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TERCERA UNIDAD

EL RACIONALISMO

Objetivo particular

Al finalizar la unidad, el alumno identificará los elementos más


importantes del pensamiento racionalista, así como sus aportaciones en
términos educativos y su concepción del hombre.

3.1. Racionalismo

Se ha ubicado al racionalismo como una corriente filosófica que colocó en


el centro del conocimiento a la razón como la fuente más importante para llegar
a la verdad, contraponiéndolo a la experiencia de los empiristas. Así, el principio
básico que orienta hacia la verdad era la razón, que no se deriva de los objetos
sensibles en primer término sino básicamente de las ideas.

En el fondo de estas teorías estaba la presencia de las ciencias que


progresaban de a poco y sustituían las ideas antiguas del conocimiento. Esto a
su vez había despertado un enorme optimismo hacia el ser humano y los
poderes de su razón que se veía como el camino para mejorar las condiciones
de existencia de los hombres y mujeres de aquel tiempo.

El racionalismo consideraba a las


matemáticas como el ideal cognoscitivo, ya
que en su ejercicio arrojaba verdades producto
de la utilización de la racionalidad pura, a
diferencia de los empiristas que pensaban la
ciencia de los números simplemente como una
forma de abstracción alejada del mundo de lo
real. A principios del siglo XVIII, los más
importantes racionalistas eran Gottfried Wilhelm
Leibniz y Christian Von Wolff.

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Leibniz se ocupa de formular un orden del universo basado en la armonía
de la espontaneidad de la existencia. Menciona asimismo que existen dos tipos
de verdades: las de hecho y las de razón. Las verdades de la lógica y de la
matemática pertenecen a las de la razón, porque no proceden de la realidad
tangible; en tanto que las de hecho proceden de la experiencia. Menciona que
las verdades de la razón son infinitas mientras que las de hecho, como parte de
la realidad, son mucho más limitadas.

Las verdades de razón se construyen con base en sí mismas y a su


oposición. Por ejemplo, un triángulo presenta por fuerza tres lados y es imposible
que el mismo tenga cuatro porque de ser así dejaría de ser. Las verdades que
parten de la realidad también se estructuran sobre el principio básico de la
contradicción, dado que una hoja de papel no puede ser al mismo tiempo roca.
Respecto a los tipos de verdades expresa lo siguiente:

Nuestros razonamientos se fundan en dos grandes principios: el de


contradicción, en virtud del cual juzgamos falso lo que encierra contradicción, y
verdadero lo opuesto o contradictorio a lo falso.

Y el de razón suficiente, en virtud del cual consideramos que ningún hecho


puede ser verdadero o existente y ninguna enunciación verdadera, sin que de
ello haya una razón bastante para que así sea y no de otro modo. Aunque las
más veces esas razones no puedan ser conocidas por nosotros.

También hay dos suertes de verdades: las de razonamiento y las de hecho. Las
verdades de razonamiento son necesarias y su opuesto es imposible; y las de
hecho son contingentes, y su opuesto es posible. Cuando una verdad es
necesaria, puede hallarse su razón por medio del análisis, resolviéndola en
ideas y verdades más simples, hasta llegar a las primitivas.

Así, los matemáticos reducen por análisis los teoremas especulativos y los
cánones prácticos a las definiciones, axiomas y postulados.

Y hay, por último, ideas simples, cuya definición no puede darse; también hay
axiomas y postulados o, en una palabra, principios primitivos, que no pueden
ser demostrados y no lo necesitan; son enunciados idénticos, cuya oposición
encierra una contradicción expresa.11

11
Leibniz, Godofredo, Monadología, Alianza, Madrid, 1999, p. 19.

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Otro racionalista de importancia es el italiano Giambattista Vico, quien
reformula algunas de las ideas del racionalismo en su pugna frente al empirismo.
Vico plantea que la verdad humana no obedece ni a la razón ni a la evidencia
sino, fundamentalmente, a lo verosímil:

