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MARTES 25:
¿Sabías que el águila sabe cuando se acerca una tormenta antes que ésta se desate?
El águila vuela a algún lugar alto y espera que lleguen los vientos. Cuando la tormenta se
desata, abre sus alas para que el viento la eleve por encima de la tormenta.
Mientras la tormenta ruge abajo, el águila vuela muy por sobre ella. El águila no escapa de la
tormenta. Simplemente la utiliza para subir aún más alto. Se levanta sobre los vientos que vienen
con la tormenta.
Cuando las tormentas de la vida vienen sobre nosotros (y todos las hemos experimentado en
algún momento) podemos remontarnos por sobre ellas levantando nuestras mentes y corazón hacia
Dios. Las tormentas no tienen por qué vencernos. Podemos permitir al poder de Dios alzarnos por
encima de ellas. Dios nos ayuda a remontarnos sobre los vientos de la tormenta que traen
enfermedad, fracaso o desánimo a nuestras vidas.
Recuerda esto: no son las cargas de la vida las que nos avasallan, es la manera como las
manejamos. La Biblia te entrega esta promesa para que la vivas: “Los que esperan a Jehová
tendrán nuevas fuerzas, levantarán alas como el águila”. Isaías 40:31 y en Isaías 41:10
encontramos esta otra promesa: “ No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes porque yo
soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré”
MIERCOLES 26: “Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”.
Gálatas 6:7
José Eustaquio Cofré fue un pintor a quien le costó, al principio, vender sus óleos. Sin
embargo alguien descubrió la finura en los trazos con los que pintaba y la fama le llegó con todo. Fue
el comienzo del fin. Si antes tenía que rebuscar en sus bolsillos una escasa moneda, ahora abundaba
el dinero, el reconocimiento, las entrevistas en la televisión y las publicaciones en la prensa. José
pasó del anonimato absoluto al podio de la fama y caso en un espiral sin fondo. Hoy ya no pinta,
vende chocolates y cigarrillos en un kiosko. ¿Qué enseñanzas podemos aprender de la vida de este
hombre?.
Sorprende descubrir cuántas personas esperan lo mejor de la vida haciendo el mínimo
esfuerzo. Para quienes se “duermen en los laureles” la mayor desilusión es darse cuanta que en un
abrir y cerrar de ojos las cosas pueden cambiar drásticamente.
Proverbios 10:5 dice: “El que recoge en el verano es hombre sabio; el que duerme en
el tiempo de la cosecha es hijo que avergüenza” Siempre hay tiempo para mejorar: mejorar
tus trabajos, mejorar tu rendimiento, tu conducta, tus relaciones y, por supuesto, mejorar nuestra
relación con Dios.
Hoy es el tiempo de aprovechar bien lo que tenemos y hacer los ajustes en aquellas cosas que
estamos desperdiciando.