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Orígenes del agua

2.1 INTRODUCCIÓN

Los suministros de agua no son puros en el sentido de que estén desprovistos de todos
los productos químicos disueltos como sucede con el agua destilada, desionizada. En los
primeros tiempos de la química, se conocía al agua como el disolvente universal debido
a su capacidad para disolver lentamente cualquier cosa con la que llegara a estar en
contacto, desde gases hasta rocas. Así, conforme la lluvia cae a través de la atmósfera,
discurre sobre ya través de la superficie de la tierra, está constantemente disolviendo la
materia, creando un registro químico de su paso desde las nubes. Por lo tanto, los
suministros de agua tienen una variedad natural en la calidad, la cual depende
enormemente del origen del suministro. Todas nuestras aguas provienen del ciclo del
agua y es este proceso el que controla nuestros recursos de agua.

2.2 EL CICLO DEL AGUA

El volumen total de agua en el mundo permanece constante. Lo que cambia es la calidad


y la disponibilidad. El agua está constantemente reciclándose, un sistema conocido
como el ciclo del agua o ciclo hidrológico. Los hidrólogos estudian la naturaleza física y
química del agua y su movimiento tanto debajo como en la superficie. En términos de
volumen total, el 97,5% del agua del mundo es salina con un 99,99% de ella
encontrándose en los océanos, el resto forman los Lagos salinos. Esto significa que
solamente el 2,5% del volumen de agua en el mundo es actualmente agua no salina. Sin
embargo, no toda esta agua dulce está disponible para el consumo humano. Alrededor
del 75% de esta agua dulce está inmovilizada en los casquetes polares y en los glaciares,
además un 24% está localizada en el subsuelo como aguas subterráneas, lo que significa
que menos de un 1% del total del agua dulce se encuentra en lagos, ríos y en el suelo.
Por lo tanto, solamente se cuenta con el 0,01% del agua del mundo en lagos y ríos, con
otro 0,01% presente como humedad en el suelo pero sin disponibilidad como
abastecimiento para los humanos. Así, aunque aparenta haber mucha agua, hay en
realidad muy poca que esté disponible para el consumo humano (Tabla 2.1). Dentro del
ciclo hidrogeológico el agua está en constante movimiento, dirigida por la energía solar.
El sol provoca la evaporación de los océanos, lo cual forma las nubes y las
precipitaciones (agua de lluvia). La evaporación también ocurre en los lagos, ríos y
suelo, donde las plantas contribuyen con cantidades significativas de agua por
evapotranspiración. Aunque alrededor del 80% de las precipitaciones vuelven a caer en
los océanos, el resto cae sobre tierra. Es esta agua la que rellena el suelo y las aguas
subterráneas, alimenta las corrientes de los ríos y lagos y provee.
toda el agua necesaria para las plantas, animales y desde luego los humanos (Fig. 2.1).
El ciclo es continuo y así el agua es una fuente renovable (FRANKS, 1987). En esencia,
cuanto más llueva mayor será el caudal de los ríos y más altos los niveles alcanzados en
las capas freáticas en las zonas de almacenamiento de aguas subterráneas (por ej., los
acuíferos) llenados con el agua que se infiltra a través de la tierra. Las disponibilidades
de agua dependen de las lluvias caídas, así, cuando la cantidad de lluvia decrece el
volumen de agua disponible para el suministro decrece, y en caso de sequía severa
disminuirá a cero. Para proveer suficiente agua para el abastecimiento de todo el año se
requiere una administración cuidadosa de los recursos.
Casi todos nuestros suministros de agua dulce provienen de precipitaciones que caen
sobre el área de captación. También conocida como la cuenca del río, la zona de
captación es el área de tierra, frecuentemente rodeada de montañas, desde la cual
cualquier agua que caiga dentro de la misma se filtrará a un río en particular. Una zona
de captación de un río principal estará formada por muchas subáreas de captación
menores, donde cada una filtrará el agua a los afluentes del río principal. Cada subárea
de captación tendrá diferentes rocas y tipo de suelo, y cada una tendrá diferentes tipos
de actividades de uso de la tierra lo que afectará a la calidad del agua. El agua filtrada
desde cada subárea de captación puede ser diferente en términos de composición
química. Conforme los afluentes se incorporan al río principal, mezclan sus aguas con
otras de otras subáreas de captación aguas arriba, alterando constantemente la
composición química del agua. Aguas de diferentes áreas del país son por lo tanto
químicamente únicas.

Cuando una precipitación cae en la zona de captación acontecerá uno de los tres
destinos principales. 1) Puede permanecer en el suelo como humedad de superficie y
finalmente retornará a la atmósfera por evaporación. Alternativamente, se puede
almacenar como nieve hasta que la temperatura aumente suficientemente para derretirla.
El almacenamiento como nieve es en algunas regiones una importante fuente de agua
potable. Por ejemplo, por toda Escandinavia se construyen lagos para recoger las
escorrentías de la nieve cuando funde, y esto provee la mayor parte de su agua potable
consumida en verano.

2) La precipitación discurre sobre la superficie por pequeños canales para convertirse en


escorrentía de superficie hasta llegar a los cauces y lagos. Esta es la base de la
procedencia de todos los suministros de aguas de superficie y finalmente se evapora a la
atmósfera, se infiltrará dentro del suelo para convertirse en agua subterránea, o continúa
como corriente de superficie por los ríos hasta el mar.

3) La tercera ruta es para la precipitación que se infiltra en el suelo y que percola


lentamente dentro de la tierra para convertirse en agua subterránea, la cual se almacena
en los sedimentos porosos y rocas (Sección 2.4). Las aguas subterráneas pueden
permanecer en estas láminas porosas por períodos que van desde justo unos pocos días
hasta millones de años. Finalmente el agua subterránea se traslada a la superficie por
capilaridad ascendente natural, por las plantas, por la filtración del agua subterránea a
los ríos superficiales, a lagos o directamente al mar, o por bombeo artificial desde pozos
o perforaciones.

Los suministros de agua por tanto provienen de dos principales fuentes dentro del ciclo
del agua: aguas superficiales y aguas subterráneas. Cada una de estas procedencias está
interrelacionada y cada una tiene sus propias ventajas y desventajas como fuente de
agua potable. Claramente, como el agua se mueve a través del sistema de vías
superficiales y subterráneas su calidad se altera, frecuentemente de forma espectacular,
así la calidad del agua que sale de la zona de captación será diferente del agua que ha
caído en ella como precipitación.

Nuestra, casi exclusiva, dependencia de la lluvia para proveemos de agua potable exige
una gestión cuidadosa y a largo plazo. Aunque en teoría la lluvia caída en las Islas
Británicas es actualmente más que suficiente para cubrir todas nuestras necesidades, hay
dos problemas prácticos. El primero es que se tiene que recoger más agua que la
requerida para nuestras inmediatas necesidades y almacenaría durante los períodos de
fuertes lluvias, generalmente durante el invierno, de forma que este exceso pueda ser
utilizado como suministro suplementario durante los períodos de pocas lluvias.
Segundo, las áreas donde las lluvias son más abundantes son las áreas de menor
población, con la mayor parte de la población localizada en las áreas de menores
precipitaciones. Esto significa transportar el agua de las áreas de mayores
precipitaciones a las áreas donde la demanda es mayor, y encontrar y explotar tantos
suministros alternativos como sean posibles.

