Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
PARA ENCONTRAR
LA VOLUNTAD
DE DIOS
Guía de Ejercicios Espirituales
ESTUDIOS Y ENSAYOS
l'. \ c -
KSIMRUTAUDAl)
Diseño: B A C
INTRODUCCIÓN 3
1. Preámbulo sobre el m é t o d o 3
2. «Principio y fundamento» 6
Primera parte 7
Segunda parte 9
3. E x a m e n de la primera jornada 12
P R I M E R A ETAPA
POR CRISTO
P U R I F I C A C I Ó N : M E D I T A C I O N E S S O B R E EL PECADO Y sus C O N S E C U E N C I A S . 17
1. Primer ejercicio: C o n f u s i ó n 17
2. S e g u n d o ejercicio: Contrición 22
3. Tercer ejercicio: Conversión 25
Al final ile la segunda jornada 29
Discernimiento de espíritus 31
a) D o s situaciones anímicas opuestas y conducta a observar 32
b) Tentaciones del enemigo. Sus caracteres. M o d o de responder.... 33
c) Atención a la orientación de fondo de la persona 35
4. C u a r t o ejercicio: R e s u m e n 35
5. Q u i n t o ejercicio: Meditación del infierno 39
Penitencia y eucaristía 43
S E G U N D A ETAPA
CON ÉL
LLAMADA Y SEGUIMIENTO 47
T E R C E R A ETAPA
EN ÉL
1. P r e á m b u l o sobre el m é t o d o
2. «Principio y f u n d a m e n t o »
Nadie puede servir a dos señores... ( M t 6 , 2 4 )
Primera parte
E n m i oración he de pedir:
— Q u e Él sea de veras el Señor, c o m o le corresponde, en mi vida:
Tu solus Dominus, el único señor (cf. D t 6 , 4 - 7 ) .
— Q u e yo reconozca el sentido de su gesto creador y santifica-
dor: Q u e Él m e eligió antes de crear el m u n d o , para que sea santo
e inmaculado en su presencia por la caridad... Para alabanza de la
gloria de su gracia... en su Hijo amado... ( E f l , 3 s s ) .
— Q u e vaya renovando en m í todo lo que esa caridad exige de
m í en reconocimiento de su a m o r de Padre y aceptación gozosa en
alabanza:
8 PARA ENCONTRAR LA VOLUNTAD DE DIOS
Segunda parte
3. E x a m e n d e la p r i m e r a j o r n a d a
POR CRISTO
PURIFICACIÓN: MEDITACIONES SOBRE
EL PECADO Y SUS CONSECUENCIAS
1. P R I M E R E J E R C I C I O : C O N F U S I Ó N (Ej. 4 5 - 5 4 )
Preparad los caminos del Señor (Is 4 0 , 3 )
2. S E G U N D O E J E R C I C I O : C O N T R I C I Ó N (Ej. 5 5 - 6 1 )
O r a c i ó n preparatoria. L a m i s m a .
P r e á m b u l o p r i m e r o . L a m i s m a composición (de lugar) que en el
primer ejercicio.
P r e á m b u l o s e g u n d o . Será aquí pedir crecido e intenso dolor y
lágrimas por mis pecados.
e r
l . p u n t o . Es el proceso de los pecados; es, a saber, hacer pasar por
la memoria todos los pecados de la vida, mirando de año en año o de
tiempo en tiempo; para lo cual aprovechan tres cosas: la primera,
mirar el lugar y la casa donde he habitado; la segunda, la conversa-
ción que he tenido con otros; la tercera, el oficio en que he vivido.
o
2 p u n t o . Ponderar los pecados, mirando la fealdad y la malicia
que cada pecado mortal cometido tiene en sí, a u n q u e no hubiese
sido prohibido expresamente.
e r
3 . p u n t o . Mirar quién soy yo, d i s m i n u y é n d o m e por m e d i o d e
ejemplos: primero, cuánto soy en comparación de todos los h o m -
bres; segundo, qué cosa son los hombres en comparación d e todos
los ángeles y santos del paraíso; tercero, mirar qué es todo lo crea-
d o en comparación de D i o s , pues yo solo ¿qué p u e d o ser?; cuarto,
mirar toda mi corrupción y fealdad corporal; y quinto, mirarme
c o m o una llaga y p o s t e m a de d o n d e han salido tantos pecados y
tantas maldades y p o n z o ñ a tan asquerosísima.
4 . ° p u n t o . Considerar quién es D i o s , contra quien he pecado,
según sus atributos, c o m p a r á n d o l o s a sus contrarios en mí: su
sapiencia a mi ignorancia, su omnipotencia a mi flaqueza, su justi-
cia a mi iniquidad, su b o n d a d a m i malicia.
5 . ° p u n t o . E x c l a m a c i ó n a d m i r a d a y con grande afecto, reco-
rriendo todas las creaturas, mientras pienso c ó m o m e han dejado
en vida y conservado en ella: los ángeles, siendo e s p a d a de la j u s -
ticia divina, c ó m o m e han sufrido y g u a r d a d o y r o g a d o por mí;
los santos, c ó m o han estado intercediendo y r o g a n d o por mí; y los
cielos, sol, luna, estrellas y elementos, frutos, aves, peces y a n i m a -
les, c ó m o m e han conservado hasta ahora; y la tierra c ó m o no se
h a abierto para sorberme, creando nuevos infiernos para siempre
penar en ellos.
