyser, 1993).
Con todo, el problema más grave del atomismo léxico es, como hemos visto
al principio de este apartado, la pérdida de generalizaciones lingüísticas que par-
ten del significado léxico. Estas generalizaciones constituyen un campo de inves-
tigación en Semántica de enorme trascendencia.
Hasta ahora hemos tratado de llegar al significado de las palabras buscando, para
cada una de ellas, sus características semánticas. Sin embargo, podemos observar
que hay relaciones semánticas entre palabras de la misma categoría sintáctica y
que esas relaciones forman paradigmas. Es decir, podemos encontrar esquemas
generales de naturaleza semántica que permiten establecer relaciones entre pala-
bras. Nos referimos a ellos cuando hablamos de relaciones léxico-semánticas
paradigmáticas.
En este apartado estudiaremos las relaciones léxico-semánticas paradigmáti-
cas más importantes y presentaremos una discusión teórica respecto al papel de
estas relaciones en la teoría semántica.
119
Semántica
(20)
Movimiento moverse
El predicado “ser un tipo de” es difícil de precisar, por lo que la propia carac-
terización de la taxonomía no es completamente satisfactoria. Con todo, el estudio
de las relaciones taxonómicas es interesante porque, por ejemplo, puede dejar
entrever la existencia de “huecos” léxicos en una lengua, es decir, de conceptos
que tienen un espacio identificado en el sistema de relaciones taxonómicas de la
lengua, pero que no tienen realización léxica en ella.
120
El significado léxico y las relaciones léxicas de significado
La relación de meronimia es, al igual que la hiponimia, una relación que permite
identificar componentes de los individuales denotados por una palabra Y; compo-
nentes denominados mediante la palabra X. Sin embargo, en este caso la relación
entre las denotaciones de X e Y no es de inclusión, sino de “formar parte de un
todo”:
121
Semántica
La palabra “brazo” denota un objeto que identificamos como una parte del
objeto denotado por la palabra “cuerpo”. La relación de meronimia permite cons-
truir oraciones como:
Si nos fijamos en las relaciones inferenciales que generan los términos me-
rónimos, vemos que, por ejemplo, el cuerpo suele tener brazos; pero un cuerpo
puede perder los brazos sin dejar de ser cuerpo. Por tanto, no hay una relación de
entrañamiento entre a y b en el siguiente ejemplo:
122
El significado léxico y las relaciones léxicas de significado
A pesar de que los ejemplos clásicos de oposición sean entre dos palabras, la
oposición no tiene que ser necesariamente binaria, como se aprecia en (28c). En
estos casos, las palabras que se encuentran en relación de oposición forman un
conjunto de contraste [contrast set].
Hay una diferencia muy importante entre los ejemplos a y b en (28); diferen-
cia que hemos notado ya entre los opuestos “hombre/mujer” y “grande/pequeño”
y que nos va a llevar a definir dos tipos diferentes de oposición: La antonimia y la
complementariedad.
Si nos fijamos en las palabras “bueno” y “malo”, podemos observar que po-
dría suceder que, por ejemplo, un objeto, no fuera ni bueno ni malo. Es decir, la
oposición “bueno/malo” no inunda completamente el campo de aplicación de
estos términos. Seguramente por ello, estas palabras son “graduables” de tal mo-
do que podemos decir que algo es “muy bueno” o “muy malo”. La graduabilidad
se refleja también en la posibilidad de representar estas palabras en una escala.
Otras palabras que se comportan igual son “triste” y “alegre”, “alto” y bajo”,
etc. Las palabras que muestran estas características son antónimas. Podemos
representar la antonimia mediante el siguiente esquema, donde α y β son las de-
notaciones de las palabras antónimas X e Y. “A” es el campo de aplicación de
estas palabras y la región sobre la que pivota la escalaridad debe ser pragmática-
mente determinada:
123
Semántica
(29) A
– α β +
Región sobre la que
pivota la escalaridad
(30) [… X … ] => NO [… Y …]
124
El significado léxico y las relaciones léxicas de significado
γ δ
(34) a. [… X … ] => NO [… Y …]
b. NO [… Y … ] => [… X …]
De esta forma, las oraciones a de los dos ejemplos siguientes entrañan las
oraciones b:
(35) a. La puerta está abierta
b. La puerta no está cerrada
(36) a. La puerta no está abierta
b. La puerta está cerrada
5.2.4. La sinonimia
125
Semántica
Por todo ello es muy difícil encontrar dos palabras en una lengua que sean si-
nónimas en todos los niveles de análisis (incluidas las extensiones de significado
que estudiaremos en el capítulo siguiente). Por ello, se puede pensar que la sino-
nimia es un fenómeno contextual; es decir, el contexto de uso permite aceptar o
rechazar la sinonimia de dos palabras.
La sinonimia permite establecer la siguiente relación de entrañamiento, donde X
e Y son dos expresiones sinónimas y la estructura en la que se insertan no es inten-
sional (el símbolo “&” es parte del metaleguaje y representa la conjunción “y”):
Las relaciones sintagmáticas se establecen entre las palabras que pueden, debido a
su significado, combinarse entre sí en un contorno sintáctico. Las relaciones sin-
tagmáticas entre las palabras tienen, por lo tanto, una justificación semántica, y
se manifiestan en la estructura sintáctica en la que se combinan. Es decir, las rela-
ciones sintagmáticas forman parte del proceso de selección léxica que conduce a
la construcción de una expresión compleja. Vamos a estudiar las relaciones sin-
tagmáticas en este apartado porque, como veremos, inciden directamente en el
significado léxico de las palabras.
Hemos visto en el §4 que los sistemas combinatorios sintáctico y semántico
permiten construir expresiones lingüísticas complejas a partir de las unidades
simples que se definen en el lexicón. Las expresiones complejas están sintáctica-
mente estructuradas, de tal modo que, por ejemplo, la oración a es gramatical y es
semánticamente interpretable mientras que la oración b no lo es:
126
El significado léxico y las relaciones léxicas de significado
(41) a. Esta mañana mi amiga estuvo escribiendo unos cuentos muy bonitos
b. *Mañana esta cuentos bonitos mi escribiendo unos muy estuvo amiga
(42) # Esta mañana mi amiga estuvo escribiendo unos átomos muy bonitos
127
Semántica
Otros casos de selección léxica vendrían dados por las características temá-
ticas y las características aspectuales de las expresiones lingüísticas (véase el
§7). Un ejemplo de estas últimas nos lo ofrecen los adverbios temporales “en X
tiempo” y “durante X tiempo” que ya vimos en el §1.2. Estos adverbios se pre-
dican de eventos aspectualmente diferentes, como muestran los siguientes con-
trastes:
128
El significado léxico y las relaciones léxicas de significado
129
Semántica
dos de significado que tiene asociado. Es decir, en las teorías atomistas, las rela-
ciones léxico-semánticas están presentes en el componente léxico de la gramática,
mientras que el significado emerge de esas relaciones. Como consecuencia, el
lexicón aparece como una estructura, una red de relaciones léxico-semánticas.
Una posición diferente, alejada tanto del paradigma generativo como de las
teorías atomistas, sería situar las relaciones léxico-semánticas en un nivel diferen-
te, un nivel de conocimiento metalingüístico (Murphy, 2003).
En este capítulo hemos analizado algunos fenómenos que nos permiten identi-
ficar clases semánticas de palabras; palabras que podemos agrupar en función de
sus propiedades semánticas. Gran parte de la investigación en la Semántica Léxi-
ca parte de la hipótesis de que ciertas características del significado léxico expli-
can determinados fenómenos lingüísticos. Así, la teoría semántica busca la identi-
ficación de clases semánticas que expliquen, por ejemplo, el fenómeno de las
alternancias y otros fenómenos de realización argumental (identificando así “ver-
bos de contacto”, “verbos psicológicos”, etc. [§7]). Asimismo, podemos identifi-
car clases de verbos por ciertas propiedades aspectuales (“verbos de estado”,
“verbos de cambio de estado”, etc. [§7]). También podemos identificar clases
semánticas por sus propiedades inferenciales (“verbos implicativos”, “verbos
factivos” [§3.5.1], etc.).
La búsqueda de clases semánticas de palabras se extiende a todas las palabras,
independientemente de su categoría sintáctica. Así, diferenciamos nombres con-
tables y no contables, cuantificadores fuertes y débiles (§8), etc. Algunas de estas
clases serán objeto de análisis en este libro, pero la lista es más amplia de lo que
aquí podemos recoger.
