Está en la página 1de 1

El fumigador ¡No! No tenía por qué velarlo…. Yo no tenía por qué velar a ese weó n.

É l tuvo lo que quería. Lo odio, lo odio… Usted sabe mamá que toda mi vida ha

transcurrido en la espera de esa ola que iba a llevarme. Pero yo me he hecho el gil…

porque no va a venir a llevarme… yo sé que esa ola de mierda no vendrá . Voy a

quedarme acá , y a la derecha y a la izquierda, la cordillera va a detener el viento del

mar y las gaviotas culias,… (MAS BAJO.) ¡Los otros weones tienen má s suerte! Hay

lugares alejados del mar donde el viento de la noche lleva a veces el olor del

cochachuyo. Les habla de playas hú medas donde resuena el grito de las gaviotas culias,

o de arenas doradas en tardes interminables. Pero el viento se agota mucho antes de

llegar acá ; El tuvo lo que quería. Yo no. Aunque pegue la oreja al suelo, nunca voy a

escuchar el choque de las olas o la respiració n agitá del mar. Mi distancia no tiene

remedio. ¡Lo odio, lo odio. A mí me dejaron acá en donde el cielo no tiene horizonte;

É se es el precio que hay que pagar por usted mamá . Ojalá se muriera, y que después

del duelo dejaran las puertas bien cerrá . ¡para que me dejen só lo. Porque antes de

morir no voy a levantar los ojos para pedirle ninguna wuea al cielo. Allá , donde uno

puede arrancarse, liberarse, apretar el cuerpo contra otro, culeando rico entremedio de

las olas; a ese país que gracias al mar no llega dios. Pero acá donde todo detiene las

miradas, toda la tierra está diseñ ada para que la cara se levante y la mirada mendigue.

Ah… Odio… odio este mundo en el que estamos reducidos. Pero a mí, que padezco, no

se me ha dado lo que me corresponde. Y privado de un lugar, rechazado por usted

mamá … solo en medio de estos crímenes, voy a abandonar este mundo sin

reconciliarme con ningú n weó n.

También podría gustarte