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Federico Galende

Rancière. Una introducción


(Quadrata, Buenos Aires, 2012)

Por Carlos Casanova

El libro de Federico Galende, Rancière. ca pedagógica”. Una misma lógica que


Una introducción, publicado el 2012 se modula en tres campos distintos: el
como parte de la Colección Pensa- campo de la ciencia, cuya relación domi-
mientos locales de la editorial Argentina nante es la de la práctica de saber como
Quadrata, se propone, según lo señala división entre maestro e ignorante; el
su autor, revisar críticamente tres rela- campo de la política, cuya relación do-
ciones que confluyen en un mismo eje: minante es la de la práctica o ejercicio
“la relación que une la lección del or- de poder como división entre dirigentes
den explicador a la recepción pasiva de ilustrados y oprimidos inconscientes o
los no instruidos; la que une el espíritu alienados que deben ser dirigidos por los
superior de las vanguardias partidarias primeros; el campo de la estética, cuya
a los procesos de autodeterminación de relación dominante es la de la práctica
los oprimidos; la que une el virtuosis- artística como división entre la actividad
mo del arte político a la concientiza- creadora del artista comprometido y la
ción del espectador anestesiado por la pasividad del espectador que debe ser 299
forma burguesa o la estetización de la sacado de su situación de mero contem-
vida” (Galende, F., 2012, p. 15). Tres plador. Estas tres prácticas se ejercen a
prácticas diversas y no obstante con- partir de una división en común: la que
vergentes, que, como muestra Federico, se da entre la actividad por el lado de los
están articuladas por una misma lógica: capaces y la pasividad y maleabilidad por
aquella que Rancière denomina “lógi- el lado de los incapaces. El poder —el
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que ejerce el maestro sobre el alumno, lo político, esto es, una distribución a
el intelectual militante sobre el obrero priori de las posiciones que cada uno
explotado, el artista sobre el espectador debe ocupar y de las capacidades e inca-
entusiasta— se erige precisamente sobre pacidades ligadas a esas posiciones; una
el reparto que separa a capaces e incapa- política en lo estético, es decir, una vo-
ces, a potentes e impotentes; es el repar- luntad emancipadora del arte que busca
to que atraviesa las tres prácticas en sus suprimir la distancia entre el actor y el
respectivos campos. espectador haciendo que éste vea lo que
Ahora bien, articuladas por una misma por sí solo no es capaz de ver y de esa
lógica y montadas sobre un prejuicio en manera reproduciendo la distancia que
común —“el que depara a la actividad separa a una posición de otra; y una ló-
de los capaces un poder de maleabi- gica pedagógica implicada en lo estético
lidad sobre la pasividad del resto”—, y en lo político, es decir, un principio
esas prácticas no dejan de cruzarse en- explicador por el cual el alumno, como
tre sí. El dirigente ilustrado es el que el oprimido o el espectador, debe apren-
puede guiar al obrero en su proceso de der lo que el maestro le enseña. Al alum-
emancipación precisamente porque po- no se le enseña a saber lo que el maestro
see la ciencia que le permite ver lo que sabe; al oprimido se le enseña a eman-
los oprimidos ignoran. En ese sentido ciparse de la desigualdad que lo oprime;
el campo de la política reproduce en su al espectador a ver lo que no podía ver.
seno aquella división de las inteligencias Pero a su vez el oprimido no se emanci-
que es constitutiva de la esfera del saber pa si no es viendo, tomando conciencia
dominante. División política e intelec- de los mecanismos que lo mantienen
300 tual que a su vez envuelve un régimen en la ilusión, al mismo tiempo que no
de distribución a priori de lo sensible: aprende a ver si no es transformándose
aquél régimen estético que estructura de espectador en actor y apropiándose
en una sociedad cualquiera las relacio- del saber que el docto le entrega.
nes del decir, del ver y del hacer (Ran- A partir de aquí, Federico expone una
cière, J., 2010, p. 19). Hay así, como doble paradoja: aquella de la voluntad
bien muestra Federico, una estética en política del emancipador progresista y
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aquella de la voluntad de control del te: el revolucionario político sostiene la