Lecturas complementarias
130
El significado léxico y las relaciones léxicas de significado
Ejercicios
(i) elevar
(ii) limón
(iii) marido
A.
131
Semántica
de brie, probablemente dirá que es una fotografía de queso […] Hay un nivel
entre lo muy específico y lo muy general al que normalmente prestamos atención;
es el llamado nivel básico [basic level].
B.
Competencias
132
6
La multiplicidad de significados
133
Semántica
El término ambiguo se usa comúnmente en el lenguaje para indicar que una ex-
presión de una lengua puede entenderse de varios modos diferentes. Si dejamos a
un lado el significado del hablante y llevamos este concepto al terreno del signifi-
cado lingüístico, diríamos que una expresión es ambigua si tiene más de un signi-
ficado lingüístico.
En el §4, vimos diferentes ejemplos de ambigüedad, de tal forma que pode-
mos identificar dos tipos básicos: la ambigüedad léxica y la ambigüedad estructu-
ral. Vimos entonces que la composicionalidad de una expresión compleja no su-
fría ninguna complicación si asumíamos lo siguiente: (a) En el caso de la
ambigüedad estructural, a una expresión compleja estructuralmente ambigua le
corresponden tantas representaciones semánticas como significados lingüísticos
tenga y, (b) en el caso de la ambigüedad léxica, a una palabra ambigua le corres-
ponden tantas entradas léxicas como significados lingüísticos diferentes identifi-
quemos.
En el caso de la ambigüedad léxica u homonimia, siguiendo la hipótesis ante-
rior, y puesto que, por ejemplo, la palabra “hoja” tiene, al menos tres significa-
dos, nuestro lexicón debe diferenciar tres entradas léxicas diferentes:
A los ojos de los hablantes, la ambigüedad léxica aparece como una coinci-
dencia, ya que los diferentes significados lingüísticos parecen ser completamen-
te independientes. Estas ideas de coincidencia y de independencia entre los múl-
tiples significados de las palabras homónimas se traducen en lo siguiente. Por
un lado, no se encuentra justificación teórica para que una lengua lexicalice
conjuntamente los diferentes significados de una palabra homónima. Por otro
lado, otras lenguas (no necesariamente alejadas) no lexicalizan esos significados
en una única palabra. Es decir, es difícil, aunque no imposible, que una palabra
homónima en español también lo sea en otras lenguas, como se muestra en el
siguiente cuadro:
134
La multiplicidad de significados
135
Semántica
Y así podríamos seguir encontrando ejemplos en los que una palabra como
“periódico” tuviera nuevas denotaciones.
Por todo ello, palabras como “vaso”, “puerta” o “periódico” son tales que
no puede haber una representación semántica almacenada en el lexicón para cada
uno de sus significados. Estas palabras contrastan con la multiplicidad de signifi-
cado lingüístico de palabras como “estación” u “hoja”.
136
La multiplicidad de significados
137
Semántica
138
La multiplicidad de significados
La palabra “padres” sirve para denotar tanto a padres como a madres. De he-
cho, (17) sería verdadera aun cuando solo hubieran acudido madres a la reunión.
No resulta sencillo diferenciar entre ambigüedad, polisemia e indeterminación.
Por ejemplo, la palabra rusa “plyt” significa tanto flotar como nadar y navegar
(Koptjevskaja-Tamm, 2008). Podríamos defender la ambigüedad de esta palabra.
Pero también podríamos considerarla polisémica si relacionamos los tres significa-
dos (de hecho, se denotan acciones llevadas a cabo en la superficie del agua). Pero
tampoco estaríamos desencaminados si afirmáramos que la lengua rusa no establece
distinción semántica entre las acciones llevadas a cabo en la superficie del agua y,
por tanto, la palabra “plyt” se clasificara como indeterminada.
La indeterminación no es asimilable a la vaguedad.
La vaguedad no tiene nada que ver con la falta de información. La falta de in-
formación se puede, idealmente, completar hasta llegar al más mínimo detalle
informativo. Sin embargo, la vaguedad no se puede disolver. Obsérvese el si-
guiente ejemplo:
Pongamos que (19) sería una oración falsa si la carretera a la que nos referi-
mos midiera un metro y sería verdadera si midiera treinta metros. Si vamos en-
sanchando centímetro a centímetro una carretera que midiera un metro, ¿en qué
momento empezaríamos a juzgar (19) verdadera? Tras añadir un centímetro, nin-
guna carretera pasa de ser estrecha a no serlo. Aquí radica la paradoja sorites
(Sainsbury y Williamson, 1995). Hay situaciones que hacen verdadera a (19), hay
otras situaciones que la hacen falsa, pero no hay ningún límite definido en el que
el juicio de valor de verdad cambia. Obsérvese que la vaguedad no desaparece
aunque supongamos que el predicado “ser ancho” contenga un anclaje contextual
mediante una comparación implícita y, por tanto, (19) se interpretara como:
139
Semántica
140
La multiplicidad de significados
(24)
Expresiones descriptivas
Expresiones deícticas
141
Semántica
A α
β
R
Los fenómenos que hacen uso de este mecanismo de desplazamiento del sig-
nificado se agrupan en los denominados usos figurativos del lenguaje.
Estos usos figurativos se contraponen a los usos literales. Encontramos de
nuevo expresiones con una multiplicidad de significados: los significados literales
a los que se suman los significados figurados.
Haremos referencia aquí a dos usos figurados: la metonimia y la metáfora. En-
tenderemos estos dos fenómenos como fenómenos lingüísticos y cognoscitivos, y
no como elementos retóricos (es decir, elementos para la elocuencia discursiva).
La metonimia supone un proceso cognoscitivo en el que el valor referencial
de una expresión se sustituye por otro valor referencial que mantiene una relación
de contigüidad con respecto al primero. En los siguientes ejemplos, las oracio-
nes b muestran el desplazamiento metonímico de las expresiones bajo la interpre-
tación figurada de las oraciones a:
142
La multiplicidad de significados
Obsérvese que las oraciones a en (26) y (27) pueden también interpretarse li-
teralmente. En otros casos, el desplazamiento metonímico es necesario para evitar
la violación de las restricciones selectivas:
143
Semántica
144
La multiplicidad de significados
Valor
semántico
α β α β α ∪ β …α … β.. α β …
145
Semántica
146
La multiplicidad de significados
ficado que asigne a la palabra “gato”. Por lo tanto, “gato” es una palabra ambi-
gua; “reloj”, “libro” y “mascota”, no.
Una segunda prueba de ambigüedad se basa en la observación de que en la coor-
dinación de oraciones, en relaciones anafóricas y en la elipsis, los términos ambiguos
pierden la posibilidad de multiplicar los significados posibles y de ligar de forma
“cruzada” las relaciones anafóricas o recuperar material suprimido. Por ejemplo:
Parece que, al igual que con los términos indeterminados, todas las posibili-
dades que da la combinación de los significados son posibles:
147
Semántica
Por otro lado, hemos diferenciado entre ambigüedad léxica y ambigüedad es-
tructural. En este caso también pueden surgir dudas respecto a si cierta ambigüe-
dad pertenece a uno u otro tipo. Por ejemplo, las oraciones negativas tienen, al
menos, dos interpretaciones, de tal forma que (43) tiene, por lo menos, los signifi-
cados que aparecen en (44):
Por supuesto, en línea con lo que hemos expuesto al principio de este aparta-
do, existen más posibilidades teóricas. Por ejemplo, que haya una única negación
y que ésta se corresponda con la negación lógica “¬”, siendo entonces la interpre-
tación “interna” (como en [44a] - [46a]) fruto de inferencias pragmáticas.
También cabe postular una ú znica negación, general, abstracta, en línea con la
denominada “negación metalingüística” (Horn, 1989); negación que, en un contexto,
puede ser capaz de negar cualquier aspecto lingüístico o contextual de un enunciado.
En cualquier caso, lo que queremos subrayar aquí es que la multiplicidad de sig-
nificados no es un fenómeno homogéneo y que la identificación de cada fenómeno
que genera multiplicidad de significados no es inmediata. De hecho, la propia des-
cripción de la multiplicidad de significados depende del marco teórico que se adopte,
tanto respecto del lexicón como de las relaciones entre la Semántica y la Pragmática.
148
La multiplicidad de significados
Lecturas complementarias
Ejercicios
A.
149
Semántica
Cruse, 1986: 51
B.
Competencias
150
7
La semántica de los eventos
Las oraciones apuntan a situaciones en las que participan ciertos elementos y que
se desarrollan en el tiempo. La semántica de los eventos analiza las propiedades
semánticas que van conformando la descripción lingüística de las situaciones.
