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HEINO SONNEMANS

EL CUERPO Y LA RESURRECCIÓN
DE LOS MUERTOS
El título de este artículo apunta a aquel acontecimiento en el que se
cuestiona de una manera radical el cuerpo: la muerte. No solamente
se trata de la pregunta de si con esto ha llegado el fin definitivo del
hombre, sino que también se trata de saber qué puede significar pa-
ra los hombres la esperanza de un futuro.Y la pregunta acerca del fu-
turo del hombre no puede reducirse únicamente a la que se refiere
sólo a una parte del hombre: el alma inmortal.

Der Leib und die Auferstehung der Toten, Theologie der Gegenwart
50 (2007) 263-272.

La pregunta fundamental, si semítica de una esperanza que su-


después de la muerte del hombre pera la muerte, designan la salva-
queda algo más que el cadáver, no ción del hombre ante el ocaso.
viene precisamente facilitada por Además hay que tener en cuenta
la presentación de una alternativa, que ni la inmortalidad del alma ni
a mi parecer, poco clara: inmorta- la resurrección del hombre pueden
lidad del alma o resurrección del ser consideradas como enunciados
cuerpo; pues lo que se entiende por salvíficos, ya que la esperanza
“alma” o “cuerpo” sigue siendo cristiana apunta a la salvación de-
muy poco claro. Más bien quisie- finitiva del hombre por Dios y a la
ra aquí mencionar una perspecti- comunión con Él y con todos los
va que se encuentra tanto en Karl que han sido salvados por Él. A
Rahner como en Joseph Ratzinger, partir de ahí, habrá que examinar
cuando hablan de la esperanza del qué debemos entender por corpo-
hombre más allá de la muerte. Se- ralidad en el ámbito de una tesis
gún ellos, la esperanza de inmor- de resurrección en la muerte y có-
talidad de los griegos y la resurrec- mo ésta está relacionada con una
ción de la carne, como expresión esperanza universal.

LA MUERTE COMO SEPARACIÓN – ¿DE QUÉ?

La unidad del hombre fía fenomenológica. Según ella, el


cuerpo constituye la forma exis-
Quisiera partir de una distin- tencial propia del hombre, en la
ción que ha establecido la filoso- medida que el hombre es un cuer-
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po viviente animado por un espí- se trata de comparaciones: el cuer-
ritu. No hay que tratar de esclare- po comparativamente es asimila-
cer la relación entre espíritu y do a lo visible, el alma, a lo invi-
materia, cuerpo y alma en su dia- sible. En caso de querer destacar
léctica, tal como han sido interpre- una finitud y no aceptar una nue-
tadas y presentadas en las tradicio- va existencia histórica mediante la
nes filosófico-teológicas de reencarnación, es decir, una rein-
occidente. La unidad del hombre, corporación del alma, entonces ha
en cambio, sí que parece ser un he- de tener lugar una separación de
cho que nos obliga a reflexionar. una forma de existir espacio-tem-
Y esta unidad se desmorona con la poral, histórica y sensible. Bajo es-
muerte, como mínimo en su visi- te prisma, el tema de la inmortali-
bilidad. La muerte –concepción dad del alma es el intento de
tradicional– representa la separa- expresar una esperanza que no per-
ción de cuerpo y alma. Mientras mite que el hombre perezca del to-
se descompone el cadáver, el alma do en la muerte.
no permanece inmune a la muerte
El cristianismo ha seguido con
-porque el hombre muere-, pero no
esta manera de ver las cosas y se
desaparece en ella.
aceptaba que el alma viviría con
Dios después de la muerte (es de-
cir, o era purificada o bien se que-
¿Inmortalidad del alma?
daba para siempre lejos de Dios),
pero al final de toda la historia
Platón intentó fundamentar es- volvería a unirse con su cuerpo
ta esperanza de Sócrates en el Fe- concreto, ya que también los cuer-
dón mediante los argumentos que pos serían resucitados para com-
entraron en la tradición filosófica partir para siempre su destino con
y teológica como pruebas de la in- el alma. No había que entender es-
mortalidad. No obstante, como ta alma como una página sin escri-
pruebas apenas han podido con- bir, ni se trataba de separarla de su
vencer. Más fuerza podrían tener historia; más bien permanecía de-
si se las aceptara por lo que quie- finitivamente como individual. La
ren ser en realidad: una seguridad muerte significa separación, pero
de esperanza más allá de la muer- no de la propia historia, ni de Dios
te y una refutación de conviccio- y las demás “almas”. Con esto he-
nes que afirman que la muerte tie- mos llegado al punto siguiente: la
ne la última palabra. resurrección de los muertos o, si
se quiere expresar más claramen-
La muerte ciertamente tiene
te, la resurrección corporal.
que ver con una separación, pero

72 Heino Sonnemans
LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS. ¿UN MITO
CRISTIANO O UNA ESPERANZA LLENA DE SENTIDO?