conservador del orden. En esta doble desigualdad que niega al poner la igual-
paradoja, ambos, el emancipador y el dad como ideal y el conservador presu-
conservador, representan sin embargo pone la igualdad que declara imposible
el anverso y el reverso de una misma al dar por hecho la desigualdad. Por lo
operación: aquella que Rancière lla- tanto hay igualdad a pesar de la des-
ma policía. La paradoja del primero es igualdad que defiende el conservador y
que por un lado persigue la emancipa- hay producción de desigualdad pese a
ción de los oprimidos, despertándolos las buenas intenciones del emancipador
y orientándolos hacia un proceso de que quiere la igualdad.
igualación progresiva. Pero en este pro- A esta doble paradoja destacada y co-
ceso de igualación lo que el emancipa- mentada por Federico, Rancière añade
dor progresista por otro lado no deja una tercera que es inherente al discurso
de hacer es reproducir incesantemente emancipador. En El espectador emanci-
la desigualdad que presupone al poner pado escribe: “Pertenezco a una genera-
la igualdad como meta. La paradoja en ción que se debatió entre dos exigencias
este caso es que el emancipador reins- opuestas. De acuerdo con una, aquellos
tala la desigualdad que ha puesto en el que poseían el conocimiento del siste-
principio de un camino hacia la iguala- ma social debían enseñárselo a aquellos
ción. Mientras que la otra paradoja, la que sufrían ese sistema a fin de armarlos
del conservador, es que al confiar en la para la lucha; de acuerdo con la otra, los
inmutabilidad de las divisiones sociales supuestos instruidos eran en realidad ig-
que existen de facto entre quienes man- norantes que no sabían nada de lo que
dan y quienes obedecen debe necesaria- significaban la explotación y la rebelión, 301
mente presuponer una igualdad entre y debían ir a instruirse con los trabaja-
los dos, es decir, una común capacidad dores a los que trataban de ignorantes”
de entendimiento sin la cual no sería (Rancière, J., 2010, p. 24).
posible la comunicación entre quienes Hay según esto, por consiguiente, una
dirigen y los dirigidos. Vale decir, esta relación paradójica con el saber; hay
doble paradoja se resume en lo siguien- una suerte de ignorancia del intelectual
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y de saber privilegiado del no instruido. según Rancière, es aquel que maneja un


Es la paradoja del militante de izquier- saber fundamental: el saber de la igno-
da: éste debe sumergirse en el mundo rancia. Él sabe de la ignorancia y en ese
laboral para aprender de lo que ocurre sentido sabe de la verdadera diferencia
en la práctica, al mismo tiempo que ésta entre saber y no-saber; por eso mismo
debe ser elevada a ciencia para liberarse supuestamente conoce cómo mediar esa
de los mecanismos ciegos que la gobier- diferencia y por tanto cuál es el método
nan. Parafraseando a Kant, digamos que o la vía adecuada para pasar de la igno-
para el militante la teoría es abstracta si rancia al saber. Maestro, desde el punto
carece del contenido que le brinda la de vista de la lógica pedagógica, es el
práctica y el contenido es ciego si carece que maneja el “saber de la desigualdad”
de la teoría que le da sentido. que supuestamente condicionaría los
Sin embargo, según Rancière, todo in- medios de reducir esta desigualdad pos-
tento por reemplazar la ignorancia por tulada. Así, mientras el ignorante cree
el saber no hace sino reproducir la bre- que la ignorancia consiste simplemente
cha entre saber e ignorancia, entre vi- en saber menos de lo que conoce el sabio
sión y ceguera. El problema es que con y cree en consecuencia que se trata sólo
ello se reinstala la policía que domina de una cuestión de cantidad, de pasar
en toda lógica pedagógica. Y es que no del menos al más; el sabio por el contra-
sólo hay un policía en todo pedagogo, rio sabe que no se trata de una cuestión
a la inversa, hay también un pedago- meramente cuantitativa; sabe —siem-
go en todo policía. ¿En qué consiste la pre desde el punto de vista de la lógi-
pedagogía del militante de izquierda? ca pedagógica— que la relación entre
302 Lo dice de algún modo Rancière: si el saber e ignorancia no es circunstancial,
militante se sumerge en la práctica del sino una relación que está mediada por
mundo laboral es porque supuesta- la distancia entre dos posiciones, es de-
mente es el único capaz de manejar la cir, entre dos tipos radicalmente opues-
verdadera distancia que separa el saber tos de inteligencia: la vulgar y la docta.
de la ignorancia. De ese modo se com- Ignorante, dice el maestro, es precisa-
porta como un maestro. Pues maestro, mente el que cree que simplemente sabe
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menos y desconoce de este modo que su ces e incapaces. Algunos pensarán que
ignorancia no es simple falta de saber se debe dejar de contemplar el mundo,
sino un modo desordenado y tentativo pues lo que importa es transformarlo;
de relacionarse con éste. A diferencia del otros pensarán que debemos distanciar-
maestro, que supuestamente procede de nos críticamente del hacer para poder
manera metódica, ordenada y progresi- ver e interpretar el sentido de lo que se
va, de lo más simple a lo más complejo, hace. En verdad, ambas posturas res-
el indocto conoce yendo a tientas, com- ponden a una misma lógica; en ellas
parando lo que descubre con aquello sigue obrando la estructura policial de
que ya sabe y recuerda, un signo con un la desigualdad, y ligada a ésta, una re-
hecho, un signo con otro signo, lo sa- lación establecida entre el decir, el ver
bido con eso que todavía ignora, según y el hacer.
el azar de los encuentros; comparando
lo que se ha aprendido de memoria con ***
eso que no sabe. El maestro, en cambio,
es aquel que puede hacer parir la verdad Se comprende entonces en qué sentido
porque ha sido antes capaz de expulsar el libro de Federico se propone, a par-
de sí la infancia que domina aún en el tir de una lectura de Rancière, “revisar
ignorante. críticamente” las relaciones en el cam-
Se podrá pensar que unos deben ver po de la ciencia, de la política y de la
lo que otros hacen, o a la inversa, que estética. “Revisar críticamente” significa
unos deben hacer lo que otros ven o han “desamarrar los nudos que han man-
previsto; como sea, el postulado es el tenido generalmente unida la lógica
mismo: el postulado de la desigualdad de la emancipación con la lógica de la 303
intelectual entre quienes hacen sin ver o crítica ilustrada” (Galende, F., 2012, p.
quienes ven sin hacer. Da lo mismo cuál 12). Una empresa tanto más crucial en
sea la posición que se privilegie, ya que cuanto Rancière opone a la lógica peda-
en cualquier caso permanecen incues- gógica lo que llama “lógica de la eman-
tionadas las evidencias sensibles que cipación”. Esta última opone a la lógica
estructuran las relaciones entre capa- de la desigualdad un principio igualita-
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rio definido por dos axiomas. Primero: como el mecanismo de un “saber de la