Estas propiedades semánticas se agrupan en la estructura eventiva de una expre-
sión lingüística.
La estructura eventiva parte del significado léxico del verbo, puesto que, des-
de un punto de vista semántico, podemos considerarlo como el núcleo central del
significado oracional. El verbo determina la relación que se establece entre una
situación y los participantes en ella, de tal forma que el verbo selecciona argu-
mentos y les asigna papeles temáticos. El conjunto de argumentos que selecciona
un verbo constituye su estructura argumental.
Por otra parte, la descripción lingüística de una situación puede ser tal que la
presente como una situación que se desarrolla en el tiempo o como una situación
puntual; asimismo, la situación puede ser presentada como temporalmente delimi-
tada o no. La combinación de estas características aspectuales genera clases se-
mánticas diferentes de oraciones.
La estructura eventiva es fundamental para explicar ciertas regularidades que
observamos en la realización argumental. Además, nos permite adentrarnos en la
conceptualización lingüística temporal, espacial y relacional de las situaciones.
Los objetivos de este capítulo son los siguientes: 1) Analizar las propiedades
semánticas de los verbos relacionadas con la selección de participantes en los
eventos (la estructura argumental); 2) analizar las propiedades aspectuales de los
verbos y de las oraciones; 3) profundizar en la representación lógica de las ora-
ciones y 4) mostrar diferentes categorías relacionadas con la conceptualización
espacial y causal de los eventos.
151
Semántica
7.1. Introducción
152
La semántica de los eventos
Si nos fijamos en los individuales denotados por los argumentos del verbo (en
nuestro ejemplo inicial “La niña ha pintado un dibujo”, las expresiones “la ni-
ña” y “un dibujo”), vemos que cada uno de ellos participa en la eventualidad de
forma diferente: la niña realiza la acción de pintar y el dibujo es algo creado por
esa acción. Es decir, los argumentos “la niña” y “el dibujo” desempeñan papeles
diferentes en la eventualidad que denota la oración.
El desempeño de un papel en una eventualidad es propio de un argumento; y
un argumento depende de su predicado. De forma generalizada, podemos afirmar
que un predicado selecciona argumentos y les asigna papeles temáticos [thematic
roles] (también denominados “relaciones temáticas”):
153
Semántica
154
La semántica de los eventos
155
Semántica
Ningún papel temático que hemos presentado aquí se adecua a los argumentos
marcados en cursiva en el ejemplo anterior. Se podría proponer un nuevo papel,
extensión o medida. Este nuevo papel temático se adecua al argumento “cinco
euros” de (11a). Sin embargo, diríamos que en (11b) recibe el papel de “tema”, a
pesar de que la participación del argumento “cinco euros” en ambas eventualida-
des es la misma:
Los papeles temáticos pueden aparecer como “etiquetas” asociadas a los luga-
res argumentales que genera un predicado (como veremos en el apartado siguien-
156
La semántica de los eventos
te). Hay otras propuestas teóricas en las que el concepto semántico de papel temá-
tico se descompone en diferentes características semánticas.
En primer lugar, encontramos en Dowty (1991) una caracterización de los pape-
les temáticos mediante conjuntos de entrañamientos. Los papeles temáticos tipo son
abstracciones a partir de las características semánticas de las formas de participa-
ción que establecen los verbos. Producto de esta abstracción, el concepto de papel
temático genera características prototípicas de pertenencia a un papel temático. Es
decir, los papeles temáticos son, en realidad, papeles temáticos prototípicos.
Dowty identifica dos papeles temáticos prototípicos, a los que asigna las si-
guientes características semánticas (Dowty, 1991: 572):
(12) Papel agente prototípico:
a. participación voluntaria en el evento o estado
b. sensibilidad (o percepción)
c. causa un evento o un cambio de estado en otro participante
d. movimiento (relativo a la posición de otro participante)
(13) Papel paciente prototípico:
a. experimenta cambio de estado
b. tema incremental [véase §7.3.2]
c. afectado mediante relación causal por otro participante
d. estático con relación al movimiento de otro participante
157
Semántica
Por ello, a pesar de las dificultades para decidir cuántos papeles temáticos
hay, cómo caracterizarlos y qué mecanismos deciden qué papeles temáticos asig-
na un predicado, el concepto de papel temático sirve para construir una estructura
semántica esencial para entender la realización sintáctica de los argumentos de un
predicado.
En concreto, dado un predicado, podemos agrupar el conjunto de papeles
temáticos que asigna a sus argumentos. De esta manera, podemos definir una
estructura argumental para cada predicado. Por ejemplo:
158
La semántica de los eventos
puede prescindir del papel temático concreto que asigna el predicado y reducirse a
marcar otras características importantes para la realización sintáctica de los argu-
mentos. Por ejemplo, si el argumento es “externo” al SV o si un argumento puede
quedar implícito o no. De este modo, las estructuras argumentales en (16) pueden
representarse así, donde la cursiva indica que el argumento es externo y el parén-
tesis recto, la posibilidad de que el argumento sea implícito (sobre argumentos
implícitos volveremos más adelante):
159
Semántica
Qué verbos participan en una alternancia concreta y qué aspectos del signifi-
cado se modifican en las alternancias son temas importantes de estudio en la Se-
mántica (Levin, 1993; Pinker, 1983; Jackendoff, 1990; Moreno Cabrera, 2011a).
En la oración, junto al verbo y sus argumentos pueden aparecer opcionalmente
diversos adjuntos. Los adjuntos son sintácticamente, estructuras hermanas de X'.
Argumentos y adjuntos proceden, por tanto, de lugares diferentes en la estructura
sintáctica, como muestra el siguiente esquema (que corresponde a una lengua,
como el español, de núcleo inicial):
(23) X'
X' Adjunto
X Argumento
160
La semántica de los eventos
(29) (AGENTE)
comer:
(AGENTE, TEMA)
161
Semántica
162
La semántica de los eventos
Hemos afirmado que los verbos denotan relaciones entre individuales que caracte-
rizan tipos de eventualidades. En las herramientas semánticas que hemos presen-
tado en el §3 no aparecen más que individuales y valores de verdad (los tipos
semánticos e y t). Ahora vamos a revisar la representación semántica de las ora-
ciones y, después, abordaremos la estructura aspectual verbal y oracional.
163
Semántica
164
La semántica de los eventos
165
Semántica
166
La semántica de los eventos
Las eventualidades télicas son, desde un punto de vista eventivo, más complejas
que las atélicas. Mientras que en las eventualidades atélicas hay una sola eventuali-
dad, en las eventualidades télicas se pueden identificar al menos dos subeventuali-
dades: un proceso o una actividad más un estado del que se parte o al que se llega.
En verbos de creación (“dibujar”, “escribir”, etc.) y de extinción (“destruir”,
“comer”, etc.), el tema va modificándose hasta que llega un punto en el que el tema
se modifica definitivamente (estos temas reciben el nombre de temas incrementales
(Dowty, 1991). La misma idea es aplicable a verbos de movimiento (“venir”, “em-
pujar”, etc.). En los verbos de movimiento, hay un “camino” [path] que se va reco-
rriendo (es decir, el movimiento supone un proceso acumulativo en la eventualidad):
Por otro lado, las expresiones sin dimensión temporal (DIM 0), pueden indi-
car un límite temporal (+T) o no (–T):
167
Semántica
(50)
+T –T
DIM 0 Logro Estado
[Achievement] [State]
DIM 1 Realización Actividad
[Accomplishment] [Activity]
Hay varios fenómenos que permiten identificar el tipo aspectual de una even-
tualidad. Por ejemplo, el uso de la perífrasis <estar + gerundio> solo es posible si
la eventualidad tiene DIM 1, como muestran los siguientes ejemplos:
Si una oración cuyo valor aspectual es DIM 0 aparece en esta perífrasis, debe
haber algún proceso intermedio de reinterpretación:
168
La semántica de los eventos
(58)
Eventualidades
Estados Acciones
Actividades Eventos
Realizaciones Logros
169
Semántica
El argumento eventivo, como hemos visto, fue propuesto por Davidson (1967)
para la estructura argumental de los verbos que denotan eventos. Algunos autores
(Higginbotham, 1985; Chierchia, 1995a) propusieron que, de hecho, todos los
verbos tienen un argumento eventivo en su entrada léxica, de tal manera que la
variable eventiva es propia de las representaciones semánticas de todas las ora-
ciones, independientemente del tipo aspectual de la eventualidad que denoten. La
variable eventiva permite unir la descripción verbal de la eventualidad con sus
participantes, por lo que, a pesar de haber diferentes tipos de eventualidades, to-
das ellas introducen, desde este punto de vista, una variable eventiva.
