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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD BICENTENARIA DE ARAGUA


VICERRECTORADO ACADÉMICO
FACULTAD DE PSICOLOGÍA
CÁTEDRA PSICOLOGÍA FAMILIAR
SAN JOAQUÍN DE TURMERO - ESTADO ARAGUA

“FAMILIA, ROL DEL PSICÓLOGO Y TERAPEUTA”

AUTORES: Andreina Rangel


Carlos Añez
Marbella Milián
Ray González
PROFESORA: Yeraldin Segovia

Caracas, julio, 2020


Tabla de contenido
Portada............................................................................................i
Tabla de contenido..............................................................................ii
Introducción......................................................................................1
Familia............................................................................................3
La familia y su connotación sistémica.....................................................3
Características del sistema familiar........................................................3
Familias Funcionales.........................................................................4
Familias disfuncionales......................................................................5
Familias Centrípetas.........................................................................6
Familias Centrífugas.........................................................................6
Importancia de la Funcionalidad Familiar.................................................6
Las Crisis Familiares.........................................................................7
Crisis del ciclo vital de la familia............................................................8
Crisis Familiares (no pertenecientes al ciclo vital).....................................10
Crisis situacionales (incidentes externos a la familia).................................11
Rol del Psicólogo...............................................................................12
Breve historia................................................................................12
Antecedentes filosóficos...................................................................12
Desarrollo científico.........................................................................13
La psicología en el siglo XX...............................................................14
Rol del psicólogo............................................................................16
Funciones....................................................................................18
Competencias................................................................................19
Beneficios que brindan.....................................................................19
Técnicas utilizadas..........................................................................20
Tipos o modelos.............................................................................20
Diferencia entre un psicólogo y un terapeuta...........................................21
Terapia familiar.................................................................................22
Rol del Terapeuta Familiar.................................................................23

ii
Algunos Teóricos y Teorías Familiares..................................................24
Teoría del apego............................................................................24
Tipos de Terapias Familiares..............................................................25
Conclusiones...................................................................................27
Referencias.....................................................................................29

iii
1

Introducción
En el seno de una familia pueden surgir conflictos como parte natural de
su evolución o ciclo vital; situaciones como, por ejemplo, enfermedades
graves, problemas financieros o la muerte de un ser querido son
contratiempos que no siempre son superados con facilidad por sus
miembros, pudiendo requerir la ayuda e intervención de un psicólogo, un
asistente social clínico o un terapeuta acreditado, a objeto de lograr mejorar
su comunicación y disipar la crisis que pudiera estar atravesando sin
sacrificar el afecto, las buenas relaciones y su óptimo desarrollo.
El marcado interés por la familia como objeto de estudio es de data
reciente y surge como respuesta a la creciente insatisfacción que existía por
la poca efectividad de los tratamientos psicoterapéuticos individuales; dado
que antes no se valoraba el fuerte influjo que sobre una persona ejerce la
familia, hasta el punto de ser determinante en la adquisición de una
personalidad sana o, por el contrario, trastornada emocionalmente. De hecho
desde la perspectiva de la psicología familiar Espinal, Gimeno y González
(2004) definen la familia conforme a: “…Es el microsistema más importante
porque configura la vida de una persona durante muchos años” (citado por
Meza y Páez, 2016, p.18). En este sentido, la funcionalidad de la familia
adquiere relevancia porque reside en la dinámica existente entre sus
integrantes, es decir, su forma de convivencia en base a intercambios,
cambios estructurales y de funcionamiento. Igualmente, Meza y Páez (2016)
afirman: “La familia es el primer escenario para el desarrollo humano, para el
crecimiento y la formación en los diversos ámbitos de vida” (p.19).
Por lo tanto, una disfuncionalidad en este grupo primario interfiere en el
bienestar psicológico de las personas, por lo que autores como Cardona,
Valencia, Duque y Londoño-Vásquez (2015) indican: “La familia es la primera
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red de apoyo de las personas y la más cercana, por esta razón es importante
promover un ambiente familiar sano en donde se brinden los recursos
necesarios para un buen desarrollo personal y social de los individuos”
(citado por Suárez y Vélez, 2018, p.174).
Por ello, la importancia de esta investigación documental para describir
los elementos estructurales: familia, rol del psicólogo y terapeuta en función a
sus aspectos más relevantes. Esto con el propósito de brindar una mirada
más clara y concreta de cada uno; para el alcance de su mejor comprensión
en el proceso simbiótico que ostentan cuando ha de intervenir la psicología
clínica o psicoterapia para restablecer el debido equilibrio del sistema
familiar.
Finalmente, sirve este escrito de evidencia al estudio indicado; realizado
siguiendo en sus aspectos técnicos la metodología del denominado “Manual
para la Elaboración Presentación y Evaluación del TG y TD UBA”, además,
incluye, al final del mismo, las correspondientes conclusiones y referencias.
En espera de coadyuvar, como fin máximo, con otros investigadores que
puedan encontrar propicio el contenido aquí presentado para emplearlo
como sustento o referencia académica de sus proyectos científicos.
3

Familia
La familia y su connotación sistémica
La familia es conocida globalmente como una unidad fundamental en
cualquier sociedad, en la cual se comparte un parentesco sanguíneo o
convivencial; sin embargo, su concepto estará estructurado bajo la influencia
contextual del investigador. Por ejemplo; Eguiluz, Robles, Rosales, Martínez,
Córdova, Gómez y Rangel (2007) señalan que: “La familia es un grupo social
con una historia compartida de interacciones” (p.3). Es decir, es un sistema
compuesto por individuos que poseen individualidades (intereses, edad,
relaciones con otros contextos), pero aun así coexisten e interactúan y se
regulan a si mismos.
Se destaca como sistema debido a que cada una posee una estructura
diferente, donde se respetan las normas morales que se establezcan, este
sistema está compuesto a su vez por subsistemas que permiten el desarrollo
sano de la familia. Existe el subsistema (a) conyugal, constituido por el padre
y madre, “conyugues”, hace referencia a la relación entre ambos
representantes del hogar; (b) igualmente, esta el subsistema parental, el cual
hace referencia a la relación e interacción padres e hijos; (c) y el subsistema
fraternal, el cual es el patrón interaccional entre los hijos, “hermanos”.
Cabe destacar que, aunque se considere a la familia un sistema, no se
visualiza como uno estático, sino un sistema que constantemente evoluciona
y, al mismo tiempo, se adapta a nuevos cambios; transformando así todos
los procesos que ocurren dentro de ella, esto es conocido como “ciclo vital de
la familia”, en donde surgen etapas que son aceptadas y afrontadas por
todos los miembros, teniendo en cuenta las características individuales de
cada uno de los mismos.
Características del sistema familiar
Como característica principal podemos mencionar la existencia de los
roles en la familia, donde cada uno de los miembros ocupa un rol diferente,
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teniendo en cuenta que el rol es la forma en la cual los demás y la persona


