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PRONUNCIAMIENTO

Bolivia y el mundo están sumidos en una situación muy complicada. El COVID-19 ha


cambiado la forma de vida de los bolivianos, que se torna cada vez más preocupante, con
enfermos esperando atención en la puerta de los centros de salud y muertos en las calles,
protestas sociales e incremento de contagios, en todo el país.

A diario, a través de los diversos medios de comunicación, somos testigos de la


desesperación de la gente y evidenciamos que el sistema de salud ha colapsado, con la
lógica consecuencia de que la gente, algunas veces, muere en la calle. Asimismo, el hecho
de morir ha generado también otro problema, pues muchas familias esperan durante días
con el cadáver en sus casas, en espera de poder dar sepultura o incinerar a sus seres
queridos, porque los cementerios también han colapsado, como lo evidencian las decenas
de artículos periodísticos que narran esta triste y lamentable realidad.

La búsqueda de una cura o vacuna, que ofrezca una alternativa para mejorar la condición
de los pacientes con Covid-19, ha generado numerosas especulaciones alrededor del
mundo. El hecho de que aún no existe un procedimiento o tratamiento específico,
aprobado por organizaciones como la FDA (Food & Drug Administration) o la EMA
(Agencia Europea de Medicamentos) para la cura de la enfermedad, los afectados por el
COVID-19 han recurrido a diversas alternativas, que van desde la ingesta de
medicamentos, de acuerdo con la valoración médica, el uso de remedios caseros
preparados en base a plantas medicinales y el consumo del Dióxido de Cloro.

Sobre el uso del Dióxido de Cloro, la FDA y la Organización Panamericana de la Salud


(OPS) han afirmado que esta sustancia se emplea como ingrediente activo de algunos
desinfectantes, y no están hechos para que los ingieran las personas como parte del
tratamiento de una enfermedad. De la misma manera, las autoridades y algunos
profesionales de nuestro país, en reiteradas oportunidades, han manifestado que el
consumo del Dióxido de Cloro podría afectar la salud de las personas. En el ámbito
nacional, a través de un comunicado, el Comité Científico Nacional de Bolivia, sin
presentar pruebas científicas que apoyen su posición, señaló que el uso del Dióxido de
Cloro en personas puede traer efectos secundarios, como falla respiratoria, hipertensión,
falla hepática, vómitos y diarrea severa y su consumo, en exceso, intoxicación y
finalmente el deceso.

En contraposición a esta actitud, en el mundo ha surgido una coalición de científicos


quienes, como el biofísico alemán Andreas Kalcker, la Dra. Karina Acevedo y el Dr.
Manuel Aparicio, en México, la Dra. Patricia Callisperis, Bolivia, la Asociación
Ecuatoriana de Médicos Expertos en Medicina Integrativa (AEMEMI) y muchos otros,
quienes con bases científicas: la observación, el reconocimiento del problema, la
hipótesis, las predicciones, la experimentación, han analizado los resultados y están
comunicando los hallazgos, que prueban la eficacia del Dióxido de Cloro para
contrarrestar los efectos del COVID-19.
Sobre el uso esta sustancia, Andreas Kalcker, en varias oportunidades, aseguró que tiene
evidencia de que 6000 pacientes se han curado de COVID-19, sin efectos secundarios a
base de Dióxido de Cloro. Asimismo, la Dra. Acevedo señala: “No se puede ignorar que
el Dióxido de Cloro está siendo propuesto como una alternativa, y está siendo utilizado
en algunos países, por ejemplo, Bolivia, Ecuador y México. Vale la pena en este contexto
y sobre todo tomando en cuenta que es barato, accesible y no puede ser patentado abrir la
investigación y no cerrarse” (DiarioCr, 2020). Por su parte, el Dr. Aparicio apunta que:
“Es importante señalar que no es una sustancia milagrosa, ni nueva. Ha sido utilizada por
más de 100 años de forma científica, en estos 100 años no ha habido ni sola muerte
accidental o no, ocasionada por el Dióxido de Cloro. Existen muchos detractores que lo
confunden con el Clorito o el Hipoclorito de Sodio, que son completamente diferentes”
(DiarioCr, 2020).

En un ámbito más cercano al nuestro, la Asociación Ecuatoriana de Médicos Expertos en


Medicina Integrativa (AEMEMI) realizó un estudio titulado “DIOXIDO DE CLORO
UNA TRAPEUTICA EFECTIVA PARA EL TRATAMIENTO DEL SARS- COV2
(COVID-19) en el que se constata que la sintomatología general reduce a partir del cuarto
día de tratamiento. Asimismo, el estudio muestra que en el 82,2% de los estudiados “no
se registraron fallecimientos en este grupo de estudio, tampoco notificación de efectos
tóxicos y adversos”.

Por otro lado, del 18 al 20 de julio de 2020, la Sociedad Científica de Docentes de la


UPEA llevó a cabo una encuesta con el propósito de conocer la opinión del estamento
docente sobre la elaboración y consumo del Dióxido de Cloro, como alternativa para
combatir el COVID-19. Los resultados muestran que el 72,4% de los docentes de la
UPEA están dispuestos consumir el Dióxido de Cloro, bajo supervisión de profesionales
de la salud que supervisen la ingesta y seguimiento de los consumidores.

POR TODO LO EXPUESTO LÍNEAS ARRIBA, luego de una revisión y análisis de la


documentación identificada sobre el asunto, la Sociedad Científica de Docentes de la
Universidad Pública de El Alto reitera la solicitud realizada en la Carta abierta de la
Sociedad Científica de Docentes a todas nuestras autoridades de la UPEA, emitida en
julio de 2020. Expresamos esta posición en cumplimiento con la responsabilidad que
tiene la Universidad ante la sociedad, como una instancia que debe orientar el accionar
de la comunidad con sustento científico. Asimismo, consideramos que es URGENTE que
la Universidad Pública de El Alto asuma una posición en esta situación de Pandemia, para
lo cual ponemos al servicio de esta noble causa todas las capacidades con las que
contamos.

El Alto, 11 de agosto de 2020

SOCIEDAD CIENTÍFICA DE DOCENTES


UNIVERSIDAD PÚBLICA DE EL ALTO

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