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LA INSISTENCIA
DE
OSVALDO BARBELLA
HERNAN GUGGIARI
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Cuatro amigos, hombres ya grandes, dan vueltas alrededor de una plaza, a diario,
“pase lo que pase”. Condición de lo compartido, como misión y excusa, para
neutralizar la soledad.
Pero todo se modifica a partir de que Javi, uno de ellos, abandona la plaza hacia un
espacio recóndito y prístino (La Antártida o la muerte). Esta ausencia transforma los
encuentros urdiendo en sus pasos una intensidad que no pueden manejar.
“Pepe”, dueño de una posada, viendo, que la promesa de dar vueltas por la plaza está
en jaque, escribe la historia de esta intensidad y las consecuencias en ellos. Amistad y
tribulaciones del grupo: Calvi, médico. Servín, abogado. Pepe, militar retirado y Javi,
sociólogo.
A través de la lectura del escrito, por parte de Ricardo, su imaginación escenifica los
encuentros, pero su lectura tendrá consecuencias en la comprensión de su vida.
Una posada en un pueblo de veraneo. A unas cuadras, una plaza frente a una
parroquia abandonada.
ESCENA 1
Las Toallas
Voz de Mujer--- (Voz de una mujer, que viene desde la conserjería) ¿Estás ahí Pepe?
Pepe--- (Molesto, grita hacia la conserjería) ¡Sí, estoy acá, con un amigo!... (Mira a
Ricardo) Decime, ¿cómo mierda llegué a esto?… Sabés pibe, tuve una vida… naada
despreciable.
Pepe--- ¡Estás de vacaciones! ¡¿No?! A nadie se le niega unas toallas limpias, pibe.
(Mientras verifica que la carta está bien oculta)
Pepe--- (Sonriéndose) ¿Me estás cuidando el consumo de agua…? Yo soy Pepe ¿Vos
quién sos?
Pepe--- Ahora, todo el mundo anda apurado ¿Qué lo parió? Ni cuando vienen de
vacaciones, se pueden tomar un puto minuto para conversar.
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Ricardo--- (Para sí) No entiendo de qué habla… Bueno, deme las toallas, las subo y
bajo enseguida para charlar.
Pepe--- ¡Las pelotas, que bajás enseguida!… Subís, la secás, ella se entusiasma… ¡Qué
lindo cuando ella se entusiasmaba!… ¡y dale, y dale! ¡viva la vida!
Pepe--- (Interrumpe) Pibe, sin humor no se puede hacer nada, por favor. Reíte
ahora…con el tiempo, no te das cuenta… Ricardito, haceme caso.
Pepe---Las mujeres no te putean, te dicen quién sos... ¿Y? ¿No estabas apurado?
Ricardo---Síí. Le quería decir que… a su edad tal vez uno empieza a pensar een
Pepe--- (Interrumpe) ¡¿En mi muerte?!... Pibe ¿quién sos para hablarme así? (Ricardo
sorprendido) ¿Me conocés?
Pepe--- (Interrumpe con bronca, lo señala) ¡Viniste a matarme, hijo de puta! (se lanza
a perseguir a Ricardo. Corren alrededor del escritorio, tres vueltas. Pepe tose, se lo
nota agotada)
(Paran de correr. Quedan enfrentados por la mesa, los dos con los brazos apoyados
sobre el escritorio)
Ricardo--- (Se aleja de la mesa, temeroso) ¡Se lo acabo de decir! ¡Corre y no escucha!
Pepe--- (Pepe se acerca A Ricardo, lo mira a los ojos y lo toma de los hombros)
¡Dale! ¡Dale! Acercate
Pepe---Sí, sí. Ya las traigo. O mejor primero, ¿querés que tomemos una grapita? El
champán, me lo tomé todo anoche. (Le acerca una silla y lo fuerza a sentarse) Sentate.
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(Pepe, va a buscar las toallas y se las coloca sobre un hombro. En el camino agarra
una botella de grapa y dos vasos. Apoya la botella y los vasos en la mesa, las toallas
en una de las sillas y le sirve en un vaso a Ricardo, luego se sirve él. Pepe se sienta y
toma)
Pepe--- Ya tenés las toallas. Te sentaste. Te serví. Ahora tenés que tomar.
Ricardo--- (Acerca la copa a sus labios) No tomo a estas horas. Hoy voy a hacer una
excepción. (Sorbe un trago. Se para y agarra las toallas)
Ricardo--- (Enojado) ¡Me voy! ¿Qué quiere? ¡Me va a matar si no llevo las toallas!
Pepe--- Tu mujer ya se habrá secado sola ¡Dejate de joder! Las mujeres saben qué
hacer cuando están solas.
Pepe--- (Se sonríe)… Viste, te falta carretel pibe. Tomemos otra grapita. Tenés una
semana de estadía sin cargo ¡Por boludo!
Pepe--- Lo de boludo, es un chiste. Pepe, hoy te regala una semana de estadía. Y no por
estar contento. Todo lo contario.
Ricardo--- (Se sienta) Usted me cagó el día… (Se para, da vueltas. Pepe lo mira) Me
dice las cosas de una manera que no sé qué quiere. ¿La escucho? Si no queres venir, no
vengas. ¿Quiere que la acompañe o quiere estar sola?
Pepe--- (Riéndose) Vos te cagás solo el día. Estás muy pendiente de tu mujer. Así te va
a dejar (Le sirve grapa a Ricardo y se sirve él)
Pepe--- (Tomando grapa) Me parece que hay muchas cosas que no sabés.
Pepe--- ¡Eso es de flojitos! pibe. Si actúas así, siempre te va a pasar lo mismo (Toma
grapa) ¡Bah! ¡Lo que podía hacer! Siempre que me dijeron cómo debía ser mi vida,
¡nunca les hice caso! La vida se disfruta como viene.
Ricardo--- A mí, al contrario, me dijeron que lo principal era que debía disfrutar la
vida. Me decían ¡hace lo que quieras! ¡Si no te hace feliz, no lo hagas! Demasiada
presión. Y lo peor, es que nunca sentí que ellos fueran felices.
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Pepe--- Es que a veces la felicidad duele. Más, cuando te golpea de atrás, como me
decía una prostituta del Tigre…Igual, lo principal, es tener alguien al lado de uno.
Ricardo---Usted dice ¿tener una esposa, armar una familia?… Todavía no sé.
Pepe--- Pibe, no alcanza con plantar un árbol, escribir un libro, tener un hijo…
Tampoco quería hacer todo eso… Me aferre a mis amigos. (Se acomoda los genitales)
Nosotros éramos… somos muy unidos. Nuestro hogar es la plaza ¡Nuestra vida es la
plaza! Prometimos no separarnos nunca. Que pase lo que pase, nos acompañaríamos…
¡No sé para qué mierda lo prometí!
Pepe--- No te hagas el boludo. Sí, como esa que todavía no te animás a hacer.
Ricardo--- Perdón. No lo quería tomar en joda. Me da temor que quiera volver a correr.
Ricardo--- ¿Qué cosa? ¿Eso de correr? No entiendo para que tanta promesa.
Pepe--- ¡Aah! ¡Bueno! Cayó a esta posada un señor normal. Mirá pibe, pretender ser
normales, fue lo más complicado que quisimos hacer. La plaza nos dio la posibilidad de
Pepe--- (Sonríe) No, no, pibe. Éramos, digo, somos intensos. Pudimos aceptarnos sin
preguntar por qué, ni para qué. Todos prometimos que estaríamos ahí, en la plaza,
juntos ¡Siempre juntos!
Ricardo--- ¡Vé! A eso me refiero con esos compromisos que uno toma para siempre,
sin tener la menor idea del mañana. Soy de otra generación. Vivimos el hoy.
Pepe--- ¡Sí, sí!…El hoy! Como esa manga de pendejos que se la pasan diciendo ¡no,
nada! todo el día. Pero largaron la teta hace diez minutos…por favor Ricardito.
Ricardo---Pepe. Ustedes mucha promesa, mucha promesa pero… por lo que están
dejando, muy lejos, que digamos, no llegaron.
Pepe--- ¡Me importa un reverendísimo carajo, hasta dónde ustedes creen que llegamos!
(Se vuelve a servir grapa y toma) Sostuvimos y sostenemos nuestra promesa.
Pepe---Pibe, nadie quiere romper una promesa. ¡No! ¡No! Yo no quiero romper mi
promesa.
Pepe--- ¡Entendé, si no tenés una promesa, no te ilusionás con la vida! ¡Nunca dejé, ni
dejaré de caminar por la plaza!
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Ricardo--- (Irónico) Para nosotros si tiene olor a caca, si tiene color de caca, para
nosotros es caca ¡¿Ustedes creyeron que la caca, se iba a convertir en Coca Cola?!
Pepe--- (Enojado) Pibe ¿Sabés lo que te estás perdiendo? Salí del cascarón, aunque
después la vida te cague a trompadas. Los sentimientos intensos, es lo único que vale la
pena.
Ricardo---Pero usted está solo (Pepe toma grapa) y la única intensidad que veo es con
la grapa.
Pepe--- ¡¿Todavía no te hablé de Javier?! ¡Javi! ¡El primer pelotudo, que dejo de dar
vueltas a la plaza con nosotros! Igual, seguimos caminando por la plaza…pero todo…
todo fue tan diferente.
