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Introducción

La vergüenza es una noción escurridiza. A pesar de que ha sido


estudiada de modo sistemático desde 1950, es bastante mejor
comprendida que su pariente cercano, la culpa. Sólo recientemente
han empezado a aparecer tratados importantes sobre las vergüenzas.

Algunas de las razones de este descuido son accidentes históricos.


Por ejemplo, Sigmund Freud, el fundador del psicoanálisis, enfocó su
atención más en la culpa que en la vergüenza. Posteriormente, los
antropólogos pensaron que la culpa era un sentimiento más profundo
y sofisticado que la vergüenza, y asumieron que la desarrollada
sociedad occidental no tenía o no necesitaba de la vergüenza.

Probablemente, la mejor explicación para la vaguedad del término sea


la respuesta natural de las personas a las experiencias vergonzosas:
encubrirlas y escapar de ellas. Lo último que desean las personas
profundamente afectadas por la vergüenza es hablar acerca de este
sentimiento. Con frecuencia esconden su vergüenza hasta en la
terapia, y prefieren hablar de su ira, tristeza o miedos. Es muy difícil
admitir los sentimientos de vergüenza. Y es igualmente difícil
confrontar a otros con ese sentimiento. El resultado es que los
individuos se aíslan de otras personas en el momento en que más las
necesitan: cuando se sienten muy desgraciados o avergonzados.

¿Qué es exactamente la vergüenza? Es más que un sentimiento. Es


un grupo de respuestas físicas (bajar los ojos o sonrojarse) mezcladas
con acciones predecibles (esconderse o alejarse de los demás),
pensamientos desagradables ("soy un fracaso") y desesperación
espiritual. Según nuestra definición, vergüenza es la creencia dolorosa
en una deficiencia básica en uno mismo como ser humano.

Esta guía se divide en tres partes. EN la primera intentaremos


aprender la experiencia de la vergüenza describiéndola
cuidadosamente y señalando el contraste entre la vergüenza normal y
constructiva (vergüenza que sirve para mejorar la vida) y los
problemas causados por el exceso de ella. Creemos firmemente que
la vergüenza puede ser un sentimiento saludable y útil (aunque muy
doloroso). Sin embargo, cuando se padece en exceso puede resultar
enfermizo. Las personas profundamente avergonzadas sufren mucho
y no pueden usar la vergüenza para mejorar su vida.

En la segunda parte se tratarán las cinco fuentes diferentes de


vergüenza:

. Nuestra constitución genética y bioquímica

. Nuestra cultura occidental

. Nuestra familia.

. Nuestras relaciones actuales.

. Nuestros propios sentimientos y conductas.

Una persona puede ver afectada por una o más de estas influencias.
Lo más importante es que no hay una sola fuente de vergüenza que
se pueda aplicar a todo el mundo. Muchas personas que padecen un
sentimiento profundo de vergüenza crecieron junto a padres
demasiado severos y críticos que I apoyaron a los hijos. Otros han
sido influidos por acontecimientos vergonzosos de su vida adulta,
como haberse casado con una persona que los agrede verbalmente.
En el caso de no pocas personas, la vergüenza parece provenir de
una predisposición genética; asimismo, puede reflejar un prejuicio
cultural o discriminación. Finalmente, algunas personas son las
mayores generadoras de su propia vergüenza, al agredirse a sí
mismas, casi siempre sin justificación real, aun cuando otras traten de
apoyarlas.

En la tercera parte de esta guía, aprenderemos algunos principios


para curar la vergüenza. La curación empieza por el entendimiento y
prosigue con la acción; para ello es necesario que:

. Adquiramos plena conciencia de nuestra ver

. Nos demos cuenta de nuestras defensas, contra la vergüenza,

. Aceptemos una cierta capacidad de sentir vergüenza como parte de


la condición humana.

. Nos fijemos metas positivas que nos ayuden a sustituir nuestra


vergüenza por autoestima.

Vergüenza y culpa

Se podría decir que la vergüenza y la culpa son emociones


interpersonales porque ambas nos indican que hay algo que está mal
entre nosotros y el resto del mundo. Las dos nos piden hacer una
cuidadosa revisión interna y hacer cambios en nuestras vidas. Se
parecen también en que las dos son útiles cuando se experimentan en
forma moderada, pero resultan dañinas cuando son demasiado
intensas. Vivir en demasía cualquiera de estas dos emociones puede
resultar abrumador.

Existen diferencias importantes entre la vergüenza y la culpa. La


primera es que la vergüenza se refiere al fracaso de una persona para
poder ser, mientras que la culpa apunta a una falla en el hacer. Las
personas dominadas por la vergüenza creen que hay algo
intrínsecamente malo en ellas como seres humanos, mientras que las
que tienen sentimientos de culpa piensan que han hecho algo malo
que debe castigarse. Desde luego es posible que una persona
experimente culpa y vergüenza al mismo tiempo. Por ejemplo, el
esposo que rompe sus votos de fidelidad probablemente sentir
remordimientos. Es posible que se diga a sí mismo que ha hecho algo
muy malo (lo cual es una admisión de culpa). También puede creer
que es débil, anormal o repugnante y que debe estar inherentemente
mal (todo esto indicativo de la vergüenza).

  

Otra diferencia importante es que las personas con sentimientos de


vergüenza generalmente se preocupan por sus deficiencias, mientras
que las que se sienten culpables se fijan en sus transgresiones. Los
que sienten vergüenza frecuente mente se ven a sí mismos como
seres inútiles, incapaces de alcanzar las metas que se han fijado en la
vida. Piensan que no son tan listos como sus compañeros de trabajo,
tan atractivos corno sus padres, tan bondadosos como sus socios ni
tan interesantes como sus amigos. En cambio, el individuo culpable
va. demasiado lejos, escriben Gerhart Piers y Milton Singer e su
libro Shame and Guilt ("Vergüenza y culpa"). Esta persona se dice a sí
misma: "Ojalá no hubiera hecho eso. He lastimado a otros y me siento
mal por ello."

La tercera diferencia entre vergüenza y culpa estriba en que la


persona con vergüenza teme el abandono, mientras que el culpable le
teme al castigo. El miedo al abandono que padece la persona con
vergüenza nace de su creencia de que nadie lo puede querer o valorar
por estar tan lleno de defectos. Las personas que no se gustan o no
se respetan, esperan frecuentemente que los demás las abandonen
en cuanto se den cuenta deque no son perfectas. Los que tienen
sentimientos de culpa esperan y temen el castigo porque han hecho
algo malo y deben pagar el precio. El castigo puede ser tan leve como
un manazo o tan severo como un encarcelamiento.

La vergüenza puede ser más difícil de curar que la culpa porque tiene
que ver con la persona más que con acciones específicas. La persona
con sentimientos de vergüenza se cura cambiando el concepto que
tiene de sí misma, logrando así respetarse y sentir orgullo de quien es.
El proceso normalmente largo y algunas veces doloroso, requiere
contemplar en profundidad nuestras suposiciones básicas sobre
nuestro lugar en el universo.

En ocasiones, los problemas de vergüenza y culpa están tan


entrelazados que es casi imposible distinguir uno de otro. La persona
que se pregunta: « pude (yo) hacer algo así?", podría estar
enfatizando lo mismo el "así" que el "yo". " pude (yo) hacer algo así?"
implica una preocupación por la conducta, la trasgresión y la culpa. "
pude (yo) hacer algo así?" implica una preocupación por la identidad,
las deficiencias y la vergüenza. Es muy probable que una persona se
haga las dos partes de la pregunta consecutivamente o incluso al
mismo tiempo. La culpa conduce a la vergüenza y viceversa.

Como lector de esta guía necesitarás ejercitar la paciencia.

Naturalmente desearás librarte de la vergüenza negativa lo más rápido


posible. Sin embargo, mientras lees estas páginas y piensas en la
vergüenza, parecerá que el problema se intensifica temporalmente.
Continúa con nosotros. Te enseñaremos a manejar la vergüenza
negativa y descubrirás cómo la vergüenza temporal es parte
importante de una vida sana.

Hemos decidido concentrarnos en el tema de la vergüenza en gran


parte porque se ha escrito mucho menos sobre ella que sobre la
culpa, y porque la primera ha sido muy mal comprendida. Nuestra
atención se centrará en cómo te ves a ti mismo y nuestro propósito es
ayudarte a aprender a valorarte más como un ser humano que tiene
algo importante que aportar al mundo.

CÓMO SUPERAR LA VERGÜENZA


Manual Práctico  
Basado en las Investigaciones de Ronald y  Patricia Potter-Efron 

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La vergüenza: fracaso del ser total

Una pequeña de dos años explora el mundo. Descubre un lugar en el jardín


donde con mucho entusiasmo se pone a cavar en la tierra, Se siente orgullosa
de su logro. "Mírenme -quisiera decirle al mundo-, miren lo que puedo hacer.
Soy muy lista."

"¡Ve cómo te has puesto! -le grita su madre. Mira este batidero. Estás toda
sucia, Cómo has puesto la ropa. Me has desilusionado mucho. Debería darte
vergüenza."
La niña se siente muy chiquita. Baja la cabeza y se queda mirando al suelo.
Contempla sus manos y su vestido sucios y empieza a sentirse sucia por
dentro. Cree que hay algo muy malo en ella, tan malo que ya nunca más
quedará limpia. Escucha el tono de desdén de su madre y se siente llena de
defectos,

Una joven de dieciséis años ha empezado a salir con un muchacho. Éste


parece ser todo un caballero y jamás trata de forzarla a hacer algo que ella no
quiera. Cada vez confía más en él. Durante las clases se pasan cartitas de
amor. En ellas el muchacho cariñosamente la apoda: "Mi niña sexy."

  

Un día en la escuela, un amigo de su novio le grita al pasar: "niña sexy, ¿cómo


estás?" De inmediato se da cuenta de que su novio debió haber enseñado sus
cartas a otros. Se siente muy humillada. Se sonroja por la pena. Quisiera huir
de ese lugar. Siente que todos pueden adivinar sus pensamientos, Más tarde
recibe una llamada de su novio. Quiere disculparse por lo que ha pasado. Sólo
que ahora ella está furiosa. "Aléjate de mí -grita. Nunca te perdonaré por lo que
has hecho. No volveré a hablar contigo jamás."

Un hombre de mediana edad tiene un empleo seguro en una empresa


pequeña, Sus oportunidades para mejorar son excelentes y con frecuencia el
supervisor se expresa muy bien de él. Sabe que sus compañeros tienen una
magnífica opinión de su desempeño en el trabajo.

Un día su jefe lo reprende a causa de un error que ha cometido. Quizá llegó


tarde a una junta o tal vez olvidó mandar una factura. Realmente se trataba de
una falla menor, Su jefe sólo quería llamarle la atención, no atacarlo.

A pesar de ello, el hombre se siente profundamente derrotado. "Sabe" que algo


está básicamente mal en él. Piensa que han descubierto que es un fraude, está
seguro de que todos piensan que no debería trabajar más en esa compañía.
Como no es perfecto supone que no vale nada. Se pasa las horas recordando
todos los errores que ha cometido en este y en otros trabajos, lo que lo hace
sentirse todavía peor. Se retira

a su oficina, cierra la puerta y se queda allí recluido el resto del día. Sabe que
nunca será lo suficientemente bueno.

Un hombre mayor pasa gran parte de su tiempo criticando a todo el mundo. Su


esposa es estúpida, su hijo es un flojo, su hija es una tonta, sus amigos son
vulgares y el mundo está podrido. No duda en decirle a los otros que él es más
listo y más sensato, y que en todo lo demás es también mejor que ellos.
Pregona por todos lados su sentimiento de superioridad. Realmente espera
que los demás le rindan honores.

Quizá esta imagen que proyecta convenza a algunos. Pero otros se dan cuenta
de que este hombre usa una m A través de su altanería y arrogancia pueden
ver a la persona insegura que se esconde detrás. Se percatan de cómo trata de
convencer al mundo de que él es mejor que los demás, cuando realmente
siente lo contrario. Debido a su desprecio hacia el resto del mundo, vivir cerca
de él es muy difícil. En lugar de adorarlo y rendirle honores, los demás se
alejan, lo evitan y no desean contarle nada sobre ellos.

Las cuatro personas de estos ejemplos comparten el mismo problema: el


sentimiento de vergüenza. Es tan doloroso, que a veces se siente en todo el
cuerpo. Existen diferentes tipos de vergüenza y nunca es exactamente igual en
un individuo que en otro. La vergüenza de la niñita, por ejemplo, es mucho más
física y menos intelectual que la del hombre mayor. El sentimiento de
humillación y de haber sido expuesta que ve la joven, contrasta con las dudas a
largo plazo del hombre de negocios. El hombre mayor esconde de sí mismo,
más que de los otros, su vergüenza, mientras que el hombre de negocios ha
mantenido la suya en secreto. En estos ejemplos, lo único que ocurre es que la
jovencita ha transformado su vergüenza en rabia.

La experiencia de la vergüenza tiene algunas características comunes:


respuestas físicas y definidas, pensamientos desagradables, conductas
problemáticas y gran sufrimiento espiritual.

 El componente físico de la vergüenza

El sentimiento repentino de una vergüenza enorme es una experiencia


abrumadora. Un momento antes uno se siente bien, lleno de energía,
autoestima y alegría, y repentinamente algo malo sucede; puede ser
algo tan trivial como advertir una mancha en la camisa o la blusa, o tal
vez algo más obvio como que nuestro jefe nos grite por un error
cometido. Son momentos en los que quisiéramos quedarnos
tranquilos y serenos, pues en estas situaciones nada desearíamos
más que responder con dignidad, gracia y compostura,

Quisiéramos que nuestros cuerpos cooperaran, pero en lugar de eso


sentimos que nuestra cara está muy caliente. Por alguna razón no
podemos hacer que nuestros ojos miren de frente, insisten en seguir la
dirección de nuestra cabeza, que apunta hacia el suelo. En ocasiones
se percibe una Opresión en el pecho. Al mismo tiempo el corazón
empieza a latir aceleradamente; en ese momento no tenemos control
sobre nuestro cuerpo. Algunos tenemos una sensación de vacío en el
estómago, y el tiempo parece arrastrarse con lentitud mientras nos
retorcemos presas de una aguda conciencia de nosotros mismos. Casi
no podemos hablar. Tenemos vergüenza.

  

Es bastante desagradable vivir este primer ataque de vergüenza. Sin


embargo, una vez que nos damos cuenta cabal estas sensaciones, es
posible que lleguemos a sentirnos peor todavía. Ahora nos
avergonzamos de nuestra vergüenza aunque tratemos
desesperadamente de calmarnos, nuestro cuerpo se niega a
obedecer. El calor de la cara se transforma en un incendio, nos
sonrojamos de pena. Nuestra mirada se dirige hacia abajo, tenemos
que luchar contra la terrible urgencia de escapar, de darle la espalda a
todo el asunto Quizá empecemos a sentir nausea En realidad, nos
estamos enfermando por causa de nuestra vergüenza.

No todos los ataques son tan dolorosos. Pero se puede decir que casi
siempre es un evento físico, Las formas más sutiles incluyen breves
vacilaciones en el lenguaje, mirar hacia otro lado mientras se habla
con alguien, cambios ligeros de conversación y una sensación
imperceptible de rubor e incomodidad. La vergüenza es ante todo un
sentimiento.

Hay otras dos respuestas físicas comunes en un ataque de


vergüenza. Primero, la sensación de hacernos cada vez más
chiquitos. Segundo, la impresión de que las personas que nos rodean
se hacen más grandes, más fuertes y peligrosas. Es como si nos
encogiéramos. Lo que realmente pasa es que nos hemos
empequeñecido, instintivamente ocupamos me nos espacio
encogiendo nuestros brazos y piernas. Tratamos de protegernos
haciéndonos chiquitos. Todos los que han experimentado estas
sensaciones nos dicen que cuando se avergüenzan se sienten como
niños pequeños.

Las personas avergonzadas se sienten vulnerables, desprotegidas y


expuestas aun a pesar del esfuerzo por retraerse. Esto es mucho más
que un pensamiento: es una respuesta corporal que suele ser muy
incómoda. La mirada de los demás es como algo tangible que casi las
toca. Es como si la piel se volviera transparente de modo que los otros
pueden ver a través de ellas. La persona avergonzada desearía
intensamente volverse invisible. En cambio, se siente completamente
abierta a la inspección de los demás.

Pero la vergüenza es más que un sentimiento. Los sentimientos


desconcertantes suscitan pensamientos dolorosos con los que por lo
general ya está muy familiarizada la persona avergonzada y que sólo
aumentan sus problemas. Estos pensamientos confirman los
sentimientos de devaluación que son característicos de la vergüenza.

Pensamientos sobre la vergüenza

La vergüenza produce sentimientos tan poderosos que fácilmente


subestimamos la importancia de nuestros pensamientos al registrar,
etiquetar y hasta aumentar esa emoción. Con frecuencia los
especialistas escriben que la vergüenza es un sentimiento mucho más
físico que la culpa, que ésta sucede en la cabeza, mientras que la
vergüenza ocurre en nuestro cuerpo. Hay algo de verdad en tal
argumento. Las personas con sentimientos de vergüenza
generalmente se sienten tan mal, que no desean profundizar en su
experiencia. Quieren librarse de esos sentimientos tan rápido como
sea posible. ¿A quién le interesa pensar en sus sentimientos de
vergüenza?

Sin embargo, la vergüenza también tiene mucho de proceso mental.


Sí pensamos en ella y, a veces, no podemos evitar recordar los
momentos embarazosos, las derrotas y las humillaciones.
Terminamos diciéndonos cosas horribles ("tonto", "idiota", "arpía",
etcétera) que sólo agregan más carga a nuestra vergüenza. El odio a
uno mismo se desarrolla de esta manera, con un insulto a la vez.

  

Aquí presentamos algunos pensamientos que quienes se sienten


avergonzados comúnmente utilizan para dirigirse a si mismos:

. Soy defectuoso (dañado, roto, un error, imperfecto).

. Soy sucio (manchado, feo, inmundo, impuro, asqueroso.


repulsivo).

. Soy incompetente (no soy lo suficientemente hábil, soy inepto,


nada efectivo, inútil).

. Nadie me quiere (nadie me ama, nadie me aprecia, nadie me


estima)

. Merezco que me abandonen (que me olviden, que no me


quieran, que me dejen fuera).

. Soy débil (insignificante, impotente, pequeño endeble).

. Soy malo (atroz, espantoso, malvado, vil).

. Soy digno de lástima (despreciable, infeliz, insignificante).

. Soy nada (no valgo, soy invisible, imperceptible, vacío).

. Merezco las críticas (que me condenen, me desaprueben, me


destruyan).
. Me siento avergonzado (desconcertado, humillado, mortificado,
deshonrado).

Las personas que sufren una profunda vergüenza tienen estos


pensamientos con bastante regularidad. De hecho, suponen que todo
el mundo se ve a sí mismo como intrínsecamente malo, imperfecto y
avergonzado. También están bastante seguras de que los demás
coinciden con la evaluación que h hecho de ellas mismas. Creen que
su familia y todos los se relacionan con ellas también piensan lo
mismo. Esperan que los demás las ridiculicen y las desprecien porque
creen que merecen su reprobación. Si por casualidad, reciben halagos
en lugar de críticas, es fácil que los rechacen (si su igual que ala
persona que se los hace (Sólo se está burlando de mí haciéndome
creer que le gusta lo que hago).

Estos pensamientos negativos agravan la vergüenza. Confirman a los


que los padecen que siempre han sido avergonzados, deberán
continuar siéndolo, no podrán escaparse de la vergüenza, y siempre la
padecerán. Le indican a la persona avergonzada que es diferente de
los demás.

Acciones relativas a la vergüenza

¿Qué puede hacer una persona para librarse de los sentimientos de


vergüenza? ¿Cómo puede aliviar su sufrimiento? Aquí hablaremos de
las respuestas negativas a la vergüenza. Las respuestas positivas (lo
que se puede hacer para convertir la vergüenza en poder) se tratarán
más adelante. Las respuestas negativas incluyen parálisis, falta de
energía, escapismo, alejamiento, perfeccionismo, censura o afán de
criticar y rabia. Explicaremos cada una de ellas.

La parálisis la persona con fuertes sentimientos de vergüenza puede


llegar a paralizarse, a no poder hacer nada. Desearía poder
defenderse de sus acusadores, pero ninguna palabra le viene a la
mente. Si pudiera movilizar su energía trataría de huir. Está
bloqueada. Su parálisis intensifica sus sentimientos de vergüenza,
justifica los insultos que se hace a sí misma por no ser lo
suficientemente fuerte para defenderse.

  

La falta de energía: la vergüenza bloquea la energía al mismo tiempo


que disminuye la autoestima. Casi todos los que la padecen se
desmoronan lentamente ante un ataque de vergüenza.  Se sienten
empequeñecer, más débiles y menos potentes Realmente están
disminuidos.