PURIFICACIÓN: MEDITACIONES SOBRE EL PECADO 23
3. T E R C E R E J E R C I C I O : C O N V E R S I Ó N (Ej. 62-63)
a
1. Aborrecimiento total de toda clase de pecado. U n aborreci-
miento que no se quede en la cabeza que lo afirma, sino que llegue
a ser convicción arraigada en lo más h o n d o del ser, sentimiento vivo
hecho fuego divino purificador de todo lo que es incompatible con
S u infinita santidad. U n aborrecimiento que se extienda al pecado
venial. Es verdad que los pecados veniales no son d e la m i s m a natu-
raleza del pecado grave, por el que el h o m b r e dispone enteramente
de sí, hasta hacerse reprobo. Pero desvían al h o m b r e de su fin, crean
una especie de b r u m a entre D i o s y la creatura, haciéndola entrar en
c o m p o n e n d a s y volviéndola c o m o impermeable a las gracias actua-
les de D i o s . E s claro el peligro q u e de ello se sigue para la perseve-
PURIFICACIÓN: MEDITACIONES SOBRE El PECADO 27
a
2. Pediré gracia para sentir interiormente todo lo que en m í no
va ordenado a Él, lo que no está de acuerdo con su designio de san-
tificación, con su divino beneplácito. A la luz y estima de la santi-
d a d divina aborreceré tanto desorden, para enmendarme y orde-
narme. ¡ C u a n p o b l a d o d e raposas aparecería mi huerto, q u é gran
turba de feos animalillos pululando en mi m o r a d a interior, si por
m i ventana dejara penetrar un rayo de luz divina! Ese minimalismo
en los actos religiosos, la tendencia a diferir lo q u e no m e apetece,
la vaciedad de m i conversación, la facilitonería en el trabajo, la
inclinación a hablar sin escuchar, la desorganización en el tiempo,
el favoritismo instintivo, la presunción y el a u t o b o m b o , mis altiba-
jos de humor, la inercia para todo esfuerzo, la dificultad para salir
de mí. ¡Si el Señor m e hiciera ver en un m o m e n t o , c ó m o mancho
de egoísmo, aun los actos en que aparezco más altruista o religioso!
Sentir tanto desorden es el comienzo del aborrecimiento, para
emprender la lucha contra él, para dejarme corregir y enmendarme.
a
3. Pediré también esa sensibilidad espiritual que m e hace perci-
bir lo que, sin ser desorden en mí, es en sí m i s m o signo, o causa
ordinaria de desorden en la realidad que m e rodea. Distinguir ese
m u n d o que, según S a n Pablo, tiene una sabiduría que n o es la de
Cristo, que no reconoce a Cristo, sino que lo odia c o m o a los que
son de Cristo, pero que el Señor lo ha vencido. El m u n d o envene-
nado por el pecado de los ángeles, de Adán y nuestro. El que pre-
senta una jerarquía de valores diversa de la de Cristo. E s a aprecia-
ción de las cosas y utilización de las criaturas, que prescinde de sus
auténticos fines, q u e haciéndolas objeto único o primordial d e sus
aspiraciones, las desconecta de su fuente y de su dirección esencial
hacia D i o s . Al despojarlas de su peso específico cristiano, de su con-
ducencia a D i o s , las vacía de contenido, las convierte en realidades
28 PRIMERA ETAPA: POR CRISTO
Al final d e la s e g u n d a j o r n a d a
D i s c e r n i m i e n t o d e espíritus (Ej. 3 1 3 - 3 2 7 )
4. C U A R T O E J E R C I C I O : R E S U M E N (Ej. 6 4 )
5. Q U I N T O E J E R C I C I O : M E D I T A C I Ó N D E L I N F I E R N O (Ej. 6 5 - 7 1 )
S e n t i m i e n t o d e la p e n a d e los c o n d e n a d o s
Graba en mis carnes tu temor (Sal 1 1 8 , 1 2 0 ) .
Penitencia y eucaristía
CON ÉL
LLAMADA Y SEGUIMIENTO
1. M E D I T A C I Ó N D E L A L L A M A D A (Ej. 9 1 - 1 0 0 ) :
E L L L A M A M I E N T O D E L REY T E M P O R A L AYUDA A C O N T E M P L A R
LA VIDA D E L REY E T E R N A L
Venid también vosotros a mi viña ( M t 2 0 , 7 ) .
O r a c i ó n preparatoria. La acostumbrada.
Primer p r e á m b u l o . Será aquí ver con la vista imaginativa, sina-
gogas, villas y caseríos, por donde Cristo Nuestro Señor predicaba.
S e g u n d o p r e á m b u l o . Pedir gracia a Nuestro Señor, para que no
sea sordo a su llamamiento, sino pronto y diligente para cumplir su
santísima voluntad.
e r
PRIMERA PARTE. 1 . p u n t o . Poner delante de mí un rey h u m a n o ,
elegido por designación directa de D i o s Nuestro Señor, a quien
prestan reverencia y obediencia todos los príncipes y todos los hom-
bres cristianos.
