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LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA

Magistrado ponente

AP4340-2019
Radicación n.° 52435
Acta 246

Bogotá, D. C., septiembre veinticinco (25) de dos mil


diecinueve (2019).

VISTOS:

Se pronuncia la Sala sobre la admisibilidad de la


demanda de casación presentada por el apoderado de la
víctima Laureano Antonio Benavides Vertel.

HECHOS:

María Rafaela Benavides Vertel de Pérez falleció a


mediados del mes de julio de 2011 en el inmueble en donde
residía con su sobrina IRIS SOFÍA BENAVIDES PÉREZ,
ubicado en la carrera 9 No 19-55 de Planeta Rica-Córdoba.
Aunque a María Rafaela Benavides le sobrevivían sus
hermanos Laureano Antonio y Matilde Josefa, en octubre de
2011 IRIS SOFÍA BENAVIDES PÉREZ y sus 10 hermanos
suscribieron un poder con el fin de iniciar el proceso de
sucesión. Al no haber sido incluida en la demanda de
sucesión, IRIS SOFÍA BENAVIDES PÉREZ promovió,

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CASACIÓN 52435
IRIS SOFÍA BENAVIDES PÉREZ

mediante abogado, proceso ordinario laboral en contra de sus


tíos Laureano Antonio y Matilde Josefa Benavides Vertel, en
calidad de herederos directos y de los herederos
indeterminados, con el fin de obtener el pago de salarios y
prestaciones sociales dejados de percibir por cuanto adujo
que trabajó durante 36 años y 6 meses para su tía María
Rafaela Benavides. También otorgó poder en el año 2012 para
presentar demanda de pertenencia por prescripción
adquisitiva de dominio extraordinaria, sobre el bien en donde
residía con su tía. Por estas actuaciones, su tío Laureano
Benavides Vertel y su primo Laureano Benavides Lugo, hijo
de éste, formularon denuncia penal en su contra ante la
Fiscalía Seccional de Montería.

ANTECEDENTES PROCESALES:

Ante el Juzgado Segundo Penal Municipal en función de


Control de Garantías de Montería, el 9 de octubre de 2012 se
realizó la audiencia de imputación de cargos en contra de IRIS
SOFÍA BENAVIDES PÉREZ, solicitada por la Fiscalía Catorce
Seccional de Montería.

La audiencia de formulación de acusación, se llevó a cabo


el 28 de octubre de 2013 ante el Juzgado Promiscuo del
Circuito de Planeta Rica con funciones de conocimiento, y se
acusó a IRIS SOFÍA BENAVIDES PÉREZ como autora del delito
de fraude procesal, en concurso sucesivo. La audiencia
preparatoria se realizó el 1 de abril de 2014 y, luego de
múltiples aplazamientos, el juicio oral fue desarrollado durante
los días 18 de mayo, 22 de julio y 17 de agosto de 2016.

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CASACIÓN 52435
IRIS SOFÍA BENAVIDES PÉREZ

Terminado el debate, el Juez anunció el sentido del fallo


absolutorio a favor de la acusada.

Apelada la sentencia absolutoria, tanto por el


representante de la Fiscalía como por el apoderado de las
víctimas, fue confirmada por la Sala Penal del Tribunal
Superior de Montería el 15 de diciembre de 2017.

LA DEMANDA:

El representante de las víctimas formuló dos cargos, uno


por violación directa de la ley sustancial y otro por violación
indirecta.

Cargo primero. Con fundamento en el numeral 1° del


artículo 181 de la Ley 906 de 2004, acusó la sentencia por
violación directa de la ley sustancial derivada de la
interpretación errónea del artículo 453 del Código Penal que
tipifica el delito de fraude procesal.

