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Durante los casi 4 años que llevo en la universidad en mi calidad de ayudada he sido testigo de

buenas y malas prácticas dentro del aula.

Partiré con las buenas, en muchos casos he tenido ayudantes con muy buena disposición para
enseñar y recibir en su espacio de trabajo para aclarar dudas sin que esto quite su autoridad frente
a los ayudados. Además, muchas veces he tenido ayudantes que conocen bastante del ramo que
están dictando lo que favorece nuestro aprendizaje. También he tenido ayudantes que son
responsables con el horario de inicio y fin de cada ayudantía y en caso no que no asistían avisaban
por medio de correo.

Con respecto a las malas prácticas, he tenido ayudantes con mala disposición a enseñar o quizás
solo no dominaban el tema, por ejemplo, cuando realizábamos ejercicios, estos eran escritos y
resueltos sucesivamente en la pizarra sin explicar el procedimiento y al momento que preguntaba
no sabía como responder. En otra ayudantía, el ayudante llegaba con olor a cigarro a todas las
clases lo que se transformaba incomodo para todo el curso. También tuve ayudantes en que la
relación ayudante/estudiante no era la más optima, ya que la personalidad de dicha persona no
congeniaba con nosotros.

Como hay veces que los ayudantes carecen de conocimiento en el aula, se podría establecer una
especie de prueba que acredite que el ayudante esté capacitado/a para realizar esa ayudantía,
siempre y cuando la ayudantía sea académica, ya que también existen las ayudantías
administrativas las cuales no sería necesario. Finalmente, así como se realizan encuestas docentes,
también sería necesario realizar una encuesta para ayudantes para que así los y las profesoras
tengan un criterio para poder elegir a sus próximos ayudantes.

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