El agua de consumo es captada de ríos, embalses, lagos o acuíferos subterráneos (aguas


subterráneas). El National Rivers Authority (NRA) en Inglaterra y Gales da el permiso
para todas las captaciones de agua de las compañías de suministros de aguas, de la
industria, de la agricultura y de los abastecimientos privados. algunas industrias
necesitan grandes volúmenes de agua sin tener en cuenta la calidad, mientras que otras
tratan su propia agua para cumplir los estándares exigidos por el propio proceso, los
cuales muchas veces son muy superiores a los estándares exigidos al agua potable. Es
por todo esto que frecuentemente la industria capte el agua directamente de la fuente de
agua. El agua destinada a consumo doméstico se trata y actualmente el consumo en el
hogar en general no pasa por contadores. Actualmente el 99,2% de la población en
Inglaterra y Gales está conectada al abastecimiento público de agua. Esto es comparable
con los mejores casos de Europa con la excepción de Holanda, donde casi el 100% de la
población está conectada. En contraste, casi todas las industrias y muchos suministros
comerciales poseen contadores. Actualmente hay alrededor de 100.000 abastecimientos
privados en Inglaterra y Gales, de los cuales sólo alrededor de 200 suministran a más de
500 personas.

A continuación se consideran todos los recursos principales de agua, con algunos


nuevos recursos y técnicas de gestión consideradas en las Secciones 2.5 y 2.6. El efecto
del cambio climático y detalles de los recursos de agua en los EEUU han sido revisados
por WACGONER (1990).
2.3 AGUAS SUPERFICIALES: LAGOS, EMBALSES Y RÍOS

2.3.1 Agua superficial

Agua superficial es un término general que describe cualquier tipo de agua que se
encuentra discurriendo o estancada en la superficie tales como arroyos, ríos, estanques,
lagos y embalses. Las aguas superficiales se originan por una combinación de
procedencias: (1) escorrentías superficiales: lluvia que ha caído sobre el terreno y que
fluye directamente sobre la superficie hacia la masa de agua; (2) precipitación directa:
lluvia que cae directamente en la masa de agua; (3) manto intermedio: exceso de
humedad en el suelo que está continuamente drenando en la masa de agua; y (4)
descarga de la capa freática: donde hay un acuífero debajo de una masa de agua y la
capa freática es lo suficientemente alta, el agua se descargará directamente desde el
acuífero a la masa de agua (BOWEN, 1982).

La calidad y cantidad del agua superficial dependerá de una combinación entre el clima
y factores geológicos. El actual perfil de lluvias, por ejemplo, es menos importante para
las aguas estancadas como los lagos y embalses donde el agua se recoge durante un
período largo y se almacena, mientras que en ríos y arroyos, donde el agua es un sistema
dinámico de constante movimiento, el volumen de agua depende de las condiciones
atmosféricas.

En ríos el caudal es en general mayor en invierno que en verano debido a la mayor


cantidad y duración de las lluvias. Pequeñas fluctuaciones en el caudal, sin embargo,
son más dependientes de la geología de la zona de captación. Algunas zonas de
captación liberan a los arroyos un mayor porcentaje de la lluvia caída que otras.
Conocido como el coeficiente de escorrentía, los ríos de Escocia y Gales pueden
alcanzar hasta valores del 80% comparados con los únicamente 30% en las zonas bajas
del sur de Inglaterra. Así, aunque el Támesis, por ejemplo, tiene una gran área de
captación de alrededor de 9.869 km2, tiene únicamente la mitad de la descarga anual de
un río como el Tay, cuya cuenca de captación es de 4.584 km2. Desde luego, en Escocia
hay más precipitaciones que en el sureste de Inglaterra, y también son menores los
índices de evaporación debido a las bajas temperaturas.

Incluso una pequeña reducción en la media de las precipitaciones en una cuenca de


captación <por ej., 20%> puede reducir a la mitad el caudal de un río. Esto explica
porqué cuando las condiciones son ligeramente más secas de lo normal se puede
desarrollar rápidamente una situación de sequía. Como ya hemos visto en las zonas de
sequía de Reino Unido, no siempre es el caso que cuanto más llueve más agua habrá en
los ríos. El agua subterránea es un factor importante en las sequías (BERAN y
RODIER, 1985). En algunas áreas durante el seco verano de 1975, a pesar de que los
datos de las precipitaciones estuvieran muy por debajo de la media, los caudales de los
ríos que recibían un aporte significativo de aguas subterráneas fueron superiores a lo
normal debido al fuerte almacenamiento que se produjo en los acuíferos durante el
húmedo invierno anterior. La sequía comenzó en 1989, con tres inviernos secos
consecutivos, originando una reducción significativa del agua almacenada en los
acuíferos con una consecuente disminución en los niveles de las capas freáticas
(Sección 2,4). Esto registró alguno de los caudales más bajos en numerosos ríos del
sureste de Inglaterra, con tramos, que se recuerde, completamente secos por primera
vez. Antes de que estos ríos retornen a sus caudales normales, los acuíferos que los
alimentan se deben de rellenar completamente y esto puede costar varios años. El agua
subterránea contribuye sustancialmente al caudal base de muchos ríos de las zonas
bajas, así cualquier paso encaminado a proteger la calidad de las aguas subterráneas
protegerá también indirectamente las aguas superficiales.

Las precipitaciones traen cantidades apreciables de materia sólida a la tierra como es el


polvo, polen, cenizas de volcanes, bacterias, esporas, e incluso, en ocasiones,
organismos mayores. En mares el principal origen de las sales que se encuentran
disueltas en la lluvia tales como iones cloruro, sodio, sulfato, magnesio, calcio y
potasio. Las emisiones domésticas e industriales a la atmósfera también incorporan
materiales a las nubes que posteriormente son devueltas a la tierra en las
precipitaciones. Éstos incluyen una gran cantidad de productos químicos como
disolventes orgánicos y óxidos de nitrógeno y azufre, los cuales causan la lluvia ácida.
La cantidad y tipo de las impurezas en las precipitaciones varían con la localización y la
época del año, y pueden afectar tanto a ríos como a lagos. El uso de la tierra, incluyendo
la urbanización y la industrialización, afectan significativamente la calidad del agua,
siendo la agricultura la que produce un efecto más profundo en los recursos debido a la
naturaleza dispersa y extensa de la misma (ERIKSSON, 1985).

La calidad y cantidad del agua en las aguas superficiales también depende de la


geología de la cuenca de captación. En general, las zonas de captación de cretas y
calizas originan aguas claras y duras, mientras que las rocas impermeables como el
granito originan aguas turbias y blandas. La turbidez está causada por partículas finas,
tanto de origen inorgánico como orgánico, las cuales son tan pequeñas que no
sedimentan y por eso el agua aparece turbia. La razón de estas diferencias estriba en que
los ríos en zonas de cretas y calizas nacen en forma de manantiales o áreas alimentadas
por acuíferos a lo largo del lecho del río. Debido a la apreciable cantidad de agua que
surge de los recursos subterráneos, el río mantiene una constante claridad, constante
flujo y desde ruego una temperatura constante durante todo el año, excepto después de
períodos de prolongadas lluvias. El agua ha permanecido durante un período largo en el
acuífero antes de incorporarse al río y durante ese tiempo ha disuelto las sales de calcio
y magnesio que forman la roca, originando un agua dura con un pH de neutro a alcalino.
En comparación, los ríos de aguas blandas se originan en las escorrentías de las
montañas, así el caudal está muy ligado a las precipitaciones. Estos ríos sufren de
grandes fluctuaciones en los caudales, con repentinas inundaciones y sequías.
Químicamente, estos ríos son turbios debido a los sedimentos arrastrados al río por las
escorrentías superficiales, y debido a que hay poco contacto con el lecho rocoso
contienen una baja concentración en cationes tales como calcio y magnesio, lo que hace
que e¡ agua sea blanda con un pH de neutro a ácido. Frecuentemente estos ríos arrastran
sólidos turbosos y por ello el agua contiene altas concentraciones de humus, dándole un
color marrón amarillento claro, en apariencia similar a la cerveza.