Pepe--- ¡Puta madre! ¿Vos te pasás la vida clasificando las cosas? ¡¿Qué carajo importa
si éramos sádicos o masoquistas?! Éramos intensos ¡Escuchá! Si clasificás descartás lo
importante.
Ricardo--- Hace una hora que lo vengo escuchando y ¡¿no sé qué estoy haciendo acá?!
Pepe--- (Se sirve y toma grapa. Se vuelve a levantar, agarra una de las toallas y se la
pone sobre los hombros, y comienza a caminar alrededor de la mesa, de manera
inquieta) ¡La vida nos pasó! Esa delantera… se terminó y ¡la puta madre que los mil
parió! (se saca la toalla de los hombros y la golpea contra la mesa) Ya nadie quiere
formar una delantera. Todos están esperando que sea el otro el que vaya al frente.
Ricardo--- No sé mucho de fútbol. Pero hoy ya no se juega más así. Si jugás pensando
sólo en la delantera, descuidás la defensa.
Ricardo--- (Se acerca a Pepe) ¿Adónde va? ¿No ve que está lloviendo? Es peligroso,
así como está se puede caer o agarrarse una pulmonía.
Pepe--- (Se pone ansioso, va a la puerta, mira hacia afuera. Va hacia el escritorio. Se
sirve otra grapa. Mueve unos papeles. Pone las hojas de la carta que estaba
escribiendo, debajo de un libro) Voy a la plaza. Siempre caminamos con mis amigos
alrededor de la plaza. (Ricardo lo observa)
Pepe--- Ya no se puede confiar en nadie. (Bebe el vaso de un sorbo. Con tono burlón)
Tengo que ver si Calvi, ahora que se le dio por el cambio, ya salió de misa y está en la
plaza.
Ricardo--- (Se vuelve a sentar) Mire que cuando pasé por la plaza ayer, me pareció que
la iglesia estaba cerrada…como abandonada.
Pepe---Pibe… (Enojado, vuelve a golpear la toalla contra la mesa) ¡¿A vos quién
mierda te preguntó si la iglesia está abierta o en demolición?!
Pepe--- (Ya alterado, golpea una y otra vez la toalla contra la mesa) ¡¿Pero quién te
creés que sos vos, para cuestionarme?! ¿Qué querés? Esta, va para vos. (Le tira la grapa
que hay en el vaso) ¡Servite!
Ricardo--- (Se para asustado y paralizado) Me… me voy. Ahora sí que… que me
voy.
Pepe--- Necesito boxear (Pepe hace fintas frente a Ricardo) Viniste a eso ¿no? ¡Te voy
a boxear! Es lo último que quiero hacer antes…antes de irme.
Pepe--- ¡Que palabras, ni que mierda! Eso ya fue. Sos un extraño ¿Dónde están los
míos? A los fisgones los boxeo (Comienza a sacudir los brazos y las manos)
Ricardo--- (Se sienta) Espere… Pepe…Yo no quiero pelear. Yo vine por unas
estúpidas toallas. Todavía me quedan días acá.
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Pepe--- ¡¡A mí, no!! (Coloca las toallas sobre el escritorio y corre todo hacia un
costado dejando espacio como para un ring. Ricardo queda sentado en el medio de la
sala. Pepe se pone en guardia frente a Ricardo) ¡Parece que vos viniste por algo más!
¡No seas cagón! ¿No te animás con un viejo choto como yo? Dale Ricarditoo. No
desaprovechés esta oportunidad. Dale. Vení ¡Daaleee! Necesito boxear te dije. Subí al
ring ¡Carajo!
(Pepe le toca la cara a Ricardo para que reaccione. Ricardo inclina el cuerpo hacia
atrás tratando de esquivar las manos de Pepe y se tambalea sobre la silla)
Ricardo--- (Parado sin ponerse en guardia) ¡Pará, pará Pepe! ¿Qué te pasa?
Pepe--- ¡Esto me pasa, pendejo! (Con una mano le roza la cara a Ricardo. Este se tira
para atrás) ¡Defendete mierda!
Ricardo--- ¿A quién querés matar? ¡¿Por qué no te pegás un tiro y me dejás de jodeer?!
Pepe--- Así te quería ver. Se nota que te calentaste. Un huevo tenés. Dos no sé.
Pepe--- Ya estás acá, tenés que boxear ¡Acercate! Vamos, antes que te enfríes. ¡Dale!
¡Dale! (Ricardo se pone en guardia) ¡Ahora! (Se saca la campera y la tira al piso)
¡Ponete en guardia! No pienses (ambos hacen juego de cintura y amagues)
Ricardo--- (Echa la cabeza hacia atrás, esquivando los golpes de Pepe. Enojado, tira
dos golpes seguidos. Uno pega en la cara de Pepe) ¡¡Te voy a matar viejo forro!!
¡Quien mierda te creés que sos! ¡Viejo borracho! (El otro impacta en la oreja
izquierda de Pepe que se sorprende de sus palabras) ¡Si estás más solo que yo!
Pepe--- (Se va deteniendo, mientras se toma la oreja impactada, para luego tirar un
golpe que impacta en el estómago de Ricardo. Este se dobla del dolor) ¡Bien, así!
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Pepe--- (Se detiene. Cara de perplejo) A vos también te tiene que doler.
Pepe--- ¡¿De qué me hablás?! ¿Qué te sentís bien? ¡Yo estoy para la mierda! (Baja la
guardia. Se desarma corporalmente)
Pepe--- No. No ¿Qué carajo estoy haciendo? No quiero esto. Ya no quiero nada… ¡Me
duele hasta el alma! (Se toca el pecho. Ricardo esta absorto, no entiende que le pasa)
No… no es con vos pibe ¡Andate! ¡Andate!
Pepe--- ¡¿Pero vos creés que yo soy pelotudo?! Salí, ándate ¡No! ¡No! Yo ¡¿qué mierda
tengo que ver con vos?!… ¡si te quedás te voy a reventar! No es con vos. Arreglate solo
¡No me vengas a romper las pelotas! ¡Olvidate! Me tengo que ir. (Pepe agarra la
campera y se va)
Ricardo--- ¡Está reloco este viejo! (Sigue haciendo fintas. Tira una trompada al aire)
¡Quiero sentir más fuego en la cama! (Sigue tirando trompadas al aire) ¡Por cagón no
tengo hijos! (mira a todos lados) ¿Se fue? Mejor. Si no me escucha, mejor… ¡Quiero
sentirme bien! ¿Por qué todo me resulta tan retorcido? (En tono de burla) ¡No es
conmigo! ¡No es conmigo! ¡La concha de tu madre, Pepe! me subiste al ring y ahora me
decís que no es conmigo (Corre a la puerta de salida y grita) ¡Pepe, Pepe! ¡Y la puta
madre que los parió! (levanta un puño) ¡¿ahora, qué hago con esto?! (Agarra las
toallas que están en las sillas y las revolea con bronca)
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ESCENA 2
Lo Prístino
Ricardo--- (Lee la carta en voz alta. Detrás de él, están Pepe y Calvi, haciendo
ejercicios de precalentamiento para empezar a caminar por la plaza) Sé que nos
prometimos caminar por la plaza. Pase lo que pase.
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(Ricardo deja de leer en voz alta, pero sigue sentado leyendo en voz baja. Detrás de
Ricardo, Calvi y Pepe continúan con el dialogo y el precalentamiento)
Calvi--- ¡Pepe!, la vida es una secuencia. Todo, al fin y al cabo, se termina ordenando
Servín--- (Llega recién a la plaza) ¡¿Qué hacen acá?! ¡Tenemos que ir a despedirlo!
Pepe--- Además, ¡tenemos que empezar a caminar! Si no, hoy tampoco vamos a llegar
a tiempo. (Se toca los genitales, acomodándoselos)
Servín--- (Dirigiéndose a Pepe) ¡Paren! ¡Paren un poco! ¿Javi, no significó nada para
ustedes? ¿Vamos a caminar como si tal cosa?
Pepe--- (Deja de realizar ejercicios) ¿Y qué otra cosa que caminar? ¡Javier, y la puta
madre que lo parió! Justo ahora, al pelotudo ese se le dio por irse a la Antártida… Acá
venimos a caminar. (Mira su reloj. Lo señala con su dedo) No llegamos.
Calvi--- (Mira a Pepe) ¿Por qué no vamos a llegar a tiempo? ¿A dónde vamos?
(Ricardo se da vuelta y desde la mesa los observa, mientras escucha los diálogos)
Servín--- (Enojado, se para frente a Pepe) ¡Mirá Pepe! (lo golpea con el dedo, en el
hombro) Javi no fue ningún pelotudo. De curioso, no más, el tipo se mandó ocho
expediciones seguidas a la Antártida... Javi era diferente. Un ser sano. No como vos.
Pepe--- (Parado frente a Servín) ¡¿Lo prístino?! Servín, (lo golpea con el dedo en el
hombro) ¿sabés qué es lo único prístino, en esta vida? Lo único prístino en esta vida, es
una mujer con su conchita sin uso. (Servín, enojado, saca pecho, aguantando el golpe)
Un privilegio al que puede acceder un hombre, sólo una vez (Servín corre el brazo de
Pepe. Se miran desafiantes) ¡Un encuentro único! (Gira) De aroma y sabor (buscando
la palabra)…prístino (se sonríe), que después se pierde. Lo demás es seguir y seguir
andando.