2 . ° p u n t o . Mirar cómo este rey habla a todos los suyos diciendo:
M i v o l u n t a d es de conquistar toda la tierra de infieles. Por tanto,
quien quisiere venir c o n m i g o ha de estar dispuesto a comer como
yo, y lo mismo a beber y vestir, etc. A d e m á s ha de trabajar c o n -
m i g o durante el día y velar a la noche, etcétera; para que así des-
pués tenga parte c o n m i g o en la victoria, como la ha tenido en los
trabajos.
e r
3 . p u n t o . Considerar qué deben responder los buenos subditos
a rey tan generoso y tan h u m a n o , y a s i m i s m o , si alguno no acepta-
re la petición de tal rey, cuánto sería digno de ser vituperado por
todo el m u n d o y tenido por perverso caballero.
SEGUNDA PARTE. Consiste en aplicar el sobredicho ejemplo del
rey temporal a Cristo Nuestro Señor, conforme a los tres puntos
dichos.
e r
l. p u n t o . Si tal vocación consideramos del rey temporal a sus
subditos, cuánto es cosa más digna de consideración ver a Cristo
Nuestro Señor, Rey eterno, y delante de él a todo el m u n d o uni-
verso, al cual y a cada uno en particular llama y dice: M i voluntad
es de conquistar todo el m u n d o y a todos los enemigos, y así entrar
en la gloria de mi Padre. Por tanto, quien quisiere venir c o n m i g o
ha de trabajar c o n m i g o , para que siguiéndome en la pena también
me siga en la gloria.
2 . ° p u n t o . Considerar que todos los que tuvieren juicio y razón
se ofrecerán al trabajo con toda su persona.
e r
3 . p u n t o . Los que más querrán afectarse y señalarse en todo ser-
vicio de su Rey eterno y Señor universal, no solamente se ofrecerán
al trabajo con toda su persona, sino que, aun actuando contra su
LLAMADA Y SEGUIMIENTO 49
gado el Reino a Dios su Padre. Así que cuando esté sometido a Él,
entonces el mismo Hijo se someterá a quien lo puso por encima de todo,
para que Dios sea todo en todas las cosas.
C ó m o serán sometidos los enemigos, en qué consistirá en con-
creto cada batalla por el Reino, lo explicará Jesús con su vida y con
sus palabras. T o d o ha de consistir en ir con Él, trabajar y luchar con
Él y c o m o Él. L o importante es considerar la dignidad de la empre-
sa, y sobre todo el atractivo y arrastre que ejerce en m í su persona.
Lo que avisa de antemano es que hay que ir con Él y luchar c o m o
Él; por tanto, que será necesario proceder contra nuestro a m o r pro-
pio, ansioso de c o m o d i d a d e s y de triunfos espectaculares ( M t
16,24ss).
El ejercitante n o p o d r á m e n o s de pensar q u e ante el jefe mejor, la
empresa más noble y segura, c o m o es la que p r o p o n e Cristo, basta-
ría tener juicio y razón para ofrecer toda su persona al trabajo. Pero
si además le q u e d a algo de afecto en el corazón, y generosidad para
corresponder a Cristo, q u e tan generosamente le libró de la conde-
nación eterna, al precio de su sangre, deberá esforzarse para hacer
brotar sus m á s nobles sentimientos y decidir con plenitud de con-
ciencia, entregarse totalmente a Él, en una oblación que señale de
ahora en adelante el r u m b o de toda su vida en el seguimiento
incondicional d e Cristo.
2. E L SEGUIMIENTO: C O N T E M P L A C I Ó N D E LA ENCARNACIÓN
Viviendo para Dios en Cristo Jesús ( R o m 6 , 1 1 )
O r a c i ó n preparatoria. L a acostumbrada.
Primer p r e á m b u l o . Es recordar la historia de la cosa que tengo
que contemplar, que es aquí c ó m o las tres personas divinas miraban
toda la extensión o redondez de todo el m u n d o llena de hombres, y
c ó m o viendo que todos descendían al infierno, se determina en su
eternidad que la segunda persona se haga h o m b r e para salvar al
género h u m a n o , y así, llegada la plenitud de los tiempos, es enviado
el ángel Gabriel a Nuestra Señora.
S e g u n d o p r e á m b u l o . Será ver la gran capacidad y redondez del
m u n d o , en la cual están tantas y tan diversas gentes; y luego en par-
ticular la casa y aposentos de Nuestra Señora en la ciudad de N a z a -
ret, en la provincia de Galilea.
Tercer preámbulo. Será aquí pedir conocimiento interno del
Señor, que por mí se ha hecho hombre, para que más le a m e y le siga.
e r
l . p u n t o . Ver las personas, las unas y las otras, y primero las de
la faz de la tierra, con tanta diversidad así en trajes c o m o en gestos,
unos blancos y otros negros, unos en paz y otros en guerra, unos
llorando y otros riendo, unos sanos, otros enfermos, unos naciendo
y otros muriendo, etc.; segundo, ver y considerar las tres personas
divinas, c o m o en su solio real o trono de la divina Majestad, c ó m o
miran toda la superficie o redondez de la tierra y a todas las gentes
LLAMADA Y SEGUIMIENTO 55
O r a c i ó n preparatoria. L a acostumbrada.
Primer p r e á m b u l o . E s la historia, y será aquí, c ó m o desde N a z a -
ret salieron Nuestra Señora encinta, casi de nueve meses, sentada en
u n a asna según se puede meditar píamente, y J o s é y u n a sirvienta,
llevando un buey: para ir, a Belén, a pagar el tributo que el César
i m p u s o en todas aquellas tierras.