2.3.2 Lagos y embalses

Conforme las grandes ciudades se expandían durante el siglo XIX confiaban en los
recursos locales de agua, pero conforme la demanda aumentó se vieron obligados a
invertir en embalses, frecuentemente alejados del punto de consumo. Como ejemplos
tenemos los embalses construidos en Gales, el Pennines y el Lake District para
suministrar a las grandes ciudades como Birmingham, Manchester y Liverpool, donde
se bombea el agua hasta los consumidores desde más de 50 millas. La mayoría son
embalses de almacenamiento donde toda el agua recogida se destina al abastecimiento.
Estos embalses se sitúan en las zonas altas, en las cabeceras (fuentes), de los ríos. Los
valles adecuados se inundan con la construcción de presas en el curso principal del río.
Puede costar varios años llenarlo y una vez en uso la gestión se debe realizar con
cuidado. Se debe mantener un equilibrio entre el agua que se toma para el suministro y
el agua que se incorpora por las corrientes superficiales. Generalmente las corrientes
superficiales durante el invierno superan con creces la demanda de abastecimiento así,
el exceso de agua puede almacenarse y utilizarse en períodos cuando las corrientes
superficiales son menores que las demandas de los consumidores. Hay, desde luego, una
cantidad finita de agua en el embalse y la racionalización del agua se hace necesaria
para prevenir el vaciado del embalse durante los veranos secos. Se produce un problema
importante cuando hay un invierno seco y no se produce el exceso de agua de forma que
el embalse no se llena adecuadamente para el inicio del verano. En estas circunstancias
puede darse escasez a pesar incluso de que el verano no sea excesivamente seco.

Muchos lagos poseen una entrada y una salida, por lo que de alguna manera se les
puede considerar como ríos de caudal lento. El largo período en el que el agua está en el
pantano o el embalse asegura que el agua se aclarará debido a la actividad bacteriana
que eliminará cualquier materia orgánica presente, y a la floculación física y procesos
de sedimentación, los cuales eliminan pequeñas partículas. Por lo tanto, el
almacenamiento del agua mejora la calidad, con lo que se reduce a un mínimo el
tratamiento antes del suministro (Sección 3.2). Sin embargo, la situación se complica
debido a dos factores. Primeramente, en las aguas estancadas la población de algas es
mucho mayor que en los ríos, y segundo, los Lagos y embalses profundos se pueden
estratificar térmicamente, especialmente durante los meses de verano. Estos dos factores
pueden afectar seriamente a La calidad del agua.

La estratificación térmica se produce por la variación de la densidad del agua en los


lagos y embalses. La densidad del agua a 4º C es La mayor, cuando pesa exactamente
1.000 kg/m3. Sin embargo, a temperaturas inferiores y superiores es menos densa
999,87 kg/m3 a 0º C y 999,73 kg/m3 a 10ºC. Durante el verano el sol calienta la
superficie del agua reduciendo su densidad, de forma que el agua más fría permanece en
el fondo del lago. Conforme el agua continúa calentándose se desarrollan dos capas
diferentes. La capa superior epilimnion es mucho más caliente que la capa más inferior,
hipolimnion. Debido a las diferencias en la densidad, las dos capas, separadas por un
capa frontera estática conocida como termoclina, no se mezclan y permanecen
separadas (Fig. 2.2).
El epilimnion de los lagos y embalses se mezcla constantemente por el viento, así la
totalidad de la capa está a una temperatura uniforme. Como esta agua está caliente así
como expuesta a los rayos solares, provee un medio favorable para las algas.
Generalmente los diferentes nutrientes necesarios para el crecimiento de las algas, en
particular el fósforo y el nitrógeno, no están presentes en grandes cantidades <por ej.,
concentraciones limitantes). Cuando está presente un exceso de nutrientes, debido a las
escorrentías de la agricultura, por ejemplo, puede suceder un crecimiento masivo de
algas. Esto también llamado boom de algas originó un gran crecimiento de la cantidad
de algas en el agua, un fenómeno conocido como eutrofización. Las algas están
completamente mezcladas a lo largo de toda la epilimnion, y en los casos graves el agua
puede tomar una fuerte coloración. Esta capa superior del agua es generalmente clara y
saturada en oxígeno, pero si ocurre la eutrofización entonces las algas se deben eliminar
por tratamiento. Las algas pueden originar un sabor desagradable en el agua incluso
después del tratamiento <Sección 4.9>. Como todas las plantas, las algas liberan
oxígeno durante el día por la fotosíntesis, pero durante la noche eliminan el oxígeno
mediante la respiración. Cuando sucede la eutrofización el gran número de algas
reducirán drásticamente la concentración de oxígeno durante las horas de oscuridad, con
el posible resultado de la muerte de los peces, y ciertamente causando problemas en la
planta de tratamiento de aguas. En contraste, hay muy poca mezcla o movimiento en la
hipolimnion, la cual rápidamente se desoxigena y estanca. Las algas muertas y la
materia orgánica sedimentada desde las capas superiores se degradan en esta capa
inferior del lago. Como la hipolimnion no tiene fuente de oxígeno para remplazar lo que
se ha consumido, su agua llega a estar completamente desprovista de oxigeno. Bajo
condiciones anaerobias se liberan de los sedimentos al agua del lago hierro, manganeso,
amoníaco, sulfuros, fosfatos y sílice, mientras que el nitrato se reduce a nitrógeno gas.
Esto hace que el agua no sea adecuada para el suministro. Por ejemplo, la presencia de
hierro y manganeso provocará quejas en cuanto a coloración y mal sabor. El amoniaco
interfiere en la cloración, reduce el oxígeno más rápidamente y actúa como nutriente
para facilitar la eutrofización (como lo hacen también fósforo y sílice). Los sulfuros
también reducen el oxígeno e interfieren en la cloración; también tienen un olor
desagradable y dan un sabor desagradable al agua.

La termoclina, la zona que separa las dos capas, tiene una tendencia a moverse
lentamente hacia mayores profundidades conforme avanza el verano. Esta
estratificación del verano generalmente se rompe en otoño o al comienzo del invierno
cuando la temperatura del aire disminuye y la temperatura del epilimnion decrece. Esto
incrementa la densidad del agua haciendo a la epilimnion comparable a la hipolimnion,
convirtiendo la estratificación inestable. Con posterioridad, los fuertes vientos
provocarán que todo el agua se revuelva de forma que la estratificación desaparece y las
capas se mezclen. A lo largo del resto del año la totalidad del lago permanece
completamente mezclado, mejorándose significativamente la calidad del agua. Se puede
producir una limitada estratificación durante el invierno cuando la temperatura de la
superficie se acerca a los 0º C mientras que la temperatura de las aguas más profundas
permanecen a 4º C. Esta estratificación de invierno desaparece en la primavera cuando
las temperaturas ascienden y los fuertes vientos vuelven a aparecer La estratificación es
principalmente un fenómeno de los lagos profundos.

