Está en la página 1de 2

“Adorando en Espíritu”

Muchas personas piensan que la manera de adorar no es importante; siempre y cuando


uno adore. Se puede adorar a Dios a lo largo y ancho de todas las denominaciones casi
de cualquier forma y creo con todo mi corazón que esto esta mal. Pero de la misma
manera los hermanos de la Iglesia de Cristo cometen un grave error cuando aunque de
la manera correcta, no adoran con la prontitud de espíritu, para servir a su Dios.

En Juan 4, encontramos la historia de Jesús y la mujer samaritana, en el versículo 24


Cristo le enseña que ya no habría necesidad de adorar en el monte de Sicar o en
Jerusalén, mucho menos importaría la nacionalidad, porque los judíos y los samaritanos
no tenían una buena relación. Sino que Cristo le dice que quienes adoraran a su Padre
tendrían que hacerlo en Espíritu y en verdad.

Hoy sabemos que si importa la manera de adorar, sabemos que lo hacemos en verdad.
Estamos siguiendo el patrón de Hechos 2:42.

a) Perseveramos en la doctrina apostólica


b) Perseveraban el la cena del Señor
c) Perseveraban en las oraciones
d) Perseveraban en la comunión cristiana

Realmente todos conocemos esto, y sabemos que lo practicamos de la manera correcta,


la pregunta aquí seria ¿Cuántos miembros de la Iglesia de Cristo adoramos a Dios en
Espíritu? Reflexionemos si en realidad, adoramos en Espíritu.

Empecemos por el hecho de ir a la Iglesia. El Salmista decía “Yo me alegré con los que
me decían: A la casa de Jehová iremos.” Salmos 122:1 ¿Cuántas veces en lugar de
alegrarnos con los que nos invitan a la iglesia decimos con voz tediosa y cansada, “al
rarito voy”, “ay después, vayan ustedes”, “un domingo o miércoles que falte no pasa
nada”, “a que voy si todos los hermanos son unos hipócritas”. Pero dígales “vamos a
una fiesta o al cine”, “vamos a comprar ropa”, “vamos a ver la novela” y aquí es donde
quiero poner un claro ejemplo. El domingo pasado (16 septiembre de 2007) termino una
novela de las mas conocidas en los últimos tiempos, no hace falta que diga el nombre.
Según la agencia NOTIMEX, dicho melodrama alcanzo un promedio de raiting de 40.6
a nivel nacional. Sin imaginarnos lo que pudo alcanzar en su “GRAN FINAL” A lo que
voy es que es increíble como no aficionamos tanto por una novela y no somos capaces
de aficionarnos para servir a Cristo. Hermanos y hermanas por igual, ya anhelaban que
fueran las 8:00 p.m. Si tenían que hacer un mandado lo hacían antes de que empezara la
novela, si tenían alguna cita o algo que hacer lo postergaban, para después de que se
terminara la novela, eso sin imaginar las posibles disputas por la televisión en ese
horario. Yo me pregunto, ¿No seria bonito esmerarnos de esa manera, para venir a la
Iglesia? Postergar citas, visitas de familiares lo que sea con tal de ir a la iglesia, hacer
nuestros mandados o aun de ser necesario pelear por nuestras convicciones, como diría
Pablo “En esto no os alabo” 1 Corintios 11:22. Esto pasa por una sola razón, porque aun
somos carnales (Romanos 8:7-8) Cuando nosotros somos espirituales podemos ver las
maravillas de Dios y agradecerle por todo lo que el nos da, vida, salud, vestido calzado,
manutención, y no acabaríamos de contar la bendiciones de Dios y si no adoramos a
Dios en Espíritu no nos engañemos creyendo falsamente que somos hijos de Dios
(Romanos 8:9) Solamente así podremos decir, que nos alegramos al ir a la casa del
Señor.

Nosotros deberíamos amar reunirnos como Iglesia, porque ahí es el lugar de adoración y
ahí nosotros le damos gloria y honra. (Efesios 3:21) Si bien es cierto que para nosotros
es un deber ser cristianos todo el tiempo, es un privilegio poder reunirnos ante el trono
de la gracia del Señor (Hebreos 4:16) Un privilegio que deberíamos valorar, porque es
un privilegio que solo los cristianos tenemos. Además Dios nos a dado a nosotros, la
iglesia un lugar preponderante en este mundo (Efesios 3:10) Este es un ministerio
grande que nosotros como iglesia debemos cumplir, pero llevar el evangelio no solo
significa predicarlo, sino vivirlo.

Tenemos que poner mucho cuidado en como adoramos al Señor y la solemnidad con la
cual le servimos, porque un día estaremos en el cielo sirviéndole de una manera especial
allá en el cielo. Pero sino logramos adorarle dignamente aquí, jamás, jamás siquiera
tendremos la oportunidad de hacerlo allá en el cielo. Note según Apocalipsis 4:8-11 y
Apocalipsis 5:11-14 ¿Cómo es la adoración que se ofrece a Cristo en el cielo? ¿Es una
adoración solemne, sublime? ¡Si! ¡Yo creo con todo mi corazón que así es! ¿Cree usted
que allá en el cielo va a poder adorar y va estar dándole de comer al niño, que va a
terminar de mascar su chicle y lo va a pegar debajo de la banca, cree usted que va a
poder llegar a la hora que quiera al culto o simplemente no ir? ¿Cree que va a poder
decir que: “que aburrida estuvo la predicación”? ¿O que allá va a poder seguir cantando
con el mismo animo que un gorrión a punto de morir? Quienes vayan a cantar allá en el
cielo, deben de ser personas santas realmente consagradas (Apocalipsis 7:9-17)

Muchas veces adoramos a Dios y nos olvidamos de que ahí esta Cristo en medio de
nosotros (Mateo 18:20) Imagínese que triste seria que usted hubiera hecho un gran y
enorme sacrificio por las personas que ahí están reunidas, que hicieran una reunión en
su honor y que mientras hacen oración muchos no quieren ni hincarse por no ensuciar
su ropa, que cuando cantan himnos en su honor, no los cantan como cuando cantan
canciones para otras personas o para satisfacer su deseos carnales, que cuando hablan de
su palabra, en vez de leer la Biblia preferirían estar leyendo el periódico o la revista de
“vanidades”, que cuando recordamos su muerte, estamos ahí haciéndole caras al bebe de
brazos o picándoles las costillas, que cuando participamos de la ofrenda le damos menos
de lo que le daríamos a un limosnero

Si Dios le dijo al pueblo de Israel ¿Aceptare yo eso de vuestra mano? ¿Por qué creemos
que si lo aceptara de las nuestras, cuando le damos exactamente la misma porquería de
adoración?

También podría gustarte