El primer caso problemático para esta hipótesis es el de los estados. Los si-
guientes fenómenos invitan a pensar que hay dos tipos diferentes de estados
(Maienborn, 2007):
170
La semántica de los eventos
171
Semántica
A) El movimiento y la localización
172
La semántica de los eventos
173
Semántica
B) La causatividad
La causatividad es una relación que los seres humanos establecemos entre dos
eventos que están temporal y contrafácticamente relacionados; es decir, el evento
causado, e2, es posterior al evento que lo causa, e1, y si el evento causado e2 no se
ha dado, tampoco se da el evento que lo hubiera causado e1 (Neeleman y Van de
Koot, 2012).
Para analizar cómo se representa lingüísticamente la causatividad podemos,
de nuevo, usar las herramientas de la semántica conceptual de Jackendoff, sin
entrar en propuestas más abstractas (Jackendoff, 1990):
Con todo, (73b) invita a inferir que el niño hizo algo que rompiera el juguete.
La representación conceptual de (73b) es:
(74) [EVENTO CAUSAR ([COSA NIÑO], [EVENTO IR ([COSA JUGUETE ],
A ([ESTADO ROTO]))])]
El argumento de la función conceptual CAUSAR indica el instigador extrín-
seco de la situación causada. Sin embargo, la causatividad puede extenderse a
otros casos en los que, aunque no haya un instigador extrínseco, sí haya, en tér-
minos de Talmy (1988) una dinámica de fuerzas ejercidas por un elemento ago-
nista y otro antagonista. Observemos, por ejemplo, las siguientes oraciones:
(75) a. La profesora prohibió al niño tirar el balón
b. El niño pidió a la profesora permiso para ir al baño
En estas oraciones, hay un agonista que ejerce fuerza para que se dé una si-
tuación. Junto al agonista, el antagonista es afectado por la fuerza del agonista y
ejerce otra fuerza diferente, que puede oponerse a la primera (como en [75a]) o no
(como en [75b]). En otros términos, el agonista se identifica como “actor” y el
antagonista como “paciente”:
174
La semántica de los eventos
(77)
(78)
camino
Nivel de espacio tema localización
origen destino
175
Semántica
Lecturas complementarias
Ejercicios
176
La semántica de los eventos
A.
Desde hace tiempo se sabe que los verbos se agrupan en clases
semánticamente identificables, que son la base para generalizaciones respecto a
la realización argumental. Fillmore (1970) señala que, en términos de su
comportamiento lingüístico, “break” y “hit” representan cada uno un amplio
conjunto de verbos, que incluyen los que aparecen en (3). Cada conjunto
muestra una coherencia semántica: Los verbos que funcionan como “break”
conllevan un cambio de estado de una entidad, mientras que los que se
comportan como “hit” conllevan contacto, a menudo contundente, con una
entidad, sin que traiga consigo ningún cambio de estado en ella (p. ej., The
rocks hit the window, but luckily it wasn't damaged). […]
Todos los verbos de la clase de “break” –y ninguno en la clase de “hit”–
muestran las dos opciones de realización argumental en (1) y (2), que, juntas,
constituyen la alternancia causativa (también conocida como la alternancia
“anticausativa” o “causativa/incoativa”). […] De forma más general, los verbos
como “break” y los verbos como “hit” muestran un conjunto de posibilidades
de realización argumental características, que van más allá de lo que aquí
hemos mostrado.
177
Semántica
B.
Competencias
178
8
Referencia y cuantificación
Las expresiones referenciales permiten apuntar hacia los individuales que partici-
pan en una situación; es decir, desempeñan una función referencial. Por su parte,
las expresiones cuantificacionales sirven para cuantificar individuales.
A pesar de que las expresiones referenciales y las cuantificacionales tienen ca-
racterísticas semánticas diferentes, hay fenómenos que aportan cierta fuerza cuan-
tificacional a las expresiones referenciales: la existencia del referente y la siste-
mática ambigüedad entre interpretaciones referenciales y atributivas.
Las expresiones referenciales tienen características descriptivas y epistémicas.
Las características epistémicas de las expresiones referenciales muestran que la
interpretación semántica se realiza dentro de un discurso. Esta idea abre la puerta
al desarrollo de semánticas dinámicas.
Una expresión cuantificacional compuesta por un cuantificador y un sintagma
nominal forma un cuantificador generalizado. Los cuantificadores generalizados
denotan conjuntos de conjuntos. Por ello, un cuantificador establece una relación
entre conjuntos. Esta idea permite formalizar no solo el cuantificador existencial y
el universal, sino cuantificadores como “la mayoría de”, “muchos”, “cinco”,
etc., así como componer cuantificadores complejos, como “más de tres y menos
de siete”, “muchos P y pocos Q”, etc. Este análisis semántico se puede extender
al artículo definido y a los nombres propios.
Los cuantificadores generalizados tienen características semánticas que per-
miten agruparlos en dos tipos diferentes: los cuantificadores fuertes y los débiles.
La referencia y la cuantificación están relacionadas con otros fenómenos se-
mánticos como la pluralidad, la genericidad y la polaridad.
Los objetivos de este capítulo son los siguientes: 1) identificar las característi-
cas semánticas de las expresiones referenciales y 2) diferenciarlas de las caracte-
rísticas semánticas de las expresiones cuantificacionales, 3) conocer los funda-
179
Semántica
8.1. Introducción
Los nombres propios (1a), las descripciones definidas (1b) y los pronombres
(1c) muestran, intuitivamente, una función referencial.
La interpretación de las expresiones referenciales depende del contexto por-
que, como vimos en el §2.1, la referencia es un acto lingüístico mediante el cual
un hablante indica a qué individual quiere apuntar. Por tanto, su estudio, en un
primer momento, pertenece a la Pragmática. Sin embargo, podemos hablar del
significado semántico de una expresión referencial en la medida en la que identi-
fiquemos su función en el significado lingüístico oracional y las indicaciones
estables y sistemáticas que conlleva y que son guías para llegar a su valor contex-
tual. Estas indicaciones pueden ser, como veremos, descriptivas o epistémicas.
Una indicación es descriptiva si caracteriza ciertas propiedades del referente; por
ello, podemos identificar un contenido descriptivo en las expresiones referencia-
les, contenido que puede ser muy amplio (como en [1b]) o muy pobre (como en el
caso de los pronombres y demostrativos). Por su parte, una indicación es episté-
mica si marca la accesibilidad del referente para el interpelado (según supone el
hablante) (Ariel, 1990; García Murga, 1998).
180
Referencia y cuantificación
Obsérvese que solamente las expresiones relevantes en (2a) y (2b) son, sintác-
ticamente, sintagmas determinantes. El cuantificador en (2c) es un adverbio y,
aunque no será nuestro centro de atención, en este capítulo haremos alguna men-
ción a los adverbios de cuantificación.
El significado de las expresiones de las lenguas naturales parte, como vimos
en el §2, de la relación entre las palabras y la “realidad”. Sobre esta relación se
funda una característica semántica básica de las palabras: su denotación. Por tan-
to, una primera cuestión respecto a las expresiones referenciales y las cuantifica-
cionales consistirá en analizar qué tipo de denotación tiene cada una de ellas.
En principio, podemos suponer que el valor semántico de una expresión referen-
cial es un individual; es decir, las expresiones referenciales son de tipo e (§3.3). Ob-
sérvese que si sustituimos la variable x por una expresión referencial en los siguientes
esquemas, (3) y (4) serían verdaderos y (5), falso (Kratzer, 1998: 132 y ss.):
(6) a. Si Joan Manuel Serrat vino ayer por la mañana, Joan Manuel Serrat
vino ayer
b. Si dos cantantes vinieron ayer por la mañana, dos cantantes vinie-
ron ayer
181
Semántica
(7) Si ella1 (/ésta1) vino ayer por la mañana, ella1 (/ésta1) vino ayer
(8) Si la profesora2 (/esta profesora2) vino ayer por la mañana, la profeso-
ra2 (/esta profesora2) vino ayer
Según los esquemas (3)-(5), los pronombres (incluidos los demostrativos “éste”,
“ese”, etc.) y las descripciones definidas (incluidas las descripciones demostrativas
como “ese cantante”) serían expresiones referenciales. Dejamos las sustituciones en
los esquemas (4) y (5) y su contraste de valores de verdad como ejercicio.