Durante la estratificación cada capa o zona presenta su propia calidad de agua


característica y esto puede suponer serios problemas operacionales a las compañías de
suministros de aguas. Algunas son capaces de extraer el agua a diferentes
profundidades, de forma que aseguran el usar siempre el agua o la mezcla de aguas de
mejor calidad. Otros tratan de evitar la entrada de nutrientes en los embalses por medio
del control de la actividad agrícola y otras posibles fuentes de nutrientes dentro de la
cuenca de captación. Ocasionalmente, el crecimiento de las algas se controla con la
adición de productos químicos. Otro método muy utilizado es el bombeo de agua fría de
la base del lago a la superficie, de forma que se asegura que el lago no se estratifica. La
gestión de los lagos y embalses para el abastecimiento es un complicado negocio,
dependiente de un número de factores externos tales como la temperatura del aire,
número de horas solares, entrada de nutrientes (tanto naturales como debido a las
actividades humanas), y muchos otros.

La mayor parte de las tierras que rodean a un embalse, la cuenca de captación,


generalmente pertenecen a la compañía de suministro de agua. Imponen severas
restricciones en las actividades agrícolas y ganaderas, y en general, a todo tipo de uso de
la tierra para asegurar que la calidad del agua no se vea amenazada por contaminación
indirecta. El acceso restringido a las cuencas de captación y embalses se ha suavizado
en los últimos años, aunque todavía existe un estricto control. Los accesos controlados y
las restricciones en el uso de la tierra han provocado muchos resentimientos,
especialmente en Gales donde un 70% del agua embalsada en las cabeceras se destina
para el consumo en las Midlands de Inglaterra. El problema no sólo se encuentra en
Gales sino también en Inglaterra. Por ejemplo, el 30% del Peak District está ocupado
por cuencas de captación de embalses. Las compañías de suministros quieren asegurarse
que el agua se mantenga tan limpia como sea posible, debido a que el agua recogida en
los embalses de cabeceras es de una muy buena calidad. El almacenamiento también
significa una posterior mejora de la calidad. Cuanto más limpia sea el agua bruta, más
barato será su tratamiento. El acceso restringido a las cuencas de captación significa,
por consiguiente, que existe un menor riesgo de que la calidad se vea reducida. El
conflicto es inevitable entre aquellos que desean acceder a las tierras para recreo u otros
propósitos y las compañías de suministro de agua que quieren suministrar agua a sus
consumidores al precio más bajo posible.

2.3.3 Captación de agua

Como resultado de la gran inversión de capital en terrenos y en la construcción de


embalses, y la enorme oposición por parte de la opinión pública hacia tales planes, ha
habido un alejamiento de la construcción de embalses de almacenamiento en la última
mitad de este siglo. Durante este período se ha explotado la captación desde los ríos
junto con los recursos de las aguas subterráneas.

El agua se capta de los ríos por medio de la construcción de presas para asegurar una
mínima profundidad de agua en la presa, o con el uso de pontones flotantes. La
captación no debe de interferir con otros usos del río tales como la navegación, pero
debe asegurar que se pueda tomar agua durante todo el año. La cantidad de agua que se
puede captar está limitada por el caudal mínimo necesario para: (1) proteger la calidad
biológica del río incluyendo la pesca; (2) diluir los vertidos industriales y domésticos,
recordar que los ríos son vitales para eliminar los vertidos y en cierta medida para tratar
los vertidos a través de procesos naturales de purificación; (3) para asegurar que otros
usos del río no se vean afectados por la captación (tales como una suficiente
profundidad para la navegación); y (4) para permitir un caudal adecuado para prevenir
que la marea invada la corriente aguas arriba y convierta el agua dulce en salobre.

Para mantener la integridad del río se debe calcular el caudal mínimo en condiciones
atmosféricas de sequedad y mantenerse todo el tiempo. Una vez calculado, cualquier
exceso de agua sobre este caudal mínimo en condiciones secas se puede, en teoría,
utilizar para la captación. A la inversa, si el caudal del río disminuye hasta o por debajo
de este caudal mínimo, entonces la captación se debe reducir o detenerse
inmediatamente.

La calidad del agua del río es también un factor importante. Las aguas de río necesitan
un tratamiento complejo y caro antes de ser suministradas a los consumidores. La
complejidad y el costo del tratamiento se incrementan al mismo tiempo que la calidad
del agua del río se deteriora. También, como en los ríos desaguan grandes superficies de
terrenos, la contaminación es inevitable. Todos los vertidos depositados o productos
químicos utilizados en una cuenca de captación, finalmente se dirigirán hacia el río, de
forma que se deben de extremar las precauciones para asegurar que la calidad del agua
esté protegida y se controla continuamente. La mayoría de las captaciones tienen una
capacidad de almacenamiento de forma que el agua bruta se puede almacenar hasta siete
días antes de ser tratada y suministrada. Esto tiene una doble función. Primeramente,
proteger al consumidor del efecto de la contaminación del río, o de vertidos accidentales
de materiales tóxicos, permitiendo un tiempo suficiente para dispersar la contaminación
en el río antes de que se vuelva a reanudar la captación sin cortar el suministro a los
consumidores. Segundo, el almacenamiento del agua de esta manera mejora la calidad
del agua antes de su tratamiento.

Después del suministro el agua es devuelta al río como un efluente de aguas residuales
tratadas y puede perfectamente ser captada de nuevo aguas abajo. Éste es en concreto el
caso de muchos de los grandes ríos de las tierras bajas como es el Támesis, Severn y
Trent. Sin embargo, como la demanda ha continuado creciendo, los caudales naturales
de muchos ríos se han convertido en inadecuados para cumplir las actuales necesidades
de captaciones. También, la calidad de muchos ríos se ha deteriorado a través de nuestra
explotación de los ríos como portadores de efluentes de aguas residuales.

Para maximizar la disponibilidad de agua para el abastecimiento, los hidrólogos


examinan el ciclo hidrológico dentro de la cuenca de captación, midiendo las
precipitaciones, caudal de los arroyos y escorrentías superficiales y donde corresponda
los recursos de aguas subterráneas. Frecuentemente, pueden suplementar la captación de
agua de los ríos en los períodos de caudales muy bajos tomando agua de otros orígenes
tales como aguas subterráneas o pequeños embalses de almacenamiento, usando estos
limitados recursos para completar la fuente de suministro principal en los períodos
críticos. Más común es la construcción de embalses en las cabeceras, los cuales se
pueden usar entonces para controlar el caudal del río mismo; es un proceso conocido
como compensación.

