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“Los siete candeleros que has visto, son las siete Sesión
iglesias.” (Ap 1:20)
4
Sesión
Las 7 Iglesias
4.1 Propósito del mensaje
Mostrar que las siete Iglesias, los siete sellos y las siete trompetas son siete
espacios de tiempo a través de los cuales ha pasado la Iglesia cristiana en el
cumplimiento de la misión que Cristo le encomendó “Id y haced discípulos a todas
las naciones bautizándolos…” (Mat. 28;19,20). Se enfatiza la fidelidad o descuido
al cumplimiento de la misión en cada período, así como los juicios son anunciados
a través del sonar de cada trompeta, en tanto se anuncia la victoria de la Iglesia
remanente en el conflicto final entre Cristo y Satanás.
Se debe aclarar que el Señor Jesucristo eligió a estas siete Iglesias del Asia
Menor a causa de sus nombres y el estado espiritual correspondiente a estos
nombres para hacerlas servir como imágenes proféticas de toda la Iglesia de Dios
a través de las siete etapas de la historia del cristianismo.
Con la eliminación de Jerusalén como centro del cristianismo (68 d.C.), Éfeso se
constituyó como centro directivo mundial de la iglesia cristiana y Juan el apóstol
fue su líder espiritual.
Este mensaje corresponde a la era apostólica, es decir entre los años 30 y 100
d.C.
“Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor” (2:4). El problema con la
iglesia de Éfeso fue que aunque exaltaba la ley de Dios como norma de conducta,
la dejó de cumplir (Ro 13:10).2
1Segundo Azo y Benjamín Rojas, Apocalipsis (Lima: Universidad Peruana Unión Press), 15.
2Merling Alomía, Apocalipsis: Promesa, esperanza y realidad (Lima: Idemerjos), 5.
El “primer amor” fue reemplazado por la fría ortodoxia y los credos y definiciones
filosóficas. Jesús considera que esta era una falta grave, pues la relación entre
Cristo y su iglesia se estaba enfriando; sin embargo, él recomienda recordar el
pecado y arrepentirse para así volver a decidir hacer sus primeras obras (2:5).
“Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del
paraíso de Dios.” (2: 7). El árbol de la vida estaba en medio del huerto del Edén y
es un símbolo que alude a la creación y contradice las tendencias gnósticas
dualistas que enfatizaban lo espiritual por encima de lo físico3; por otro lado,
describe la vida eterna, pues este árbol lo representa y se lo disfrutará en el cielo.
3Jacques Doukhan, Secretos del Apocalipsis (Buenos Aires: Asociación Casa Editora
Sudamericana), 31.
4Azo, 15.
5Ibid, 16.
Jesús expresa: “Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres
rico)…” (2:9). Los cristianos de Esmirna eran ricos en bienes celestiales, pues
habían sido enriquecidos en la gracia de Cristo. Por otro lado, no sólo recibieron la
persecución externa, sino que algunos falsos cristianos habían dejado la
verdadera profesión de fe y se convirtieron en adversarios internos y actuaban en
medio de una confabulación contra los verdaderos hijos de Dios; por eso se los
distingue como miembros de la “sinagoga de Satanás” (2:9).
Esta iglesia corresponde al período entre el 313 y 538 d.C. El año 313 se
considera como el inicio pues en éste se estableció el edicto de tolerancia religiosa
de Milán por Constantino. El 538 fue el año cuando Clodoveo recibió la
supremacía política y religiosa de manos del emperador Justiniano.
6Alomía, 6.
7Azo, 16.
4.5.1 Elogio a la iglesia de Pérgamo
La recompensa de Cristo es “Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y
le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual
ninguno conoce sino aquel que lo recibe.” (2:17). El mana simboliza la verdadera
experiencia espiritual con Cristo, cuando uno se alimenta diariamente de la
Palabra de Dios, la Biblia (Jn 6:32,33). El nombre nuevo simboliza un nuevo
carácter, semejante al de Cristo, fruto de un nuevo nacimiento (2 Co 5:17), la cual
es obra exclusiva del Espíritu Santo.
8Ibid, 17.
9Alomía, 6.
papal, desde el año 538 hasta el año 1517. La primera fecha corresponde a
asignación del poder político-religioso de Clodoveo, llamado el segundo
Constantino y la segunda fecha al año cuando Martín Lutero comienza su obra
reformista en la iglesia católica.
El elogio que recibe Tiatira está destinado al grupo de personas fieles a Cristo. La
felicitación de Jesús centraliza las obras de los tiatirianos, él expresa que conoce
sus obras, amor, fe, servicio y paciencia, y lo más interesante es el realce de que
sus obras cada vez van en aumento, al manifestar que las obras postreras son
mayores que las primeras (2:19), pues al final del período que representa
surgieron las voces de los pre reformadores, tales como Wiclef, Huss, los
valdenses, etc.
