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Algunos Teóricos y Teorías Familiares..................................................24
Teoría del apego............................................................................24
Tipos de Terapias Familiares..............................................................25
Conclusiones...................................................................................27
Referencias.....................................................................................29
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Introducción
En el seno de una familia pueden surgir conflictos como parte natural de
su evolución o ciclo vital; situaciones como, por ejemplo, enfermedades
graves, problemas financieros o la muerte de un ser querido son
contratiempos que no siempre son superados con facilidad por sus
miembros, pudiendo requerir la ayuda e intervención de un psicólogo, un
asistente social clínico o un terapeuta acreditado, a objeto de lograr mejorar
su comunicación y disipar la crisis que pudiera estar atravesando sin
sacrificar el afecto, las buenas relaciones y su óptimo desarrollo.
El marcado interés por la familia como objeto de estudio es de data
reciente y surge como respuesta a la creciente insatisfacción que existía por
la poca efectividad de los tratamientos psicoterapéuticos individuales; dado
que antes no se valoraba el fuerte influjo que sobre una persona ejerce la
familia, hasta el punto de ser determinante en la adquisición de una
personalidad sana o, por el contrario, trastornada emocionalmente. De hecho
desde la perspectiva de la psicología familiar Espinal, Gimeno y González
(2004) definen la familia conforme a: “…Es el microsistema más importante
porque configura la vida de una persona durante muchos años” (citado por
Meza y Páez, 2016, p.18). En este sentido, la funcionalidad de la familia
adquiere relevancia porque reside en la dinámica existente entre sus
integrantes, es decir, su forma de convivencia en base a intercambios,
cambios estructurales y de funcionamiento. Igualmente, Meza y Páez (2016)
afirman: “La familia es el primer escenario para el desarrollo humano, para el
crecimiento y la formación en los diversos ámbitos de vida” (p.19).
Por lo tanto, una disfuncionalidad en este grupo primario interfiere en el
bienestar psicológico de las personas, por lo que autores como Cardona,
Valencia, Duque y Londoño-Vásquez (2015) indican: “La familia es la primera
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red de apoyo de las personas y la más cercana, por esta razón es importante
promover un ambiente familiar sano en donde se brinden los recursos
necesarios para un buen desarrollo personal y social de los individuos”
(citado por Suárez y Vélez, 2018, p.174).
Por ello, la importancia de esta investigación documental para describir
los elementos estructurales: familia, rol del psicólogo y terapeuta en función a
sus aspectos más relevantes. Esto con el propósito de brindar una mirada
más clara y concreta de cada uno; para el alcance de su mejor comprensión
en el proceso simbiótico que ostentan cuando ha de intervenir la psicología
clínica o psicoterapia para restablecer el debido equilibrio del sistema
familiar.
Finalmente, sirve este escrito de evidencia al estudio indicado; realizado
siguiendo en sus aspectos técnicos la metodología del denominado “Manual
para la Elaboración Presentación y Evaluación del TG y TD UBA”, además,
incluye, al final del mismo, las correspondientes conclusiones y referencias.
En espera de coadyuvar, como fin máximo, con otros investigadores que
puedan encontrar propicio el contenido aquí presentado para emplearlo
como sustento o referencia académica de sus proyectos científicos.
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Familia
La familia y su connotación sistémica
La familia es conocida globalmente como una unidad fundamental en
cualquier sociedad, en la cual se comparte un parentesco sanguíneo o
convivencial; sin embargo, su concepto estará estructurado bajo la influencia
contextual del investigador. Por ejemplo; Eguiluz, Robles, Rosales, Martínez,
Córdova, Gómez y Rangel (2007) señalan que: “La familia es un grupo social
con una historia compartida de interacciones” (p.3). Es decir, es un sistema
compuesto por individuos que poseen individualidades (intereses, edad,
relaciones con otros contextos), pero aun así coexisten e interactúan y se
regulan a si mismos.
Se destaca como sistema debido a que cada una posee una estructura
diferente, donde se respetan las normas morales que se establezcan, este
sistema está compuesto a su vez por subsistemas que permiten el desarrollo
sano de la familia. Existe el subsistema (a) conyugal, constituido por el padre
y madre, “conyugues”, hace referencia a la relación entre ambos
representantes del hogar; (b) igualmente, esta el subsistema parental, el cual
hace referencia a la relación e interacción padres e hijos; (c) y el subsistema
fraternal, el cual es el patrón interaccional entre los hijos, “hermanos”.
Cabe destacar que, aunque se considere a la familia un sistema, no se
visualiza como uno estático, sino un sistema que constantemente evoluciona
y, al mismo tiempo, se adapta a nuevos cambios; transformando así todos
los procesos que ocurren dentro de ella, esto es conocido como “ciclo vital de
la familia”, en donde surgen etapas que son aceptadas y afrontadas por
todos los miembros, teniendo en cuenta las características individuales de
cada uno de los mismos.