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Servín--- (Enojado, lo enfrenta) ¿Por qué no decís lo que te pasa? En vez de ser tan
despectivo.
Pepe--- (Se da vuelta, se aleja) Él...él era una pura pureza…que se fue desapasionando
Pepe--- ¡Pero nooo! No era sólo gusto. Javi, creía en las pendejas. El tipo les tenía fe.
Una cosa, es fantasear encamarse con una pendeja cuando ya pasaste los cuarenta, los
cincuenta y ¡la puta que los parió de años! Pero Javi era un místico, creía que en las
pendejas se podía encontrar a
Servín--- (Interrumpiendo) ¡¿A Dios?! ¡Ibas a decir, a Dios! (Pepe asiente) ¡No! ¡No!
¡No! Eso es ofensivo ¡Por favor, respeten la memoria de un amigo!
Calvi--- ¡Eso! Ir a la Antártida fue como desvirgar a una diosa ¡Su gran misterio!
(Recorre los postes con carteles de la plaza)
Servín--- ¡No! ¡Basta! No podemos separarnos ahora de él. Lo estamos dejando solo.
Pepe--- Todo muy lindo ¿Vamos a caminar o vamos a seguir con este grupo literario
“La vagina pristina”?
Servín--- (Enojado, se saca una de sus zapatillas) ¡No pueden hablar así de Javi! ¡No
pueden! (La sacude sobre ellos. Los golpea) ¡¡No pueden!! (Pepe y Calvi,
sorprendidos, se defienden y corren alrededor, dispersándose) Parece que Javi fue un
cualquiera ¡Un perverso! ¡Un pagano! (Servín sigue blandiendo la zapatilla) Hay que
tener algo más que ilusión para viajar a la Antártida. Hay que tener mucha sen-si-bi-li-
dad. No como ustedes que mezclan la vagina con Dios y no sé cuántas boludeces más.
Pepe--- (Alejado) ¡Pará! ¡Pará Servín! ¡A la plaza le importa un carajo si para vos son
boludeces o no! Lo que se dice en la plaza, queda en la plaza ¡Javi está en la plaza!…
(Se toca los genitales. Retoma los ejercicios, Calvi lo sigue)
Calvi--- Servín, vos que sabés de leyes y de Dios ¿recordás si en las tablas de la ley
estaba prohibido escupir en el suelo? (Servín lo mira desconcertado) Acá no hay
ningún cartel que lo prohíba.
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Pepe---Yo escupo donde se me canta el orto. Eso sí, cuando escupo… lo hago con
elegancia.
Servín--- (Tira con fuerza la zapatilla al piso) ¡Me cacho en Dios! (Lloroso) ¡No
puede ser que no quieran ir a despedirlo! (Se enoja. Pepe y Calvi lo miran) ¡Si no
vamos, es negar que Javi existió! (Reflexivo)... Era un alma enamorada… de sus hijos,
de sus mujeres, de sus amigos. Nos hizo conocer lo que no éramos capaces de ver…
¡Tenemos que ir!
Calvi--- Javi, Javi, Javi… ¡Servín!, para hacer apología de la inocencia, ya es tarde. Él
era uno más, que también se escapó de la realidad… Como todos. (Ricardo y Calvi
ayudan a levantarse a Servín)… Reconozcamos, que arriesgó su felicidad por su
pasión. Es cierto, pero… no sabía mucho qué hacer con su vida.
Pepe--- (Mira a Servín) Vos si querés andá. Nosotros te esperamos acá (Ricardo
vuelve al escritorio y sigue leyendo en voz baja)
Servín--- (Servín recoge la zapatilla del piso y se levanta con la zapatilla en una
mano. Pepe y Calvi, se alertan porque no saben que va hacer con la zapatilla) Por
favor. No se burlen… Él tenía sus cosas ¿Pero quién no tiene debilidades?... Me va a
apenar mucho verlo ahí, atrapado, encajonado… No me animo a ir solo.
Pepe---Servín... Javier fue nuestro mejor amigo. Fue… nuestra mascota. Está y estará
siempre con nosotros. Él hubiera querido que caminemos.
Servín --- (Se coloca la zapatilla. Pepe y Servín hacen gestos de alivio) Estoy calmo.
Estoy bien. Pero no es real lo que están diciendo de él. Como abogado que soy, lo
hubiese defendido a muerte. Ustedes le inventan cosas para esconder su dolor.
Calvi--- Todos inventamos. Sólo que el inventaba demás. A nosotros, a sus mujeres, a
sus hijos. Una vez me dijo que fue a la cancha de Boca y que Maradona lo invitó a jugar
con él.
Servín--- (Vuelve a enojarse y les habla con énfasis. Pepe y Calvi quedan
expectantes) ¡No me vengas a decir a mí de qué se trata la realidad, y que son inventos!
(Ricardo, desde el escritorio, se da vuelta, los mira y sigue leyendo en voz baja) ¡Es el
cuarto cáncer que estoy cursando! La vida es lo que es, pero la tenemos que vivirla
igual. No me escapo. Enfrento lo que me toca. Hay quienes se animan y otros que no.
Creo que tengo autoridad para decir lo que digo (Calvi y Pepe, parados uno al lado del
otro hacen una venia. En el escritorio, Ricardo también hace la venia) Javi se fue a la
Antártida, o a lo prístino, o a donde mejor les parezca. ¡Pero no lo tenemos que juzgar!
Dios lo hará. (Calvi y Pepe juntan las manos en gesto de plegaria. Ricardo voltea a
verlos y también hace el gesto de plegaria, pero con un gesto de no entender)
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Pepe--- Servín, la autoridad te la podés meter ¡bien en el orto! Cuando tuve que ir a la
Guerra, me cagué de miedo. Tenía que conducir a la tropa y me infarté.
Calvi--- La ordenanza municipal de 1902, dice que está prohibido escupir en el suelo.
Pepe--- Con o sin ordenanza, me escupieron ¡La puta madre! Yo, con la autoridad de
capitán, retirado en una camilla sin tirar un sólo tiro ¡Me sentía orgulloso de ir a pelear
por la patria! y terminé internado en un hospital, mientras mis soldados iban al frente
¡¿Qué autoridad, ni autoridad?! ¡Todos sabían que iba a ser un amasijo! ¿Qué se dijo de
eso? ¡Nada! Entonces ¿cómo saber quién tiene autoridad? ¿Vos te arrogás la autoridad?
¡No me hagas reír!
Pepe--- Mirá Servín, la única autoridad cierta es la del miembro cuando se te para.
Firme, como un granadero en la puerta de la Casa de Gobierno. Dura, como una roca…
Ahora me quedó este trapito (se toca los genitales) ¿Te parece, que a esta altura de mi
vida, tenga que sentirme obligado a pensar en Dios?... y encima el pelotudo de Javi
decide no venir más.
Calvi--- En hora buena… si lo harías. Pero no te creo, Pepe. Dudo, que cuando te esté
por llegar el último aliento, vayas a creer en Dios. Ese es tu destino.
Servín---En cambio, después de lo de Javi, yo necesito creer más que nunca y por lo
que veo ustedes también.
Pepe--- ¡Que manga de sometidos!... ¡¿Saben en qué creo?! Creo en el azar. Si algún
día por azar aparece Dios, que venga nomás. De verdad lo digo…Pero ¿qué sé yo, cuál
es mi verdad?... ¡¿Por qué no caminamos?! (Se acomodan para caminar)
Calvi--- Durante años, cuando era jefe de terapia Intensiva, veía las caras de temor que
tenían los pacientes internados. Aun cuando dormían, estaban aterrorizados. Algunos
querían que terminara la función de una vez por todas ¿Tenemos autoridad para decidir
sobre la vida? ¿Eso es correcto?
Servín--- Para mí la vida es sagrada. Creo que un hombre debe hacer todo para vivir, a
pesar de todo. Si te gusta la música ¡avanti! Si te gusta cazar jabalíes ¡avanti! Si te
gusta bailar rock ¡avanti!
Pepe--- ¡Yo, cuando el vigore mengua! ¡Avanti con la lengua! Por eso hablo y hablo.
Digo lo que se me ocurre, y ¡me importa un carajo! si es real, o no. Caminar nos libera,
caminemos. (Empiezan a caminar. Ricardo se vuelve sobre el escritorio y toma la
carta. Lee en silencio)
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Servín---Vos, siempre fuiste así, Pepe. No podés andar por la vida haciendo y diciendo
cualquier cosa.
Ricardo--- (Habla sin ser escuchado por los otros) Sí. ¡Es así! Este tipo no respeta
ninguna creencia.
Pepe--- Servín, cada uno hará lo que pueda hacer. Esta es la plaza y por acá seguiremos
caminando (Escupe hacia el suelo) ¡stup!
ESCENA 3
El Bonsái
Calvi--- ¿Realmente fue eso lo que me dijo? ¡Qué locura!... ¿Pero, cómo fue?… Llegue
a casa… estaba tomando unos mates… iba a acomodar las herramientas… entró ella…
Calvi--- (Turbado) ¿Acá?… ¡Acá no!… ¡Pero qué boludo! ¿A quién mierda le hablo?
Calvi--- Este no es el mejor lugar para pensar en esto… Los muchachos van a decir que
traigo extraños a la plaza.