misma se visualiza, por lo que cada uno desempeña un papel y entre ellos se
complementan.
Asimismo, existen jerarquías, la principal es la parental, es decir, la
relación de padre e hijos esta regulada por normas morales que permiten
que la relación entre los mismos sea ideal, vale mencionar lo que señalan
Eguiluz, Robles, Rosales, Martínez, Córdova, Gómez y Rangel (2007): “La
jerarquía implica poder, relacionado con factores como edad, conocimiento,
género o riquezas” ( p. 6).
Comúnmente existen triangulaciones, las cuales son vínculos más fuertes
entre determinados miembros, por lo que la interacción es diferente, también
sucede con la centralidad, el cual es el proceso por el cual algún miembro
que posee alguna característica resaltante (edad, actitud, empatía, etc.)
suele tener más atención de los demás miembros, destacando así entre
otros integrantes del sistema familiar.
Todas las familias son diferentes y poseen características únicas; sin
embargo, existen procesos que pueden identificarse en la evolución de cada
una de ellas, todas están expuestas al desarrollo de una u otra forma, por lo
tanto la vivencia de cada una de las etapas vitales será experimentada, como
sean afrontadas y conllevadas; igualmente, dependerá de cada familia, este
punto abre la dualidad de la funcionalidad y la disfuncionalidad familiar, las
características de las familias consideradas “disfuncionales” y qué las
conlleva a ser catalogadas de ese modo.
Para el esclarecimiento de ello, principalmente, se debe establecer qué es
considerada una familia “funcional”.
Familias Funcionales
Una de las principales características por las cuales se considera una
familia funcional tiene que ver con el establecimiento de los límites, respeto
por las normas morales establecidas en ella, respeto por las jerarquías;
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asimismo, la solución de los conflictos que se presenten. Al respecto


aseguran Cracco y Blanco (2015): “Los cambios propios del ciclo vital son
potencialmente estresantes para la familia y requieren de afrontamiento,
ajuste y adaptación” (p.130).
Por lo tanto, la familia como cada uno de sus miembros deberá adaptarse
a cada uno de los cambios y a modificar sus anteriores conductas o
interacciones en base al fenómeno que se presente. De igual modo, si posee
un término sano en cuanto a las necesidades de cada sujeto y el respeto por
sus individualidades. La familia es una estructura de apoyo que promueve e
impulsa a cada uno de sus miembros a desarrollarse como individuos, es
decir, que cada uno experimente cosas diferentes y, aunque compartan un
contexto, no se limiten solo a él.
También destaca el sano relacionamiento entre sus miembros, esto hace
referencia a la empatía, fortaleza de lazos, comunicación y valores que se
fomentan en el núcleo familiar.
Familias disfuncionales
Para catalogar a una familia como disfuncional debe de evaluarse cómo
los elementos antes mencionados no son realizados de forma satisfactoria ni
sana para los miembros de la familia, para ello se evalúa frecuencia y
gravedad.
La disfuncionalidad familiar por lo general se destaca por la falta de limites
o de normas, pueden también resaltar dificultades en el liderazgo parental,
así como, una colisión en el subsistema conyugal, ya que este es regulador
de los otros subsistemas, por lo que un conflicto en este puede repercutir,
directamente, en los demás integrantes de la familia.
Existen dos modelos de familias disfuncionales, clasificados como familias
centrípetas y familias centrifugas, respectivamente.
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Familias Centrípetas
En este tipo de familias no se respeta el desarrollo individual de las
personas, por lo que ver a un miembro como un sujeto independiente de su
contexto familiar es causante de conflictos y crisis.
En este sentido, es propicio valorar la afirmación de Carreras (2014): “Los
hijos están incapacitados en su progresión a través de secuencias normales
de desarrollo emocional y/o personal” (p. 8).
Del mismo modo, los padres no tienden a funcionar como un binomio, se
relacionan poco con sus hijos, por lo que la comunicación del subsistema
parental es tensa.
Familias Centrífugas
Son todo lo contrario a las centrípetas, su estructura e interacción es
escueta, suelen ser familias donde existe la ausencia de algún padre o
donde los mismos se enfocan más en contextos externos, diferentes al
familiar.
Importancia de la Funcionalidad Familiar
Sin duda el ambiente familiar influye, decisivamente, en la personalidad
del individuo; de hecho es notorio que diversos trastornos mentales están
relacionados con medios familiares poco constructivos e insanos, donde
crecen algunas personas que, luego, ya siendo adultos pueden precisar de
algún tratamiento psicoterapéutico o psiquiátrico para lograr una vida más
saludable. A objeto de comprender con amplitud la importancia que tiene el
velar por la buena funcionalidad de la familia, se cree adecuado considerar la
aseveración que plantea Clavijo (2011):

Cuando funciona bien este sistema y cumple sus objetivos biológicos


y psicosociales, todos estarán satisfechos. Cuando uno o más de sus
componentes ven frustrada en la familia la satisfacción de alguna de
las necesidades significativas que ella está llamada a facilitar,
aparecen emociones negativas y, como respuesta, pueden
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desarrollar actitudes y conductas que, en su interacción con los


demás, contribuyen a incrementar la tensión en el sistema; es decir,
complican o dificultan la comunicación y, con esto, provocan el
malestar y, quizás, la disfuncionalidad familiar (p.297).

