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2 al 5 de octubre de 2013
ORGANIZA:
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historia inventadas1, con un perfil claramente identificable en contraposición a otras
nacionalidades y a otros pueblos. Hacia fines de esa misma centuria, sin embargo,
adquirieron una vitalidad inusitada los movimientos migratorios, llevando al
desplazamiento de personas que llegaron a cruzar océanos para instalarse en escenarios
totalmente alejados de su lugar de origen, mezclándose en el interior de las fronteras
políticas, por lo cual la pureza de la población que albergaban los límites estatales, más
allá de haber sido ficticia en su origen2, se transformó en impensable.
1 “Para ello resultaba especialmente útil la educación pública (…), como también lo eran los
historiadores, quienes podían construir evocadoras ‘historias nacionales’” (Marks, Robert. Los orígenes
del mundo moderno, Barcelona, Editorial Crítica, 2007, p. 208).
2 De acuerdo con Ernest Gellner, las naciones constituyen formas de clasificar a los hombres, creando
una idea de pertenencia colectiva ya que el nacionalismo puede “inventar naciones donde no existen”
(Gellner, Ernest. Nations and nationalism, Nueva York, Cornell University Press, 1983, p. 48), mientras
que Benedict Anderson califica a las naciones de”comunidades imaginadas” (Anderson, Benedict.
Imagined Communities: Reflections of the Origin and Spread of Nationalism, Nueva York, Verso, 1993, p.
12).
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empleo de sus ciudadanos. Por eso las políticas puestas en prácticas no podían ser
simplemente prohibitivas, sino regulatorias del ingreso de individuos extranjeros que
tuvieran la intención de establecerse en el país de recepción, quienes, alternativamente,
podían ser una conveniencia o un elemento nocivo. Inclusive, las mismas personas eran
pasibles de pasar por una u otra calificación en circunstancias y contextos cambiantes.
Se hizo imprescindible, por lo tanto, contar con instrumentos legales para justificar
expulsiones o favorecer el ingreso de ciertos grupos en desmedro de otros.
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en una carga para el erario o un peligro para la gente; al que hubiera sido sentenciado en
un país extranjero o a quien pesara en contra de él una orden de expulsión dentro del
marco de dicha normativa (Kleinschmidt, 2003: 2).
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puertos con respecto a los marinos considerados coloured, se puso en vigencia esta
norma, la cual derivó en la expulsión de varios que tenían nacionalidad británica, pero
sufrieron la confiscación de sus documentos para que no pudieran probarlo, como se dio
con muchos caribeños7. Inglés y negro no eran identidades compatibles dentro de la
metrópolis.
7 Para una mayor desarrollo de este tema, ver Selvon, Samuel. The London Londoners, Londres,
Longman, 1956.
8 En este caso, no puede hablarse de leyes dirigidas a enfrentar una cuestión “internacional” porque
fueron promulgadas por parte de estados que habían pasado a formar parte de la unión política
independiente que, formalmente, había nacido en 1776, pero sí constituyen antecedentes de una política
inmigratoria racialmente exclusiva. El primer caso fue el de Ohio (1802), seguido por Indiana (1816) e
Illinois (1818), los cuales buscaron evitar la inmigración de personas de origen africano promulgando
leyes que requerían a los negros que buscaran establecerse en cualquiera de estos estados la presentación
de documentos que acreditaran que eran libres y una fianza para garantizar su buen comportamiento, la
cual resultaba prohibitiva, dado que se elevaba a mil dólares. En 1853, en el estado de Illinois se
dictaminó también que los negros que violaran la ley podrían ser vendidos en subasta pública. Ver: Smith,
Marian L. “Race, Nationality and Reality: INS Administration of Racial Provisions in U.S. Immigration
and Nationality Law Since 1898”, Part I. En: The Immigrants’ Journal, verano 2002.
9 En 1880 se puso en vigencia la Morrill Act, por la cual se consagró el principio de “separados pero
iguales”, que institucionalizó un sistema de salud, educación y vivienda segregado para blancos y negros,
cuya calidad en el segundo caso resultaba claramente inferior.
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nativista, representada por intelectuales que demandaban medidas restrictivas para la
“preservación de los valores y la cultura americanos” y, además, debido a los reiterados
episodios de hostilidad popular contra extranjeros. Se sancionaron diversas leyes
dirigidas a restringir el ingreso de chinos 10 y luego de japoneses y coreanos, las cuales
culminaron con la puesta en vigencia de la Asian Barred Zone en 1882, por la cual se
ilegalizaba el ingreso de inmigrantes procedentes de Asia Meridional11.