Luego de citar jurisprudencia de la Corte relacionada


con esta causal, en la que se reitera que el demandante debe
demostrar la existencia de un error de juicio respecto de la
norma indebidamente seleccionada, omitida o interpretada
erróneamente, aceptando los hechos declarados y
absteniéndose de cuestionar la valoración probatoria, indicó
que el fallador colegiado se equivocó al consignar en la
sentencia que el a quo sí había tomado en cuenta lo afirmado
por Laureano Benavides Lugo, Catalina Lugo de Benavides,
José Antonio Benavides Causil y Álvaro Benavides Miranda

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CASACIÓN 52435
IRIS SOFÍA BENAVIDES PÉREZ

respecto de la existencia y contenido de los procesos de


sucesión, laboral y de pertenencia.

Afirmó que la Juez Promiscuo del Circuito de Planeta


Rica al no permitir que los testigos se refirieran a los procesos
objeto de las estipulaciones probatorias, señaló que sus
declaraciones se limitaron a los aspectos relacionados con el
vínculo familiar que los une con la acusada, las
circunstancias por las cuáles ésta llegó a vivir en la casa de
su tía María Rafaela Benavides y las actividades que en dicho
sitio desarrolló. Agregó que la juez concluyó que resultaba
imposible establecer si hubo o no engaño al presentar las
referidas demandas, razón por la cual el debate se limitó a
establecer si a IRIS SOFÍA BENAVIDES le asistía o no algún
derecho con ocasión del fallecimiento de su tía o sobre el bien
en donde residía con ésta.

Consideró que mientras la Juez incurrió en error de


hecho por falso juicio de identidad al omitir lo expresado por
los testigos respecto de los procesos civiles, el Tribunal afirmó
que esta tomó en cuenta su existencia y procedió a valorar las
estipulaciones probatorias y los testimonios, pero, aun así,
concluyó que falta un elemento objetivo del tipo de fraude
procesal, interpretando erróneamente el artículo 453 del
Código Penal, al señalar que la sola presentación de las
demandas no constituye un acto idóneo para hacer incurrir
en error a un juez.

Indicó que como precedente para sustentar dicha


conclusión, el Tribunal utilizó de manera inadecuada la

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CASACIÓN 52435
IRIS SOFÍA BENAVIDES PÉREZ

sentencia del 17 de agosto de 2005 proferida en el radicado


19391, ya que ésta se refiere a un caso en el que un ex
congresista presentó una certificación fraudulenta, expedida
al parecer por la Contraloría de Ciénaga- Magdalena, que fue
valorada por el fallador de primera instancia como inidónea
para producir el engaño, mientras la Sala de Casación Penal
de la Corte concluyó que si tenía toda la vocación para
engañar a la justicia y obtener indebidamente una pensión de
jubilación. Citó, como apoyo de su apreciación sobre el uso
adecuado del precedente judicial a un tratadista de derecho
penal y la sentencia C-836 de 2001 de la Corte
Constitucional, señalando que en la utilización del precedente
es necesario tener en cuenta que sea reciente, que los
supuestos fácticos sean parecidos y que sólo lo constituyen
las razones principales que fundamentaron la decisión o ratio
decidendi y no los argumentos secundarios.

Indicó que si bien el Tribunal partió del criterio válido de


que si el instrumento utilizado no es idóneo para engañar no
se tipifica la conducta, erró al considerar que las demandas
incoadas por la acusada, de pertenencia y laboral, no
constituyen un engaño pues no tuvo en cuenta que es
imposible ostentar al mismo tiempo la condición de empleada
de María Rafaela Benavides y a su vez, aducir la tenencia
pacífica del bien inmueble que ésta poseía. Agregó que a juicio
de una persona con “mediana inteligencia”, la presentación de
una demanda de cualquier naturaleza “perfectamente puede
engañar a un juez de la República”, por lo que reiteró que el
Tribunal interpretó equivocadamente el artículo 453 del
Estatuto Penal.

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CASACIÓN 52435
IRIS SOFÍA BENAVIDES PÉREZ

Cargo segundo. Fundamentado en el numeral 3° del


artículo 181 de la Ley 906 de 2004, acusó la sentencia de
segundo grado por violación indirecta de la ley sustancial por
error de hecho derivado de falso juicio de identidad por
tergiversación de lo manifestado por los testigos.