De estos ejemplos concluimos que las expresiones referenciales y las expre-
siones cuantificacionales tienen propiedades semánticas diferentes.
En el estudio de la referencia y la cuantificación recorreremos el siguiente
camino: en el apartado 8.2 haremos una primera aproximación a la semántica de
las expresiones referenciales. A continuación, en el apartado 8.3 estudiaremos
algunos aspectos básicos de las expresiones cuantificacionales. El apartado 8.4
servirá para reanalizar las expresiones referenciales y construir, a partir de ese
nuevo análisis, una teoría semántica dinámica. En el apartado 8.5 introduciremos
un nuevo análisis de las expresiones cuantificacionales. El resto de apartados de
este capítulo estarán dedicados a completar las cuestiones semánticas relaciona-
das con la interpretación del sintagma determinante y del nominal.
182
Referencia y cuantificación
(9) a. Joan Manuel Serrat / El autor de “Ara que tinc vint anys” / ha venido
b. venir' (a)
(10) [[a]]M =
183
Semántica
184
Referencia y cuantificación
185
Semántica
familiar en el discurso. Obsérvese que (17a) puede tener una interpretación espe-
cífica, aunque esa no sea su única interpretación. Por el contrario, (17b), debido a
la presencia del adjetivo “cierto”, tiene una interpretación específica:
(20) a. Él ha venido
b. venir' (x)
186
Referencia y cuantificación
del pronombre. El antecedente del pronombre puede ser otra expresión referencial o
un cuantificador:
187
Semántica
Los cuantificadores, como hemos visto en el §3.1, operan sobre un alcance; al-
cance en el que los cuantificadores ligan las variables sobre las que cuantifican.
En las lenguas naturales, el alcance de un cuantificador está limitado a la cláusula
en la que aparece (González, 2013). Así, por ejemplo, la oración (24), en la que
marcamos entre corchetes la cláusula en la que aparece el cuantificador “todos”,
significa (25), pero no (26):
188
Referencia y cuantificación
(27) Todos mis colegas creen que un artículo mío tiene errores
(28) ∀x (colega' (x) → creer' (x, ∃y (artículo' (y) ᴧ tener errores' (y))))
Todos mis colegas son tales que creen que hay un artículo mío que
tiene errores
(29) ∃y (artículo' (y) ᴧ ∀x (colega' (x) → creer' (x, ^tener errores' (y))))
Existe un artículo mío tal que todos mis colegas creen que tiene errores
189
Semántica
Las oraciones en (31) son verdaderas si todos los granjeros pegan no a uno,
sino a todos los burros que tienen. Es decir, la descripción indefinida “un burro”
adquiere en estas oraciones una fuerza cuantificacional universal. Junto a ello,
podemos observar que la descripción indefinida adquiere otras fuerzas cuantifica-
cionales diferentes cuando se añaden otros adverbios de cuantificación:
Vamos a observar un nuevo uso de los pronombres; uso ligado al fenómeno de las
“oraciones de burro”. En estos usos, hay un cuantificador al que está ligado el
pronombre, pero ese cuantificador no tiene al pronombre dentro de su alcance.
Esto quiere decir que bien este pronombre no es semánticamente una variable
ligada (a pesar de su dependencia del cuantificador) o bien el alcance del cuantifi-
cador se extiende por otras razones. Veamos un ejemplo:
(34)
∃x (profesora' (x) ᴧ estar en clase' (x)) → ¬ poder recibir llamadas' (x)
190
Referencia y cuantificación
El uso del indefinido es inapropiado para hacer referencia a objetos que sa-
bemos que son únicos. Asimismo, si el determinante indefinido y el definido se
focalizan, el contraste que se genera (véase el §10.2.2) está relacionado con la
unicidad o no del objeto referido (Abbot, 1999):
(37) Esta no es una razón para estudiar Lingüística; es la razón para hacerlo
191
Semántica
(38) a. Ningún padre que tiene una hija adolescente le presta su coche
b. Ningún padre que tiene una hija adolescente presta su coche a su
hija adolescente
(39) a. Si un vitoriano se encuentra con otro vitoriano, le saluda
b. Si un vitoriano se encuentra con otro vitoriano, el vitoriano que se
ha encontrado con otro vitoriano saluda al otro vitoriano
192
Referencia y cuantificación
Hasta ahora, hemos supuesto que las expresiones referenciales denotan un indivi-
dual, es decir, un objeto que pertenece al universo del discurso del modelo. Sin
embargo, las expresiones referenciales apuntan a referentes que se sitúan en dife-
rentes planos: el plano del contexto físico (en el uso deíctico de los pronombres y
de los demostrativos), el plano del conocimiento enciclopédico (en el caso de las
descripciones definidas y los nombres propios) y el plano discursivo (en el caso de
las anáforas). En cierta forma, estos tres planos convergen en el discurso.
Una oración, podemos pensar entonces, no se puede analizar semánticamente
de forma aislada. Una oración, cuando se asevera, se integra en un discurso y lo
modifica. Incluso una aseveración que inicie un discurso no parte nunca “de cero”;
siempre hay, en términos de Stalnaker, una base común [common ground]. La
base común es la información de trasfondo que, supuestamente, los participantes
en una conversación comparten y creen que comparten (véase Stalnaker, 2002).
Un enunciado, por tanto, modifica la base común añadiendo información al
discurso y, como consecuencia, excluyendo las alternativas incompatibles con la
información añadida. Podemos entender el enunciado como una función que toma
como argumento una base común y da como resultado una nueva base común.
Representamos esta idea en el siguiente esquema:
193
Semántica
x y z… Universo de la ERD
P(x)
Conjunto de condiciones
R (z, y)
…
194
Referencia y cuantificación
Marta(x)
libro (y)
comprar (x,y)
La siguiente oración se integra en la ERD1 y genera una nueva ERD, que de-
nominamos ERD2:
(46) ERD2 x y u v z
Marta(x)
libro (y)
comprar (x,y)
u= x
v=y
lingüista (z)
regalar (u,v,z)
195
Semántica
x y u v
u=x
granjero (x) => v=y
burro (y) pegar (u,v)
196
Referencia y cuantificación
Hay que considerar únicamente el conjunto de niños del modelo, no todos los
objetos del mismo. Es decir, el ejemplo (49) no significa que pocos objetos son
tales que son niños y tienen un juguete. Supongamos, por ejemplo, que haya cien
objetos y, entre ellos, cinco niños. Si de los cinco niños, cuatro tienen un juguete,
(49) sería falsa a pesar de que sería verdad que pocos objetos son niños y tienen
un juguete. El mismo argumento sirve para el cuantificador en (50).
Este problema se refleja en la propia representación semántica que hemos
construido hasta ahora. De hecho, no hay una representación lógica de los cuan-
tificadores-D que permita establecer reglas de correspondencia simples entre la
forma sintáctica y la representación semántica, como muestra el siguiente es-
quema:
(51)
SDet
Det SN
sintaxis semántica
197
Semántica
(52) O<t>
SDet? SV<e,t>
Det? SN<e,t>
(53) O<t>
SDet<<e,t>,t>> SV<e,t>
Det<<e,t>,<<e,t>,t>> SN<e,t>
¿Qué quiere decir esto? Empecemos por el SDet. Hemos dicho que esta ex-
presión, que se corresponde a una expresión como “todo niño”, es de tipo
<<e,t>,t>. Esto quiere decir que su denotación es un conjunto de conjuntos. Es-
tas expresiones se denominan cuantificadores generalizados:
198
Referencia y cuantificación
(56)
{a,b,c,d}
{∅}
Intuitivamente, en este modelo hay cuatro propiedades que tienen todos los
niños: la propiedad {a,b,c,d}(supongamos que es “ir a la escuela”), la propiedad
{a,b,c} (por ejemplo, “tener un hermano”), la propiedad {a,c,d} (pongamos “te-
ner un juguete”) y la propiedad {a,c} (sea “tener miedo”).
La denotación del cuantificador generalizado “todo niño” es, por tanto, el
conjunto de las propiedades que tienen todos los niños. Utilizando el operador
lambda, la representación semántica de “todo niño” es la siguiente:
199
Semántica
200
Referencia y cuantificación
201
Semántica
Tanto si hubiera niños como si no, las oraciones a y b serían verdaderas. Sin
embargo, (68c) es falsa si hubiera niños y (68d) sería falsa si no hubiera niños.
Por lo tanto, a y b son oraciones lógicamente necesarias mientras que c y d son
contingentes.
