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¿Por qué tantas atenciones con el hombre?

Quería compartirles mi reflexión de la semana a pesar de que ahora no me puedo conectar


ahora.

Lo primero que me llamó la atención fue la lectura Gn I, 26: “Hagamos al hombre a


nuestra imagen y semejanza. Que tenga autoridad sobre los peces del mar y sobre las aves
del cielo, sobre los animales del campo, las fieras salvajes y los reptiles que se arrastran por
el suelo”.

En esta parte Dios habla en plural, dice “Hagamos al hombre a nuestra imagen y
semejanza”. Honestamente no sé si es así el texto original o si se debe a la edición de mi
Biblia, sin embargo, me hace mucho sentido. Creo que Dios se refiere a la Trinidad –Padre,
Hijo y Espíritu- que nosotros sus discípulos tenemos que ser el reflejo de la Trinidad.
Actuar para representar cada una de las identidades de nuestro único Dios, que es trino y
que cada parte de Él se manifiesta en forma diferente.

En lo personal, siempre imagino al Padre como sabiduría, como la voz interior que nos
dice que hay que hacer lo correcto. Al Hijo, como el perdón, porque con su infinita
misericordia nos perdona todas nuestras traiciones día a día y al Espíritu, como la
inspiración, como la voz de Dios que nos llama a orar, a rezar, a ayudar cuando se
necesita, etc.

Además en el Salmo 8 se hace referencia a que Dios nos llenó de gloria y esplendor y que
podemos “dominar” su obra y creo que se refiere a lo mismo. Dios quiere que seamos su
reflejo, como la Trinidad, que seamos gloriosos como Él, para que la gente lo vea a Él
cuando nos mire y que cada día de nuestra vida es una nueva oportunidad para
representar a Dios, ser dignos de su perdón y tenemos que estar eternamente agradecidos
por eso.

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