Características del sistema familiar
Como característica principal podemos mencionar la existencia de los
roles en la familia, donde cada uno de los miembros ocupa un rol diferente,
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Familias Centrípetas
En este tipo de familias no se respeta el desarrollo individual de las
personas, por lo que ver a un miembro como un sujeto independiente de su
contexto familiar es causante de conflictos y crisis.
En este sentido, es propicio valorar la afirmación de Carreras (2014): “Los
hijos están incapacitados en su progresión a través de secuencias normales
de desarrollo emocional y/o personal” (p. 8).
Del mismo modo, los padres no tienden a funcionar como un binomio, se
relacionan poco con sus hijos, por lo que la comunicación del subsistema
parental es tensa.
Familias Centrífugas
Son todo lo contrario a las centrípetas, su estructura e interacción es
escueta, suelen ser familias donde existe la ausencia de algún padre o
donde los mismos se enfocan más en contextos externos, diferentes al
familiar.
Importancia de la Funcionalidad Familiar
Sin duda el ambiente familiar influye, decisivamente, en la personalidad
del individuo; de hecho es notorio que diversos trastornos mentales están
relacionados con medios familiares poco constructivos e insanos, donde
crecen algunas personas que, luego, ya siendo adultos pueden precisar de
algún tratamiento psicoterapéutico o psiquiátrico para lograr una vida más
saludable. A objeto de comprender con amplitud la importancia que tiene el
velar por la buena funcionalidad de la familia, se cree adecuado considerar la
aseveración que plantea Clavijo (2011):
Estas circunstancias, sin duda, son una oportunidad para que la familia se
adapte a los cambios biopsicosociales que ha de afrontar y que pueden
derivarse tanto de los eventos propios de su desarrollo o del denominado
ciclo evolutivo que implica cambios individuales y familiares, como de
posibles hechos accidentales. Por tanto, se identifican diferentes tipos de
crisis (Clavijo, 2011):
- Del ciclo vital de la familia.
- Familiares (no pertenecientes al ciclo vital).
- Situacionales o causadas por incidentes externos a la familia.
Dificultades que, inevitablemente, siempre estarán ahí determinando la
existencia y la vida de todo sistema familiar, en razón a lo cual es importante
conocer a continuación a qué se refieren cada una.
Crisis del ciclo vital de la familia
Cuando una familia durante su ciclo vital pasa de una etapa a otra, surgen
cambios biológicos, psicológicos y sociales que inciden sobre cada uno de
sus integrantes y en la forma en la cual interactúan; debido a que los roles
que antes desempeñaban ahora cumplen otras funciones, aunado al hecho
de que cada uno de sus miembros va adquiriendo una mayor personalización
o distinción uno de otros, adquiriendo un mayor grado de complejidad la
familia, así como más crecimiento y evolución. Ella ha de asumir el reto de ir
adaptándose a estas transformaciones como algo natural a su propia
existencia o, por el contrario, puede devenir en sucesos conflictivos; de tal
manera son situaciones que ocurren en función a cada una de las etapas
que le son características según nacen, se desarrollan y multiplican,
envejecen y mueren, para seguir viviendo en su descendencia. Y por ello son
crisis, también, conocidas como transitorias (Clavijo, 2011).
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Vale resaltar en cada una de las fases vitales de la familia los factores
que pueden ser causales de las referidas crisis (Clavijo, 2011):
- Etapa de formación: Considerando que abarca desde el momento del
matrimonio hasta el nacimiento del primer hijo; surgen cambios biológicos
y sociales, principalmente, que pueden ser permanentes en el estado y
función de los miembros de la familia como, por ejemplo, matrimonio,
mudarse solos, acople sexual, convivencia, ajuste a la familia del cónyuge,
independencia económica y socio-laboral de la pareja, embarazo y primer
parto.
- Etapa de extensión: Conforme su denominación lo indica, en esta fase la
familia comienza a extenderse pues comprende desde que nace el
primogénito hasta que alguno de los hijos abandona el hogar para
independizarse o vivir separado. Durante este ínterin, la familia emprende
una serie de acciones que son menester y que, incluso, pueden ser
causantes de algunos conflictos; tal y como suelen señalarse están el
nacimiento de los hijos; cuidado, educación y responsabilidad por estos;
escuela, adolescencia, beca, escuela al campo, servicio militar, estudios
superiores, ubicación laboral, consolidación económica y profesional del
matrimonio.