10 Hacia 1860, los chinos instalados en California, que se encontraban empleados sobre todo en
actividades mineras, se habían convertido en el blanco de las protestas. En respuesta, en 1882, se
promulgó la Chinese Exclusion Act, por la cual se suspendía el ingreso de trabajadores comunes y
especializados de ese origen por el término de diez años, plazo que fue prorrogado a través de la Geary
Act. Weiner, Myron. “Immigration: perspectives from receiving countries”. En: Third World Quaterly,
Vol. 12, Nº 1, enero 1990, p. 152.
11 La restricción abarcaba al Asia Meridional desde Arabia hasta Indochina e islas adyacentes, lo cual
incluía India, Burma, Thailandia, los estados malayos, las islas orientales de la India, la Rusia asiática, la
Polinesia y partes de Arabia y Afganistán
12 Tomado de Streich, Gregory y Akis Kalaitzidis. “Immigration and Race in the U.S. An Historical
Perspective”. Ponencia presentada en la MPSA Annual National Conference, Chicago, 3-4-08, pp. 4-5.
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150.000 inmigrantes en total, aunque manteniendo la proporción existente en 1920 en
materia de nacionalidad de origen.
Así, resultan ilustrativas las opiniones vertidas a comienzos del siglo XX por la
militante feminista Margaret Sanger en su libro Women and the New Race, en el cual
desarrollaba un discurso de corte claramente eugenésico. Consideraba que dudosamente
se podía esperar la construcción de una “raza mejor” con el aporte de los inmigrantes
llegados en las décadas anteriores a 1910, en su mayoría analfabetos:
13 Este comparación es desarrollada por Robert M. Yerkes en su libro Psychological Examining in the
United Status Army, 1921.
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Fundamentos ideológicos similares tuvieron las políticas y las leyes exclusivas
de otros países que recientemente se habían independizado, pero cuyos gobiernos
habían quedado en manos de élites que adoptaron los criterios de superioridad e
inferioridad racial difundidos por los europeos para justificar la trata esclavista y los
procesos de colonización. Un ejemplo es la Inmmigration Restriction Act que se puso en
vigencia a comienzos del siglo XX en Australia, la cual formaba parte del
Commonwealth y era una dominio blanco del Reino Unido. Además de prohibir la
inmigración de “cualquier persona idiota o insana”, que sufriera enfermedades
contagiosas, que fuera prostituta o que explotara a otros como tales o que fuera convicto
y sentenciado a prisión por más de un año –en abierta coincidencia con la British Alien
Act-, la ley podía disponer la expulsión de cualquier persona que, ante el requerimiento
de un funcionario, no fuera capaz de escribir en su presencia un párrafo de cincuenta
palabras de extensión en lenguaje europeo. Aunque con cierta sutileza, esta última
disposición estaba dirigida, claramente, a prevenir la inmigración de asiáticos y
africanos y tuvo como antecedentes similares legislaciones puestas en práctica en Natal
(1897) y en Nueva Zelanda (1899).
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italianos desde 1850, antes del inicio de la inmigración masiva a la Argentina. Fue a
estos movimientos inmigratorios que se debió el aumento de la población de 70.000
habitantes en 1830 a un millón en 1900. Pero el origen de este amplio aporte
poblacional europeo no fue casual, sino específicamente incentivado por el gobierno
local, que restringió explícitamente el ingreso de inmigrantes de otros orígenes. En 1890
fue promulgada la Ley 2096, por la cual se prohibía la inmigración africana y asiática y
el ingreso de individuos conocidos como húngaros o bohemios (López Sala, 2005: 70)
mientras que todos los privilegios fueron concedidos a los europeos occidentales,
convertidos en propietarios de más del 50 por ciento de las tierras rurales y de la capital
montevideana14.
14 El historiador José Pedro Barragán señala que los inmigrantes europeos se encontraban protegidos por
sus cónsules durante las guerras civiles y recompensados siempre por sus pérdidas por el estado uruguayo
amenazado desde el exterior, convirtiéndose hacia 1870-1880 en los principales propietarios rurales y
urbanos, al poseer el 56% del total de la propiedad montevideana y el 58% del valor de la propiedad rural.