Señaló que el Tribunal consideró que no existía el


elemento subjetivo del tipo bajo la consideración de que IRIS
SOFÍA BENAVIDES al no haber estudiado, según dijo lo
afirmaron los testigos de cargo, no contaba con los
conocimientos jurídicos que la llevaran a estructurar
intencionalmente unos hechos con los cuales materializar el
engaño, por lo que fue mal asesorada por los abogados al
haberles manifestado su convencimiento de estar reclamando
un derecho legítimo.

Contrario a lo afirmado por el Tribunal, indicó que los


testigos de cargo manifestaron que IRIS SOFIA BENAVIDES
se fue a vivir con su tía con el propósito de estudiar. Señaló
que Catalina Lugo de Benavides expresó que IRIS SOFÍA
BENAVIDES inicialmente estudiaba de día y se iba los fines
de semana para su casa. Después se pasó a estudiar en la
noche, por lo que decidió quedarse a vivir permanentemente
con Rafaela Benavides. Agregó que dicha manifestación
también fue realizada por José Antonio Benavides Causil y
Álvaro Benavides Miranda, quienes indicaron que ella estudió
en el colegio María Inmaculada desde 1974, por lo que miente
al afirmar que entró a laborar con su tía ese mismo año.

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CASACIÓN 52435
IRIS SOFÍA BENAVIDES PÉREZ

Por lo anterior y al considerar que el fallo es necesario


para hacer efectivo el derecho sustancial vulnerado por el
Tribunal, como también con el fin de unificar la
jurisprudencia y reparar el agravio causado a las víctimas,
solicitó casar la sentencia y, en su lugar, proferir sentencia
condenatoria en contra de IRIS SOFÍA BENAVIDES PÉREZ.

CONSIDERACIONES DE LA CORTE:

De conformidad con el inciso segundo del artículo 184 de


la Ley 906 de 2004, la Corte está facultada para no seleccionar
la demanda cuando el actor carece de interés, prescinde de
señalar la causal, no desarrolla los cargos de sustentación o
cuando de su contexto se advierte fundadamente que no se
precisa del fallo para cumplir algunas de las finalidades del
recurso.

En el presente caso, se observa que si bien el recurrente


como representante de las víctimas ostenta legitimación para
impugnar la sentencia absolutoria, al desarrollar el primer
cargo realizado por violación directa de la ley sustancial erró
al sustentarlo controvirtiendo la valoración probatoria
realizada por los juzgadores de instancia. Respecto del
segundo cargo, al sustentar la violación indirecta por falso
juicio de identidad derivado de tergiversación de los
testimonios, vulneró el principio de corrección material, al
señalar como fundamento de la decisión del Tribunal dicho
aspecto.

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CASACIÓN 52435
IRIS SOFÍA BENAVIDES PÉREZ

El demandante pretende continuar con el debate


probatorio ya agotado en las instancias, con lo que desconoce
que el recurso extraordinario de casación no es una instancia
adicional y, por tanto, no está concebido como un
instrumento para seguir debatiendo los aspectos fáctico y
jurídico ya agotados en el proceso, sino que, por su
naturaleza, se trata de una sede única limitada inicialmente
por las presunciones de que la sentencia de segunda
instancia se ha dictado dentro de un juicio legalmente
adelantado y que la decisión en ella contenida es acertada.

Al tratarse de un juicio de legalidad sobre la sentencia,


la demanda de casación debe tener un contenido claro, lógico,
coherente, preciso y sistemático, e incluir sólo los
cuestionamientos que corresponden a las causales expresa y
taxativamente establecidas en la ley enfatizando los errores,
bien sea de juicio o procedimiento, en que haya podido
incurrir el sentenciador. Errores cuya demostración dialéctica
y trascendencia imprescindiblemente imponen contrastar lo
expresado en la sentencia con lo afirmado en la demanda, con
el propósito de que se pueda evidenciar que la sentencia no
está acorde con el ordenamiento jurídico. 1

Como se observa respecto del primer cargo, es el mismo


demandante el que advierte, con sustento en la
jurisprudencia de la Sala de Casación Penal de la Corte, que
el juicio de reproche por violación directa de ley se centra en
una argumentación estrictamente jurídica orientada a
demostrar la existencia de un error por exclusión evidente,
1
CSJ AP del 20 de octubre de 2005, radicado 24026 y AP del 12 de diciembre de 2005,
radicado 24610, entre otros.