S e g u n d o p r e á m b u l o . C o m p o s i c i ó n viendo el lugar. Será aquí,
con la vista imaginativa, ver el camino desde Nazaret a Belén, con-
siderando la largura, la anchura, y si es llano, o si por valles o cues-
tas el tal camino. M i r a n d o también el lugar o cueva del nacimien-
to, cuan grande, cuan pequeño, cuan bajo, cuan alto, y c ó m o estaba
dispuesto.
Tercer p r e á m b u l o . Será el m i s m o y por la m i s m a forma que en la
precedente contemplación.
e r
l . p u n t o . Ver las personas, es a saber, a N u e s t r a Señora y a José
y a la sirvienta y al niño Jesús, después de haber nacido, haciéndo-
m e yo un pobrecito y esclavito indigno, mirándolos, contemplán-
dolos, y sirviéndolos, en sus necesidades, c o m o si presente m e halla-
se, con todo acatamiento y reverencia posible. D e s p u é s , reflexionar
sobre m í m i s m o para sacar algún provecho.
2 . ° p u n t o . Mirar, advertir y contemplar lo que hablan, y refle-
xionando sobre m í m i s m o sacar algún provecho.
e r
3 . p u n t o . Mirar y considerar lo q u e hacen, así c o m o es el cami-
nar y trabajar, para que el Señor venga a nacer en s u m a pobreza, y
al cabo de tantos trabajos d e hambre, de sed, de calor y d e frío, de
injurias y afrentas, para morir en cruz, y todo esto por mí. D e s p u é s ,
reflexionando sacar algún provecho espiritual.
Acabar con un c o l o q u i o , igualmente que en la precedente con-
templación, y con un Pater noster.
a
1 . E s propio de D i o s y de sus ángeles, en sus mociones, dar ver-
dadera alegría y gozo espiritual, quitando toda tristeza y turbación
que el enemigo induce; de quien es propio hacer guerra contra tal
alegría y consolación espiritual, proponiendo razones aparentes,
sutilezas y repetidas falacias.
a
2. Sólo es de D i o s Nuestro Señor dar consolación al alma, sin
causa precedente p o r q u e es propio del Criador entrar, salir, moverla
interiormente, atrayéndola t o d a ella al a m o r de su divina Majestad.
D i g o sin causa, sin ningún previo sentimiento o conocimiento de
algún objeto, por el cual venga tal consolación, mediante sus actos
de entendimiento y voluntad.
C u a n d o la consolación es sin causa (todo será bueno), dado que en
ella no haya engaño, por ser sólo de D i o s Nuestro Señor, c o m o está
dicho; no obstante, la persona espiritual, a quien D i o s da tal conso-
lación, debe con m u c h a vigilancia y atención mirar el propio tiempo
de tal actual consolación, y discernirlo del siguiente, en que el alma
queda ferviente y favorecida con el favor y efectos de la consolación
pasada. Porque muchas veces en este segundo tiempo, por su propio
discurso habitual y las consecuencias normales de conceptos y juicios,
o por el buen espíritu o por el malo, forma propósitos y pareceres,
que no son dados inmediatamente por D i o s Nuestro Señor; y, por
LLAMADA Y SEGUIMIENTO 65
Explicación sintética
a
7. E n los que van de bien en mejor, el buen ángel toca a sus
almas dulce, leve y suavemente, c o m o gota de a g u a q u e entra en
una esponja, y el malo toca ásperamente y con sonido de inquie-
tud, c o m o cuando la gota de a g u a cae sobre la piedra; y a los que
proceden de mal en peor, tocan los dichos espíritus de m o d o con-
trario. L a causa es que la disposición del alma es contraria o s e m e -
jante a los dichos ángeles; p o r q u e c u a n d o es contraria, entran con
estrépito y haciéndose sentir perceptiblemente; y c u a n d o es seme-
jante, entran con silencio, c o m o en propia casa a puerta abierta.
Al fin y al cabo los frutos del Espíritu, según San Pablo, son: cari-
dad, gozo, paz, paciencia, afabilidad... (Gal 5,22). Es natural que las
huellas de la actuación de D i o s revelan la potencia creadora del Padre,
la luz y sapiencia del Hijo, la suavidad y unción del Espíritu Santo.
5. D E L A H U I D A A E G I P T O Y R E T O R N O (Ej. 2 6 9 - 2 7 0 )
(Mt 2,13-23)
7. L A V I D A O C U L T A D E N A Z A R E T (Ej. 2 7 1 )
(Le 2 , 4 0 . 5 1 - 5 2 ; M t 1 3 , 5 4 - 5 5 )
O r a c i ó n preparatoria. L a acostumbrada.
Primer p r e á m b u l o . Es la historia. Será aquí c ó m o Cristo llama y
quiere a todos, debajo de su bandera, y Lucifer, al contrario, deba-
jo de la suya.
S e g u n d o preámbulo. Composición, viendo el lugar. Será aquí ver
un gran c a m p o de toda aquella región de Jerusalén, donde el sumo
capitán general de los buenos es Cristo Nuestro Señor. Otro campo en
la región de Babilonia, donde el caudillo de los enemigos es Lucifer.
