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PROYECTO EDITORIAL
SÍNTESIS PSICOLOGÍA
Director:
Juan Mayor
Áreas de publicación:
PSICOLOGÍA BÁSICA
Coordinador: Juan Mayor
PSICOBIOLOGÍA
Coordinador: Carlos Fernández Frías
PSICOLOGÍA SOCIAL
Coordinador: José M. a Peiró
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EL BILINGÜISMO.
BASES PARA LA INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA
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Reservados todos los derechos. Está prohibido, bajo las sanciones penales y el resarcimiento civil previstos en las
leyes, reproducir, registrar o transmitir esta publicación, íntegra o parcialmente por cualquier sistema de
recuperación y por cualquier medio, sea mecánico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o por
cualquier otro, sin la autorización previa por escrito de Editorial Síntesis, S. A.
© EDITORIAL SÍNTESIS, S. A.
Vallehermoso, 34 - 28015 Madrid
Teléf.: (91) 593 20 98
ISBN: 978-84-995853-3-8
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ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
PARTE I
LA PERSONA BILINGÜE
2. QUÉ ES EL BILINGÜISMO
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2.4. Conceptos metodológicos fundamentales
Bibliografía recomendada
Ejercicio práctico
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PERSONALIDAD
PARTE II
LA EDUCACIÓN BILINGÜE
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7.5.4. La vitalidad étnica
7.6. La relación entre la primera y la segunda lengua (L1 y L2) y rendimiento
escolar
Bibliografía recomendada
SOLUCIONARIO
BIBLIOGRAFÍA
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INTRODUCCIÓN
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otras instituciones, por ejemplo, con la revista Infancia y Aprendizaje, en España, y con
universidades de todo el mundo, como la McGill en Canadá, o la Universidad de
Estocolmo o varias en Estados Unidos permitió también la celebración de varias sesiones
científicas con nombres de reconocido prestigio internacional, como J. W. Oller de la
Universidad de New Mexico, Edith Mágiste y S. Dórnic, de la Universidad de Estocolmo
(Suecia) o Jyotsna Vaid de la Universidad de Texas A&M (Estados Unidos), Michael
Paradis, de la Universidad McGill (Canadá), y la visita de una u otra de las autoras a
muchas de estas universidades. Esto hizo que gran parte del material manejado por los
miembros del Seminario español fueran documentos de investigación internos de
Universidades o instituciones, lo que se refleja en la bibliografía general citada al final de
este libro. Este material es difícil de encontrar por los canales ordinarios. Pero las autoras
pueden ofrecer al lector la posibilidad de ser consultado a través de la Biblioteca del
Departamento de Psicología Diferencial y Psicología del Trabajo de la UCM, depositaria
de los fondos del Seminario de Bilingüismo.
Por el citado Seminario pasaron, a lo largo de esa década y media de su existencia,
profesores, investigadores, alumnos y becarios no sólo de la Universidad Complutense,
sino también de otras Universidades de todo el territorio español. Para algunos de ellos,
su interés por el bilingüismo fue más o menos circunstancial; otros continúan trabajando
todavía en ello, como Josetxu Madariaga, de la Universidad del País Vasco, o Manuel
González Lorenzo, en la Universidad de Galicia; pero las autoras se beneficiaron de las
aportaciones de todos ellos, de sus puntos de vista distintos, de sus vivencias, de sus
discusiones, de sus trabajos, incluso de sus discrepancias.
En segundo lugar, el contexto de la práctica profesional. Una de las autoras, becaria
de investigación en los años ochenta, se ocupa desde entonces de la orientación
psicopedagógica de un colegio internacional donde se imparte la educación en lo que es
una lengua extranjera para la mayoría de los alumnos. Los casos presentados,
modificados en sus datos demográficos para salvar la confidencialidad, son casos reales,
que confirman el conocimiento teórico. Esta experiencia, además, se refleja seguramente
a lo largo de todo el libro por la actitud favorable e incluso entusiasta de las autoras hacia
la educación bilingüe, cuando ésta se realiza con las suficientes garantías de calidad y, a
su vez, por su enorme preocupación manifestada hacia las situaciones injustas de
submersión que cada vez son más frecuentes en nuestro país.
