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DERECHO
CONSTITUCIONAL PENAL
Jo sé U rq u iz o O la e c h e a / N e ls o n S a l a z a r S á n c h e z
[Coordinadores]
DERECHO CONSTITUCIONAL PENAL
© ID EM SA
Importadora y Distribuidora
Editorial Moreno S.A.
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ISBN : 978-612-4037-53-5
Ejempiares: 500
APRESO EN PERU
ESTADO CONSTITUCIONAL DE DERECHO Y
DERECHO PENAL
I. PRESENTACIÓN
El modelo de Estado de Derecho que se patentiza en !a Constitución
Política marca el paso de! Derecho penal, que, desde la perspectiva dogmá
tica, en la parte general se compone especialmente de reglas de validez y
de imputación; y, la parte especial está al servicio de la protección de bienes
jurídicos y contiene normas de conducta1. Esta fórmula se presenta como
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como el Juez que las aplica, están vinculados por las prescripciones de la Constitución,
vinculación que, además, está garantizada por la atribución de un control sobre el le
gislativo y los jueces a un órgano supremo que es el Tribunal Constitucional, con poder
para corregir a uno y a otros” p. 39.
Luis Alberto. Derecho penal peruano (Visión Histórica) Parte General.
B r a m o n t A r ia s .
Lima, ediciones jurídicas UNIFÉ, 2004. El profesor B r a m o n t A r ia s ha desarrollado y
explicado los principios informadores del Derecho penal en bloques. Así, del Estado
de Derecho extrae el principio de legalidad (p. 108); del Estado Social, ios principios
de: [necesidad] de intervención penal, subsidiariedad y carácter fragmentario del
Derecho penal, y, el principio de exclusiva protección de bienes jurídicos (pp. 110-112);
del Estado Democrático: principio de culpabilidad, el principio de proporcionalidad y el
principio de resocialización (pp. 112-114).
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III.1. La dignidad
La dignidad del hombre, cobró dimensiones constitucionales cuando
apareció en el artículo 10 de la Ley Fundamental de Bonn de 23 de mayo de
1949, que bajo los “Derechos Fundamentales” estableció en sus dos prime
ros párrafos: “La dignidad de la persona humana es intangible. Respetarla
y protegerla es obligación de todo poder público. El pueblo alemán se iden
tifica, por lo tanto, con los inviolables e inalienables derechos del hombre
como fundamento de toda comunidad humana, de la paz y de la justicia en
el mundo”.
Esto significa que cualquier norma que no se someta al respeto a la
dignidad de la persona se convierte en inconstitucional. Colateralmente, la
realización del hombre se entiende sólo en el marco del líbre desarrollo de
la personalidad.
En relación a la primera se tiene: “ ... siendo la dignidad humana el
presupuesto de todos los derechos fundamentales, su reconocimiento es
una condición para el ejercicio de la libertad, entendida como aquella condi
ción humana, según la cual ninguna persona se halla sujeta a coacción de
rivada de la voluntad arbitraria de los demás” [STC. Expediente 0008-2003/
LIMA/11 de noviembre de 2003/caso: más de 5,000.00 ciudadanos., funda
mento 4.1 apartado 11, segundo párrafo]. Lo referido fundamenta el núcleo
de la dignidad personal referido a la vida humana y, por tanto, define el con
tenido material de ese valor fundamental para el Sistema Jurídico peruano.
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(11> Ibidem, p. 23. Debe precisarse que el autor menciona el texto: gaudium est spes “Sobre
la Iglesia en el mundo de hoy” Constitución Pastoral del Concilio Vaticano II, de 7 de
diciembre de 1965, bajo el pontificado de Pablo VI, capítulo I, apartado 27.
t12) Fernando. Manual de Derecho Penal. Parte general, 4ta. Edición, Bogotá,
V elásquez V ,
Ediciones Jurídicas Nadrés Morales, 2010, p. 44.