¿Deseo, proyección, sin este mensaje en lugar de esclare-


sentido? cerlo. También Joseph Ratzinger
ha remitido a interpretaciones
equivocadas cuando ha caracteri-
Hablar de algo que está más
zado como falsa la resurrección de
allá del límite de la muerte no es
los muertos entendida como retor-
algo que sólo ahora esté bajo sos-
no de los cuerpos a un alma inmor-
pecha de ser un pensamiento-de-
tal.
seo o una proyección, incluso un
sin sentido. Respecto al pensa- Partiendo de la muerte de Je-
miento-deseo hay que decir que sús y de su sepultura, según una
la realidad del deseo no prueba visión generalmente aceptada, la
que sea irrealizable pero tampoco resurrección es entendida como
que sea realizable. Si se sospecha una transformación, al cabo de tres
que se trata de una proyección, en días, del cadáver de Jesús en un
primer lugar habría que pensar ser transfigurado. Verweyen se
que un concepto de lo absoluto no opone con vehemencia a una teo-
puede ser presentado simplemen- ría del actuar de Dios en un muer-
te como proyección de una con- to. Pero entonces, ¿qué significa
ciencia finita. Con lo que se de- la “clave bíblica de la resurrección
rrumbaría también la sospecha del de los muertos”? Si los conceptos,
sin sentido. Por lo tanto habría que en los que la fe ha encontrado su
preguntar si en lo finito quizá ha- expresión desde tiempos apostó-
ya sucedido algo absoluto y en licos, han sido o pueden ser mal
qué medida podría ser reconoci- interpretados, se nos plantea la ta-
ble. En caso de ser factible positi- rea urgente de esclarecer su signi-
vamente, habría que buscar una ficado. No obstante hay que rete-
realización histórica. Y esto es pre- ner lo siguiente: la fe pascual
cisamente lo que afirma el cristia- existe, no solamente en las sagra-
nismo que ha pasado en la resu- das escrituras, sino como realidad
rrección de Jesús. vivida entre los cristianos. El he-
cho de la resurrección de Jesús tie-
ne un significado fundamental pa-
Es necesario clarificar ra los cristianos y al mismo
conceptos tiempo adquiere una relevancia
teológica fundamental: “Y si Cris-
to no resucitó, vuestra fe es vana…
El teólogo Hansjürgen Verwe-
también los que durmieron en Cris-
yen abriga la sospecha de que el
to perecieron” (1 Co 15,17 s).
tema de la resurrección de Jesús
más bien oscurece el contenido de Además de esto, están también