Tercer p r e á m b u l o . Pedir lo q u e quiero, y será aquí pedir conoci-
miento de los engaños del mal caudillo, y ayuda para librarme de
ellos, y conocimiento de la vida verdadera, que enseña el s u m o y
verdadero capitán, y gracia para imitarle.
e r
l . primer p u n t o . Imaginar c o m o si el caudillo de todos los ene-
migos estuviere sentado en una gran cátedra de fuego y h u m o , en
figura horrible y espantosa.
2 . ° p u n t o . Considerar c ó m o llama a innumerables demonios, y
c ó m o los esparce a unos en tal ciudad y a otros en otra, y así por
t o d o el m u n d o , no dejando sin ellos regiones, pueblos, estados
sociales, ni personas algunas en particular.
e r
3 . p u n t o . Considerar el sermón que les hace, y c ó m o los exhor-
ta a echar redes y cadenas; de m o d o q u e primero hayan de tentar
d e codicia d e riquezas, c o m o suele generalmente, para q u e vengan
más fácilmente a vano honor del m u n d o y después a gran soberbia;
de tal manera que el primer escalón sea de riquezas, el segundo de
honor, el tercero de soberbia, y por estos tres escalones conduce a
todos los otros vicios.
9. T R E S C L A S E S D E H O M B R E S (Ej. 1 4 9 - 1 5 7 )
Quien quiera guardar su vida, la perderá,
y quien la perdiere por mi, la salvará (Le 1 7 , 3 3 )
O r a c i ó n preparatoria. L a acostumbrada.
Primer p r e á m b u l o . Es la historia, la cual es de tres tipos de h o m -
bres, que cada uno de ellos ha adquirido diez mil ducados, no pura
o rectamente por a m o r de D i o s , y quieren todos salvarse y hallar en
paz a D i o s Nuestro Señor, quitando de sí el peso e impedimento
q u e tienen para ello en el apego a la cosa adquirida.
S e g u n d o p r e á m b u l o . C o m p o s i c i ó n viendo el lugar. Será aquí
verme a m í m i s m o , c ó m o estoy delante de D i o s Nuestro Señor y d e
LLAMADA Y SEGUIMIENTO 79
poner en ella el afecto. Y ¿si fuese necesario dejarla para poder orde-
nar su vida en paz de espíritu, de acuerdo con la voluntad de Dios?
Por esa condición n o pasa. C o m o , d e suyo, es posible la solución
deseada y querida por él, no admite otra. E n el fondo no se pliega
a la voluntad de D i o s . Es u n o de estos que escoge los medios antes
que el fin. Elige, por ejemplo, el matrimonio, y luego tratar de ser-
vir a D i o s en él. Primero sus dineros, luego tratar d e servir a D i o s
con ellos Así intenta que D i o s se a c o m o d e a lo que él por su volun-
tad escoge. N o acepta primero e incondicionadamente el fin — s u
salvación y paz en D i o s — , y luego escoger el m e d i o q u e m á s le con-
duzca a ello. E s decir: n o acepta el realizar la voluntad d e D i o s , por
el camino por el que Él desea conducirnos. Diríamos q u e este tipo
de hombres desea servir a D i o s , pero su voluntad no acaba de
renunciarse en cuanto al c ó m o realizar ese amor. E n realidad, no
renuncia a todo lo que posee, para ser discípulo del Señor ( L e
1 4 , 3 3 ) . H a y en su postura — m á s o menos inconsciente— u n a cier-
ta ofensa de D i o s , al decirle: « H a s t a aquí, pero no más»; «así, sí,
pero d e la otra manera, n o » . C o m o si D i o s fuera un igual, o peor,
c o m o si fuera un inferior; ya que le p o n e condiciones: «Si quieres
así, sí; si no, no lo hago». O , c o m o si se pudiera jugar con Él:
«Quiero quitar la afición; pero, v a m o s , tú m e dejas lo q u e yo quie-
ro». C o m o si D i o s pudiera pactar con su afición desordenada, que-
riendo q u e se a c o m o d e a sus caprichos.
10. T R E S M A N E R A S D E H U M I L D A D (Ej. 1 6 4 - 1 6 8 )
Lejos de mí el gloriarme, sino en la cruz
de nuestro Señor Jesucristo (Gal 6,14)
Las elecciones
E s q u e m a d e p u n t o s a revisar en la reforma d e v i d a
1.° Tres veces parece que son llamados S a n Pedro y San Andrés:
primero, a un cierta información, c o m o consta por S a n J u a n ( 1 , 3 5 -
4 2 ) ; por segunda vez, a seguir en alguna manera a Cristo, con pro-
pósito de volver a poseer lo que habían dejado, c o m o dice San
Lucas ( 5 , 2 - 1 0 ) ; la tercera vez, para seguir para siempre a Cristo
Nuestro Señor ( M t 4 , 1 8 - 2 2 y M e 1,16-18).
2.» L l a m ó a Felipe (Jn 1,43-44) y a M a t e o ( M t 9 , 9 - 1 3 ) .
3 . ° L l a m ó a los otros Apóstoles, de cuya especial vocación no
hace mención el Evangelio.
Y también se han de considerar otras tres cosas: primera, c ó m o
los Apóstoles eran de ruda y baja condición; la segunda, la digni-
d a d a la cual fueron llamados; la tercera, los dones y gracias por los
cuales fueron elevados sobre todos los padres del N u e v o y A n t i g u o
Testamento.
