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20 de julio de 2020

PRINCIPIOS LIMITADORES DEL IUS PUNIENDI


INTEGRANTES:

 Laura Dalet Sernas Domínguez - 000401693


 Daniela Durán Durán - 000400451
 Nelson Santiago Vega Corzo - 000390021
 Mayell Andrés Suárez Caballero – 000398865

PRINCIPIOS LIMITADORES DEL IUS PUNIENDI: LÍMITES MATERIALES


Es un límite impuesto a la potestad del Estado en lo referente al contenido material de la
norma, por tanto se deben establecer delimitaciones normativas con el fin de no
transgredir los derechos de las personas sujetas a estos procedimientos.

 COMO MANIFESTACIÓN DE UN ESTADO SOCIAL


A) EL PRINCIPIO DE NECESIDAD DE LA INTERVENCIÓN PENAL (PRINCIPIO DE
INTERVENCIÓN MÍNIMA)
El principio de intervención mínima consagra la necesidad de restringir al máximo la
intervención de la ley penal y actuar sólo en aquellos casos en que las demás
herramientas administrativas, religiosas, educativas, etc., no hayan sido efectivas para
alcanzar el objetivo propuesto, siempre en bien de la seguridad jurídica, la libertad y la
paz; todo ello por ser el derecho penal una pesada herramienta que priva o condiciona el
goce de derechos fundamentales y limita la libertad.
En otras palabras, este principio indica que la intervención del derecho penal debe
reducirse al mínimo indispensable para el control social, castigando así solo las
infracciones más graves,  y con respecto a los bienes jurídicos más importantes, estos
efectos son el último recurso que debe utilizarse por parte del Estado, dado que  la
decisión de criminalizar un comportamiento humano es la última de las decisiones
posibles en el espectro de sanciones que el Estado está en capacidad jurídica de
imponer.

B) EL PRINCIPIO DE SUBSIDIARIEDAD Y CARÁCTER FRAGMENTARIO DEL


DERECHO PENAL
Este principio indica que el derecho penal debe operar únicamente cuando el orden
jurídico no puede ser preservado ni restaurado mediante otras soluciones menos
drásticas que la sanción penal, es decir, que éste solo debe intervenir en la libertad de
actuar que tienen los coasociados del Estado, esto cuando se han agotado todos los
mecanismos aptos e idóneos para conjurar la lesividad que se produce con una conducta
a determinado bien jurídico. Por lo tanto, no es legítimo que se utilice el derecho penal en
primera instancia, pues siempre el legislador debe auscultar sobre la aplicación de los
demás mecanismos disuasorios de la conducta por reprimir.
Asimismo, el carácter fragmentario consiste en la obligación del Estado en limitar su
campo de acción a conductas que lesionen bienes jurídicos, cuya penalización resulte
necesaria para la conservación de un orden justo y en paz para todos los conciudadanos.
En conclusión, este principio señala que el Estado no tipifica conductas que no ofrecen un
verdadero riesgo para los intereses de la comunidad o de los individuos sino las más
graves e intolerables.

C) EL PRINCIPIO DE EXCLUSIVA PROTECCIÓN DE BIENES JURÍDICOS


Este principio señala que el legislador sólo amenaza con pena aquellas acciones que
vulneran (o ponen en peligro)  los intereses vitales de la sociedad. Por consiguiente, el
derecho penal protege aquellos bienes considerados como fundamentales, dicho de otro
modo, los derechos, libertades y deberes imprescindibles para la conservación de un
orden social. Este principio genera una garantía del individuo frente al poder estatal.

 COMO MANIFESTACIÓN DE UN ESTADO DEMOCRÁTICO


A) EL PRINCIPIO DE HUMANIDAD DE LAS PENAS
El principio de humanidad de penas propició la evolución del contenido normativo, como
se evidencia en la antigüedad, estableciendo la pena de muerte, seguido las penas
corporales, y las penas privativas de la libertad, como normas punitivas en
contextualización al correspondiente momento histórico. Cumple con un fin material como
lo es evitar extender o imponer penas que sean contrarias a la dignidad personal. Este
principio indica que es necesaria la sustitución de las penas más lesivas contra los bienes
jurídicos más importantes de los ciudadanos (prisión-libertad) por otras menos lesivas
pero más eficaces (multas) o más relacionadas con la víctima (penas reparatorias), deben
ser buscadas siempre por el legislador.

B) EL PRINCIPIO DE CULPABILIDAD
El principio de la culpabilidad se configura conforme se haya cometido el delito, y que por
lo tanto le sea atribuible a la persona. No basta, pues, con que el sujeto haya realizado el
hecho materialmente lesivo, sino que debe saber que lo ha hecho y debe haber querido
hacerlo. Esto no sucede cuando el sujeto no ha actuado con conocimiento de la
antijuridicidad y, tampoco, cuando el sujeto es inimputable, de este concepto se derivan
los siguientes principios:
El principio de personalidad.
El principio de responsabilidad por el hecho. 
El principio de dolo o culpa.
El principio de atribuibilidad o de culpabilidad en sentido estricto. 

