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 Policía y presunción de inocencia

Es evidente que resulta aún complicado y difícil para un sector de


la Policía Nacional del Perú, a 12 años de la vigencia del nuevo sistema
penal acusatorio y del Código Procesal del 2004[1], comprender que la
situación jurídica de una persona imputada de la comisión de un delito,
mientras no se demuestre lo contrario y se haya declarado su
responsabilidad mediante sentencia firme y debidamente motivada[2],
siempre deberá estar precedida por la presunción de inocencia.

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Nacional del Perú

La presunción de inocencia, conforme lo señala el Código Procesal Penal,


no le permite a ningún funcionario o autoridad pública, presentar a una
persona como culpable, antes de una sentencia firme[3]. Es usual, ver
conferencias de prensa, notas de prensa, entrevistas y otros en donde se
muestra, se identifica, se menciona a los presuntos autores de un
delito, como si ya estuviera acreditada su responsabilidad penal, tan
igual como se hacía en el derogado sistema

2. El cambio de mentalidad necesario

El cambio de mentalidad, indispensable para asumir los nuevos retos


del sistema penal acusatorio por parte de la Policía Nacional, requiere
necesariamente entender que ahora el imputado ha dejado de ser objeto
principal de la investigación del delito como lo fue anteriormente y que,
por tanto, no puede ser obligado o inducido a declarar o reconocer
culpabilidad contra sí mismo[4].

La confesión del imputado era lo más relevante en el sistema inquisitivo,


pero actualmente, el hecho de guardar silencio no puede ser interpretado
como indicio de su responsabilidad penal; él tiene derecho de abstenerse
de declarar; y, si acepta hacerlo, tiene derecho a que su abogado
defensor esté presente en su declaración y en todas las diligencias en
que se requiera su presencia[5]. Y si acepta declarar, incluso se le debe
hacer recordar que tiene derecho de abstenerse de hacerlo y que dicha
decisión no podrá ser utilizada en su perjuicio[6].

Se entiende que el batallar contra la delincuencia no es nada fácil para


nuestra policía, enfrentar personas que asesinan a sangre fría por dinero,
violadores, secuestradores y otros, motivan no solo a identificarlos,
también a capturarlos y obtener una confesión para entregarlos a la
justicia para ser juzgados y sancionados por sus crímenes; pero ese
procedimiento muy común con el proscrito sistema inquisitivo y hoy se
encuentra totalmente prohibido, la captura solo es válida en casos de
flagrancia[7].

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lograr una buena relación?

Fuera de los casos de flagrancia, lo prioritario para la Policía frente a la


comisión de un hecho de relevancia penal, debiera ser la identificación
del presunto autor o autores, luego de lo cual corresponderá al fiscal si lo
considera necesario, solicitar la detención preliminar[8]. El cambio de
mentalidad es totalmente indispensable y solo se logra con una
debida capacitación y concientización de los operadores de justicia, en
este caso de los integrantes de la Policía Nacional del Perú, que debe
expresarse también en el ámbito de las prácticas, usos, costumbres,
métodos y rutinas de trabajo.

3. Los nuevos retos que el sistema penal acusatorio exige de la


policía

Estos nuevos retos se resumen en el más importante, desafiante y


significativo de la reforma, que es la superación –hasta ahora no
lograda– de la cultura predominantemente inquisitiva, para dar paso a
una cultura de tipo acusatorio, en donde le corresponde a la policía
actuar con mucha mas responsabilidad, transparencia y respeto por los
derechos humanos, siendo la coordinación y comunicación con el
Ministerio Público el factor fundamental para llevar ante el juez las
pruebas y testimonios que le ayuden a sustentar una acusación y lograr
una sentencia.

En el nuevo sistema, no es la policía ni el fiscal el inicio de un eje vertical


de investigación. El nuevo reto requiere comprometerse dentro de una
estructura horizontal donde el Ministerio Público como líder, los peritos y
la policía sean, sin distingo, la pieza clave del equipo de trabajo para el
avance rápido, coordinado y técnico-científico de las investigaciones.

4. Adecuación organizacional de la policía al nuevo sistema penal


acusatorio

No vemos el cambio hasta ahora. Ante ello, la policía debería


interiorizarse de la manera más urgente con el nuevo modelo procesal
penal. Teniendo en consideración que constitucional y orgánicamente, la
policía tiene una múltiple y compleja responsabilidad en otras áreas
ajenas a la investigación del delito, es necesario que se desarrolle una
progresiva reingeniería policial que permita al Ministerio Público (fiscal
de turno) contar con personal policial disponible las veinticuatro horas
del día en todos los lugares donde deba desarrollar sus funciones.

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estaban a cargo de la Policía Nacional del Perú

Las divisiones, departamentos, secciones de investigación deben contar


con personal policial suficiente para realizar las diligencias de
investigación por delegación fiscal oaquellas que realizan en apoyo del
personal policial que se encuentra interviniendo y las que deban hacer
bajo la dirección del fiscal en el momento mismo o después de la
constatación del hecho.