Jesús mira con “ojos de fuego” a esta iglesia por su triste condición espiritual, pues
en esta iglesia se distinguieron dos grupos, el primero fiel a Dios y el segundo
formado por los “adúlteros discípulos de Jezabel”12, quienes se dejaron seducir y
se convirtieron en fornicarios de las doctrinas bíblicas. De la misma forma en la
cual la reina Jezabel cambió la verdad por el error (1 R 21:25), en esta época se
produjeron cambios dramáticamente terribles en las doctrinas cristianas; por
ejemplo, se cambió el evangelio de la salvación por la fe en Cristo, por las obras
meritorias del ser humano a través de las penitencias, otro caso fue el cambio del
sacerdocio de Cristo en el santuario celestial por la intercesión de seres humanos,
a los cuales se los denominó “santos”.13 Por ello, Jesús reprende la tolerancia al
sincretismo que se estaba formando y destruyendo la verdadera adoración a Dios.
Durante este período los fieles de Cristo fueron reducidos a un pequeño número
debido a la fiera persecución asestada por la iglesia cristiana romana. 14 Estos son
los que reciben la promesa de recompensa dada por Cristo: “Al que venciere y
10Alomía, 6.
11Una característica especial relacionada con Tiatira era la comercialización de púrpura, un tinte de
color rojo vivo, que se extraía de una planta llamada “rubia”. Azo, 17.
12Alomía, 6.
13Azo, 18.
14Alomía, 6. En la época de la reina Jezabel, hubieron 7000 fieles que no se doblegaron ante Baal;
Por otro lado, “la estrella de la mañana” es una referencia directa al mismo Cristo
(22:16), quien compartirá su liderazgo mesiánico con los vencedores (2:27; comp.
con Sal 2:9; Ap 12:5), y a su vez haría resplandecer su luz a través de la reforma
iniciada con Martín Lutero en 1517.15
El período al que corresponde va más o menos desde 1517 a 1749 d.C., que se
caracteriza por el surgimiento de la Reforma protestante. Aproximadamente 1500
años atrás se formó un grupo de seguidores de Cristo y ahora, los reformadores
Lutero, Calvino, Zwinglio y otros deseaban traer de nuevo a pureza y poder
originales a la iglesia.17
La reprensión de Cristo es: “Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que
vives, y estás muerto… no he hallado tus obras perfectas delante de Dios.” En
esta época el pueblo volvió sus ojos a las verdades como están en la Biblia y se
destacó el resurgimiento de la justificación por la fe por Martín Lutero, quien en
actitud desafiante a la iglesia católica, tradujo la Biblia del latín al alemán, el
idioma del pueblo.
También en esta época se vivieron grandes conflictos por la fe: La muerte del
reformador Zwinglio (1531), la matanza de los hugonotes en Francia (1572), las
persecuciones a puritanos y separatistas e independientes. Muchos huyeron a
Norteamérica, entre los cuales se destacan los padres peregrinos (1620); sin
embargo, con la muerte de Lutero, empezó el decaimiento de las verdades
bíblicas junto a las de sus seguidores; por ello, Jesús advierte que se debieran
“afirmar todas las cosas que están para morir” (3:2), con esto, Cristo destaca que
el ardor y el celo espiritual de Sardis debían mantenerse con vida. La reprensión a
15Azo, 18.
16Alomía, 7.
17Ibid.
Sardis incluye la frase “estás muerto”, pues las iglesias reformadas muy pronto se
estancaron en su celo por el progreso de la verdad y establecieron credos rígidos.
La recompensa de Cristo a los fieles de la iglesia de Sardis es: “El que venciere
será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y
confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles” (3:5). Las
vestiduras blancas representan la justicia que Cristo otorga al creyente cuando
este lo recibe (ver 7:13,14; 19:8).
Jesús promete mantener los nombres de los santos en el libro de la vida y los
confesará delante del Padre y de los santos ángeles, refiriéndose con esto al gran
juicio que se lleva a cabo en el santuario celestial.18
Fue en esta época que se produjo un gran avivamiento evangélico, llamado “Gran
Despertar” que tuvo como protagonistas a los “hermanos moravos” (de raíz
pietista) y al metodismo, fundado por John Wesley.
18Azo, 18.
19Alomía, 8.
pertenecían a la “sinagoga de Satanás” (3:9).20
La gran promesa para los vencedores reside en formar parte de las columnas del
templo de Dios por siempre (3:12), esto es, permanecer siempre cerca de la
presencia inmediata de Dios. Por otro lado, parte de la promesa es escribir sobre
el vencedor el nombre de Dios, y el nombre de la ciudad de Dios, es decir, la
nueva Jerusalén (3:12), que involucra dos cosas: Primero, al recibir el nombre de
Dios se asume su carácter y la restauración de la imagen de Dios; segundo, llevar
el nombre de la ciudad garantiza la ciudadanía y con ello el derecho a vivir en
ésta.22
20Ibid.
21Azo, 19.
22Ibid.
23Alomía, 8.
24Ibid.
25Azo, 19.
La tibieza es símbolo de la condición espiritual de Laodicea. La reprensión de
Cristo a esta iglesia es muy dura: “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni
caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni
caliente, te vomitaré de mi boca” (3:15-16). La condición espiritual de esta iglesia
es similar a las características que tiene su ciudad, cree que no tiene necesidad de
nada, confía en sí misma, es orgullosa y llega a complacerse espiritualmente, dice
ser rico y que no tiene ninguna necesidad, pero desconoce su triste realidad es
“un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo” (3:17).
19 Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete.
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta,
entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. Al que venciere, le daré que se siente
conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en
su trono” (3:20,21).
26Azo, 20.
27Ibid.