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LA PERCEPCIÓN

JORGE DE BUEN
Diseño, Comunicación y Neurociencias
Jorge De Buen Unna
Editorial TREA - España

La percepción

Aunque nuestros ojos son prodigiosos, no son los Los psicólogos distinguen entre “sensación” y “per-
mejores del reino animal. Los halcones, por ejem- cepción”. La frontera entre ambos conceptos es un
plo, al igual que otras aves rapaces, tienen ojos poco difusa, pero en términos generales, se dice
notablemente mejores que los nuestros en funcio- que la sensación es una experiencia rudimentaria
nes de enfoque, ampliación de imágenes y recep- producida por estímulos muy simples y aislados,
ción de la luz. Algunas aves incluso tienen una mientras que, en el acto de percepción, los estímu-
segunda fóvea para la visión periférica. Lo que nos los –las sensaciones– se organizan, interpretan e
hace excepcionales es la enorme complejidad que integran. La diferencia no está en la intensidad del
podemos alcanzar en los niveles cognitivos supe- estímulo, sino en lo que hacemos con él.
riores. La percepción visual completa comienza con la
La percepción es un proceso continuo: comienza detección de un cambio en la luminosidad del
con actos reflejos primitivos (sensación) y termina entorno y llega hasta la identificación y manipula-
con comparaciones y juicios complejos (cognición), ción de las formas. El proceso puede describirse en
donde participan la memoria y el pensamiento una secuencia de cinco etapas, según lo explican
activo. Los actos primitivos exigen un gasto mínimo Forgus y Melamed (1999, págs.. 20-30)
de energía bioquímica, tanto en cantidad de recur-
sos como en tiempo. Al avanzar en la escalada
perceptiva, exigimos aumentos geométricos en el a) Detección del estímulo.
consumo. b) Discriminación de la radiación, la figura y la
orientación como aspectos separados del
Ahora bien, como Naturaleza es muy avara y no fondo.
admite el menor derroche de energía, una vez que c) Resolución de los detalles que dan lugar a
el individuo está satisfecho (inconscientemente) una figura determinada.
con la información obtenida, el acto perceptivo se d) Identificación y reconocimiento de la for-
interrumpe. En otras palabras, percibimos tan solo ma.
lo que nos incumbe en nuestro intento de relacio- e) Manipulación de la forma.
narnos exitosamente con el entorno.
En una forma muy esquemática, podemos decir
que la información se extrae de los objetos percibi-
dos en calidad de piezas elementales. Si una silla Detección
pasa por nuestro campo visual durante unas cuan-
tas milésimas de segundo, lo vemos, quizás como
un simple volumen, que sería la manifestación La manifestación más simple de la percepción
primordial de un obstáculo durante otras cuantas visual es la detección de un cambio en la luminosi-
décimas de segundo, a nuestro archivo cerebral dad. En el extremo, esto se reduciría simplemente
llegarán, sin concierto ni organización, cuatro al descubrimiento de una alteración luminosa.
líneas, dos largas y dos cortas, y un par de superfi- Como dijimos al principio de este capítulo al
cies rectangulares. En conjunto, estos datos se hablar de los bastones, si estuviéramos en una
descifran en el archivo mental como «es un objeto, cueva totalmente oscura, esta función nos permiti-
y es más probable que se trate de una silla que de
otra cosa».