Lo verosímil es la verdad problemática, es lo que está entre lo verdadero y


lo falso: la mayoría de las veces es verdadero, excepcionalmente es falso.
Pero lo que lo caracteriza es que no implica una garantía infalible de
verdad. Esta problematicidad hace que lo verosímil sea la verdad humana
por excelencia.
Es vana empresa el querer introducir, mediante el método geométrico,
una garantía infalible de verdad en el dominio de los conocimientos
referentes al hombre. Por lo tanto, el “censo” de los filósofos es lo
probable, así como el de los matemáticos es lo verdadero; haber querido
invertir este orden para reconducir a la filosofía a la verdad demostrativa
de las matemáticas no ha causado más que dudas y desorden.
A la razón cartesiana, órgano de la verdad demostrativa, opone Vico el
ingenio, que es la facultad de descubrir lo nuevo; y a la crítica, el nuevo
arte cartesiano fundado en la razón, Vico opone la tópica o sea el arte que
disciplina y dirige el proceder inventivo del ingenio. 12

Actividad de seguimiento: desarrolla en el recuadro de trabajo tu concepto


racionalismo, de acuerdo a lo revisado en el presente apartado:

3.2. Conceptos de hombre

Desde la perspectiva de Leibniz, el mundo no era perfección, dado que


Dios había tenido la opción de crear una realidad perfecta como lo es él mismo,

12
Abbagnano, N. La historia de la pedagogía. FCE Edit. México, 1998. Pág. 247.

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pero de hacerlo así hubiese realizado algo divino y se estaría
replicando; por lo mismo el ser humano no era ni perfecto ni
divino sino completamente falible. Desde esta perspectiva,
los seres humanos están conformados por sustancia
individual a la vez que lógica y moral.

En este sentido, menciona que un ser humano es una


cuestión tan compleja y llena de predicados que es imposible
conocerlo en su totalidad, dado que para hacerlo habría que
identificar plenamente sus motivaciones internas. Sin
embargo no bastaría con eso, sino también conocer las
sentencias externas que intervienen en la historia de su ser.
Por ejemplo, para conocer en su totalidad el ser de Gandhi
habría que conocer todos sus pensamientos, sus procesos familiares y hasta la
manera precisa en que sufrió y fue afectado por su asesino.

No obstante nuestra imperfección y la imposibilidad del conocimiento de


nuestra esencia, menciona que cada ser humano se encuentra incorporado al
ser y está diseñado para entrar en armonía con el mundo y aun cuando puede
actuar de manera libre en el cosmos, se encuentra diseñado de modo tal que se
sabe que actuará de un modo específico.

Integra su idea de las monadas13 a los seres humanos al plantear que en


la especie existen únicamente conciencias individuales. Al preguntarse sobre
cuál pudiera ser la fuerza esencial que estaba presente en todos los hombres
responde que era la llamada por él mismo como fuerza viva. Al ligar esto con su
descubrimiento del cálculo infinitesimal, por él mismo, menciona que hay un
infinito de monadas racionales, que es por decirlo de algún modo como una
especie de infinito de almas procedentes de una sola fuerza que es lo divino que
habita de Dios en cada uno de los hombres. De esta manera distingue entre los
animales racionales (humanos) y los animales las siguientes diferencias:

13
Las monadas son para Leibniz es una idea que parte de la noción de que no todo lo que existe en el mundo es la sustancia
de Dios, sino que hay en el universo un muy amplio número de sustancias finitas que son concebidos por el mismo como una
especie de átomos metafísicos concentradores de energía y actividad constante. Estas monadas son expresión de la manera
en la que está construido según el propio Leibniz el universo, al respecto expresa:
Así, pues, aunque cada mónada creada representa el universo entero, sin embargo, representa más distintamente
el cuerpo que particularmente le es afectado y cuya entelequia constituye; y como este cuerpo expresa el universo
todo, por la conexión de toda la materia llena, el alma representa también el universo todo, al representar el cuerpo
que le pertenece de modo particular. Leibniz, Godofredo, Monadología, Alianza, Madrid, 1999, p. 61.

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En cuanto a los espíritus o almas racionales, aun cuando yo creo que en el
fondo lo mismo hay en todos los vivientes y animales, como acabamos de decir
-a saber: que el animal y el alma no comienzan sino con el mundo ni tampoco
acaban sino con el mundo-, sin embargo, en los animales racionales hay esto
de particular, que sus animalitos espermáticos, mientras no son más que eso,
tienen sólo almas ordinarias o sensitivas; pero cuando los elegidos, por decirlo
así, llegan, mediante concepción actual, a la humana naturaleza, sus almas
sensitivas se elevan al grado de la razón y a la prerrogativa de los espíritus.