***
13. L A S B O D A S D E C A N A (Ej. 2 7 6 )
(Jn 2 , 1 - 1 2 )
1.° Fue convidado Cristo Nuestro Señor con sus discípulos a las
bodas.
2 . ° L a Madre declara al Hijo la falta del vino diciendo: « N o tienen
vino»; y mandó a los servidores: «Haced cualquier cosa que os dijere».
3 . ° Convirtió el agua en vino, y manifestó su gloria y creyeron
en Él sus discípulos.
***
14. E L B A N Q U E T E E N C A S A D E S I M Ó N E L F A R I S E O (Ej. 2 8 2 )
(Le 7 , 3 6 - 5 0 )
para el bien, c o m o antes lo fue para el mal; sólo que ahora unge
toda su acción con la piedad y la sublima. Parece haber reconocido
profundamente su miseria y suciedad ante la luminosa generosidad
y limpieza de Jesús. Ahora quiere amar m u c h o y bien, en repara-
ción de lo m u c h o que a m ó mal y pecó. S u a m o r va a servir de
recompensa a la falta de atenciones con Jesús que tienen otros...
Llegará a unirse a los q u e siguen a Jesús hasta el pie de la cruz.
— Jesucristo no va al convite por mero cumplimiento, tanto
menos por vana diversión, y sus enemigos le acusarán de « c o m i -
lón». N o rehusa comer en casa de un «instalado»; pero no pierde
ocasión de sanar y salvar. N o denuncia de cualquier manera. Se
insinúa con delicadeza. H a c e luz en los corazones amorosamente,
para que cada u n o pueda reconocer su fondo verdadero y hacerse
cargo de la rehabilitación q u e se le ofrece. A u n q u e escueza un p o c o .
Alaba la piedad y la misericordia. El perdón es motivo e impulso
para un a m o r m á s grande.
— El C o r a z ó n del B u e n Pastor.
16. L A R E S U R R E C C I Ó N D E L Á Z A R O (Ej. 2 8 5 )
(Jn 1 1 , 1 - 4 6 )
EN ÉL
I. M I S T E R I O PASCUAL: PASIÓN Y M U E R T E
DEL SEÑOR
1. L A Ú L T I M A C E N A (Ej. 1 9 0 - 1 9 9 ; 2 8 9 )
(Jn 1 3 , l s s ; 1 C o r 1 1 , 2 3 - 2 9 ; L e 2 2 , 1 4 - 2 0 )
O r a c i ó n preparatoria. L a acostumbrada.
Primer p r e á m b u l o . Recordar la historia, que es aquí c ó m o Cris-
to Nuestro Señor envió dos discípulos desde Betania a Jerusalén a
disponer la cena, y después Él m i s m o fue a ella con los otros discí-
pulos; y c ó m o después de haber c o m i d o el cordero pascual, y haber
cenado, les lavó los pies, y dio su santísimo cuerpo y preciosa san-
gre a sus discípulos, y les tuvo un sermón, después que fue J u d a s a
vender a su Señor.
S e g u n d o p r e á m b u l o . C o m p o s i c i ó n , viendo el lugar. Será aquí
considerar el camino desde Betania a Jerusalén, si ancho, si angosto,
si llano, etc.; asimismo el lugar de la cena, si grande, si pequeño, si
de una manera, si de otra.
Tercer p r e á m b u l o . Pedir lo que quiero. Será aquí, dolor, senti-
miento y confusión, porque por mis pecados va el Señor a la
pasión.
e r
l . p u n t o . Es ver las personas de la cena, y reflexionando sobre
m í m i s m o procurar sacar algún provecho de ellas.
2 . ° p u n t o . Oír lo que hablan, y asimismo sacar algún provecho
de ello.
e r
3. p u n t o . Mirar lo que hacen, y sacar algún provecho.
4 . ° p u n t o . Considerar lo que Cristo Nuestro Señor padece en la
h u m a n i d a d , o quiere padecer, según el paso que se contempla; y
aquí comenzar con m u c h a fuerza y esforzarme, en dolerme, entris-
tecerme y llorar; y de la m i s m a manera actuar en los otros puntos
que se siguen.
5.° p u n t o . Considerar c ó m o la divinidad se esconde es, a saber:
c ó m o podría destruir a sus enemigos, y no lo hace, y c ó m o deja
padecer a la sacratísima h u m a n i d a d tan crudelísimamente.
6.° p u n t o . Considerar c ó m o padece todo esto por mis pecados,
etc., y qué debo yo hacer y padecer por Él.
C o l o q u i o . A Cristo Nuestro Señor, y al fin con un Pater noster.
***
104 TERCERA ETAPA: EN ÉL
2. L A A G O N Í A D E L H U E R T O (Ej. 2 0 0 - 2 0 3 ; 2 9 0 - 2 9 1 )
(Le 2 2 , 3 9 - 4 7 ; M t 2 6 , 3 0 - 4 6 ; M e 1 4 , 2 6 - 4 2 )
O r a c i ó n preparatoria. L a acostumbrada.
