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Magistrado Ponente:
Dr. ALVARO TAFUR GALVIS
Bogotá D.C., veintiocho (28) de junio del año dos mil cinco (2005).
SENTENCIA
I. ANTECEDENTES
Código Civil
El demandante afirma que el inciso primero del artículo 636 del Código Civil
es contrario a los artículos 6° (principio de legalidad), 83 (principio de la
buena fe), 38 (libertad de asociación e iniciativa privada), 209 (principio de
eficacia) y 333 (libre iniciativa privada) de la Constitución.
En este punto, a juicio del demandante, de lo que se trata es que la norma del
artículo 636 del Código Civil, al establecer la aprobación de los estatutos de
las personas jurídicas sin ánimo de lucro, vulnera derechos y principios
fundamentales que en cambio se ven materializados y protegidos mediante
otras normas del ordenamiento jurídico, que sin haber modificado el código
atribuyen a las cámaras de comercio una función diferente: la de registro de
los estatutos de las personas jurídicas sin ánimo de lucro.
IV. INTERVENCIONES
Al respecto cita apartes de las sentencias C-395 de 1996 y 077 de 1997 para
significar si la Corte Constitucional decide que el artículo 636 del Código
Civil se mantenga en nuestro sistema jurídico la figura de aprobación de
estatutos continuará careciendo de efectos jurídicos y a partir de esa
afirmación encuentra interesante examinar hasta qué punto en el nuevo
régimen jurídico, de conformidad con el cual las personas jurídicas sin ánimo
de lucro nacen a la vida jurídica con el registro publico del acuerdo de
voluntades que constituyó el nuevo ente, la figura de la aprobación de
estatutos tiene algún sentido o pertinencia, toda vez que a su juicio la
aprobación de los estatutos que ordena el Código Civil se mantendría, no
como trámite previo sino posterior al inicio de actividades de dichas entidades
y entonces esa figura carece de efectos y es simplemente una formalidad, y
por ello a su juicio, puede señalarse que de no removerse del ordenamiento
jurídico el artículo 636 del Código Civil se requeriría una decisión del
legislador que le aparejara una consecuencia jurídica a la falta de aprobación
de estatutos de las personas jurídicas sin ánimo de lucro, para que ese trámite
tuviera un nuevo sentido distinto al que históricamente y en el sistema anterior
tenía al hacer parte del reconocimiento de la persona jurídica.
Así mismo expresa que si bien es cierto que la aprobación de los estatutos por
parte del ejecutivo conforme al artículo 636 del Código Civil se mantiene, no
lo entiende como un requisito previo de obtención de personería jurídica sino
como una revisión posterior a la iniciación de actividades de dichas entidades.
Así las cosas hay que interpretar que el legislador quería exonerar a los
asociados y al mismo Gobierno de un trámite, que como ya se dijo, no tiene
razón de ser al menos en relación con las personas jurídicas de derecho
privado, que no tienen propósito comercial o un objeto de determinadas
características.
Así mismo señala que la Constitución establece diferentes tipos según los
objetivos y finalidades de las asociaciones, tales como los colegios
profesionales, las organizaciones sindicales, los partidos políticos, las
cooperativas, las asociaciones de vivienda, etc.
En ese orden de ideas, señala el concepto del Señor Procurador, que el control
estatuario se justifica en la medida en que las corporaciones persiguen fines
que trascienden lo particular para realizar actividades de interés general o de
bien común y en ese sentido -afirma- sus patrimonios y recursos no son de
carácter privado sino que tienen destinación cuasipública (artículo 637 y 649
del Código Civil) la cual se mantiene después de la liquidación de dichos
entes. A su vez se les concede beneficios tributarios para estimular la
asociación y el reconocimiento superior para el apoyo de los fines estatales
(artículo 355 constitucional).
1. Competencia
De conformidad con el Título XXXVI del Código Civil las personas jurídicas
por él reguladas son de dos clases: asociaciones y fundaciones de beneficencia
pública. En la formulación original se previó que las fundaciones solo podían
existir en virtud de una ley -artículo 634- mientras que en relación con las
asociaciones no se plasmó formulación alguna; tan solo se señaló que los
estatutos por ellas formados debían someterse a la aprobación del Presidente
de la Unión y se establecieron las reglas básicas del régimen tanto de las
asociaciones como de las fundaciones.