Es necesario que las actuales direcciones ejecutivas de investigación


criminal y criminalística que hasta la fecha funcionan por separado y de
manera autónoma una de otra, se fusionen, de tal manera que quien
investiga el delito tenga al perito de su lado y que este comparta su
información de manera inmediata y no de la manera burocrática como
actualmente se viene haciendo (es decir, requerir pericias mediante
oficio), y remitir resultados mediante oficio, con el secretismo conocido
de por medio y nunca en el tiempo y oportunidad requerido. Es por ese
motivo, seguramente, que las direcciones ejecutivas de investigación
criminal y drogas crearon sus propios laboratorios de criminalística, para
no depender de la Dirección Ejecutiva de Criminalística.

5. Confesión del investigado ante la policía

Muchas veces los medios televisivos nos muestran al asesino capturado


por la Policía confesando su delito en el interior o fuera de la
dependencia policial. Sin embargo, esta confesión es violatoria de los
derechos del imputado, no ayuda a los fines del proceso penal, pues solo
podría tener valor probatorio en tanto hubiera sido brindada ante el juez
o el fiscal en presencia de su abogado defensor[9].

La manifestación del imputado debe ser libre y espontánea, vale decir, no


provocada por medio coactivo alguno, excluyéndose aquel
reconocimiento de cargos obtenido con procedimientos prohibidos por
los tratados internacionales sobre derechos humanos y la legislación
nacional interna, tales como la tortura física o psíquica o incluso la
formulación de preguntas capciosas o sugerentes, puesto que la libertad
y espontaneidad del confeso, constituyen los elementos esenciales para
su actuación y posterior valoración[10].

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Perú (D.L. 1267)

Antes que una confesión sin garantías establecidas por ley, al ser
detenido el presunto autor como resultado de un delito presuntamente
flagrante o no, la principal preocupación y la más importante de la policía,
debiera ser el de reunir y asegurar los elementos de prueba que puedan
servir para la aplicación de la ley penal[11].

6. Aporte policial para la prisión preventiva


Es preciso que los policías internalicen que la prisión preventiva tiene,
como principal objetivo, restringir la libertad de una persona procesada
durante el tiempo que dure el proceso penal, a fin de asegurar su
presencia y que esta es de carácter excepcional, no acredita ni adelanta
de ninguna manera su situación jurídica final, ni mucho menos es
objetivo del proceso penal; solicitarla es decisión del fiscal, pero para ello
debe cumplir con los requisitos establecidos en al artículo 268 del
Código Procesal Penal, el primero de los cuales establece que debe ser
posible determinar la existencia de fundados y graves elementos de
convicción para estimar razonablemente la comisión de un delito que
vincule al imputado como autor o partícipe del mismo.

En ese sentido, quien mejor que los integrantes de la Policía Nacional que
actúan como primeros respondientes frente a la comisión de un hecho de
relevancia penal para apoyar al fiscal en la obtención de
los graves y fundados elementos de convicción para estimar
razonablemente la comisión de un delito que vincule al imputado como
autor o partícipe del mismo o para acreditar el peligro de fuga, es decir no
solo acreditar la comisión del hecho punible, sino los elementos de
convicción que se han recabado durante la intervención policial para
demostrar, además de la comisión del hecho punible, el grado de
participación del imputado, o la identificación del mismo por parte de
testigos, medios técnicos audio visuales u otros.

El acta de intervención policial, en este contexto, es de suma importancia,


pues ella va a contener la atribución de los hechos que van a configurar
el delito imputado por el Ministerio Público al imputado. La redacción del
acta policial al respecto debe ser de manera concreta, precisa y clara, y
de ser el caso, de acuerdo a la trascendencia del hecho, consignará el
detalle sobre hechos y circunstancias precedentes, concomitantes y
posteriores que se pudieran conocer en el momento de la intervención,
colaborando de esta manera con el establecimiento del principio de
imputación necesaria, que actualmente es exigido también como
sustento de la prisión preventiva[12].

Finalmente, en el ámbito del peligro procesal, debiera ser la Policía


Nacional quien proporcione información sobre el arraigo laboral, familiar
y domiciliario del intervenido, adjuntando las respectivas actas de
constatación y documentos que fueran necesarios.

7. Función policial en la investigación del delito

La Policía Nacional tiene un importante rol en la función de investigación


del delito, que actualmente no la ha desarrollado en la manera que el
nuevo sistema penal acusatorio lo requiere. En el modelo acusatorio, se
produce un cambio radical de la metodología de la Investigación Criminal
y, al desaparecer la investigación previa realizada por la Policía Nacional
del Perú (PNP) conjuntamente con el atestado policial, desapareció
también, en gran parte, el método policial de investigación criminal
utilizado tradicionalmente.

