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Uno de cada tres jóvenes españoles accede a contenidos culturales piratas, según la UE

Los estudios sobre piratería suelen desatar polémicas. Por su propia naturaleza, ya que es imposible
cuantificar a ciencia cierta una actividad tan ilegal como silenciosa que afecta a millones de usuarios y cientos
de webs. Y porque, además, el principal informe en España está encargado por la propia industria cultural.
Resultado: el llamado Observatorio de la Piratería denuncia año tras año el apocalipsis, mientras que sus
críticos lo tachan de poco fiable y de mero instrumento del sector para reforzar sus quejas.

El dato principal del estudio sigue la misma dirección del Observatorio de la Piratería, que en su última edición
denuncia que el 87,48% de los contenidos consumidos online en España en 2015 fueron piratas. Es decir, que
los españoles piratean mucho, y por encima de otros países de la UE, un mensaje que la Coalición de
Creadores (la asociación detrás del Observatorio) ha vuelto a repetir hoy mismo, en un comunicado para
celebrar el Día Mundial de la Propiedad Intelectual. De hecho, Francia es el único gran país de la UE que
supera el dato español, con un 34% de jóvenes que piratean: en Italia, Reino Unido y Alemania el porcentaje
baja hasta el 21, 19 y 18% respectivamente, según EUIPO.

Entre los métodos para que los usuarios dejen de piratear, en cambio, surgen diferencias. El Observatorio
reflejaba que un 65 % de los consumidores consideraba el bloqueo de páginas web como la medida más
eficaz. En el estudio de EUIPO, en cambio, la respuesta más escogida (58%) es “la disponibilidad de
productos originales asequibles”. Es decir, los jóvenes europeos piden estrenos online rápidos y baratos de
filmes, series, canciones, novelas o videojuegos que empiezan a ver en las tiendas, las salas o en la televisión
de EE UU.

Sea como fuere, batalla y debate están lejos de cerrarse. Y Navarrete augura más novedades en la
transformación digital de la industria cultural: “No tengo dudas de que el sector sabrá cambiar según las
exigencias del mercado. Nadie quiere ponérselo difícil al consumidor”. Al fin y al cabo, cada pirata puede ser
tachado como un enemigo, pero también es algo mucho más importante: un potencial cliente.

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