Por tanto, retomando el concepto de familia funcional, hay que puntualizar


que esta existe en la medida que facilita el optimo desarrollo de todos sus
integrantes al contar con una estructura clara y bien definida en cuanto a sus
jerarquías, límites y roles; asimismo, si ejerce la comunicación asertiva y una
buena capacidad de adaptación al cambio. No obstante, hay que resaltar que
cuando carece de las características antes descritas es muy probable que
surjan dificultades asociadas al sentimiento de insatisfacción que puedan
sentir sus miembros al ver frustradas sus expectativas básicas, económicas
o materiales, educativas, emocionales y espirituales; pudiendo así ser
clasificada como una familia disfuncional. (Clavijo, 2011).
En concordancia con la opinión de distintos especialistas sobre el tema,
ciertamente, hay que concebir la familia como un conjunto de interacciones
que le dan un sentido de funcionalidad circular; ya que cuando sobrevienen
problemas aquello que parece causa puede pasar a ser efecto, y viceversa;
en razón a lo cual es erróneo buscar culpables entre sus miembros; más bien
hay que considerar los indicios de deficiencia en la interacción familiar y
afrontarlos a tiempo para dar con las soluciones que permitan solventar el
mal funcionamiento de tan valioso sistema para la sociedad.
Las Crisis Familiares
Es compresible que por el hecho de ser la familia un sistema sociocultural
abierto sea proclive a vivenciar situaciones catalogadas como críticas
conforme lo indica Clavijo (2011):

Las situaciones que ha de afrontar la familia y que, por su índole o


intensidad la ponen en crisis, es decir, la obligan a introducir algún
cambio en su funcionamiento para superarlas o adaptarse
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constructivamente a ellas, son consideradas situaciones críticas (p


94).

Estas circunstancias, sin duda, son una oportunidad para que la familia se
adapte a los cambios biopsicosociales que ha de afrontar y que pueden
derivarse tanto de los eventos propios de su desarrollo o del denominado
ciclo evolutivo que implica cambios individuales y familiares, como de
posibles hechos accidentales. Por tanto, se identifican diferentes tipos de
crisis (Clavijo, 2011):
- Del ciclo vital de la familia.
- Familiares (no pertenecientes al ciclo vital).
- Situacionales o causadas por incidentes externos a la familia.
Dificultades que, inevitablemente, siempre estarán ahí determinando la
existencia y la vida de todo sistema familiar, en razón a lo cual es importante
conocer a continuación a qué se refieren cada una.
Crisis del ciclo vital de la familia
Cuando una familia durante su ciclo vital pasa de una etapa a otra, surgen
cambios biológicos, psicológicos y sociales que inciden sobre cada uno de
sus integrantes y en la forma en la cual interactúan; debido a que los roles
que antes desempeñaban ahora cumplen otras funciones, aunado al hecho
de que cada uno de sus miembros va adquiriendo una mayor personalización
o distinción uno de otros, adquiriendo un mayor grado de complejidad la
familia, así como más crecimiento y evolución. Ella ha de asumir el reto de ir
adaptándose a estas transformaciones como algo natural a su propia
existencia o, por el contrario, puede devenir en sucesos conflictivos; de tal
manera son situaciones que ocurren en función a cada una de las etapas
que le son características según nacen, se desarrollan y multiplican,
envejecen y mueren, para seguir viviendo en su descendencia. Y por ello son
crisis, también, conocidas como transitorias (Clavijo, 2011).
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Vale resaltar en cada una de las fases vitales de la familia los factores
que pueden ser causales de las referidas crisis (Clavijo, 2011):
- Etapa de formación: Considerando que abarca desde el momento del
matrimonio hasta el nacimiento del primer hijo; surgen cambios biológicos
y sociales, principalmente, que pueden ser permanentes en el estado y
función de los miembros de la familia como, por ejemplo, matrimonio,
mudarse solos, acople sexual, convivencia, ajuste a la familia del cónyuge,
independencia económica y socio-laboral de la pareja, embarazo y primer
parto.
- Etapa de extensión: Conforme su denominación lo indica, en esta fase la
familia comienza a extenderse pues comprende desde que nace el
primogénito hasta que alguno de los hijos abandona el hogar para
independizarse o vivir separado. Durante este ínterin, la familia emprende
una serie de acciones que son menester y que, incluso, pueden ser
causantes de algunos conflictos; tal y como suelen señalarse están el
nacimiento de los hijos; cuidado, educación y responsabilidad por estos;
escuela, adolescencia, beca, escuela al campo, servicio militar, estudios
superiores, ubicación laboral, consolidación económica y profesional del
matrimonio.
- Contracción: Consiste en una etapa que está marcada por la partida del
primer hijo del hogar y el fallecimiento de alguno de los conyugues o
progenitores. Y, a través de ella, se derivan con frecuencia problemas
relacionados con la partida de los hijos del hogar parental, el nuevo hogar
de estos, las nueras y los yernos, los nietos, la familia trigeneracional
conviviendo, relevo generacional, involución, jubilación, envejecimiento,
enfermedad y muerte en la familia ampliada, vuelta a la pareja inicial (nido
vacío), sexualidad en la vejez, enfermedad final del primero de los
cónyuges.
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- Disolución: Representa la pérdida física de las figuras parentales en el


seno familiar, es decir, el período entre la muerte del primero y el último de
los conyugues; asimismo, la inversión de roles que se genera cuando los
padres luego de ser cuidadores terminan siendo cuidados. Lo cual es
factible que conduzca a situaciones problemáticas en torno a la muerte del
primero de los cónyuges, senectud, inversión de roles y status
generacionales, la soledad del anciano; la invalidez, enfermedad y muerte
del segundo cónyuge.
Crisis Familiares (no pertenecientes al ciclo vital)
Hay sucesos que impactan a una familia de manera inesperada porque no
son posibles de predecir, debido a que son experiencias adversas que
provienen del entorno exterior. Sobre este aspecto es de resaltar la
explicación que aporta Clavijo (2011):

Existen muchos problemas generados por la vida en familia que no


son consecuencia de su evolución natural, sino de circunstancias
propias de la convivencia y de fenómenos estresantes y
desorganizadores provocados por sus miembros, que inciden en la
dinámica grupal, afectando su equilibrio (p. 95).

