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La selva de piedra: Banco de Londres, Buenos Aires, Argentina, 1958/66

Carlos Eduardo Comas

Carlos Eduardo Dias Comas é arquiteto, membro da Comissão Coordenadora do PROPAR (Programa de Pesquisa e Pós-
Graduação em Arquitetura) da Faculdade de Arquitetura da Universidade Federal do Rio Grande do Sul e responsável pela
pesquisa "Arquitetura Brasileira Contemporânea: Cidade Figurativa, Teoria Acadêmica, Arquitetura Contemporânea"

(leia a versão em português)

La operación de prestigio, involucrando la acomodación del extenso programa de una sede


bancaria; el predio de esquina en la manzana decimonónica del districto financiero, frente a dos
calles angostas; la aceptación necesaria de la calle-corredor, la exitosa compatibilizacion
volumetrica de la intervención nueva con la manzana preexistente y sus edificios academicos
de comienzos de siglo; todo eso ha sido ampliamente registrado. Urbanisticamente, la situación
no es muy distinta al problema resuelto en 36 por los hermanos Roberto en la sede de la
Asociación Brasileña de Prensa de Rio o por Niemeyer en su Banco Boavista del 46.

Pero tanto Asociación Brasileña de Prensa cuanto el Banco Boavista emplean un esqueleto
independiente normal, y el salón principal del segundo tiene porte menor que el requerido por el
Banco. El proyecto de S.O.M. para el Manufacturers Hanover Trust en Nueva York podría haber
sido una referencia, pero su gran salón tiene columnas y Testa interpretó la exigencia de
espacio unificado para el atendimiento del público como una "plaza cubierta": vale decir, un
gran espacio libre de columnas, equivalente a uno de los halls de Soane para el Banco de
Inglaterra y con una integración entre espacio y estructura equivalente a la proporcionada por la
cúpula.

La imposibilidad de resolver en unico piso los espacios públicos del programa y la necesidad de
superposición vertical de espacios públicos y privados están en la raiz de la solución propuesta,
cuyo esquema conceptual es bastante sencillo. Una losa de cubierta rectangular y nervurada
de hormigón a la misma altura de las cornisas de los edificios vecinos, apoyos a lo largo de los
bordes más extensos y dos cajas intermediarias de escaleras y ascensores alineadas segun el
eje longitudinal constituyen la estructura primaria y configuran tres naves paralelas, la
intermediaria dividiendose en cinco tramos, libres los extremos y el central. Los apoyos
perifericos y las cajas soportan la losa de la planta baja y las losas de los subsuelos con el
concurso de dos lineas dobles de pilares, a lo largo del eje longitudinal de las naves extremas.
El espacio entre cubierta y planta baja se repuebla con dos alas de tres pisos semiprivados
cada una, suspensas de la losa de cubierta por cables de acero, y por dos conjuntos laterales
de dos bandejas superpuestas, voladas de la expansión vertical de los pilares dobles. Tanto
pisos suspensos cuanto las bandejas se comunican con las cajas de circulación vertical y miran
hacia el gran vacio entre ellas. La losa de la planta baja se eleva respecto a la acera para
permitir la iluminación del primer subsuelo. El atendimiento al público se asocia al primer
subsuelo, a la planta baja y a las bandejas, los dos subsuelos a los tesoros y el
estacionamiento. Las cajas de escalera y ascensores se alzan más allá de la cubierta para
sostener dos losas angostas en voladizo, ubicación conveniente para los comedores del
personal.

