El pasado viernes 26 de enero se llevó a cabo, a las 8:00pm en la Casa Cultural
Mocha Graña, la penúltima función de la temporada de “De pie por la Ceremonia”, espectáculo concebido por Brian Shnipper y dirigido por David Carrillo. Esta obra resume muchas de las dudas sobre el porqué se desea un matrimonio igualitario, así como varios de los miedos, inseguridades, indecisiones, confusiones que llegan a los corazones de estas personas que sueñan que esta unión, en su país, sea reconocida ante la ley, sueño por el cual se va luchando por años, avanzando poco a poco, a paso muy lento ya que el estado y la iglesia la rechazan. “De pie por la ceremonia” nos cuenta siete historias que abordan el matrimonio gay. El primer cuadro, “La revisión”, cuenta la historia de una pareja de chicos próximos a casarse de manera simbólica. Están revisando sus votos nupciales, los cuales suenan muy conservadores y de “pareja heterosexual”, por lo que empiezan a realizar algunos cambios que la ley no les permite, tales como acompañar al esposo en la enfermedad o en la pobreza. En el segundo, “El vuelo de esta noche”, una pareja de chicas en un aeropuerto que deben irse de su país si es que quieren casarse, dejando su tierra y sus amigos, abordarán instancias de miedos e inseguridades, y la única certeza que tienen: que su amor es lo que más puede. “Agenda gay”, por su parte, muestra la oposición a la que amores de este tipo deben enfrentarse día a día, sea por temas religiosos, o por movimientos como el conocido “ConMisHijosNoTeMetas”. La protagonista piensa que “los gays fueron creados por satanás como un proyecto piloto”, idea que la llevará a la obsesión y la locura de a pocos. “En Facebook”, en cambio, muestra un debate que se llevó a cabo en las redes sociales, que actualmente se encuentran llenas de este tipo de discusiones que pueden llegar incluso las ofensas e insultos desmesurados y violentos, en el que se discute sobre la negación de la ley de unión civil por el estado, saltando los que apoyan y están en contra, muchas veces con comentarios sin fundamentos. El quinto cuadro, “Fruta rara”, muestra cómo el amor logra vencer los miedos, impulsando a una pareja de jóvenes a migrar para cumplir este sueño del matrimonio, el cual se ve frustrado por este odio que aún existe en el mundo yque puede llevar, incluso, a cometer crímenes horrendos. “Una boda tradicional”, cuenta una historia de amor y el significado al matrimonio que le dan como pareja un par de chicas que lograron cumplir este sueño, y que a pesar de sus diferencias, llevan una relación saludable y llena de amor. Cómo última historia llegó finalmente “Mi esposo”, comedia donde una madre que se encuentra excesivamente orgullosa de la homosexualidad de su hijo compite entre sus amistades por ver quien tiene un “nivel gay” más alto. El espectáculo culmina como tal con las estadísticas de discriminación y de crímenes de odio que suceden en nuestro país. La obra en sí utiliza elementos del drama y de la comedia para generar una empatía que ayuda visibilizar la lucha por los derechos de la comunidad LGTBIQ en nuestro país. ¿Por qué debemos migrar para que esta unión sea legal? Pero como sabemos que toda lucha es difícil, estaremos de pie para levantar la voz hasta ser escuchados y poder celebrar sin miedo este sueño, donde… ¡Todos nos ponemos de pie por la ceremonia!