El escapismo: la persona con vergüenza desea intensamente poder


escapar. Se siente abrumada por la situación social en la que se
encuentra Igual que el hombre de negocios y la adolescente de los
ejemplos la mayoría intentara alejarse de los demás. Buscan lugares
privados y seguros, lugares donde nadie pueda ver sus vergüenza.
Las personas profundamente, avergonzadas pueden volverse muy
privadas y preferir pasar su tiempo a solas.

El alejamiento esta respuesta es más sutil que una simple huida. A


veces los individuos crean máscaras muy elaboradas para cubrir su
ser verdadero, Sonríen mucho, siempre tratan de complacer a los
demás, dan la impresión de tener mucha seguridad y estar a gusto
con ellos mismos. Convencidos de que los demás los despreciarían si
pudieran descubrir cómo son en la realidad, siempre tratan de
esconder su vergüenza. Se alejan emocionalmente.

El perfeccionismo, las personas con vergüenza piensan que si nunca


cometen un error no tendrán porque sentirse avergonzadas por lo que
se convierten en perfeccionistas. Sin embargo, están atrapadas en su
propia humanidad. Los seres humanos cometen errores, pero para
estas personas el error significa vergüenza. No pueden permitirse el
lujo de ser simplemente humanos y tampoco pueden quedarse cortos
en lo que hacen.

La censura o afán de crítica: las personas con vergüenza


frecuentemente se vuelven muy críticas de los demás. Parecen
ansiosas de señalar las debilidades de quienes las rodean, igual que
el hombre mayor del ejemplo. Es como el mago que repentinamente
saca una moneda detrás del oído de un espectador.

"¡Abracadabra! -dice. Lo que era mío ahora es tuyo."

"¡Abracadabra! -dice el sempiterno crítico, Ahora mi vergüenza es


tuya."

No sólo se libera la persona criticona de estos malos sentimientos,


sino que realmente llega a creer que es mejor que los demás. Quizá
necesite sentirse superior para no verse inundada por los sentimientos
de inferioridad.

La ira: esta es otra repuesta a la vergüenza. La mejor manera de


defenderse contra la humillación, consiste en atacar al su puesto
atacante. La persona que está llena de ira puede enfurecerse por la
más ligera afrenta a su dignidad. Por ejemplo, puede emprenderla
contra el anfitrión que olvida su nombre, contra el cónyuge que saluda
a un antiguo compañero, contra los que representan alguna
"autoridad" sólo porque tienen poder, y contra sus hijos sólo porque
demandan su atención. Aquellos que tienen una mezcla de vergüenza
con ira se vuelven abusivos verbal o físicamente. Atacando la
personalidad de los demás, defienden sus frágiles identidades,

La vergüenza: crisis espiritual

La vergüenza involucra un fracaso del ser en su totalidad. La persona


consentimientos de vergüenza piensa que no debería existir. No es
que haya hecho algo malo (eso es la culpa), sino que cree firmemente
que es inadecuada. Esta persona es una vergüenza, y no solamente
está avergonzada.

Lo que encuentra la persona con sentimientos de vergüenza en su


centro es una crisis espiritual. ¿Tiene, acaso, derecho a existir? ¿Es
un error espantoso que nadie reclamaría? ¿Incluso Dios lo dejaría
desamparado? ¿Es un ser indigno de recibir amor? Cuando la
vergüenza está en su momento más fuerte muchas personas
responderían afirmativamente a cada una de las preguntas anteriores.

La vergüenza nos priva temporalmente de nuestra humanidad porque


empezamos a pensar que somos menos que humanos, como si no
estuviéramos plenamente vivos. Perdemos el sentido de comunión
con los otros, como también nuestras conexiones con un Poder
Superior y terminamos aislados de todas las fuentes de consuelo.
Sentimos una tremenda soledad en el mismo centro de nuestro ser.

  

La persona con vergüenza se siente completamente devaluada:


piensa que vale menos que cualquiera de los que la rodean, que
realmente no vale nada. Se ve a sí misma como una carga para los
demás, como un problema en sus vicias. Quizá tenga la esperanza de
que otros la toleren, pero no se ve ninguna posibilidad de que sientan
deseos de abrazarlas. En los momentos más críticos, es incapaz de
descubrir en sí misma algo que valga la pena. Incluso puede llegar a
pensar en el suicidio.

Un sentimiento de vacuidad acompaña a los sentimientos de


devaluación. Muchas veces estas personas se sienten ahuecadas.
Creen que son una "nulidad" y carecen de identidad propia. Usan una
máscara para ocultar su vergüenza y su vacío. Han perdido el alma a
causa de la vergüenza.

Algunas personas que padecen la vergüenza aparentan ser


arrogantes. Actúan como si fueran balones inflados, tan llenos de
orgullo que parecen flotar sobre la tierra. Pero ninguna inflación del
ego puede deshacer el daño causado por la vergüenza, Continúan
sintiendo el vacío y aunque intenten disimular el sentimiento de
devaluación que acompaña la vergüenza profunda, ésta permanece
hasta que pueda tratarse con honestidad.

Sumario

La vergüenza tiene muchos componentes. Primero consiste en un


sentimiento doloroso que involucra la cara y el cuerpo entero: Los
pensamientos desagradables preceden, acompañan y siguen a las
sensaciones físicas. Un individuo con vergüenza puede paralizarse a
tal grado que ya no puede actuar. Si le es posible, generalmente se
alejará de los demás ya sea física o emocionalmente. También sufre
una crisis espiritual en que se siente menos que humano, separado de
los demás y de un Poder Superior.

Ejercicio 1

Compara tus experiencias de la vergüenza con las de los cuatro ejemplos del
principio de la sección. Anota tus respuestas en una hoja aparte.

1. ¿La respuesta crítica, repentina o dura de alguna persona te ha dejado


sintiéndote como si fueras una persona mala o ruin, a pesar de que no hayas
hecho nada malo? ¿Qué fue lo que pasó?

2. ¿Alguna vez te has sentido traicionado o humillado por alguien? ¿Cómo


respondiste, retirándote, enojándole, o las dos cosas? ¿Qué pasó? En ese
momento, ¿cómo te sentiste contigo mismo?

3. ¿Has sido muy crítico contigo mismo aunque hayas cometido un error
insignificante? ¿Qué pasó? ¿Qué tipo de insultos te dirigiste? ¿Qué pensaste
de tu autoestima?

4. ¿Alguna vez te has puesto a criticar a otra persona, haciendo notar para ti
mismo (y tal vez para la otra persona) cuánto mejor es ser como tú que como él
(o ella)? ¿Has criticado a los otros con mayor frecuencia cuando te sientes
desdichado contigo mismo? ¿Te has dado cuenta de que algunas de las faltas
que has criticado en los demás te recuerdan tus propias conductas y
pensamientos?

  
Ejercicio dos

Toma un minuto para examinar las sensaciones físicas que relacionas con la
vergüenza. Recuerda alguna ocasión cuando te hayas sentido empequeñecido,
observado, traspasado por la mirada de otros, expuesto. Trata de recordar
alguno de los sentimientos de ese momento. ¿Hacia dónde dirigiste la mi rada?
¿Qué hiciste con las manos? ¿Cómo sentiste la cara?, ¿el estómago?,
¿sentiste calor o frío? Ahora respira profundo tres veces y, al soltar el aire, deja
que esos sentimientos salgan de ti, dirigiéndolos hacia el piso. Describe lo que
sientes.

Ejercicio tres

¿Cómo afecta la vergüenza a tu autoestima? Anota cada frase que represente


los pensamientos o ideas que experimentas cuando tienes vergüenza.

. No tengo derecho a existir.

. Soy inadecuado.

. Algo en mí está mal.

. No merezco que me quieran.

. Soy una equivocación.

. No pertenezco.

. Merezco ser abandonado.

. Soy feo.

. Soy sucio.

. Soy una carga para los demás.

. Yo no cuento.

. No soy nada.

. Merezco que me critiquen.

. Nadie me quiere.

. No valgo nada.

. Estoy deshonrado.
. No soy lo suficientemente bueno.

. Me siento humillado.

. No debería ser.

Cada una de estas declaraciones dificulta que puedas sentirte adecuado y útil
en el mundo.

Ahora escribe tres cualidades tuyas. Anota todo lo bueno relacionado con tu
persona, o las cosas que otros, que pueden verte con mayor objetividad,
consideran. Recuerda que los sentimientos de vergüenza crean ideas y
actitudes dolorosas acerca de nosotros mismos que a menudo no son
verdaderas.

Cuando la vergüenza es positiva

"Nunca olvidaré ese día, cuando gané la competencia regional y pasé


a la estatal, pensé que era el mejor atleta del mundo. M sentí muy
humillado cuando ni siquiera llegué a las finales. Pero ahora, cuando
miro hacia atrás, casi me alegro de haber perdido Ese día aprendí que
tendría que trabajar muy duro para lograr algo en mi vida. Hasta
entonces todo se me había dado gratis".

Él ya no podía soportar la vergüenza. Todos los días su esposa le


repetía que era un fracaso en su carrera y un padre nefasto, además,
incluso temía llegar a su casa. El sentimiento de fracaso cada vez más
intenso. Finalmente, se dio cuenta de que tenía que poner atención a
su vergüenza. Necesitaba confrontar los problemas en su matrimonio,
pues de lo contrario nunca se libraría de ese sentimiento terrible y
opresivo que limitaba su estabilidad individual y familiar.

Ella tenía un excelente trabajo como gerente de la fábrica y su futuro


parecía asegurado. Desafortunadamente, su vergüenza parecía decir:
"Tú sabes que esto no es lo que querías hacer con tu vida, te
satisfaces con poco al no terminar tu educación."

  

"Yo comía todo el tiempo cuando me sentía mal. Huía de mis


sentimientos, muy especialmente de mi vergüenza. Ahora comprendo
que la vergüenza forma parte de mí. En lugar de huir de ella, me doy
tiempo para escuchar lo que mi cuerpo está tratando de decirme.
Tengo menos miedo de la vergüenza que antes."
El término vergüenza positiva puede parecer contradictorio.
Podríamos preguntamos: ¿qué puede tener de bueno un sentimiento
tan desagradable? Es necesario comprender que la vergüenza puede
ser muy valiosa siempre y cuando no nos avasalle. La persona que la
experimenta adquiere una aguda conciencia de quién es ella y de los
límites entre su persona y los otros. Carl Schneider escribe en Shame,
Exposure and Privacy ("Vergüenza, exposición y privacía") que sin ella
no existirían la privacía y la intimidad. La vergüenza también
promueve la humanidad, la humildad, la autonomía y la competencia.
Algunos sentimientos de vergüenza al igual que otros sentimientos
dolorosos como la ira, la tristeza y el miedo nos indican que algo muy
malo sucede en nuestras vidas por lo que nos motivan para cambiar.

La vergüenza excesiva es un sentimiento negativo. Puede hundir a


una persona en un pozo de odio a sí misma, de desesperación y
devaluación. Las aleja de los demás de modo que las relaciones
personales se dañan o se abandonan. La vergüenza excesiva es un
factor paralizante, como cuando una persona se dice a sí misma:
"Tengo tantos defectos que nunca podré mejorar. Más vale que me
rinda."

No tener suficiente vergüenza también es muy negativo.

Estas personas no tienen una idea muy clara de quienes son. No


comprenden la necesidad de límites de los demás. La intimidad con
ellas se dificulta porque ésta requiere de privacía y modestia,
cualidades que en este tipo de personas están casi o totalmente
ausentes.

Por el contrario, la vergüenza positiva es un estado temporal que nos


avisa que algo está realmente mal en nuestras relaciones con el
mundo. Nos indica que la conexión entre nosotros y los demás, se ha
roto y que necesitamos repararla. La vergüenza positiva es como un
buen amigo que no teme decirte que estás echando a perder tu vida.

Algunas veces tendrá que decirte la verdad, aunque sea dolorosa para
los dos. Este amigo te demuestra su amor y respeto proporcionándote
apoyo cuando estás en problemas. Muestra su valor confrontándolos
antes de que sean irremediables.

Para usar en forma constructiva nuestra vergüenza tendremos que


desarrollar la capacidad para escuchar los importantes mensajes que
recibimos junto con ella. Algunos de estos mensajes son:
. "Por el momento no estás alcanzando tus metas. ¿Podrías h algo de
modo distinto para sentirte mejor?"

. "Ahora te sientes expuesto y vulnerable, Asegúrate de poder confiar


en estas personas."

. "Piensas que no eres lo suficientemente bueno. ¿Qué está pasando


contigo ahora?"

Estas son comunicaciones valiosas que no deben ignorarse. Pero son


sólo mensajes temporales. La vergüenza positiva nos indica que algo
no está bien en este momento y nos invita a e nuestra vida y tal vez
cambiar nuestros pensamientos o acciones. La persona que puede
escuchar lo que su vergüenza le dice y actuar en consecuencia, en
vez de huir de ella, eventualmente se sentirá mejor consigo misma. La
persona que se hace amiga de su vergüenza poco a poco se
respetara màs.

Vergüenza positiva y autoconciencia

La vergüenza es una gran maestra. La persona que pasa un momento


de vergüenza puede aprender mucho acerca de sí misma y de los
demás. Por ejemplo, el hombre de la primera sección que se siente
derrotado a la menor crítica de su jefe ha descubierto que duda de su
derecho de ser un hombre de negocios exitoso.

La persona con sentimientos de vergüenza está muy consciente de sí


misma, de su apariencia, modales, hábitos y ex presiones; se observa
y se juzga, aun mientras se preocupa por lo que los demás piensan de
ella. Como la adolescente que pasa horas frente al espejo, la persona
con vergüenza se escudriña para hallar defectos. Está consciente de
una gran variedad de imperfecciones no sólo en su apariencia, que es
lo más importante, sino en sus acciones y en sus relaciones con los
demás. La persona con vergüenza puede usar este conocimiento para
cambiar lo que dice y hace.

La vergüenza es un sentimiento incómodo, Esta es la razón por la cual


los que están paralizados por ella, la usarán para cambiar su
conducta. Algunos de estos cambios pueden ser relativamente poco
importantes, como usar ropas más apropiadas en una reunión social
para evitar futuros momentos vergonzosos. Pero la vergüenza también
atrae nuestra atención a asuntos mucho más serios.
  

. La persona con vergüenza que se da cuenta de que ha escogido la


carrera equivocada, debe encarar la amarga verdad para poder
continuar con su vida.

. La persona que se siente espiritualmente vacía, puede transformar


este sentimiento en la búsqueda de una experiencia religiosa más
profunda.

En nuestra práctica terapéutica hemos notado una cosa: la vergüenza


debe encararse con valor para poder ser útil. La persona que está
aterrorizada por la vergüenza y sólo pretende evitarla, únicamente
obtiene de ella miedo y dolor. La que se enfrenta a ella crece y
atraviesa su incomodidad para llegar a una conciencia más rica y
significativa de quién es y qué hace en este planeta.

Como la vergüenza es un sentimiento de fracaso total y no se limita


sólo a una o dos acciones que hayamos tomado, es muy fácil que nos
sintamos desanimados y pesimistas cuando tratamos de enfrentar los
problemas causados por ella. Puede se muy difícil cambiar estos
sentimientos porque se ubican en el mismo centro de la existencia de
la persona. La vergüenza es tenaz; sin embargo, no tiene que ser una
condición permanente. Los que le prestan atención cuidadosa sin
dejarse intimidar por ella, descubrirán el enorme valor de ese estado
temporal la que a la desesperación.

La vergüenza positiva y las relaciones

La persona dominada por la vergüenza con frecuencia cree que hay


algo básicamente equivocado en la manera como se relaciona con los
demás. Piensa que merece el rechazo, que socialmente es un fracaso
y cuando se compara con otros, tiende a fijarse solamente en sus
debilidades. Probablemente se ve a sí misma como menos inteligente,
bien parecida y atractiva de lo que realmente es. La persona
extremadamente vergonzosa siempre está consciente de tales
deficiencias.

Pero la vergüenza positiva es moderada y temporal. La mayoría de las


personas sienten este tipo de vergüenza cuando surge un problema
entre ellos y al menos alguna otra persona. Este sentimiento puede
ser necesario para que alguien se dé cuenta de que tiene problemas.
Repetimos, la vergüenza positiva conduce a la autoconciencia que a
su vez promueve que las relaciones funcionen bien.

  

 La vergüenza puede motivar el cambio personal

Los resultados de la vergüenza pueden tener diferentes grados de


importancia. No es muy grave que una persona repentinamente
reconozca que ha hecho el ridículo bromeando con demasiada
frecuencia, aunque en ocasiones podría ser algo muy importante si se
da cuenta de que ha tratado de llamar la atención humillándose a sí
misma. Su repentina vergüenza, causada por estas conductas,
eventualmente podrá ayudarla a enfrentar el mundo con dignidad y
respeto a sí misma. Es así como tal sentimiento motiva el cambio
personal.

La posibilidad de sentir vergüenza está siempre presente en nuestras


relaciones con los demás. Ese sentimiento puede advertirle a una
persona que se retire de una relación y que trate de entender lo que
ha estado mal, La experiencia de la vergüenza incluso puede forzar a
alguien a cuestionar el valor de mantener una relación. Por ejemplo, si
cada vez que una mujer se encuentra con alguien y esa persona le
provoca sentimientos de vergüenza, debe reconocer que la relación
está fundamentalmente dañada. Las relaciones que giran al rededor
de la vergüenza son enfermizas; las que no pueden transformarse en
relaciones basadas en el respeto y la dignidad mutuas deben ser
interrumpidas por conveniencia de ambas partes.

Los patrones de vergüenza pueden corregirse

La mayoría de las relaciones ocasionalmente caen en patrones de


vergüenza; cuando un miembro de la pareja insulta al otro, éste
responde ignorando el comentario. La vergüenza que experimentan
uno o los dos miembros de la pareja actúa como una señal de que la
relación se ha dañado. El mensaje en su forma más sencilla es este:
"Lo que acaba de pasar me ha provocado vergüenza, debemos
detenernos antes de herirnos más."

La vergüenza conlleva un sentido de urgencia. El individuo con


vergüenza estará fuertemente motivado para hacer algo a fin de
entirse mejor. Las relaciones en que los dos miembros de la pareja
son sensibles a la vergüenza, mejorarán a la larga cuando cada uno
atienda cuidadosamente el dolor del otro.
La vergüenza puede actuar en forma paradójica. Al principio, la
persona con vergüenza desea escapar de los demás pero, en última
instancia, busca restablecer el contacto. Se siente alejada, sin
embargo de alguna manera espera regresar al calor de la familia y los
amigos. La vergüenza positiva guía al solitario de regreso a la
comunidad.

La vergüenza positiva es una gula para vivir

Para la mayoría de las personas la vergüenza es una experiencia muy


fuerte pero que puede manejarse. No se trata de sobrevivir a ella
simplemente, hay que hacer mucho más. La vergüenza moderada
puede ayudar a descubrir (y redescubrir) verdades importantes de la
vida.

Cuatro de estas verdades son los principios de humanidad, humildad,


autonomía y competencia.

. El principio de humanidad: todas las personas pertenecen a la raza


humana; ninguna está completamente do minada por la vergüenza, ni
es algo menos que humana o un dios a diferencia de todos los demás.
No existe la inferioridad y la superioridad.

. El principio de humildad: ninguna persona es intrínsecamente mejor


o peor que cualquier otra persona.

. El principio de autonomía: cada persona posee algún control sobre


sus propias acciones, pero muy poco sobre la conducta de los demás.

  

. El principio de competencia: cada persona puede esforzarse por ser


"suficientemente buena" sin tener que ser perfecta o fracasar a causa
de la vergüenza.

Este material será descrito con detalle más adelante. Por ahora, sólo
queremos enfatizar que la vergüenza puede ser valiosa. ¿Qué
persona podría descubrir su sentido básico de humanidad si triunfara
en todo lo que emprendiera ¿Quién podría aceptar los límites de la
condición humana si nunca experimentara vergüenza? Ésta
consistentemente desinfla los egos antes de que se llenen de orgullo y
arrogancia hasta el grado de perder el contacto con otras personas.

La vergüenza positiva y el sentido del humor están relacionados


Si podemos reírnos de nosotros mismos, podremos sacar ventaja de
la vergüenza. ¿Podemos darnos cuenta de la ironía que representa
ver que hay seres humanos que se sienten como si fueran un regalo
de dios a la humanidad, o como lo más bajo que se haya arrastrado
jamás por la tierra?

A continuación exponemos un ejemplo ocurrido en nuestras propias


vidas sobre el valor de la vergüenza. Hace unos cuantos años le
pidieron a Ron que asistiera a una junta muy "importante" en la
universidad donde daba clases. Por la mañana se vistió con su mejor
traje y se dirigió a la universidad. Cuando llegó a las escaleras que
conducen al salón de juntas estaba muy seguro de su propia
importancia. Lleno de orgullo falso, subió corriendo las escaleras
esperando que mucha gente se fijara en él. Elevó la cabeza para
reflejar sus sentimientos de u y quizá, debido a ello, se tropezó y cayó
al suelo.

Al momento de caer pensó: "Espero que nadie me esté mirando":


¡Qué contraste! Un momento antes quería que todos lo vieran y, al
siguiente, sólo deseaba volverse transparente.

Su repentina vergüenza temporalmente lo hizo sentir como el mayor


tonto del mundo.