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un límite que afecta todos los procesos de las relaciones del sujeto que
provengan del poder público e incluso de esferas privadas. E! ser humano
es esencia en sí mismo y, por tanto, no se le puede reconducir a ser “objeto”
es decir, no se le puede cosificar y anular por ningún motivo, y, tampoco se
le puede utilizar para fines [del Estado], por ejemplo, desde la perspectiva
de la aplicación de la pena, la idea de “pena ejemplarizadora” en cabeza
ajena, no es de recibo. También, como se ha visto, desde la perspectiva del
Derecho penal sensu estricto no se pueden actualizar bajo ningún pretexto
figuras penales o normas penales de carácter general que generen cual
quier forma de degradación o minimización o marginación de la persona
humana. Ese es el horizonte a partir del esquema del Estado Constitucio
nal de Derecho.
El reconocimiento de la dignidad del hombre como cimiento del Estado
de Derecho, obliga arrumbar los obstáculos que el sistema pueda ocasionar
en el libre desarrollo de realización de la persona, el ejercicio del ius punien-
di no queda exento de tal obligación. Ello no quita que el sistema punitivo
se desarrolle conforme los imperativos sociales, de protección y seguridad
para la sociedad en su conjunto.
Como síntesis de todo lo expuesto respecto al rol que juega la dig
nidad humana en el Derecho penal de un Estado de Derecho, se puede
concluir que el Derecho penal debe defender la dignidad humana; esto es,
el sujeto no puede ser reducido a un mero objeto de la lucha contra el
crimen13. La dignidad del hombre constituye el fundamento material del
sistema jurídico constitucional, se declara la esencialidad y mismidad de la
persona y por ello no es intercambiable ni utilizable para fin alguno. Consti-
tucionalizar el principio de la dignidad del hombre en una norma, evidencia
que el eje sobre el cual gira la circunferencia es la persona humana. Enton
ces, no se aceptará bajo ningún argumento su cosificación, minimización,
marginación social o activar algún proceso para despojar al sujeto de su
interioridad. De ahí que le asista la razón a Naucke cuando señala que:
“El postulado prohíbe firmemente que las personas sean corporal o psíqui
camente maltratadas por el Estado... Ello obliga también, en la ejecución
de la pena privativa a garantizar aquel mínimo de existencia, que integre
seriamente una vida digna...”14.
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(15í Jakobs, Günther. Lectio Doctoraüs. Cuatro tesis de Derecho penal.Traducción: Miguel
Polaino-Orts. Lima, e ARA editores y la Universidad de Huánuco. El profesor Jakobs
en su cuarta tesis destaca lo siguiente: ha de reconocerse que una conducta previa
a la ejecución no contradice por su parte la norma, pero puede significar perfectamente
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que puede ser continuada hasta llegar a la contradicción a la norma. Este sentido
únicamente lo tiene una conducta realizada en el estado previo cuando no es ni neutra!
ni adecuada socialmente, sino que se funda sobre una acción delictiva” p, 42.
(16) José. El principio de legalidad. Lima, editorial Horizonte, 2000, p. 93
U r q u iz o O l a e c h e a ;
y ss. Vid. Salazar Sánchez, Nelsón. El principio de legalidad en el Estado democrático
de Derecho en Revista Peruana de Ciencias Penales, N° 14, Lima, 2004, p. 521 y ss.
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surgir del juez creador y aplicador de la norma, pues, ese nivel claramente
actualiza el abuso y arbitrariedad. El profesor Z a f f a r o n i recordando a M o n t e -
quieu señaló:"... No hay libertad si el poder de juzgar no está bien deslindado
del poder legislativo y del poder ejecutivo. Si no está bien separado del poder
legislativo se podría disponer arbitrariamente de la libertad y de la vida de los
ciudadanos; como que ei juez sería legislador Si no está separado del poder
ejecutivo, el juez podría tener la fuerza de un opresor”27. Esta perspectiva
revela que la concentración de poder por cualquier ente promueve el abuso,
y, por el contrario, la adhesión a la norma, desencadena seguridad jurídica,
en cuanto, la norma es límite de actuación. Sin embargo, la adhesión por el
juzgador a la norma tiene un componente humano denominado imparcialidad
al momento de solucionar el conflicto. En esa línea, se responde de forma
coherente en cuanto la construcción de la solución concreta en materia penal
tiene la norma como presupuesto y ella viene marcada por los valores que la
sociedad ha determinado y de ella se extrae la concepción del Derecho en
un momento histórico específico. La motivación de la solución del conflicto
enlaza con la visión del mundo del juzgador, lo cual permite aceptar el plura
lismo [lo mismo vale para un juez católico que para uno agnóstico], pero, la
creación de Derecho vía “interpretación” [alejarse de los contenidos norma
tivos expresados en una ley], hace que el Derecho se convierta en “azar” y
eso no es de recibo. Ese límite al juzgador se presenta a través de la ley. La
vinculación a la norma es infranqueable.