El cuerpo y la resurrección de los muertos 73


las esperanzas de la humanidad en junto a Jesús. Es cierto que estos
que la muerte no es el final defini- sucesos de la Pascua reflejan tam-
tivo. Estas esperanzas de la huma- bién un proceso de duelo: Gerd
nidad, en sus distintas formas de Lüdemann opina que lo que ha su-
expresión y diferentes contenidos cedido es la superación del dolor
conceptuales, se oponen a aque- por la pérdida de Jesús a través de
llas opiniones para las que la muer- su hacerse presente en la memoria
te es el fin sin más. Sin embargo, viva. En este caso, la cuestión de
estas imágenes de esperanza no la tumba vacía se hace, lógicamen-
ofrecen ninguna garantía de su te, superflua.
cumplimiento, es decir, ni la in-
3) Desde esta perspectiva hay
mortalidad ni la resurrección son
que retener que la fe en la resurrec-
categorías salvíficas.
ción de Jesús bíblicamente no se
fundamenta en el descubrimiento
de la tumba vacía, sino que este
El testimonio bíblico descubrimiento sigue a la fe. Por
esto, la tumba vacía no necesaria-
mente es un constitutivum de la fe
1) El mensaje bíblico cierta-
pascual. Esto significa igualmen-
mente conduce a la fe de los discí-
te que la resurrección corporal no
pulos de Jesús en que el crucifica-
va atada, como piensa la gente, a
do ha sido resucitado por Dios. La
una transformación del cadáver.
fe en la resurrección por lo tanto
es un hecho histórico. Y el testi- 4) La fe pascual dice: “Dios ha
monio más antiguo está en 1 Co resucitado a Jesús de entre los
15,3-7. muertos” (1 Ts 1,10). Referido a
Jesús, quiere decir que se trata de
2) Esta fe de los apóstoles no
un actuar de Dios en Jesús; referi-
es lógica (se acaba de narrar su
do a Dios, significa que Dios es
huida el viernes santo). La fe, por
aquel “que da la vida a los muer-
lo tanto, representa un cambio en
tos y llama a las cosas que no son
el comportamiento de los apósto-
para que sean” (Rm. 4,17). Se ha-
les. ¿Qué lo provoca? Sean lo que
bla aquí de un poder exclusiva-
sean las “apariciones”, los textos
mente divino, que es fuerza crea-
hablan de un ver que es dado. No
dora pero ligada a la historia, ya
se puede tratar, pues, de un proce-
que el crucificado es resucitado.
so meramente interno. Frente a la
Por esto la fe pascual resiste a las
duda surge la fe pascual. Natural-
interpretaciones mitológicas. El
mente hay también momentos in-
crucifixus sub Pontio Pilato sos-
teriorizados: Schillebeeckx habla
tiene el hecho histórico.
de la conversión como experien-
cia pascual de los apóstoles, que 5) Tratándose de un actuar de
tiene su presupuesto objetivo y ló- Dios, queda excluida una interpre-
gico en un acontecimiento con o tación meramente existencial. No