En el sistema anterior era básicamente la Guardia Civil del Perú la que


actuaba como primer respondiente en la escena del lugar donde se había
producido un hecho de relevancia penal, encargándose de elaborar un
parte de intervención y de dar cuenta a la dependencia policial a la que
pertenecían los intervinientes para comunicar al fiscal y Policía
Especializada (PIP) todo lo que se hacía por escrito, perdiéndose un
apreciado tiempo para los fines de investigación, lo mismo sucedía
cuando se detenía al presunto autor del delito, el mismo que permanecía
en los calabozos de las comisarías hasta que el comisario decidiera su
traslado a la dependencia policial encargada de la investigación.

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Policía Nacional del Perú

Posteriormente era la Policía Especializada (PIP) la que realizaba la


investigación, desarrollando un método de investigación adecuado a la
doctrina y a la ley vigente por entonces, concluyendo con un atestado
policial en el que detallaba sus conclusiones y responsabilidades
respecto a los investigados[13].

Todo este procedimiento ha cambiado, la policía –que ahora es una


policía única en el Perú– luego de constatar un hecho informa al fiscal de
turno por los medios más rápidos (generalmente celular) y, sin perjuicio
de ello, realiza las diligencias urgentes e imprescindibles que sean
necesarias realizar según el caso, además de proteger el lugar y asegurar
los elementos de prueba, indicios, evidencias y todo elemento material
de interés criminalístico que puedan servir para la aplicación de la ley
penal[14].

Es decir, como la primera autoridad que se presenta en el lugar donde


presuntamente se ha cometido un hecho de relevancia penal, la policía da
inicio al proceso de investigación del delito con conocimiento del fiscal.
De esta manera, todos los policías peruanos que laboran en comisarías
sin excepción, investigan los delitos inicialmente y documentan sus
intervenciones en actas; se han convertido en la instancia que realiza y
lleva adelante los avances técnicos de la investigación y, el Ministerio
Público, en el órgano director de la investigación y coordinador del
trabajo policial, y de los peritos que intervienen.

Pero el trabajo de la policía no termina en el lugar de los hechos, pues las


unidades especializadas de investigación de delitos de la Policía
Nacional[15] o los mismos efectivos policiales de las comisarías en
donde no hubiera policía especializada deben brindar adicionalmente
importante apoyo a las fiscalías participando activa y coordinadamente,
tan pronto son informados de los hechos, concurriendo al lugar y
realizando las diligencias de investigación orientadas al esclarecimiento
del hecho[16] de su competencia, bajo la conducción jurídica del
fiscal, coordinando cada uno de sus desplazamientos e intervenciones.
En la práctica, podemos observar y constatar que, en los distritos
judiciales, el binomio fiscal-policía viene funcionando adecuadamente,
pues los éxitos en la investigación del delito y sus resultados son
numerosos y relevantes.

Sin embargo, no en todos los lugares ese indispensable binomio funciona


de la mejor manera, por ello es necesario continuar con la capacitación
de los policías peruanos, pero no entendida solo como asistencia a
charlas o exposiciones como suele suceder, sino que debe diseñarse un
plan estratégico que tenga como base un programa rector de
capacitación policial. De esa manera, debe dividirse la capacitación
policial en etapas de formación básica, intermedia y avanzada, para
luego continuar con cursos de actualización y especialización, de tal
forma que se puedan desarrollar al máximo las competencias,
capacidades y habilidades de todos los integrantes de la Policía Nacional
del Perú sin excepción.

Esto teniendo en cuenta que la función policial de investigación no


implica solo con el conocimiento del marco jurídico vigente y
competencias policiales, sino de facultades legales operativas muy
específicas, así como con la ejecución y aplicación práctica de técnicas y
protocolos de intervención, incluyendo el uso de la fuerza para la
detención en flagrancia de probables responsables o para el uso de las
armas. Finalmente, para que el policía peruano tenga las condiciones
mínimas para operar profesionalmente en cumplimiento a los nuevos
retos que le impone el nuevo sistema penal acusatorio y prestar un apoyo
eficiente y eficaz a los fines del proceso penal en coordinación con el
Ministerio Público con observancia total del contenido esencial de los
derechos fundamentales de la persona; se requiere generar, actualizar y
mejorar:

(1) Un cambio de mentalidad,


(2) Adecuación de infraestructura en locales policiales,
(3) Adecuación organizacional acorde a los nuevos retos,
(4) Adecuación de procedimientos en concordancia con el Código
Procesal Penal,
(5) Actualización de documentación policial,
(6) Conocimiento del Marco Jurídico que regula su intervención,
(7) Equipamiento y,
(8) Repotenciar las oficinas de criminalística a nivel nacional para que
trabajen de manera conjunta y bajo un solo comando con las divisiones
de investigación criminal en apoyo al Ministerio Público.

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