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U1A2 PENSAMIENTO

ADMINISTRATIVO
Programa Educativo

Universidad Abierta y a Administración de Empresas Turísticas

Distancia de México Asignatura

Fundamentos de la Administración

MARIANA CASTRUITA CRUZ ES1821016350


Pensamiento
administrativo
Ensayo: Taylor y la administración científica

INTRODUCCIÓN
Frederick Winslow Taylor (1856-1915) quien fuera el pensador que a través de su obra
Principios de la Administración Científica, condensó a principios del siglo XX las teorías e
hipótesis propuestas por una serie de científicos, comerciantes y empresarios en una sólida
propuesta con la cual se buscaba eliminar al máximo enemigo de las fábricas: la holgazanería
de los obreros.

Durante los primeros años del siglo XX, Estados Unidos y otros países desarrollados, como
Japón, se encontraban en un momento crucial para consolidar su posición mundial como
pioneros del desarrollo industrial. Específicamente en EUA comenzaron a surgir numerosas
fábricas especializadas en diversos productos, muchos de ellos de origen artesanal, y que
gracias al rápido crecimiento de la demanda de tales objetos, pronto vieron superada la
capacidad de sus artesanos y se vieron obligados a transformar a sus talleres en fábricas.
(Barba Álvarez, 2010)

Gracias a la evolución que sufrieron tales talleres y la creciente competencia que surgía
alrededor de éstos, los empresarios líderes de las fábricas se encontraron frente a una
complicada posición que los llevó a buscar mejores maneras de producir sus objetos, en
donde la rapidez de producción sería uno de los máximos objetivos a perseguir, junto con la
mejor calidad posible y el menor costo de fabricación. Estas tres condiciones deseables a
alcanzar en las fábricas fueron las que llevaron a numerosos científicos y pensadores a
desarrollar sus teorías para mejorar sustancialmente al ámbito industrial estadounidense, tales
como Henry R. Towne, Wn. Kent, F. A. Halsey y F. W. Taylor, entre muchos otros; autores que
publicaron numerosos libros analizando las condiciones actuales de las empresas y
proponiendo posibles medios de mejora para alcanzar el estado ideal de las mismas.

Específicamente Taylor tomó como fundamento para el desarrollo de su propia teoría, a la que
denominaría como administración industrial o administración científica, los trabajos de Henry
Metcalfe (militar), Henry Towne (empresario) y Frank Gilbreth (ingeniero), quienes buscaron de
manera independiente resolver los problemas de organización y producción de las empresas.
(Barba Álvarez, 2010)

El trabajo desarrollado por Taylor, que lo convertiría en el llamado padre de la administración


científica, es considerado como uno de los puntos clave de la historia de la administración,
principalmente porque a través de su propuesta de organización empresarial buscó
revolucionar por completo la manera en la que las industrias trabajaban hasta ese momento,
cuestionó el papel de los obreros y de los empresarios, así como el impacto de sus
respectivas actitudes en la producción y productividad de la industria.

FUNDAMENTOS DE LA ADMINISTRACIÓN
CIENTÍFICA
La teoría de la Administración Científica de Taylor fue presentada a manera de un texto
homónimo a través del cual sienta su propuesta por medio de la mención de puntos clave para
el mejoramiento sustancial de una empresa. El libro inicia con el siguiente postulado con el que
busca, de una manera contundente, resumir en apenas unas líneas la intención final de su
propuesta administrativa:

“El objeto principal de la administración ha de ser asegurar la máxima


prosperidad para el patrón, junto con la máxima prosperidad para cada
uno de los empleados”. (F. W. Taylor, 1911)

Con este postulado, Taylor declara que, para considerar que una empresa pueda ostentar el
atributo de exitosa, deberá de fomentar la prosperidad tanto del patrón como de los obreros, y
a pesar de lo que pareciera, con el adjetivo próspero no busca tan sólo una validación
económica, sino además de ésta, un mejoramiento sustancial de la relación entre ambos
actores de la empresa, así como el fortalecimiento de sus habilidades y del crecimiento de la
capacidad técnica y creativa de todos.