la igualdad no es una meta a alcanzar, desigualdad” que se busca suprimir —
es un punto de partida, un postulado en ese sentido su lógica va de la mano
que abre el camino para una posible con la modernización—, la política en
verificación. Segundo: la inteligencia es cambio se afirma como el potencial de
una sola y común a todos. No hay una memoria de una igualdad que ignora la
inteligencia del maestro y otra del alum- desigualdad de capacidades. Ignorancia
no, una inteligencia del legislador y otra en ese caso no significa mera ausencia
del artesano, o una del creador y otra de saber, sino justamente la memoria
del espectador, etc.. Emancipación, por de que todos somos por igual “capaces
consiguiente, como destaca Federico, de” y que la política es el acto de po-
significa la afirmación del comunismo tencia compartida por el que cada uno
de la inteligencia a través de la verifica- “incrementa su propia fuerza”. Política
ción práctica del potencial de igualdad y policía, así como emancipación y pe-
de las inteligencias. En ese sentido el dagogía, se oponen en lo siguiente: si
axioma de la igualdad, que según Ran- la igualdad es el principio de un acto
cière es el axioma mismo de la política, político que la verifica reconfigurando
opera como el principio de disociación el reparto de lo sensible, la desigualdad
que debe ser cada vez actualizado entre es el principio de inclusión social me-
la lógica de la emancipación y la lógica diante el cual la policía distribuye las
ilustrada de la igualación. partes de la comunidad. La policía es el
Me parece que uno de los méritos del operador en la santa trinidad liberación-
libro de Federico es precisamente que igualación-socialización. Se trata de la
304 muestra muy bien en qué sentido para santa trinidad en que se funda el mo-
Rancière la policía no opera como sim- derno campo de la ciencia, la política
ple mecanismo de represión ni de ex- (en el sentido de policía) y el arte van-
clusión o discriminación, sino más bien guardista. Su utopía es la sociedad como
actúa como un operador de inclusión inmanencia absoluta.
en la gestión social de la división de sus Federico entonces desamarra los nudos
partes. Digamos que si la policía opera en el campo del saber, de la política y
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del arte “que han mantenido —como que, sin embargo, deja libre el acto de
dice él— generalmente unida la lógica una inteligencia que obedece a sí mis-
de la emancipación con la lógica de la ma (Galende, F., 2012, p. 39). En el
crítica ilustrada”. En el primer capítulo, cuarto capítulo, Federico saca las con-
a partir de la polémica Rancière-Althus- secuencias políticas de la ruptura de la
ser, Federico muestra la incapacidad de potencia de la memoria con la lógica
la teoría para exhibir un continuum no pedagógica del saber dominante: “La
suficientemente revisado entre régimen emancipación del artesano —escribe
policial y orden explicador. Incapacidad Federico— es ante todo la conquista
que estaría marcada por una paradoja: poética de su aventura sobre la mate-
aquella “de una izquierda ilustrada que, ria amorfa de las cosas, la conciencia
tratando de exhibir ante los oprimidos de que su actividad sobre esta materia
cómo son manipulados, los manipula no es discernible de la actividad del
a la vez” (Galende, F., 2012, p. 21). A discurso sobre la materia díscola de la
partir de aquí, Federico en el segundo experiencia” (Galende, F., 2012, p. 61).
capítulo desmonta el mito sobre el que En consecuencia, no hay dos inteligen-
se funda la ciencia pedagógica: “el mito cias: la del trabajador intelectual y la del
de un mundo dividido entre quienes trabajador manual. Hay emancipación,
nacieron enseñando y quienes tuvie- nos dice Federico, y por tanto hay polí-
ron que aprender” (Galende, F., 2012, tica, allí donde se quiebran los lazos de
p. 33). Federico muestra aquí cómo la necesidad que anudan una ocupación
irreductible memoria de una capacidad a una forma de inteligencia. A partir
anónima rompe esa separación sobre la del quinto capítulo Federico ingresa
que todo orden policial se soporta. En en el campo de la política, para exhibir 305
el tercer capítulo profundiza en esa me- luego en el capítulo sexto los lazos que
moria que todos comportamos como la unen a la policía con la filosofía política:
potencia que se actualiza a través de la “Policía”, sostiene Federico, denota “la
relación entre la voluntad del maestro subsunción constitutiva de la política
y la voluntad del estudiante; relación en la filosofía”; “filosofía política” es el
de fuerza entre una voluntad y otra título para la subsunción “del escándalo
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del pensamiento en el complejo que lo la crítica consagrada a exhibir al pue-