Calvi--- ¡No! ¡No! ¡Por favor! No fue eso lo que le dije... Le dije que la plaza es nuestro
lugar (Retoma los movimientos de precalentamiento).
Ricardo--- ¡Qué cagón! ¿Sus amigos serán así con las mujeres?
V. de Emma--- No te distraigas
Calvi--- (Sorprendido se detiene) ¿Habrá dicho eso? ¿Desde cuándo piensa así?...
V. de Emma ---Siempre te escapás... Que lo esencial, que el arte, que los proyectos…
Calvi--- Le dije… (Va enumerando con los dedos de la mano) que el tiempo
pasa…que se nos van secando las articulaciones. (Grita con bronca) ¡Emma!, perdemos
la noción de sed y se nos seca la lengua, las rodillas, las lumbares ¡¿Dónde están?!
Ricardo--- (Toma el escrito con bronca, se para a mirar si vienen los amigos) ¡Dónde
mierda se metieron! ¡Vengan a ayudarlo! (Sigue mirando la escena sentado)
Calvi--- (Se detiene, preocupado) ¡No! ¡No, Emma! Las cuido a ellas y te cuido a vos.
V. de Emma--- (Se enoja, grita) ¡¡Estoy harta de que me cuides!! ¡No soy una planta!
¡¡Soy mujer!!
V. de Emma--- No eras así… (Con tristeza) O no me quise dar cuenta. ¡¿Por qué
aceptás que te domine?!... Quedamos sometidos a esta quietud mortecina
Calvi--- (Vuelve a caminar, inquieto) Emma... cada uno tiene sus cosas. Yo necesito el
orden. Sólo tuve relaciones con vos…
V. de Emma--- (Con ternura) ¿Te acordás cuando hacíamos el amor?... ¿Te acordás de
esa noche en la playa? ¡Nos brillaban los ojos!
V. de Emma--- ¿No sé por qué no te acostaste con otras mujeres? ¿No sé por qué estoy
con vos?
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Calvi--- Lo importante es que estamos juntos… (Reflexionando para sí) ¿Cuándo fue
lo de la playa?
V. de Emma--- (Con bronca y angustia) ¡¡Hace años, que sólo estás pendiente de mi
enfermedad!!
Calvi--- ¡Emma! No entiendo, qué está pasando... No entiendo que hacés en ¡¡miii
cabeezaaa!!
V. de Emma--- (Con tristeza) Necesitás una mujer que te haga sentir otra cosa… ¡y que
vos la hagas sentir mujer!
Ricardo--- (Se para, habla. Mientras lo hace la escena de Calvi se congela) ¡Que
mujer! ¡Por favor!
Voz de Emma--- (Suplica y enojo) ¡Yo no! No sé. Dejá mi enfermedad. Recuperemos
vitalidad… (Llorando) ¡Ojala puedas Calvi!
Calvi--- (Los agarra del brazo) ¡Fue así, fue así! ¡Tal cual les cuento! ¡Se me retuercen
las tripas! ¡No sabía cómo callarla! ¡¡No sabía si matarla o arrancarme la cabeza!!
Calvi--- (Enojado y angustiado) ¡Es una hija de puta!... ¿Y todo el tiempo que estuve
yendo y viniendo del hospital?… ¿Ahora me viene con que no quiere estar más
conmigo? (Tose, se toma el pecho)
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Pepe--- (Con tono irónico) De eso, sabés bastante. Tantos años jefe de terapia
intensiva…Habrás visto a muchos familiares adheridos a la cama. Al pedo.
Calvi--- (Enojado y angustiado) ¿Al pedo? ¿Pero qué? ¿Ella quiere estar con otro?...
¿Quién va a querer estar con ella?
Calvi--- (Enojado y agitado) ¡No estamos hablando de lo que quiero! Lo que quiero es
que todo vuelva a ser como antes.
Pepe--- Antes se me paraba. Antes Servín estaba sano. Antes… éramos cuatro… ¡Ella
tiene razón!
Calvi--- ¡Me chupa un soberano huevo quién tenga razón! Así ¡yo! me voy a enfermar
Servín--- ¡Habrá pasado algo! El amor no se abandona porque sí. Debe tener una causa
(Se disponen a realizar los ejercicios de calentamiento)
Pepe--- ¡Sí! ¡Tiene ovarios y quiere cambiar! ¡No pasó nada! ¡¿Para qué mierda querés
una causa?! ¡Quiere cambiar!
Calvi--- (Sigue muy enojado y agitado) ¡¿Qué cosa cambiar?!... (A Pepe) ¿Y a vos qué
te pasa con Emma, pelotudo? ¿Por qué carajo la defendés?
Servín---Calmate, calmate.
Servín--- Tenés que aceptar qué cosas puede bancarse un tipo como vos.
Calvi--- (Grita) ¿Arriesgar qué? He cortado cada gajo que no servía a esta relación.
(Con expresión firme y agresiva) ¡Mierda! Llegué hasta sentir el dolor... ¿No valió
nada mi sufrimiento?
Pepe--- (Irónico) El amor es el amor. No tiene precio... ¿Querés que Emma te pague
por amarla?
Calvi--- (Sigue enojado y grita) ¡No! ¡¡Estás loco!! ¡¡Que decís!!...¡Me está probando!
¡Me necesita!... Debe haber baja presión (Angustiado)… ¡¿Qué mierda hago?!
Pepe--- (Irónico) Si querés podés evadirte ¡Total, se evaden tantas cosas acá!
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Pepe--- Eso, ¡te la tenés que jugar! ¡O te vas a pasar el resto de tu vida mirando detrás
del vidrio! (Servín y Pepe se disponen a caminar. Esperan a Calvi, que sigue
elongando)
Pepe--- Puro peros, Calvi. Si la querés recuperar, no necesitás ninguna excusa. ¡¿Así, a
quién vas a amar?! ¡¿A un potus?!
Calvi— (Medio ido) ¡Pero es así! Si miro un Ginkgo Biloba, es tanta la belleza, que no
sé qué ver.
Pepe--- (Interrumpe) ¡Lo que quieras, Calvi! ¿Caminás o no? ¡Hay tantas minas para
ver! (Mira a Servín)
Calvi--- Con los bonsái puedo capturar toda la belleza y descartar el caos, como si fuera
un dios.
Servín--- ¡Blasfemia! Nosotros no somos dioses. Estamos obligados a elegir. Por eso
caminamos.
Ricardo--- (La escena de la plaza se detiene mientras habla Ricardo) ¿Con la mujer
que tenés, te querés enamorar de una planta enana?
Pepe--- ¡Entonces, viejo de mierda! Se te para, y sin pastillas ¿Sabés qué me podría
interesar, a mí, los bonsáis, si todavía el tipo me respondiera? Húmeda tengo la lengua y
si es con champán mejor. Te podés encamar con la mujer que se te cante ¡Cómo te
envidio Calvi!
Servín--- (Lo mira a Pepe) ¿Por qué dijo eso, parecía excitado, no?... (Lo mira a Calvi)
¿Vos no decías que las cosas se agotan?
Pepe--- ¡Vos date cuenta! ¡A ella no le va la agonía! ¡Mira! Cuando terminan las
guerras
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Pepe--- ¡Error! La escriben los que quedaron vivos, los muertos no escriben. No
importa si son ganadores o perdedores. Ella quiere escribir su historia. No le importa si
gana o pierde. ¡¡Quiere vivir!!
(Pausa)
Calvi--- (Angustiado) ¡Paren! ¡¡Yo también quiero sentirme vivo!! …¿Pero si me voy y
me arrepiento? (Se altera) ¡¡Si la pierdo!! (Calvi empieza a caminar, se adelanta,
Servín y Pepe lo siguen)
Pepe--- ¡Bueno, atala! ¡Dejala ir! No, no, mejor primero atala y después ándate.
Calvi --- (Angustiado. Se toca el pecho) ¡Me duele el pecho! ¡Me dueeleee!
Calvi--- (Levanta la voz) ¡No puedo! (Grita) ¡No puedo! ¡Me siento preso! ¡Estoy
perdido! ¡¡Emmaaa!! ¡¿Por qué me hacés esto?!
(Pepe y Servín comienzan también a trotar para no perder distancia de Calvi. Entra
Ricardo a trotar con ellos dos, pero ninguno de los tres registra su presencia)
Pepe--- ¡Pará! ¿Qué te pasa? Pará, que nos vamos a la mierda. Pará ¡Pará!
Calvi--- (Trota más rápido y grita) ¡Todo da lo mismo! ¡Es un caos! ¡No puedo más!
Servín--- ¡Calvi, no te alejes! ¡No te separes de nosotros! ¡Estamos acá con vos!
(Pepe se tira a los pies de Calvi, lo taclea. Caen ambos al piso. Ruedan)
(Servín se detiene y los mira con expectación. Ricardo queda parado al lado de
Servín)
21
(Servín, con Ricardo siguiéndolo, da vueltas alrededor de los dos, sin saber qué
hacer)
Pepe---Dale boludo ¡Dale! Tirate y ayudame (Servín los mira) ¡Agarralo de las patas!
(Servín se tira sobre las piernas de Calvi. Lo sujeta. Ricardo sigue dando vueltas
alrededor de ellos)
Pepe--- ¡Calmate!
