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El feminismo espontaneo de la histeria

Dra. Emilce Dio Bleichmar.


Síntesis Lic. Fernández
Capítulo 3: Yo ideal femenino primario
El estudio del transexualismo ha conmovido los cimientos científicos ya que
descubrieron que la identidad de género de estos sujetos se basa en una
creencia (en una ilusión tan poderosa que los compulsa a transformar su
anatomía) extendiendo este tipo de determinación a todo ser humano. Tanto el
varon como la niña llegan a la conclusión de que son hombre o mujer por un
proceso de naturaleza idéntica a la del transexual, es decir, por algo que
trasciende la simple percatación de la sexualidad anatómica de sus cuerpos.
La autora propone para la etapa preedipica (periodo anterior al reconocimiento
de los niñxs de la oposición fálico- castrado) lo siguiente:
• La etapa predipica no es idéntica en el varón ni en la niña.
• La diferencia es un efecto de la estructura asimétrica de la maternalizacion y
paternalizacion, procesos que fundamentan la familia de nuestra cultura.
• Esta fase no se caracteriza en la niña ni por rasgos ni por manifestaciones de
masculinidad
• La madre, en su carácter de objeto primario, impone la especificidad de su
género en la relación madre-hijo.
• Existe en los niños de ambos sexos una teoría preedipica sobre la feminidad
• La identificación primaria es portadora de un yo ideal (primario) femenino para
la niña
• La envidia al pene no puede ser sino secundaria

Melanie Klein puso de manifiesto la turbulencia del mundo interno que para una
madre desencadena el hecho de tener un hijo: Regresion y re-elaboracion de
su propio vinculo con su madre, actualización de sentimientos de persecución y
depresión si en la relación ha predominado la amnivalencia. El peligro de
fusión, proyección y extensión narcisista, asi como mayores dificultades a la
separación, se presentan mas habitualmente cuasndo la relación materno-filial
tiene lugar con las mujeres. Tanto para repetir el modelo como para
diferenciarse de el la relación con la madre y la hija quedan de lado. El periodo
de simbiosis parece ser mas prolongado entre madres e hijas mujeres que
entre madres e hijos varones. Freud, entre los años 1931 y 1933 señalo este
hecho sugiriendo su relevancia en el desarrollo diferencial de ambos; ya que
tomo en cuenta los trabajos clínicos de psicoanalistas mujeres como : Deutsch,
Lamp-d-Groot, Brunswick.

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Diversos estudios indican que las madres tienden a experimentar a sus hijas
mujeres como menos separadas de ellas; la calidad de la relación tiende a
retener elementos narcisistas.
A su vez, los varones, como respuesta a ser considerados diferentes, tienden
también a experimentarse distintos a sus madres. En la medida que la
maternalizacion es ejercida por la mujer, el periodo preedipico de las niñas no
solo será más prolongado que el de los varones, sino que aquellas conservaran
siempre, aun de grandes, la tendencia a colocar en el centro de sus
preocupaciones, las relaciones humanas con sentimientos de: fusión, déficit de
separación e individuación, límites del Yo corporal y Yo más difusos.

Etapa preedipica

La madre adquiere para la mente del niño una cualidad omnipotente pues con
ella tendrá una dependencia vital, libidinal y cognitiva. Sabemos que las teorías
infantiles son erróneas por dos motivos: porque predomina la ley del deseo
sobre la realidad y porque hay una insuficiencia de reconocimiento. Freud nos
llama la atención sobre el hecho de que todas las teorías infantiles contienen
alguna parte de verdad. Una vez que el bebe acepta la noción de que la madre
no es omnipotente El niño, engañado por su desconocimiento de la naturaleza
sexual de la relación entre sus padres y por su propio deseo de ocupar el lugar
de único objeto del deseo de la madre, mantiene la creencia de ser “todo lo que
la madre desea” y se ubicara en el lugar de lo que a la madre le falta. Y esto
constituye el narcicismo primario: Es un sentimiento de plenitud, de
omnipotencia, que proviene de la ilusoria ubicación: “Para agradar a la madre
es preciso y suficiente con ser un niño”.
Posteriormente, cuando el niño asiste al sufrimiento de la sexualidad, sufre
dolorosamente sus efectos: el no es todo para la madre y la madre no es un
todo, solo pertenece a la mitad de una clase sexual. A partir de aquí lo más
importante es que cae la creencia en la omnipotencia materna y se imaginara
una teoría sexual infantil: insistirá en la posesión del pene por parte de la
madre y es la teoría sobre la madre fálica.
Este es el momento del descubrimiento de la diferencia de sexos. La teoría de
la mujer fálica es una fantasía que tiende a preservar el poder absoluto de la
madre. Basado en el deseo del niño pero también en el ámbito doméstico,
escenario privilegiado de la relación madre-hijo; en este sentido la fantasia
contiene un núcleo de verdad siendo las madres las que dictan las normas de
la casa. La creencia en la omnipotencia materna es asexual, anterior a la
diferencia sexual. El niño no conoce aun la diferencia anatómica de los sexos
(pene-vagina) pero si la diferencia de los generos y las posiciones en la
estructura del parentesco.
Tanto el varon como la niña desarrollan la teoría de la madre fálica para
restituir el poderío materno.