Entre otras diferencias que hay entre las almas ordinarias y los espíritus,
algunas de las cuales ya he indicado, hay ésta además: que las almas en
general son espejos vivientes o imágenes del universo de las criaturas; pero
los espíritus son, además, imágenes de la Divinidad misma o del mismo Autor
de la naturaleza; son capaces de conocer el sistema del universo y de imitar
algo de él en ciertas muestras arquitectónicas, siendo cada espíritu como una
pequeña divinidad en su departamento.14

Giambattista Vico, por su parte, considera al


hombre como un ser que debe tener la tarea de
pensar. Menciona que aun cuando la perfección de
la razón sólo es posible en Dios, al hombre le toca
una parte de dicha divinidad recogiendo retazos de
existencia y poniéndolos a funcionar dentro del
ámbito del pensamiento. De este modo, sólo Dios
puede conocer la verdad universal mientras que el
hombre lo hace en cuanto al ámbito de su existir. Desde esta perspectiva, el
hombre crea, mediante el empleo de su pensamiento, un universo ideal que
tiene que ver con su propio universo mental más que con la realidad en sí
misma, lo que le coloca en sí un límite a su pensamiento.

El hombre puede conocer con mayor éxito el universo de la matemática


que se refiere a plenas abstracciones mentales que no tienen que estar
relacionadas necesariamente con la verdad, antes que conocer a la perfección
universos complejos como la naturaleza cuyas llaves de entendimiento las tiene
exclusivamente Dios. No obstante, el ser humano es solamente en cuanto
piensa, y en este sentido se conecta con las ideas de Descartes que navegan
hacia los mismos diques que los de Vico con respecto a la importancia del
pensar en cuanto al ser.

14
Leibniz, Godofredo, Monadología, Alianza, Madrid, 1999, p. 69.
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Este pensamiento puede aprehenderse en la historia, que es la impresión
que el pensar de los hombres deja en las playas de la existencia. Las leyes que
rigen a los seres humanos están expresadas y deben descubrirse en su historia.
El hombre es concebido por Vico como un ser histórico en busca de algo que lo
salve o le dé algunas certezas existenciales y ello lo encuentra en Dios en el que
ve la fuente de la luz de su devenir. Ésta será la fuente humana que lo impulsa
hacia la perfección y la virtud. Su razón tiene la función de orientarlo hacia el
alcance de dichas metas que pueden observarse en el contenido de la obra La
República de Platón.

Vico señala de manera clara el final hacia el que apunta la existencia


histórica de los seres humanos, que será alcanzar el orden de lo providencial y
actuar en la sociedad en la medida que vaya escapando de su miseria animal.
De modo que, aun cuando el hombre se mueve dentro del orden temporal de la
historia, en realidad se encuentra mucho más vinculado con un orden que es
eterno, universal y divino.

Menciona que cuando los hombres actúan movidos por sus intereses
más irracionales y primitivos lo hacen buscando su utilidad particular, pero
conforme va emergiendo la gran cualidad del género humano, su sentido de
comunidad va desplazando el individualismo, arrojándolo hacia un orden ideal.

El ser humano se mueve en dos esferas históricas, una temporal y una


ideal. Vico menciona: “Los hombres primero sienten sin advertir, pero luego
advienen con ánimo perturbado y conmovido y finalmente reflexionan con mente
pura.”15 De este modo Vico no considera que haya nada de racional ni de verdad
en el pensamiento primitivo humano, ya que son meras especulaciones sin
ningún tipo de fundamento desde su particular punto de vista.

Por otra parte, concibe al hombre como poseedor de un sentido común


que se generaliza en todos los grupos sociales del mundo. Este sentido común
lo conduce a la posesión de una cierta verdad. A esta primitiva sabiduría le
denomina sabiduría poética. Es este tipo de saber lo que permite que los
primeros grupos humanos identifiquen los peligros e ideen estrategias para

15
Vico, Giambattista. Principios de Ciencia Nueva. ed. preparada por J.M. Bermudo. Orbis, S.A. Edit.
Barcelona, 1985. Pág. 62.

53 |     U N I V E R S I D A D   F R A Y   L U C A   P A C C I O L I  
enfrentarlos y superarlos, se crean fantasías sobre los poderes de la naturaleza
y a este período lo denomina como la edad de los dioses.

No obstante, cuando los seres humanos comienzan a crear las grandes


ciudades, estas comunidades se fundan sobre saberes más complejos y
considera que dichos hombres ya poseen una racionalidad incipiente. A esta
etapa de la historia se le denomina como la edad heroica. La edad de los
hombres siguiendo estas ideas, se inicia cuando el hombre adquiere la
capacidad de razonar. Es en esta etapa que reina la filosofía como la forma más
efectiva de entender y explicar al mundo.

Sin embargo, no considera que esta sea la última etapa o la cumbre del
pensamiento racional de los seres humanos, ya que considera que en una última
fase se abre la edad de la nueva ciencia que es un tiempo en el que el hombre
se independiza de las verdades producto de la fantasía y sigue ahora solamente
los dictados de su raciocinio y del pensamiento científico.

Actividad de seguimiento: desarrolla en el recuadro de trabajo un resumen que te


sirva de repaso respecto a la visión que se tiene del hombre y el conocimiento en
el racionalismo de acuerdo con lo revisado en el presente apartado:

3.3. Visión educativa

En materia educativa, el racionalismo presenta una clara oposición ante


el empirismo, reivindicando la concepción aristotélica de que el conocimiento se
encuentra no fuera de nosotros, sino más bien en nuestro interior. No obstante,
los conocimientos que mantenemos en nuestro interior no se observan de
manera precisa y clara, lo hacen de un modo oscuro y se manifiestan a partir de
posibilidades de acción o tendencias de comportamiento.

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Aun cuando Leibniz, manifiesta estar en concordancia con lo planteado
por Locke sobre la importancia de la experiencia, menciona que ésta no es la
única ni la principal fuente de conocimiento para los individuos. Para él, si la
experiencia sensible adquiere un significado en el interior de las personas, es
porque determinadas condiciones de nuestra razón lo hacen posible. Aun
cuando la experiencia es parte del conocimiento humano, es el espíritu el que se
manifiesta en la razón y el entendimiento.

Se hace palpable por la existencia, más que de la educación, de una


autoeducación en la que el profesor solamente hace despertar u orienta hacia el
conocimiento a los estudiantes. Este proceso desde su punto de vista, debe ser
bastante gradual, pasando de conocimientos oscuros e innatos a la claridad
intelectual de una mente racional. Leibniz se manifiesta en contra de los saberes
de la tradición que no han sido sometidos a la razón y son producto de la
ignorancia de los hombres.

Respecto a la percepción humana del conocimiento


Leibniz manifiesta que es una cosa que se manifiesta en el
espíritu y que no tiene que ver tanto con la parte de la
materia en el universo, sino más bien con el universo de
las cosas inmateriales, al respecto afirma lo siguiente:

Es forzoso, además, confesar que la percepción, y lo


que de ella depende, es inexplicable por razones
mecánicas, es decir, por las figuras y los movimientos.
Si se finge una máquina cuya estructura la haga pensar, sentir, tener
percepción, podrá concebirse aumentada, conservando las mismas
proporciones, de suerte que pueda entrarse en ella como en un molino.
Supuesta tal máquina, no hallaremos, si la visitamos por dentro, más que
piezas empujándose unas a otras; pero nunca nada que explique una
percepción.16

Distingue además Leibniz entre el ejercicio que se realiza en el


entendimiento humano a través de la memorización y la razón como dos esferas
distintas. Menciona al respecto:

16
Leibniz, Godofredo, Monadología, Alianza, Madrid, 1999, p. 16.

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La memoria proporciona a las almas una suerte de consecución, que imita a la
razón, pero que debe distinguirse de ésta. Así vemos que los animales, cuando
tienen la percepción de alguna cosa que les hiere fuertemente y de la cual ya
antes han tenido una percepción semejante, aguardan, por una representación
de su memoria, que suceda otra cosa que estuvo unida a la percepción
anterior y se sienten impelidos a experimentar los mismos sentimientos que
experimentaron anteriormente. Por ejemplo, si a un perro se le enseña un
palo, se acuerda del dolor que le ha causado, aúlla y sale corriendo.17

Distingue en este sentido a los hombres del reino animal por el


conocimiento teórico y no empírico que es parte del ejercicio racional exclusivo
de los seres humanos, al respecto reconoce lo siguiente:

Los hombres se conducen como los animales en tanto en cuanto las


consecuciones de sus percepciones obedecen sólo al principio de la memoria;
se parecen a los médicos empíricos, que poseen la práctica sin la teoría; y en
las tres cuartas partes de nuestros actos somos empíricos. Por ejemplo,
cuando aguardamos la llegada del nuevo día, lo hacemos por empiria, porque
siempre ha ocurrido así. Sólo el astrónomo lo juzga por razón.

Pero el conocimiento de las verdades necesarias y eternas es lo que nos


distingue de los simples animales y nos hace poseedores de la razón y de las
ciencias, elevándonos hasta el conocimiento de nosotros mismos y de Dios. Y
esto es lo que, en nosotros, se llama alma racional o espíritu.18

Para Vico, la principal fuerza rectora en cuanto al desenvolvimiento


humano era la evolución de la mente humana alcanzada por medio de la
educación. De esta manera, el ser humano no puede ser observado, desde su
punto de vista, como un mero producto de las interacciones con su medio, tal y
como era afirmado por algunos de sus contemporáneos empiristas, sino que
más bien era un reflejo de las interacciones históricas de cada pueblo y en ese
sentido podía considerarse al ser humano como un producto de las formas
educativas de su cultura.

Se manifiesta, asimismo, en contra de los procesos


educativos centrados esencialmente en aspectos intelectuales y
racionales, expresando la importancia de que en la conformación

17
Leibniz, Godofredo, Monadología, Alianza, Madrid, 1999, p. 18.
18
Leibniz, Godofredo, Monadología, Alianza, Madrid, 1999, p. 19.
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del sistema educativo se incorporarán aspectos que desarrollarán elementos
creativos y referentes a la fantasía de los jóvenes. Al igual que Leibniz, se
manifiesta en favor de que en el comienzo, la formación de los jóvenes se centre
en la enseñanza de la lengua, ya que el desarrollo de la misma fue aquello que
posibilitó la civilización humana.

Otra materia indispensable era la historia, la cual debía incorporar una


recopilación de los hechos de mayor importancia para la cultura en Occidente y
se acompañaba de otros relatos históricos que se refiriesen a la historia de las
ideas humanas a través de la revisión de la literatura, los mitos, la filosofía y la
poesía de los tiempos que le precedieron. Ambas materias se debían acompañar
de temas que desarrollasen la inventiva humana y la creatividad, para estimular
el ingenio y las posibilidades de resolver problemas por parte de los estudiantes.
Sobre el aspecto formativo en los infantes, escribe Vico en su libro Nueva
Ciencia:

En los niños es vigorosísima la memoria y, por consiguiente, vivida hasta


el exceso la fantasía, que no es más que memoria dilatada o compuesta.
Este axioma es el principio de la evidencia de las imágenes poéticas que
debieron de formar al primer mundo niño.
El más sublime quehacer de la poesía es dar sentido y pasión a las cosas
que sentido no tienen, y es propio de los niños tomar cosas inanimadas en
las manos y, jugando, hablarles como si fueran personas vivas. 19

Defiende una formación de tipo naturalista mencionando que: “la


naturaleza humana, en cuanto que es común con las bestias, lleva consigo esta
propiedad: que los sentidos son las únicas vías por las que conoce las cosas”.20
Valiéndose de esta naturaleza humana, la meta de la educación la centra en
alcanzar el desarrollo de una mente pura en las personas; sin embargo, niega
también, dado que en nuestra naturaleza todos los seres humanos somos
distintos, la posibilidad de que existan criterios universales para enfocar la
educación con éxito, tanto a nivel particular como en lo referente a los cuerpos
sociales en general. Cada profesor, cada escuela y cada pueblo, desde su punto
de vista, debían de elegir y construir sus propias formas educativas bajo los
anhelos del perfeccionamiento humano en general.

19
Vico, Giambattista. Principios de Ciencia Nueva. ed. preparada por J.M. Bermudo. Orbis, S.A. Edit.
Barcelona, 1985. Pág. 83
20
Vico, Giambattista. Op. cit. Pág. 87.

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Actividad de seguimiento: en el recuadro de trabajo realiza un resumen que te
sirva de repaso destacando las principales ideas sobre la educación y el
conocimiento del racionalismo de acuerdo a lo revisado en el presente apartado:

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