Es interesante observar que mientras que todos los determinantes simétricos y los
que generan oraciones contingentes en el esquema (68) son aceptables en el esquema
“Hay α”, los otros determinantes no lo son, como se muestra a continuación:
Este fenómeno, conocido como efecto de definitud, permite distinguir dos ti-
pos de determinantes: determinantes fuertes y determinantes débiles, tal y como
se muestra a continuación:
202
Referencia y cuantificación
(71)
Es necesario tener en cuenta que los determinantes débiles pueden tener inter-
pretaciones fuertes. En algunos casos, como (72a) la interpretación fuerte procede
del contexto. En otros casos, como en (72b) la estructura partitiva fuerza la inter-
pretación fuerte del determinante:
(72) a. [Contexto: Los ciclistas que han tomado la salida han rodado en
pelotón, pero pronto ha habido escapadas y la etapa se ha hecho
muy competida. Con todo:] Muchos ciclistas han llegado a la meta
a menos de cinco minutos del ganador
b. Muchos de los ciclistas que se cayeron han llegado a la meta a
menos de cinco minutos del ganador
203
Semántica
(75)
204
Referencia y cuantificación
205
Semántica
8.6.2. La genericidad
206
Referencia y cuantificación
En contraste con el inglés, los nombres plurales sin determinante; es decir, los
nombres escuetos plurales [plural bare nouns] en español no pueden interpre-
tarse genéricamente (McNally, 2004):
207
Semántica
(88) a. No student
b. Every student who had ever read anything about Semantics
c. *Some student [attended the lecture
(89) a. No student
b. *Every student who attended the lectures had ever heard
c. *Some student [anything about Semantics
(92) Todo SN SV
208
Referencia y cuantificación
Lecturas complementarias
Sobre la Semántica Dinámica, véase Heim (1982) y Kamp y Reyle (1993), así
como Kadmon (2001) y el capítulo 5 de Cann et al. (2009), donde hay muchas
sugerencias para otras lecturas.
Sobre la cuantificación, véase el capítulo 6 de Kearns (2011) y la lección IV
de Bach (1997) y el capítulo 4 de Cann et al. (2009). Para un nivel avanzado,
pueden consultarse los capítulos 6 y 7 de Heim y Kratzer (1998) y el capítulo 9 de
Chierchia y McConnell-Ginet (2000). Sobre pluralidad, véase Cann et al. (2009),
capítulo 4. Sobre la genericidad, debe consultarse el capítulo introductorio de
Carlson y Pelletier (1995).
Sobre la polaridad, véase el capítulo 6 de Kearns (2011) y Giannakidou
(2011).
Ejercicios
209
Semántica
A.
210
Referencia y cuantificación
B.
Szabolcsi, 2010: 61
Competencias
211
9
La modalidad
213
Semántica
Mientras que la oración (1a) describe una situación que se presenta como real,
como indudablemente verdadera, la oración (1b) indica que, al margen de lo que
suceda de hecho en la realidad, no es descartable pensar que haya otras formas de
vida en el espacio.
La modalidad está directamente relacionada con el concepto de posibilidad.
Puesto que la posibilidad abre las puertas a la necesidad, podemos decir que la
modalidad abarca los conceptos de posibilidad y necesidad.
Las lenguas naturales disponen de múltiples estructuras lingüísticas que per-
miten abrir las oraciones a condiciones de posibilidad:
214
La modalidad
Mientras que la oración (4a) describe una situación real, la oración (4b) des-
cribe el estado psicológico de una persona; estado psicológico que se sitúa, de
nuevo, más allá del mundo real. De alguna forma, un verbo como “creer” genera
un mundo posible compuesto por las creencias atribuidas a una persona. Por lo
tanto, las condiciones de verdad de las oraciones en (4) son muy diferentes entre
sí porque el valor semántico de estas oraciones se construye a partir de “mundos
posibles” diferentes: el mundo real –pongamos por caso– en (4a) y un conjunto de
mundos posibles en (4b); mundos posibles que describen el estado psicológico del
sujeto. La semántica del verbo “creer”, y de los verbos que describen estados
psicológicos de los individuos (verbos que se denominan “de actitud proposicio-
nal”) se analizarán en el apartado 9.4.
Un tercer fenómeno lingüístico que se relaciona con la modalidad está consti-
tuido por las oraciones condicionales:
215
Semántica
216
La modalidad
Los verbos modales son verbos que expresan posibilidad o necesidad. En español,
los verbos “poder”, “tener (que)”, “deber (de)”, “haber (de)”, etc. son verbos
modales. La primera característica semántica de los verbos modales es que dan
origen a múltiples interpretaciones. Obsérvense los siguientes ejemplos:
217
Semántica
218
La modalidad
Si (9) se interpreta deónticamente (es decir, los niños tenían una norma que
cumplir), la modalidad expresa una obligación existente en el pasado. Sin embar-
go, si se interpreta epistémicamente (es decir, en función de lo que sabe el hablan-
te), la modalidad expresa lo que sabe el hablante en el momento de la enunciación
respecto a una situación del pasado (Hacquard, 2011).
La modalidad radical y la modalidad epistémica muestran características gra-
maticales diferentes (Bosque, 1998). Así, la modalidad radical no aparece en los
tiempos compuestos:
219
Semántica
Por otro lado, las oraciones declarativas con verbos modales pueden tener una
interpretación “realizativa”, según la cual, en enunciado sirve para realizar un
acto verbal realizativo, como, por ejemplo, ordenar. En este sentido, las oraciones
a y b son similares:
(15) a. Teniendo en cuenta las normas, los alumnos pueden estar allí
los alumnos tienen que respetar
a los profesores (y viceversa)
220
La modalidad
221
Semántica
El tiempo es, junto con el espacio, una condición necesaria para que el sistema
cognoscitivo humano perciba los fenómenos que llegan a los sentidos. Por ello,
no es extraño que todas las oraciones generadas por una lengua, sea mediante el
tiempo verbal, adverbios temporales, cláusulas temporales, estructuras discursivas
u otros factores gramaticales, sitúen la situación descrita en una coordenada tem-
poral:
222
La modalidad
Esta forma de analizar la expresión del tiempo en las lenguas naturales es, sin
embargo, insuficiente. Obsérvese, por ejemplo, la siguiente oración:
223
Semántica
224
La modalidad
(27)
Por otro lado, vamos a identificar tres intervalos diferentes: el intervalo que
corresponde al tiempo de la eventualidad, el que corresponde al enunciado y el
que corresponde al tiempo de referencia. En primer lugar, el tiempo de la even-
tualidad es el intervalo temporal en el que sucede la situación descrita. La situa-
ción descrita puede ser, desde un punto de vista temporal, en sí misma compleja
debido a sus características aspectuales, tal y como vimos en el §7.3.2. En segun-
do lugar, el tiempo del enunciado corresponde al momento en el que se emite el
enunciado. El tiempo del enunciado, por lo tanto, solo puede establecerse contex-
tualmente. Finalmente, el tiempo de referencia es el intervalo temporal que es
pertinente para situar el tiempo de la eventualidad. El tiempo de referencia puede
ser implícito (como en el ejemplo [25]) o puede estar explícitamente marcado
mediante adverbios temporales:
225
Semántica
estudiante' (x)
proyecto' (y)
presentar' (e)
agente (e, x)
tema (e, y)
e<n
e⊆t
226
La modalidad
(32) a. Presente: e = n
b. Pasado: e < n
c. Futuro: n < e
La oración (33a) ejemplifica las formas de presente narrativo en las que, a pesar
del uso de formas verbales de presente, las eventualidades se sitúan en el pasado.
Por su parte, la oración (33b) describe una situación que sucederá en el futuro a
pesar de la forma verbal de presente. Ambos usos de las formas del presente no son
equiparables a los de, por ejemplo, las formas de presente de la lengua vasca:
227
Semántica
Los verbos de actitud proposicional son verbos cuya función semántica consiste
en informar sobre actitudes cognoscitivas de los individuales denotados por el
sujeto oracional. Puesto que hablamos de actitudes cognoscitivas, estos verbos
seleccionan seres humanos como “experimentantes”. Estas actitudes cognosciti-
vas son proposicionales en la medida en que el objeto cognoscitivo de la actitud
se representa mediante una estructura abstracta proposicional (aunque esta idea
es, como veremos, discutible). Según esta caracterización, la estructura temática
de los verbos de actitud proposicional sería la siguiente:
(36) Vactitud proposicional (EXPERIMENTANTE, ESTÍMULO)
228
La modalidad
(39) a. El subdirector es un individuo tal que la directora cree que ese in-
dividuo es un espía.
b. ∃x (subdirector' (x) ᴧ creer” (a, ser-un-espía' (x)))
229
Semántica
230
La modalidad
proposiciones que son entrañadas por sus creencias. Es decir, dado que, por ejem-
plo, (43a) entraña (43b) y es entrañada por ella, las correspondientes proposicio-
nes son indistinguibles:
(43) a. 2 + 2 = 4
b. 234 = 279841
Esta diferencia estructural explica las diferencias entre (44) a y b (Portner, 2005).