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IRIS SOFÍA BENAVIDES PÉREZ

aplicación indebida o interpretación errónea de la ley, razón


por la cual la regla lógica de esta causal impone la admisión
inicial de los hechos y la valoración probatoria realizada por el
fallador de instancia. Sin embargo, a pesar de la advertencia,
el demandante incurrió en el error de cuestionar la valoración
probatoria al indicar que mientras el a quo negó que los
testigos de cargo hayan hecho manifestación alguna respecto
de los procesos de naturaleza civil incoados por la acusada, el
Tribunal afirmó que el a quo sí tuvo en cuenta lo afirmado por
los testigos respecto de los procesos laboral y de pertenencia
que fueron objeto de las estipulaciones probatorias llevadas a
cabo por la Defensa y la Fiscalía.

De igual manera, cuestionó la conclusión del Tribunal


que estableció que la sola presentación de una demanda no
constituye un engaño, por lo que no se estructuró el elemento
objetivo del tipo de fraude procesal, aún a pesar de que en la
misma se hayan consignado hechos que pueden ser o no
ciertos, pues estos constituyen el objeto del debate que surge
a partir de la contestación de la demanda. En su criterio, esta
conclusión es equívoca pues la presentación de una demanda
de carácter civil sí puede llevar a engaño a un funcionario
judicial, máxime cuando se pretende de manera simultánea,
como lo hace IRIS SOFÍA BENAVIDES, que tuvo una relación
laboral con su tía y al mismo tiempo, era poseedora de buena
fe del inmueble en donde convivía con ésta, tal y como se
estableció en los documentos anexos a las estipulaciones
probatorias y lo manifestaron los testigos de cargo.

En concreto el Tribunal dijo:

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IRIS SOFÍA BENAVIDES PÉREZ

“En tal sentido debe decirse que viene acreditada la existencia de


las referidas demandas instauradas por la señora IRIS SOFÍA
BENAVIDES PÉREZ y que en éstas alegó que era poseedora del
bien ubicado en la Carrera 9 No 19-55 en el centro del municipio de
Planeta Rica y que había trabajado durante 36 años para la finada
sin que por ello recibiera algún tipo de salario ni prestaciones
sociales; sin embargo, para la Sala el hecho de que presuntamente
sean mentira esas afirmaciones no revisten el carácter de
idoneidad o fuerza suficiente para encaminar a un razonamiento
equivocado al servidor, máxime porque en esos procesos, la parte
demandada tiene la posibilidad de controvertir lo consignado en la
demanda, ya sea en la contestación de la misma, proponiendo
excepciones, presentando y solicitando pruebas, interponiendo
recursos y todas las posibilidades que garantizan el derecho de
defensa, y en virtud de lo cual deberá el juez analizar y sopesar las
alegaciones y pruebas allegadas.”

En efecto, como lo señaló el Tribunal y se aprecia


claramente en los documentos anexados como prueba de las
estipulaciones probatorias (poder otorgado para tramitar el
proceso de sucesión y demanda y contestación de la demanda
de los procesos laboral ordinario y de pertenencia), ante las
manifestaciones realizadas por IRIS SOFÍA BENAVIDES de
haber trabajado para su tía durante más de 36 años sin
recibir a cambio pago de salario o prestación alguna 2
(demanda laboral), los demandados Laureano Antonio y
Matilde Josefa Benavides Vertel, a través de su abogado, en la
contestación de la demanda3 afirmaron que eso no es cierto,
pues, según lo consignado, IRIS SOFÍA BENAVIDES jamás
trabajó para María Rafaela Benavides y aunque vivió en la
casa de habitación de ésta, lo hizo con el fin de estudiar, la
primaria en la escuela María Inmaculada y la secundaria en
el Colegio José Hilario López, habiendo alcanzado a cursar

2
Cuaderno original 3. Estipulaciones probatorias. Estipulación 3, folios 3 al 8.
3
Cuaderno original 3. Estipulaciones Probatorias. Estipulación 3, folios 18 al 21.