Respecto a esto, Taylor señala que la máxima diferencia entre un empleado próspero y uno
que no, es notable inmediatamente dado que el buen obrero mostrará su valía en la
productividad y en su capacidad de proveer el máximo esfuerzo de manera constante a lo
largo de su jornada laboral. Contrario a éste, un mal obrero será aquel que a lo largo de su día
de trabajo muestra constantemente una actitud holgazana y buscará la manera de engañar al
patrón respecto a su verdadera capacidad de producción, permitiéndole de esta manera
trabajar lentamente y descansar lo más posible sin estar en riesgo de perder su trabajo.

Taylor notó que la holgazanería es la mayor enfermedad que puede tener una empresa y que
ese debe de ser la actitud a contrarrestar a través de una adecuada administración industrial.
La propuesta de Taylor se puede resumir de la siguiente manera:

“La aceleración de la cadencia de ciclos de movimientos en los puestos


de trabajo y la disminución del tiempo muerto de la jornada de trabajo
mediante principios generales de organización del trabajo, disminución
de la autonomía de los trabajadores y vigilancia y control permanente en
la ejecución de la norma de rendimiento”. (Barba Álvarez, 2010, p.26)

Resulta notable el enfoque mecánico en la teoría de Taylor, a través de la cual se propone que
para mejorar el rendimiento de los obreros, se les debe de asignar una tarea específica con la
menor movilidad posible, produciendo de esta manera que la pérdida de tiempo sea mínima.
Gracias a la asignación de labores definidas, el obrero podrá verse insertado en una cadena de
montaje (concepto también aplicado por Ford en sus industrias de manera exitosa), y por lo
tanto su trabajo sería el principio y fin del de otro obrero, produciendo de esta manera que la
consecución de pasos mantuviera un ritmo fijo y constante, permitiendo así que el empleador
tuviera un control absoluto sobre los niveles de producción esperados.

Fue así como Taylor visualizaba a la empresa perfecta: semejante a una gran maquinaria:
exacta y eficiente. A través de cuatro postulados básicos les propuso a los empresarios la
revolución de sus industrias:

“Selección científica de los trabajadores; análisis científico del trabajo;


cooperación estrecha entre los planificadores del trabajo y los
trabajadores y, finalmente, igual responsabilidad entre administración y
trabajadores”. (Barba Álvarez, 2010, p.26)

No es ninguna sorpresa que la teoría de Taylor fuera inmediatamente adoptada por un gran
número de empresas dentro y fuera del territorio norteamericano, y que los resultados de su
aplicación fueran a primera vista, exitosos. Sin embargo, y como era de esperarse, la
constante presión sobre los obreros, la estandarización de los procesos y la búsqueda de la
reducción de tiempo de ocio dentro de las cadenas de montaje, producirían nuevas
problemáticas en las fábricas: el desinterés laboral, la frustración de los obreros y la rápida
rotación de personal.

ANÁLISIS Y CONCLUSIONES
El taylorismo o la teoría de la administración científica fue uno de los movimientos
administrativos más notables e influyentes del siglo XX. Su surgimiento fue en el centro de la
revolución industrial americana, justo en el momento en el que los antiguos talleres artesanales
comenzaron a enfrentarse ante nuevos volúmenes de producción exigidos por la alta demanda
y a la búsqueda de mejores precios para mantenerse competitivos en un entorno que se iba
poblando día tras día de nuevas fábricas.

En su origen la teoría de Taylor pareciera ser una respuesta sin posibilidad de fracaso ante
tales problemáticas: al analizar los movimientos y procesos dentro de las empresas bajo la
lupa y procedimiento científicos, sería posible detectar los momentos en los que los obreros
desperdiciaban valiosos minutos o ejercían tareas ociosas, para así buscar una manera de
hacer más eficiente tales trabajos. La propuesta de Taylor se concentraba en la especialización
de la mano de obra, disponiendo a un obrero en específico para realizar una tarea puntual
dentro de una gran cadena de montaje, concentrando así toda la fuerza y movimientos a
resolver tan sólo un paso dentro del proceso de fabricación del producto, evitando así que los
trabajadores se distrajeran transitando dentro de la fábrica o realizaran diversos procesos en
los que pudiera no ser tan hábil y afectara la calidad de la pieza final.