El libro está dividido en dos grandes partes: la primera, corresponde a las variables
relacionadas con el sujeto bilingüe. Consta de seis capítulos, a lo largo de los cuales se
hace un recorrido de lo que sabemos sobre las características de la persona bilingüe: las
variables cognitivas, las variables afectivo-motivacionales y el desarrollo neuropsicológico
del sujeto bilingüe, al que se le dedica un capítulo específico, dadas las especiales
características de este tipo de sujetos. Pero para poder abordar correctamente estas
características diferenciales de los bilingües, se ha hecho necesario incluir tres capítulos
previos: en el primero de ellos, se abordan los conceptos fundamentales que hay que
conocer cuando lo que estamos estudiando es el comportamiento humano; el segundo
está dedicado a la imprescindible delimitación de términos relacionados con el bilingüismo
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y el aprendizaje de una segunda lengua o de una lengua extranjera, y el tercero, a los
conceptos metodológicos básicos para abordar no sólo la investigación directa del
fenómeno del bilingüismo, sino también para ejercer la capacidad crítica a la hora de
juzgar el trabajo de investigación de los demás, necesaria a todos los lectores.
La segunda parte del libro se centra en la variable ambiental que más influencia
ejerce en el sujeto bilingüe, la variable educativa. El objetivo principal es determinar los
factores que condicionan las características de un programa de educación bilingüe en
función del grupo al que vaya dirigido y, a su vez, del derecho y la conveniencia de que
las minorías lingüísticas reciban una educación en su lengua materna si se desea que se
integren en la sociedad.
Todos lo capítulos se inician con la exposición de los objetivos que pretenden
cumplir, lo que servirá de guía al lector para conocer aquello que las autoras consideran
que es imprescindible saber cuando se termina la lectura de ese capítulo. En aquellos
capítulos que es necesario se incluye un glosario, formado sólo por aquellos términos
que no son definidos a lo largo del texto. Esos términos están señalados con un asterisco
cuando aparecen en el texto del capítulo. Al final de cada uno de ellos aparece una breve
apartado de bibliografía básica en castellano; dicha bibliografía, constituida por un
número muy reducido de referencias, se recomienda para que el lector interesado pueda
profundizar en la temática expuesta a lo largo del capítulo y es de fácil acceso.
Algunos de los capítulos incluyen un caso práctico, que tiene, en general, dos
funciones: primero, enfrentar al lector con los aspectos que han sido tratados en el
capítulo, en una persona real concreta, que, como hemos comentado, están tomados a
partir de la práctica profesional; su segunda función es la de servir de autoevaluación
para el lector, puesto que en algunos se les plantean preguntas que tienen que contestar
con lo que ha ido aprendiendo, y cuyas soluciones están al final del libro.
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PARTE I
LA PERSONA BILINGÜE
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CAPÍTULO 1
OBJETIVOS
GLOSARIO
Constructo: Concepto que hace referencia a entidades o cualidades no observables o
no detectables directamente. En este sentido, la inteligencia, por ejemplo, es un
constructo, porque no la podemos observar directamente; sólo podemos observar sus
manifestaciones, es decir, el comportamiento más o menos inteligente de los sujetos.
Correlación, coeficiente de: Índice del grado de relación lineal entre dos variables (X
e Y), cuyos valores pueden ir desde +1 a ?1. Un coeficiente igual a 0 indica que no hay
relación lineal entre X e Y; los valores positivos indican que hay una tendencia a que Y
aumente a medida que X aumenta; los valores negativos, que hay una tendencia a que Y
disminuya a medida que X aumenta.
Operativización: Los conceptos serán “operativos” y, por tanto, estarán
satisfactoriamente definidos, si se describen en su totalidad los procedimientos de medida
que nos llevan a ellos. Por ejemplo, una forma de definir operativamente la inteligencia
(no la única) es la utilización del Cociente Intelectual (CI); llegamos a él a través de una
serie de medidas del comportamiento inteligente del sujeto.
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Personalidad: Conjunto de características y atributos que identifican a un individuo y
le distinguen de los demás. Tradicionalmente, cuando utilizamos el término de
“personalidad en sentido amplio” estamos incluyendo aquellas variables y características
que se refieren tanto a aspectos cognitivos como no cognitivos de la conducta. Si se
utiliza el término “personalidad en sentido restringido”, nos referimos sólo a los aspectos
no cognitivos de la persona.