Otros análisis de los verbos de actitud proposicional tienen su origen en la
teoría russelliana sobre la referencia y el conocimiento, es decir, en la idea de que
podemos tener conocimiento directo de los objetos; podemos tener “pensamientos
singulares” en correspondencia con “proposiciones singulares”.
Hemos venido suponiendo que oraciones como (38) y (41) tienen diferentes
condiciones de verdad porque puede ocurrir que (38) sea verdadera y, al mismo
tiempo, (41) sea falsa aunque el subdirector y el hombre de la gabardina sean la
misma persona. Sin embargo, un análisis russelliano negaría esa posibilidad
cuando intervienen expresiones referenciales “genuinas” (véase el §8.2).
Por otro lado, estas diferencias, en el caso de que existieran, pueden ser debi-
das a factores externos al valor semántico de la oración. Es decir, desde el punto
de vista del valor semántico, se puede argumentar que (38) y (41) son idénticas
cuando los referentes son el mismo objeto, pero que, por ejemplo, (38) sería
pragmáticamente inaceptable como descripción de la actitud de la directora si esta
persona no estuviera dispuesta a aceptar la cláusula “El subdirector es un espía”
(Soames, 1989).
231
Semántica
Las condiciones de verdad de la conectiva “→” son tales que la oración con-
dicional solo es falsa si el antecedente (“el jamón es extremeño”) es verdadero y
el consecuente (“el jamón es exquisito”) es falso (§3.2). Esta conectiva representa
la denominada implicación material. La cuestión que debemos abordar ahora es
si la implicación material representa la semántica de la condicionalidad en las
lenguas naturales. Observemos las siguientes oraciones condicionales:
232
La modalidad
Esta ley dice que si A es una condición para que se dé B, el añadir una nueva
condición C no afecta a la verdad de la estructura condicional (puede comprobar-
se la validez de esta ley en ejercicio 3 del §3). Sin embargo, esta ley de inferencia
no es válida en el lenguaje natural (Lewis, 1973):
233
Semántica
es verdadera en todos los mundos posibles en los que la proposición “Los cangu-
ros no tienen cola” es verdadera. Sin embargo, el antecedente de la oración con-
dicional (50a) es verdadero también en mundos posibles en los que el consecuente
es falso (por ejemplo, en mundos posibles en los que los canguros hayan desarro-
llado otras estrategias para mantener el equilibrio, o en mundos posibles en los
que no haya gravedad, etc.). Por lo tanto, deberíamos concluir, contrariamente a
nuestras intuiciones, que (50a) es falsa.
La solución a este problema es, intuitivamente, muy sencilla, pero técnica-
mente muy compleja. Simplemente, debemos excluir de la evaluación semántica
todos aquellos mundos posibles que son extraños para el mundo desde el que se
interpreta el condicional (supongamos que, en nuestros ejemplos es el mundo
actual, w0); tan extraños como para que, en nuestro ejemplo, los canguros usen
muletas. En otras palabras, solo se deben considerar en la evaluación semántica
mundos posibles semejantes al mundo actual. El concepto de semejanza es un
concepto vago en sí mismo, por lo que si la semejanza es básica en la evaluación
semántica de la condicionalidad, debemos concluir que la condicionalidad es un
concepto vago.
Otro problema importante es que no todos los condicionales muestran las
mismas condiciones de verdad. Obsérvense estos ejemplos (adaptados de von
Fintel, 2011):
234
La modalidad
Dada esta diferencia semántica, se puede hablar de dos tipos diferentes de con-
dicionales: los condicionales de indicativo (como 51a) y los condicionales de sub-
juntivo (como [51b]), también denominados condicionales contrafácticos.
Lecturas complementarias
Ejercicios
235
Semántica
A.
Portner, 2009: 11
B.
236
La modalidad
C.
Competencias
237
10
La presuposición
y la estructura informativa
239
Semántica
10.1. La presuposición
240
La presuposición y la estructura informativa
241
Semántica
242
La presuposición y la estructura informativa
Por otro lado, algunos verbos dan lugar, dado su significado, a presuposicio-
nes. Por ejemplo, verbos aspectuales y de cambio de estado (ejemplo [15]), ver-
bos factivos (ejemplo [16]) y verbos de “juicios” (ejemplo [17]), entre otras mu-
chas clases de verbos, dan lugar a presuposiciones:
Podemos asumir que (18) se emite como respuesta a una pregunta (explícita o
implícita) como (19a); pregunta que presupone (19b):
243
Semántica
244
La presuposición y la estructura informativa
Desde un punto de vista formal, esto quiere decir que la oración (23a), o bien
recibe un valor de verdad no clásico (y, por tanto, el sistema lógico para la inter-
pretación de las oraciones del lenguaje natural debe ser polivalente), o bien no
recibe ningún valor (y, por lo tanto, el sistema admite “huecos” de valores de
verdad [truth value gaps]) (Burton-Roberts, 1989).
Al margen de la propuesta formal, la predicción de que el fallo de presuposi-
ción impide asignar un valor de verdad clásico a la oración que la origina no se
cumple en diferentes casos:
245
Semántica
Por tanto, mientras que (28a) no presupone la existencia del rey de Francia,
(28b), sí lo presupone. Las expresiones y construcciones lingüísticas que impiden
la proyección de las presuposiciones de sus componentes se denominan “tapo-
nes” [plugs]; las que proyectan siempre las presuposiciones, “agujeros” [holes]
y las que proyectan bajo condiciones, “filtros” [filters] (Karttunen, 1973).
Más allá de la descripción del fenómeno, hay dos formas fundamentales de
abordar el problema de la proyección. La primera de ellas consiste en suponer que
los iniciadores de presuposiciones siempre generan las presuposiciones, pero exis-
ten mecanismos de cancelación de las mismas (Gazdar, 1979, Van der Sandt,
1992). En concreto, el sistema de Gazdar predice que una presuposición no se
proyecta (es decir, se “cancela”) si la oración entraña o da lugar a una implicatura
que no es compatible con la presuposición.
Si analizamos así los ejemplos en (27), vemos que la existencia del rey de Fran-
cia es compatible con cualquier entrañamiento o implicatura derivada de (27a) y,
por tanto, la presuposición se proyecta en la oración compleja. En el caso de (27b),
sin embargo, tenemos que el uso de una oración condicional implica conversacio-
nalmente que el hablante no sabe si el antecedente es verdadero. Esta implicatura
es, entonces, inconsistente con la presuposición y queda ésta, por tanto, cancelada.
Hay, sin embargo, ejemplos que no pueden explicarse mediante este meca-
nismo. Así, en el siguiente ejemplo, a no presupone b a pesar de que no hay nada
que cancele la presuposición b (Soames, 1982):
246
La presuposición y la estructura informativa
247
Semántica
248
La presuposición y la estructura informativa
Los enunciados marcados con el signo “#” no son adecuados en el discurso es-
tablecido por la pregunta en a. Por lo tanto, la adecuación al discurso en el que se
inserta el enunciado de la información que transmite es un fenómeno ajeno a la
gramaticalidad de la oración o a la construcción semántica denotativa de la misma.
Los dos factores que, como hemos visto, están presentes en el fenómeno de la
multiplicidad de estructuras gramaticales para la expresión de un único contenido
denotativo (la no afectación del contenido semántico y la dependencia discursiva)
han hecho que el fenómeno de la estructura informativa se analice habitualmente
desde la Pragmática. Por su parte, la estructura informativa determina la forma
sintáctica y fonética oracional y, por tanto, es también objeto de estudio de la
Sintaxis y la Fonética.
Puesto que el contenido semántico no queda –aparentemente– afectado por la
estructura informativa, podría pensarse que este fenómeno es ajeno a la Semánti-
ca. Sin embargo, la forma de estructurar la información a la hora de construir una
oración es una cuestión tan semántica como pueda serlo la estructuración temática
o aspectual de la oración o la organización de las formas referenciales de la ora-
ción. En este sentido, la construcción de la estructura informativa oracional se
puede entender como un proceso que se apoya en una competencia semántica
relacionada con la transmisión de información. De esta forma, podríamos pensar
que hay una doble competencia “semántica”. La competencia semántica que
construye las propiedades denotativas de la oración y la competencia semántica
que construye las propiedades discursivas de la misma.