Sin sentido del humor, esta "caída de la gloria" pudo haber sido
desastrosa. Una persona con fuertes sentimientos de vergüenza
podría pensar que este accidente demuestra que es una mala persona
que merece ser humillada en público. Ron piensa que el mensaje que
se deriva de este incidente es que no es tan gran cosa como le
gustaría ser, ni tan atroz como se siente cuando se avergüenza de su
torpeza. Simplemente es un ser humano.

Sumario
De una u otra forma todos nos enfrentamos a la vergüenza. No es ni
siempre buena ni siempre mala, lo importante es lo que hacemos con
ella. Cuando se reconoce, se acepta y se usa para investigar nuestra
relación con nosotros mismos y con los demás, es un sentimiento
benéfico. La vergüenza moderada promueve la conciencia de uno
mismo y un reconocimiento de las relaciones. Puede servirnos como
guía para llevar una vida plena y significativa.

Se necesita tener un poco de vergüenza para convertirnos en


miembros que aportan algo a nuestra sociedad. Es mejor cuando la
recibimos en dosis pequeñas o moderadas que no nos desesperen.
En lugar de evitarla y temerla deberíamos darle la bienvenida. Es
necesario familiarizarnos con ella. Desafortunadamente, en los
terrenos de la vergüenza algo puede salir mal. La vergüenza
avasalladora puede dañar al individuo irreparablemente, y la falta de
ésta puede restarle calor humano. Discutiremos estos temas en las
siguientes secciones.

Ejercicios

Ejercicio uno

Cuando Ron se cayó en las escaleras, la vergüenza le recordó que


era un simple ser humano, no la criatura más importan te del mundo.
También aprendió que es necesario tener sentido del humor para
contemplar sus acciones con cierta perspectiva. ¿Alguna vez has
tenido una experiencia similar que te ayude a darte cuenta de que no
eres ni mejor ni peor que los demás? Descríbela por escrito.

Ejercicio dos

Susana discutió con Gregorio. En vez de ser justa, trató de


avergonzarlo para que hiciera lo que ella quería, diciéndole que era un
"estúpido" y un "egoísta" por tener sus propias ideas y opiniones.
Después Susana sintió vergüenza por haberlo insultado y por tratar de
manipularlo. Esta "vergüenza positiva" la ayudó a reconocer que debía
cambiar su conducta. ¿Has tratado de avergonzar a alguien
insultándolo o degradándolo? ¿Cómo te sentiste después? ¿Cómo
podrías haber usado la vergüenza positiva para alterar tu conducta?
Escribe tu experiencia.

  

Ejercicio tres

Roberto pintó su cabaña deprisa, tan solo le interesaba terminar.


Cuando revisó el trabajo, se dio cuenta que la pintura estaba desigual.
Además había salpicado pintura blanca sobre Los marcos rojos de las
ventanas y en la manija de la entrada.

En lugar de sentirse aliviado por haber terminado, se sintió


avergonzado de cómo había quedado. Su descuidado trabajo
sencillamente no era lo suficientemente bueno, no estaba a la altura
de sus posibilidades.

Usó el sentimiento de vergüenza para motivarse a emparejar la pintura


y limpiar los marcos de la ventana y la manija de la entrada. Cuando
terminó se sintió a gusto con el trabajo que había hecho. ¿Alguna vez
has tenido la experiencia de beneficiarte de tu vergüenza de forma
similar al ejemplo? Anótala.

Vergüenza negativa: personas dominadas por ella

Una mujer de treinta años ha consultado a tres psicólogos en los


últimos cinco años. Su queja siempre ha sido la misma: "No importa ya
lo que haga, no importa lo que lea o con quien hablo, el caso es que
siento que no valgo nada. Estoy segura que nadie podría amarme
jamás porque no tengo ninguna cualidad. Me siento totalmente
fracasada. Me odio."

Un hombre de mediana edad carece de una identidad propia. Se


esfuerza por complacer a todas las personas con las que se trata de
ser como ellas quieren que sea. Usa tan bien una máscara afable, que
incluso ni él mismo sabe lo que pasaría si se despojara de ella. Cree
que si los demás pudieran ver a través de su máscara, descubrirían
que no vale nada y que es un ser repulsivo, Está convencido de que
no querrían volver a verlo. Esa carencia de identidad se traduce en
una viciosa dependencia de artificios.

  

La vergüenza crónica e implacable es devastadora. No tiene ningún


parecido con la vergüenza normal y sana descrita en la sección
anterior. Para las personas que se dejan dominar por ella es muy
difícil curarse. Atrapadas en sentimientos de devaluación,
inadecuación y desesperación dudan de su propio valor como seres
humanos. Se juzgan a sí mismas sin piedad, y frecuentemente tratan
de ser perfectas en un intento desesperado por librarse de la
vergüenza.

¿Cómo es el proceso por el cual las personas se convierten en seres


dominados por la vergüenza? La respuesta más honesta es que nadie
sabe exactamente qué atrapa a estos individuos en este dominio.

Cierto, muchas personas crecen en familias en las que las


humillaciones, ataques personales y amenazas de abandono son cosa
de todos los días. Otros, como adultos, se encuentran atrapados en
relaciones enfermizas de vergüenza con sus parejas o jefes y poco a
poco van perdiendo su autoestima. Cualquiera que sea el origen
histórico o inmediato de la vergüenza, las personas que están
dominadas por ella han aprendido a humillarse a sí mismas
repetidamente. Generalmente creen que los demás las desprecian.
Sin embargo, la clave es que se desprecian a sí mismas más de lo
que pueda hacerlo cualquier otro.

Exploraremos las diferentes fuentes de la vergüenza en una sección


posterior. El propósito de esta sección es describir las conductas y
pensamientos de las personas dominadas por ella. También
señalaremos los diferentes mecanismos que usan para sobrevivir.

El mundo de la persona 
dominada por la vergüenza

La persona dominada por la vergüenza se ve a sí misma pro funda y


permanentemente dañada. 'Sabe' que no es como los otros. "Sabe"
que es diferente, "Sabe" que es tan mala que no tiene remedio. "Sabe"
que es algo menos que humana. "Sabe" que nunca se le permitirá
reunirse con otros en un mundo de amor, respeto y orgullo.

Esta persona está atrapada por su vergüenza, no se da cuenta de que


éste es un estado temporal y que puede ser una ayuda para aprender
y crecer. Cree que su vergüenza es una condición irreversible e
interminable, que su destino en la vida es sufrirla, y que es
esencialmente un ser lleno de defectos. Ha creado un mito acerca de
sí misma y el mundo. En este mito sólo existen personas buenas o
malas, verdades negras o blancas y certezas absolutas. Es un mundo
muy doloroso puesto que cree que su destino está determinado.
Piensa que vivirá y morirá en la vergüenza. Posiblemente, de vez en
cuando pelee para escapar. Sueña con alcanzar un sentido de
dignidad y valor. Sin embargo, la persona que está completamente
domina da por la vergüenza, con frecuencia descubre que no puede
dejar su mundo de vergüenza por largo tiempo. Implacable- mente, la
vergüenza vuelve y demanda lealtad.

Cómo romper el mito de que uno debe vivir constantemente


avergonzado

Decimos que esta situación es un mito porque nadie tiene que vivir
para siempre en la vergüenza. En este mundo hay espacio suficiente
para todos. No existe algo como un humano subhumano. Lo
maravilloso de la vergüenza, incluso la que es excesiva, es que se
puede aprender a vivir con ella y volverse espiritualmente más rico en
el proceso. Pero la persona que está dominada por la vergüenza debe
aprender cómo cuestionar sus creencias de ser alguien
intrínsecamente carente de valor. Estas personas se acostumbran a
interpretar los acontecimientos desde la perspectiva de la desgracia,
necesitan descubrir cómo ver el mundo desde una perspectiva menos
amenazadora.

  

Deben cuestionar y desechar su propio mito que los condena de por


vida a vivir avergonzados; por ejemplo, la mujer de la que hablamos al
principio de esta sección necesitará aceptar sus características
positivas, mientras que el hombre sin identidad propia debería
armarse de valor para quitarse la máscara y poder descubrir su
verdadero ser.

Las personas dominadas por la vergüenza,son muy críticas con


ellas mismas. Siempre encuentran algo criticable en su apariencia,
conducta o personalidad. Se fijan metas tan altas que así nunca
pueden alcanzarlas y cuando inevitablemente fallan, se dicen a sí
mismas las cosas más terribles. (Tres dieces y un ocho pueden ser
buenos para todos, pero a mí me de muestran que soy un
fracaso.)

Estas personas también están muy conscientes de sí mismas. Son


hipersensibles a la crítica, por lo que están muy atentas a la
posibilidad de humillación. Como se han esforzado tanto para
condenarse a sí mismas, esperan que los demás los juzguen. Al estar
tan concentradas en los defectos que imaginan que los demás notan
en ellas, con frecuencia le tienen terror a los acontecimientos formales
como las revisiones anuales de desempeño en el trabajo.
Simplemente no pueden acepta las alabanzas junto con las críticas
como una mezcla balanceada. Mientras que reciben las últimas como
algo merecido, piensan que los halagos de cualquier tipo son falsos o
equivocados. Frecuentemente se comparan con amigos, socios y
compañeros; el problema estriba en que por lo general se concentran
en la idea de ser inadecuadas y no en el hecho de que son tan buenas
como los demás.

Las personas que están dominadas por la vergüenza


inconscientemente buscan relaciones que la subrayan. Las que
piensan que básicamente no valen nada son presa fácil de aquellos
que obtienen su autovaloración atacando a los otros. "Sé que mi
amante es malo conmigo, pero ¿quién más me querría?" se
preguntarán, Su vergüenza excesiva las predispone a ser humilladas
en sus relaciones más importantes.

Pocas personas sufren todo el dolor que hemos descrito aquí. La


mayoría, aun aquéllas con vergüenza excesiva, pueden tener periodos
en los que experimentan el respeto a sí mismas y la dignidad. Pocas
personas están tan profundamente afectadas por la vergüenza que en
ningún momento pueden sentirse bien con ellas mismas. Además, las
que normalmente manejan bien su vergüenza pueden pasar por
periodos en los que ésta los abruma. En esos momentos, es posible
que sientan muchos de los efectos que hemos descrito, pero
eventualmente regresarán a un estado más positivo.

Sin embargo, existen muchas personas que responden


al mundo desde una perspectiva basada en la vergüenza. Esto quiere
decir que esperan ser avergonzadas, que buscan experiencias
vergonzosas que confirmen sus expectativas además de que
constantemente se avergüenzan a sí mismas con críticas excesivas.
Viven en un mundo de vergüenza.

Espirales de vergüenza

La vergüenza excesiva aparece en oleadasque pueden ser muy


poderosas pero que tienen un límite de duración. Una persona puede
sentirse avergonzada, perder energía y hasta es posible que se retire
temporalmente de los demás. Pero puede recuperarse con bastante
rapidez, y aun puede aprender de su dolor nuevas formas de
reconstruir la conexión entre ella y los demás.

La vergüenza requiere su inmediata atención. La razón es que las


oleadas de vergüenza fácilmente pueden convertirse en espirales.
Éstas son como remolinos que giran cada vez más de prisa. Pueden
durar varios meses durante los cuales la persona examinará
penosamente su vergüenza y cada vez se sentirá peor acerca de sí
misma.

  

En una espiral de vergüenza típica, la persona repentina mente se da


cuenta de algún defecto. Quizá se trate de algo tan trivial como
haberse olvidado de hacer una llamada tele fónica. Es probable que al
sentirse apenada se llene de sentimientos y pensamientos de
vergüenza. Esta es la vergüenza inmediata. Querrá alejarse de la
situación para recuperar su compostura. Hasta aquí esto es
perfectamente normal; estará bien si se da tiempo para concentrarse
en su vergüenza y tomar los pasos positivos para manejarla.

Pero en este punto se pueden desarrollar problemas serios,


particularmente si se trata de una persona dominada por la vergüenza.
La vergüenza actual puede disparar los recuerdos de vergüenzas
anteriores. Por eso es muy difícil sentirse tan sólo un "poquito"
avergonzado. Una vez que una persona empieza a sentir la
vergüenza, con mucha rapidez este sentimiento se agudiza. La espiral
puede acelerarse mientras rememora otras ocasiones en las que ha
sentido vergüenza. Se verá inundada por pensamientos tenebrosos y
desagradables,

En estos momentos ya estará dudando de su valor como ser humano.


Su vergüenza parece permanente. Su habilidad para apreciar las
épocas cuando fue capaz de sentir un orgullo sano y respeto a sí
misma disminuye.

Esto señala la necesidad de retirarse de todas las situaciones que


puedan incrementar su vergüenza. Por ejemplo, una persona que
inicialmente evitaba a alguien que decía cosas que la molestaban, no
irá al edificio donde trabaja esa persona. El individuo avergonzado se
vuelve más vigilante porque necesita protegerse contra la exposición
de su vergüenza.

La espiral de vergüenza continúa cuando la persona siente vergüenza


de tener vergüenza. Si fuera más hombre, no me sentiría así,
piensa. Por ahora no puede soportar la idea de enfrentarse con nadie;
ha caído en el aislamiento físico, emocional y espiritual.

Estrategias de sobrevivencia
para las personas con vergüenza

La mayoría de las personas pueden enfrentar la vergüenza y temporal.


Ciertamente este tipo de vergüenza también es dolorosa pero
eventualmente desaparece. La vergüenza positiva nos da mensajes
que necesitamos escuchar. Pero para la persona que vive en la
vergüenza excesiva, ésta parece no desaparecer, no importa lo que
haga. Si la escuchara todo el tiempo, podría dejarse llevar por la
desesperación y llevar a cabo acciones precipitadas; o peor aún
podría darse por vencida. Esta vergüenza extrema, con frecuencia,
parece demasiado dolorosa para poderla soportar.

Hay muchas formas de distorsionar los sentimientos de vergüenza. La


persona que la reprime no se da cuenta de que se está defendiendo
de esos sentimientos. Incluso puede no reconocer, que la vergüenza
es el problema.

Las defensas contra la vergüenza pueden ayudar a la persona a


manejar el odio a sí misma y el dolor, pero a la larga no curan la
vergüenza. Nadie puede aprender a beneficiarse de ella si la ignora.
Las defensas contra la vergüenza solamente son estrategias de
sobrevivencia; las personas que están do minadas por la vergüenza y
las usan no pueden aprender que son dignas de amor y respeto.

 La negación

El primer tipo de defensa es la negación. Los que viven en ella no se


dan cuenta de su vergüenza. Se engañan a sí mismos creyendo que
no la padecen cuando, de hecho, experimentarían mucha vergüenza
si estuvieran plenamente conscientes de lo que les está sucediendo
por dentro. Desean intensamente creer que son personas aceptables
para sí mismas y para los demás, de este modo se ciegan a todo lo
que podría avergonzarlas.

La persona dominada por la vergüenza vive en un mundo de


apariencias. Hará cualquier cosa para proteger su imagen de buena
persona, aunque esto signifique ignorar la realidad. Por ejemplo,
muchos alcohólicos niegan que tienen un problema con la bebida y
sentirían una terrible vergüenza si admitieran que no pueden controlar
el alcohol, Asimismo, tergirversan la realidad creándose imágenes
torturantes. Piensan que hay algo muy malo con los que son
impotentes frente a una simple botella, y no comprenden cómo se
puede ser a la vez alcohólico y buena persona porque piensan: Un
alcohólico es un miserable borrachín. Yo no soy así. Me odiaría si yo
fuera un borracho. No puedo ser alcohólico. Temen tanto a la
avasalladora vergüenza, que se ciegan a la evidencia de la adicción y
se convencen a sí mismos de que el problema no existe.

  

La negación de la vergüenza no es exclusiva de los alcohólicos.


Después de todo, la vergüenza amenaza la misma esencia de la
identidad. Algunos "se olvidan" de los deseos y conductas sexuales
porque les provocan vergüenza. Otros se avergüenzan de su madre
porque tartamudea o de su hijo con retraso mental porque perciben
estas cosas como defectos. Hay personas que niegan hechos tan
triviales como la caída de pelo, o no correr tan rápido como antes,
porque para ellas envejecer es un proceso vergonzoso.

Para cualquier cosa que pueda provocar vergüenza siempre existe


consciente o inconscientemente, la negación. Negamos aquello que
no nos atrevemos a ver.

La vida en la negación siempre se paga. El alcohólico que insiste en


decir que no tiene problema podrá morir de esta enfermedad. El que
se siente humillado por el tartamudeo de su madre seguramente
permanecerá alejado de su amor. El que se avergüenza de envejecer,
no podrá respetarse a sí mismo por lo que es.

Todos ellos obtendrían grandes ganancias enfrentando la realidad,


pero sólo podrán hacerlo cuando aprendan que pueden sobrevivir a la
vergüenza.

El alejamiento

Otra estrategia de sobrevivencia es el alejamiento. Las personas se


alejan cuando la vergüenza las ha tocado, y el contacto personal con
otros es tan doloroso que no pueden manejarlo. La huida es una
reacción normal en situaciones en las que se han sentido expuestas y
vulnerables.

Por ejemplo, a un estudiante de secundaria le han encargado que dé


un discurso corto en su clase. Desafortunadamente empieza muy mal,
tartamudea y pierde su concentración, sus compañeros se ríen de él.
En esos momentos, todo lo que desea es alejarse tan rápidamente
como sea posible. Quiere huir del salón de clases antes de que la
humillación lo domine. Se siente extremadamente derrotado. Quizá se
diga a sí mismo que nunca volverá a hacer nada enfrente de otros.
Incluso años más tarde, como adulto, se alejará tímida mente de las
oportunidades que involucren tener que hablar en público. Si de nuevo
tuviera que hacerlo, fallaría otra vez porque está convencido de que
solamente hará el ridículo. Ha aprendido a asociar el ser visto con la
vergüenza.

  

El alejamiento es una reacción muy común a la vergüenza. Recuerden


que la reacción física inicial a ella es interrumpir el contacto ocular y
desviar la mirada. La persona con vergüenza más o menos le dice a
sus compañeros: En este momento me siento tan mal conmigo mismo
que no puedo mirarte a los ojos, no puedo estar cerca de ti porque
aumenta mi ve Como se siente desnuda frente al mundo, esta persona
decididamente no quiere que otros la miren. Cree, por lo menos
temporalmente, que los demás pueden mirar dentro de ella y que se
darán cuenta de lo inadecuada y mala que es.

Las personas avergonzadas también se alejan de otras maneras.


Quizá evadan los temas de conversación que las inquietan, o
permanecen emocionalmente inaccesibles para los demás. Algunos
practican el arte de la baja visibilidad; siempre están allí, pero
invisibles. Un ejemplo de esto es la persona talentosa que se
mantiene detrás del escenario porque tiene tanto miedo de exponerse
que permite que otros se lleven el crédito por lo que ha hecho.

La persona dominada por la vergüenza puede verse atrapada en su


alejamiento de los demás. Hará todo lo posible para mantenerse a
distancia, como si ya la hubieran humillado. Las conexiones directas,
significativas o íntimas son muy amenazantes para aquellos que no se
sienten bien consigo mismos, en realidad, se están protegiendo de la
humillación de ser juzgados.

La ira

¿Qué sucede cuando una persona profundamente afectada por la


vergüenza no puede alejarse de una situación amenazante? La
ira, otra de las estrategias de sobrevivencia, es la respuesta más
probable. La persona iracunda lanza una advertencia: "¡No se
acerquen! Se están acercando demasiado a mi vergüenza, y no
permitiré que nadie vea esta parte de mí. Aléjense o atacaré." Está
desesperada por mantener a los de más lo suficientemente alejados
para que no puedan destruirla.

Es cuando reciben un ataque sorpresivo a su identidad, que las


personas  suelen montar en cólera. Por ejemplo, un amigo sin pensar
le dice a otro que se viste con ropa muy corriente y que por ello no
podrá conseguir una cita con cierta muchacha. Quizá esté bromeando
y ciertamente no tiene la intención de herir a su amigo. Pero éste está
lastimado. "¿Qué quieres decir con que no voy a salir con ella? Yo me
veo mucho mejor que tú, por lo menos no camino cojeando." Este
individuo avergonzado sólo puede pensar en defenderse atacando
cruelmente a la otra persona.

La ira funciona. Aleja a los demás y así protege a la persona


impidiendo que muestre su vergüenza. Algunas veces funciona
demasiado bien. Los otros empiezan a evitar a las personas rabiosas
que son exageradamente sensibles a supuestos insultos. "Me gustaría
ser amigo de María" podrán decir, "pero cuando empezamos a
sentirnos cerca uno del otro siempre encuentra una razón para
enojarse conmigo. Después me ataca sin motivo"

  

La estrategia de la persona enojada para defenderse contra la


aplastante vergüenza debilita su autoestima. Probablemente se sienta
todavía más llena de defectos cuando se da cuenta que otros temen
acercarse. La ira interrumpe la conexión entre las personas y, de esta
manera, aumenta la vergüenza. Las personas crónicamente enojadas
quedan atrapadas en un mundo que ellas mismas se han fabricado.