A pesar de que en origen los resultados de la aplicación de la teoría de Taylor fueron notables
y exitosos, poco a poco comenzaron a surgir nuevas problemáticas en las fábricas,
principalmente dentro de la población de obreros, quienes se vieron transformados en sólo
piezas dentro del proceso de fabricación industrial y con ello, su motivación y compromiso
dentro del trabajo, mermada. Los obreros que laboraban bajo el estándar taylorista se
encontraron ante una nueva situación laboral: estarían durante toda su jornada realizando tan
solo una actividad, hora tras horas y pieza tras pieza, con tiempos controlados de descanso y
un rendimiento mínimo a alcanzar.

La teoría de Taylor es una enfocada en la productividad y en el aprovechamiento máximo del


recurso humano dentro de la industria, sin embargo pareciera haber olvidado por completo el
componente psicológico de los obreros, la necesidad humana de sentirse motivados para la
realización de cualquier actividad y la búsqueda constante por enfrentarse a nuevos retos y
aprendizajes; sin dejar de lado la imposibilidad del cuerpo humano por realizar un movimiento
en específico constantemente sin comenzar a sentir dolor o cansancio extremo. Los obreros,
quienes antes contaban con la libertad de moverse de una actividad a otra dentro del proceso
de fabricación y quienes antes se desempeñaran como artesanos, comenzaron a sentirse
desmotivados y poco comprometidos con la empresa, y por ello los niveles de rotación de
personal comenzó a incrementarse en las fábricas que adoptaron el modelo de Taylor,
provocando de esta manera que la plantilla de trabajadores cambiaran constantemente y se
integraran a tales industrias, nuevos obreros con poca o nada de experiencia en el campo.

Gracias al enorme impacto que tuvo la teoría taylorista y a las numerosas industrias que la
adoptaron, poco a poco se fue transformando en aplicaciones mucho más amables, como lo
es el caso de Ford, en donde los incentivos monetarios y la constante motivación al obrero
producían mejores resultados a largo plazo que en aquellos donde la aplicación de la
administración científica fue directa.

A pesar del aparente desencanto que podría parecer la propuesta de Taylor a la industria,
también vale la pena reconocer el enorme esfuerzo que implicó la observación y análisis de las
fábricas estadounidenses para detectar las problemáticas que afectaban la productividad y
calidad de los productos, así como la gran utilidad que tuvo tal estudio para mejorar
sustancialmente los procesos industriales y la organización de los obreros y empresarios para
fomentar una mejor comunicación entre los diferentes departamentos. La administración
científica representa el inicio de larga historia de teorías y postulados que buscaron a su
manera mejorar a las empresas, y sus postulados aún hoy en día, un siglo después, siguen
siendo el fundamento de muchas prácticas industriales.

La historia ha demostrado que Frederick Winslow Taylor fue un pensador brillante y que su
teoría nunca podrá ser olvidada, tanto por sus virtudes como por sus flaquezas, y sus
postulados guiarán a generaciones de administradores e ingenieros industriales para buscar el
mejoramiento sustancial y constante de sus empresas sin dejar de lado nunca la búsqueda de
la prosperidad del patrón ni del trabajador.

FUENTES DE CONSULTA
Barba Álvarez, A. (2010, 1 diciembre). Frederick Winslow Taylor y la administración científica:
contexto, realidad y mitos | Barba Álvarez | Revista Gestión y estrategia. Recuperado 25
septiembre, 2018, de http://gestionyestrategia.azc.uam.mx/index.php/rge/article/view/103/96

Taylor, F. W. (s.f.). Principios de la Administración Científic. Recuperado 25 de septiembre,


2018, de http://iindustrialitp.com.mx/msamuel.lopezr/
Principios_de_la_Administracion_Cientifica_Frederick_Winslow_Taylor.pdf

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