Esta perspectiva cobra fuerza cuando, como hemos visto en el §8.4, es posible
entender el significado lingüístico no ya en términos de denotación sino en térmi-
nos de capacidad de cambio del discurso. El valor semántico de una forma lin-
güística puede entenderse en términos de integración de la información en el dis-
curso y en términos de expansión de la información contenida en el discurso. Es
decir, las dos competencias semánticas que acabamos de mencionar pueden unifi-
carse en una sola competencia bajo el modelo de la Semántica Dinámica.
Dentro de la estructura informativa se han identificado diferentes niveles, de
tal forma que las propiedades informativas de la oración se agrupan en dos estruc-
turas independientes: La estructura de tópico (apartado 10.2.1) y la estructura de
foco (apartado 10.2.2).
249
Semántica
llo sobre lo que trata el discurso. Por ejemplo, “Los textos periodísticos” podría
considerarse como el tópico discursivo de (36):
250
La presuposición y la estructura informativa
(38) a. En cuanto a x, α
b. Dice respecto a x α
c. ¿Qué hay de x? α
Los siguientes enunciados son aceptables y, por tanto, podemos concluir que
la expresión “la profesora” es el tópico oracional:
Sin embargo, las pruebas permiten considerar la expresión “la estructura in-
formativa” también como el tópico oracional, aunque no lo es (Valduví, 1993: 41):
251
Semántica
252
La presuposición y la estructura informativa
La oración (46a) es una oración thética y, por tanto, constituye un juicio sobre la
realidad de una situación. Esta oración podría traducirse como cualquiera de las ora-
ciones en (47). La oración (46b), por el contrario, es una oración categorial en la que
el nombre “inu” [perro] desempeña la función de tópico. Puesto que el tópico debe
ser un elemento accesible en el discurso, su única traducción posible es (47b):
253
Semántica
254
La presuposición y la estructura informativa
Si observamos las preguntas de estos ejemplos, vemos que cada una de ellas
apunta a una información que no está disponible en la “base común” sobre la que
se realiza la pregunta. El objetivo de la pregunta es precisamente obtener en la
respuesta esa información ahora ausente. Podemos, entonces, representar la base
común sobre la que se realiza la pregunta introduciendo en la correspondiente
proposición una variable que represente la información ausente. Por lo tanto, la
base común de las preguntas de (52) incluye, respectivamente, los siguientes es-
quemas:
255
Semántica
256
La presuposición y la estructura informativa
Obsérvese que el foco es, en realidad, la única parte oracional que necesita ser
realizada. Así, la respuesta natural a una pregunta explícita como A es B:
257
Semántica
(66) Oración
Foco Base
Enlace Cola
Por ejemplo, podemos analizar la oración (55b) –que repetimos aquí del si-
guiente modo:
258
La presuposición y la estructura informativa
b. Oración
la profesora ha explicado
259
Semántica
Lecturas complementarias
Ejercicios
(i) Los italianos comían pasta, pero desde que han abierto hamburguese-
rías han dejado de comer pasta
(ii) Si la profesora se da cuenta de que los alumnos no la están escuchan-
do, se enfadará
(iii) Si me doy cuenta de que los alumnos no me están escuchando, me en-
fadaré
(iv) Se rumorea que el rey de Francia se ha casado con la presidenta de la
República
(i) Los libros, los que los han firmado han sido los escritores
(ii) Una ciclista ha sido arrollada por un coche en la sierra de Madrid
(iii) Tiene una avería el coche
(iv) Sigo
(v) Yo sigo
(vi) Sigo yo
260
La presuposición y la estructura informativa
A.
[dada la oración:]
[…] La oración (1) presupone que hay un rey de Francia y asevera que es
calvo. […] Por supuesto, cuando decimos que una oración hace cosas como
“aseverar” y “presuponer”, solo puede ser un tipo de descripción abreviada.
Realmente son los que usan el lenguaje quienes hacen tales cosas. Lo que debe-
remos decir es que algo en la Semántica de estas oraciones constriñe los usos
que los hablantes pueden hacer de ellas. Una teoría de la presuposición está in-
teresada en esta interacción entre Semántica y Pragmática. En concreto, tal teo-
ría precisa (i) qué hechos pragmáticos necesitan una explicación, (ii) qué hay
en la semántica de estas oraciones que constriñen a los que usan la lengua de tal
forma que se produzcan los fenómenos pragmáticos relacionados con la presu-
posición y (iii) cómo la semántica está conectada con la pragmática.
Von Fintel, K. (2004): “Would You Believe It? The King of France is Back!
(Presuppositions and Truth-Value Intuitions”, en M. Reimer
y A. Bezuidenhout (eds.): Descriptions and Beyond.
Oxford University Press: 316.
B.
261
Semántica
Competencias
262
11
Semántica Histórica
y Semántica Aplicada
263
Semántica
264
Semántica Histórica y Semántica Aplicada
265
Semántica
(5) Persona > Objeto > Actividad > Espacio > Tiempo > Cualidad
Esto quiere decir que los elementos léxicos que denotan cierta característica
semántica cambian su significado para adquirir una nueva característica semántica
situada a la derecha del esquema. Este proceso tiene un carácter metafórico. Así,
por ejemplo, la palabra “pie” denota una parte corporal y extiende su significado
hacia una denotación espacial, como en la expresión “pie de la montaña” y hacia
una cualidad, como en las expresiones “nacer de pie” (Moreno Cabrera, 1998).
La gramaticalización muestra regularidades en lenguas tipológicamente dis-
tantes. Si bien los estudios diacrónicos que analizan regularidades en la evolución
del significado se encuentran con la dificultad de utilizar un metalenguaje unifi-
266
Semántica Histórica y Semántica Aplicada
267
Semántica
Texto a
traducir Traducción
SIGNIFICADO
búsqueda del reexpresión del
significado significado
268
Semántica Histórica y Semántica Aplicada
(9) a.
masculino femenino
hermano hermana
masculino femenino
de masculino anaia arreba
de femenino neba ahizpa
(10) a. cricket
b. chucrut
269
Semántica
270
Semántica Histórica y Semántica Aplicada
(16) a. Hay dos razones para darles aquí solo un tratamiento tangencial
b. (traducción desde el japonés). … Hay dos razones para no tratarlo aquí
más que en un grado muy ligero que es como tocarlo ligeramente.
271
Semántica
(17) a. Shampoo the hair with a mild shampoo and lightly towel dry
b. Lavar el cabello con un champú suave y frotar ligeramente con
una toalla
La idea de estructura marcada nos puede conducir a otro concepto más general,
pero de gran importancia en la traducción: el concepto de “naturalidad”. La natura-
272
Semántica Histórica y Semántica Aplicada
lidad de una expresión está relacionada con la frecuencia de uso en géneros discur-
sivos concretos y, por tanto, nos llevaría a un análisis de los factores “significati-
vos” del discurso; análisis que va más allá de los objetivos de esta presentación.
Para concluir este apartado, queremos señalar que el concepto de equivalencia
semántica es central en los estudios de traducción de orientación lingüística. El
concepto de equivalencia, sin embargo, aparece subordinado a otros parámetros
que actúan en el proceso de traducción, como el objetivo de la traducción en la
teoría del skopos o a las normas que rigen en una sociedad la actividad traductora
en la teoría descriptiva de la traducción. Con todo, el estudio de la equivalencia
(tanto semántica como comunicativa) sigue siendo muy importante en los estu-
dios de traducción.
273
Semántica
(21)
x x
x x
Puesto que las lenguas humanas son creativas, se produce una tensión entre la
necesidad de generalizar los inputs lingüísticos y la necesidad de no generar hipó-
tesis consistentes con la experiencia, pero incorrectas.
En este punto, el paradigma generativo concluye que la experiencia lingüística
es insuficiente para explicar la complejidad de los datos (argumento conocido
como “el argumento de la pobreza de los estímulos”). Aplicando esta idea a la
274
Semántica Histórica y Semántica Aplicada
Lecturas complementarias
Ejercicios
275
Semántica
A.
B.
C.
276
Semántica Histórica y Semántica Aplicada
Competencias
277
Referencias bibliográficas
279
Semántica
280
Referencias bibliográficas
281
Semántica
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