Terminada la función, se llevó a cabo el conversatorio “Los derechos LGTBIQ+ en
el Perú, lucha y su papel en el arte”, que estuvo a cargo de David Arguedas, representante de PROMSEX, y Gabriela Zavaleta, presidenta de la organización Matrimonio Igualitario. Así mismo, como invitados especiales estuvieron presentes Gabriel de la Cruz de la ONG Presente, la Drag Queen Black Velour, y Maryfé Asparria, quien hizo de moderadora. El primero en tomar la palabra fue David Carrillo quien explicó de manera muy breve la situación de los derechos LGTBIQ, dentro y fuera del país, resaltando los avances, los logros y las expectativas que existen. Posteriormente, a raíz de una pregunta, el director de esta puesta en escena contó que está obra reúne textos de ocho dramaturgos y que el montaje original se estrenó en los Estados Unidos en el 2002, convirtiéndose en un éxito que llegó a ser estrenado en Broadway. Así mismo, hizo mención del proceso de adaptación de las historias para lograr contextualizarlas a nuestra realidad peruana. Seguido de eso, Gabriela comentó que uno de los aciertos de esta obra es que no “obliga” a una moraleja, sino más bien a una reflexión que llega por sí sola. Rescató la parte estadística y contó su experiencia trabajando dentro de la obra “Cuando Seamos libres”. Finalmente, recordó la linda frase final de la obra: “Si el matrimonio se trata de amor, ¿porque queremos disminuir amor al mundo?” Black Velour, por su parte, compartió parte de su historia, especialmente su lucha familiar y el cuanto le costó ser aceptada tal cual. También aclaró que el ser Drag Queen no implica decir que quiera ser mujer; se trata de cambios temporales que requieren mucho esfuerzo y que pertenecen a toda una cultura y estética. Su intervención finalizó con un mensaje para los padres y las madres de familias: sus hijos e hijas no los odiarán nunca, si tienen un hijo que pertenezca a la comunidad LGTBIQ+, denle un fuerte abrazo, lo necesita. En la segunda ronda de participación, David invitó a seguir trabajando en la defensa de los derechos de hombres y mujeres trans, apelando a las autoridades, logrando darle visibilidad a la lucha. El director sostuvo, además, que en su opinión el estado no es indiferente, más bien siembra el odio, algo contra lo cual debemos enfrentarnos. Finalmente, soltó la pregunta: “¿Qué tan atrasado está el Perú con respecto a las reformas políticas en comparación al mundo?” Gabriel de la Cruz, como parte de su intervención, habló sobre la figura que los medios de comunicación brindan sobre los miembros de la comunidad, creando un estereotipo muy fuerte que puede llenar de miedo a los padres ya que, al saber que tienen un hijo gay, pueden pensar que serán de la misma manera que la que se ve en los programas de espectáculos. El director de Presente y de diferentes obras de teatro testimonial, comentó que se ve reflejado en las historias y que la obra tiene la capacidad de remover los corazones; señaló que para él es éste el medio de fomentar un cambio. Posteriormente, ya cerrando la velada, se invitó al público a participar con sus preguntas. El primero en opinar, Carlos argumentó que el teatro es la mejor forma de enseñar y recomendó que la obra vaya a otros distritos de la capital y, porque no, también a otras provincias de nuestro país. Gabriela, consideró que si bien el tema que trata la obra es uno de los temas más difíciles de hablar, esta puesta en escena logra hacerlo con un buen manejo del lenguaje del humor que, entre risas y carcajadas, logra provocar cierto grado de reflexión y sensibilización. Yair, por su parte, expresó lo emocionado que se sintió viendo la obra. Felicitó el trabajo y señaló que no hay nada de malo en admirar la belleza de las personas, lo que pasa es que la gente teme a lo que es diferente. Andrés, tratando de encontrar un poco de optimismo en nuestro contexto, señaló que en comparación a algunos países en donde la homosexualidad es castigada con la pena de muerte, el nuestro es un “paraíso”. Karen, en cambio, recalcó que, por los temas sobre tolerancia y empatía que la puesta en escena trata, la obra no se convierte en una “exclusivamente” para gays, sino, por el contrario, también para personas heterosexuales como ella quien, en su experiencia personal, aprendió a través de su hijo a entender que las que conforman la comunidad no son “extrañas” sino seres humanos, como todos y todas. Si no hay lucha no hay logro. Finalmente, después de una larga plática, David Carillo dio algunas palabras que dieron por concluido el conversatorio. Él hizo una reflexión con la analogía del cambio de anteojos: cuando son nuevos harán que nuestra visión se tambalee, pero poco a poco nos acostumbraremos y podremos ver mejor y con mayor amplitud; este cambio debemos aplicarlo en nuestra vida, cambiar de lunas para ver mejor nuestra realidad y no temer al cambio. Nunca olvidemos que el arte es una gran herramienta para levantar nuestra voz de lucha y reclamar que no ignoren nuestros derechos.