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rá notar la existencia de una fuente luminosa aun- que hemos estado oyendo el ronroneo de un motor
que no podamos entender dónde se origina. cuando este se apaga.
En última instancia, se trata de una discriminación Tras detectar una confusa vislumbre dentro de una
entre u nivel de luminosidad y otro. Nuestros cere- caverna, movemos la cabeza en busca de la fuente
bros están condicionados para percibir diferencias luminosa. Quizás solo los hipersensibles bastones
comparativas, no para distinguir valores absolutos, pueden notar el cambio, así que de nada sirve que
hasta el grado en que la total homogeneidad del tratemos de localizar la fuente con el centro de la
campo visual llega a causar ceguera temporal y mirada, donde están concentrados los conos. Ade-
alucinaciones. Se han hecho una multitud de expe- más, si la luz fuese homogénea, no podríamos
rimentos con campos visuales homogéneos, como descubrir ninguna segregación; pero tratándose de
los de Wolfgang Metzger exponía a sus pacientes a la salida, en algún momento notaremos que en
un ganzfeld, es decir, un campo perfectamente cierto cuadrante hay una zona un poco más lumi-
uniforme en luminosidad y color. Sin información nosa. Nos aproximamos a esa región de mayor
externa que procesar, el cerebro del sujeto amplifi- intensidad hasta ver un contorno difuso, quizás una
ca el ruido de fondo de su propio cerebro en busca mancha de luz con forma de arco. En ese momento
de señales diferenciadas. Si no hay nada que ver, el podemos decir que en nuestro campo visual hay
flujo de información visual cesa –lo que induce una «algo», no un simple cambio de energía lumínica.
ceguera aparente–, y el paciente recurre entonces Estamos en la segunda etapa de la percepción
a imágenes incitadas por el mismo ruido, las que a visual.
menudo se le revelan como alucinaciones. Este La mayoría de nuestras visiones y audiciones se
tipo de fenómenos no son exclusivos de los labora- quedan en estas dos etapas y pasan completamen-
torios de investigación: lo han sufrido mineros que, te inadvertidas para nuestro consciente. Ahí se
por un accidente, han quedado atrapados durante desvanecen millones de objetos y mensajes cada
mucho tiempo en galerías totalmente a oscuras, así día, cosas que el cerebro descarta como insustan-
como exploradores del ártico que han quedado ciales, a tal grado que ni siquiera se ocupa de iden-
expuestos a campos blancos homogéneos. tificarlas. Por ejemplo, cada día orientamos nues-
Un programa o reflejo integrado es algo no apren- tros ojos unas cien mil veces, y, no obstante, en
dido, como la respiración, la succión del neonato al pocas de esas fijaciones adquirimos información
sentir el pezón de la madre y muchos otros actos significativa. Sentimos la presencia de objetos por
de supervivencia. En algunos casos, el mecanismo los cuatro costados, pero solo ponemos la atención
que genera una acto instintivo puede ser tan sim- en aquellos que incitan a nuestros instintos básicos:
ple como una discriminación de luminosidad o supervivencia y reproducción, o sea, los que nos
color. A principios de los cincuenta, Nokolaas Tin- preservan como individuos y como especie.
bergen y A. C. Perdeck demostraron que las crías La percepción no es un acto con etapas diferencia-
de gaviotas buscan alimento en el pico de la madre das, sino un continuo que va creciendo en comple-
mediante un programa integrado. jidad y gasto bioquímico. Es difícil clasificar la
«El estímulo disparador (que provoca invariable- tercera fase, pues está a un punto indefinido entre
mente la respuesta de picoteo integrada) es un la detección y la identificación. Para pasar de la
área roja que resalta sobre un fondo amarillo» detección a la identificación se necesita un acto
(Forgus y Melamed, 1999, pág. 10). De modo que la intermedio al que Ulric Neisser llamó proceso
simple detección del estímulo se basa en reflejos preparatorio. Según Forgus y Melamed (1999, pág.
como estos y, en general, sirve a ellos. No hay expe- 291), hay dos tareas que parecen intervenir en la
riencia figurativa. La discriminación de brillo es la atención:
forma más natural de percepción, y el brillo es la
señal dominante. La primera es la identificación, la cual requiere de
Por cierto, que el brillo sea la señal dominante es la visión foveal; la otra se refiere a una decisión
un dato esencial para los diseñadores gráficos. Si acerca de la dirección del siguiente movimiento
ocular, dependiendo de la información localizada
en un momento dado debemos decidir entre usar en la periferia. Neisser (1967) señala una manera de
brillo, el color o la forma para señalar o destacar comprender lo que sucede cuando cambiamos de la
un objeto recordemos que el recurso más poderoso visión periférica a la central. Indica que un objeto
es el primero. no puede identificarse hasta que no separe primero
de un fondo. Este proceso [preparatorio] es general
La pura detección del estímulo nos da la informa- y permite que la figura se enfoque de modo que sus
ción elemental, pero a veces no necesitamos más. rasgos puedan ser analizados a partir de caracterís-
Imaginemos que vamos por una carretera al atar- ticas más específicas. Cuando la figura se ha segre-
decer y el sol se cuela de lado entre los árboles. De gado, puede ocurrir la atención focal, usualmente,
reojo, percibimos destellos, cambios intermitentes mediante un cambio en la posición de los ojos. El
de luz a sombras; pero en cuanto hemos compren- proceso preparatorio produce la visión focal.
dido el significado de esos cambios, en cuanto nos Durante la atención preparatoria una parte del
hemos percatado de que no representan peligros campo se separa en una figura, mientras que duran-
ni oportunidades, dejamos de ocuparnos de ellos. te la atención focal esta figura se analiza en busca
Con el oído sucede algo semejante: descubrimos de sus rasgos informativos específicos.

