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Historia
En los siglos XVIII y XIX, la mecánica newtoniana o clásica parecía proporcionar una
descripción totalmente precisa de los movimientos de los cuerpos, como por ejemplo el
movimiento planetario. Sin embargo, a finales del siglo XIX y principios del XX, ciertos
resultados experimentales introdujeron dudas sobre si la teoría newtoniana era completa.
Entre las nuevas observaciones figuraban las líneas que aparecen en los espectros luminosos
emitidos por gases calentados o sometidos a descargas eléctricas. Según el modelo del
átomo desarrollado a comienzos del siglo XX por el físico británico nacido en Nueva
Zelanda Ernest Rutherford, en el que los electrones cargados negativamente giran en torno a
un núcleo positivo, en órbitas dictadas por las leyes del movimiento de Newton, los científicos
esperaban que los electrones emitieran luz en una amplia gama de frecuencias, y no en las
estrechas bandas de frecuencia que forman las líneas de un espectro.
Logros
Desde 1925 no se han encontrado deficiencias fundamentales en la mecánica cuántica,
aunque se ha debatido si la teoría debe o no considerarse completa . En la década de 1930, la
aplicación de la mecánica cuántica y la relatividad especial a la teoría del electrón permitió al
físico británico Paul Dirac formular una ecuación que implicaba la existencia del espín
del electrón. También llevó a la predicción de la existencia del positrón, que fue comprobada
experimentalmente por el físico estadounidense Carl David Anderson. La aplicación de
la mecánica cuántica al ámbito de la radiación electromagnética consiguió explicar numerosos
fenómenos como la radiación de frenado (emitida por los electrones frenados por la materia) y
la producción de pares (formación de un positrón y un electrón cuando la energía
electromagnética interactúa con la materia). Sin embargo, también llevó a un grave problema,
la denominada dificultad de divergencia: determinados parámetros, como las llamadas masa
desnuda y carga desnuda de los electrones, parecen ser infinitos en las ecuaciones de Dirac.
Esta dificultad fue parcialmente resuelta en 1947-1949 en el marco de un programa
denominado renormalización, desarrollado por el físico japonés Shin’ichirō Tomonaga, los
físicos estadounidenses Julian S. Schwinger y Richard Feynman y el físico estadounidense de
origen británico Freeman Dyson. En este programa se toman la masa y carga desnudas del
electrón como infinitas de modo que otras cantidades físicas infinitas se cancelen en las
ecuaciones. La renormalización aumentó mucho la precisión en los cálculos de la estructura
de los átomos a partir de los principios fundamentales.
– La energía total del fotón y, en consecuencia, la energía total del electrón, resulta del
producto de la frecuencia de la onda y la constante de Plank (6,62606957(29) ×10 -34 Jules x
segundos), tal como se detalla en la siguiente expresión:
En esta expresión:
h= constante de Plank.
f= frecuencia de la onda.
– El momento lineal del fotón, y por ende, del electrón, es inversamente proporcional a la
longitud de la onda, y ambas magnitudes se relacionan a través de la constante de Plank:
En esta expresión:
h= constante de Plank.
λ = longitud de la onda.
– El momento lineal es el producto de la masa de la partícula por la velocidad que tiene dicha
partícula durante su desplazamiento.
En dicha expresión:
λ = longitud de la onda.
h= constante de Plank.
Dado que h, la constante de Plank, tiene un valor pequeño, la longitud de onda λ también lo
es. En consecuencia, es factible enunciar que las propiedades ondulatorias del electrón se
presentan únicamente en niveles atómicos y subatómicos.
– Broglie también se base en los postulados del modelo atómico de Bohr. Según este último,
las órbitas de los electrones son limitados y solo pueden ser múltiplos de números enteros.
Así:
Donde:
λ = longitud de la onda.
h= constante de Plank.
r= radio de la órbita.
n= número entero.
Según el modelo atómico de Bohr, al cual Broglie adoptó como base, si los electrones se
comportan como ondas estacionarias, las únicas órbitas permitidas son aquellas cuyo radio
sea igual a un múltiplo entero de la longitud de onda λ.
Por ende, no todas las órbitas cumplen con los parámetros necesarios para que un electrón se
movilice a través de estas. He allí el porqué de que los electrones solo puedan desplazarse en
órbitas específicas.
La teoría de onda de los electrones de Broglie justificó el éxito del modelo atómico de Bohr
para explicar el comportamiento del electrón único del átomo de hidrógeno.
Análogamente, también dio luces sobre por qué este modelo no se ajustó a sistemas más
complejos, es decir, átomos con más de un electrón.
– En primera instancia, se colocó un montaje con haz de electrones que tenía una energía
inicial conocida.
– Se instaló una fuente de voltaje para acelerar el movimiento de electrones incitando una
diferencia de potencial.
– Se dirigió el flujo del haz de electrones hacia un cristal metálico; en este caso, níquel.
– La dispersión del haz de electrones a través del cristal metálico era comparable con el
fenómeno de interferencia y difracción de los rayos luminosos.
– La reflexión de los electrones sobre el cristal de impacto describía la trayectoria que,
teóricamente, debía describir según la teoría de ondas de electrones de Broglie.
Limitaciones
El modelo atómico de Broglie no predice la ubicación exacta del electrón sobre la órbita en la
cual se desplaza.
En este modelo, los electrones se perciben como ondas que se movilizan en toda la órbita sin
una ubicación específica, con lo cual se introduce el concepto de orbital electrónico.
Al obviar el momento angular intrínseco de los electrones, se están dejando de lado las
variaciones espaciales de estas partículas subatómicas.
En el mismo orden de ideas, este modelo tampoco toma en cuenta los cambios en el
comportamiento de los electrones rápidos como consecuencia de los efectos relativistas.