74 Heino Sonnemans
se trata sólo del sentido que tiene (Rm 8,29) y hermanas. En la muer-
para mí la muerte y la resurrección te acontece también nuestra resu-
de Jesús, sino que lo que vale co- rrección.
mo hecho pascual es el aconteci-
4) La corporalidad de la resu-
miento en sí, lo que ha sucedido
rrección tampoco tiene que ser en-
con/en Jesús. De ahí surge el sig-
tendida aquí como ligada al cadá-
nificado para mí: nuestra esperan-
ver en cuanto cuerpo del pasado;
za.
la corporalidad es más bien la his-
Con esto hemos llegado al nú- toria concreta de este hombre in-
cleo, es decir, a la pregunta por el dividual que -ya en la vida terre-
sentido de la Pascua, es decir, de nal- forma parte de su cuerpo pero
la resurrección de Jesús, y así, por no se identifica con él. En este sen-
el fundamento de la esperanza en tido, la corporalidad, que es inse-
la resurrección de los muertos. parable del Yo, significa el conjun-
to de la vida entera y su definitiva
conservación.
El sentido de la resurrección
La meta no es que un yo siem-
de los muertos
pre igual se desnude de su historia
vital con todas sus relaciones, si-
no la permanencia -purificada, glo-
1) La confesión cristiana de la rificada- de la vida. Paul Tillich ha-
resurrección no afirma el retorno bló de “esencialización” y Agustín
a una vida terrenal. Más bien tes- aceptó la preservación de la histo-
timonia la salvación definitiva del ria concreta de los seres humanos
hombre concreto por y en Dios. por Dios (Conf. IX, 3,6) 11).
2) Basándonos en el evangelio ¿Es ésta la corporalidad de la
de Juan que presenta la muerte de resurrección que promete la fe? Jo-
Jesús como una exaltación y una seph Ratzinger ha escrito: “La re-
glorificación hecha por Dios, po- surrección de los muertos (¡no del
demos afirmar, según Greshake, cuerpo!) trata de la salvación del
Verweyen y otros, que en la muer- hombre concreto como un todo, no
te de Jesús se realiza su resurrec- únicamente del destino de una mi-
ción como salvación y exaltación tad (y quizás secundaria) del hom-
por y en Dios: resurrección de Je- bre. Con esto queda claro que el
sús en la cruz. núcleo propio de la fe en la resu-
rrección no consiste en la idea de
3) La resurrección de Jesús es
sernos devueltos los cuerpos, idea
para todos los hombres fundamen-
a la que lo hemos reducido en
to de esperanza. Como primicias
nuestros pensamientos….”
de los que durmieron (1Co 15,20)
y primogénito de entre los muer- 5) En la confesión de la resu-
tos (Col 1,18), también es el pri- rrección de los muertos se trata
mogénito entre muchos hermanos pues de la salvación del hombre
El cuerpo y la resurrección de los muertos 75
concreto por Dios, es decir, la me- que puede llevarlo a plenitud.
ta de la vida no se consigue a tra-
vés de la fuerza de la vida misma
ni mediante la purificación, sino a Inmortalidad dialogal
través del diálogo con el creador.
Por eso se puede hablar, según Ra-
Quedan algunas preguntas:
tzinger, de una inmortalidad dia-
¿dónde ha quedado la doctrina de
logal. Ya que el creador no sola-
la inmortalidad del alma? Antes
mente ama el alma, sino al hombre,
hemos hablado de una inmortali-
esta inmortalidad tiene que llamar-
dad que surge del diálogo del crea-
se resurrección de los muertos =
dor con el hombre. Esta inmorta-
de los hombres. Cuando en el cre-
lidad corresponde a cada hombre
do se dice “resurrección de la car-
concreto y esto significa, desde la
ne”, no se alude a la corporalidad
perspectiva de Dios, ser interpela-
sino “al mundo humano”. La vida
do por Dios, o sea, ser el que dia-
eterna es obtención de salvación
loga con Dios; y desde la perspec-
por la communio con Dios y los
tiva del hombre, significa que el
salvados –y esta comunión con
hombre es aquel ser que está abier-
Dios sigue siendo un libre don del
to a Dios.
amor divino.
¿No se podría hablar sencilla-
Y es que, además, el que es sal-
mente de la inmortalidad del al-
vado es el hombre concreto que ha
ma? No, a no ser que uno añada
forjado su historia de una manera
inmediatamente que el alma no es
única e irrepetible. Esta historia no
tomada como distinta del cuerpo,
desaparece, es decir, no es aniqui-
y que tener un alma espiritual sig-
lada por la muerte; más bien es re-
nifica ser amado como hombre por
cogida y permanece como tal de-
Dios, ser llamado a un diálogo
finitivamente ante Dios. También
eterno. Y, ya que en el diálogo
es cierto que la historia no conti-
Dios no cesa de hablar, la muerte
núa, ni por poco tiempo ni por mu-
no tiene la última palabra sino que,
cho. Cristianamente, no necesita
sobre la base de esta palabra crea-
continuar, ya que la meta es siem-
dora de Dios, el hombre no se pier-
pre don que no puede ser adquiri-
de en la muerte; pero la inmortali-
do a través de méritos ni purifica-
dad sólo es la salvación del hombre
ciones. El intento de dilatar la
cuando responde libremente y con
finitud alargándola fracasa por el
amor a la llamada de Dios. Y esto
entendimiento de la historia y de
se llama fe.
la gracia. Por la historia, porque
representa lo irrepetible y en ella Si el concepto de la inmortali-
queda anclada la personalidad; por dad dialogal se refiere al hombre
la gracia, ya que representa lo ne- como un todo, entonces este con-
cesario inalcanzable, lo que el cepto implica también lo que se
hombre no puede hacer y lo único quiere decir con resurrección de

