Unos minutos después, y tras varios intentos fallidos del perro para que el niño
lance la pelota, el protagonista cambia de actitud tras observarlo. El cachorro tiene
dificultades de movilidad, se encuentra obstáculos, tropieza, se cae, pero no se rinde. Sigue jugando. Finalmente, el niño coge aire y se levanta del sofá para salir a dar un paseo... ayudándose de unas muletas. A él, como a su nueva mascota, también le han amputado parcialmente la pierna.