C) EL PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD
El principio de proporcionalidad se define por mantener la proporcionalidad del castigo por
el delito cometido, por lo cual la medida impuesta será establecida según la relevancia
social del hecho. permite conectar los fines del Derecho penal con el hecho cometido por
el delincuente, impidiendo el establecimiento de conminaciones penales o la imposición
de penas de forma abstracta, sin relación valorativa con el hecho. En efecto, la gravedad
de la pena ha de ser proporcional a la gravedad del hecho antijurídico.

D) EL PRINCIPIO DE RESOCIALIZACIÓN
Hace alusión a la reincorporación de la persona condenada para definir las actividades
sociales que debe seguir sin perjuicio de ellas en un ámbito de comunidad, guiado por
tres subprincipios reeducación, rehabilitación y reincorporación. Dichas medidas son
incorporadas en el sistema penitenciario con el fin de prevenir a futuro actitudes no
deseadas y de las cuales previamente se haya hecho un cambio positivo, mediante la
asunción de valores deseados por el Estado.
De dicho precepto se han realizado dos interpretaciones distintas: la primera, en sentido
amplio, según la cual la resocialización sería el fundamento de la pena en nuestro
ordenamiento constitucional; la segunda, en sentido restringido, conforme a la que la
reinserción sería simplemente un criterio rector de la ejecución de la pena.

PRINCIPIOS LIMITADORES DEL IUS PUNIENDI: LÍMITES FORMALES


El ordenamiento jurídico prevé una serie de principios que constituyen controles formales
al ejercicio de la potestad punitiva, pues se refieren directamente a la manera como se
ejerce esa actividad sancionadora, con sus presupuestos y condiciones, esos principios
son los siguientes:
A) PRINCIPIO DE LEGALIDAD
Este principio sostiene fundamentalmente que no puede penarse a nadie sin previo aviso
de que la pena es una consecuencia jurídica prevista para su comportamiento, y que la
cuestión frente a qué conductas deben penarse y cómo debe hacerse corresponde
directamente al legislativo. Así, para cumplir con el objetivo de la persecución penal de las
conductas punibles, el Estado recurrirá a las medidas más severas que dispone el
ordenamiento jurídico para intervenir en elementales derechos del hombre.
Ahora bien, la denominación del principio de legalidad se justifica por cuanto la
intervención punitiva del Estado, al configurar las conductas punibles y determinar y
ejecutar sus consecuencias, debe regirse por el imperio de la ley.
Decimos entonces que la ley tiene que ser:
 Escrita: Está prohibido acudir al derecho consuetudinario para crear supuestos de
hecho, penas o medidas de seguridad.
 Estricta: Lo que es consecuencia de la prohibición de la aplicación de la analogía
en la ley penal, pues el intérprete no puede llenar los vacíos que se presenten
acudiendo a una norma semejante o similar, so pretexto de donde existe la misma
razón, debe regir la misma disposición.
 Cierta: Rige la exigencia de la certeza, determinación o taxatividad, según la cual
tanto las conductas punibles como las consecuencias jurídicas derivadas de ellas,
deben estar consagradas de manera clara, precisa y determinada en el derecho
positivo.
 Previa: La ley es dictada para el futuro y no se puede aplicar a hechos perpetrados
con anterioridad a su entrada en vigor ni después de que ha sido derogada. Sin
embargo, por vía de excepción, impera la aplicación retroactiva o ultractiva cuando
la ley anterior o posterior es más favorable.

B) PRINCIPIO DE TAXATIVIDAD
Este principio es conocido como el de taxatividad, de certeza o de determinación, hace
referencia a la necesidad imperiosa existente en el seno social, en el sentido que las
conductas previstas como punibles en la ley, se encuentran plena, completa y
satisfactoriamente descritas; en otras palabras, de lo que se trata es que los tipos penales
contemplen la descripción precisa de la conducta que se trata de regular, a través de la
adscripción de una sanción, para el evento de su observancia.
Tanto las conductas mandadas o prohibidas por la ley penal (supuesto de hecho,
precepto o tipo penal) como las consecuencias jurídicas que consagra el ordenamiento
para ser impuestas a quienes transgreden sus disposiciones (consecuencias jurídicas,
sanciones), sea que se trate de penas o medidas de seguridad, deben estar claramente
consignadas en ella.
Asimismo, el legislador debe usar un lenguaje claro y preciso, asequible al nivel cultural
medio de los ciudadanos, por ello debe valerse de elementos descriptivos, estos son, los
que el ciudadano podría identificar fácilmente a través de los sentidos, pues se
manifiestan en el mundo real, corporal o anímico.