organiza y pone a funcionar en una de- blo manipulado” (Galende, F., 2012, p.
terminada dirección. Esta subsunción 118).
comporta desde un principio la sustitu-
ción de una igualdad, que es escandalo- ***
sa en virtud del desorden que produce
el uso no consensuado de la palabra, por Por lo tanto tenemos en el libro de Fe-
un régimen de desigualdad que estable- derico una crítica que se vuelve sobre
ce la proporción de las partes” (Galen- los supuestos mismos en los que ella se
de, F., 2012, p. 75). Digamos entonces asienta. Quisiera para terminar detener-
que la política es el pensamiento como me muy brevemente en el sentido pro-
inquietud de la filosofía que remueve fundo que tiene para Federico la “revi-
la ficción desigualitaria de la realidad sión crítica” que se ha propuesta como
“emplazada sobre los cimientos de una objetivo. Ella es también revisión de su
igualdad que es nuestra”. Desde el sép- propio pensamiento anterior; es en ese
timo hasta el noveno y último capítulo, sentido ella misma un acto político de
Federico ingresa en el campo del arte y, desidentificación. En el libro de Federi-
en continuidad con su libro inmedia- co escritura, política e imagen pensativa
tamente anterior Modos de producción. confluyen en un mismo gesto de subje-
Notas sobre arte y trabajo (2011), revisa tivación como identidad ex-puesta. Me
críticamente la doble tesis de una esteti- pregunto si acaso la tesis benjaminiana
zación de la política y de una politización y schmittiana de una vida previamente
del arte. El recurso para esta crítica es lo configurada y anticipada por el derecho,
306 que Federico llama “imagen pensativa”. defendida por Federico en su libro Wal-
Vale decir, un pensamiento imaginativo ter Benjamin y la destrucción, no es ahora
y una imaginación pensativa son la cifra hasta cierto punto problematizada. Me
de una igualdad irreductible que rompe parece que ahora se introduce un matiz
el régimen unívoco de presentación de respecto a esta tesis. El derecho en ver-
las cosas, separando “la potencia autó- dad nunca alcanza a anticipar la vida de
noma de quien quiere emanciparse de las criaturas humanas. Por un lado, él no
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es más que la captura siempre precaria y entre lo mismo y lo radicalmente otro


contingente de una vida constantemen- implica en la filosofía levinasiana una
te en fuga. Por el otro, no es más que mayéutica de la verdad. Me pregunto:
la palabra de la que cualquier hablante ¿no implica esta mayéutica —como en
puede hacer uso. Ya no se trata de un toda filosofía— una lógica pedagógica?
“dentro” o “fuera” del derecho, sino del Son preguntas que aparecieron mientras
uso en que cualquier hablante puede de- leía el libro de Federico. Son cuestiones
mostrar su igual capacidad para servirse acerca de las que ya habrá ocasión de
de las palabras. Me pregunto entonces charlar.
si el derecho, al igual que cualquier otro
término, no puede ser la palabra de una
emancipación en práctica. Referencias bibliográficas
Me pregunto igualmente si acaso este
libro de Federico no toma cierta distan- Galende, Federico (2012), Rancière. Una intro-
ducción, Buenos Aires, Quadrata.
cia de Levinas, con el que antaño sentía — (2011), Modos de producción. Notas sobre arte
una absoluta complicidad. Al menos en y trabajo, Santiago de Chile, Palinodia.
Rancière, Jacques (2010), El espectador emancipa-
la medida en que la relación disimétrica do, Buenos Aires, Manantial.

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