Estos depósitos de compensación están diseñados como una parte integral del sistema
del río. Se recoge el agua de las escorrentías de las tierras aguas arriba y se almacena
durante la época húmeda. El agua entonces se libera cuando se necesita para mantener
el caudal mínimo en la época seca y para permitir que las captaciones continúen. En
invierno, cuando se producen la mayoría de las precipitaciones y los mayores caudales,
todo el exceso de agua se pierde. Almacenando el exceso de agua con la construcción de
un embalse y usándolo para regular el caudal del río se maximiza la salida de la cuenca
de captación. Como extra tenemos que tales embalses pueden también jugar un papel
importante en la prevención de inundaciones. El cauce natural de un río se utiliza como
sistema de distribución para el agua, a diferencia de los embalses de suministro donde
se necesitan caras tuberías o acueductos para transportar el agua hasta el punto de
consumo. La gestión del río es también más fácil debido a que la mayor parte del agua
captada se devuelve al mismo río. Entre los ríos más importantes del Reino Unido que
están compensados se encuentran el Dee, Severn y Tees.

Los embalses no son una idea nueva y ya se utilizaron ampliamente para controlar la
profundidad de los canales y ríos navegables. Los embalses más pequeños,
frecuentemente llamados presas de cabecera, se construyeron para alimentar los molinos
de agua. Sin un embalse, hay veces que después de un periodo de sequía no hay
descarga desde el suelo de forma que el único caudal del río es el del agua subterránea
que sale de los acuíferos. Algunos ríos, surgidos en zonas de rocas permeables, pueden
incluso llegar a secarse completamente en épocas de sequías extremas. En muchos ríos
el caudal mínimo natural es un 10% del caudal medio. Cuando se regula un río este
caudal mínimo en época de sequía frecuentemente es el doble, y aunque esto puede en
teoría verse incluso aumentado, exigirá embalses de enorme capacidad.

Los embalses son caros de construir. Sin embargo hay ventajas significativas en la
regulación de un río con embalses de compensación en vez de suministrar agua
directamente desde un embalse vía un acueducto. Con la regulación del río se dispone
de mucha más agua para cumplir con todas las demandas que con el volumen
almacenado solamente, el embalse se alimenta únicamente con la sección del río aguas
arriba de la presa. Aguas abajo todo el agua que se drena en el sistema también está
disponible. Los embalses de compensación son por ello generalmente de un menor
tamaño y por ello más baratos de construir.

Los embalses pueden suministrar únicamente un volumen limitado de agua y así la


gestión de todo el sistema del río para asegurar un suministro adecuado cada año es
difícil. Debido a los costos de construcción, los embalses se diseñan para proveer el
suministro adecuado durante la mayoría de los veranos secos. Sin embargo, no es
económicamente efectivo construir embalses muy grandes para hacer frente con las
sequías más severas, las cuales solamente ocurren una o dos veces cada cien años.
Donde se dispone de más de un embalse de compensación en una misma cuenca de
captación, el agua se liberará primero de aquellos que se rellenan más fácilmente. La
regulación del agua es un difícil cometido que requiere operadores que realicen
estimaciones intuitivas como cuáles serán las condiciones atmosféricas durante los
próximos meses. Por ejemplo, muchas compañías de aguas fueron duramente criticadas
por mantener restricciones durante el invierno de 1990-91 para rellenar los embalses
que no se llenaron durante el seco invierno anterior imponiendo prohibiciones se puede
asegurar suficiente suministro para los usos esenciales durante un verano seco y el
otoño; sin embargo, si el verano se vuelve húmedo después de todo, tales restricciones
serán juzgadas por los consumidores como innecesarias. Aunque los que realizan los
planes del agua disponen de la ayuda de complicados modelos por ordenador para
predecir pautas en el consumo del agua y así planificar el mejor uso de los recursos
disponibles, frecuentemente, en muchos casos es imposible de coordinar suministros
con demanda. Este es el principal problema en el sureste de Inglaterra, donde la
demanda es mayor debido a la alta densidad de población y también a la alta demanda
agrícola e industrial y donde se registran las menores precipitaciones.

Los inviernos secos son frecuentemente más problemáticos que los veranos secos ya
que los embalses no están completamente llenos. Esto es, desde luego, un grave
problema en los embalses de almacenamiento, donde la mayor parte del agua a
suministrar en verano y otoño se recoge durante el invierno. Si el embalse no está
completamente lleno al inicio de la primavera, las restricciones en el suministro son casi
inevitables. Problemas similares ocurren con los embalses de compensación, si el
invierno es seco se requerirá aumentar el bajo caudal al inicio del verano y así se verá
peligrosamente disminuido si se requiere continuar aumentando el caudal durante el
resto del verano. Donde los embalses se utilizan para prevenir inundaciones se necesita
espacio para la venida del invierno. Esto significa que se debe disminuir el nivel del
embalse deliberadamente en el otoño o comienzo del invierno para disponer de
suficiente capacidad para contener la avenida del agua. Ésta es la práctica en el embalse
de Clywedog en el Severn. Sin embargo, si sucede que el invierno es más seco de lo
esperado, entonces el embalse estará únicamente parcialmente lleno al comienzo del
verano. Gestionar embalses y regular ríos es un delicado arte, y como las condiciones
atmosféricas son tan impredecibles, las decisiones realizadas meses antes con las
mejores predicciones pueden demostrarse que son incorrectas (PARR eraL, 1992).

Muchos de los mayores ríos del mundo discurren por más de un país, donde los países
aguas abajo dependen del comportamiento de aquellos que están aguas arriba para
asegurarse un volumen y una calidad del agua adecuados para sus necesidades. Cada
vez más, las captaciones intensivas y la construcción de presas están reduciendo
dramáticamente el caudal en algunos de los mayores ríos internacionales, con resultado
de importantes restricciones en los países ribereños aguas abajo. Esto está originando un
aumento en las tensiones y en muchos casos conflictos (PEARSE, 1992).

2.4 FUENTES DE AGUA SUBTERRÁNEA

2.4.1 Suministros de aguas subterráneas


Alrededor de un cuarto del agua potable suministrada en Gran Bretaña proviene de
recursos de aguas subterráneas, aunque en otros países la dependencia del agua
subterránea es mucho mayor (Tablas 2.2 y 2.3).

Económicamente el agua subterránea es mucho más barata que el agua superficial ya


que está disponible en el punto de demanda a un relativo bajo costo y no requiere la
construcción de embalses o largas conducciones. Es generalmente de buena calidad,
libre de sólidos en suspensión y, excepto en limitadas áreas donde han sido afectados
por la contaminación, libre de bacterias y otros patógenos. Por todo ello no requiere un
extensivo tratamiento antes de su uso.

Las aguas subterráneas británicas se concentran en tres sistemas de acuíferos


principales, donde la mayoría de los acuíferos importantes se sitúan al sureste de la línea
que une Newcastle upon Tyne y Torquay (Fig. 2.3).
Un acuífero es un estrato subterráneo de roca porosa que contiene agua a través de la
cual el agua puede circular después de que ha pasado hacia abajo (infiltración) desde las
capas superiores del suelo. Cada día se extraen de estos acuíferos una media de 7.000
Ml de agua. Aproximadamente el 50% de esta ingente cantidad de agua proviene del
acuífero de creta del Cretáceo, 35% del arenoso del Triásico y el resto de pequeños
acuíferos, siendo los más importantes de éstos las calizas del Jurásico. Desde luego, el
agua subterránea no se extrae únicamente para el abastecimiento; frecuentemente tienen
una importante contribución en los ríos que también se usan para suministro donde
descargan como caudal base o manantiales (Fig. 2.4).
La descarga de aguas subterráneas en los ríos puede ser permanente o estacional,
dependiendo de la altura de la capa freática dentro del acuífero. La capa freática separa
la zona no saturada de la roca porosa que comprende el acuífero de la zona saturada; en
esencia es la altura del agua en el acuífero (Fig. 2.5). La capa freática se mide
determinando la altura del agua en las perforaciones y en los pozos. Si se realizan
numerosas mediciones desde los pozos en una amplia área, se pueden apreciar las
fluctuaciones de la capa freática en función de la topografía y las condiciones
climáticas. Las precipitaciones rellenan el agua perdida o extraída del acuífero y así
eleva el nivel de la capa freática. Si el nivel baja durante los períodos de sequías o
debido a la sobreexplotación para el suministro de agua, entonces esta fuente de
alimentación del río puede cesar En períodos de sequías extremas el agua subterránea
puede ser la única fuente de agua que alimente algunos ríos y por eso si la capa freática
baja por debajo del nivel crítico, el río mismo puede llegar a secarse (OWEN, 1993).
La extracción de agua subterránea en las regiones del sur de Inglaterra se ha
incrementado sustancialmente en los últimos 20 años. Se ha informado que en algunas
áreas los niveles del agua han descendido año tras año. Muchos arroyos en zonas de
cretas del sur se están secando debido a la sobreextracción, no solamente para el
suministro de agua de consumo sino también para el riego de cultivos y el uso
industrial. Actualmente se están denegando permisos para nuevas extracciones. Algunos
de los mejores ríos salmoneros están afectados y las cabeceras de los ríos como e Test y
el ltchen se han secado en los últimos años. El caudal del no Allen en Dorset se ha
reducido a una corriente muy pequeña, cuando hace 25 años los pescadores necesitaban
botas altas de goma. Esto ha originado un grito de protesta por parte de los pescadores y
también de los conservacionistas. Las compañías de aguas han luchado durante los años
de sequía para mantener un continuo aumento de la demanda permitiendo cada vez más
extracciones de agua subterránea. Los acuíferos, especialmente los calizos, se recargan
de agua muy lentamente y por eso se necesita una rápida respuesta del NRA para
prevenir una posterior reducción de los caudales. El NRA ha creado una lista con los 40
ríos más afectados por las sobreextracciones, y ha establecido un programa de acciones
prioritarias para los primeros 20 ríos. Dos de las áreas de acción prioritarias son los
afluentes del río Test. El Wallop Brook está bajo amenaza por una cercana perforación
con licencia para abastecimiento público que está extrayendo el agua del río. El río está
literalmente escapándose por un sumidero en su base. El caudal en el río Bourne está
también seriamente disminuido por perforaciones realizadas para cultivar berros. Tales
extracciones de aguas subterráneas en los márgenes de los ríos frecuentemente inducen
a una entrada del agua del río en los acuíferos. Aparte de reducir el caudal, si el río está
contaminado provocará la contaminación del agua subterránea, originándose problemas
en la calidad dei agua de abastecimiento, por eso esta práctica no es recomendable.
Como el agua de consumo puede provenir tanto directa como indirectamente de las
aguas subterráneas, su calidad es importante para muchas más personas que aquellas
que reciben el suministro directamente de perforaciones o pozos. El principal acuífero
está bajo una extensa área de granjas en el este, centro y sur de Inglaterra, y muchas de
estas áreas de aguas subterráneas contribuyen a más del 70% de los abastecimientos de
agua potable (Tabla 2.4).

2.4.2 Clasificación de los acuíferos

Los acuíferos se clasifican como cautivos y libres. Un acuífero libre es uno que se
recarga donde la roca porosa no está cubierta por un estrato impermeable de suelo o de
otra roca. La capa no saturada de roca porosa está separada de la capa saturada de agua
por una interfase denominada capa freática. La capa no saturada es rica en oxígeno.
Donde el acuífero está cubierto por una capa impermeable, el agua de la superficie no
puede penetrar en la roca porosa; en cambio, el agua migra lentamente lateralmente
desde las áreas libres. Éste es un acuífero cautivo. No hay zonas no saturadas porque
toda la roca porosa está saturada con agua ya que está por debajo del nivel de la capa
freática, y desde luego no hay oxígeno (Fig. 2.4) (BROWN et al, 1983). Debido a que
los acuíferos cautivos están entre dos capas impermeables el agua generalmente está
bajo una considerable presión hidráulica, de forma que el agua alcanzará la superficie
por su propia presión a través de perforaciones y pozos, lo cual es conocido como pozos
artesianos. Los pozos artesianos son muy comunes en parte de África y Australia, pero
se encuentran en muy pequeña escala en las Islas Británicas. La cuenca artesiana más
conocida está situada en Londres. Éste es un acuífero de creta que se alimenta de los
acuíferos libres del norte (Chiltern Hilís) y del sur (North Downs) (Fig. 2.6).
En el pasado siglo XIX la presión en el acuífero era tal que las fuentes de la Plaza
Trafalgar se alimentaban de un caudal artesiano natural. No obstante, si la presión
artesana se ha de mantener, entonces el agua que se pierde por extracciones se debe
reponer por recarga, en el caso de Londres, por infiltración en los bordes de la cuenca
del acuífero. La continua extracción en exceso sobre la recarga natural ha disminuido la
superficie piezométrica (el nivel que el agua alcanzaría en un pozo artesiano de forma
natural) en unos 140 m por debajo de su nivel original en la cuenca de Londres.
Posteriormente en esta sección se da un ejemplo detallado de un acuífero.

Es desde los acuíferos libres desde donde se realiza la mayoría de las extracciones de
aguas subterráneas. Es también desde estos acuíferos, en la forma de manantiales, desde
donde sale la mayor proporción del caudal de algunos ríos de las zonas bajas del este de
Inglaterra. Estos ríos están siendo muy utilizados para el suministro y por eso esta
fuente de agua potable depende enormemente de sus acuíferos, por eso la buena gestión
es vital.

El agua subterránea en los acuíferos libres se origina principalmente por las


precipitaciones y por eso es particularmente vulnerable a la presencia de los focos de
contaminación difusa, especialmente a las prácticas agrícolas y a la deposición de la
contaminación atmosférica proveniente principalmente de la industria. En pozos
aislados, se han registrado en pozos aislados durante muchos años incrementos por
encima de los límites establecidos por la CE en la Directiva del Agua Potable en las
concentraciones de bacterias y productos químicos. Éste fue un fenómeno local con el
origen del problema en general fácilmente identificable como un punto tal como una
fosa séptica, una fuga en un colector o un drenaje de una granja. En los años 70 hubo
una preocupación sobre el incremento de los niveles de nitratos en particular los cuales
frecuentemente superaban los límites máximos admisibles por la CE. Este no fue un
problema aislado, ya que se encontraron niveles superiores en la mayoría de los
acuíferos libres del Reino Unido. Las áreas afectadas eran tan extensas que claramente
sólo se podía echar la culpa a un origen difuso, en vez de a puntos localizados (ROYAL
SOCIETY, 1984). Sin embargo, no fue hasta mediados de los años 70 cuando el amplio
incremento en la concentración de nitratos en las aguas subterráneas se asoció a los
grandes cambios acontecidos en las prácticas agrícolas en Gran Bretaña desde la
Segunda Guerra Mundial. La principal práctica implicada en aquella época era la
cosecha regular del cereal, la cual debía ser sostenida con el incremento del uso de
fertilizantes inorgánicos. El problema de los nitratos se explica detalladamente en la
Sección 4.2. Las cantidades traza de compuestos orgánicos son otro de los grandes
problemas de contaminación de las aguas subterráneas. Como consecuencia de los
pequeños volúmenes de contaminantes involucrados, una vez dispersos en el acuífero
pueden persistir durante décadas. Muchos de estos compuestos tienen su origen en
vertidos o fugas de los depósitos de almacenamiento. Una fuga de 1,1,1-tricloroetano
(también usado como disolvente en los fluidos correctores de escrituras) de un depósito
subterráneo en una compañía de microchips para ordenadores en San José, California,
USA, causó una extensiva contaminación del agua subterránea con el resultado de
serios defectos de nacimiento, incluyendo abortos y nacimientos de bebés muertos en
una comunidad que recibió la contaminada agua de consumo. La agricultura es también
una de las mayores fuentes de compuestos orgánicos. A diferencia de vertidos o fugas
que son focos puntuales, la contaminación debida a la agricultura tiene una procedencia
dispersa. En el Reino Unido, los pesticidas que fueron prohibidos a comienzos de los
años 70 tales como el DDT han aparecido recientemente en los abastecimientos de
aguas subterráneas. Se ha informado de muchos otros diferentes pesticidas en las aguas
de consumo; esto se examinará con más profundidad en la Sección 4.3. Otro importante
foco de contaminación son los terrenos de relleno y los vertederos, el lagunaje
incluyendo los fosos para lodos, el vertido en tierra de los lodos de aguas residuales, las
escorrentías de las carreteras y la minería (OECD, 1989).

A diferencia de los acuíferos cautivos, los acuíferos libres tienen tanto la zona saturada
como la no saturada. La zona no saturada se sitúa entre la superficie de la tierra y la
capa freática del acuífero. Aunque puede eliminar algunos contaminantes, la zona no
saturada tiene su mayor efecto en retardar el movimiento de la mayoría de los
contaminantes, por eso oculta sus efectos en las aguas durante largos períodos. Esto es
particularmente importante con los incidentes más graves de contaminación, donde
pueden pasar muchos años antes de detectar los efectos, por ejemplo, de un vertido o
fuga de un depósito de almacenamiento, debido a su prolongado período de migración
(ERIKSSON, 1985).

La mayoría de los acuíferos en Gran Bretaña tienen una relativamente profunda zona no
saturada. En creta varían de los 50 m de profundidad, lo que significa que los
contaminantes derivados de la superficie pueden permanecer en esta zona durante
décadas. Otro problema es que los suelos agrícolas que generalmente se encuentran por
encima del acuífero son delgados y muy permeab¡es, y ello permite la rápida infiltración
del agua a las zonas no saturadas llevando los contaminantes con ella. Las bacterias del
suelo y otros procesos del suelo por tanto tienen pocas oportunidades para utilizar y
eliminar los contaminantes. Esta zona no saturada no está seca; de hecho contiene
grandes volúmenes de agua bajo tensión en un proceso matriz, junto con proporciones
variables de aire. Sin embargo, por debajo de la zona de raíces, el movimiento de este
agua es predominantemente hacia abajo, aunque extremadamente lento (Fig. 2.5).

Es la zona saturada de los acuíferos libres donde se almacena el agua disponible para las
extracciones. Muchas veces el volumen de agua en un acuífero libre es la recarga anua
de las precipitaciones. Varía de acuerdo con el tipo de roca y la profundidad, pero por
ejemplo, en un roca caliza fina del Jurásico la relación puede ser hasta tres, mientras que
en una roca gruesa arenosa del Triásico puede exceder los 100. La zona saturada
también contiene un gran volumen de agua la cual está inmóvil, encerrada en la matriz
microporosa de La roca, especialmente en los acuíferos calizos del Jurásico.
Donde los acuíferos han comenzado a fisurarse (agrietarse), el movimiento es mucho
más rápido. Sin embargo, el movimiento de los contaminantes a través de la roca sin
fisuras, por difusión a través de la gran cantidad de agua inmovilizada que llena los
poros, costará considerablemente mucho más tiempo. Esto combinado con el tiempo de
retraso en la zona no saturada, resulta que sólo un pequeño porcentaje de la
contaminación que se infiltra a través de los suelos agrícolas pasará en unos pocos años
a la circulación natural del acuífero. El período típico de residencia varia pero
generalmente excede de los 10-20 años. Cuanto más profundo es el acuífero, más largo
será este período. Otros factores como el efecto de dilución, intensificado donde se
almacenan grandes volúmenes de agua, y la naturaleza de los poros de la roca afectan al
tiempo de retención de los contaminantes. PRICE (1991) ha preparado una excelente
introducción a los acuíferos y aguas subterráneas, mientras que RAGHUNATH (1987)
ha publicado un monográfico más técnico y avanzado. REJCHARD et al (1990) han
revisado la gestión y evaluación de los riesgos de la contaminación en las aguas
subterráneas.

2A.3 Calidad

La calidad del agua subterránea depende de una serie de factores: (1) la naturaleza del
agua de lluvia, la cual puede variar considerablemente, especialmente en términos de
acidez debido a la contaminación y a los efectos del aerosol marino que afecta
especialmente a las zonas costeras; (2) la naturaleza de las aguas subterráneas existentes
las cuales pueden tener una edad de decenas de miles de años; (3) la naturaleza del suelo
a través del cual el agua debe de infiltrar; y (4) la naturaleza de la roca que forma el
acuífero.

En términos generales el agua subterránea consiste en un número de iones mayoritarios


los cuales forman los compuestos Éstos son el calcio, sodio, potasio, y en menor
cantidad hierro y manganeso. Todos éstos son cationes (tienen cargas positivas), los
cuales se hallan en el agua combinados con un anión (el cual tiene cargas negativas),
para formar compuestos denominados sales. Los aniones mayoritarios son el carbonato,
el carbonato ácido (bicarbonato), sulfato y cloruro.

La mayoría de los acuíferos en el país tiene aguas duras. La dureza total se debe a la
dureza del carbonato (o temporal) formado por la presencia de carbonato ácido de calcio
(CaHCO3) y carbonato ácido de magnesio (MgHCO3), mientras que la dureza no
carbonato (o permanente) se debe a otras sales de calcio o magnesio (Sección 4.6). Es
difícil generalizar pero los acuíferos calizos y de creta contienen altas concentraciones
de carbonato ácido de calcio, mientras que los acuíferos dolomíticos contienen
carbonato ácido de magnesio. Los acuíferos de rocas de sedimentación son
frecuentemente ricos en cloruro de sodio (NaCl), mientras que los acuíferos graníticos
tienen elevadas concentraciones de hierro. La concentración total de iones en el agua
subterránea, la conductividad, es frecuentemente un orden de magnitud superior a la de
las aguas superficiales. El Departamento de Medio Ambiente (1988) tiene publicado
una excelente revisión sobre la calidad del agua subterránea en Inglaterra y Gales.
La conductividad (la cantidad total de aniones y cationes presentes) también se
incrementa con la profundidad debido a la menor entrada de agua nueva que diluya la
existente agua subterránea y al mayor tiempo que se dispone para disolver los iones en
el agua subterránea. En las aguas muy viejas y muy profundas la concentración es tan
alta que son extremadamente salinas. Esta alta concentración en sales puede ocasionar
problemas en situaciones de sobreextracción o en situaciones de sequía cuando las
aguas subterráneas viejas y salinas pueden entrar en las perforaciones a través de
desplazamiento vertical, o debido a la intrusión de agua de mar en los acuíferos.