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La información esencial está en los contornos. El proceso preparatorio comienza con la compren-
Como veremos un poco más adelante, hay dos sión de que la figura tiene un contorno y nos lleva
teorías: una dice que el perceptor distingue las hasta el examen de ese perímetro con la fóvea.
formas por sus rasgos, la otra que usa modelos o Esta exploración demanda diferentes grados de
referencias para comparar formas –por lo que esfuerzo, dependiendo del objeto de que se trate.
recurre a la memoria por primera vez–. Según Por ejemplo, cuando una persona intenta determi-
algunos autores, los dos sistemas pueden ser com- nar la identidad de otra, dos tercios de sus movi-
plementarios. El umbral de discriminación de la mientos oculares van a la nariz, la barbilla, las
forma es proporcional a la razón entre el períme- manos, los ojos y parte posterior de la cabeza (For-
tro para un área. En otras palabras, mientras más gus y Melamed, 1999, pág. 239). También se ha
complejo es el perímetro para un área determina- descubierto que lo importante en este tipo de
da, más alto es el umbral. La conclusión es que las análisis no son formas mismas, sino relaciones
formas de perímetro simple son más fáciles de geométricas que los rasgos guardan entre sí.
identificar. De hecho, se usan dos teorías o modelos para
Nuestro cerebro, debido al prurito ahorrador de explicar cómo identificamos las cosas. Original-
energía, reduce incluso los perímetros intrincados mente se creía que distinguíamos los objetos a
a sus formas más simples. Podemos hablar de ángu- través de ña igualación de patrones; esto es, com-
los: un contorno complejo es aquel en que las parando lo percibido con esquemas almacenados
líneas cambian de dirección una y otra vez. El reco- en la memoria. Así, la identificación de una persona
nocimiento total de un contorno así nos obligaría a sería un acto semejante a montar una fotografía
resolver muchos vértices, pero, si no tenemos nece- sobre otra a fin de evaluar cuán análogos son las
sidad de hacer semejante esfurezo, el cerebro superficies y los contornos de ambas. Al respecto,
simplifica la forma y elimina los ángulos. Forgus y Melamed citan algunos argumentos por
ejemplo, este:
En otro estudio significativo, Bitterman, Krauskopf y
Hochberg (1954) demostraron que los tipos de error Sutherland (1973) ha observado diversos aspectos
que cometen los sujetos en la identificación de las del reconocimiento del patrón en los seres humanos
formas son selectivos, y parecen estar relacionados y en los animales que cualquier teoría del reconoci-
con los ángulos. Los investigadores adaptaron a la miento o del dispositivo de simulación tendría que
oscuridad a ciertos sujetos durante 10 minutos y explicar. Tales factores incluyen el ser capaz de
luego les mostraron figuras geométricas, cada una reconocer una forma como única aunque la magni-
de las cuales se iluminaba durante medio segundo. tud del estímulo y localización retiniana puedan
Los errores típicos en la identificación de estas variar de una prueba a otra.
figuras eran de la siguiente clase: a un cuadrado se Algunos otros aspectos sutiles son el que ciertas
lo confundía con un círculo, al triángulo se le nom- rotaciones de una forma no se tratan como equiva-
braba círculo, una cruz era una estrella, una X un lentes a la original; que ciertas formas se confunden
cuadrado, etc. Por lo común el círculo se identifica- con más facilidad que otras; que las figuras ambi-
ba correctamente. Resulta significativo que bajo guas pueden verse de distintos modos y que la
estas condiciones limitantes, las formas complejas redundancia de las formas se usa para reconocerlas.
[…] se simplificaran, es decir, se convierten [sic] en (Forgus y Melamed, 1999, pág. 280.)
un círculo o en una forma con menos ángulos. Esto
se relaciona con los resultados obtenidos por Hoch- Y este:
berg, Gleitman y MacBride (1948) y [por] Krauskopf, Un argumento que puede plantearse en contra de
Duryea y Bitterman (1954) en el sentido de que hay la hipótesis de la abstracción de rasgos directos
un umbral más elevado para las formas visuales de mediante las células corticales sea el procesos
figuras que tienen relaciones inferiores. (Forgus y fundamental en el reconocimiento de patrón es la
Melamed, 1999, pág. 37.) importancia de la organización total del estímulo
para determinar la respuesta del sujeto. Recuérdese
el papel central de la organización figurativa en la
teoría gestaltista de la percepción, la cual establece
que ciertos procesos corticales innatos operaban
Identificación para producir la forma “optima” dados los aspectos
estructurales del estímulo. Una figura buena u
“óptima” por lo común tenía una cantidad mínima
En este paso gradual por las cinco etapas de la de irregularidades, muchos rasgos redundantes o
percepción es difícil distinguir entre el momento en repetidos y era simétrica. Los ejemplos de procesos
que la identificamos. Esto está en torno a las eta- gestaltistas de las experiencias perceptivas cotidia-
nas son muy numerosos. Considérese cuántas veces
pas 2 y 4. olvidamos aplicar correctamente el artículo el
Reconcerla es relacionarla con algo familiar, mien- cuando se presenta dos veces sucesivas en una
tras que identificarla es poder nombrarla y descri- oración. No observamos tales irregularidades, pero
birla. En todas las etapas de esta fase superior se los profesores de gramática si lo notan. (Forgus y
Melamed, 1999, pág. 284.)
necesita una visión foveal y comparar esa imagen
con datos que tenemos almacenados en el cerebro.
De hecho, este uso de la memoria es lo que marca En las primeras tres etapas –detección del estímu-
la verdadera diferencia entre las etapas de detec- lo, discriminación de la figura y resolución de los
ción y las de identificación. detalles– el proceso es prácticamente automático.