15 Garabedian, Marcelo. “La inmigración en la Argentina moderna”, Buenos Aires, Museo Roca, p. 8
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Para Aristide Zolberg, el papel jugado por las políticas gubernamentales en el
desarrollo de las migraciones internacionales resulta central16. Y el ejemplo arquetípico
al respecto es el ya desarrollado caso de los Estados Unidos, país que se constituyó en
“una nación de inmigrantes, sin lugar a dudas, pero no de cualquier inmigrante”, ya que,
“desde el momento en que manejaron sus propios asuntos, justo antes de la
independencia política, los americanos habían tomado la determinación de decidir quién
podía unirse a ellos” (Zolberg, 2008: 1) En menor o en mayor medida, todos los países
de inmigración pusieron en práctica políticas selectivas, realidad que ha oscurecido aún
más la tradicional imagen de los migrantes como personas guiadas por la maximización
de beneficios y la determinación de alejarse de un medio desfavorable, para enfrentarse
con disposiciones estatales que se transforman en obstáculos a veces insorteables o que
pueden convierten al inmigrante en un elemento “indeseable” y modificar o echar por
tierra su proyecto inmigratorio.
16 Citado por Zolberg, Aristide. “The next waves: migration theory for a changing world”. En:
International Migration Review, Vol. 23, Nº 3, pp. 403-430.
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discriminación, ya que, en comparación con el mundo angloamericano, en ese país no
existía enemistad entre “el blanco y el negro, el ex amo y el ex esclavo” ya que “somos
dos mitades en fraternidad que se enriquecen mutuamente” (Freyre, 1942). Mientras
tanto, en los Estados Unidos se buscó instaurar una ficción de igualdad de derechos,
mediante la implantación de la doctrina “separate but equal”, por la que se planteaba
dar los mismos derechos a las comunidades anglosajonas y a las de otros orígenes, pero
en forma segregada, lo cual, en la práctica, implicaba educación, salud, vivienda de
menor calidad para estos últimos, ya que se les destinaba un presupuesto inferior.
En lo que hace a los países europeos, que habían vendido africanos esclavizados
durante siglos a América y colonizado a pueblos residentes en lugares remotos, la
homogeneidad de la civilización occidental parecía en este contexto protegida por la
lejanía geográfica. No obstante, los movimientos migratorios pusieron fin a esa
distancia. Mientras los imperios se mantuvieron vigentes, muchos individuos originarios
de las colonias engrosaron la fuerza de trabajo de las metrópolis y cursaron allí sus
estudios. Después de la Segunda Guerra Mundial, esta afluencia se hizo más
significativa. Durante los llamados Trente Glourieuses, entre 1945 y 1973, el
crecimiento económico que se dio en el llamado mundo desarrollado implicó una
situación de pleno empleo que llevó al aumento del flujo de personas procedentes de
territorios independizados o que se encontraban en tránsito hacia la emancipación para
subvenir a las necesidades laborales europeas. Así, el inicio del proceso de
descolonización trajo consigo la emergencia de comunidades no europeas que formaron
sus familias y se insertaron en el seno de las antiguas metrópolis.
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discriminatorias que desembocaron en la negación de derechos, como el igual acceso al
empleo, al estudio y a una vivienda digna.
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En Estados Unidos, las políticas de acción afirmativa fueron impulsadas por el
Movimiento de los Derechos Humanos de 1960, con el fin de dar igualdad de
oportunidades laborales y educativas a las llamadas “minorías”. El primero en utilizar el
término fue el presidente John F. Kennedy, quien ordenó en 1961 a los contratistas del
gobierno que aplicaran “la acción afirmativa para asegurar que los candidatos sean
empelados y que los empleados sean tratados durante la vigencia de la relación laboral
sin tenerse en cuenta su raza, credo, color u origen nacional”. De todos modos, puede
encontrarse un antecedente a esta política en la Segunda Guerra Mundial, cuando se
prohibió la discriminación racial en los contratos de empleo dentro de las plantas
dedicadas a la fabricación de equipamiento para la defensa. Se expandió luego a otras
áreas, como la promoción de la inscripción de estudiantes negros en universidades
predominantemente blancas.
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ámbitos”, situación derivada de la posición subordinada a la que fueron sometidos en el
marco del tráfico esclavista y el proceso de conquista17.
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encuentran marginados en virtud de su pertenencia étnica sin no se les dan posibilidades
laborales y educativas para demostrar que tienen las mismas capacidades? Asimismo, la
necesidad de contar con datos estadísticos ha sido reiteradamente remarcada debido a
que uno de los principales obstáculos para el diseño de políticas que promuevan los
derechos de la población excluida es la falta de información confiable sobre su
situación, opacada aún más por la negación social de la existencia de discriminación en
muchos países.
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