El convivir diario, ofrece oportunidades de crecimiento así como de


adaptación al grupo familiar, dado que está determinado por el modo de
acercamiento afectivo y el proceso comunicacional que son característicos
entre sus integrantes y que vale resaltar, en ocasiones, puede llegar a ser
poco armónico o difícil; siendo común escuchar sobre problemas o falta de
comunicación intrafamiliar, además, de los inconvenientes que puede tener
la familia para identificar los recursos que posee pueden ayudarle a superar
crisis provenientes, por ejemplo, del divorcio, el alcoholismo, actos criminales
u otros personificados por sus miembros; viéndose muy amenazada la
estabilidad y la unión familiar.
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Este tipo de crisis ha sido, también, estudiada con profundidad a tal punto
que los especialistas en el tema señalan que existe una categorización de
cuatro subtipos de crisis a saber: (a) Crisis por incremento, en la cual se
incorpora un nuevo miembro a la familia, consanguíneo o no, y de forma
permanente o transitoria genera tensiones, perturbaciones y ajustes al
núcleo familiar; (b) crisis por desorganización, aparece cuando surgen
elementos que entorpecen el clima armónico del hogar por inconvenientes
asociados a las relaciones entre los miembros de la familia como
discusiones, conflictos de intereses e interpersonales, falta de solidaridad y
apoyo mutuo, machismo, violencia doméstica y más; (c) crisis por
desmoralización, consiste en la inestabilidad que se crea en la familia
motivado a sucesos señalados como inmorales acometidos por alguno de los
integrantes de la familia pudiendo ser ejemplo de ello la conducta delictiva, la
drogadicción o el alcoholismo, la infidelidad, la prostitución u otros; (d) crisis
por desmembramiento, están determinadas por las pérdidas o
desprendimiento forzado y abrupto de alguno de los integrantes de la familia
como suelen ser la muerte prematura de hijos o nietos, accidental o natural,
divorcio, separación del hogar, abandono del país, hospitalización, entre
otros. (Clavijo, 2011).
Crisis situacionales (incidentes externos a la familia)
El entorno o contexto social en el cual se encuentra inmersa la familia,
igualmente, es un factor importante que debe ser contemplado cuando existe
una crisis familiar, en virtud a la manera indirecta en que incide sobre sus
integrantes y modus vivendi. Aquí, es oportuno recordar que: “La familia es
un sistema abierto que intercambia información con diferentes sistemas
naturales y sociales del contexto donde se desenvuelve. Para garantizar su
adecuado desenvolvimiento, debe lograr un equilibrio dinámico entre esta-
bilidad y cambio”. (Valdés, Vera, Urías y Ochoa, 2017, p. 14).
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De tal manera, pueden aparecer eventos económicos, sociales y políticos


que logren alterar la sana funcionalidad de la familia; como puede darse el
caso que alguno de sus miembros se quede sin trabajo debido al alto
porcentaje de desempleo existente en la región, dificultades de vivienda,
migración, desastres naturales, conflictos bélicos y otros similares.
Es de resaltar que las crisis pueden surgir simultáneamente y, como se ha
señalado previamente, influyen en gran medida en el funcionamiento familiar
por lo que requieren de un proceso de adaptación de sus integrantes que
permita su continuidad como sistema y su óptimo crecimiento. De lo contario,
los resultados pueden ser contraproducentes y determinar la disfuncionalidad
de la familia.
Rol del Psicólogo
Breve historia
Para poder hablar del psicólogo es menester que toquemos el punto de la
evolución histórica de la psicología. La psicología procede de muy distintas
fuentes, pero sus orígenes como ciencia habría que buscarlos en los
orígenes de la filosofía, en la antigua Grecia. 
Antecedentes filosóficos  
Platón y Aristóteles, como otros filósofos griegos, afrontaron algunas de
las cuestiones básicas de la psicología que, aún hoy, son objeto de estudio:
¿Nacen las personas con ciertas aptitudes y habilidades, y con una
determinada personalidad, o se forman como consecuencia de la
experiencia? ¿Cómo llega el individuo a conocer el mundo que le rodea?
¿Ciertos pensamientos son innatos o son todos adquiridos?
Tales cuestiones fueron debatidas durante siglos, pero la psicología
científica como tal no se inicia hasta el siglo XVII con los trabajos del filósofo
racionalista francés René Descartes y de los empiristas británicos Thomas
Hobbes y John Locke. Descartes afirmaba que el cuerpo humano era como
una maquinaria de relojería, pero que cada mente (o alma) era independiente
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y única. Mantenía que la mente tiene ciertas ideas innatas, cruciales para
organizar la experiencia que los individuos tienen del mundo. Hobbes y
Locke, por su parte, resaltaron el papel de la experiencia en el conocimiento
humano. Locke creía que toda la información sobre el mundo físico pasa a
través de los sentidos, y que las ideas correctas pueden y deben ser
verificadas con la información sensorial de la que proceden. Así, en el
transcurrir del tiempo fueron surgiendo significativos aportes que
enriquecieron el estudio efectivo de la psiquis, conforme lo afirma Tortosa y
Civera (2006): “Sólo en la historia se puede apreciar cómo en distintos
tiempos y lugares se ha contemplado algo como “lo psíquico”, y cómo, por
tanto, esto ha ido transformándose (alma, experiencia, conducta, actividad)”
(p.4).
La corriente más influyente se desarrolló siguiendo el punto de vista de
Locke. Sin embargo, ciertos psicólogos europeos que han estudiado la
percepción sostendrían, varios siglos después, la idea cartesiana de que
parte de la organización mental es innata. Esta concepción aún juega un
papel importante en las recientes teorías de la percepción y la cognición
(pensamiento y razonamiento). (Suárez. E, 2004).
Desarrollo científico  
Aparte de esta herencia filosófica, el campo que más ha contribuido al
desarrollo de la psicología científica ha sido la fisiología, es decir, el estudio
de las funciones de los diversos órganos y sistemas del cuerpo humano. El
fisiólogo alemán Johannes Müller intentó relacionar la experiencia sensorial
con las actividades del sistema nervioso y del entorno físico de los
organismos, pero los primeros representantes auténticos de la psicología
experimental fueron el físico alemán Gustav Theodor Fechner y el fisiólogo,
también alemán, Wilhelm Wundt. Ambos son considerados los padres de la
actual psicología científica. Fechner desarrolló métodos experimentales para
medir la intensidad de las sensaciones y relacionarla con la de los estímulos
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físicos que las provocaban, estableciendo la ley que lleva su nombre y que
es, aún hoy, uno de los principios básicos de la percepción. En razón a lo
cual, también es oportuna la apreciación que hacen Tortosa y Civera (2006).
“La conquista y el desarrollo de esta nueva actitud no fue un camino de
rosas, tuvo lugar a través de un proceso histórico complejo en el que
intervinieron aspectos diversos, cada uno de los cuales iba a colaborar en la
configuración disciplinar de la Psicología” (p.35).
Los médicos, preocupados por las enfermedades mentales, también
contribuyeron al desarrollo de las modernas teorías psicológicas. Así, la
clasificación sistemática de estas enfermedades, desarrollada por el pionero
de la psiquiatría Emil Kraepelin, estableció las bases de los métodos de
clasificación aún en uso. Más conocido, sin embargo, es el trabajo de
Sigmund Freud, quien elaboró el método de investigación y tratamiento
conocido como psicoanálisis. En sus trabajos, Freud llamó la atención sobre
las pulsiones (instintos) y los procesos inconscientes que determinan el
comportamiento humano. Este énfasis en los contenidos del pensamiento y
en la dinámica de la motivación, más que en la naturaleza de la cognición por
sí misma, ejerció una influencia decisiva en el desarrollo de la psicología
contemporánea, al respecto Tortosa y Civera (2006) señalan:

En definitiva, a lo largo del siglo XIX, se fue produciendo un proceso


bastante generalizado de hibridación de roles, mediante el cual
profesionales de determinadas disciplinas incorporaron, con la
intención explícita de acotar un nuevo campo del conocimiento, a un
rango concreto de problemas los métodos, instrumentales y técnicas
de otras (p.75).

La psicología en el siglo XX  
Hasta la década de 1960 la psicología estuvo imbuida de consideraciones
de índole eminentemente práctica; los psicólogos intentaron aplicar la
psicología en la escuela y en los negocios, interesándose muy poco por los
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procesos mentales y haciendo hincapié exclusivamente en la conducta. Este


movimiento, conocido como conductismo, fue en un primer momento liderado
y divulgado por el psicólogo estadounidense John B. Watson. (Limón. R,
2004).
La psicología actual todavía mantiene muchas de las diatribas que se
plantearon originalmente, hoy por hoy existen psicólogos interesados, ante
todo, en la investigación, otros intentan desarrollar un enfoque más filosófico.
Aunque algunos insisten aún en que la psicología debe ocuparse sólo de la
conducta, olvidándose de los fenómenos psíquicos internos que, incluso,
señalan deben ser rechazados por ser inaccesible su estudio científico; cada
vez son más los psicólogos que están, actualmente, de acuerdo en que la
experiencia y la vida mental o los procesos psíquicos internos son un objeto
válido de estudio para la psicología científica. Esta vuelta al estudio de los
fenómenos intrapsíquicos, conocido como paradigma cognitivo, por oposición
al paradigma conductista dominante durante buena parte del siglo, comenzó
a extenderse a mediados de la década de los años setenta. Así, debido a los
conflictos bélicos de la época se hizo necesario el uso de la psicología con el
fin de volver a la normalidad, en aquellos países que habían participado en
aventuras guerreristas. Sobre la influencia que tuvo la psicología entonces la
refieren Tortosa y Civera (2006) de esta manera:

El trabajo de psicólogos y psicotécnicos durante aquella guerra


actuó como detonante para el reconocimiento de la psicología
aplicada. La divulgación de los resultados obtenidos en EE.UU. y en
Europa, propició que en los diferentes campos sociales se
considerase a los psicólogos como profesionales que, con sus
instrumentos, podían ayudar en el proceso de toma de decisiones, y
podían resolver problemas personales, sociales y laborales (p.261).

La remarcada construcción histórica de la psicología aquí descrita permite


comprender que está importante disciplina no existió, como hoy se conoce,
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en la antigüedad y, tampoco, en la edad media; sino que fue hasta la edad


moderna y la época contemporánea cuando surge de manera nítida. Y,
ciertamente, que la filosofía siendo el gran saber antiguo aportó nociones
que, en el presente, forman parte del saber psicológico, develando que el
origen de la psicología se sitúa más allá de su propia frontera, en la filosofía.
Asimismo, esto no supone que una vez que la genealogía de la episteme
psicológica apareció, la filosofía dejó de dialogar con la psicología, todo lo
contrario, sus lazos se estrecharon y se ampliaron hasta llegar a otras
disciplinas.
Es gracia a todo este devenir histórico que, en la actualidad, se cuenta
con una disciplina que, poco a poco, ha ido perfeccionando su enfoque hasta
alcanzar el prestigio científico que ostenta en el presente; el cual solo puede
ser materializado a través del ejercicio profesional de una persona que debe
distinguirse por cualidades como: capacidad de flexibilidad, liderazgo,
creatividad, vocación de servicio a la comunidad, comprometido con su
propia formación y mejora constante; adaptado al trabajo multidisciplinario,
capaz de asumir y vivenciar los valores tanto éticos como morales, siempre
privilegiando al ser humano como eje rector de su trabajo; además, de ser
poseedor de una formación social que le permita implicarse con su entorno.
En definitiva, todos estos elementos aluden el importante papel que tiene
todo experto designado como psicólogo. (Limón. R, 2004).
Rol del psicólogo
Ser psicólogo tiene consecuencias de trascendencia social por cuanto no
se puede observar tan sólo como la actividad de un individuo que se
especializa en el conocimiento del comportamiento humano. Más bien debe
considerarse con plena conciencia de que su ejercicio profesional se
contempla en el contexto de la realidad social que le circunda. Para el
psicólogo, tomar conciencia de sí mismo y de su responsabilidad social
17

significa la posibilidad de lograr una identidad profesional, como nos dice


Harrsch (2005):

Ser psicólogo implica ser un individuo en proceso de adquirir una


serie de conocimientos teóricos sobre el comportamiento humano y
experiencias estrictamente académicas, que se integran paso a paso,
etapa por etapa, en un proceso de crecimiento ligado a las
características individuales, de su propia personalidad, con la finalidad
trascendental de ponerlo al servicio de la comunidad donde vive (p.2).