10
CASACIÓN 52435
IRIS SOFÍA BENAVIDES PÉREZ

hasta 4° de bachillerato. Otro tanto sucedió respecto del


proceso de pertenencia pues, ante las manifestaciones de la
acusada de haber poseído el bien ubicado en la carrera 9ª No
18-44 de Planeta Rica realizadas en la demanda 4, los
demandados Laureano y Matilde Benavides Vertel, a través de
su abogado, contestaron que no es cierta dicha afirmación ya
que el bien en cuestión, desde el momento en que le fuera
escriturado por su marido hasta el momento de su
fallecimiento, estuvo en posesión de María Rafaela Benavides
Vertel5.

Resulta claro, entonces, que se está en presencia de


controversias de carácter laboral y civil, en las que se
presentaron las demandas y se dio contestación a las mismas,
por lo que la conclusión del Tribunal fue acertada, en tanto la
sola presentación de las demandas no constituye elemento
idóneo para el engaño, y la idoneidad del instrumento
engañoso es esencial en la estructura del tipo objetivo.

En efecto, respecto de la configuración dogmática del


tipo penal de fraude procesal establecido en el artículo 453
del Código Penal, la Sala de Casación Penal ha venido
señalando que está conformado por los elementos de (i)uso de
un medio fraudulento, (ii) inducción en error a servidor
público a través de un instrumento, (iii) propósito de obtener
sentencia, resolución o acto administrativo contrario a la ley
(elemento subjetivo específico del tipo), y (iv) idoneidad del
medio para producir la inducción en error.

4
Cuaderno original 3. Estipulaciones Probatorias. Estipulación 4, folios 3 al 7.
5
Cuaderno original 3. Estipulaciones Probatorias. Estipulación 4, folios 34 al 36.

11
CASACIÓN 52435
IRIS SOFÍA BENAVIDES PÉREZ

Este último elemento indica con claridad que el


instrumento utilizado para el engaño debe ser idóneo para
inducir en error al funcionario y en apoyo de esta conclusión,
reiterada en varias oportunidades por la Sala de Casación
Penal de la Corte, el Tribunal hizo referencia a la sentencia
SP7740 del 8 de junio de 2016 (rad.46682), al interior de la
cual también aparecen referidas las sentencias SP7755-2014
(rad.39090), SP del 29 de abril de 1998 (rad.13426), SP del 17
de agosto de 2005 (rad. 19391) y el auto AP del 8 de julio de
2009 (rad. 29353).

La primera de las sentencias citadas además de describir


los elementos que constituyen el tipo penal de fraude procesal
establecido en el artículo 453 del Código Penal, define al
medio fraudulento como un instrumento engañoso que se usa
maliciosamente para sacar provecho de alguna situación.
Reitera, además, como se hizo en la sentencia del 29 de abril
de 1998 proferida en el radicado 13426, que el medio
fraudulento debe ser idóneo para inducir en error al servidor
público.

Además, como se había señalado en la sentencia del 17


de agosto de 2005 (rad.19391) –cuestionada por el
demandante como un precedente inadecuado— que para
estructurar dicha conducta punible la misma debe contar con
la fuerza e idoneidad suficiente para encaminar hacia un
raciocinio errado al servidor público. Y finalmente, en el AP
del 8 de julio de 2009 (rad.29353) se indicó que el medio
fraudulento debe ser idóneo para inducir en error al
funcionario, así no siempre se produzca el resultado

12
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IRIS SOFÍA BENAVIDES PÉREZ

perseguido, por lo que no cualquier mentira o artificio que se


presente durante la actuación procesal, tan solo por el hecho
de ser tal, podrá ser estimada como constitutiva del delito.