Servín--- ¡Pará! ¡Pará! No somos pendejos (Mirando a Pepe) ¡Lo tenemos, Pepe!
Calvi--- (Habla llorando) Ella sabía protegerme. Cuando era chico y me sentía así, ella
me abrazaba, me apretaba contra su cuerpo y yo me calmaba.
Servín---Tranquilo hombre. Tu tía, está en tu corazón. Ahora estás acá, con nosotros,
en plaza.
Pepe---Calvi, lo que vos sientas, nosotros lo sentimos. Lo que vos quieras, nosotros lo
queremos.
Calvi--- Si, lo sé… ¡No sé qué quiero!...no sé qué hacer (llorisquea)…me siento
perdido sino la tengo a ella.
piso. Pepe y Servín se miran, sin entender y miran a Calvi. Ricardo vuelve a su
escritorio)
Calvi--- (Habla con melancolía) Esa enagua blanca me tranquilizaba. (Se acurruca
sobre ellos) Me acurrucaba sobre esa enagua…todo era tan tibio… (Los acaricia)
Ahora (golpea sobre uno de los cuerpos y dice con bronca) ¡todo se fue a la mierda!
Pepe--- Tengo la solución para vos ¡Te vamos a conseguir otra tía! Los geriátricos están
llenos de tías con enaguas blancas (Ríen Servín y Pepe. Calvi se toma el pecho. Se
incorporan) Decidite, Calvi ¿caminás o no?
Calvi--- (Quejoso) Me pasa algo acá, (apoya sus manos en la panza) siento algo en las
tripas. Una sensación de estar preso si me quedo…y de estar perdido si me voy.
Calvi--- ¿Qué?
Servín--- ¡Mira que sos boludo, Pepe! (Mira a Calvi) Nada, amigo. No es fácil.
Nuestros cuerpos siempre son pequeños para soportar la desesperación... Sigamos
caminando. (Se reanuda la caminata)
ESCENA 4
La marcha
(Sentado en el escritorio, Ricardo lee la carta en voz baja. Los tres personajes están
realizando el precalentamiento para caminar por la plaza. A partir de un sueño que
cuenta Pepe, surge la voz de una mujer que lo que interpela en voz alta. Solo Pepe la
escucha, pero no le responde. La voz lo inquieta. Las intervenciones de Ricardo no
son registradas por ellos)
Pepe--- (Se tira el agua, que tenía en su botella, sobre la cabeza) Anoche (suspira y se
refriega la cara con el agua)…anoche soñé que estaba solo en una isla. Hay un barco
parado en la orilla, lleeeno de gente. Aparece una mujer que me habla.
Voz de Mujer--- Te acordás Pepe (Pepe mira absorto hacia arriba, como buscando a
la mujer que habla. Los amigos lo miran a Pepe), cuando te fui a ver al hospital y
cuando me apretaste las tetas en el ascensor… me dijiste que era la amante
perfecta…Nunca me voy a olvidar de esa noche, qué borracho estabas,… y de cómo
llorabas cuando volviste de la guerra… (Ricardo se da vuelta se levanta y mira hacia
la plaza, también como buscando la voz de la mujer)
Pepe--- (Los otros continúan haciendo ejercicios. La voz de la mujer sigue como un
murmullo de fondo. Pepe se tapa los oídos con las dos manos. Está agobiado,
atormentado) Seguía y seguía… y seguía hablando. Yo la escucho, y no paro de tomar
champán. De repente, aparece un perro que no para de ladrar ¡Me aturde! Ladra y ladra,
y que te ladra.
V. Mujer--- ¡¿Qué (Pepe mira hacia arriba. Los amigos lo miran a Pepe) querés de
mí, Pepe?!
Calvi--- Pregunto porque Churchill, hablaba del perro negro. De ¡su! perro negro.
Pepe--- ¿Y con eso, qué? ¿Qué mierda tengo que ver con el perro negro de Churchill?
¡Yo hablo de mi trapitoo! (agarrándose los genitales) que es negro ¡bien negro!
Calvi--- Tu trapito no es nada al lado del perro negro de Winston Churchill. Él era un
¡gran melancólico! A su melancolía la llamaba “el perro negro”, porque lo acompañaba
a todos lados. Para espantarlo, se chupaba todo.
Servín--- ¡Pepe también!.. Con el champán, el trapito es un perro negro que ladra, pero
no muerde (Ríe con Calvi. Ricardo también ríe y se vuelve a sentar) Cortemos con los
sueños. Vinimos a caminar. Caminemos.
Pepe--- ¡Esperen! ¡Yo no soy así! La historia de las guerras está llena de triunfadores
que perdieron el sentido de sus vidas.
Ricardo--- (Se para. Habla. No lo escuchan y quedan los tres congelados) ¿Quién es
Churchill? ¡Seguro que es otro viejo! (Se queda mirando la plaza)
Pepe--- ¡No sé si estoy cerca o lejos! Digo que los otros no deben pagar por las
flaquezas de uno. Cuando no se me paro más, me coloque una bomba de succión y de
vuelta el soldado se puso de pie. Erguido, prolijo, lampiño ¿Mi mujer? ¡Contenta!
¡Recontenta! ¡Nunca la amé tanto! Fue nuestra segunda luna de miel. Y algunas otras
también quedaron contentas. Lo sentía ¡pero no sabés cómo lo sentía! ¡Sentía que yo me
inflaba con él!
V. Mujer--- Sos débil, Pepe. (Sorprendido, Pepe mira hacia arriba. Los demás miran
a Pepe) Buscaste protección, en mis ojos ¡Querías que te vea como a un campeón!
Pepe--- ¡Esperen, les dije! No soy un hombre desesperado… Después del segundo
infarto no me dejaron usar más la bomba… y otra vez el trapito… Me atormenta no
tener la certeza de si mi mujer me ama igual que antes... Nada que el champán no cure.
Soy un buen militar. Nos une el gusto por las armas y el andar con disciplina.
Servín--- (Servín, ayuda a Pepe a subirse a la tarima) Veni, veni. Subí. (Calvi y
Servín, giran alrededor de Pepe)
Calvi--- (Comienza a hablar en tono militar) ¡¿Tiene algo para decir?! ¡Coronel Pepe!
Pepe--- ¡No se desesperen camaradas! Yo siempre hablo. A veces, puede ser que me
ponga un poco triste… pero no necesito vivir en pedo ¡Noo, Señor, no! Sólo hablo.
Servín--- ¡Tené cuidado Pepe! Si abrís demasiado la boca cuando hablás, el perro
negro, se te puede meter adentro.
Pepe--- ¡Y dale con el perro negro! ¡Lo escupo, lo vomito a ese perro negro! Están
confundidos camaradas…Tengo un trapito que no se pone duro ni con una helada.
Entonces ¿qué hago con mi vigor? (Habla rápido) ¡Hablo! Hablo, hasta que se me
seque la lengua. Hablo, hasta que me vacié de recuerdos. Hasta que mis neuronas, no
puedan hacer una puta sinapsis más. (Se va quedando sin aire)...Hasta que se me
acaben la palabras de mi propio diccionario.
Calvi--- ¡Respire coronel, respire! Cada paso es el aire podrido que se va. Recuerde que
la disciplina es obediencia.
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Pepe--- Tiene las necesarias para hablar y hablar, hasta que no haya más orejas en este
mundo. Tengan ganas de escucharme o no. Hablo, porque estoy vivo. Vivo con una
muerte encima ¿Qué digo una? ¡Diez, veinte! Los que se fueron, los que perdí y ¡la
concha misma de la lora!... Por ahí, con este trapito (se toca los genitales) me podría
coger a una lorita ¡Qué dicen, camaradas! Una lorita inmune a mi impotencia. Una lorita
que se banque este trapito.
Servín--- (Irónico) ¡Qué postura, Pepe! ¿Probaste enamorar a una lorita? Deberías
intentarlo alguna vez.
Pepe--- No es lo mío.
Calvi--- ¡Coronel! Al enemigo se lo conquista. A las mujeres se las ama ¡No son sus
enemigas!
Pepe--- Camaradas, ahora soy esta banderita que porto como un carnet de identidad,
que dice “¡el coronel padece de discapacidad peneana, las mujeres calientes
abstenerse!”… Pero si una de ellas se excita, (hace la venia) toco el cielo con las
manos… Soy David contra Goliat.
Calvi--- (Marchando junto a Servín) ¡Firme soldado Pepe! (Pepe se pone firme)
¡Importa un carajo lo que usted piense! (Pepe, se muestra contrariado) ¡Muestre armas!
(Pepe, se toca los genitales)
Calvi--- Este tribunal lo acusa de autodenigrarse ¡¿Por qué se denigra soldado Pepe?!
Servín--- (Interrumpe) ¡Soldado! Salude a este tribunal y pida permiso para dirigirse a
sus superiores.
Pepe--- (Hace la venia) Eeehh… pido permiso para hablar… ehh ¡comandante!
Servín--- ¡Hable pero marche, soldado! (Pepe marcha, yendo y viniendo, frente a
ellos)
26
Pepe--- Digo comandante, que me juego. Yo no tengo el recurso del amparo de Dios.
El amparo hace fuerte a los creyentes. Los convierten en robles (mirando a Calvi,
mantiene la venia) ¿No sé qué opina general de los Bonsái?
