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Desde que somos arrojadas al mundo, las personas que vivimos el "modo de vida o modelo de vida"
occidental somos emplazados, desde el pensar y en consecuencia con nuestras ilusiones, sueños,
expectativas y esperanzas de un futuro promisorio que nos "unifica" en cuanto a humanidad. Este
mismo futuro promisorio es el que bajo la razón que lo protege decae en cuanto observamos que no
puede abarcar todas las aristas de la vida humana.
La modernidad es una construcción que dio luz los conceptos como evolución, desarrollo y progreso
y es la forma que tenemos de concebir el mundo. Nuestra devota fe en la racionalidad y nuestro
culto a la razón custodiado por las ciencias, la historia, el arte y las culturas dominantes desde un
momento busca el cambio permanente con el fin de que el mundo sea un mejor lugar para vivir. Así
mismo, adoptamos, adaptamos y aceptamos elementos de diferentes culturas.
En sus inicios la modernidad se ocupó en desarrollar una ciencia objetiva, leyes universales y
desarrollo del progreso moral, económico, la institucionalidad, todo con el pretexto de la felicidad de
la especie humana. La filosofía moderna juega un papel fundamental en esta transformación de la
vida ya que establece un carácter metodológico del mundo y el olvido por la pregunta por el ser. La
secularización de la religión, la invención del sujeto, la creación de leyes sociales y naturales como
fundamento y entendimiento de que el mundo y el mismo cosmos se bastaba en el mismo para
existir.
Debido a este cambio, la humanidad necesita un fundamento, ¿dónde obtener ese fundamento? En
el dominio, el dominio del conocimiento. El hombre como sujeto que domina al saber y somete,
señala y elige que es o no es el fundamento.
Desde este pensamiento netamente occidental nace el proyecto de la modernidad, y a medida que
avanza va creyendo que todo el mundo aspira a este progreso en busca de cambios y
perfeccionamiento hacia el futuro, presentado lo como una "revolución del saber."
He aquí la relación de nuestro pensar y el auténtico pensar. El hombre como ningún otro ser vivo del
mundo tiene la capacidad de pensar al ser, es una cualidad única del hombre en cuanto a ser. Esta
cualidad fue perdida, reemplazada y/o desplazada casi en su totalidad por el pensar que calcula,
metodologíza, transforma y aprende, a tal punto que el pensamiento que domina nuestra sociedad
es el pensamiento que calcula sobre lo real, lo tangible, lo medible, lo mostrable y que deja en la
periferia el pensar que medita, el pensar que piensa. Esto configura nuestra forma de ser al
emplazar el pensar del hombre a desarrollar, justificar y sostener una forma de vida provocadora
que se fundamenta en la razón, transformando a su entorno en materia para la producción y sostén
de la vida misma, haciéndole creer que su voluntad propia es imponer, dominar, controlar.
Nuestra época no es técnica porque haya objetos tecnológicos si no que hay objetos tecnológicos
porque somos técnicos, nuestro pensar, nuestro sistema, nuestro modo y nuestro entender es
técnico. Hemos sido emplazados y dominados por el sometimiento, creando una realidad sostenible
solo provocando, fabricando, produciendo, almacenando y mercantilizando productos,
condicionando la vida a un flujo incesante de exigencias que parecen no acabar y proyectarse a un
infinito con un evidente y trágico final.
*Los siguientes puntos me gustaría desarrollar para dar camino a una "respuesta" final que concluya
con el ensayo.
La mera vida
La voluntad propia
*Quisiera saber si está bien encaminado, si el concepto de ge-stell está bien aplicado o comprendido
y si tiene cualquier lectura que me recomiende se lo agradecería. También me gustaría que me
instruyera por donde debería leer o abordar la voluntad. He leído al respecto, pero aún estoy
meditando el concepto, pensándolo desde una voluntad o vocación que ha sido emplazada,
cambiada o intervenida y descubrir que hay allí.