Por lo anterior no resultan ciertas las afirmaciones


realizadas por el apoderado de las víctimas de que el Tribunal
citó un precedente no aplicable al caso –como se demostró en
el párrafo anterior citó varios referentes y en todos estos se
establece claramente que el instrumento utilizado debe tener
idoneidad para el engaño, pues así lo exige el elemento
objetivo del tipo correspondiente.

Ahora bien, como lo recordó la Sala de Casación Penal


de la Corte6 recordó que, conforme a la jurisprudencia de las
Salas de Casación Civil y Laboral, si bien la demanda es un
instrumento del derecho fundamental al acceso a la
administración de justicia frente al que sólo se exigen las
formalidades establecidas en la ley, si existe la obligación de
actuar, al presentarlas, con lealtad, buena fe y sin temeridad,
pues los profesionales del derecho que no actúen de esta
manera, pueden incurrir en abuso arbitrario del derecho de
litigio y se exponen a sanciones de carácter civil y
disciplinaria.

En efecto, la Sala de Casación Laboral de la Corte


Suprema de Justicia respecto de la demanda ha indicado que:

6
CSJ. AP3670 del 29 de agosto de 2018, radicado 51816.

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CASACIÓN 52435
IRIS SOFÍA BENAVIDES PÉREZ

“No puede perderse de vista que tal instrumento -demanda- de


acceso a la justicia tiene una connotación de esencialidad, pues es
por su conducto que quienes comparecen a la jurisdicción
exteriorizan su propósito y corresponde al Juez encontrar si existe
razón en lo pedido, una vez se ha surtido todo el debate para tal
efecto y ha escuchado a su contradictor»7.

Igualmente, ha señalado que una actuación temeraria


constituye abuso del derecho en tanto supone una «actitud
torticera», que «delata un propósito desleal de obtener la
satisfacción del interés individual a toda costa», para llevar a
cabo «un asalto inescrupuloso a la buena fe de los
administradores de justicia»8.

Por su parte, la Sala de Casación Civil respecto del abuso


del derecho al litigio, ha señalado que los abogados al asumir
el ejercicio de la profesión deben evitar actitudes negligentes,
temerarias y maliciosas9; es decir, acciones que claramente
buscan desgastar, más no engañar, la administración de
justicia con el propósito de la realización de fines propios.
Como actitudes temerarias, conforme lo establece el artículo
74 del Código de Procedimiento Civil, expresa la Sala de
Casación Civil, se tienen, entre otras, las de carecer de
fundamento legal en la demanda o cuando se aleguen a
sabiendas hechos contrarios a la realidad.10

La consecuencia de este actuar es de carácter civil. Así lo


ha indicado la Sala de Casación Civil:

7
CSJ. Sala de Casación Laboral. AP. del 23 de agosto de 2013, Rad.43604, citado en
AP3670-2018 del 29 de agosto de 2018, radicado 51816 de la Sala de Casación Penal.
8
CSJ. Sala de Casación Laboral. AP. del 13 de septiembre de 2011, Rad. 38216, citado
en AP3670-2018 del 29 de agosto de 2018, radicado 51816 de la Sala de Casación
Penal
9
CSJ. Sala de Casación Civil. Sentencia de Casación del 1 de noviembre de 2013. Ref.
08001-3103-008-1994-26630-01
10
CSJ. Sala de Casación Civil. Sentencia de Casación del 1 de noviembre de 2013. Ref.
08001-3103-008-1994-26630-01.