En ocasiones responden con ira, especialmente cuando las humillan


de forma repentina e inesperada. Pero las que están dominadas por la
vergüenza expresan su rabia con mayor frecuencia. Sus estallidos
sirven para disfrazar la vergüenza, sus ataques a los demás alejan la
atención de su propio sentimiento de inadecuación.

El perfeccionismo

Otra de las defensas contra la vergüenza es el perfeccionismo. El


perfeccionista teme cometer errores porque piensa que éstos son
la prueba de que existe algo fundamentalmente malo en él como
ser humano.Si falla en alguna cosa, piensa que es un fracaso total.

El perfeccionista que se defiende contra la vergüenza sólo reconoce


dos estados de ser: avergonzado o perfecto. Esta persona lucha
desesperadamente contra el hecho de ser humano porque considera
que es lo mismo ser humano que ser un fracaso, Sin embargo, todos
somos humanos simplemente, somos seres que debemos esforzarnos
para superar nuestras limitaciones en fortaleza, inteligencia,
creatividad y sabiduría, No es vergonzoso no ser perfecto y más
cuando no tenemos otra opción.

Es posible que el perfeccionista no sea particularmente arrogante,


realmente no está tratando de ser un dios cuando trata de no cometer
errores, simplemente intenta contener su vergüenza un poco más de
tiempo. Siente una tremenda presión por desempeñarse a las mil
maravillas para demostrarle al mundo y a él mismo que es adecuado.
Constantemente está consciente de la posibilidad de sentir vergüenza,
está convencido de que los otros están al acecho de sus
imperfecciones y que cuando las vean juzgarán que no vale nada.

  

Como podrás ver, el perfeccionista se ha colocado en una situación


sin salida. No importa lo competente que sea, qué tan bien se
desempeñe, a pesar de sus éxitos, nunca se siente a más de un paso
de la vergüenza. Puede retardar un poco la humillación trabajando
más duro que todos los demás, pero no se sentirá a gusto durante
mucho tiempo porque no se acepta como un ser humano bueno y con
limitaciones.
Por lo general, las personas avergonzadas se sienten más pequeñas
o chaparras que los demás. Las palabras "no mereces ni el desprecio"
describen cómo se siente la vergüenza. ¿Pero qué pasaría si un
individuo dominado por ella pudiera convencerse a sí mismo de que lo
opuesto es verdad, que real mente es superior a todos los demás?
Habría descubierto la arrogancia, otra de las estrategias de
sobrevivencia contra la vergüenza.

La arrogancia

Ésta puede tener dos formas: presunción o desprecio. La


presunción ocurre cuando una persona aumenta su sentido de
autovaloración y cree que es mejor que los otros. El
desprecio significa que una persona rebaja a otra para que se sienta
menos que ella.

Podemos visualizar la diferencia entre la presunción y el desprecio.


Imagínate dos personas como dos globos inflados por igual. Ahora
imagina que uno de ellos se infla casi al punto de estallar, Esto es la
presunción. La persona presumida oculta su vergüenza en ella misma
y de los demás llenándose de pretensiones y de orgullo falso.
Necesita sentirse superior para ocultar su sentimiento básico de
vergüenza, se engaña a sí misma pensando que es la mejor de todas
las criaturas vivientes.

Ahora imagina que desinflas el otro globo. Esto es el des precio. Este
tipo de individuo encontrará la manera para desinflar a otros, haciendo
que se sientan débiles, incompetentes y avergonzados. Se defiende
contra la vergüenza pasándosela a otros y sólo se siente mejor
consigo mismo cuando reduce a nada a los demás.

  

Algunas personas dominadas por la vergüenza practican la


presunción; otras, el desprecio. Muchas de ellas usan ambas formas
de arrogancia para protegerse contra su propio sentimiento de
vergüenza La persona arrogante se coloca sobre un pedestal donde
nadie pueda ver su vergüenza, ni siquiera ella misma. El precio que
paga es no poder relacionarse con otros. Obviamente la persona
colocada sobre un pedestal no puede sentir el calor y la belleza de la
intimidad con otros. La persona arrogante se ha apartado de aquellos
que habrían podido amarla y evita sentirse peor que los demás
cambiando sus sentimientos de inferioridad por los de superioridad; no
ha sido capaz de tocar el centro de su dolor: su vergüenza.
El exhibicionismo

La última de las estrategias de sobrevivencia es el exhibicionismo.


Parece paradójico que una persona avergonzada, en lugar de
esconderse, trate de llamar la atención. Parece corno si dijera:
"¡Adelante!, mírenme si quieren, no tengo nada que esconder." Esta
persona, por lo general, actúa en forma extravagante alardeando de
su sexualidad, forma de vestir o de sus conductas.

El exhibicionista expone lo que realmente quisiera esconder. Por


ejemplo, muchas personas que han sufrido abuso sexual de niños, de
adultos padecen una gran vergüenza. Sin embargo, algunas de ellas
han descubierto que sienten mayor control y menos dolor si usan
ropas extremadamente seductoras o si tienen numerosos encuentros
sexuales, Han sobre vivido a sus experiencias tempranas de
vergüenza convirtiendo su pena y su humillación en ostentación
pública.

El exhibicionismo es una defensa particularmente dañina. Cada


vez que el exhibicionista se expone, se aleja de otras personas, que
se sienten ofendidas o escandalizadas por su conducta. Esta situación
incrementa su vergüenza que reprime exhibiéndose aún más.
Eventualmente se queda aislado, solo, convertido en sujeto de burla o
lástima y por lo tanto, de nuevo, avergonzado.

Serios problemas asociados 


con la vergüenza excesiva

Mencionaremos brevemente algunos problemas importantes que


padecen las personas dominadas por la vergüenza. No existen
soluciones simples para ninguno de los complejos puntos que
trataremos a continuación. Sin embargo, puedes empezar a ayudarte
viendo cómo la vergüenza excesiva con tribuye a crear estos
problemas.

Vergüenza y el temor al abandono

El temor al abandono es una parte central de las personas dominadas


por la vergüenza. Para las que creen que no valen nada y que no
pueden ser amadas, el abandono es una posibilidad real. ¿Por qué los
otros desearían quedarse con ellas cuando existen tantas personas
mejores en el mundo? La vergüenza excesiva impide que crean que
son lo suficientemente buenas para ser queridas.

"Seré lo que quieras que sea"


Por temor al abandono, muchos tratarán de complacer a otros,
intentarán convertirse en lo que otros quieren que sean. Su
razonamiento es muy claro: "Estoy seguro de que quedarían
asqueados si vieran como soy realmente. Debo complacerlos
convirtiéndome en la persona de la que podrían estar orgullosos. Es la
única manera de lograr que queden conmigo."

Las personas pasan la. mayor parte de su tiempo reaccionando a los


otros. Su autovaloración depende de los halagos o las críticas que
reciben de afuera.

  

Rechazo, abuso y sabotaje a uno mismo

Ed Ramsey, quien ha escrito acerca de la necesidad de la


reconciliación con uno mismo, señala que la vergüenza
frecuentemente se asocia con el rechazo, el abuso y el sabotaje a uno
mismo. El rechazo a uno mismo ocurre cuando una persona
avergonzada hace caso omiso de sus propias necesidades, como por
ejemplo no ir al médico a pesar de enfermedades serias, negarse a
comer alimentos balanceados y descuidar la apariencia. Cada una de
estas acciones demuestra el odio pasivo a uno mismo.

Abusar de uno mismo es un resultado activo de la vergüenza. Aquí, la


persona dominada por la vergüenza busca formas para dañarse. Por
cierto que algunas conductas adictivas conectadas con la vergüenza
no son otra cosa que un lento suicidio, el anoréxico que se deja morir
de hambre o el alcohólico que continúa bebiendo a pesar de que daña
su hígado. Otros ejemplos incluyen los insultos a uno mismo y
relacionarse, a sabiendas, con personas dañinas.

El sabotaje a uno mismo es otra forma de dañarnos, una persona se


sabotea cuando "se olvida" de inscribirse a tiempo en un programa
que mejorará su carrera, o cuando se rehúsa conscientemente a
tomar la medicina prescrita para disminuir su depresión.
Paulatinamente debilita las oportunidades de éxito y felicidad porque
piensa que no merece nada positivo.

La vergüenza internalizada exige el fracaso. Esta persona es coge la


vergüenza continua antes que el éxito porque, por lo menos en parte,
su ira consigo misma no le deja espacio para la competencia y el
logro.

El deseo de humillar a otros


La vergüenza es una amenaza al sentido básico del ser. La persona
avergonzada se siente pequeña, débil, vulnerable y expuesta. Se
encoleriza porque se siente inaceptable, siente que ese odio es
insoportable. Algunas veces, para poder sobrevivir, transfiere su odio
a otros, los trata con desdén y desprecio, escribe John Bradshaw
en Healing The Shame that Binds You ("Curando la vergüenza que te
domina").

¿A quién puede atacar y humillar una persona avergonzada? Con


demasiada frecuencia, sus víctimas son aquéllos sobre los que tiene
poder: su familia. A ellos son a los que critica y nunca halaga, a los
que ataca verbalmente y algunas veces físicamente, a los que no les
permite ni el éxito ni la felicidad. Cuanto más los ama, más necesita
reducirles a nada para que no puedan hacer lo mismo con ella.
Avergüenza a los demás para evitar su propia vergüenza.

 Conductas compulsivas / adictivas

La vergüenza y la adicción son compañeros naturales. Cuanto más


crónica sea la vergüenza, es más probable que la persona que la
padece se vea atraída por cualquier cosa que prometa aliviar el dolor y
el vacío interior. Supone que la respuesta debe estar fuera de ella, en
la "magia" del alcohol, drogas, movimientos religiosos místicos,
productos de consumo, sexo, comida, trabajo, lo último en terapias,
alguna novedad de moda, etcétera. Está tratando de llenar el vacío
creado, al me nos parcialmente, por la vergüenza. Simplemente no
puede resistir el dolor o el sentimiento de vacío.

Queremos aclarar un punto. Ciertamente la vergüenza con tribuye al


desarrollo y sostenimiento de las adicciones, Sin embargo, creemos
que éste es sólo un aspecto de un proceso muy complicado que
incluye dependencia física, predisposición genética, expectativas
sociales y características de la personalidad. Sería muy tentador
concentrarnos en un solo componente del problema: la vergüenza,
pero queremos evitar simplificar el problema. Ésta por sí sola no causa
adicciones, al igual que ellas, en sí mismas, no provocan la
vergüenza. Cada una contribuye a la otra. La persona profundamente
avergonzada tiene un riesgo muy alto de convertirse en adicta,
mientras que el adicto frecuentemente se avergüenza cada vez más,
mientras que la adicción empeora.

 Vergüenza sexual

La vergüenza y la sexualidad están muy ligadas. La primera, en


cuanto aparece, generalmente disminuye cualquier tipo de interés y
excitación. Con frecuencia hace lo mismo con el impulso sexual.
Muchas veces la persona que se siente avergonzada se retirará de
una posible interacción sexual por causa de la vergüenza. En
ocasiones, sin embargo, las personas avergonzadas sexualmente
pueden convertirse en compulsivas sexuales para intentar reducir los
malos sentimientos acerca de sí mismas. Por el contrario, las
personas con identidades sexuales positivas sienten orgullo, respeto a
sí mismas, dignidad y honorabilidad en su vida sexual.

Los niños y adultos que han sido víctimas de abusos sexuales son
particularmente vulnerables a los sentimientos de vergüenza sexual.
Aconsejamos firmemente a estas personas que busquen ayuda por
medio de grupos de autoayuda y consejeros profesionales. Todo el
mundo tiene derecho a sentirse bien con su sexualidad.

Sumario

Hemos investigado cuatro temas en las últimas secciones: 1. la


naturaleza de la vergüenza excesiva, 2. las espirales de vergüenza, 3.
las estrategias de sobrevivencia que constituyen una defensa contra
los malos sentimientos que acompañan la vergüenza crónica, y  4.
algunos problemas asociados con la vergüenza excesiva.

Usamos el término persona dominada por la vergüenza para describir


a aquéllos cuyas vidas giran en torno de la vergüenza crónica. Estos
individuos que están tan conscientes de ella creen que son peores que
los demás, piensan que intrínsecamente están llenos de defectos, que
tienen imperfecciones serias, que no valen nada y que son algo
menos que humanos. Están atrapados en una vergüenza enfermiza y
son particularmente vulnerables a aislarse en las espirales de
vergüenza que los desligan de otros.

Las personas profundamente afectadas por la vergüenza con


frecuencia desarrollan estrategias defensivas para evadirla. Las seis
defensas son: negación, alejamiento, ira, perfeccionismo, arrogancia y
exhibicionismo. Cuando funcionan estas defensas, la persona
avergonzada se convence de que no tiene nada de qué avergonzarse,
sin percatarse de que está separada de la realidad y de la intimidad
humana, La vergüenza que se evita permanece dentro de la persona,
acabando con la autoestima. Para curar esa vergüenza, la persona
dominada por ella debe tener el valor de despojarse de sus defensas
para enfrentar la vergüenza directamente.

Varios problemas se asocian con la vergüenza excesiva. Éstos


incluyen el temor al abandono y sentimiento de vacío, reducirse a
complacer a los demás, el abandono, el abuso y el sabotaje a uno
mismo, humillar a otros sistemáticamente, las conductas compulsivas
y adictivas y la vergüenza sexual.

Ejercicios

Ejercicio uno

La persona dominada por la vergüenza, por lo general experimenta la


vida de un modo negativo, se vuelve demasiado consciente de sí
misma, tensa y temerosa de su posición en el mundo. Las siguientes
son algunas afirmaciones que hacen con frecuencia los que
sufren de vergüenza crónica. Observa con cuáles te identificas.

. Constantemente me preocupo por cómo me veo porque la gente me


observa.

. Me importa mucho lo que otras personas piensen y digan de mí.

. Cuando digo lo que realmente pienso, por lo general me siento


avergonzado.

. Estoy demasiado consciente de mí mismo cuando estoy con otros.

. Tengo problemas para manejar las críticas.

. Tengo miedo de ser humillado enfrente de otros.

. De antemano espero que los demás vean mis defectos porque son
evidentes.

. Diario me doy cuenta de mis faltas y defectos.

. Cuando otros me halagan, se me hace muy difícil creer lo que dicen.

. No creo ser tan bueno como otros que conozco.

. Me siento avergonzado de cómo actúan otros miembros de mi


familia.

. Algunas veces me siento avergonzado y ni siquiera sé por qué.

. Me preocupo por lo que pueda hacer mal.

. Odio que me evalúen, aunque sepa que he hecho un buen trabajo.


. Siento vergüenza nada más de estar cerca de alguien que actúe
tontamente.

  

Ejercicio dos

El camaleón es un animal cuya piel cambia de color según su medio


ambiente. Si está en la arena, su piel toma el color de ella; si está en
una roca gris oscuro, su piel se pone gris. Muchos de nosotros somos
como el camaleón, nos transformamos para adaptarnos a nuestro
cambiante medio ambiente. Como tenemos miedo de ser diferentes,
nos convertimos en la persona con la que estemos en ese momento y
perdemos el sentido de quiénes somos realmente. ¿Puedes recordar
alguna ocasión cuando cambiaste tu conducta para adaptarte a
las personas a tu alrededor para que no pensaran que eres
diferente? Anótalo. ¿Qué ganaste con eso? ¿Qué perdiste?

Ejercicio tres

Muchos de nosotros somos tan críticos con nosotros mismos que


tenemos problemas para aceptar los halagos. Cuando alguien nos
alaba pensamos que es un farsante o que simple mente no es
muy inteligente, porque dentro de nosotros "sabemos" que hay
algo malo.

. ¿Tienes problemas para aceptar genuinamente los halagos de


los demás?

. ¿Qué es lo que te dices a ti mismo cuando alguien te dice algo


halagador?

. ¿Cómo respondes? ¿Aceptas, rechazas o anulas e halago o a la


persona que lo hizo?

Ejercicio cuatro

Cuando luchamos contra la vergüenza excesiva creamos defensas


que nos evitan tener que sentirla. Observa si usas alguna de estas
defensas.

. La negación. José niega tener algún problema físico a pesar de sus


dolores de espalda porque se sentiría avergonzado de ser "débil", o de
que los demás noten en él una irremediable imperfección. María niega
estar lo suficientemente angustiada corno para ver a alguien que
pueda aconsejarla porque sentiría ve de estar "loca". ¿Usas la
negación como una defensa? ¿Cómo?

. El alejamiento. Olga ayuda mucho a los demás pero se niega a


aceptar su ayuda. Si alguien se le acerca para ayudarla, piensa que
inmediatamente se darán cuenta de su gran inadecuación. Juan se
retira en cuanto empieza a sentirse incómodo y nunca permite que los
demás sepan por qué lo hace. ¿Usas el alejamiento como defensa?
¿De qué manera?

. La ira. Julia siempre está regañando a los demás porque piensa que


"la han humillado" sin tratar de entender qué es lo que realmente
quisieron decirle, Arturo explota cada vez que sus niños "lo
avergüenzan" cuando no hacen de inmediato lo que les ordena; para
él es más fácil enojarse con ellos que luchar contra sus sentimientos
de inadecuación como padre. ¿Usas la ira como defensa? ¿Cómo?

. El perfeccionismo. Luis se viste impecablemente, pone mucha


atención en los detalles. Cuando un compañero de trabajo señala una
pequeña pelusa en su saco, se siente extremadamente
avergonzado. Cata insiste en que todo en su casa debe estar
"perfecto" y obliga a todos los miembros de la familia a que se ajusten
a sus expectativas de perfección. ¿Usas el perfeccionismo como
defensa? ¿De qué forma?

. La arrogancia. Ignacio critica a su esposa por no tener intereses tan


"importantes socialmente" como los de él. Cuando no la está
criticando, la ignora y espera que lo atienda por ser tan
importante. Carlos denigra a todos los demás para sentirse más
importante. ¿Usas la arrogancia como defensa? ¿Cómo?

. El exhibicionismo. Cristina usa ropa demasiado ajustada y blusas


muy escotadas para el trabajo y les coquetea a todos los hombres
casados. Jaime presume todo el tiempo de sus conquistas sexuales.
¿Usas el exhibicionismo como defensa? ¿Cómo?

Ejercicio cinco

Además de las olas y espirales, la vergüenza también puede ocurrir en


círculos repetitivos. En este Caso, la persona repite las mismas
acciones generadoras de vergüenza una y otra vez, tales como comer
en exceso, renovar viejas peleas con su pareja, etc. sin cambiar nunca
el patrón, Los acontecimientos circulares de vergüenza parecen no
tener fin. ¿Podrías recordar si estás involucrado con alguien en un
círculo de vergüenza que se repite una y otra vez? Si es así,
escribe en otra hoja de papel exactamente qué tipo de
acontecimientos ocurren y en qué orden.

. Lista dos formas de interrumpir este círculo por ti mismo sin


avergonzar a la otra persona.

. Trata de poner en práctica estas alternativas la próxima vez que


interactúes con la otra persona y anota si fueron efectivas o no.

Nota: Algunos círculos de vergüenza son tan persistentes que quizá


se requiera de la ayuda de un psicólogo o consejero para alterar el
patrón, Si este es tu caso y la otra persona no quiere acompañarte, ve
tú solo de todas maneras.

Ejercicio seis

Si eres una persona que sufre a causa de las espirales de vergüenza,


es muy importante que aprendas a decir ¡DETENTE! cuando una
imagen de vergüenza sigue a otra. Necesitas aprender a distraerte
haciendo algo neutral o positivo. Debes hacerlo cada vez que aparece
una imagen vergonzosa. Si descubres que estás haciendo listas de los
acontecimientos vergonzosos que te han ocurrido, es importante que
llames a un amigo, que salgas a caminar o que hagas algo que
involucre movimiento, contacto con otros, o ambos. En una hoja
separada de papel, haz una lista de diez opciones de
sobrevivencia empezando con la que funcione mejor para ti.
Después, si empiezas a sentir que te vas para abajo, utiliza la
primera opción de sobrevivencia, después la segunda y así
sucesiva mente hasta que te sientas mejor.

7. Empieza a pensar en perdonar a aquellos miembros de tu


familia que te avergonzaron para que puedas liberarte de la
vergüenza

Perdonar puede ser muy doloroso, pues puede traer a la superficie


fuertes sentimientos de rabia, odio, desesperación, así como una
profunda tristeza. Estos sentimientos son las respuestas a la
innecesaria destrucción causada por haber sido avergonzado en
exceso.

El coraje es útil durante la exploración de nuestra juventud. Este nos


dice que sucedió algo malo y puede proveemos de energía para
cambiar nuestros pensamientos y conductas. Sin embargo, debemos
tener mucho cuidado de que nuestro coraje no se convierta en
resentimiento, una emoción mucho menos productiva.

La persona resentida es alguien que se aferra al coraje, y no quiere


soltarlo y continuar con su vida.

  

Perdonar es una manera de liberar los resentimientos; su objetivo es


curarnos. El perdón puede conducirnos a una reconciliación con la
persona que nos lastimó o con nuestros recuerdos de ella. También
nos permite terminar con una relación basada en el dolor y el
resentimiento, para continuar con nuestra vida.