76 Heino Sonnemans
los muertos. Pero entonces ¿no es partida doble’». De ahí que se re-
esto una variante de lo que signi- chace la diferenciación de cuerpo
fica resurrección en la muerte? orgánico (Körper), cuerpo perso-
nal (Leib) y alma en este contex-
to, ya que no se trata de una preci-
Resurrección en la muerte y sión terminológica, sino de su
corporalidad contrario, con lo que da la sensa-
ción que después de dejar de lado
un concepto de cuerpo orgánico
Joseph Ratzinger en su escato- (Körperbegriffs) por fisicista, la
logía se opuso firmemente a la idea unidad cuerpo-alma del hombre
de una resurrección en la muerte, que permanece sea comprendida
por cuanto en ella subyacía un pla- como su totalidad y que la com-
tonismo exacerbado. De ahí que prensión del cuerpo sea espiritua-
exigiera una materialidad de la re- lizada totalmente gracias a esta
surrección. La discusión que pro- cercanía del alma que roza la indi-
vocó no parece haber acabado. ferenciabilidad.
Principalmente se trata en primer
lugar de la siguiente cuestión: ¿de También la resurrección corpo-
qué forma hay que entender la cor- ral propuesta por Vorgrimler, se-
poralidad, de manera que encaje gún la cual Dios le ofrece al alma
con el modelo de una resurrección una nueva materia incorruptible,
en la muerte? Cuando Ratzinger está para Lüke bajo sospecha de
reclama una materialidad de la re- ser, por lo que respecta al concep-
surrección, en el fondo no hay nin- to de materia, un simple equívoco
guna referencia al cadáver. Más (Äquivokation). Para preservar la
bien, la pregunta va en el sentido historicidad del hombre, único, no
de si esta corporalidad tiene una se necesita una corporeidad con-
relación con aquella materialidad cebida de esta manera, “ya que el
que pertenece a la corporeidad del alma es el representante del hom-
hombre como un todo. Ulrich bre que supera la muerte, incluyen-
Lüke lo ha expresado con más con- do su historicidad inconfundible”.
tundencia: «Desmaterializar, por De todas formas, Lüke defiende
una parte, la dimensión corporal y, también una resurrección en la
libre ya del cuerpo, suspender to- muerte, que para el difunto es a la
das las cuestiones temporales que vez la culminación (Vollendung)
se puedan formular teniendo en en el juicio final y significa el aca-
cuenta las ciencias naturales, y, por bamiento (Vollendung) de toda
otra parte, en esta dimensión cor- materialidad.
poral, pretender conocer reunidos En este modelo se distingue
el tiempo, la historia y el mundo consecuentemente entre una pers-
del hombre ante Dios, no es una pectiva de aquellos que viven en el
contabilidad intelectualmente ho- espacio y en el tiempo, y una “pers-
nesta, sino una ‘contabilidad por pectiva de eternidad”, más allá del
El cuerpo y la resurrección de los muertos 77
tiempo y el espacio. “Allí” coinci- y a través de Él (cfr. 2 Co. 5,17).
den la muerte del hombre y la per-
Que la materia “en sí” no es
fección (Vollendung) del todo.
perfeccionable, ya lo había pues-
to claramente de manifiesto Karl
Rahner, como también había acen-
La perfección de toda la tuado la relación con el espíritu co-
creación mo su constitutivo, y había funda-
mentado cristológicamente la
unidad definitiva de espíritu y ma-
Mientras que en el modelo es-
teria. Medard Kehl añade: “Espe-
bozado, la totalidad de la creación,
rar una corporeidad y una materia-
incluida su materialidad, llega a la
lidad distinta de nuestra tierra, que
perfección, esta perspectiva no pa-
transcienda completamente el co-
rece ser sin embargo dominante, y
nocimiento empírico actual, es al-
esto vale tanto para la bibliografía
go bien fundamentado por la fe en
exegética como para la sistemáti-
la resurrección del cuerpo. Sólo
ca. No obstante, parece teológica-
que no parece haber ninguna dife-
mente irrenunciable preguntar por
rencia notable respecto al modelo
la relación que hay entre la corpo-
de la plenitud o perfección corpo-
reidad adoptada en el modelo “re-
ral, que es presentado en forma de
surrección en la muerte” y la per-
una materialidad totalmente in-
fección de la creación entera. Para
cluida en la libertad humana y, por
entender la posición de Greshake
ello, definitivamente asumida (au-
hay que decir, en primer lugar, que
fgehobenen)”. Sin embargo, esta
relaciona la resurrección en la
opción parece estar anclada en un
muerte con la perfección del todo.
antropocentrismo teológico, como
Presupone una relación dinámico-
sospecha Kehl más adelante. Pre-
progresiva de perfección indivi-
cisamente apuntando a la tesis fun-
dual y universal. Según él, en la
damental de la unidad de la crea-
resurrección de los muertos hay
ción, hay que tener en cuenta esta
una promesa para la humanidad.
preocupación. Aquí nos podría ser
En la resurrección de todos los útil la imagen de un cielo nuevo y
hombres, es decir, la salvación de una tierra nueva. El futuro indivi-
la humanidad como un todo, que- sible de la creación no solamente
da perfeccionada la resurrección tendría que tener validez para el
de los muertos. Se puede funda- tiempo del mundo presente, sino
mentar esta tesis en el concepto bí- también para el nuevo Eón. Esta
blico de que Jesucristo resucitado opción se halla también en el cre-
es el Adán de los tiempos finales do de la iglesia que vincula la re-
(1 Co. 15,45), representando la ca- surrección de los muertos a la vi-
beza de la nueva humanidad (cfr. sión del mundo venidero. Es decir,
Col. 2,10; Ef 1,22). Por esto ha la exigencia de una materialidad
empezado la creación nueva en Él de la resurrección pretende man-