- Contracción: Consiste en una etapa que está marcada por la partida del
primer hijo del hogar y el fallecimiento de alguno de los conyugues o
progenitores. Y, a través de ella, se derivan con frecuencia problemas
relacionados con la partida de los hijos del hogar parental, el nuevo hogar
de estos, las nueras y los yernos, los nietos, la familia trigeneracional
conviviendo, relevo generacional, involución, jubilación, envejecimiento,
enfermedad y muerte en la familia ampliada, vuelta a la pareja inicial (nido
vacío), sexualidad en la vejez, enfermedad final del primero de los
cónyuges.
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Este tipo de crisis ha sido, también, estudiada con profundidad a tal punto
que los especialistas en el tema señalan que existe una categorización de
cuatro subtipos de crisis a saber: (a) Crisis por incremento, en la cual se
incorpora un nuevo miembro a la familia, consanguíneo o no, y de forma
permanente o transitoria genera tensiones, perturbaciones y ajustes al
núcleo familiar; (b) crisis por desorganización, aparece cuando surgen
elementos que entorpecen el clima armónico del hogar por inconvenientes
asociados a las relaciones entre los miembros de la familia como
discusiones, conflictos de intereses e interpersonales, falta de solidaridad y
apoyo mutuo, machismo, violencia doméstica y más; (c) crisis por
desmoralización, consiste en la inestabilidad que se crea en la familia
motivado a sucesos señalados como inmorales acometidos por alguno de los
integrantes de la familia pudiendo ser ejemplo de ello la conducta delictiva, la
drogadicción o el alcoholismo, la infidelidad, la prostitución u otros; (d) crisis
por desmembramiento, están determinadas por las pérdidas o
desprendimiento forzado y abrupto de alguno de los integrantes de la familia
como suelen ser la muerte prematura de hijos o nietos, accidental o natural,
divorcio, separación del hogar, abandono del país, hospitalización, entre
otros. (Clavijo, 2011).
Crisis situacionales (incidentes externos a la familia)
El entorno o contexto social en el cual se encuentra inmersa la familia,
igualmente, es un factor importante que debe ser contemplado cuando existe
una crisis familiar, en virtud a la manera indirecta en que incide sobre sus
integrantes y modus vivendi. Aquí, es oportuno recordar que: “La familia es
un sistema abierto que intercambia información con diferentes sistemas
naturales y sociales del contexto donde se desenvuelve. Para garantizar su
adecuado desenvolvimiento, debe lograr un equilibrio dinámico entre esta-
bilidad y cambio”. (Valdés, Vera, Urías y Ochoa, 2017, p. 14).
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y única. Mantenía que la mente tiene ciertas ideas innatas, cruciales para
organizar la experiencia que los individuos tienen del mundo. Hobbes y
Locke, por su parte, resaltaron el papel de la experiencia en el conocimiento
humano. Locke creía que toda la información sobre el mundo físico pasa a
través de los sentidos, y que las ideas correctas pueden y deben ser
verificadas con la información sensorial de la que proceden. Así, en el
transcurrir del tiempo fueron surgiendo significativos aportes que
enriquecieron el estudio efectivo de la psiquis, conforme lo afirma Tortosa y
Civera (2006): “Sólo en la historia se puede apreciar cómo en distintos
tiempos y lugares se ha contemplado algo como “lo psíquico”, y cómo, por
tanto, esto ha ido transformándose (alma, experiencia, conducta, actividad)”
(p.4).
La corriente más influyente se desarrolló siguiendo el punto de vista de
Locke. Sin embargo, ciertos psicólogos europeos que han estudiado la
percepción sostendrían, varios siglos después, la idea cartesiana de que
parte de la organización mental es innata. Esta concepción aún juega un
papel importante en las recientes teorías de la percepción y la cognición
(pensamiento y razonamiento). (Suárez. E, 2004).
Desarrollo científico
Aparte de esta herencia filosófica, el campo que más ha contribuido al
desarrollo de la psicología científica ha sido la fisiología, es decir, el estudio
de las funciones de los diversos órganos y sistemas del cuerpo humano. El
fisiólogo alemán Johannes Müller intentó relacionar la experiencia sensorial
con las actividades del sistema nervioso y del entorno físico de los
organismos, pero los primeros representantes auténticos de la psicología
experimental fueron el físico alemán Gustav Theodor Fechner y el fisiólogo,
también alemán, Wilhelm Wundt. Ambos son considerados los padres de la
actual psicología científica. Fechner desarrolló métodos experimentales para
medir la intensidad de las sensaciones y relacionarla con la de los estímulos
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físicos que las provocaban, estableciendo la ley que lleva su nombre y que
es, aún hoy, uno de los principios básicos de la percepción. En razón a lo
cual, también es oportuna la apreciación que hacen Tortosa y Civera (2006).
“La conquista y el desarrollo de esta nueva actitud no fue un camino de
rosas, tuvo lugar a través de un proceso histórico complejo en el que
intervinieron aspectos diversos, cada uno de los cuales iba a colaborar en la
configuración disciplinar de la Psicología” (p.35).