C) PRINCIPIO DE PROHIBICION DE EXTRACTIVIDAD DE LA LEY PENAL


Se basa en que ella es dictada para el futuro, e impera desde su nacimiento hasta su
extinción, por lo que no cobija hechos anteriores a su consagración ni tampoco puede
extenderse más allá de su ciclo vital.
Igualmente, se trata de una garantía más para el ciudadano, puesto que se le prohíbe al
legislador la creación de un derecho penal retroactivo y al juez, su aplicación; al mismo
tiempo, tampoco es posible revivir legislaciones penales derogadas para cobijar hechos
cometidos durante su vigencia.
D) PRINCIPIO DE PROHIBICION DE LA ANALOGÍA
Partiendo de una idea básica, según la cual dice que todo lo que no esté expresamente
prohibido, es porque tácitamente se encuentra permitido; ello, además de tener una
directa vinculación con el principio de legalidad sobre la seguridad jurídica de los
coasociados, conlleva la necesidad de prohibir, de manera expresa, toda forma de
aplicación analógica en la ley penal.
No puede pues, aplicarse la ley penal a un caso para el que no ha sido dada, aun cuando
se trate de hecho semejante a aquel o aquellos para los que efectivamente estaba
destinada a regir.

E). PRINCIPIO DEL DEBIDO PROCESO LEGAL


Es aquel conjunto de procedimientos legislativos, judiciales y administrativos que debe
cumplirse para que una ley, sentencia o resolución administrativa referida a la libertad
individual sea formalmente válida. Además, se debe constituir su contenido en garantía
del orden, la justicia, sin lesionar de manera indebida la seguridad jurídica presupuesta
como intangible para el individuo. Por eso,  no debe extrañar que en el principio del
proceso debido se precipitan todas las garantías, derechos fundamentales y libertades
públicas de los que es titular la persona en un Estado social y democrático de derecho.
Asimismo, cumpliendo con su debida administración de justicia, que le posibilitan la
libertad y la seguridad jurídica, la racionalidad y la fundamentación de las resoluciones
judiciales conforme a derecho. En pocas palabras, este principio significa que el
funcionario judicial que debe tramitar el proceso, lo haga conforme a las normas al
respecto preexistentes; en el entendido de que tales normas, funcionen de referencia en
el momento de las actuaciones, diligencias o etapas que se deban cumplir en desarrollo
del proceso. El funcionario encargado está en la responsabilidad de decir qué términos
procesales deben ser observados o cumplidos y finalmente, las garantías o derechos
(como el de defensa, contradicción, publicidad, celeridad economía, independencia, etc.)
que debe respetar.

F) PRINCIPIO DEL JUEZ NATURAL


En este principio partimos de cómo y cuál es el órgano encargado de ejercer la potestad
juzgadora en el caso concreto. De tal manera que la función jurisdiccional está presidida
por la idea de autoridad, donde no puede haber cabida para la arbitrariedad y la
inseguridad. Seguido a esto, debemos hacer hincapié en que, no hay delito sin ley
preexistente, por lo que, tampoco puede haber juzgamiento válido sin la presencia de un
órgano jurisdiccional estructurado en forma general, antes del juicio y de acuerdo con los
procedimientos legales de rigor.
En particular, es necesario que sea un juez independiente e imparcial, cuya tarea consista
en asegurar el respeto de los principios fundamentales al derecho penal, para que no se
convierta en una simple máquina de administrar justicia apegado a la mera literalidad de
la ley y a un legalismo reaccionario. Por lo tanto, el juez natural debe entenderse como el
juez de la constitución, debe ser un juez garantista, donde proporcione seguridad tanto
sobre quién será juzgado como para el juzgador en cada caso.
G) PRINCIPIO DE LA PROHIBICIÓN DE LA DOBLE INCRIMINACIÓN
Este principio llamado “non bis in ídem”, o en palabras más coloquiales como “la cosa
juzgada”, donde se deduce el carácter absoluto de una administración de justicia, el cual
le otorga connotación a proceso penal, que una vez se ha decidido con las debidas
formalidades legales en torno a la responsabilidad del imputado, todas las partes deben
acatar la resolución que le ponga término, sin que se pueda plantear de nuevo el mismo
debate.
Por otra parte, “Nadie podrá ser juzgado dos veces por el mismo delito”, es un axioma en
el cual se ha identificado una limitación más que ha impuesto la soberanía a los poderes
del Estado, y que en su tiempo significó una preciosa conquista para la seguridad
individual. Se trata pues, de un principio de índole procesal que comporta para el juez
penal la obligación de dictar la sentencia, encontrándose obligado a no proferir un nuevo
fallo o decisión de fondo una vez que ha conocido del asunto mediante sentencia o
decisión anterior, por lo cual se dice que la cosa juzgada penal tiene efecto negativo, pues
impide al juez decidir de nuevo.

BIBLIOGRAFÍA
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