Recuerda, el perdón es opcional. Quizá sintamos que las heridas que


sufrimos fueron demasiado grandes para poder perdonarlas. Tal vez
tengamos el deseo de perdonar pero no tenemos el ánimo para
hacerlo. Perdonar sólo tiene sentido cuando nos damos cuenta de que
no tenemos obligación de hacerlo, En otras palabras, el perdón
funciona mejor cuando es como un regalo gratis que nos damos a
nosotros mismos sin condiciones. El verdadero perdón no pide nada.
Si perdonamos a otro, no necesariamente tenemos que amarlo, re
conciliarnos con él u olvidar lo que pasó.

Perdonar es tanto una actitud como una estructura para la acción. Por
lo general, reconoceremos que hemos pasado mucho tiempo
pensando con amargura en lo mal que nos tratamos, El cambio de
actitud se reconoce por pensamientos como estos Estoy cansado de
los resentimientos. Hacen que siga enojado y atrapado en el pasado.
Sólo aumentan mi vergüenza. Estoy listo para perdonar a los que me
avergonzaron para poder continuar con mi vida.

Este cambio de actitud conlleva a nuevas conductas. La energía que


estaba atrapada en el resentimiento, ahora está disponible para poder
cuidarse a uno mismo, También descubrirás que ahora puedes
dirigirte a tus padres de manera diferente. "Los días en que nos
reuníamos eran horribles. Me pasaba todo el tiempo discutiendo por
todo con mis padres. Ahora puedo aceptar lo que pasó en el pasado;
ya no tengo que buscar pretextos para atacarlos."

Sumario
La vergüenza proveniente de la familia es muy dolorosa, persistente y
dañina, Pero puede curarse. El proceso requiere que nos encontremos
en los mensajes de deficiencia que nos las timaron más y que
lloremos las pérdidas que resultaron de ellos. Después podremos
desafiarlos y cambiar nuestras conductas de modo que reflejen orgullo
y dignidad, en vez de vergüenza. Necesitamos devolver la vergüenza
"prestada" o transferida y considerar el perdón como una forma de
liberarnos de ella.

Las heridas de vergüenza que recibimos de nuestra familia se alivian


despacio. Necesitarnos poner en este esfuerzo nuestros sentimientos,
pensamientos, conductas y valor. Sólo re cuerda que es posible
cambiar. No tenemos que vivir atrapa dos por la vergüenza del
pasado.

Ejercicios

Ejercicio uno

La persona que quiere curarse de la vergüenza debe recordar cuáles


aseveraciones le hicieron más daño. Califica con uno (el más fuerte) a
cinco (el más débil), los siguientes mensajes basándote en los efectos
que han tenido hasta ahora en ti.

Mensajes de deficiencia                                               Orden


de importancia

No soy bueno

No soy lo suficientemente bueno

No pertenezco

No soy digno de que me amen

No debería existir

En una hoja aparte y empezando con el mensaje número uno, haz una
lista de cómo lo recibiste. Enlista todos los incidentes que puedas. Si
tu familia era extremadamente generadora de vergüenza, concéntrate
en los mensajes provenientes de una sola persona a la vez. Trabaja
en esto tanto como puedas, sin exagerar. El encabezado debe quedar
así:

Mensaje                       Incidentes:

 
Sé gentil contigo mismo. Si empiezas a sentirte mal, déjala para dos
días después. Ten paciencia. Es probable que la lista de incidentes
específicos tarde varios días en volver a tu memoria. Si no tienes
recuerdos de tu infancia y te es imposible hacerla, vuelve a acariciar y
abrazar a un animal de peluche que te recuerde a ti mismo, o quizá a
ti mismo cuando eras niño. Los incidentes que te pedimos en este
ejercicio que trates de recordar, volverán a tu memoria cuando estés
listo para manejarlos.

  

Aunque esta lista te parezca abrumadora, nuestra experiencia nos ha


demostrado que la mayoría de las personas elaboran una con los
elementos con los que están listos para trabajar; ni uno más ni uno
menos. Usa tu sistema de apoyo tanto como lo necesites; no dudes en
recurrir a la ayuda de un psicólogo o consejero si tú u otra persona de
tu sistema de apoyo piensan que es importante.

Ahora haz una lista de lo que perdiste por causa de estos incidentes.
Por ejemplo, la lista de una persona incluía el respeto hacia uno
mismo, respeto hacia uno de los padres, hacia la virginidad, hacia el
derecho de decir que no y no perder el amor por ello, el sentido de
pertenencia, la habilidad para sentirse seguros, el contacto con una
persona en particular y la habilidad para reconocer que era capaz de
hacer algo bueno. Incluye las heridas físicas, mentales y emocionales
porque son pérdidas para la salud. Este tercer encabezado de tu lista
debe ser así:

Lo que perdí

Ejercicio dos

Concéntrate en un incidente y trata de recordarlo lo mejor que puedas.


Cierra los ojos y piensa cuando eras un niño al que alguien
avergonzaba. ¿Qué veías, que oías, qué sentías? Si tienes un amigo
que haya pasado por un incidente similar, ¿qué se te ocurre que esa
persona necesitaría escuchar? En tu imaginación (o físicamente con
un mono de peluche), abraza al niño que eres tú y dile lo que
necesitaba oír en ese momento. Después date a ti mismo el mensaje
que necesitas escuchar ahora:

. Soy bueno.
. Soy lo suficientemente bueno.

. Merezco que me amen.

. Sí pertenezco.

. Es bueno que yo exista.

Está bien si durante el ejercicio dejas salir las emociones, aunque no


es necesario. El objetivo de estos minutos es ser compasivos,
consoladores y amorosos con nosotros mismos, además de darnos la
oportunidad de llorar nuestras pérdidas sin tener que huir de nosotros
mismos. (Nota: si te parece que eres incapaz de abrazar en tu
imaginación a ese niño del pasado, relájate. Recuerda que la
paciencia es muy importante. Algún día podrás hacerlo.)
 

Ejercicio tres

Necesitamos compartir nuestra tristeza y nuestro dolor haciendo una o


más de las siguientes tareas:

. Compártelos con alguien que forme parte de tu sistema de apoyo y


pídele su consuelo.

. Escríbelos en tu diario y libérate de ellos.

. Compártelos con un Poder Superior y deja que lenta mente vayan


disminuyendo.

. Compártelo con el viento y déjalo que se lleve tu pena.

Probablemente encontrarás otras maneras de compartir. Anota las


cosas que hayas hecho.
 

Ejercicio cuatro

Haz una lista de por lo menos tres formas de darte mensajes positivos
cambiando tus conductas para demostrarte claramente respeto a ti
mismo.

Si estas formas incluyen desafiar la práctica de avergonzarte en tu


familia, escoge un problema específico para comenzar. No empieces
por el problema más grande, antes tienes que trabajar para llegar a él.
Haz lo siguiente:
. ¿Quién me avergüenza?:

. Una conducta específica generadora de vergüenza:

. Maneras factibles de desafiar esta conducta:

Señala el método que vas a intentar.

Después de que hayas desafiado la conducta, responde las siguientes


preguntas:

. ¿Me comporté respetuosamente?

. ¿Me mantuve calmado?

. ¿Fui claro?

. ¿Me escucharon?

. ¿Lo intentaré de nuevo o disminuiré el contacto? ¿Por qué?


 

Ejercicio cinco

No siempre es fácil devolver la "vergüenza prestada". En parte se


debe a la culpa irracional que con frecuencia se relaciona con ella. En
primer lugar, pensamos que un miembro de nuestra familia no se
habría comportado así si no hubiera algo malo en nosotros. A causa
de esta creencia errónea, nos responsabilizamos de la vergüenza o de
las actitudes de esa persona.

Responde a las siguientes preguntas en una hoja de papel:

. ¿Cómo he tomado "prestada" la vergüenza?

. ¿Qué necesito para devolver esta "vergüenza prestada"?

Ejercicio seis

Una parte importante del proceso de curación es perdonar a aquellos


que nos han avergonzado. Significa aceptarlos como son, igual que
nos aceptamos a nosotros mismos como somos. No es una
obligación, tampoco quiere decir que apoyamos su comportamiento,
sólo tiene que ver con nuestro sentimiento de humanidad. Perdonar
sólo debe hacerse como el último paso del proceso de curación, no el
primero ni el segundo. Primero, las personas deben permitirse estar
enojadas. El perdón no debe utilizarse para interrumpir la saludable ira
que nos ay a construir una nueva identidad diferente.

Cuando estás seguro de estar listo para perdonar, o si tienes grandes


resentimientos y necesitas practicar el perdón por tu propia salud y
bienestar, vuelve a hacer este ejercicio y complétalo.

Ahora que ya estás dispuesto a perdonar, empieza nombrando a la


persona a quien quieres perdonar y haz una lista de todo lo que hayas
ganado, aprendido o agradezcas con relación a esa persona. Sólo
anota lo verdaderamente positivo.

Ahora haz una lista imaginando lo mejor que pudiera su cederle a esa
persona, que incluya las cosas bonitas que te gustaría que te pasaran
a ti.

Respira hondo y relájate. Imagina que una o más de estas cosas


agradables le pasan a la persona que estás perdonando. Todos los
días durante cinco minutos, piensa en cosas buenas para esa
persona. Hazlo hasta que realmente te dé gusto que esto suceda.
Continúa con el ejercicio hasta que cada vez que pienses en esa
persona, te sientas tranquilo.

Si llevas una relación incómoda, limita el tiempo que pases con ella,
pero cuida tus sentimientos mientras lo hagas. Piensa que la estás
perdonando para mejorar tu propio bienestar, sin que importe si ella se
beneficia con tu cambio de actitud No esperes que cambie como
respuesta a tu perdón, este es un regalo sin ataduras.

Curando la vergüenza en las relaciones actuales

Ellos forman una pareja sorprendente. Él le dice a ella que es una


pésima madre, mientras que ella le reclama su incapacidad para
demostrar sus sentimientos. Y siguen y siguen así, Después se
sienten muy mal por lo que les está sucediendo; ven cómo el odio y la
vergüenza han remplazado al amor y al respeto. Necesitan una
tregua, pero los dos tienen miedo de dejar de atacar al otro.

"Durante años le he estado haciendo su inventario. Lo observaba muy


de cerca para descubrir alguna señal de que quería humillarme. Casi
nunca me ciaba cuenta de cómo lo avergonzaba. Si lo hacia,
justificaba mi comportamiento diciéndome que sólo me estaba
defendiendo. Las cosas no comenzaron a cambiar hasta que me
comprometí a dejar de avergonzarlo."

  

 "He soportado demasiado. Le he explicado a mi esposo c no seguiré


tolerando sus abusos, pero se rehúsa a cambiar. Todos los días me
insulta enfrente de nuestros amigos. Dice que me lo merezco y que no
va a responsabilizarse por su conducta. No puedo seguir viviendo con
él por más tiempo. ¿Cómo puedo sentirme menos avergonzada
cuando él deliberadamente aumenta ese sentimiento?"

El problema es el poder. Ella utiliza su habilidad para avergonzar a


otros como un mazo. Todos temen sus repentinos ataques, tanto sus
colegas en el trabajo como sus amigos y familiares. Es capaz de hacer
que con una mirada los demás se sientan chiquitos. La vergüenza,
que es la forma que tiene para controlar a los demás, es su mejor
arma.

Las relaciones basadas en la vergüenza son aquellas que están


centradas alrededor de la vergüenza excesiva. Ésta puede fluir
solamente en una dirección (generalmente de la persona más
poderosa a la más débil), o puede brotar en ambas direcciones a
través de competencias mutuas sumamente destructivas. De cualquier
forma, las relaciones cimentadas en la vergüenza dañan a los
participantes, incluyendo a los que parecen ganar poder y control.
Este tipo de relaciones, dañan la dignidad de todos y disminuyen la
posibilidad de una intimidad más pro funda.

Por lo tanto, el objetivo consiste en cambiar o alterar este tipo de


relaciones por otras basadas en el respeto, la dignidad y el afecto.

A continuación incluimos algunas indicaciones diseñadas para


ayudarte a alcanzar esta meta. Con su práctica, las relaciones dañinas
desaparecen.

Indicaciones para curar las relaciones actuales basadas en la


vergüenza

1. Empieza por darte cuenta de cómo avergüenzas a las personas con


las que mantienes una relación importante.

2. Observa lo que obtienes avergonzando a otros.


3. Observa el daño que te provocas a ti mismo y a los otros con tu
comportamiento.

4. Relaciona el comportamiento de avergonzar a otros con tus propios


problemas de vergüenza y odio a ti mismo.

5. Comprométete a dejar de avergonzar a los demás sin que importe


el comportamiento que tengan contigo.

  

6. Remplaza esa conducta con acciones respetuosas hacia ellos.

7. Observa cómo te avergüenzan otras personas significativas y el


daño que te han hecho.

& Confronta y desafía las conductas avergonzantes dirigidas a ti.

9. Considera terminar con las relaciones que continúan estando


dominadas por la vergüenza.

10. Haz el compromiso, y sostenlo, de fomentar las relaciones que no


están basadas en la vergüenza.

1. Empieza por darte cuenta de cómo avergüenzas a las personas


con las que mantienes una relación importante

Francamente es mucho más fácil para la mayor parte de las personas


poner atención a cómo los otros las avergüenzan, que sus propias
conductas generadoras de vergüenza. Les sugerimos que es mucho
más productivo empezar por ver la tendencia que tenemos a
avergonzar a las personas importantes de nuestra vida. Esto es
particularmente cierto en las relaciones mutuamente avergonzantes en
las que ambas partes usan la vergüenza como arma de poder y
control.

Exponemos un ejemplo típico: Una pareja se queja de que todo lo que


hacen es discutir y pelear. Después cada uno se pasa horas
señalando exactamente lo que el otro hace para molestarlo. Ninguno
de los dos tiene mucho interés en escuchar al otro; están demasiado
ocupados atacándose mutua mente. Ambos se dan plena cuenta de
cómo son agredidos, pero ninguno quiere cambiar su propia conducta
agresora.
  

Nadie cede el poder fácilmente. Este principio general conduce a otro


más específico: nadie suelta con facilidad el poder de avergonzar a
otros. Así que antes de pedirle a alguien que deje de avergonzarte, es
vital que con toda honestidad evalúes tus propias palabras,
pensamientos y conductas.

Empieza por reconocer las agresiones más directas y más fuertes.


Son los insultos deliberados que le arrojas a tu pareja (o a otras
personas importantes en tu vida). A veces los insultos se hacen en
público; esto se llama humillar. Otros serán más privados, pero son tal
vez igualmente dañinos. En una relación de mucho tiempo estos
insultos, por lo general, son predecibles. Son señales claras de
desprecio hacia la otra persona, y cuando funcionan, disminuyen y
debilitan a tu pareja.

Después piensa en las formas más sutiles en que degradas a Otros.


¿Giras los ojos con disgusto cuando tus hijos quieren hablar contigo?
¿Interrumpes con frecuencia a tu pareja porque crees que sabes
mucho más que ella? ¿Con demasiada frecuencia respondes con
risitas cuando te hace algún comentario serio? ¿Te aburren tanto los
comentarios de alguien a tal grado que ni siquiera escuchas cuando
habla esa persona?

¿De qué otras formas avergüenzas sutilmente a las personas que te


rodean?

¿Qué sucede en el caso de que no encuentres ninguna evidencia de


avergonzar a otro? Primero vuelve a buscar, re cuerda que es muy
difícil enfrentar esta parte de nosotros y por eso es muy fácil negar las
conductas que provocan vergüenza. Después, pregunta directamente
a otros si se sienten avergonzados por ti y en qué ocasiones lo haces,
además de fijarte en sus reacciones a tu conducta. Observa cuando
los que hablan contigo se ven turbados o parecen achicarse. También
debes recordar que una de las defensas contra la vergüenza es la ira.
Si alguien repentinamente se enoja mucho contigo, puede que esté
respondiendo con vergüenza a algo que dijiste.

Es posible que no avergüences a la persona que te avergüenza. En


ese caso, eres el receptor de la vergüenza en una relación unilateral.
Aún así, debes leer los siguientes pasos de las indicaciones para
eliminar la posibilidad de que estés avergonzando a otros más de lo
que crees. Después concentra tu energía en las últimas sugerencias
que se enfocan en confrontar la vergüenza recibida de otros.
. 2. Piensa en lo que obtienes avergonzando a otros

Una de las razones por las cuales una persona avergüenza a otra es,
simplemente, la costumbre. Algunas veces el hecho de avergonzar se
ha vuelto tan común que se hace automáticamente. Las personas
avergüenzan a otros por muchas razones adicionales; algunas de
ellas son el deseo de poder y control, el deseo de sentirse superior, y
como manera de defenderse contra la exposición de su propia
vergüenza.

Soy más fuerte que tú, es a veces el mensaje escondido de aquellos


que usan la vergüenza para obtener poder y control sobre otra
persona. Le dice que es débil, incompetente, inútil y endeble. Le
señala sus imperfecciones como evidencia de que él debe controlar su
vida. Es posible que los mensajes sean muy crudos. ("Eres tan
irresponsable que yo tengo que manejar nuestra chequera.") O
pueden ser más sutiles. ("Sigue tratando querida. Quizá uno de estos
días podrás manejar el dinero. Mientras tanto es mejor que yo haga
todos nuestros cheques.")

  

Soy mejor que tú, es el mensaje oculto que proviene de una persona
que quiere sentirse superior a sus compañeros de trabajo o socios. Se
concentra en las "imperfecciones" personales o culturales de los otros,
Por ejemplo, podría decirle a un socio que es demasiado crudo, mal
educado o muy simple como para compararse con ella. Esta persona
avergüenza a los otros para continuar sintiéndose especialmente
talentoso usa la vergüenza para mantener su prestigio.

Mejor tú que yo, es por lo general el pensamiento de una persona que


avergüenza a los otros para que ellos no puedan avergonzarla. Esta
maniobra defensiva es muy común en las relaciones en las que las
dos personas compiten por avergonzar al otro. La idea es dar el primer
golpe. Por ejemplo, una mujer se protege de su vergüenza atacando la
flojera de su marido antes que él critique sus hábitos de comida.

La vergüenza puede ayudar a mantener el poder, el prestigio y la


seguridad de una persona. ¿Entonces para qué querrían prescindir de
un arma tan poderosa? Definitivamente muchas personas se niegan a
dejar de avergonzar a otros, prefieren dominar en vez de alcanzar la
intimidad. Piensan que tratar a los demás con respeto y dignidad sería
un signo de debilidad
Creemos que la mayor parte de las personas que dejan de avergonzar
a otros, lo hacen por razones egoístas. Reconocen que no pueden
curarse de su propia vergüenza pretendiendo que de alguna manera
son más fuertes, sabias o mejores que los demás. Han descubierto
que solamente pueden alcanzar los principios de humanidad,
humildad, competencia y autonomía abandonando sus ideas de
superioridad o inferioridad inherentes. No pueden encontrar su lugar
en la comunidad humana, hasta que les permitan a sus seres amados
ser humanos y suficientemente buenos.

Los individuos que desean desarrollar relaciones libres de la


vergüenza, deben pensar muy bien en lo que han ganado
avergonzando a otros. En el momento en que alcancen este
conocimiento, podrán decidir si quieren o no cambiar sus conductas.

3 Piensa en el daño que te provocas a ti mismo y a los otros con


tu comportamiento

Los ataques de vergüenza hieren a las personas que nos


importan. Ahora es el momento de poner atención a este daño.

¿Después de que has avergonzado a tus hijos ves que se van


tambaleando a su cuarto y se niegan a salir? Cuando repites
machaconamente un tema que le molesta a tu pareja, ¿te das cuenta
si se ha turbado? ¿Se acobardan tus socios con tus salvajes
agresiones a su personalidad?
No requiere ser muy hábil para lastimar a otro avergonzándolo.
Cualquiera puede hacerlo. La mayor parte de las personas son
vulnerables a la vergüenza porque necesitan la aprobación de los
seres importantes en sus vidas. Pensamos que se requiere mayor
habilidad para controlarse y no avergonzar a otros, así como para
demostrar su cariño y un aprecio consistentes.

Nota la diferencia entre estas dos afirmaciones y trata de ser muy


específico:  "Creo que la herí con mi vergüenza.  Debo haberlo
hecho pero no sé cómo " o"Cuando le dije que era una estúpida,
me di cuenta del dolor que apareció en su cara por la manera
como parpadeó y dejó caer la cabeza."

Observa que el segundo comentario proporciona las pistas exactas


para la persona que avergüenza. De ahora en adelante podrá
recordarse a sí misma que no quiere decir o hacer cosas que
provoquen ese tipo de respuesta en otro, y si se da cuenta de que
alguien responde de esa manera, podrá decirse a sí misma que le ha
provocado vergüenza. Entonces tendrá la opción de cambiar su
conducta antes de hacer más daño á los demás.
La persona que avergüenza también debe poner atención en el
daño que se hace a sí misma. ¿Después de un ataque de
vergüenza, se siente peor o mejor? ¿Se siente aislada y sola?
¿Invita a otros a avergonzarla comenzando una competencia de
vergüenza? ¿Se siente culpable? Aquí también es necesario ser
muy específico. Las respuestas vagas no son útiles porque no
conducen a verdaderos cambios de conducta.

Advertencia: no trates de hacer todo bien de golpe, porque podrías


quedar abrumado por la culpa y la vergüenza. Toma tu tiempo.
Conócete a ti mismo. Debes empezar con calma. Date tiempo para
que puedas hacer cambios verdaderos en tu vida.

4. Relaciona el comportamiento de avergonzar a otros con tus


propios problemas de vergüenza y odio a ti mismo

Muchas personas que habitualmente avergüenzan a los demás están


profundamente avergonzadas y llenas de odio a sí mismas. Además,
con mucha frecuencia avergüenzan a los otros haciendo
aseveraciones que en el fondo piensan que se aplican a ellas mismas.

Para ilustrar lo anterior, citemos a una empleada que le dice a su


compañero de trabajo que es aburrido y torpe; secretamente piensa
que ella es así. Esta persona "proyecta" su vergüenza hacia afuera, se
la da a otros para no sentirse con defectos.

  

Es muy importante considerar esta posibilidad cuando reflexiones en


cómo avergüenzas a los otros. Pon mucha atención en particular a las
aseveraciones que usas con más frecuencia, lo más probable es que
sean las mismas cosas que piensas de ti mismo. También revisa lo
que le dices a otra persona pero que es totalmente erróneo, como
decir que alguien es flojo cuando es obvio que no lo es. También en
esto podrías estar proyectando tu propia vergüenza.

Esto no quiere decir que cada comentario desagradable que hagas


tiene que ver con tu vergüenza, tampoco puedes asumir que todas las
declaraciones provocadoras de vergüenza que te dirigen otras
personas son proyecciones de su propia vergüen7a. Existen muchas
razones de por qué las personas avergüenzan a otras.

El hecho de avergonzar a otros puede servir para esconder la propia


vergüenza, pero no puede curarla. Debemos tener el valor de entre en
vez de tratar de pasársela a otros culpándolos y atacándolos. El
siguiente paso después de hacer conciencia es comprometemos a
dejar de avergonzar a otros con el odio a nosotros mismos,

5. Comprométete a dejar de avergonzar a otros sin que importe el


comportamiento que tengan contigo

Creemos que avergonzar a otro ser humano daña la dignidad interior


del agresor. El individuo que ataca se aleja de su propia humanidad,
humildad, autonomía y competencia y a la larga, avergonzar a otros
aumenta en lugar de disminuir el sentimiento de vergüenza. La
persona que intenta liberarse de su propia vergüenza necesita
comprometerse seriamente a con tenerse antes de avergonzar a los
demás.

"Estoy de acuerdo en que debo dejar de avergonzar a mi esposo,


¿pero qué pasa si él continúa avergonzándome? Dejaré de hacerlo si
él también deja de hacer lo mismo." Esta mujer esta responsabilizando
a su esposo por sus decisiones. Le está permitiendo que él determine
cómo debe vivir su vida. Si él se compromete en esta tregua y
después falla, ella tendrá la excusa para continuar con sus propias
conductas avergonzadoras.

  

El punto que hay que señalar es que no podemos esperar a que el


mundo se convierta en un lugar más agradable. No podemos esperar
hasta que todos los demás dejen de avergonzarnos para
comprometernos formalmente a cambiar nuestras conductas. Tomar
una determinación significa que nos hacemos responsables por
nuestras conductas. Dejaremos de avergonzar a las personas que nos
importan en el momento en que nos demos cuenta que disminuirlos
sólo nos disminuye a nosotros mismos.

Si habitualmente le dices a alguna persona que es gorda y fea,


comprométete hoy mismo a borrar esa frase de tu vocabulario. No
seas tan escrupuloso con los pequeños defectos de los demás. Hoy
decídete a no volver a humillar en público a tu compañero o
compañera. Mantén esos compromisos. No trates de no avergonzar a
otros, ¡simplemente no lo hagas! Si rompes tu promesa, no te agredas
a ti mismo, sino que inmediatamente corrige la situación pidiéndole
una disculpa a la persona que avergonzaste y renueva tu promesa.
También acuérdate de observar y controlar tu conducta no verbal para
que no avergüences a otros con una mirada.

Algunas veces los otros responderán positivamente a tus cambios.


Quizá dejen de avergonzarte ahora que ya no los degradas. Considera
esos cambios como una bonificación, no como una recompensa por tu
decisión. La verdadera remuneración por no avergonzar a otros, es
que tú ganas el respeto a ti mismo. Es muy probable que las personas
que se niegan a avergonzar tampoco se avergüencen a sí mismas.

6. Remplaza esa conducta con acciones respetuosas hacia los


demás

Las personas crean un vacío en la comunicación cuando abandonan


algún tipo de conducta, pero no lo remplazan por otro. Por ejemplo,
una pareja se comprometió a dejar de avergonzarse el uno al otro
cuando se dieron cuenta del daño que estaban haciendo a la relación,
pero después descubrieron que no tenían nada de qué hablar. Su
relación estaba tan dominada por la vergüenza que en la ausencia de
las continuas críticas mutuas, ésta había quedado virtualmente vacía.

El halago, el respeto y el aprecio son algunas de las maneras positivas


para remplazar las palabras y acciones avergonzantes. Estas nuevas
conductas pueden dificultarse al principio. Muchas personas tendrán
que hacer un esfuerzo consciente para aprender a hablar de una
forma que no avergüence al otro. Primero, necesitarán prestar
atención a las cosas buenas, en lugar de los defectos. Segundo,
tendrán que aprender cómo decir a los demás que los respeten y los
aprecien. Por último, necesitarán resistir el impulso de alabar y
reprobar al mismo tiempo, ya que de esta manera sólo se vuelve a las
conductas vergonzosas.

  

A continuación exponemos algunas ideas que te servirán si


aceptas comprometerte a aprender a hablar en formas que no
avergüencen a los demás:
. Empieza cada día con el propósito renovado de respetar la dignidad
de los demás.

. Pon atención a las palabras y acciones positivas de las personas a


quienes estimas.

. Busca la bondad interior de todos lo que te rodean. El respeto se


basa en el aprecio de los otros como seres humanos sin tomar en
cuenta sus conductas específicas.

. Dile a los otros que son buenos, que son lo suficiente mente buenos,
que son dignos de ser amados y que son importantes. No permitas
que las palabras se te queden atoradas en la garganta.

. Nunca uses los halagos como preparación para la crítica. ("Me gustó
mucho lo que cocinaste para cenar, pero...")

. Puedes respetar a la gente aunque no estés de acuerdo con ella. En


toda relación es inevitable algún conflicto, pero esto no es una excusa
para las conductas avergonzadoras.

. No esperes ni exijas que te alaben cuando expreses tu aprecio.


Podrían no obtenerlo. No lo uses como una justificación para agredir.

. Pon mucha atención a los cambios que ocurren en tu interior cuando


sustituyes el respeto por la vergüenza. Recuerda que eres el que más
se beneficia de estas nuevas conductas. El respeto a los demás,
eventualmente aumentará el respeto a ti mismo.

7. Piensa en cómo te han avergonzado otras personas


significativas y en el daño que te han hecho

Una vez que hayas hecho el compromiso de respetar a los demás, estarás listo
para poner atención en cómo otros te han avergonzado. Esto no significa que
tienes que ser perfecto o que nunca volverás a avergonzar a nadie. Eso es
imposible. Lo que es importante señalar es que en realidad no puedes esperar
que otra persona deje de avergonzarte hasta que hayas alterado tu propia
conducta.

Empieza con una relación actual en la que sospeches que estás siendo
avergonzado con frecuencia. Tómate unos días o una semana para dedicarte
simplemente a estudiar los patrones de vergüenza que ocurren. No olvides
advertir cómo avergüenzas tú a la otra persona y cómo ella a su vez te
avergüenza a ti.
  

Presta mucha atención a las frases como cuando una persona en forma
condescendiente le da golpecitos en la cabeza al o u cuando regularmente no
hace caso de lo que dice. Reflexiona en as ocasiones cuando te parece que
alguien deliberadamente te avergüenza, en contraste como cuando ocurre de
forma menos consciente. Posiblemente te has percatado de que algunas veces
te has sentido avergonzado por mensajes cuya intención era hacerte sentir
mejor. Trata de recordar que en muchas relaciones, la vergüenza aparece en
forma accidental y no con el deseo de infligir un daño permanente.

Un mensaje o una conducta son generadoras de vergüenza, no importa cuál


haya sido la intención del emisor, cuando el receptor se siente menos humano,
menos humilde (en el sentido de ser ni mejor ni peor que otros), menos
autónomo o menos competente.

Es importante que aprendas cómo te lastiman los mensajes generadores de


vergüenza que provienen de otra persona ya sea o no con la intención misma
de dañar.

. ¿De alguna manera me siento sucio o impuro después de haber tenido


una conversación con un individuo en particular?

. ¿Me siento menos inteligente o competente que antes de la


conversación?

. ¿Siento que esta persona no puede aceptarme a menos que prescinda


de mi independencia y haga exactamente lo que él o ella quiere?

. ¿Por lo general me siento pequeño e infantil en la presencia de esta


persona?

. ¿Habla con frecuencia de mis defectos y mi falta de adecuación?

Responder a estas preguntas ayuda a identificar los efectos inmediatos de la


vergüenza, pero también es necesario poner atención a las consecuencias a
largo plazo. Hazte otras pocas preguntas sobre los últimos meses (al menos)
de tu relación con otro individuo.

. ¿En forma general cómo me ha ayudado esta persona a sentirme como


ser humano valioso?

. ¿Cómo ha disminuido esta persona mi autoestima?

. ¿Esta relación nutre mi fortaleza interior o aumenta mis debilidades?

. ¿Qué es lo que en esta relación aumenta o disminuye mi vergüenza?


. ¿Esta relación se dirige o se aleja del respeto mutuo?

. ¿Es mi vida más significativa o menos que antes, y cómo se relaciona


con esta relación?

La vergüenza provoca daños. Tu tarea consiste en darte cuenta de cómo te


está dañando la vergüenza dirigida a ti. Sé muy específico, tanto como lo fuiste
cuando evaluaste la forma cómo has lastimado a otros con tu conducta. No
exageres pero tampoco minimices, trata de ser tan objetivo como puedas.
Pronto necesitarás hablar claramente con la persona que te está avergonzando
mientras confrontas y desafías las conductas generadoras de vergüenza.

8. Confronta y desafía las conductas dirigidas a ti que te han


hecho sentirte avergonzado

Ahora hemos llegado al punto decisivo. ¿Con todo el conocimiento


que hemos reunido, procedemos a confrontar a las personas que nos
avergüenzan? ¿Nos arriesgaremos a recibir su n su ira, sus actitudes
defensivas junto con su capacidad para avergonzarnos todavía más,
con tal de obtener un respetuoso y apreciativo? ¿Estamos dispuestos
a encarar los miedos al abandono, que reflejan nuestras dudas sobre
nuestro valor como seres humanos?

Inspira mucho temor desafiar a alguien que tiene el poder de


avergonzarte. Sin embargo, entre más tiempo pase sin que se luche
contra las conductas generadoras de vergüenza, más daño
ocasionarán en el receptor. La vergüenza que no se desafía se dirige
al mismo centro del autoconcepto del individuo. Tarde o temprano la
persona que quiere sentir un orgullo sano y dignidad tendrá que
confrontar a aquellos que la avergüenzan. Deberá decirle a esas
personas que ya no está dispuesta a participar en relaciones que
aumenten su sentimiento de vergüenza. Pedirá cambios específicos
en las conductas y las palabras de ellas para promover el respeto en
lugar de la vergüenza.

  

Sugerencias en el caso de que decidas confrontar las conductas


generadoras de vergüenza:

. Sé firme y claro en cuanto a tu propósito; ten una idea exacta de


lo que quieres obtener de esa persona.

. Prepárate para ofrecer ejemplos específicos de las conductas


que han provocado tu vergüenza.
. Mantén una conducta respetuosa tanto hacia ti mismo como
hacia los demás durante la confrontación; sobre todo, no
avergüences a nadie.

. No te retractes frente a las inmediatas actitudes defensivas,


injurias o amenazas.

. Recuerda que el objetivo no es castigar, sino animar a esa


persona a cambiar sus conductas actuales y futuras.

. No esperes el éxito inmediato, sino un cambio gradual que se


dará en un periodo largo.

. Entiende que probablemente necesitarás tener varias


conversaciones con la otra persona antes de que los dos puedan
comprender el problema en su totalidad.

. Prepárate para manejar el tema de cómo avergüenzas tú a la


persona que te avergüenza.

Tal vez estas ideas te parezcan complicadas. En realidad, sólo se


necesita una cosa. De alguna manera, debes informar a la persona
que regularmente te avergüenza que no estás dispuesto a seguir
tolerando esas conductas. La vergüenza enferma a las personas. Ya
es tiempo de que insistas en que las personas importantes de tu vida
contribuyen a tu salud.

9. Piensa en terminar las relaciones que continúan estando


dominadas por la vergüenza

Los hábitos de la vergüenza son muy difíciles de romper, aun cuando


ambos individuos deseen dejar de avergonzarse el uno al otro, Son
más difíciles de alterar cuando uno o los dos continúan avergonzando
al otro. Esto significa que podría ser necesario que la persona que
desafía una relación basada en la vergüenza tenga que terminarla si
esas conductas continúan invencibles.

  

Es posible que las personas avergonzadas teman la idea de


abandonar al que los avergüenza (jefes, amigos). Tienen miedo de
que nadie más los quiera. Tristemente, están paralizadas por la misma
vergüenza de la que no pueden escaparse. Han perdido la fe en que
merecen tener un buen lugar en el mundo.
Ninguna otra persona debe decirte que abandones una relación. Son
decisiones sumamente personales y vitales para que otros juzguen
desde la distancia. Pero es muy razonable preguntarle a la otra
persona lo que espera ganar manteniendo la relación. Si la respuesta
a esta pregunta es más vergüenza, culpa e infelicidad quizá sea
tiempo de terminarla.

Algunas relaciones basadas en la vergüenza no tienen salvación. La


vergüenza penetra y controla tantas interacciones, que el cambio es
imposible. Además algunas personas son incapaces, o al menos no
tienen interés en aprender y practicar una comunicación respetuosa.
Puede ser que este tipo de relaciones eventualmente tenga que
terminar para poder desarrollar el respeto a uno mismo.

10. Haz el compromiso, y sostenlo, de fomentar las relaciones


que no están basadas en la vergüenza

Aquéllos que luchan contra las conductas generadoras de vergüenza


en sus relaciones actuales descubrirán que los episodios vergonzosos
gradualmente disminuyen.

Primero, avergüenzan a otros con menos frecuencia. Segundo,


aceptan menos agresiones de los demás. Tercero, probablemente se
darán cuenta de que ahora se sienten más atraídos hacia las
personas que practican el respeto en el lugar de la vergüenza.

Hay que nutrir las relaciones en las que no se opta por avergonzarse
mutuamente. Éstas están formadas por personas que
conscientemente han escogido tratarse el uno al otro con dignidad y
respeto.

Todos los involucrados necesitan tener el valor de confrontar la


conducta generadora de vergüenza en el momento en que se
presente para cambiarla antes de que haga más daño. Sobre todo, los
individuos que mantienen relaciones respetuosas deben recordar que
sus compañeros, amigos y socios merecen que los traten con justicia.

  

Las relaciones con mutuo respeto ayudan a curar las heridas de la


vergüenza. Únicamente son posibles cuando los participantes hacen
el juramento que renuevan con regularidad de contenerse de
avergonzarse uno al ovo. Éstas se apoyan en el compromiso, la
comunicación y en ocasiones en el trabajo duro.

En comunidades de autoayuda, como Alcohólicos Anónimos, existe un


refrán que dice: "Únete a los ganadores." Que remos ofrecerte el
mismo consejo. En este caso los ganadores son personas que se
tratan el uno al otro y a sí mismos con respeto, dignidad y aprecio.
Son personas que han optado por no avergonzarse el uno al otro.

Sumario
La vergüenza en las relaciones actuales puede curarse. El pro ceso
empieza por revisar cómo avergonzamos a otros. Entonces quizá
decidas convertir tus conductas generadoras de vergüenza en
conductas sanas. El siguiente gran paso es confrontar y desafiar a los
que, con sus ataques de vergüenza, te hacen daño.

Las personas que son avergonzadas con regularidad, tienen mucha


dificultad para sentirse bien consigo mismas. Por lo tanto, el objetivo
consiste en desarrollar y mantener relaciones mutuamente
respetuosas Aunque esas relaciones hayan estado dominadas por la
vergüenza, creemos que es posible alterarlas siempre y cuando
ambos miembros quieran cambiar, o que por lo menos uno de ellos se
niegue a continuar viviendo con la vergüenza. Sin embargo, existen
relaciones en las que es imposible desarrollar un patrón de respeto
mutuo. En tales casos existe la posibilidad de que decidas abandonar
la asociación para proteger tu autoestima.

Ejercicios

Ejercicio uno

Haz una lista en una hoja de papel de las principales formas en


que tú avergüenzas a otros.

..............

.............

Después encierra en un círculo algunas de las siguientes frases


que ejemplifiquen lo que obtienes como resultado de avergonzar
a otros. Haz una lista de otras frases que ejemplifiquen lo mismo.
¿Qué es lo que obtienes?

Siento que tengo el control      Detener la crítica interna


Compartir la infelicidad            No tener que hacer cosas
Soltar la tensión                     Tener la última palabra
Llego a ser el mejor                Detener las críticas de los demás
Ser egoísta                            Saber que soy superior
Poder físico                            Enojarme
No tener que sentir                 Quejarme
Placer                                   Venganza
Tener la razón                        Mantenerme a la distancia
Sentirme poderoso                 Lo que quiero

Pon una "x" antes de las palabras de la siguiente lista que


representan lo que pierdes por avergonzar a otros. Marca con un
"O" las palabras que representan lo que otros pierden cuan do tú
los avergüenzas.

  

Confianza

Orgullo

Respeto a uno mismo

Espontaneidad

Amor

Paz mental

Compañerismo

Dignidad

Cercanía

Respeto

Confianza

Carácter juguetón

Específicamente, ¿qué piensas del daño que le haces a los


demás cuando los avergüenzas?
.................................

Ejercicio dos

Los padres que se sienten avergonzados de su "rebeldía" juvenil


pueden avergonzar a sus hijos acusándolos de tener un
comportamiento sexual injustificable. Los niños que han vio lado
alguna regla pueden avergonzar a su hermanito o hermanita menor
por haber sido malos, cuando en realidad no han hecho nada. Las
parejas también se "proyectan" de esta manera y se avergüenzan el
uno al otro porque ven sus propios defectos. Ahora haz una lista de
todas las razones por las que avergüenzas a otros que también son
defectos que ves en ti. ¡Sé honesto!

Ejercicio tres

Mediante los siguientes puntos (en una hoja de papel), comprométete


a suspender las conductas generadoras de vergüenza. Cualquier
violación de este compromiso significa que le debes a la otra persona
una disculpa, no importa cómo se haya comportado contigo. Tu
compromiso consiste en aumentar la dignidad y el respeto a ti mismo
con tu propia  conducta.

Persona:

Cuándo la avergoncé:

Mi compromiso para dejar de avergonzarla:

Fecha:                                                 Firma:

Resultados de un día:

Resultados de una semana:

Resultados de dos semanas:

Resultados de tres semanas:

Resultados de un mes:

Resultados de seis semanas:

Ejercicio cuatro
Ahora ya estás listo para considerar en qué forma te han avergonzado
otras personas. Escoge sólo una de ellas para empezar; podría ser tu
pareja, el padre o la madre, un hijo o hija, hermanos, jefe, colega o
consejero. Escribe en una hoja de papel los mensajes de vergüenza
que te han dirigido. Re cuerda aquéllos mensajes que dicen: No eres
bueno, no eres lo suficientemente bueno, no eres digno de amor, no
perteneces y no deberías existir. Estos mensajes pueden haberlos
trasmitido en forma verbal o no verbal. Tu hoja de papel debe quedar
así:

Mensaje:

Cómo lo recibí:

Escoge primero una sola conducta de vergüenza para desafiarla.


Mientras ves los resultados quizá quieras desafiar otros mensajes. Sé
muy claro, específico y respetuoso en tu confrontación. Asegúrate de
usar las guías anotadas en esta sección sobre la confrontación y el
desafió a las conductas generados de vergüenza dirigidas a ti.
Responde a este ejercicio en otra hoja.

. Mensaje que recibo ahora.

. Tipo de mensaje que quiero recibir.

. Dos cosas que diré o haré durante la conversación.

. Dos cosas que no diré o haré durante la conversación.

. Si la persona que confronto se pone defensiva, yo...

. Si la persona que confronto se disculpa, yo...

. No importa qué, yo...

. No importa qué, yo no..

Curando las heridas de la vergüenza


infligida por uno mismo
"Los pensamientos de que no valgo y que no sirvo para nada
continúan regresando mucho más seguido de lo que me gustaría
reconocer. Sólo que ahora ya no me trastornan tanto. Entre más
respeto me tengo, la vergüenza tiene menos poder sobre mí."

Siempre pensaba que él era un "desperdicio". Ahora sabe que


definitivamente no lo es. Ha empezado a apreciarse a sí mismo.
Además, se trata con mayor respeto. Finalmente, se ha dado cuenta
de que una persona que quiere disfrutar la vida no puede estar llena
de disgusto y odio a sí misma.

"Estaba completamente aislado. Me sentía desconectado de mi


familia., de Dios, de todo el mundo y de mí mismo. No tenía idea de
por qué estaba convida. Todo lo que me quedaba era mi vergüenza.
Finalmente regresé a mis raíces para poner algo de significado en mi
vida. En cuanto encontré mi centro espiritual, la vergüenza empezó a
desaparecer."

  

Ella creía que nunca iba a dejar de avergonzarse a sí misma. Aún


después de años de terapia, todavía sentía olas de des precio y odio a
sí misma, Pero un día se despertó con una idea muy sencilla: Es
bueno estar viva hoy. Se permitió celebrar su vida. En ese momento
fue capaz de aceptarse y de apreciar el milagro de su propio ser.

Si es necesario, dale un repaso rápido a las indicaciones generales


para curar la vergüenza. Muchas de esas ideas, como el tener
paciencia contigo mismo, aceptar tu vergüenza como parte de la
condición humana, pedir ayuda, desafiar la vergüenza y emprender
acciones físicas y mentales para aliviarla, aquí son sumamente
importantes, ya que las indicaciones de la presente sección están
orientadas a completar las indicaciones generales.

Indicaciones para curar los pensamientos y acciones que


provocan sentirse avergonzado de uno mismo

1. Presta atención a los mensajes condenatorios que parecen


surgir en forma automática.

2. Desafía esos pensamientos y remplázalos con afirmaciones


positivas.

3. Respétate a ti mismo.

4. Celebra tu existencia.
5, Desarrolla metáforas y símbolos positivos para tu vida.

6 Renueva o desarrolla tu vida espiritual para ayudarte a


encontrar un significado positivo en tu existencia.

1. Presta atención a los mensajes condenatorios que parecen


surgir en forma automática

Es probable que constantemente nos repitamos que no somos tan buenos


como otros. Esto es obvio si nos estamos disculpando o suponemos que lo que
decimos no tiene sentido para nadie. Nuestro modo de avergonzarnos puede
estar escondido y consiste, principalmente, en insultarnos o descontarnos a
nosotros mismos. Muchas personas se concentran en unas cuantas
aseveraciones que aparecen con bastante frecuencia y en forma "automática".
Estos mensajes simbolizan su vergüenza. Algunos ejemplos son:

. Nunca hago nada bien.

. Nadie podría realmente amarme.

. Hay algo que está mal conmigo.

. No soy nada.

En estos momentos necesitarás tener mucha paciencia. Tu primera tarea para


dejar de avergonzarte es estar plenamente consciente de cómo te condenas a
ti mismo. Esto quiere decir que debes poner mucha atención en los
pensamientos que aparecen sin ningún examen previo. Significa que no debes
apresurarte para cambiarlos porque podrías no apreciar su fuerza y su
persistencia. Recuerda, debemos aprender a estar con nuestra vergüenza
antes de que podamos tener la esperanza de construir una nueva vida.

  

Necesitamos convertimos en observadores objetivos de nuestra condición.


Debemos estudiarnos a nosotros mismos y responder preguntas como las
siguientes:

. ¿Qué es lo que pienso y digo en voz alta de mí mismo que aumenta mi


sentimiento de vergüenza?

. ¿Qué estoy haciendo cuando oigo estos mensajes de condena a mí


mismo?

. ¿Qué pasa conmigo después de tener estos pensamientos? ¿Cómo


afectan a mis sentimientos y conductas?
. ¿Qué tan convencido estoy de que estos pensamientos son verdaderos?

. ¿Cuándo decidí que eran ciertos?

Quizá tengamos problemas para iniciar o para llevar a cabo esta tarea. La
razón es que la vergüenza puede haber disminuido nuestro interés y energía.
Es muy difícil sentir curiosidad por uno mismo si estamos desanimados y
aburridos. Otra razón podría ser que nos creemos tan malos que no queremos
saber nada de nosotros mismos; o tal vez tengamos miedo de que damos
cuenta de nuestra vergüenza sólo empeorará las cosas. Todos estas razones
son válidas. Cada uno de nosotros tiene el derecho de escoger dónde, cómo,
cuándo, y si empezaremos alguna vez.

Sin embargo, si queremos disminuir el daño de nuestros pensamientos y


conductas que nos causan vergüenza, necesitamos tomamos un tiempo para
responder a estas preguntas. Es importante que al hacerlo no aumentemos
nuestra vergüenza con pensamientos que nos la producen. Por ejemplo,
debemos intentar no decir algo como: ¡Maldita sea, vuelvo a caer en lo mismo!
Otro pensamiento de vergüenza. Segura mente algo en mí ha de andar mal.
¡Debo estar loco!

Por el contrario, reconoce que mediante estos pensamientos estás obteniendo


información muy valiosa. Descubrir en qué forma te condenas te permitirá
desafiar estos pensamientos y aumentar el respeto a ti mismo.

2. Desafía esos pensamientos y remplázalos con afirmaciones


positivas

Empiezas el diálogo contigo mismo cuando desafías los pensamientos


negativos que te provocan la vergüenza.

Afortunadamente, cada mensaje te conduce a una afirmación que


puede ayudarte a curar la vergüenza. Estos mensajes positivos, por lo
general, serán tan simples y obvios como los que te condenan. Por
ejemplo, el desafío a la idea negativa Nunca hago nada bien, en
Puedo hacer las cosas bien. De igual forma, el Nadie podría amarme
de ven se convierte en Merezco que me quieran, mientras que Algo en
mí está mal puede cambiarse por No hay nada que esté mal o Estoy
bien. Por último, la idea vergonzosa de No soy nadie, se convierte
en Soy alguien.

Ningún mensaje puede curar todo tipo de vergüenza por que cada
persona padece un tipo diferente y único. Por eso necesitamos
identificar nuestras propias afirmaciones si nuestras vidas están
basadas en la vergüenza. Estas afirmaciones deben ser claras,
sencillas, y desafiar directamente uno o más de nuestros mensajes
negativos. También deben ser por lo menos u poco factibles cuando
nos las decimos a nosotros mismos.

Imagina una conversación que tuviera lugar dentro de tu cabeza.


Podría ser más o menos así:

. El ser avergonzado: Sé que algo anda mal en mí. Lo he sabido


durante años,

. El ser respetuoso: Me estoy cansado de oírte decir eso. He


decidido que hay algo bueno en mí.

. El ser avergonzado: Tonterías. Estoy dañado, no sirvo para


nada, no valgo nada.

. El ser respetuoso: Soy humano. Estoy bien.

  

Puede que no ganes esta batalla. Pero lo importante es que ya estás


desafiando tu vergüenza en vez de permitirle que controle tu vida,
Estás luchando contra mensajes que quizá no has cuestionado
durante muchos años.

Date cuenta de las suposiciones que haces acerca del valor de ti


mismo. Los "hechos" no son necesariamente útiles porque no tienes
que demostrar que hay algo bueno en ti mencionando tus buenas
acciones, pensamientos o logros. Hay algo bueno en ti porque tú
quieres que lo haya. Recuperarme de la vergüenza excesiva es en
parte querer tomar la decisión.

Tu inteligencia y tu razón ciertamente son factores importantes para


curar la vergüenza excesiva. Ponen las bases para el diálogo que la
cura.

Sin embargo, la inteligencia y la razón por sí solos no pueden producir


grandes cambios en tu suposición básica acerca de tu identidad. Ellos
solos no pueden justificar tu existencia, ni pueden darle significado a
tu vida. Necesitas ser capaz de decirte a ti mismo: Existo y soy bueno.
Tú debes tomarla firme decisión de tener fe en ti mismo, en cada uno
de tus actos y en el mundo.

3. Respétate a ti mismo
La comunidad de Alcohólicos Anónimos ha desarrollado la idea de
"Actuar como si..." tanto en los pensamientos como en las conductas.
A la persona que comienza su recuperación y todavía titubea pata
comprometerse a la abstinencia, se le pide que actúe como si
realmente quisiera permanecer sobria. Después actúa en una forma
verdaderamente comprometida, asistiendo, por ejemplo, a las juntas
de Alcohólicos Anónimos, en lugar de pasar el tiempo en los bares.
Muchas veces el individuo que empieza a actuar como si deseara la
sobriedad, eventualmente llega a valorar esta conducta, Su mente y
su cuerpo responden tan bien que aprecia su abstinencia y ya no tiene
necesidad de beber.

  

Es posible que también necesites empezar a recuperarte de la


vergüenza con esta técnica de "Actúa como si..." en tus pensamientos
y conductas. Específicamente tendrás que hacerte la siguiente
pregunta: ¿Qué haría en este momento si realmente me respetan?

No esperes a sentirte completamente liberado de la vergüenza


excesiva para empezar a tratarte con respeto. En vez de eso, empieza
inmediatamente a ejercitar el hábito del orgullo sano, la dignidad y
autoestima. Esto significa que puedes sustituir siempre que puedas los
pensamientos y conductas de amor a ti mismo por aquellos que te
provocan vergüenza. Quizá necesites tomar, como modelo para tus
acciones, lo que h otras personas que se respeten a sí mismas.
Incluso podrías hablar directamente con ellas, quienes, a su vez,
podrían compartir sus experiencias y cómo han aprendido a amarse a
sí mimas. Tal vez algunas de ellas también han tenido que practicar el
'Actuar como si..." durante un tiempo.

4. Celebra tu existencia

Esta celebración puede ser muy sencilla. Es privada y personal. Por lo


general, consiste en recordarte todos los días a apreciar y disfrutar la
vida.

Lo contrario de celebrar tu existencia es disculparte por ella, que es


algo que hacen muchas personas profundamente avergonzadas.

Puedes empezar esta celebración o renovarla recordando los cuatro


principios:
1. Humanidad.

2. Humildad.

3. Competencia.

4. Autonomía.

Estos principios te animarán a reconocer que no eres ni mejor ni peor


que otros, sino que eres un ser humano capaz y único.

Soy quien soy es la declaración de una persona que ha aprendido a


aceptarse. Aquí no existen las disculpas por existir ni se enfoca en la
debilidad, los defectos, fracasos o imperfecciones. Tampoco hay
narcisismo (que incluye la vanidad y el orgullo excesivo) o presunción.

  

Como los "hechos" a veces no son suficientes para convencernos de


nuestra pertenencia a este planeta, debemos buscar una convicción y
una fe más profundas. Nadie puede justificar realmente su presencia
en la tierra con argumentos sobre sus buenas acciones, la belleza que
crean o el dinero que hacen. Debemos tomar la decisión de celebrar
nuestra existencia en vez de explicar cómo vivimos o qué hacemos.

Un recordatorio: el sentimiento de vergüenza continuo puede señalar


la presencia de una depresión bioquímica. La falta de alegría con
frecuencia es parte de la depresión. Si las tareas de esta parte de la
guía se te dificultan al extremo de que ni siquiera puedes imaginar
realizarlas, necesitarás repasar las señales de la depresión.

5. Desarrolla metáforas y símbolos positivos para tu vida

Existen ciertas imágenes que aparecen regularmente junto con la


vergüenza, como las del hombre agachado con la cabeza baja o las
de la mujer que se sonroja y se cubre la cara con las manos. Estas
escenas reflejan una respuesta física y emocional a la vergüenza.
Probablemente, cada persona desarrolla una imagen específica de
ella que es única. Para una persona podría ser un recuerdo muy nítido
de la infancia en la que su padre lo señalaba con el dedo. Otra
persona quizá represente su vergüenza como una figura débil,
patética, incapaz de hacer nada bien. Otro individuo tendrá como
símbolo de su vergüenza una escena particularmente embarazosa en
la que actuó como un "borracho asqueroso". Estas imágenes tan
vividas reflejan y aumentan la vergüenza. La reflejan porque le
muestran a la gente cómo se ven cuando están avergonzados, y la
aumentan porque disminuyen el sentido de valoración propia.

  

Estas imágenes "automáticas" acompañan pensamientos de


vergüenza también automáticos.

El orgullo, la dignidad, la autoestima y el respeto a uno mismo son


palabras que producen visiones mentales muy diferentes. Piensa en ti
mismo parado derecho, viendo directo al frente, lleno de gracia y
fuerza. Estas imágenes positivas son vitales. Si quieres curarte
de la vergüenza excesiva, necesitarás desarrollar varias
representaciones positivas de ti mismo para contrarrestar las
imágenes habituales que te avergüenzan.

Las mejores imágenes son las que aparecen en forma natural. Éstas
se originan en sucesos reales de tu vida o en conceptos idealizados
de ti mismo. Con ellas te sentirás cómodo. Cuando te permitas
desarrollar estas imágenes, sentirás que te estás viendo en tu mejor
forma, como una buena persona en un mundo bueno.

Algunas imágenes sanas y no avergonzadas pueden provenir de tu


infancia. Por ejemplo, un hombre podría recordar una escena
caminando con su padre por una vereda durante una temporada de
pesca. Se hablan "de hombre a hombre", como pretexto para disfrutar
de la compañía del otro, mostrando así el interés mutuo y el respeto
que se tienen. Los ingredientes claves en esta escena son su claridad,
simplicidad y poder. El niño que ahora se ha convertido en adulto
puede usar esta imagen para que le recuerde que puede vivir con
dignidad.

Hay otras imágenes más inmediatas. Una mujer que en el pasado ha


sido dominada por los hombres, puede imaginarse a sí misma
explicando sus ideas a su novio o jefe en forma calmada y articulada.
Esta representación la ayudará en sus encuentros reales con
hombres, porque de esta forma ella no empezará la plática con la
suposición de ser inadecuada.

No todas las imágenes positivas tienen que ser tan concretas como
las que hemos descrito. Te puedes identificar con algo que creas que
tiene una dignidad interior, como un águila o un roble. Todos los días
puedes tratar de hacer cosas que reflejen esa dignidad.
. Si yo fuera como un águila, no murmuraría de la gente ni escucharía
sus chismes.

. Si fuera como un roble, mantendría la cabeza levantada en los malos


momentos.

Por favor nota que tus imágenes no tienen que ser heroicas. No tienes
que imaginarte como  un héroe conquistador destruyendo todo a tu
paso para aliviar la vergüenza. De hecho, tales imágenes heroicas
podrían producirte una mayor vergüenza cuando te des cuenta de que
no puedes alcanzarlas. Las representaciones que alivian la vergüenza
excesiva son aquellas que te ayudan a sentirte bien en la forma como
eres. No son fantasías de algo que no puedes ser.

¿Necesitas ayuda para desarrollar imágenes respetuosas de ti


mismo? Los ejercicios al final de esta sección seguramente pueden
ayudarte.

6. Renueva o desarrolla tu vida espiritual para ayudarte a


encontrar un significado positivo en tu existencia

Puedes continuar tu proceso de recuperación reconociendo que


necesitas reformar tu dañado espíritu igual que tus sentimientos,
pensamientos y conductas. Quizá necesites renovar o desarrollar tu
espiritualidad a través de la oración, la meditación y la discusión con
otros.

La búsqueda espiritual puede inspirar miedo. Algunas veces las


personas avergonzadas tiemblan con la idea de renovar el contacto
con un Poder Superior que creen que las ha condenado hace mucho
tiempo. Otras han perdido interés en la espiritualidad como parte de
una pérdida general de ánimo y esperanza. Existen otras personas
que tendrán que manejar la ira que sienten contra un Dios que
permitió que se sintieran tan mal durante tanto tiempo. Por último, hay
algunas que no tienen interés en la religión organizada y que no
desean relacionar su profunda vergüenza con la angustia espiritual.
Tal vez sientan que tendrán que abrazar una religión que los
incomode.

  

No haremos ningún esfuerzo para dirigir tu búsqueda espiritual. Todo


lo que estamos sugiriendo es que necesitas alejarte del aislamiento y
la desolación de la vergüenza, y buscar relacionarte con el universo.
De alguna manera debemos reencontrar nuestro espíritu y un
profundo sentido de que nuestra vida posee un significado.

La vergüenza nos separa del mundo. Cuando nos curemos,


descubriremos que no estamos solos. Algunas personas se
encuentran con que su miedo al abandono disminuye cuando obtienen
la convicción de estar firmemente sostenidos por un Dios lleno de
amor. Otras, simplemente se regocijan en el reconocimiento profundo
y privado de tener una luz interior espiritual.

Algunos autores escriben que la vergüenza (vergüenza normal y sana)


ayuda a preservar y proteger la espiritualidad. Señalan que los
acontecimientos profundamente espirituales en la vida de una persona
con frecuencia son privados y personales, ciertamente muy pocas
desearían que se publicarán sus oraciones y meditaciones. Esta idea
nos recuerda que el objetivo no consiste en eliminar la ve sino en
aprender a apreciarla y usarla de manera apropiada. La persona que
localice un centro espiritual no quedará sin vergüenza, sino que se
liberará de la vergüenza excesiva y se abrirá a una normal que
mantiene la armonía interior.

Sumario
Tenemos una notable facilidad para lastimarnos a nosotros mismos.
Una forma de hacerlo es avergonzándonos. Cuando enfatizamos
nuestras debilidades e imperfecciones, nos olvidemos de que
inherentemente somos valiosos y dignos de aprecio. En esta sección
hemos proporcionado indicaciones diseñadas para ayudar a cambiar
los pensamientos y conductas generadores de vergüenza por otros
que promuevan el respeto a uno mismo. Algunas de las indicaciones
se refieren a los mensajes de vergüenza que nos repetimos incesante
mente. Estos mensajes nos impiden desarrollar un punto de vista más
positivo. Éstos deben registrarse, desafiarse y cambiarse por
afirmaciones positivas. También debemos cambiar nuestra conducta
para tratarnos con respeto.

Hay señales de recuperación cuando aprendemos a celebrar nuestra


existencia y desarrollamos metáforas y símbolos positivos para
nuestra vida. También debemos prestar atención al vacío espiritual y
la desesperación. Como personas profundamente avergonzadas,
quizá se haya perdido la fe en que nuestra vida tiene un significado.
Necesitarnos renovar nuestra búsqueda espiritual para encontrar
nuestro lugar en el mundo.
Ejercicios

Ejercicio Uno

Regresa al ejercicio de los mensajes condenatorios, para un


breve repaso. Si alguno de estos mensajes condenatorios
constituye un problema para ti, haz el siguiente ejercicio usando
una hoja de papel:

. El siguiente es el mensaje de vergüenza que provoco y me doy a


mí mismo:

. ¿Qué estoy haciendo cuando me doy este mensaje?

. ¿De dónde o de quién aprendí este mensaje?

. ¿Qué edad tenía cuando decidí que este mensaje era cierto?

. ¿Qué decisión positiva necesito tomar para cambiar el mensaje?

Escribe pensamientos positivos que te ayuden a poner el pasado


detrás de ti; pensamientos que reflejen la nueva decisión que estás
tomando acerca de quién eres. Ahora, repitiendo pon frecuencia estos
pensamientos, empieza a actuar como si fuera verdad. Por ejemplo, si
has decidido que eres hermoso en lugar de feo, trátate de esta
manera y actúa como si lo fueras. Si has llegado a la conclusión de
que eres una persona inteligente y digna, reflexiona tranquila y
profunda mente sobre tus pensamientos y opiniones. Convéncete a ti
mismo de que son valiosos y actúa con otros como si estuvieras
orgulloso de lo que piensas y dices. Describe los resultados de "Actuar
como si...." en una hoja separada.

  

Ejercicio dos

El orgullo, el honor, el respeto a uno mismo y la dignidad son los


antídotos contra la conducta de quien se avergüenza a sí mismo. Haz
una lista (en otra hoja de papel) de las ocasiones en la que te
trataste sin vergüenza. Por ejemplo:

. Sentí orgullo (satisfacción por algo que hice) cuando:

. Me sentí honorable (actúe en forma honorable e íntegra) cuando:


. Sentí respeto por mí mismo (fui generoso y considerado conmigo
mismo) cuando:

. Me sentí digno (valioso, capaz de tener la cabeza levantada) cuando:

¿Qué necesitas hacer para tener más experiencias como estas?

Ejercicio tres

Celebramos nuestra existencia cuando hacemos algo sólo para


nosotros mismos en vez de hacerlo sólo por los demás. Por ejemplo,
celebramos nuestra existencia al:

. Hacer una caminata y experimentar un sentimiento de pertenencia


con la naturaleza, y

. Recibir el amor de otro, al cantar o bailar, al escribir un poema que


exprese nuestros sentimientos y al decidir ser felices y libres.

Aquellos de nosotros que hemos efectuado en forma arrogante


podemos celebrar nuestra vida centrándonos en nuestra humildad y
humanidad. Las personas que carecen de vergüenza pueden celebrar
honrando las vidas de otros tanto c la propia. Celebra tu vida de modo
especial por lo nler1o una vez esta semana. Si te parece difícil, quizá
un amigo pueda ayudarte a aprender a obtener placer del hecho de
estar vivo. Enlista varias posibilidades.

Ejercicio cuatro

Toma por lo menos una media hora y sal a caminar. Pasea Sin: ir a
ningún lugar en especial. Mientras caminas despacio, permite que
algo positivo en la naturaleza te llame la atención, un arbusto increíble,
cierto árbol, un arroyo, un nido de pájaro. Cuando algo así irrumpe
ante tus ojos, observa su belleza y calidad. Descubre el mensaje que
tiene para ti y piensa en la forma en que podrías parecerte. Úsalo para
mantener una imagen positiva de ti mismo durante esta semana.
Escribe en una hoja de papel lo que aprendiste de esto. (Ejemplo: un
hombre impaciente aprendió de los robles que la paciencia para crecer
con lentitud requiera de igual fuerza.)

Ejercicio cinco

Las experiencias más fuertes de vergüenza y avergonzarse a uno


mismo puede despojar a la vida de significado. Nos confundimos con
la idea de estar vivos, de para qué servimos y si hay un futuro para
nosotros. Debemos relacionamos de nuevo con el mundo. Una forma
de hacerlo consiste en concentrar nos en nuestra respiración
haciéndola más profunda y más relajada, y permitiendo que el oxígeno
extra que recibimos nos inspire. Con frecuencia, aquellos de nosotros
que hemos sido avergonzados inconscientemente empezamos a
contener la respiración; esto hace que nos sintamos más asustados,
deprimidos y desligados de lo que ya estamos. El hecho de pasar
unos pocos minutos respirando profundamente, siempre que nos
descubramos conteniendo la respiración o sintiéndonos deprimidos, es
un buen principio para empezar a relacionamos, nos devuelve al
contacto con nosotros mismos.

Responde a las siguientes preguntas en otra hoja de papel.

. ¿Qué has notado en tu respiración durante esta semana?

. ¿Cómo cambia tu relación con el mundo al respirar pro fundamente


en forma frecuente?

El descubrimiento de uno mismo o conexión con lo espiritual también


significa practicar regularmente alguna forma de meditación relajada,
oración o visualización espiritual (por ejemplo, visualizar un Poder
Superior).

. La Sociedad de Amigos (los cuáqueros) dice, "Hay algo de Dios en


cada uno de nosotros." Contesta en una hoja cómo se aplica esto a ti.

Ayuda para la persona con insuficiencia de vergüenza

Toda su vida se sintió especial y talentosa. Lejana y superior, ella


esperaba con calma a que el mundo conociera su excelencia obvia.
Ahora se ha dado cuenta de que es simplemente humana. Finalmente,
se ha decidido a bajar del trono.

"Formé parte del movimiento de los sesenta y setenta que sostenía


que todo debe exhibirse. Fui muy desinhibido en todo lo que hacía. En
ese tiempo yo creía que había que sacrificar la dignidad para ser
auténtico."

"Mi familia hablaba con crudeza. Hablábamos de todo. Ahora tengo


que tener mucho cuidado para no apenar a mis socios y a mí mismo
cuando hablo. He tenido que aprender a respetar sus límites."

  
Las últimas secciones han enfocado los problemas de las personas
con diferentes grados de vergüenza; desde la normal hasta la
excesiva; y las formas de cómo puede llegarse a curar. En esta
sección estudiaremos lo que se puede hacer si tienes demasiada poca
vergüenza y tiendes a estar centrado en ti mismo, y ser inmodesto e
indiscreto.

La deficiencia de vergüenza no tiene que ser extrema. Probablemente


todos hemos tenido momentos en los que el ego se infla hasta el
punto de perder contacto con el mundo. Por ejemplo, en una fiesta se
le pide a persona que les platique a los demás algún logro reciente.
Cuando empieza a hacerlo, se siente muy bien, se deja llevar y como
10 minutos después se da cuenta de que todos han dejado de prestar
atención. La persona con vergüenza normal, se sentirá humillada por
esta experiencia, pero la tomará a la ligera incluso será capaz de verla
con sentido del humor. Por el contrario, la persona excesivamente
avergonzada pensará en este suceso como una prueba más de su
imperfección, sin darse cuenta de que los demás han dejado de
escucharla y continuará con su monólogo indefinidamente.

La vergüenza normal desconecta a una persona de otra pero provee


la esperanza de que la conexión pueda restablecerse. En cambio, la
persona que carece de vergüenza ni siquiera reconoce que la
conexión se ha roto. Está tan llena de sí misma, que supone que los
demás siempre tienen interés en sus palabras y acciones. Tampoco
tiene empatía por los demás. No se puede colocar en los zapatos de
los que la rodean, porque nunca piensa en quitarse los suyos.

Hemos discutido la idea de la convalecencia de la vergüenza


excesiva. En el caso de la deficiencia de vergüenza, lo importante en
el descubrimiento, La persona con poca vergüenza debe tratar de
descubrir el valor de la vergüenza normal, la discreción, el respeto y la
dignidad personal. Debe sacrificar la posición percibida por ella misma
como centro del universo, para poder reunirse con la raza humana.

Las siguientes indicaciones podrían ayudar a la persona con


deficiencia de vergüenza en este proceso de descubrimiento.

Indicaciones para aliviar la Insuficiencia de vergüenza

1. Acepta el principio de humildad -que no eres mejor o peor que


otros.
2. Desarrolla el interés y la preocupación por otros.

3. Practica la privacía y la modestia para contrarrestar la inmodestia.

4. Practica el tacto y el respeto por los demás.

1. Acepta el principio de humildad: que no eres mejor o peor que otros

La persona narcisista, centrada en sí misma y que carece de


vergüenza normal, debe tomar una decisión importante. ¿De sea
aferrarse a la idea de que es alguien especial, definitiva mente mejor
que los que la rodean? ¿O está dispuesta a desechar ese concepto y
abrazar el principio de humildad? Esta no es una opción fácil.
Realmente muchas personas intentan hacer compromiso. Practican la
"falsa modestia", fingen que son iguales a todos los demás, pero
secretamente continúan pensando que son superiores.

  

Es muy difícil alterar las suposiciones básicas que hacemos acerca de


la vida. La persona que siempre "ha sabido" que es superior, podría
experimentar una confusión tremenda cuan do descubre que no hay
ninguna base que sustente su creencia. Probablemente, siga
insistiendo en que es más lista, sabia, etcétera. Para eso, cualquiera
de nosotros puede encontrar algunas razones para justificar nuestra
supremacía. La persona con deficiencia de vergüenza se concentra en
esos puntos para validarse, su excelencia natural. Siente que no sería
nada si no fuera superior.

Este sentido de no ser nada es el mayor problema. Algunas personas


no pueden llegar a la humildad porque la confunden con el hecho de
ser una nulidad, Siempre han estado en el centro del universo. Es
como pedirle al sol que se convierta en un planeta pequeño. La
persona con deficiencia de vergüenza, puede llegar a sentir que bajo
tales condiciones la vida no es posible.

Por lo tanto, el primer paso para la curación consiste en que esta


persona reconozca que es posible ser humilde. Esto significa que ve
con claridad que puede aceptar esta idea. Significa que puede verse a
sí misma como un "planeta" y no como "el sol".

El segundo paso ocurre cuando la persona con deficiencia de


vergüenza decide que quiere vivir humildemente. ¿Pero, para qué?
Para volver a relacionarse emocional y espiritual mente con el resto de
la humanidad. La presunción la ha privado del calor de la comunidad y
de la intimidad. Necesita abandonar la soledad de la superioridad y
reunirse con el resto de la raza humana.

La decisión es muy dolorosa. La persona con deficiencia de vergüenza


podría optar por mantener su sentimiento de supremacía porque le es
familiar, parece correcto, o porque lo prefiere a la nada que tendría
que enfrentar en caso de abandonar ese sentimiento. También podría
decidirse a explorar el mundo de la humildad para saber si vale la
pena cambiar la superioridad por la comunidad. Durante este pro ceso
con frecuencia vacilará de un estado a otro.

La humildad significa la aceptación de que no eres ni mejor ni peor


que otros. Es una filosofía de respeto para la dignidad interior de todas
las personas.

El individuo humilde no tiene que negar que hay cosas para las que es
bueno, ni tiene que fingir que es una persona "promedio" en todo lo
que hace. Aún puede tratar de alcanzar la excelencia en sus
actividades.

Tampoco debemos confundir la humildad con la palabra humillación.


Una persona puede ser humilde sin tener que ser humillada por otros.
El término humildad implica respeto para uno mismo así como para
otros; la humillación implica falta de respeto.

El tercer paso del proceso para adoptar la humildad consiste en hacer


un esfuerzo sincero para vivir de modo humilde. Esto debe ser algo
más que una buena idea o una posibilidad interesante. Debe vivirse
diariamente. En las indicaciones dos, tres y cuatro se describen tres
maneras para empezar a vivir una vida más humilde.

2. Desarrolla el interés y l

2. Desarrolla el interés 
y la preocupación por otros

5i has identificado algunas de las características de la deficiencia de


vergüenza en ti mismo, necesitas hacer un esfuerzo consciente para
interesarte más en otras personas. Quiere decir que debes escuchar
lo que los otros dicen sin tratar impacientemente de atraer su atención
a ti. Significa darte cuenta de la dignidad interior de cada persona con
la que te encuentras.
Erving Poister describe en Every Person's Life in Worth a Novel ("La
vida de cada persona es digna de una novela") cómo podríamos
escribir una historia acerca de cada persona porque todos llevamos
vidas interesantes y excitantes. Sugiere que muchas personas no se
dan cuenta de la riqueza y la belleza de sus experiencias. La terapia
para Poister consiste, frecuentemente, en extraer la historia del cliente
para que ambos puedan apreciarla mejor. Las personas
profundamente avergonzadas por lo general se benefician mucho de
este enfoque. Necesitan que alguien los ayude a darse cuenta de su
propia gracia y belleza.

La persona con insuficiencia de vergüenza debe abandonar la novela


de su propia vida, la que relee constantemente, e involucrarse con las
historias de los demás. Debe aprender cómo hacer salir a los otros;
ayudarlos a que le cuenten sus historias. Por ejemplo, el esposo que
insiste en contarle a su esposa todas las jugadas que realizó en su
equipo de baloncesto deberá acordarse de hacer un resumen rápido y
después escuchar con atención las preocupaciones de su esposa.

  

No es suficiente fingir que se escucha a la otra persona. Los padres


que afirman con la cabeza cuando su hijo habla sin dejar de leer el
periódico están, en realidad, todavía absorbidos por ellos mismos.
Debemos aprender a concentrar nuestra atención en los otros.
Debemos estar dispuestos a dejarnos fascinar por otra persona, como
nos hemos fascinado con nosotros mismos.

Cada individuo posee una sabiduría única. La persona con


insuficiencia de vergüenza aprenderá mucho sobre la vida, cuando se
permita reunir experiencias y conocimientos de

otros. Pero primero debe reconocer que no lo sabe todo. Debe tener la
suficiente humildad para admitir que el resto del mundo no existe
simplemente para servirla.

Las personas con insuficiencia de vergüenza, pueden aprender a


retirar su atención de sí mismas y enfocarla en los demás. Al principio
sólo serán capaces de hacerlo por momentos, pero con práctica
constante, gradualmente mejorarán esta habilidad. Sería conveniente
renovar este compromiso todas las mañanas e incluso, al principio,
llevar un récord de lo que ha aprendido diario de los demás. Recuerda
que el objetivo no es descubrir los defectos de los otros, sino descubrir
sus cualidades positivas y su dignidad interior.
3. Practica la privacía y la modestia para contrarrestar la
inmodestia

La persona con insuficiencia de vergüenza necesita practicar la


modestia y la privacía, para contrarrestar la tendencia a exhibirse en
forma excesiva.

La gente modesta no demanda atención extra para sí misma. Por


ejemplo, puede permanecer en un segundo plano y dejar que los otros
reciban los halagos. Tiene una cierta reserva que usa para no ser
pretenciosa. No necesita contarle a otros todo sobre sí misma. Su
modestia refleja una paz interior; sabe quién es y tiene confianza en
su valor como ser humano.

La persona modesta disfruta cuando obtiene alguna atención y


aprecio. Contrariamente al individuo excesivamente avergonzado, ella
no teme dejarse ver. Se mueve con gracia de primer a segundo plano
y está contenta consigo misma en cualquier posición.

  

Una persona necesita privacía para mantener un límite entre ella y el


mundo. La vergüenza normal nos ayuda a preservar nuestros límites
haciéndonos saber cuándo hemos violado la privacía de alguien,
incluyendo la nuestra. La persona con falta de vergüenza la requiere
para estar más consciente de la diferencia que existe entre ella y los
otros. Necesita ver que no puede saber todo acerca de las personas
que la rodean y que ellas tampoco necesitan saber todo de ella.

La persona con insuficiencia de vergüenza debe aprender a mantener


unos cuantos "secretos", nos estamos refiriendo a asuntos serios que,
si se esconden, conducen a la vergüenza enfermiza. La idea consiste
en permanecer en segundo plano en aquellas ocasiones en las que
previamente hubieras bus cado llamar la atención. Un ejemplo es
hacer algo bueno para alguien sin hablar de tu generosidad con nadie.
Otro, sería cantar en armonía en vez de tomar el liderazgo en un
festival de canciones. Un tercer ejemplo, consistiría en oír un chisme y
guardarlo para ti mismo. La persona que trata de realizar estas
actividades ganará un nuevo respeto para sí misma por el valor que
tienen la modestia y la privacía.
4. Practica el tacto 
y el respeto por los demás

El tacto y la discreción complementan la modestia y la privacía. Le


recuerdan a una persona que otros pueden sentirse avergonzados si
no respeta sus límites.

Lo que no debe hacer:

. Decirle a todos los que conoce lo que acabas de oír de un amigo.

. Proclamar en público los detalles del último episodio embarazoso de


tu pareja.

. Hablar fuerte en una conversación "privada" para que los otros se


enteren innecesariamente.

  

La persona que se olvida del tacto avergüenza a otros. Esta conducta


puede ser intencional y planeada. Puede ser un esfuerzo
semiconsciente de agredir a los demás sin tomar la responsabilidad
por nuestras acciones. Puede ser algo completamente accidental o el
producto de la ignorancia en asuntos sociales. Cualquiera que sean
las razones, la indiscreción les indica a los otros que una persona ha
violado los límites de la vergüenza.

La persona con insuficiencia de vergüenza necesita practicar el tacto


por dos razones. La primera, aumentará su respeto por los demás.
Según Gershen Kaufman, el autor de Shame: The Power of
Caring ("Vergüenza: el poder del cuidado"), el tacto le ayudará a
mantener abierto el "puente interpersonal" entre ella y los otros.
Segundo, aprenderá más acerca de sí misma y de su propia
vergüenza cuando aprenda a reconocerla en los seres a los que ama.
Podrá sentir aprecio por ella misma de una manera diferente; como
persona que puede sentir la vergüenza normal. Esto, a su vez, puede
conducirla hacia el orgullo bien entendido, la dignidad y el respeto a sí
misma.

Sumario
La clave para curar la insuficiencia de vergüenza está en desarrollar
una profunda comprensión del principio de humildad que ninguno de
nosotros es ni mejor ni peor que otros. La aceptación verdadera de
este concepto junto con el compromiso de practicarlo en nuestra vida
diaria, ayudará a la persona con vergüenza insuficiente a relacionarse
mejor con los demás. También se sentirá menos aislada y más
participativa que antes.

La persona con vergüenza insuficiente debe escoger entre su deseo


de ser especial (el centro del universo) y de unión con otros. La
humildad y el egoísmo no se mezclan. Si escoge la humildad, las
herramientas que necesita incluyen el aumento de interés y
preocupación por otros, la habilidad para practicar la privacía y la
modestia y el interés en desarrollar el tacto y el respeto a los demás

Ejercicios

Ejercicio uno

Aquellos de nosotros que tenemos insuficiencia de vergüenza, con


frecuencia nos concentramos exclusivamente en nosotros mismos: en
nuestras opiniones, nuestras actividades, nuestros sentimientos y
deseos, En el proceso, aunque creamos que conocemos bien a los
Otros, aprendemos muy poco de ellos. Algunas veces no nos damos
cuenta de que existen fascinantes diferencias entre las personas.
Necesitamos interesarnos en los demás. Escoge a una persona que
quieras conocer bien. Pasa algún tiempo con ella, anímala a hablar y
escucha cuidadosamente lo que te dice. Después responde a las
siguientes preguntas:

. ¿Qué edad tiene esa persona y dónde ha vivido?

. ¿Qué trabajos ha tenido?

. ¿Cuáles son las tres cosas que le disgustan más?

. ¿Cuáles son las tres cosas que más le gustan?

. ¿Con quién comparte sus sentimientos?

. Menciona algo fuera de lo común en ella.

. ¿Es introvertido o extrovertido? ¿Por qué?

. ¿Cómo se siente consigo misma?

. ¿Qué siente por mí?


Haz este ejercicio con, por lo menos, otras dos personas siempre
concentrándote en ellas.

  

Ejercicio dos

Si estás acostumbrado a obtener mucha atención, adopta un papel


secundario en el siguiente proyecto, comité o actividad en la que estés
involucrado.

Mientras estás eh segundo plano, haz una lista de los puntos fuertes
de los que en aquel momento están obteniendo la atención. Observa
si puedes encontrar algún punto fuerte en ellos que desearías
desarrollar en ti. Si no ves ningún punto fuerte, haz el intento en otra
situación y realiza este ejercicio de nuevo hasta que lo logres.

Ejercicio tres

Durante una semana, rehúsa contar secretos o chismes, sin que te


importe cuánta atención o estatus podrías obtener por repetir lo que
sabes, o qué tan conocedor te sentirías si los dijeras. ¿Qué ganaste?
¿Qué perdiste? ¿Qué aprendiste de ti mismo? ¿Qué aprendiste de los
demás? ¿Qué nueva realidad has descubierto?

Ejercicio cuatro

Recuerda las señales de la vergüenza y el abochornamiento: alguien


que mira hacia abajo o desvía la mirada, que se sonroja o que se
aleja. Entrénate para distinguir estas señales en otros. Cuando estas
señales se manifiesten en otra persona mientras mantienes una
conversación con ella, pregunta discretamente si te ha faltado tacto. Si
están en público, pregúntale si preferiría discutir el asunto en privado.
Si tienes problemas con el tacto, tendrás que aprender a tener la
discreción apropiada informándote dónde están los límites. Date
cuenta de cómo te sientes cuando generas una respuesta
abochornada en alguien. ¿Te sientes preocupado? ¿Superior?
¿Sientes un placer secreto? ¿Otra cosa? ¿Qué te dice esta actitud
acerca de tu capacidad para ser más humano? ¿Más humilde?

 
Conclusiones

Nosotros creemos que la vergüenza se puede curar. Por supuesto


que se trata de una condición dolorosa, pero también temporal. La
persona avergonzada se siente aislada de los de más, pero espera
regresar al seno de la comunidad. Los sentimientos de vergüenza nos
indican que algo está mal; que nos hemos desconectado de nosotros
mismos, de las personas que amamos, del mundo y de su Poder
Superior espiritual. Necesitamos darnos cuenta de nuestra vergüenza
para poder aprender una vez más a alzar la cabeza y convertimos en
parte de la raza humana.

Hemos enfatizado cuatro principios para vivir: humanidad, humildad,


autonomía y competencia. Podemos concentrar nos en estos
cuatro conceptos para aliviar nuestro dolor. Ellos nos recuerdan
que somos seres humanos, que no somos mejores ni peores que
otros, que somos únicos e independientes y que somos
"suficientemente buenos" para merecer un lugar en este mundo.

  

La mayor parte de nosotros necesitará ayuda para curar nuestra


vergüenza. La vergüenza se sana mejor a la luz de las relaciones
que no generan vergüenza. Debemos contrariar nuestro deseo
natural de esconder nuestra vergüenza permitiendo que otros
nos aseguren que no nos abandonarán. Tendremos que cambiar
la tendencia a agredimos y avergonzar nos a nosotros mismos.
Quizá necesitemos desafiar a otras personas de nuestra vida
(pasada o presente) que contribuyeron a nuestra vergüenza. Todo
esto toma tiempo, energía, valor y paciencia. La vergüenza se cura,
pero muy rara vez de modo rápido.

La vergüenza debe ser remplazada en vez de puesta a un lado.


Podemos remplazarla con honor, dignidad, autoestima y orgullo
realista. Podemos tratamos a nosotros mismos y a los demás con
respeto. Podemos ver la belleza y la bondad en todos los seres
humanos, incluyéndonos nosotros.

Esperamos que hayas obtenido algún conocimiento a través de la


información que hemos presentado. Aún más, esperamos que lo
uses para ayudar a crear un mundo en el que la vergüenza se
acepte sin temor o tristeza. Sobre todo, les deseamos a cada uno
de ustedes una vida basada en el aprecio mutuo y el respeto.

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