Pepe--- (Sonríe) General, cualquier cosa menos abandonar. La plaza es todo lo que
tengo.
Calvi--- ¿Sabe qué pasa cuando comienzan a flaquear las articulaciones de las rodillas?
Pasa, soldado, que no se puede mantener en pie y termina arrodillado ¡Ojo soldado
Pepe!
Pepe--- ¡Sí, mi general! Fue sólo una vez, cuando tropecé, por pelotudo, quedé
arrodillado. Parecía que estaba rezando, como pidiendo perdón… Pero ¡¿qué vieron?!
Servín--- ¡Soldado Pepe! La excusa no borra la culpa. Hasta la cobardía puede ser
entendida, al fin y al cabo es un sentimiento humano. Uno puede morir cobarde. (Se
acerca a la cara y lo señala con el dedo) Pero a usted se lo acusa porque se arrodilló
¡¡porque quiiso!!
Pepe--- ¡De ninguna manera! Yo tengo mis rodillas. Toque mis rodillas mi comandante.
¡Toque! (se toca las rodillas). Todavía son fuertes, como rocas.
Servín---Así habrá empezado todo. Tocándose con ellos ¡Usted siempre anda
tocándose! Esa es una gran bajeza ¡soldado! Sólo hay una más grande, que haya gozado
arrodillándose ¡Se lo acusa de querer enamorar al enemigo! mientras amasijaban a su
gente.
Pepe--- (Yéndose del tono militar) No fue así. De ninguna manera. ¡No! ¡No! Yo amo a
mi gente (Para de marchar. Calvi corre la tarima)
Servín--- ¡Vuelva a su lugar soldado Pepe! La plaza le exige obediencia. Usted juró por
la plaza, responda con ¡Señor! (Servín se sube a caballo de Pepe) ¡Avance soldado
Pepe! (Pepe, camina con Servín a caballo de él. Calvi avanza marchando al lado. Los
tres dan vuelta por la plaza)
(Ricardo salta cerca de ellos, como queriendo, él también, subirse sobre Pepe)
Pepe--- (Implorando) ¡Yo nunca me arrodillé! ¡Señor! Dije que fue un accidente, me
distraje. No fue intencional. No sé qué vieron. (Compungido) Yo quería… ¡Ganar!
Servín--- Ganar o perder, soldado, es sólo para nosotros (Levanta los brazos, desde
arriba de Pepe) ¡Los superiores!
Calvi--- Un soldado, sólo tiene que matar o morir. Sus fieles, soldado, lamento
informarle que no retrocedieron ¡Murieron en combate!
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Pepe--- ¡Mi señor! Este soldado… sintió temor, pero nunca retrocedió. Fue el stress lo
que afectó mi corazón. (Acongojado) Peor pena no pude haber tenido.
Pepe--- (Saliendo del tono militar) Paren muchachos ¡¡Noo, no!! ¡De ninguna manera!
Calvi--- ¡¡Síi!! Lo excitaron los uniformes del enemigo, sus posturas, su idioma, sus
armas sofisticadas. Usted decía que las armas sofisticadas, (se abre de piernas, y con
las dos manos hace un gesto de sacarse algo de los genitales que se convierte en un
fusil con el que apunta) salían de las entrepiernas del enemigo (Pepe absorto, con
gestos de negación)
Calvi--- (Mirando a Pepe) ¡Ahh! Pero cómo olvidarlo. El calzado enemigo fue su
fetiche, soldado. Usted, sentía placer por ser pisado por esos calzados.
Servín--- (Le frota la cabeza a Pepe, oliéndola) ¡Aahhh! ¡Huumm! ¡Qué aroma tenían!
¡Recuerdo cómo se marcaban esas pisadas!
Calvi--- Usted… Usted… hasta llegó a decir que de esas pisadas, brotaba aroma a
jazmín. Decía, incluso que valía más ser pisado por el calzado enemigo que una victoria
nuestra ¡¡Del enemigo, señor!! ¡¡Del enemigo!!
Pepe--- ¡Ustedes fueron los que dieron las órdenes! ¡Por favor! Digo, mi comandante,
mi general.
Pepe--- (Ellos siguen marchando alrededor de Pepe) Perdón, pero todo ha sido un
error de interpretación. Yo decía que me hubiera gustado… tener las armas modernas
que ellos tenían, para luchar por lo nuestro.
Calvi--- (Mirando a Servín) Dios no permita que tengamos más soldados como este.
(Señalando a Pepe) Usted soldado, se aprovechó de la necesidad de otros para
satisfacer sus obscenas pretensiones ¡Usted es un pretencioso!
reventar como un sapo. Era hora que se lo digamos soldado Pepe ¡A usted le importa un
rábano lo que le pase a la Patria!
Ricardo--- (Se para da unos pasos, habla y vuelve a su lugar. Nadie lo escucha y
mientras habla los tres personajes quedan congelados) ¿Qué mierda es la Patria?
Servín--- ¡Soldado Pepe! ¿Usted se entregó por miedo a morir? Dígalo de una vez por
toda. Necesitamos ¡le exigimos! ¡Diga, que fue sólo por temor!
Calvi--- Marche perro, avance (Pepe marcha en cuatro patas) ¡Gánese los huesos! ¡Le
ordenamos que ladre ahora! ¡Ladre! ¡Ladre perro! ¡Vomite ya, todo lo negro que
tiene!...
Pepe--- (Se detiene, se arrodilla)…Les juro que yo pedí que me reintegraran. (Señala a
Calvi y Servín) Ellos no quisieron. Hubiera preferido irme a la Antártida que volver con
vida. (Sube la voz) ¡Nadie debe volver de una guerra! Ni ganadores, ni perdedores
¡Nadie!...Tengo la cabeza llena de fantasmas ¡Odio a esos fantasmas que me siguen a
sol y a sombra!...y lo que más odio es que ahora ellos son el único vigor que me queda
¿Para qué mierda quiero mi vigor?… ¿para qué?… (Baja la voz. Calvi y Servín
detienen la marcha) No me jodan…Era joven, sólo quería divertirme un poco más…
(Gira y se dirige a Servín y Calvi) En cambio ustedes, los superiores de la nada, se
cuidan muy bien. Se ubican en la retaguardia de la mismísima ¡puta retaguardia! ¡Nunca
en combate! ¡Nooo señor! No. ¡Que el resto de la humanidad se exponga!... ¿La
comodidad los hizo cobardes? ¡Nooo! ¡¡Los hizo bien hijos de puta!! Se hacen los
compungidos con los que viven en terapia intensiva. Creen que el dolor, es el mismo
estando arriba que abajo, que todos somos iguales ante la ley ¡Pura mierda! ¡Nada es
igual en este mundo, y menos ante la ley! Escriben tratados sobre el dolor humano para
esconder sus miserias. Dan definiciones del amor como si fueran una enciclopedia... Se
ocultan en la necesidad de una mujer para no arriesgarse, porque saben que el amor es
puro riesgo… O sólo consumen el amor que ellas le dan ¡Porque les importa un carajo,
lo que les pasa! Las confunden con sus verdades, sabiendo que el amor es pura ilusión.
Son unos verdaderos parásitos del amor… ¡Mis señores! ¡Mis superiores! ¿Se jugaron
alguna vez sin importarles la denigración o la soledad? La desolación que queda es pura
violencia, señores…No nos jodan, mi general, mi comandante (Hace la venia) ¡No nos
jodan, señores! que somos hombres sensibles, a pesar de todo.
Calvi---Lo sabemos. Pero no podemos hacer otra cosa, somos así. Duros por dentro.
Duros por fuera. Es lo que nos hace durar. Es genético.
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ESCENA 5
El Avioncito
(Ricardo está leyendo la carta, en voz baja, sentado al escritorio. Servín llega a la
plaza contrariado y mirando detrás de él. Inquieto mira a lo lejos. Asustado busca
ocultarse. Ricardo participara de algunas escenas en la plaza sin ser registrado por
los otros)
Servín--- (Llega Pepe y Calvi. Servín nervioso y asustado) Vengan, vengan acá,
¡tápenme! (Los amigos se acercan y Servín se agacha detrás de ellos. Lo miran, no
entienden que está pasando) Viene para acá.
(Servín se masajea el pecho. Baja la cabeza. Mira a lo lejos. Calvi y Pepe trotan en el
lugar. Ricardo gira y mira la escena que sucede en la plaza)
Servín--- ¡Esperen! ¡¿Cómo no van a saber quién es?! Ocho en punto, entra. Es la chica
que siempre viene vestida de negro.
Servín--- ¡Nooo! Cuando se recuesta sobre mí para hacerme la quimio, se ve que abajo
del guardapolvo está vestida de negro. ¡Siempre!
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Servín--- ¡Noo! Es ella la que viene con el escote entreabierto. (Pepe y Calvi con
rostros de sorpresa, se miran)...Y se ve,…esta ¡tooda! de negro.
Calvi--- Mal qué harías, si fue tu intención. Hablás con Dios y resultaste un fetichista
Pepe--- (Burlon, Mira a calvi, señalando a Servín) ¡Es un pelotudo! (Mira a Servín)
No podes hacer semejante escena porque una minita te siga.