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El genero mujer se encuentra valorado y representa un ideal tanto para el
varon como para la niña.
Las teorías muestran que la identidad de genero se halla firmemente
establecida antes de los tres años. La madre es para ambos sexos el objeto
primario narcicisante y socializador. El padre tiene una aparición posterior y
secundaria.
Que la madre sea modelo para el niño tiene implicaciones diferentes según los
generos. Para la niña, la madre es un doble absoluto: usara el mismo tipo y
color de ropa, el mismo largo de pelo, etc.; será un ideal. La niña vive el
paraíso de ser igual al ideal , con quien tendera a fusionarse y confundirse.
Los aplausos a su identificación a la madre, la confirman una y oytra vez en el
genero asigrando al nacer, confirmación que reforzara su propio deseo de ser
igual a su ideal, la madre. Por lo tanto, no parece discutible la feminidad inicial
de la niña, ni la del varon.
Sin embargo, salvo en los casos extremos, que concluirán en transexualismo,
los varones rápidamente son alejados de esta condición de feminización
obligatoria. La madre, como ser social, tempranamente estrablecera diferencias
y distenciones en su trato al bebe niña o varon.
La niña, al tomar a la madre como modelo, tiene inicialmente una identidad de
genero idealizada, que la llena de orgullo. La amnivalencia es máxima, porque
por momentos ese ser amado insiste en ser obedecido para seguir dando los
cuidados y el amor.
La autora señala que en esto radica a su juicio, el carácter prevalentemente
conflictivo de la niña con su madre.
Este nucleo de identidad de la niña fuerte e idealizado es un yo ideal femenino
primario, o feminidad primaria porque es el deseo de ser igual a la madre que
es un ser idealizado. Es presexual ya que no contiene el conocimiento sobre la
anatomía y la sexualidad femenina. Las madres de hijas mujeres tienden a no
experimentar a sus niñas como separadas y diferentes de ellas. Los
sentimientos de unidad, de fusión y de continuidad son mas masivos y
prolongados entre madres e hijas mujeres.
El padre tiene menos funciones alimenticias e higiénicas y no está a cargo del
bebe, por lo cual se tiene un vínculo mas exterior, menos exclusivo y mas
distante, con menor intercambios que con la madre. Esto hace que el padre se
instala posteriormente en el interior de la hija o hijo y estará dispuesto a menor
grado de amnivalencia; los niños le otorgaran menor valorización.
Tanto la madre como el padre favorecerán que en la identificación primaria del
varon con la omnipotencia materna, se introduzca una grieta que lo conduzca a
la búsqueda de modelos paternos: la niña vera en su madre un todo mas
completo y pleno de poderes que el varón; la niña idealizara mas a la madre
que el varon.

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El periodo predipico en la niña se caracteriza por:
• Estructura fundamentalmente narcisista del vinculo materno
•mayores dificultades en el proceso de separación/individuación
•Menor sexualizacion del vinculo materno
• La niña no cambia del objeto de genero.

La igualdad de genero favorece el sentimiento de unidad y los fenómenos de


identificación, la madre es un semejante mas para su hija mujer. La estructura
del Yo no solo es narcisista sino que será narcisista el deseo de ser igual al
otro porque el otro es el ideal, igual a uno.
Dado que la agresividad es correlativa a la estructura narcisista se comprende
el mundo persecutorio de la niña en el vínculo con su madre. Las fantasías de
mutilación, envenenamiento, no necesitan de otras razones que el conflicto de
dependencia- autonomía con esa otra que es un ideal. Existe una mayor
ambivalencia, una mayor lucha por el poder, son fantasías y sentimientos que
caerán bajo la represión. Pero que hacen a la mutua dependencia entre hija y
madre a través de sentimientos de persecución, angustia.
La masculinidad se ira definiendo por la separación de la madre; por tanto la
identidad de género masculina se verá amenazada (fantasiosamente) por la
intimidad del niño con la madre. La femineidad se ira definiendo por el apego a
la madre; por tanto la identidad de género femenina lo será por la separación
precoz.
El fracaso en el proceso de separación-individuación de las mujeres no atenta
contra su femineidad, contra su identidad de género. En toda mujer funciona en
algún momento, un núcleo fóbico, “un miedo a no poder o a no saber”; la mujer
sufrirá déficit para actuar y dominar la actualidad en el mundo público.
Freud, sostuvo la masculinidad de la niña a lo largo de toda su obra. Para la
autora, la identidad de género es anterior, como se dijo al establecimiento de la
hetero-homosexualidad de un sujeto; además al decir de Stoller, las niñas
pequeñas no muestran signo alguno de masculinidad ni tendencia a los juegos
de varones ni conductas de travestismo.
En los raros casos de transexualismo femenino (proceso que compromete la
identidad de género) no la sexualidad. La masculinización de la niña y el deseo
de ser varón es un proceso más tardío. Por el contrario, en los casos de
feminización del transexualismo masculino, se registran signos de feminización
ya en el primer año de vida, lo que resulta lógico de entender, pues el objeto
primario de identificación es una mujer. Freud hablaba de una homosexualidad
ya que se refería a un vínculo sexual entre dos mujeres niña y madre. La
autora considera que en este periodo no se encuentra en la psique la oposición
fálico-castrado por lo tanto no lo es. La masturbación clitoririana no tiene nada
que ver con la supuesta masculinidad ni masculinización ya que al comienzo la

