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Pero frente a esta realidad surgen varias preguntas que son fundamentales de
responder, como por ejemplo ¿Estamos realmente preparados como especie
para adaptarnos tan rápido a tantos cambios simultáneos? ¿Nuestro cerebro está
preparado para gestionar tanta información? ¿Estamos emocionalmente
preparados para resistir la enorme tensión que significa confrontar toda esta
vorágine adaptativa?... entre muchas otras preguntas que hoy surgen frente a
estos nuevos y complejos escenarios. Lo que si tengo claro, es que no estamos
preparados al 100%, y que esta falta de preparación y de herramientas, nos hace
visitar mentalmente un futuro incierto y muchas veces, en ese viaje mental, es
posible que no encontremos las respuestas que buscamos, las soluciones que
necesitamos o incluso podemos verlo como una posibilidad catastrófica… nuestro
cerebro es experto en exagerar las cosas que nos depara el mañana para poder
protegernos de esas amenazas que es posible que ni siquiera existan. La especie
humana gracias a este mecanismo ha logrado adaptarse muy bien en el pasado.
De hecho, nuestro cerebro es como una máquina del tiempo, ya que, frente a un
estímulo, viaja al pasado constantemente, contrasta con nuestra experiencia
vivida alguna vez y que esta tatuada en nuestra memoria de largo plazo que está
en nuestro hipocampo… luego viaja al futuro para analizar las similitudes y
posibles amenazas y luego… y solo recién, vuelve al presente para generar una
conducta y esto en menos de una milésima de segundo. El problema radica en
que eso que almacenamos como memoria de largo plazo es muy difuso y poco
exacto y entremezcla un sin número de experiencias y emociones que se
conjugan y se suman y las probabilidades futuras que puede construir nuestro
cerebro con dicha información, puede no tener relación con la realidad y por
ende nuestra conducta en el presente puede estar absolutamente desajustada a
dicha realidad… es en este viaje en el tiempo y en el problema de ajuste de la
realidad versus las expectativas que quedamos atrapados en emociones y
sensaciones como el miedo, angustia, ansiedad, pánico, inseguridad,
desprotección, incertidumbre, rabia, desesperación, entre otras sensaciones y
estados emocionales.
Jefe: (En tono muy marcado de reprimenda)¡¡ Daniel… no puedo creer que me
entregues este informe. ¿Y que hago yo con esto? (Postura muy erguida.
Evidentemente molesto y mirando a los ojos a Daniel) (En este momento el cerebro
de Daniel viaja al pasado ya que le fue familiar el TONO Y LA POSTURA DEL JEFE y
contrasta la experiencia con lo que ya vivió, un padre, un profesor u otras experiencias
que amenazaron su bienestar y que quedaron grabadas liberando un torrente de
hormonas de supervivencia que ya condicionan su conducta)
Daniel: (nervioso) Señor… Ud me mando los datos y le hice el informe con eso
que… (lleno de hormonas del estrés, pero aun algo de su cerebro racional funciona y
trata de defenderse)
Jefe: (serio) ¿Disculpa? ¿Estas insinuando que la culpa es mía?! ¿Ya pues… que
hago yo con esto ahora? Este informe no me sirve. (durante todo este rato el
cerebro, activado por una amenaza conocida, viaja al futuro analizando las posibilidades
y amenazas posibles… “Me van a despedir, quedare sin dinero, se van a burlar de mi… u
otras que potencian aun mas su mecanismo de supervivencia, potenciando su
conducta.)
Daniel: Bueno… yo creo que el lunes… (Su cerebro prueba escapar de la situación…
ya que la amenaza crece y es una técnica que alguna vez le ha funcionado)
Jefe: No, no, no Daniel. Yo TENGO que presentar esto el lunes… ve tu como lo vas
a hacer. Trabaja el fin de semana que se yo.
Jefe: Lo quiero a primera hora en mi escritorio el lunes ¿Ok? (se va el jefe. Daniel
queda en silencio y pensativo) (acá se termina de confirmar el estado de emergencia
y la amenaza que le dice que la mejor conducta y la que le resulto en otras
oportunidades para salir aparentemente airoso o la que tiene instalada como habito… es
la inmovilidad… ni huir ni defenderse.
En este ejemplo es solo referencial, pero sirve para graficar acerca de cómo
puede operar nuestro predictivo frente a una amenaza conocida
(aparentemente) y que me permite ejemplificar como el cerebro viaja al pasado
y al futuro una y otra vez, en donde la conducta finalmente no se ajusta a la
realidad.
A LA EVOLUCION SE LE OLVIDO
Toda esta gran gama de atributos mentales y cognitivos no han ido de la mano
de nuestra evolución emocional, la cual a tomado relevancia recién en las
últimas décadas con el surgimiento de la neurociencia, estudios de la psicología
de las emociones, el auge de la inteligencia emocional, la neuropsicología entre
otras ramas científicas y filosóficas que han puesto el acento en la relevancia
para la comprensión y el manejo de las emociones en los diversos ámbitos de
nuestro desarrollo como especie, sociedad y cultura.
No solo por los múltiples estudios científicos que avalan que el desarrollo y gestión
emocional de las personas tiene un impacto directo en su crecimiento,
adaptación, aprendizaje, relaciones e incluso en el éxito laboral, sino que
también permite regular cientos de funciones biológicas y fisiológicas que nos
permiten poder enfrentar situaciones complejas como las que hoy debemos
enfrentar, facilitando una mayor adaptación a estos nuevos escenarios, sin sufrir
las devastadoras consecuencias de las hormonas de supervivencia que liberamos
por el estrés, miedo, ansiedad, angustia, incertidumbre, pánico, inseguridad, ira,
entre otros estados mentales y emocionales que en muchas ocasiones tienen un
desfase de la realidad frente a lo que se vive en el momento, quedando muchas
veces, atrapados en bucles emocionales, de pensamiento y conductas, que no
nos permiten salir de esa trampa autoimpuesta y lo cual se puede convertir
incluso en hábitos emocionales y conductuales que se activan ante el menor
estimulo del entorno o incluso por nuestros propios pensamientos.
Quiero darles una muy cordial bienvenida a este curso, en donde quiero invitarlos
a comprender nuestras emociones desde una realidad distinta… y es que
nuestras emociones son una poderosísima fuente de información que muy pocas
veces leemos, comprendemos y mucho menos gestionamos de manera eficiente
y efectiva para nuestro bienestar.