Servín---Noo, le hable un par de veces nada más… Ella… es tan bella… Pero le dije la
verdad, que estoy casado
Calvi--- ¡La confundís así! La verdad no impide que la ilusiones... Vos seguís las
enseñanzas (señala a Pepe) de este energúmeno
Pepe--- ¡Tanto escándalo por hablar! ¡Ni la mires! (Hace gestos de estar sacándole la
ropa lentamente)… Le sacás…la ropa… calladito… (Con voz fuerte) ¡O te la querés
coger vestida y a los gritos!
Calvi--- ¿Pero qué es esta plaza? ¡La plaza de la promiscuidad! (Calvi, intenta irse) Yo
vine a caminar. No vine a cubrir sus incontinencias sexuales.
Servín--- (Asustado) ¡Tápenme! ¡Calvi quedate! ¡¿Ustedes son mis amigos?! Cuando
hay que protegerlos a ustedes, todos somos amigos. (Angustiado) Pero les importa una
¡mieeerdaa! lo que me está pasando
Pepe--- Pero boludo ¡¿para qué transgredís, si después no te la bancás?! Te metés con
una pendeja y en la mejor parte salís corriendo.
Calvi--- (A Pepe) ¡Ves! Ya le estás infundiendo tus locuras. (Servín se afirma en las
piernas de los amigos. Agachado espía a través de los pantalones de Calvi)
Calvi--- Ustedes juegan con la primera mujer que aparece. Parecen trogloditas.
Servín --- (Suplicando) ¡Por favor! ¡Ayúdenme! (Servín se aferra fuerte a las piernas
de Calvi) Quedate delante mío… ¡Por favor, protéjanme! (Se aferra a las piernas de
Pepe) Vos también Pepe ¡quedate! (Grita en voz baja) ¡Por favor!
Calvi--- Yo vengo a respirar aire puro… ¿Dónde quedó el amor, la poesía? ¡No me
aprietes! (dirigiéndose a Servín)
Calvi--- ¡Las piernas! ¡No me aprietes las piernas! Y yo te quiero, que es más, pero me
duelen las rodillas.
Servín --- ¡Si me atrapa, no hay vuelta atrás! No se los voy a perdonar ¡Me las van a
pagar!
Pepe--- (Se coloca delante de Servín) ¡Eso! Si tenés huevos, pagale un tipo a tu mujer,
(se acomoda los genitales) y canten (Canta) ¡Felices los cuatro, vamos a ser felices,
felices los cuatro!
(Servín se aferra aún más a las piernas de los amigos impidiéndoles despegarse)
Servín--- ¡Ssshhh!
(Calvi y Pepe forcejean en el lugar sin poder despegarse de Servín. Ricardo los rodea,
intentando meterse en la discusión)
Servin--- ¡Cállense!
Pepe--- (A Servín) ¿Quién mierda te creés que sos? ¡Vos no decidís ni de qué, ni de
cómo se habla en esta plaza!
Pepe--- (Irónico) ¡Miren quien habla! Sólo querés reprimir tus instintos ¡Eso, es pura
soberbia!
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Servín--- (Grita en vos baja) ¡Egoístas! ¡Quédense quietos! (Servín se aferra más a
ellos) ¡Va mirar para acá por culpa de ustedes! Si salgo de esta… prometo que nunca
más… (Pepe y Calvi dejan de pelearse. Servín continúa ocultándose)
Pepe--- (Señala a Calvi) ¡Vos tendrías que haber sido milico! No yo.
Pepe--- ¡Calvi! ¡Déjalo así! Manejar las calenturas es más difícil que sacarle un diente a
un león sin anestesia.
Pepe--- (Burlón) Parece que el señor jefe de terapia intensiva quiere vivir ¡tooda su
puta vida! en un coma inducido.
Pepe--- (Burlón) ¡Siii! Eso es como hacerse una puñeta y tragase el propio semen.
(Ninguno de los dos puede moverse, siguen agarrados por Servín. Calvi vuelve a la
carga tratando de taparle la boca, Pepe se defiende)
Pepe--- Les conviene dejarla pasar. Las mujeres les quedan grandes a ustedes dos.
Servín--- Yo también.
Pepe--- Respeto, ¡las pelotas! Cuando ustedes se asustan las llaman locas
Servín--- (Sigue hablando en voz baja y ronca) ¡No! ¡No! Ella es diferente… Cuando
te mira, sus ojos te prometen paz.
(Pausa)
Calvi--- (A Pepe, enojado) No tenés ni una sola idea que te supere como ser humano.
Sos el típico inmaduro sexual...
(Silencio. Se miran)
Servín--- Amo a mi esposa… Por las noches la abrazo. Ella cree que quiero ocupar toda
la cama (en voz alta, como olvidándose por un instante de la presencia imaginaria de
la mujer de negro) ¡Gordo córrete!, me grita. Necesito saber que está ahí para mí…así
puedo dormir tranquilo.
Pepe--- (Hace un gesto a Calvi de que Servín esta medio loco y sonríe y le sigue el
juego a Servín) ¡Sii! ¡Qué bien le queda esa pollerita negra ajustada! ¡Qué piernas!…. y
con medias negras… zapatos negros con taco aguja… ¡es un minón!
Calvi--- (Enojado) ¡Les dije que yo no voy a hacerme cargo de esto! (Lo mira a Pepe y
le habla en voz baja) ¡Decile la verdad, Pepe! (Pepe lo mira y le hace un gesto
desesperado de negación) ¡Decísela!
Calvi--- (Niega con la cabeza. Molesto. Gesto de que no le importa lo que se dice) ¡No
está bien esto!…Si todos actuamos así el mundo sería…
Pepe--- (Interrumpiendo) Más divertido… (En voz baja a Calvi) ¡Entendé! Es lo único
que tiene.
Servín--- (Mira hacia todos lados, los suelta)… ¿Ya se fue? ¿Ya pasó? (Aliviado)
¡Uuff! ¡No la quiero ver nunca más!... Caminemos por favor.
Ricardo--- (Se acerca a ellos. Los otros quedan congelados) ¡Claro! ¡No lo tienen que
dejar solo! ¡No lo pueden entregar a esa mujer!
34
(Las acciones comienzan en cámara lenta pero rápidamente toman un ritmo normal:
Servín se va poniendo de pie. Pepe y Calvi, se inclinan y lo toman a Servín por la
cintura, quedando cada uno a los costados y detrás de Servín. Pepe y Calvi caminan
empujando a Servín)
Calvi--- Vamos, vamos. Vayan acomodándose. Que vamos a partir o nos partimos
Pepe--- ¡Avanti, Avanti! No queremos excusas mariconas (Irónico) ¿Otro día sin
relaciones carnales?
Calvi--- ¡Ya se prendieron los motores! ¡Abran las alas! (Pepe y Calvi levantan los
brazos libres, de los costados exteriores de la formación y mueven el cuerpo
bamboleánose, haciendo ruido de motores)
Pepe--- ¡Levantá las alas Servín! Si tirás para abajo, no podemos despegar.
Servín--- (Levanta los brazos) ¿Así, así?... Ustedes están totalmente locos.
Pepe--- ¡Después de tantos siempres y para siempres, carajo! Para siempre le dije a mi
mujer. Para siempre le dije a Marta, a Susana.
Calvi--- ¡Vamos, Servín! (Irónico) Sos un verdadero compendio del amor ¡Aplausos,
aplausos de toda la tribuna!
Servín--- El amor no se exige. Pero mi mujer banca mi lucha. Hace veinte, treinta años.
Pepe--- ¡Dale, dale Servín! ¡Es con tu pija, que tenés que avanzar! ¡Si la tenés más
grande que la cruz de una catedral!
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Servín--- (Angustiado) ¡¿Mi cruz?! ¡Mi cruz, son mis cuatro conchudos cánceres!
Pepe--- ¡Anticipate! (Pepe, junto con Calvi mueven la pelvis hacia adelante y hacia
atrás. Servín, en el medio de los dos, se resiste a ese movimiento) ¡Montátela! … ¿Qué
querés? ¿Pedirle permiso a tu mujer?
Pepe--- (Con vos de relator, haciendo que tiene un micrófono en la mano) ¡Atención,
pasajero Servín! ¡Escuche! Imagínese que las Torres Gemelas es una mujer, y el avión
es usted con su pija. Cuando eyaculan, explotan en millones de átomos calientes. Como
explotaron las Torres ¡Eso es vértigo! Es la gran teoría del Big Bang. Todo nace a partir
de una gran eyaculación. El Big Bang, fue el primer gran orgasmo de Dios. Y todavía
salpica ¡Meta Big Bang el tipo!
Servín--- (Enojado) ¿Por qué no te metés el Big Bang en el orto? Dios está para otra
cosa. Está para protegerme (llora, lo toma de la ropa a Calvi)… ¡y no lo está haciendo!
Calvi--- ¡Bueno, bueno! Remontemos otra vez, que los motores están calientes
¡recalientes!
Servín--- ¡No, no! ¿A dónde me quieren llevar? Calvi, vos no sos así. (Calvi lo toma
por los hombros)
Calvi--- ¡Servín la plaza lo impone!¡Sentila! (Le acaricia con las manos la cara y los
hombros) ¡Acá, las brisas ahuyentan las tormentas!
Pepe--- (Le hace cosquillas en el estómago a Servín, que se ríe con vergüenza
arqueándose hacia adelante) Dale Servín, que no llegamos más. ¿Cuántas vueltas nos
quedan?