En el Estado de Derecho el principio de “sujeción del Juez a la ley”
significa que no se tolerará consecuencias gravosas a la libertad de los ciu
dadanos que no se encuentren conminadas en el momento de realización
del hecho como tales. El Juez y la norma es un binomio aceptable y propio
del Derecho penal. En cierto sentido, se hace una petición de principio de
sometimiento a la ley. Así, bajo está mirada el Juez no es independiente, las
sentencias judiciales deben reflejar la aplicación estricta de la ley, [aquí, nos
referimos sólo a la ley penal]. Al sistema judicial el mundo normativo le viene
dado, no le es posible crear estructuras normativas, le está vedado, no es
su competencia. En cuanto la ley le viene dada “previamente” debe quedar
garantizada su aplicación estricta y en ese punto descansa la seguridad del
ciudadano, en referencia a la ley penal, procesal y de ejecución penal. Por
tanto: la ley penal es calculable tanto al ciudadano como al juez. La sujeción
del juez a la ley, es un axioma de validez material, la ley es escrita, cierta,
estricta y previa28.
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cho penal Buenos Aires, Hammurabi, 1999. A partir del principio de legalidad, señala lo
siguiente: “en particular se reconocen cuatro prohibiciones ... aplicación retroactiva de
la ley (lex praevia); de aplicación de otro derecho que no sea el escrito (lex scripta); de
extensión del derecho escrito a situaciones análogas (lex stricta); de cláusulas gene
rales indeterminadas (lex certa). Cada una de estas prohibiciones tiene un destinatario
preciso: la exigencia de lex praevia se dirige tanto al legislador como al juez; la de lex
scripta, al igual que la de lex stricta, al juez; por último, la de lex certa tiene por destina
tario básicamente al legislador y, subsidiariamente, al juez”, pp. 44-45.
<29) Gonzalo y otros. Coméntanos a la Parte Especial del Derecho Penal.
Q u in t e r o O liva r es ,
Pamplona-España. Editorial ARANZADI, 1996, p. 1133.
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(30) Juan. Obras Completas Tomo I Derecho Penal Parte General, Colec
B u s t o s R a m ír e z ,
ción IUST!TIA [Coordinador José Urquizo Olaechea], Lima, 2004, ARA editores, p. 273.
También, ha sostenido el ilustre penalista: “Del imperio de la ley en un Estado de Dere
cho surge el principio de legalidad ... referido a la supremacía de la ley y a la reserva
general de ley (...)" p. 273.
í31) M aurach, Reinhart / Z ip f , Heinz. Derecho pena! Parte general 1 Teoría general del de
recho penal y estructura del hecho punible [traducción de la 7ma. Edición alemana por
Jorge Bofiü Genzsch y Enrique Aimone Gibson]. Buenos Aires, editorial Astrea, 1994,
pp. 154.155.
{32} R u b io C o r r e a , Marcial. El Estado peruano según la jurisprudencia del Tribunal Constitu
cional. Lima, Fondo editorial Pontificia Universidad Católica del Perú, 2006, pp. 94, 95
y 96.
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(42) En sentido similar, F e r r a j o l i , Luigi. Derecho y razón. Teoría del garantismo penal [Pró
logo de Norberto Bobbio], Madrid, Editorial TROTTA, 1995. El jurista ha afirmado: “El
principal presupuesto metodológico de una teoría genera! del garantismo está en la
separación entre derecho y moral y, más en general, entre ser y deber ser”, p. 854.
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