1. FUNDAMENTOS DE CORROSIÓN
Una definición bastante aceptable de la corrosión es el deterioro que sufre un material a consecuencia de un
ataque químico por su entorno.
Siempre que la corrosión esté originada por reacción química, la velocidad a la que tiene lugar dependerá en
alguna medida de la temperatura y de la concentración de los reactivos y de los productos. Otros factores,
como el esfuerzo mecánico y la erosión también, pueden contribuir al deterioro.
La mayor parte de la corrosión de los materiales concierne al ataque químico de los metales, el cual ocurre
principalmente por ataque electroquímico, ya que los metales tienen electrones libres que son capaces de
establecer pilas electroquímicas dentro de los mismos. Las reacciones electroquímicas exigen un electrolito
conductor, cuyo soporte es habitualmente el agua. De aquí que en ocasiones se le denomine "corrosión
acuosa". Muchos metales sufren corrosión en mayor o menor grado por el agua y la atmósfera. Los metales
también pueden ser corroídos por ataque químico directo procedente de soluciones químicas.
Otro tipo de degradación de los metales que sucede por reacción química con el medio, es lo que se conoce
como "corrosión seca", que constituye en ocasiones una degradación importante de los metales especialmente
cuando va acompañado de altas temperaturas.
Materiales no metálicos como las cerámicas y los polímeros no sufren el ataque electroquímico pero pueden
ser deteriorados por ataques químicos directos. Por ejemplo, los materiales cerámicos refractarios pueden ser
atacados químicamente a altas temperaturas por las sales fundidas. Los polímeros orgánicos pueden ser
deteriorados por el ataque químico de disolventes orgánicos. El agua es absorbida por algunos polímeros
orgánicos, provocando en ellos cambios dimensionales o en sus propiedades. La acción combinada de oxígeno
y radiación ultravioleta es susceptible de destruir algunos polímeros, incluso a temperatura ambiente. En estos
casos suele utilizarse el término degradación.
Un principio natural en todos los campos de las ingenierías es la degradación de las máquinas y piezas en
servicio. Es obvio demostrar que la corrosión constituye una de las fuentes importantes de degradación de los
ingenios diseñados por el técnico. Combatir la corrosión significa: prolongar el tiempo de servicio de un
ingenio, disminuir su mantenimiento, diseñar con menor costo para un tiempo definido de servicio, o, cuando
no, impedir accidentes que pueden provenir de fracturas súbitas, consecuencias del proceso corrosivo.
Un recipiente conteniendo una solución acuosa, figura 1, denominada electrolito, que baña dos electrodos de
metales diferentes, por ejemplo y , que se encuentran unidos por un conductor eléctrico en el que se
intercala un voltímetro. Un flujo de electrones circula por el conductor desde el al , lo que significa una
corriente eléctrica desde el al según la convención de signos de éstas. El voltímetro indicará este paso
de corriente. Este es el principio de la pila galvánica, de Luigi Galvani, que convierte la energía química en
eléctrica. El se corroe pasando a hidróxido magnésico según la reacción:
La tendencia a la reacción,
El magnesio, en este caso, constituye el ánodo; pues es donde se ubica la degradación del metal.
5. DIAGRAMA DE EVANS
La mayoría de los factores que afectan a la velocidad de corrosión se pueden comprender a partir de la
superposición gráfica de las curvas intensidad/potencial para las reacciones de disolución del metal y de
reducción.
Ordenadas: valores crecientes del potencial
Abscisas: intensidades de las corrientes de oxidación y de reducción, sin tener en cuenta su signo (valores
absolutos).
También es frecuente representar el potencial en función del logaritmo de la intensidad de corriente, con
lo que en general se obtienen líneas rectas.
Punto de intersección corresponderá al potencial y corriente de corrosión.
La forma que presenta el diagrama de Evans depende de las características cinéticas de cada proceso.
Figura 4. Diagrama de Evans. Efecto de: A. la corriente de intercambio; B. el coeficiente de transferencia y C. el potencial de equilibrio
sobre la velocidad de corrosión de los metales.
Figura 5. Controles
6. PASIVACIÓN
Un metal activo en la serie electroquímica se considera pasivo cuando su comportamiento electroquímico
llega a ser el de un metal apreciablemente menos activo o más noble.
La pasivación de un metal, en lo que concierne a la corrosión, tiene que ver con la formación de una capa
superficial de protección de productos de reacción que inhiben reacciones posteriores. En otras palabras,
la pasivación de los metales se refiere a su pérdida de reactividad química en presencia de unas
condiciones ambientales particulares. Muchos metales y aleaciones importantes en ingeniería se pasivan y
se vuelven muy resistentes a la corrosión en entornos oxidantes de moderados a fuertes. Ejemplos de
metales y aleaciones que muestran pasividad son el acero inoxidable, níquel y muchas aleaciones de éste,
titanio, aluminio y muchas de sus aleaciones.
Los electrolitos pasivadores son por lo general agentes oxidantes inorgánicos; los que son capaces de
crear capas de óxidos absorbidas por la superficie e impermeables al posterior ataque corrosivo.
No todos los metales o aleaciones pueden sufrir esta fuerte polarización por corrientes anódicas, teniendo
sólo éstos el calificativo de pasivos.
Existen dos teorías principales respecto a la naturaleza de la película pasiva:
1) la teoría de la película de óxido;
2) la teoría de adsorción.
En la teoría de la película de óxido se defiende que la película pasiva es siempre una capa que actúa como
barrera de difusión de productos de reacción (por ejemplo, óxidos metálicos u otros compuestos)
separando el metal de su entorno y que disminuye la velocidad de reacción.
En la teoría de adsorción se cree que los metales pasivos son cubiertos por una película quimiadsorbida de
oxígeno. Se supone que tal capa desplaza las moléculas de , adsorbidas normalmente, y reduce la
velocidad de disolución anódica, involucrando la hidratación de los iones metálicos.
Las dos teorías tienen en común que se forma una película protectora en la superficie del metal, de modo
que el grado de pasividad redunda en un aumento de la resistencia frente a la corrosión.