Primer p r e á m b u l o . E s la historia, y será aquí, c ó m o Cristo N u e s -
tro Señor descendió con sus once discípulos, desde el m o n t e Sión,
d o n d e hizo la cena, para el valle de Josafat. D e j a n d o a los ocho en
106 TERCERA ETAPA: EN ÉL
una parte del valle y a los otros tres en u n a parte del huerto y
poniéndose en oración, s u d a sudor c o m o gotas de sangre; y después
que tres veces hizo oración al Padre y despertó a sus tres discípulos
y después que a su voz cayeron los enemigos, y J u d a s le dio la paz,
San Pedro cortó la oreja a M a r c o y Cristo se la p u s o en su lugar,
siendo preso c o m o un malhechor, le llevaron valle abajo, y después
cuesta arriba, hasta la casa de A n a s .
S e g u n d o p r e á m b u l o . Es ver el lugar. Será aquí considerar el cami-
no desde el m o n t e Sión al valle de Josafat, y asimismo el huerto, si
ancho, si largo, si de una manera, si de otra.
Tercer p r e á m b u l o . E s pedir lo que quiero, lo cual es propio pedir
en la pasión: dolor con Cristo en el dolor, quebranto con Cristo
quebrantado, lágrimas, pena interna de tanta pena que Cristo pasó
por mí.
3. P R E N D I M I E N T O D E J E S Ú S Y N O C H E D E P R I S I Ó N (Ej. 291-292)
(Mt 26,47-56; M e 14,66-72; Le 22,47-65; J n 18,1-27)
4. J E S Ú S A N T E L O S T R I B U N A L E S (Ej. 2 9 3 - 2 9 5 , 1 )
(Me 1 4 , 5 3 - 6 5 ; M t 2 6 , 5 9 - 6 8 ; L e 2 2 , 6 6 - 7 1 ; 2 3 , 1 - 2 5 ; J n 1 8 , 2 8 - 1 9 , 1 6 )
5. L O S A Z O T E S Y L A C O R O N A C I Ó N D E E S P I N A S (Ej. 2 9 5 , 2 )
(Me 1 5 , 1 5 - 2 0 )
6. E L M I E D O Y L A S E N T E N C I A D E P I L A T O (Ej. 2 9 5 , 3 - 2 9 6 , 1 )
(Jn 1 9 , 4 - 1 6 )
7. «Y L O L L E V A R O N A C R U C I F I C A R » . (Ej. 2 9 6 , 2 - 2 9 7 )
(Mt 27,31-54; L e 23,33-43; J n 19,17-37)
8. LA PASIÓN E N S U C O N J U N T O : D O L O R E S Y H U M I L L A C I O N E S
3. Humillaciones:
a) L a s personales: al sentirse sin fuerzas, agotado, h u n d i d o , tira-
d o por el suelo en la postración h u m a n a más profunda, c o m o gusa-
no y n o hombre, representación del pecado h u m a n o , deshecho,
dejado de su Padre.
b) L a s públicas: tratado c o m o un malhechor, preso, llevado a
empellones, objeto de golpes, con palos, con bofetadas, escupido,
burlado por el pueblo, por los soldados, por los verdugos y por las
autoridades, sin ningún miramiento, mesadas las barbas, proclama-
d o alborotador, embaucador de multitudes, ante los tribunales,
pospuesto al más cruel ladrón y criminal; y lo que era más doloro-
so, c o n d e n a d o por blasfemo...
c) L a humillación solemne: descalificadas totalmente sus pre-
tensiones de Mesías, deshecha su grey, vuelto contra Él el pueblo
que le había a c l a m a d o días antes, fracasada plenamente su obra,
i n c o m p r e n d i d o , vencido ante t o d o el m u n d o , bajo el furor y saña
de sus enemigos victoriosos, y m u r i e n d o así, sin nadie q u e le
defienda.
O r a c i ó n preparatoria. L a acostumbrada.
Primer p r e á m b u l o . E s la historia, que es aquí c ó m o después q u e
Cristo expiró en la cruz, y el cuerpo quedó separado del alma y con
él siempre unida la divinidad, el alma bienaventurada, asimismo
unida con la divinidad, descendió al infierno; de d o n d e sacando a
las almas justas, y viniendo al sepulcro, resucitado, apareció a su
bendita M a d r e en cuerpo y alma.
II. LA RESURRECCIÓN 123
2. A P A R I C I Ó N A L O S D I S C Í P U L O S Q U E I B A N H A C I A E M A Ú S (Ej. 303)
(Le 2 4 , 1 3 - 3 5 )
3. A P A R I C I Ó N A L O S D I S C Í P U L O S E N E L C E N Á C U L O (Ej. 304-305)
(Jn 20,19-29)
dos, les serán perdonados, y a los que se los retengáis, les serán reteni-
dos ( J n 2 0 , 2 3 ) .
— Veamos en perspectiva de futuro la gloria de Jesús resucitado
c ó m o se extiende al universo, por m e d i o de su Iglesia. ¡Cuántos
pecadores regenerados, devuelta a sus corazones la alegría, la paz
que el m u n d o no puede dar, el perdón divino! Para todos los que
crean en Él y acepten su misericordia sin límites. Agradecer de cora-
zón, y alegrarse del perdón recibido de Cristo en el sacramento de
la penitencia.
— ¡ Q u é habría sido d e T o m á s sin la infinita dignación y m i s e -
ricordia del M a e s t r o ! A D i o s n o le p o d e m o s poner condiciones.