El esquema mezcla la idea de suspensión – que remite al proyecto de oficinas propuesto por
Amancio Williams en el 46 – con la estructura en árbol propuesta por Frank Lloyd Wright en el
proyecto de la St. Mark’s Tower del 29, realizada en la Torre Johnson y en las Oficinas Price. A
la integración de estructura y espacio se suma la integración de instalaciones a la estructura,
contemporánea al trabajo de Kahn en los Laboratorios Richards. Además de los huecos en las
cajas de escalera y ascensores, se aprovechan aquellos entre los pilares dobles y entre las
placas muy proximas que constituyen los apoyos periféricos. Disimulados junto a las
medianeras, junto a las calles estes se detallan a la manera de andamios o paredes plegadas,
fruncidas y ceñidas por placas cuyas perforaciones recuerdan la casa Battló y Chandigarh tanto
cuanto piezas de Mecanoo. Su materialidad confirma el rechazo de una arquitectura
arquitrabada, su disposición señala la transformación de la simetria y ortogonalidad del
esquema de base por la asimetria y diagonalidad del sitio de esquina.
La transformación comprende el recorte en L de la losa de cubierta – que genera una zanja
para iluminación junto a la medianera más larga y se acompaña de la provisión de apoyos ad
hoc, perpendiculares a esa medianera, además de una cubierta metálica que cierra la zanja al
nivel del piso suspenso inferior. Comprende también el largo distinto de cada ala de bandejas,
la disminución del ancho del ala más interno de pisos suspensos y la invasión, por estos pisos,
del tramo de la nave central junto a la calle, medidas que permiten configurar una loggia y un
zaguán de entrada rectangulares. Dispuesta paralelamente a Florida, la gran calle comercial
del centro, la loggia pone en relieve la altura total de la losa de cubierta e incluye, en su borde,
la plataforma de entrada elevada y perpendicular a Florida. El zaguán de triple altura a
continuación se conecta en frente con la nave extrema y a la izquierda, ancha escalera
mediante, con el primer subsuelo. Dos paños de vidrio en L se extienden desde la planta baja
hasta la losa de cubierta para cerrar el volumen, insertandose entre las placas perifericas y los
bordes de pisos suspensos y bandejas voladas de modo de dejar clara la autonomia original de
los elementos constructivos.

Si la verticalidad de las placas corresponde a los órdenes gigantes de los edificios vecinos,
equilibrando semejanzas y diferencias entre lo nuevo y lo viejo, el tratamiento de la esquina
exagera la diferenciación respecto a la ochava convencional en la ciudad y monumentaliza la
entrada. La monumentalidad se vuelve paradojicamente más intensa por la presencia aislada
de dos volumenes bajos de cantos redondeados que actuan como sentinelas de ese lugar
intermediario. La transparencia del vidrio intensifica la repentina ampliación de la calle y
propone una continuidad entre exterior e interior, debidamente calificada por los escalones
llevando a la plataforma de entrada y la marquesina sobre las puertas giratorias. La penetración
en el interior del banco involucra el paso por el zaguán y el giro de cuerpo que permite tanto
descubrir la extension horizontal del salón como percatarse de su expansión vertical a través
de los intersticios entre losas y entre losas y pared de vidrio. El contraste con la estrechez de
las calles adyacentes es enorme y se acompaña de una fuerte sensación de decompresión y
alívio, análoga a la de llegar a un claro después de la marcha por la selva cerrada.

Pero la sensación es cosa de un instante, porque el ojo comprende de inmediato que el claro
se limita al zaguán.y lo aguarda otro tipo de marcha y otro tipo de selva. Las máquinas para
subir se presentan moldeadas en curvas que se distribuyen en anillos ambíguos, sugerencia de
torno, árbol, tótem. Si hay insinuación de primitivismo vertical, la sofisticación tecnológica es
patente, la calidad material.impresionante, la ejecución impecable y los balcones de
atendimiento se perfilan y propagan comprometidos con la unidad del paisaje horizontal bajo
las planchas voladas o suspensas. Más que en las Oficinas Larkin de Wright, la unidad del
espacio excita, porque la sensación de flotar inmerso en él no tiene precedente. No obstante, la
libertad visual es el pre-requisito del espacio del control total, y en definitiva la disciplina impera,
como corresponde.

A despecho de lo que dice su autor, el Banco de Londres no es ni podría ser


fenomenológicamente una plaza y parte de su mérito es evidenciarlo tipologica y
figurativamente. Si la envolvente de cristal se asocia a la idea del banco-transparencia de total
amabilidad y ningun secreto, las placas y enrejados exteriores la desmitifican, reintroduciendo
una terribilitá más verdadera y consecuente via un hormigón que luce como piedra y encarcela
como un ramaje. Ni fortaleza como el Palazzo Medici Riccardi ni tampoco dosel como el
Hanover Trust, panópticon calificado por la ambivalencia y la ambiguidad, puñetazo y a la vez
colírio, el Banco de Londres persiste inimitable y fundamental.
Arquitecto Clorindo Testa, 1990. Foto Freddy Massad

Banco de Londres. Foto Abilio Guerra


Banco de Londres. Foto Abilio Guerra

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