36
Pepe--- Este, se va a poner una sotana para meterse en la cama con la pendeja.
Servín--- (Grita enojado) ¡Les parece que no tengo derecho a mi vida! (Sigue en tono
de enojo) Yo no sé cómo era, ni como soy ¡No quiero mostrar miserias! ¡Quiero vivir
aunque sea con un palo metido en el orto! ¿Es justo? Con cuatro conchudos cánceres, no
hay justicia que valga.
Calvi--- El señor letrado ha hecho su descargo ¡Vamos Servín! ¡Ya no se puede alegar
legítima defensa!
Pepe--- ¡Upa! ¡Upa! Labios secos, penes mustios, cuerpos ilícitos. No hay malicia
señores.
Calvi--- Dale, dale. (Lo mira a Servín) Empecemos de una vez, que no llegamos a
tiempo.
ESCENA 6
Epílogo. La plaza
37
Pepe--- ¡Cuidado! ¿A dónde vas? Es por acá. Siempre doblamos acá. Ya tenemos
bastante con que Servín no venga más.
Calvi--- (Le señala la esquina) Servín se fue con la enfermerita que lo andaba
buscando. Pobrecito… ¡Dale! Vamos hasta la esquina, y después doblamos.
Pepe--- ¡Calvi! ¡Pobrecito nosotros!… No nos salgamos del circuito ¡Vení para acá!
Siempre caminamos en redondo. Nunca fuimos hasta la esquina, ni doblamos en ángulo
recto ¡Menos ahora!
Calvi --- (Sigue caminando hacia la esquina) Pepe, ¿tenés miedo de seguir de largo?
Pepe --- (Se sale del circuito en busca de Calvi y lo toma de un brazo) ¡¡No sigas!!
¡Carajo! ¡Vení para acá! (lo trae hacia el circuito)… parece que no entendés nada! Javi
se fue a la Antártida y no volvió más. (Ricardo se va hasta la esquina de la plaza y
mira a lo lejos) Servín, acaba de irse. Tanto que combatió….
Ricardo--- (Se acerca a Pepe, lo rodea como un coaching, actitud que luego se
mantiene) ¡Pepe! ¡La vida se disfruta como viene!
Calvi--- Sí. Pero fue después de lo de su mujer, que Servín cayó en picada… hasta la
Antártida no paró.
Pepe--- (Sigue agarrando a Calvi) ¡Por eso! No quiero que vos sigas de largo. La plaza
es acá, es un pedazo de tierra firme. Más allá (señala el exterior) no es la plaza… es la
Antártida o ¡la concha misma de la lora!
Calvi--- (Se saca el brazo de Pepe) Pará Pepe. Calmate… Sólo te digo que deberíamos
tratar de caminar sin pensar si volvemos o no.
Pepe--- ¡Ya es tarde! Si no lo hicimos ni cuando éramos cuatro. Ni cuando éramos tres.
Menos lo vamos hacer ahora que quedamos solo nosotros dos. Nos conviene
atrincherarnos acá. La plaza siempre fue redonda.
Calvi--- ¡Y dale! ¡Siempre con la misma canzonetta! ¡A ver! ¿Cuál es la gran cagada
que nos podemos mandar si cambiamos el repertorio?
Calvi--- Sí, sí. Ya lo vi. Ayer estaba. Y si no lo arreglan, mañana también va a estar.
Pepe--- ¡Nunca me importó! Ahora… sé hasta dónde cagan los perros. Sé dónde hay
sombra y dónde hay sol. (Le señala el circuito) Si seguimos por acá, será difícil que nos
sorprendan, que nos dañen ¡¿Me entendés?!
Calvi--- Pepe, la plaza no te agarra, te engaña. Esta puta repetición nos tiene
desorientados (Señala un árbol) Ves ese árbol, aunque lo pases después vuelve a estar
delante tuyo (Ricardo sigue las indicaciones abrazado a Pepe) ¡¿Cómo es eso?! Si
siempre vemos lo mismo no sabemos si retrocedemos o avanzamos. (Cambia el sentido
de la vuelta) ¡Date vuelta! (Señala hacia el exterior) Esas casas que estaban a la
derecha, ahora aparecen a la izquierda ¡Estamos perdidos! En cambio la línea recta nos
orienta. (Extiende un brazo hacia atrás y otro hacia adelante, como dirigiendo el
tránsito) Lo de adelante, está adelante, y lo de atrás está atrás. La izquierda es la
Izquierda y la derecha es la derecha. Sino nunca sabremos donde vamos.
Calvi--- (Se despega de Pepe y camina en diagonal por la plaza, en línea recta,
apurando el paso y seguido por Ricardo) ¡Pero me aburrió! Hice todo por ella.
¡Hicimos todo por ella!...siempre lo mismo me asfixia…¡¡Quiero sorpresas!!
(Tropieza)
Pepe--- ¡Ahí tenés tu sorpresa! Yo no quiero caerme por nada del mundo.
39
Ricardo--- (Hace fintas, flexiones y tira trompadas al aire) ¡Dale, Pepe! ¡Nunca te
arrodillaste! ¡No lo hagas ahora!
Calvi--- (Vuelve al circuito) ¡Las mías, todavía, están firmes como rocas!
Calvi--- Lo que pasó, pasó. Tenemos la cabeza llena de miedos. Hay que superarlos.
Pepe--- Pienso en Servín. A Servín, no le cabe pelotudo ¡Hijo de recontra mil putas! le
cabe. Servín, creía en el amor. Creía en Dios y nosotros no tenemos ni la menor idea de
su existencia.
Ricardo--- (Hace fintas alrededor de Pepe, sigue tirando trompadas al aire, más
cerca de Pepe) ¡Arriesgate, Pepe! ¡¿No te animás?! ¡Dale! ¡Enfrentame!
Calvi--- ¡Javi y Servín! ¡¡Y la concha de la lora!! ¡Pará Pepe! ¡¡Me tenés arto!! ¡¡No
rompas más las pelotas!!... Algún día volveremos a encontrarnos con ellos. No pienso
en ese día. Pienso en hoy.
Pepe--- ¡Me resulta difícil!... Lo que sigue al dos, para mí, no es el uno, es el cero
¡Uno es cero! ¿Me entendés Calvi? Si me toca a mí ser el último, no voy a ser el uno
¡voy a ser el cero!
Calvi--- ¡Hasta la matemática te da miedo! ¡Vení! (Lo toma del brazo, Pepe se suelta)
¡Veni!
Ricardo--- (Enojado) Dale viejo, (Empuja a Pepe hacia Calvi) ¡Avanti! Acompañalo
(Empuja a Pepe por la plaza. Pepe con cara de desesperación)
Pepe--- (Se acercan a Calvi. Pepe se tropieza) ¡Que viento! (Ricardo trata de
sostenerlo)
Ricardo--- ¡Déjate de joder!... (Cae Pepe) ¡Seguime! ¡Seguime! (Cae Ricardo sobre
Pepe) Me torturaban sus palabras. (Calvi se acerca a Pepe para ayudarlo a levantarse.
Ricardo se incorpora solo y volviendo al escritorio) Le pedí mil veces que me
acompañara. A fútbol, a natación. ¡Sí! ¡Tenía miedo! ¿Y qué? Por suerte las lágrimas
ocultaban mi vergüenza… Sólo quería que me vieras. Eras mi ídolo…hasta que la
intensidad de tu ausencia me noqueó…te fuiste con tus amigos. ¡¿Vos me querías
boxear?!...Una vez escuche “¡te quiero hijo!”, me di vuelta… Sabía que no eras vos…Si
por cobarde, ni siquiera me dijiste quién eras (Se sienta en el escritorio) ¡Pero yo si te
lo dije cuando volviste! (Se para) ¡Este camino lo voy a hacer solo! Seré como el aire,
invulnerable a tus golpes... (Se sienta) ¡Me lo prometí! Me lo prometí.
40
Pepe--- (Lo toma de la ropa. Lo mira fijo. Suspira) ¡Hay demasiado viento acá!
Pepe y Ricardo--- Pero a mí, la ida de Servín, me hizo mierda... (Sigue Ricardo con la
lectura en voz alta. Pepe y Calvi caminan por la plaza y salen de escena)
Ricardo--- (Desde el escritorio sigue la lectura en voz alta) Sólo quedamos vos y yo.
No puedo dejar de pensar en que seré el último de los cuatro. Estaré solo, inundado de
pura soledad ¡La puta madre! Ustedes han confiado en mí y han sido mi sostén.
Nuestros diálogos eran fuego cruzado ¡nos cagábamos de risa y bien a palos! Nos
apresurábamos por llegar a tiempo a la parrilla, antes de que cerraran ¡La vida por una
bondiola de excelencia! Imposible superar esos momentos...Mis piernas están débiles,
me duelen y si me caigo, a mi lado, no habrá nadie que me ayude a levantarme. Sé, que
no puedo hablar de esto cara a cara, con vos. Estimo, que me convencerías de lo
equivocado que estoy, y tal vez tendrías razón. Me conocés, sabés que me violenta
quedarme solo. El vacío me aplasta. Vos, tenés más fuerza que yo. Perdóname, pero te
dejo solo, último. La plaza ya no es para mí. Siempre estaré esperándote. Un abrazo
grande. Te quiero. Los quiero. Pepe. (Entra Calvi)
FIN