Los médicos, preocupados por las enfermedades mentales, también
contribuyeron al desarrollo de las modernas teorías psicológicas. Así, la
clasificación sistemática de estas enfermedades, desarrollada por el pionero
de la psiquiatría Emil Kraepelin, estableció las bases de los métodos de
clasificación aún en uso. Más conocido, sin embargo, es el trabajo de
Sigmund Freud, quien elaboró el método de investigación y tratamiento
conocido como psicoanálisis. En sus trabajos, Freud llamó la atención sobre
las pulsiones (instintos) y los procesos inconscientes que determinan el
comportamiento humano. Este énfasis en los contenidos del pensamiento y
en la dinámica de la motivación, más que en la naturaleza de la cognición por
sí misma, ejerció una influencia decisiva en el desarrollo de la psicología
contemporánea, al respecto Tortosa y Civera (2006) señalan:
La psicología en el siglo XX
Hasta la década de 1960 la psicología estuvo imbuida de consideraciones
de índole eminentemente práctica; los psicólogos intentaron aplicar la
psicología en la escuela y en los negocios, interesándose muy poco por los
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disminuir el impacto generado por los problemas que les atañe, con la
participación activa de los miembros familiares.
Funciones
Son diversas e importantes las funciones que ejerce el psicólogo y estas
van mucho más allá de como, erróneamente, suele creerse, solo dar
respuestas o consejos a la gente que está en medio de una situación difícil.
Entre las principales tareas que debe llevar acabo este profesional se
conocen (Piña J, 2009):
- Orientar a sus pacientes en sesiones grupales o individuales, con la
finalidad de evaluar sus problemas y ayudarles a lidiar con diferentes
circunstancias y conflictos, mejorando su salud mental.
- Recopilar información sobre los pacientes mediante entrevistas, historial
médico y técnicas de observación.
- Documentar la información del paciente, incluyendo los apuntes de las
sesiones, el progreso denotado, las recomendaciones y los planes de
tratamiento.
- Utilizar diversos métodos psicológicos, tales como la psicoterapia,
modificación del comportamiento y la terapia de juego.
- Consultar materiales de referencia como libros de texto, manuales y
casos previos para identificar los síntomas del paciente.
- Diagnosticar trastornos psicológicos, emocionales y de conducta.
- Desarrollar tratamientos y planes terapéuticos en base a las
observaciones realizadas y las necesidades del paciente.
- Orientar al paciente en materia de técnicas de resolución de problemas.
- Discutir el progreso del tratamiento y de sus problemas con los
pacientes.
- Evaluar los resultados del tratamiento y de las sesiones de terapia.
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Conclusiones
Aunque se considere a la familia un sistema, no se visualiza como uno
estático, sino un sistema que constantemente evoluciona y que, a su vez, se
adapta a nuevos cambios, transformando así todos los procesos que ocurren
dentro de ella, y siendo estos partes de la dinámica familiar diaria.
La funcionalidad de una familia dependerá en gran medida del rol que
desempeñen los padres y de los lazos que establezcan con los hijos, de igual
modo las normas morales que establezcan.
Hay que concebir la familia como un conjunto de interacciones que le dan
un sentido de funcionalidad circular; ya que cuando sobrevienen problemas
aquello que parece causa puede pasar a ser efecto, y viceversa; en razón a
lo cual es erróneo buscar culpables entre sus miembros; más bien hay que
considerar los indicios de deficiencia en la interacción familiar y afrontarlos a
tiempo para dar con las soluciones que permitan solventar el mal
funcionamiento de tan valioso sistema para la sociedad.
Las crisis familiares son una oportunidad para que la familia se adapte a
los cambios biopsicosociales que ha de afrontar y que pueden derivarse
tanto de los eventos propios de su desarrollo o del denominado ciclo
evolutivo que implica cambios individuales y familiares, como de posibles
hechos accidentales. Por tanto, se identifican diferentes tipos de crisis: (a)
Del ciclo vital de la familia; (b) familiares (no pertenecientes al ciclo vital); y
(c) situacionales o causadas por incidentes externos a la familia.
El psicólogo familiar, se constituye como el profesional encargado de
ayudar a las familias a expresar sentimientos, llegar a acuerdos o superar
crisis; a través de un proceso terapéutico que surge por la necesidad de
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Referencias
Becerril, E. Alvares, L. (2012) Teoría del apego en las diferentes etapas de la
vida. Universidad de Cantabria. Disponible en:
https://repositorio.unican.es/xmlui/bitstream/handle/10902/865/BecerrilRodri
guezE.pdf, consultado 2020, julio 9.
s=bkUzP8uoZt&sig=o6_htZBRncVV0l9vQF4KccrrOiE#v=onepage&q=la
%20terapia%20familiar&f=false, consultado 2020, julio 9.