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CASACIÓN 52435
IRIS SOFÍA BENAVIDES PÉREZ

“Indispensable es enfatizar, por lo tanto, de conformidad con lo


establecido en el artículo 72 del estatuto procesal civil, que, de
manera general y sin perjuicio, claro está, de supuestos particulares,
sólo cuando se promueve un proceso o se realiza una actuación
judicial con temeridad o mala fe, y así se comprueba, hay lugar a
deducir de ese comportamiento responsabilidad civil respecto del
gestor de la controversia o del trámite de que se trate, pues se estima
que en tales supuestos se abusa del derecho de litigar y dicha forma
particular del ilícito civil exige, en esos casos, un criterio de
imputación subjetivo especifico, referido, se repite, a la temeridad o
mala fe en el obrar”.11

De otra parte, el demandante señaló que el Tribunal


concluyó que no existió el elemento subjetivo del tipo, es decir
el dolo o intención de engaño, bajo la consideración de que
IRIS SOFÍA BENAVIDES no había querido estudiar, según
afirmó fue manifestado por los testigos de cargo, cuando en
verdad éstos afirmaron que fue precisamente el afán de
estudiar lo que llevó a la acusada a vivir en la casa de su tía.
Consideró que este error fue crucial para la decisión que tomó
el Tribunal de confirmar la sentencia absolutoria pues
“cualquier persona con meridiano conocimiento sabe a ciencia
cierta que no está permitido reclamar prestaciones laborales
sin haber trabajado, ni pretender adquirir la propiedad de un
bien que nunca ha ocupado como suyo, eso es elemental...” 12.

El Tribunal sobre este aspecto afirmó:

“Ahora bien, aunque descartada la tipicidad de la conducta no se


requiere de consideraciones adicionales, estima la Sala necesario

CSJ. Sala de Casación Civil. Sentencia de Casación del 1 de noviembre de 2013. Ref.
11

08001-3103-008-1994-26630-01.
12
Cuaderno original del Tribunal, folio 141.

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IRIS SOFÍA BENAVIDES PÉREZ

señalar que aun cuando en gracia de discusión se admitiera que la


conducta es típica objetivamente, no bastaría simplemente con ello,
sino que además debe presentarse el tipo subjetivo, y con las
pruebas recaudadas no podría afirmarse que la señora IRIS SOFÍA
BENAVIDES PÉREZ actuó de manera dolosa al hacer las
manifestaciones consignadas en las demandas, pues teniendo en
cuenta que es una persona que como bien lo afirmaron los testigos
no quiso estudiar, no le puede exigir que tenga conocimientos
jurídicos, tales que la lleven a estructurar intencionalmente unos
hechos que se dicen son carentes de realidad, como los tenía su
abogado.

En este caso, la señora IRIS BENAVIDES pudo actuar, tal vez ante
una mala asesoría, con el convencimiento de que estaba
reclamando un derecho legítimo, aduciendo tener la posesión de un
bien, que como quedó vertido en la audiencia provenía de falsa
tradición, o porque en el caso de la demanda laboral, por haber
convivido tanto tiempo con la señora Rafaela Benavides, creyera
que debían reconocerle derechos laborales, que en todo caso, en
uno y u otro evento debía ser objeto de debate al interior del
proceso respectivo”.13

De la sola lectura de estos dos párrafos se establece


claramente que para el Tribunal la inexistencia del elemento
objetivo del tipo, por ausencia del instrumento idóneo para el
engaño, determinó su decisión de confirmar la sentencia
absolutoria. No obstante de esto, consideró de manera
hipotética que aún en el evento de estar presentes los
elementos objetivos del tipo,

“…con las pruebas recaudadas no podría afirmarse que la señora


IRIS SOFÍA BENAVIDES PÉREZ actuó de manera dolosa al hacer
las manifestaciones consignadas en las demandas, pues teniendo
en cuenta que es una persona que como bien lo afirmaron los
testigos no quiso estudiar, no se puede exigir que tenga los
conocimientos jurídicos, tales que la lleven a estructurar
intencionalmente unos hechos que se dicen, son carentes de
realidad, como sí los tenía su abogado”14