Por ende, la actividad del psicólogo consiste en proporcionar un espacio


de integración entre el modelo biopsicosocial en salud familiar e integrar la
mirada en intervenciones orientadas a ofrecer cobertura, apoyo y tratamiento
a las patologías anteriormente descritas y sus derivados. El psicólogo clínico
organiza y ajusta planes de seguimiento, acompañamiento y recuperación
del usuario; abordándolo desde la identificación de los conflictos psíquicos
que han precipitado o facilitado el empeoramiento de su salud a objeto de
ayudar a resolver esos conflictos internos, además, de trabajar y conocer
aquellos síntomas que se han venido desarrollando; procesos que
dependerán de factores como, por ejemplo, el tipo de problemática, las
capacidades de cada usuario, así como el momento por el que transita la
vida de la persona.
Tal es el caso del psicólogo familiar, quien se constituye como el
profesional encargado de ayudar a las familias a expresar sentimientos,
llegar a acuerdos o superar crisis; a través de un proceso terapéutico que
surge por la necesidad de ayudar a solventar algún desequilibrio presente en
las relaciones familiares. La intervención por parte de estos profesionales de
la salud mental va enfocada a los acontecimientos de la dinámica familiar;
aplicando técnicas de orientación oportuna que refuercen la comunicación de
sus miembros, mejoren el funcionamiento del núcleo familiar y, a su vez,
ofrezcan una gama de estrategias para el afrontamiento que permitan
18

disminuir el impacto generado por los problemas que les atañe, con la
participación activa de los miembros familiares.
Funciones
Son diversas e importantes las funciones que ejerce el psicólogo y estas
van mucho más allá de como, erróneamente, suele creerse, solo dar
respuestas o consejos a la gente que está en medio de una situación difícil.
Entre las principales tareas que debe llevar acabo este profesional se
conocen (Piña J, 2009):
- Orientar a sus pacientes en sesiones grupales o individuales, con la
finalidad de evaluar sus problemas y ayudarles a lidiar con diferentes
circunstancias y conflictos, mejorando su salud mental.
- Recopilar información sobre los pacientes mediante entrevistas, historial
médico y técnicas de observación.
- Documentar la información del paciente, incluyendo los apuntes de las
sesiones, el progreso denotado, las recomendaciones y los planes de
tratamiento.
- Utilizar diversos métodos psicológicos, tales como la psicoterapia,
modificación del comportamiento y la terapia de juego.
- Consultar materiales de referencia como libros de texto, manuales y
casos previos para identificar los síntomas del paciente.
- Diagnosticar trastornos psicológicos, emocionales y de conducta.
- Desarrollar tratamientos y planes terapéuticos en base a las
observaciones realizadas y las necesidades del paciente.
- Orientar al paciente en materia de técnicas de resolución de problemas.
- Discutir el progreso del tratamiento y de sus problemas con los
pacientes.
- Evaluar los resultados del tratamiento y de las sesiones de terapia.
19

- Interactuar con otros profesionales de la salud para discutir sobre


terapias, tratamientos, recursos y técnicas de terapia, además de difundir
información ocupacional.
- Remitir a los pacientes a otros especialistas cuando sea necesario.
- Consultar o suministrar información sobre los pacientes a otros médicos,
terapeutas o colegas.
- Difundir los descubrimientos de su investigación, a través de la
publicación de trabajos y realizando conferencias profesionales.
- Estar al corriente de los últimos avances, terapias y técnicas en su
campo.
- Brindar servicios de asesoría y orientación a empresas, programas y
centros educativos, agencias de asistencia social y al público en general.
- Aplicar e interpretar evaluaciones psicológicas para evaluar las aptitudes,
habilidades e intereses intelectuales.
- Brindar asesoría ocupacional, educativa y vocacional para orientar a los
pacientes, así como a estudiantes, además de brindar consultoría a los
padres y docentes en cuanto a las necesidades del alumno, estilos de
aprendizaje y requerimientos especiales.
- Aconsejar a los individuos y a las comunidades acerca de técnicas de
resolución de problemas.
Competencias
Igualmente, es de resaltar las aptitudes, capacidades y habilidades que se
consideran encomiables en un psicólogo: Capacidad de abstracción, análisis,
síntesis, inteligencia emocional, saber identificar y resolver problemas
relativos a la salud mental, aplicar conocimientos en la práctica, así como
adaptación a nuevas situaciones que le brinden al paciente soluciones
efectivas como una buena comunicación oral y escrita, creación e innovación
para motivar y conducir hacia metas comunes de pensamiento lógico y
analógico, además, el manejo de conflictos y negociación. (Piña J, 2009).
20

Beneficios que brindan


Los psicólogos ofrecen ayuda a una gran variedad de pacientes y pueden
darles tratamiento a numerosos tipos de problemas. Hay personas que
consultan a un psicólogo porque se han sentido deprimidas, enojadas o 
ansiosas por largo tiempo; otras porque quieren ayuda con un trastorno que
interfiere con sus vidas o su salud física. Asimismo, están quienes recurren al
psicólogo porque experimentan problemas a corto plazo que desean resolver
como el hecho de sentirse abrumados por un nuevo empleo, o están
afectados por la muerte de un familiar. Los psicólogos también ofrecen apoyo
para afrontar situaciones estresantes, superar adicciones, controlar
enfermedades crónicas y eliminar los obstáculos que le impiden a la persona
alcanzar sus objetivos. (López. A, 2008).
Técnicas utilizadas
Los psicólogos están capacitados para administrar e interpretar diversas
pruebas y evaluaciones que pueden contribuir al diagnóstico de un trastorno,
u ofrecer más detalles acerca de la forma en que una persona piensa, siente
y se comporta. Estas pruebas pueden evaluar destrezas intelectuales, puntos
fuertes y debilidades cognitivas, aptitud y preferencia vocacional,
características de la personalidad, y funcionamiento neuropsicológico.
Los psicólogos usan una gran diversidad de tratamientos fundamentados
en evidencias que contribuyen a mejorar la vida de las personas.
Generalmente, recurren a la terapia (que se conoce con frecuencia como
“psicoterapia” o “terapia de conversación”). Existen diferentes estilos de
terapia, el psicólogo escogerá el tipo que resuelva con más efectividad el
problema del paciente, y se corresponda mejor con sus características y
preferencias. (López. A, 2008).
Tipos o modelos
Entre los tipos más comunes de terapia están la cognitiva, conductual,
cognitivo-conductual, interpersonal, humanística, psicodinámica, o una
21

combinación de determinados estilos. La terapia se le puede aplicar a una


sola persona, así como a parejas, familias u otros grupos. Algunos pueden
emplear la hipnosis, la cual es efectiva, según varios estudios, para el
tratamiento de numerosos trastornos como el dolor, la ansiedad y los
trastornos del estado anímico. (López. A, 2008)
En algunos trastornos, la terapia y los medicamentos conforman una
combinación de tratamiento más exitoso. Por su parte, en los casos de
personas a quienes les benefician más los medicamentos, los psicólogos
colaboran con médicos, pediatras y psiquiatras en la creación del tratamiento
general, para mejorar los trastornos emocionales y de salud mental como lo
son la depresión y la ansiedad. (López. A, 2008)
Diferencia entre un psicólogo y un terapeuta
Con cierta frecuencia surge la duda entre la población que amerita
solicitar los servicios de uno u otro especialista, dedicados específicamente
al área clínica y de salud. Por ende, es oportuno indicar los siguientes
criterios (López. A, 2008):
- El psicólogo evalúa e interviene en el paciente en torno a tres niveles:
Cognitivo, emocional y conductual, para ello hace uso de una serie de
estrategias validadas científicamente. En ningún caso puede prescribir
medicación.
- El terapeuta no tiene por qué tener formación universitaria, no necesita
ser titulado en psicología para ejercer su oficio.
- Al igual que el psicólogo, el terapeuta se centra en mejorar la calidad de
vida de su paciente, pero debe su formación a un instituto privado. Su
título carece de validez oficial y su profesión no contempla regulación ni
protección legal.
- Con frecuencia ambos profesionales trabajan de forma conjunta en lo que
se llaman tratamientos combinados. En estas intervenciones el psicólogo
controla el diagnóstico del paciente y el terapeuta realiza la terapia.
22

- Todas las terapias tienen el mismo objetivo, restablecer la salud y el


bienestar del paciente, pero es cierto que en función de factores como la
historia y el tipo de problema o personalidad del paciente, va a resultar
más adecuada aplicar un tipo de terapia en específico en lugar de
cualquier otra.
Terapia familiar
La terapia familiar se conoce como el proceso de intervención en la
familia, con la finalidad de aliviar o modificar procesos e interacciones que
provoquen malestar a alguno de los miembros de este grupo; Según Ríos
(2014) “Es un conjunto de técnicas encaminadas a fortalecer las capacidades
evidentes y latentes que tienen como objetivo el fortalecimiento de los
vínculos que unen a los miembros de un sistema familiar” (p.35).
Por lo tanto, la familia se expone a un proceso de cambio controlado e
influenciado por el contexto terapéutico, cabe destacar que para la
realización optima de una terapia familiar debe identificarse el problema para
así poder abordarlo de forma eficaz; como bien sabemos la familia esta
compuesta por sujetos que poseen individualidades y que a su vez forman
parte de un sistema general conocido como familia, sin embargo, existen
subsistemas que, de igual modo, pueden verse afectados. Por ejemplo, de
identificarse lo que genera malestar en el subsistema parental se aborda ese
punto, y se comienza a investigar en el tipo de interacción Padre-Hijo.
Los orígenes de la terapia familiar se relacionan con el surgimiento de las
psicoterapias comunes, por lo que se considera base histórica de ella a la
corriente psicodinámica y, precisamente, a los comienzos prácticos de
Sigmund Freud; al respecto Bowen (2016) señala: “El psicoanálisis aportó al
surgimiento de la terapia familiar conceptos de por qué una vida influye en
otra” (p.199). Esto hace mención al estudio de como repercute el individuo en
el contexto y el contexto en el individuo.
23

Con el desarrollo de las diversas escuelas psicológicas esto se fue


transformando, el conductismo al igual que el psicoanálisis es una escuela
de relevancia en el área de la psicología, por lo que no es extraño que fuera
integrada al campo familiar con posterioridad. Fernández (2006) afirma: “La
terapia familiar conductual está basada en los principios de la Teoría del
Aprendizaje con la aplicación de técnicas utilizadas en las terapias
individuales al tratamiento de crisis familiares. En la mayoría de casos se
basa en los Principios del Condicionamiento Operante” (p.226).
Finalmente, el estudio de la familia y de cómo abordarla tomó un contexto
sistémico, el cual tiene como finalidad el estudio de los diferentes procesos
que ocurren en el seno familiar para así identificar y poder intervenir el
problema que se presente, como también, aliviar de forma significativa el
malestar que afecta a sus miembros.
Rol del Terapeuta Familiar
El terapeuta es el profesional encargado de guiar el proceso de
intervención, este debe de tener los conocimientos necesarios y pertinentes
para inmiscuirse en un proceso terapéutico, ya que resalta la responsabilidad
que tiene como influencia directa en la vida de otros. Cada terapeuta estará,
a su vez, influenciado por el teórico de su preferencia para establecer las
estrategias y herramientas de abordaje.
El contexto familiar es para muchos el más importante entre todos los
demás en los que se desarrolla el humano, ya que en él se encuentran
personas de relevancia en la vida de cualquier sujeto, además de ser el
contexto de apoyo y crecimiento de cada uno de nosotros, por lo tanto, no
solo es importante la cantidad de conocimientos del terapeuta, sino también
el desenvolvimiento de este, es decir, cómo se relaciona con los pacientes,
que tan empático es; asimismo, su capacidad de ser objetivo y juicio para
evaluar cuál técnica es conveniente para el proceso de abordaje, a objeto
este permita un resultado óptimo en la familia.
24

Según Szmulewicz (2012): “El terapeuta debe ser capaz de retraerse


emocionalmente del sistema consultante para mirar la representación o
coreografía que desde los pacientes surge y, al mismo tiempo, debe estar lo
suficientemente implicado para ser empático” (p.63). Esto hace referencia a
la capacidad objetiva del terapeuta y de cómo no debe establecer vínculos
emocionales con ningún paciente, ya que esto generaría un sesgo en el
proceso terapéutico.
Algunos Teóricos y Teorías Familiares
La teoría familiar sobre el origen de la esquizofrenia formulada por
Gregory Bateson (1904-1980) y su escuela de Palo Alto, estuvo en auge en
los años sesenta; ella plantea que la esquizofrenia tiene su origen en los
mensajes con dos preposiciones complementarias y contradictorias que son,
continuamente, emitidos por los padres hacia el futuro esquizofrénico. Es
imposible saber el sentido de estos mensajes y de esta manera el niño
queda prisionero en ese doble vínculo.
La forma de escapar puede ser de tres tipos:
- El sujeto cree que la situación es lógica para los demás pero no para él,
surge la forma paranoide de la enfermedad.
- El sujeto escoge obedecer al azar, surge la forma hebefrénica (esquizofrenia
desorganizada).
- El sujeto bloquea los canales de entrada de las comunicaciones, surge la
forma catatónica.
Teoría del apego
Por otra parte, la teoría del apego de John Bowlby (1907 – 1990) enuncia
que venimos preprogramados biológicamente para construir vínculos con los
demás y que estos nos ayudan a sobrevivir.
La teoría del apego ha sido fundamental para ayudar a una parte del
movimiento de la terapia familiar a liberarse de los límites de un restringido
enfoque sistémico que no se interesa por las individualidades de cada
25

paciente ni en el desarrollo de los mismos; sino establece la terapia en


cuanto a un grupo y, en algunas ocasiones, es importante visualizar las
interacciones de un subsistema o el desarrollo de algún individuo. Así, es
valida la aseveración de Alvares y Becerril (2012): “Todas las relaciones son
de vital importancia humana no solo para el potencial desarrollo personal,
sino porque su alteración repercute de forma global en el comportamiento
posterior de la persona” (p.5).
Tipos de Terapias Familiares
Entre las más utilizadas a razón de su efectividad se mencionan
seguidamente:
- Sistémica.
- Estructural
- Cognitivo-Conductual
El modelo sistémico surgió en los años 50 al mismo tiempo que la terapia
familiar como un marco conceptual para abordarla, para comprender la
complejidad de fenómenos interrelacionados que ocurren en su seno.
La terapia sistémica estructural de Salvador Minuchin (2005) en su
fundamento considera al hombre: “Un ser social que forma parte de diversos
sistemas y estos se gobiernan mediante determinadas pautas
transaccionales que constituyen las reglas del sistema y se reflejan en la
estructura del mismo”. (p.53).
Las terapias dinámicas y conductuales aportan herramientas al proceso
terapéutico en sí, por lo tanto, los orientadores adoptan instrumentos de
estas corrientes para facilitar el proceso de abordaje en la familia, un
ejemplo de esto son las recomendaciones de condicionamiento cuando
suelen existir dificultades comportamentales en un niño, Liberman (2005) lo
explica así: “Cuando la terapia conductual tiene éxito se debe a que el
terapeuta ha sido capaz de guiar a los miembros de la pareja o de la familia
a cambiar la forma en la cual se comportan unos con otros”. (p.162)
26

Por su parte en las terapias estructurales el terapeuta promueve las


interacciones en las sesiones de familiares y, entonces, interviene para
introducir flexibilidad, modelos alternativos, estructuras, y una actuación de
la tarea más eficaz. Esta forma de terapia familiar fue desarrollada para
responder a los problemas emocionales y de comportamiento del niño y
adolescente de manera más eficaz.
27

Conclusiones
Aunque se considere a la familia un sistema, no se visualiza como uno
estático, sino un sistema que constantemente evoluciona y que, a su vez, se
adapta a nuevos cambios, transformando así todos los procesos que ocurren
dentro de ella, y siendo estos partes de la dinámica familiar diaria.
La funcionalidad de una familia dependerá en gran medida del rol que
desempeñen los padres y de los lazos que establezcan con los hijos, de igual
modo las normas morales que establezcan.
Hay que concebir la familia como un conjunto de interacciones que le dan
un sentido de funcionalidad circular; ya que cuando sobrevienen problemas
aquello que parece causa puede pasar a ser efecto, y viceversa; en razón a
lo cual es erróneo buscar culpables entre sus miembros; más bien hay que
considerar los indicios de deficiencia en la interacción familiar y afrontarlos a
tiempo para dar con las soluciones que permitan solventar el mal
funcionamiento de tan valioso sistema para la sociedad.
Las crisis familiares son una oportunidad para que la familia se adapte a
los cambios biopsicosociales que ha de afrontar y que pueden derivarse
tanto de los eventos propios de su desarrollo o del denominado ciclo
evolutivo que implica cambios individuales y familiares, como de posibles
hechos accidentales. Por tanto, se identifican diferentes tipos de crisis: (a)
Del ciclo vital de la familia; (b) familiares (no pertenecientes al ciclo vital); y
(c) situacionales o causadas por incidentes externos a la familia.
El psicólogo familiar, se constituye como el profesional encargado de
ayudar a las familias a expresar sentimientos, llegar a acuerdos o superar
crisis; a través de un proceso terapéutico que surge por la necesidad de
28

ayudar a solventar algún desequilibrio presente en las relaciones familiares.


La intervención por parte de estos profesionales de la salud mental va
enfocada a los acontecimientos de la dinámica familiar; aplicando técnicas de
orientación oportuna que refuercen la comunicación de sus miembros,
mejoren el funcionamiento del núcleo familiar y, a su vez, ofrezcan una gama
de estrategias para el afrontamiento que permitan disminuir el impacto
generado por los problemas que le atañe, con la participación activa de los
miembros familiares.
El Terapeuta Familiar cumple un papel importante en el tratamiento
familiar, pero para esto tiene que estar preparado profesionalmente, ya que
posee la responsabilidad del funcionamiento benigno en la familia que lo
consulte.
Al tener una visión de la familia como un sistema complejo, compuesto
por individuos, se puede trabajar las terapias de una manera sistémica,
llevando a la familia a su razón de ser.
Las terapias dinámicas y conductuales aportan herramientas al proceso
terapéutico en sí, por lo tanto, los orientadores adoptan instrumentos de
estas corrientes para facilitar el proceso de abordaje en la familia.
29

Referencias
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