Proporcionan un entorno seguro, tanto para el paciente como para
el estudiante, durante el entrenamiento de procedimientos de riesgo.
–
Permiten la repetición ilimitada de procedimientos que en la vida real
son poco frecuentes. Incluso se pueden hacer más complicados de lo habitual, para que el alumno se enfrente con mayores garantías a esos procedimientos.
–
Favorecen un análisis reflexivo tras el procedimiento.
–
Facilitan el entrenamiento de equipos de trabajo y evalúan su
coordinación, reparto de tareas, liderazgo, etc.
–
Disminuyen gastos tanto de forma directa (por el menor uso de
instalaciones hospitalarias para el entrenamiento), como indirecta (al disminuir las reclamaciones por mala práctica).