Al confrontar esta realidad procesal con la afirmación del


libelista que fue el análisis sobre el aspecto subjetivo del tipo

13
Cuaderno original del Tribunal, folios 29 y 30.
14
Cuaderno original del Tribunal, folio 29.

16
CASACIÓN 52435
IRIS SOFÍA BENAVIDES PÉREZ

penal lo que determinó que el Tribunal confirmara la


sentencia absolutoria proferida por el a quo, claramente se
establece la violación del principio de corrección material 15
que le impone que las razones, fundamentos y contenidos del
ataque deben corresponder con la realidad procesal, pues no
resulta cierta dicha afirmación ya que, como lo dejó
explícitamente consignado el Tribunal luego de analizar los
elementos objetivos del tipo penal y establecer la inexistencia
del instrumento idóneo para el engaño, concluyó que no se
tipificaba la conducta de fraude procesal. Así lo dijo: “…
descartada la tipicidad de la conducta no se requiere de
consideraciones adicionales”.

Cosa distinta, es que con posterioridad a esta


conclusión, de manera hipotética el Tribunal quiso ahondar
en el aspecto subjetivo del tipo y al hacerlo haya consignado
que los testigos señalaron que IRIS SOFÍA BENAVIDES “no
quiso estudiar”, como sustento de que ésta no contaba con los
conocimientos jurídicos suficientes que le permitieran
comprender qué derechos tenía al haber fallecido la persona
con la que convivió largos años o sobre el bien en que
residían, –por lo que tampoco la prueba permitía predicar la
existencia del dolo como elemento subjetivo del tipo penal—,
cuando lo cierto es que los testimonios dieron cuenta de que
ésta estudió hasta cuarto grado de bachillerato, hecho que
también confirman las certificaciones anexadas entre las
pruebas documentales para avalar la existencia del proceso
civil.

15
CSJ AP4254 del 29 de julio de 2015, radicado 45676; AP47390 del 27 de julio de
2016, radicado 46577; AP1943 del 22 de marzo de 2017, entre otros.

17
CASACIÓN 52435
IRIS SOFÍA BENAVIDES PÉREZ

En virtud del análisis realizado, la Corte inadmitirá la


demanda objeto de examen, por cuanto el demandante erró al
controvertir la prueba en desarrollo de la argumentación del
cargo por violación directa de la ley sustancial y vulneró el
principio de corrección material en la formulación del cargo por
violación indirecta derivado de falso juicio de identidad por
tergiversación. También en razón a que no se advierte la
presencia de circunstancia vulneradora de garantías
fundamentales que la obligue a intervenir de oficio para su
restablecimiento.

Se precisará igualmente, que en contra de esta decisión


sólo cabe el mecanismo de insistencia, conforme lo tiene
establecido el artículo 184 de la Ley 906 de 2004, cuya
interposición procede bajo las reglas fijadas en jurisprudencia
reiterada de la Sala.16

En mérito de lo expuesto, la SALA DE CASACIÓN PENAL


DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA,

RESUELVE:

INADMITIR LA DEMANDA presentada por el apoderado


de la víctima Laureano Antonio Benavides Vertel en contra de
la sentencia absolutoria confirmada por la Sala Penal del
Tribunal Superior de Montería a favor de IRIS SOFÍA
BENAVIDES PÉREZ, por las razones expuestas en la parte
motiva de esta providencia.

16
CSJ, AP del 12 de diciembre de 2005, radicado 24322.

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CASACIÓN 52435
IRIS SOFÍA BENAVIDES PÉREZ

Conforme al artículo 184 de la Ley 906 de 2004, es


facultad del actor elevar petición de insistencia frente a lo
decidido.

NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE.

EYDER PATIÑO CABRERA

JOSÉ FRANCISCO ACUÑA VIZCAYA

EUGENIO FERNÁNDEZ CARLIER

LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA

JAIME HUMBERTO MORENO ACERO

PATRICIA SALAZAR CUELLAR

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CASACIÓN 52435
IRIS SOFÍA BENAVIDES PÉREZ

LUIS GUILLERMO SALAZAR OTERO

NUBIA YOLANDA NOVA GARCÍA


Secretaria

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