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Hasta ese punto, dos personas expuestas al mismo semejante costo si no es a cambio de un beneficio
estímulo tendrán respuestas semejantes. Además, sustancial. De todos los actos de percebimiento,
los bastones pueden –y suelen– encargarse de son unos cuantos los que llegan hasta las etapas
estas tareas, y, debido a sus problemas de conver- finales.
gencia y enfoque, que no son capaces de revelar Todo esto nos debe persuadir de usar imágenes
más que bosquejos. Al reojo, una sombra grande complejas en anuncios que van a estar expuestos a
puede ser un oso, un camión o una nave espacial. ambientes altamente competitivos.
La experiencia del sujeto, pues, no mejora la cali-
dad del acto de percepción hasta que comienzan Las fotografías e ilustraciones ricas en información,
las últimas dos etapas (las foveanas): la identifica- los textos largos y los arreglos gráficos de muchos
ción y la manipulación del objeto. Por otra parte, la elementos demandan una energía excesiva.
acumulación de modelos mentales, obtenidos en
las percepciones cotidianas, hace que el individuo
sea cada vez más eficiente y preciso en su interpre-
tación del entorno.
En la cuarta etapa, la memoria busca semejanzas
entre el objeto y otros datos ya almacenados, hasta
lograr su identificación. En la quinta, el pensamien-
to hace juicios basados en situaciones previas
donde el perceptor se enfrentó con un estímulo
semejante, para decidir cuál debe ser su actitud
frente al objeto percibido. Naturalmente, en este
nivel influyen la inteligencia y todos los códigos
que el sujeto se ha formado en su interacción con
el mundo: educación familiar y formal, actitudes,
intereses, experiencias, hábitos…
Es obvio que desde el reflejo integrado de la pri-
mera etapa hasta la manipulación final del objeto
hay un formidable aumento en el gasto bioquímico.
Al respecto, Forgus y Melamed (1999, págs. 33-34)
escriben:

Bridgen (1933) dirigió un experimento en el cual


extendió los niveles de energía hacia las etapas
superiores hasta que se experimentó la percepción
de una forma modelada. Con ayuda de un taquistos-
copio descubrió que la diferenciación general de
figura-fondo terminaba a los 10 milisegundos (nivel
2). A esto seguía la discriminación inexacta de la
forma, entre un quinto y dos segundos (nivel 3). La
etapa final terminaba en la diferenciación más
perfecta de formas entre los cuatro y los 13 segun-
dos (nivel 4). De esta manera, parece que la evolu-
ción gradual desde un campo homogéneo hasta una
figura-fondo inestable, una figura más diferenciada
y la percepción final del patrón ocurre en duracio-
nes temporales de 10 milisegundos a 13 segundos.
Estos tiempos son válidos por lo menos bajo las
condiciones utilizadas en el experimento, las cuales,
en general, consistían en la exposición de luces o
formas débiles de intensidad constante a sujetos
previamente adaptados a la oscuridad.

Con todo, en experimentos recientes se ha demos-


trado que necesitamos tan poco como 40 ms para
extraer la información primaria de una escena. De
hecho, se afirma que la primera fijación nos basta
para descubrir lo imprescindible y que las siguien-
tes sirven solo para añadir detalles.
Si la manipulación de las formas nos exige varias
fijaciones a lo largo del contorno, un análisis de las
relaciones geométricas entre los rasgos y una larga Diseño, Comunicación y Neurociencias
lista de idas y venidas a las diferentes memorias, es (Págs. 36 a 44 ) Jorge De Buen Unna
lógico que nuestros cuerpos se nieguen a pagar Editorial TREA - España

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