78 Heino Sonnemans
tener despierta la esperanza en el muerte y su esperanza apunte a la
futuro de la creación entera y no salvación del individuo, de lo que
sólo del hombre. se trata en definitiva es de la co-
munidad de futuro de todos los
hombres y de la creación entera.
Resurrección y Aquí hay una renuncia a la indivi-
transformación dualización de los hombres, una
subordinación del yo al nosotros.
El futuro del individuo se realiza
Finalmente, quisiera apuntar un
como futuro de la humanidad. Más
hecho que tanto bíblicamente co-
claramente: para el hombre, que
mo sistemáticamente me parece re-
es entendido como unidad, la con-
levante, pero que apenas entra en
humanidad es constitutiva; perte-
el discurso. La resurrección se rea-
nece también a su corporalidad. Si
liza mediante la transformación
el hombre ha de ser salvado, esta
(cfr. 1 Co 15,51). Josef Wohlmut
dimensión no puede quedar ex-
lo ha formulado claramente y ha
cluida.
hablado del don inesperado de la
transformación: «Pablo reconoce 2) Este futuro no olvida el pa-
dentro de su profecía, de la cual él sado y en eso se distingue la fe es-
personalmente se siente responsa- peranzada del optimismo en el
ble más allá del kerigma, un mo- progreso. No olvida los muertos
delo de transformación que ocupa de la historia de la humanidad y
el lugar de la muerte. Esto me pa- sus sufrimientos (“bajó al reino de
rece más radical que todos los in- la muerte”), no olvida su cruz en
tentos de interpretación en el mar- el mensaje de la resurrección de
co de la tesis “resurrección en la Jesús, ni la muerte producida por
muerte”. Por esto he puesto la pa- los hombres como revelación de
labra “transfiguración” en el título los poderes destructivos de la
de este capítulo y he elegido como “maldad” humana, como tampoco
título del libro entero “El misterio el desconocimiento de la justicia
de la transfiguración”». Esto cen- y de la piedad, en cuyo nombre Je-
tra la atención en la actuación de sús fue llevado a la muerte. La es-
Dios y adopta una idea de Dios co- peranza en una resurrección por lo
mo aquél “que da la vida a los tanto no es un mito victorioso, co-
muertos y llama a las cosas que no mo ha acentuado siempre Johann
son para que sean” (Rm. 4,17). Baptist Metz, sino que más bien
hay que saber leer también, en el
mensaje de la resurrección, la rea-
Sentido existencial de la lidad concreta de un Dios kenóti-
resurrección de los muertos co, es decir, un Dios de los nece-
sitados y de los pecadores.
1) Por mucho que el hombre 3) La resurrección significa so-
individual esté concernido por la bre todo “la fuerza superior del
El cuerpo y la resurrección de los muertos 79
amor sobre la muerte” (J. Ratzin- dar; exige eternidad, pero está in-
ger). Gabriel Marcel lo ha descri- volucrado en el mundo de la muer-
to así: “Amar a una persona signi- te. Sólo Dios sería capaz de cum-
fica decir: No morirás “. El amor, plir esta promesa. La resurrección
en la afirmación del otro, proyec- de Jesús demuestra que la ha cum-
ta un horizonte en el cual la muer- plido. Por esto, su resurrección
te no tiene la última palabra. Aquí siempre será el fundamento de
hay una paradoja del amor: pro- nuestra esperanza.
mete infinitud, pero no la puede

Tradujo y condensó: ANNE FUNKEN

Un adulto, cuanto más religioso y discípulo de Jesús es, tanto más se ve


abocado al trágico destino, oculto para muchos, de una sociedad (la iglesia)
siempre inferior a lo que debería ser y siempre infiel, no sólo por las debilida-
des y la falta de flexibilidad de sus miembros, ni tampoco porque, enraizada en
un pasado ya lejano, esté sobrecargada de las prácticas de muchos siglos, sino
infiel, además, –y necesariamente a pesar de su fidelidad– por causa de las es-
tructuras que comporta su naturaleza colectiva.

M. Légaut, Itinerari, Fragment, 2007, p. 127.

80 Heino Sonnemans

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