Él concede el d o n de la fe por los m e d i o s y en las circunstancias
q u e Él escoge: ¡Si hubieses conocido en este día lo que conduce a la
paz! ( L e 1 9 , 4 2 ) .
— Jesús ha escogido c o m o m e d i o ordinario para llegar a la fe el
testimonio: Pides ex auditu ( R o m 1 0 , 1 7 ) . Si hoy oyereis su voz, no
endurezcáis vuestro corazón (Sal 9 4 , 7 - 8 ) . Jesús recordó a T o m á s sus
atrevidas exigencias al pie de la letra: « M e t e aquí tu dedo y mira mis
m a n o s . Trae aquí tu m a n o y métela en m i costado...».
— El a m o r del corazón de Cristo lo podrá ablandar. Y también
quiere ablandar el mío. ¿Por qué tanta dignación inmerecida? Caer
de rodillas en su presencia. Alegrarnos d e su triunfo sobre la incre-
dulidad.
— «¡Señor m í o y D i o s mío!». L a fe de T o m á s fue m á s allá de lo
que vio; por eso fue fe. N o se lo reveló la carne ni la sangre, sino el
Padre: ¡Bienaventurados los que no vieron y creyeron! (Jn 2 0 , 2 9 ) . L a
fe que rinde ante D i o s , ésa es su gloria.
4. A P A R I C I Ó N J U N T O A L L A G O (Ej. 306)
(Jn 2 1 , 1 - 2 4 )
1.° Jesús aparece a siete de sus discípulos que estaban pescando, los
cuales por toda la noche no habían cogido nada, y echando la red por
su mandamiento, «no podían sacarla por la muchedumbre de peces».
2 . ° Por este milagro, San J u a n lo conoció, y dijo a San Pedro: «El
Señor es»; el cual se echó a la mar, y vino a Cristo.
130 TERCERA ETAPA: EN ÉL
5. L A M I S I Ó N T R A N S M I T I D A (Ej. 3 0 7 )
(Mt 2 8 , 1 6 - 2 0 ; M e 1 6 , 1 5 - 1 8 )
6. D E L A A S C E N S I Ó N D E C R I S T O N U E S T R O S E Ñ O R (Ej. 3 1 2 )
(Le 2 4 , 5 0 - 5 3 ; H c h 1,1-14)
7. C O N T E M P L A C I Ó N P A R A A L C A N Z A R A M O R (Ej. 2 3 0 - 2 3 7 )
1. SUS FUNDAMENTOS
San Ignacio coloca al final de los Ejercicios unas reglas para orien-
tar al ejercitante en su vida ordinaria c o m o m i e m b r o de la Iglesia.
U n m i e m b r o n o p u e d e vivir sin la savia vital q u e circula por el
cuerpo, y sin la dirección de la cabeza. E s cuestión de vida o muer-
te (cf. J n 1 5 , 5 - 6 ) . U n o s , i m a g i n a n d o la Iglesia c o m o u n a sociedad
utópica en la q u e sólo hubiese santos; otros, p e n s a n d o pertenecer
a u n a Iglesia p u r a m e n t e interior, sin otra n o r m a q u e la propia ins-
piración personal; cuántos perdían entonces y pierden hoy «el sen-
tido verdadero que en la Iglesia d e b e m o s tener» ( E j . 3 5 2 s s ) . Y, ¿no
era m u c h a s veces bajo la apariencia de un Evangelio m á s p u r o , de
u n a libertad cristiana m á s madura?
L o s Ejercicios han sembrado en el alma el remedio radical a esta
postura, al poner al ejercitante en contacto vital con el Cristo del
Evangelio. Si hay en ellos alguna clave de interpretación, es la p a u -
lina: la h u m i l d a d y despojo de sí (Flp 2,7ss); la clave de la auténti-
ca libertad con la que Cristo nos liberó (Gal 4 , 3 1 ) : la obediencia
( R o m 5 , 1 9 ) . A m e d i d a que los Ejercicios se van acercando al fin, va
apareciendo cada vez m á s nítida la figura de la Iglesia. Se hace notar
cada vez con más claridad e insistencia c ó m o Cristo, el Cristo his-
tórico que vivió en Palestina, hoy glorioso en el C i e l o , ha querido
continuar su acción salvadora y santificadora en el m u n d o por
m e d i o de la Iglesia. T o d o el a m o r reverente, iluminado, generoso,
con que el ejercitante ha q u e d a d o ligado a Cristo, q u e d a c o m o
transferido por derivación a la Iglesia, su continuación en la tierra,
su Esposa, su C u e r p o . E n ella encuentra su aplicación. L a Iglesia es
el ambiente vital en el que recibimos la vida en Cristo, y la desa-
rrollamos según sus designios para gloria del Padre.
Aceptar esos designios divinos de salvarnos y santificarnos en la
Iglesia es abrazar la voluntad de D i o s , que nos conduce hacia Él por
los m e d i o s q u e Él escoge, n o por los nuestros; a u n q u e uno sienta a
140 TERCERA ETAPA: EN ÉL
2. R E G L A S C L A V E : 1 Y 13
3. L O S C A S O S P A R T I C U L A R E S : R E G L A S 2-9
4. L A R E G L A 10
5. APLICACIONES DOCTRINALES