4
Op. Cit. Sentencia C-529 de 1994
respectiva Gobernación, la cual, antes de enviarlas deberá emitir su concepto
sobre si los fines y organización de la asociación no contienen nada contrario
a la moralidad ni al orden legal y si reúne los demás requisitos exigidos por
las leyes para el reconocimiento de las personas jurídicas. A la solicitud
deberá acompañarse copia autenticada de los estatutos y del acta en que se
haya hecho la elección de dignatarios. Las resoluciones que el Poder
Ejecutivo dicta sobre reconocimiento de personería jurídica serán publicadas
en el Diario Oficial. Esta misma reglamentación rige para las resoluciones
que el Gobierno dicta en cumplimiento del decreto legislativo numero 2 de
1906 para autorizar la existencia legal de sociedades o compañías
domiciliadas fuera del país y que pretenden establecer empresas de carácter
permanente en Colombia”. (Introducción al Estudio del Derecho
Constitucional Colombiano 1933, Bogotá página 120.)
(…)
- Precisa la Corte que el artículo 40 del Decreto 2150 de 1995 tiene dos
partes: “en la primera se suprime el acto de reconocimiento de
personería jurídica de las organizaciones civiles, las corporaciones, las
fundaciones, las juntas de acción común y las demás entidades
privadas sin ánimo de lucro; en las segundas se dispone, como
mecanismo para sustituir dicho reconocimiento con miras a establecer
cuándo y cómo nacen las respectivas personas jurídicas, la constitución
de las mismas por escritura publica o documento privado y su registro
ante la cámara de comercio con jurisdicción en el domicilio principal
de la entidad constituida.”
- Alude la Corte a la sentencia C-340 de 1996 para recordar que en ésta se
dejó en claro que en ejercicio de las facultades extraordinarias conferidas
por el artículo 83 de la Ley 190 de 1995 podía el Gobierno dictar decretos
con fuerza de ley cuyo objetivo debería radicar en “suprimir o reformar
regulaciones , procedimientos o trámites innecesarios existentes en la
administración pública.” Con cita textual de dicha sentencia señaló la
Corte, “que si la facultad otorgada radicaba precisamente en eso,
gozaba el Gobierno de un razonable margen de apreciación
perfectamente ligado a su experiencia y conocimiento en torno al rodaje
ordinario de la administración publica para detectar y, por tanto,
enunciar los requerimientos vigentes, impuestos por la ley a los
particulares, llamados a desaparecer por no ser indispensables”.
Respecto del tema específico que ahora ocupa a la Corte sobre la vigencia o no
de la disposición contenida en el artículo 636 del Código Civil es pertinente
señalar lo expresado en la mencionada sentencia C-077 de 1997 por la Corte:
“(... ) considera la Corte que la materia contenida en los artículos 143 y 144,
no hace parte ni del Código Civil ni del Código del Comercio, pues se
encuentra regulada, entre otras normas, por las Leyes 79/88, 24/81 y por los
Decretos 1480 y 1481 de 1989, como lo anota uno de los ciudadanos
intervinientes en el proceso. Pero aún admitiendo que sí lo estuvieran, bien
podía el legislador en ejercicio de las facultades extraordinarias que le fueron
otorgadas regular lo concerniente a dichas materias, por tratarse de aspectos
que no afectarían la estructura normativa de dichos códigos. Por consiguiente,
el registro que según las normas acusadas se ordena hacer en las cámaras de
comercio, en relación con los actos de constitución, reforma, extinción y demás
que se prevén en el Capítulo II del Titulo I del Decreto 2150 de 1995, podía ser
establecido de acuerdo con las facultades que le fueron otorgadas al Gobierno
por el artículo 83 de la ley 190/95.”
Del recuento de las disposiciones legales posteriores al artículo 636 y de las
citas o transcripciones jurisprudenciales efectuadas la Corte puede arribar a las
siguientes conclusiones:
Así las cosas para la Corte resulta claro que tratándose de un nuevo
régimen de obtención de personalidad jurídica y de adopción y validez de
los estatutos, estas disposiciones pertinentes están llamadas a derogar las
anteriores que disponían en contrario o que resultan opuestas a las nuevas
regulaciones.
VII DECISIÓN
R E S U E L V E:
HACE CONSTAR: