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EL EBOLA

La enfermedad por el virus del Ebola, antes llamada fiebre hemorrágica del
Ebola, es una enfermedad grave, a menudo fatal, con una tasa de letalidad de
hasta 90%, causada por el virus del Ebola, que integra la familia de los filovirus.

El virus del Ebola se empieza a propagar en poblaciones humanas por contacto


estrecho con órganos, sangre, secreciones u otros líquidos corporales de
animales infectados, como chimpancés, gorilas, murciélagos frugívoros,
monos, antílopes y puercoespines que se encuentran muertos o enfermos en la
selva.

Los síntomas del ebola incluyen fiebre, diarrea, vómitos, sangrado y, con
frecuencia, causa la muerte.

El diagnostico del ebola se realiza mediante una prueba PCR-RT de reacción


en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa. Detecta el virus y los
antígenos en una muestra de fluido.

El ébola no tiene un tratamiento específico. Su tratamiento se basa solo en


aliviar los síntomas y el sufrimiento del paciente rehidratándolo vía oral o vía
intravenosa y administrándole antipiréticos, analgésicos, antieméticos y
tranquilizantes. Es importante controlar la tensión arterial, aplicar oxígeno si
hay dificultades respiratorias, controlar el riesgo de otras infecciones con
antibióticos de amplio espectro. Es posible que también sean necesarias
transfusiones de sangre, terapia de reemplazo de plasma y diálisis.

Las consecuencias del brote de esta enfermedad son muy graves ya que esta
enfermedad tiene una tasa de letalidad que es de aproximadamente 50%, y sin
el debido control y equipo médico adecuado puede ocasionar una verdadera
tragedia en la zona donde se origine.

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