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niña no le atribuye una significación fálica; las contracciones musculares
responsables del orgasmo transcurren en la vagina aun que esta se
desconozca cognitiva y libidinalmente. Una niña anhela adueñarse la posición
de ser madre y anhela todo lo que la madre tiene, anhela hacer un hijo “igual
como hace mama”.
La única vía que disponemos de acceso a las fantasías masturbatorias en la
niñez es el juego. En el contexto del juego a las muñecas, las nenas expresan
activamente (tomando el rol de la madre poderosa) lo vivido pasivamente (ser
niña). Se trata de una feminidad activa por que la niña se esfuerza en
ejercitarla en juegos y fantasías, actividad que no tiene carácter masculino, ni
fálico, sino que se refiere a la identificación a un atributo materno.
En relación a la feminidad, es decir al género, la niña no tiene que cambiar de
objeto, el objeto primario es el objeto de identificación de su género. El
desenlace edipico podrá reforzar o alterar este proceso que tiene lugar durante
el periodo predipico, la niña no cambia de objeto para que se establezca su
feminidad pero deberá cambiar de objeto para cambiar su goce heterosexual.
En cambio el varón conservara a la madre como el objeto de su elección para
el establecimiento de su sexualidad, pero deberá cambiar de modelo para la
construcción de su masculinidad.

El descubrimiento de la diferencia anatómica de los sexos se ha


considerado importante en demacia, según la autora.
La inclusión del desarrollo cognitivo, es para ella muy importante porque
muestra el momento en que la niña codicia cualquier posición ajena,
especialmente de un par; es decir, que en una fase del desarrollo el igual seria
un rival de mayor envergadura que un adulto. En otro orden, la niña querra
imitar la posición de pie al orinar y deseara poseer las mismas habilidades para
la micción que el varón. Mas adelante, la niña envidiara el pene en tanto
órgano que proporciona el goce de la madre.
Siempre fue una tesis muy discutida desde distintos ámbitos psicológicos, la
importancia atribuida a la diferencia de los sexos,…. tanto normal como
patológica.
Cuando el niño le atribuye un pene a la madre después de descubrir que ella
es distinta, se comprende que es para restituir el poder materno como una
ilusión. Al descubrir el pene real del padre y sus funciones el poder se traslada
de la madre al padre. Por tanto el pene se constituirá en el símbolo de
supuesto poder, ahora del padre. En nuestra cultura se dirá falo como símbolo.
El pene real podrá ser elevado en categoría de símbolo fetiche del falo y
representar la compensación de todas las carencias.

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Durante el movimiento edipico la niña busca al padre del que espera la
valorización pero bajo la forma del falo como poder paterno o poder masculino.
Y esto porque la niña se ve enfrentada a la brutal diferencia que otorga el
privilegio masculino en el mundo público; por lo que su sexo esta devaluado.
Las autora piensa que existe una condición específica para el género femenino
y es la constatación de la desigual valorización social de su género ; e
investiga cuales son los efectos sobre el narcicismo de la niña al descubrir a su
sexo como el “segundo sexo”.
La dra. Emilce Dio Bleichmar escribe: “Creemos que la principal
consecuencia psíquica del complejo de castración para la niña es la pérdida del
ideal femenino primario. El colapso narcisista que sufre en su desarrollo no se
limita a la anatomía sino al poderoso proceso social de depreciación de su
género que comienza en la primera infancia y cobrara mayor intensidad en la
latencia y adolescencia.
El descubrimiento de la caída de la omnipotencia materna (castración materna)
impulsa a la niña a la búsqueda del falo en el pene del padre. Posteriormente
descubre el carácter secundario de su rol social en nuestra cultura. Y por ello
deja de ser la feminidad algo idealizado. Y ella se pregunta: ¿Cómo se las
arregla la niña para desear ser una mujer en un mundo paternalista, masculino
y fálico? Las mujeres cambian de ideal en esta etapa.

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