En términos de volumen de agua potable suministrada, los acuíferos cautivos son


orígenes de agua subterránea menos importantes que los acuíferos libres. No obstante,
ellos contribuyen con un volumen sustancial de agua para el abastecimiento y pueden
ser localmente la mayor fuente de agua de consumo. El agua subterránea en los
acuíferos cautivos es más vieja que en los libres y por eso se caracteriza por un menor
nivel de contaminantes, especialmente nitratos y contaminantes orgánicos, incluyendo
los pesticidas. Esta fuente tiene actualmente gran interés para diluir las aguas de otras
fuentes con altas concentraciones de contaminantes, un proceso conocido como mezcla.

Los acuíferos cautivos generalmente no se usan si se dispone de otra fuente alternativa


de agua debido a los bajos rendimientos de las perforaciones y a los problemas de
calidad, especialmente la alta salinidad en algunos de los acuíferos profundos, excesivo
hierro y/o manganeso, gases problemáticos como sulfuro de hidrógeno y el dióxido de
carbono, y la ausencia de oxígeno disuelto. Estos problemas se pueden superar con el
tratamiento del agua, aunque esto, combinado con el costo del bombeo, hace que el
agua de los acuíferos cautivos sea comparativamente más cara.
Un ejemplo de uno de los mayores acuíferos de Gran Bretaña es el acuífero de arenisca
de Sherwood en las East Midlands, el cual se compone de arenisca roja. Se descubre al
oeste de Noninghamshire, lo cual forma el acuífero libre, y se inclina uniformemente
hacia el este con una pendiente de 1 en 50. Está cubierto en el este por las limolitas de
Mercia para convertirse en un acuífero cautivo (Fig. 2.7).

Se han identificado tres zonas de aguas subterráneas en este acuífero. En la zona 1 el


agua subterránea es predominantemente moderna y no excede de unas pocas decenas o
centenas de años, mientras que en la zona 2 el agua subterránea tiene una edad
comprendida entre los 1.000 y los 10.000 años. En las zonas el agua subterránea fue
recargada hace 10.000 a 30.000 años. En este acuífero la velocidad media del agua
subterránea es muy lenta, justamente 0,7 m/año (EDMUNDS et al, 1982). Las
variaciones en las características químicas a través de estas zonas es la típica de
acuíferos libres y cautivos. Esto se aprecia en otros acuíferos importantes,
especialmente en el acuífero calizo de Lincolnshire en el este de Inglaterra donde la alta
concentración de nitratos en la zona de agua subterránea más joven es debido al uso de
fertilizantes artificiales en esta zona de agricultura intensiva. Hay grandes recursos de
agua subterránea debajo de las principales ciudades; en el Reino Unido éstos incluyen
Londres, Liverpool, Manchester, Birmingham y Coventry. Sin embargo, estos recursos
están especialmente en peligro por los focos de contaminación industrial, especialmente
disolventes y otros productos químicos orgánicos (Sección 4.3), también como
contaminantes más generales provenientes de colectores dañados y de escorrentías
urbanas. Estos recursos son potencialmente muy importantes, aunque debido a la
contaminación frecuentemente están infraexplotados (LERNEA y TELLAM, 1993).

2.4.4 Demanda y agua subterránea

La demanda de agua continuamente está creciendo de forma rápida en el sur de


Inglaterra. Sin embargo, existe ya un peligro de que los actuales ritmos de captaciones
en algunos de los ríos de las tierras bajas están alcanzando el caudal total en condiciones
de sequía. En algunas áreas localizadas esto ya se ha sobrepasado con unas graves
consecuencias medio ambientales. Hay actualmente una considerable oposición a
inundar valles para nuevos embalses, principalmente por la calidad del paisaje y
motivos estéticos, así el desarrollo del agua subterránea se ha propuesto como el camino
obvio a seguir Los defensores citan un número de hechos para apoyar esta proposición:
(1) la extracción de agua subterránea no afecta al valor o el actual uso de la tierra y
parece tener un bajo impacto medio ambiental; (2) los mayores acuíferos en Gran
Bretaña coinciden con los núcleos de mayores demandas de agua, donde los suministros
alternativos son escasos y los precios de los terrenos los más altos; (3) la construcción
de embalses y su gestión es mucho más cara que las extracciones de agua subterránea; y
(4) las grandes pérdidas de agua en los embalses debido a la evaporación en el verano
no suceden con las aguas subterráneas, y así es más eficiente en cuanto a utilización de
los recursos. Sin embargo en la práctica, parece poco probable que los recursos
existentes de agua subterránea puedan explotarse mucho más, con los acuíferos de creta
en particular, tales como el de la cuenca de Londres, comenzando a disminuir
seriamente. El incremento futuro de los suministros debe provenir de la conservación de
los suministros existentes, reutilización y una más prudente gestión de los suministros
de agua en general.
Por toda Europa los suministros de agua subterránea se están dejando de utilizar
conforme los niveles de contaminación exceden los límites legales o viene a ser
antieconómico el tratamiento con los métodos tradicionales de tratamiento de aguas
(OECD, 1989). El tratar la contaminación dentro de los propios acuíferos es
actualmente imposible aunque hay unos interesantes progresos. Por ejemplo, la
concentración de nitratos tiende a descender con la profundidad debido a la dilución.
Profundizando los pozos, o encerrando la parte superior de las perforaciones para
prevenir la contaminación desde las secciones superiores de los acuíferos, se asegura
que la mayor parte del suministro de agua se extraiga de la parte baja del acuífero donde
la contaminación es menor, así se asegura una reducción en la concentración de nitratos.
Esto es sólo una medida a corto plazo, pero recientes investigaciones han utilizado
pozos de limpieza pocos profundos, que se localizan alrededor de la perforación
principal del suministro, de forma que extraen el agua con alto contenido en nitratos y
previenen la contaminación del suministro. El agua con alto contenido en nitratos se
utiliza para regar, donde los nitratos son utilizados por las plantas. Esto puede reducir
los niveles de nitratos a largo plazo, especialmente en conexión con otras actividades
para mejorarla agricultura (Sección 4.2). Otras ideas incluyen el sembrar los acuíferos
con bacterias y materia orgánica para facilitar la desnitrificación anaerobia (donde el
nitrato se convierte en gas nitrógeno). Este proceso sucede de forma natural en algunas
partes de los acuíferos cautivos debido a la ausencia de oxígeno, de forma que la
filosofía es acelerar este proceso natural. Hay otras opciones, muchas de ellas todavía en
fase experimental que pueden ofrecer alguna esperanza en el futuro, especialmente a
escala local.

Para aquellos que quieran más información en hidrología hay disponibles excelentes
libros. Dos textos especialmente buenos son los de WANIELISTA (1990) y WARD y
ROBINSON (1990).

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