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un texto, sea cual sea la modalidad en que esté escrito, debe ser claro y sencillo,
además de correcto y preciso. El lenguaje natural, aún si no tuviera ninguna otra
función, beneficia la claridad del texto. Asimismo, la expresión de las ideas ha de
hacerse desde una perspectiva positiva. Siempre es más agradable lo que te insta a
crecer y desarrollarte en el plano personal y profesional que aquello que te
disminuye o te deja con un sabor de negatividad en las entrañas.
Si queremos que se respeten nuestras ideas, es obvio que tenemos que comenzar
respetando al otro ser humano en toda su integridad. La manifestación de
consideración y respeto hacia el interlocutor se evidencia en la forma en que
expresamos nuestras ideas. una alta dosis de empatía propiciará la recepción de los
conceptos vertidos en el texto. No así la falta de respeto o la insensibilidad.
El tono en el escrito
El tono de un escrito es la actitud que asume el emisor para crear la atmósfera
adecuada que le per- mita comunicarse con el receptor. Puede ser una actitud
formal o informal en sentido general; pero de una manera más específica, el tono
puede ser serio, alegre, pesimista, íntimo, solemne, trivial, humorístico, irónico, e
incluso sardónico; la personalidad y el humor del autor en el momento de escribir
se revelan en el tono. Pero, más que nada, es la naturaleza del texto lo que
determina el tono del escrito.
2.- Elimina las palabras y los incisos irrelevantes. Quédate sólo con lo esencial.
3.- Sitúa los incisos en la posición más oportuna: que no separen las palabras que
están relacionadas.
4.- Busca el orden más sencillo de las palabras: sujeto, verbo y complemento.