Poblaciones/Muestras: La muestra está constituida por un grupo parcial, tomado al
azar, mediante distintos procedimientos, a partir de un grupo mayor, al que denominamos
“población”. Este último comprende la totalidad de los individuos que reúnen
determinadas condiciones (habitantes de un país o una ciudad, grupo de edad, clase
social o profesional, etc.). Cada componente del grupo mayor debe tener la misma
probabilidad de pasar a formar parte del grupo menor (muestra). La muestra ha de
representar, proporcionalmente, las diversas clases existentes en el grupo mayor, es decir,
tiene que ser representativa. El propósito de las investigaciones con muestras es el de
deducir conclusiones sobre el total (población).
Rol (Papel): El término se originó en el teatro, para referirse a la actuación de los
actores. Es la conducta que se espera de una persona por el hecho de ocupar una
posición dada o un estatus dado en la sociedad. Por ejemplo, el rol o papel de madre.
Variable: Término utilizado para designar un factor que tiene algún efecto o ejerce
una influencia durante la observación o medición de un fenómeno.
INTRODUCCIÓN
Si nos planteamos saber cómo son los sujetos bilingües, cómo se comportan y cómo
se puede intervenir sobre su comportamiento, será preciso previamente conocer los
conceptos básicos relacionados con el estudio del comportamiento humano. Ése será el
objetivo principal de este capítulo.
Por ello, a lo largo de estas primeras páginas se abordarán los siguientes temas: en
primer lugar, los dos grandes enfoques que se pueden utilizar cuando lo que interesa es
estudiar el comportamiento humano: el enfoque general y el enfoque diferencial. Puesto
que, en nuestro caso, interesa estudiar diferencialmente un grupo de sujetos, los
bilingües, deberemos utilizar, en la mayoría de las ocasiones, un enfoque diferencial.
En segundo lugar, se describen los métodos de investigación que se utilizan cuando
el objeto de estudio es el comportamiento humano, y, más específicamente, cuando se
estudia desde el punto de vista del enfoque diferencial, como en este caso. Esto permitirá
elegir el método y el diseño más adecuado al planteamiento de la investigación, al tema, a
las necesidades concretas y, además, permitirá juzgar si la bibliografía utilizada para
profundizar en un tema ha cumplido los requisitos de investigación básicos como para
poder tomar en consideración los resultados de las investigaciones empíricas.
En tercer lugar, se hablará de los dos grandes sistemas que son la base de las
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diferencias en conducta, el sistema personal y el sistema ambiental. A su vez, se darán
las nociones generales sobre los dos grandes subsistemas que forman el primero de ellos,
el personal: el subsistema cognitivo y el subsistema afectivo-motivacional; además,
dentro de este sistema personal se introducirá la noción de estilo psicológico como
concepto integrador de la personalidad.
Por último, se hará referencia al ámbito de estudio del enfoque diferencial: las
diferencias intraindividuales, las diferencias interindividuales y las diferencias
intergrupales.
En suma, el contenido de este capítulo está organizado de forma que facilite la
comprensión del resto de los capítulos de este libro.
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memoria, de la percepción, etc. Es necesario conocerlas para tener un marco de
referencia general donde inscribir todo nuevo conocimiento. Pero no son suficientes.
Al optar por el enfoque diferencial, se buscan las leyes específicas que rigen para
distintos grupos de personas, por ejemplo, los bilingües frente a los monolingües. Se
quiere ver cómo esas leyes generales se aplican, modulan y matizan cuando se concretan
en un grupo de personas que se diferencia de otros grupos en una o más variables; una
de estas variables puede ser la utilización simultánea de dos o más códigos lingüísticos.
Hay muchas más variables de diferenciación entre las personas, casi tantas como se
quiera. Algunas de ellas son de tipo biológico, como el sexo y la edad; otras,
sociodemográficas, como el nivel de estudios, los recursos económicos, el tipo de
vivienda; y otras, psicológicas (sujetos autoritarios y sujetos no autoritarios, por
ejemplo). Estas variables son las que sirven para constituir los grupos.
En este caso, interesa estudiar diferencialmente un grupo de sujetos, los bilingües
(frente a los monolingües), definidos por una variable psicológica, es decir, de
comportamiento (la utilización de dos o más códigos lingüísticos).
Por lo tanto, para conseguir nuestro objetivo, que es el de conocer cómo se comporta
un grupo de sujetos determinado, los sujetos bilingües, se necesita, por supuesto, el
marco de referencia del enfoque general, pero sobre todo se necesita el enfoque
diferencial, porque será el que permita averiguar cómo se concretan esas leyes generales
del comportamiento humano cuando se aplican a un grupo concreto.
Una vez dentro de este enfoque, nos moveremos dentro de un nivel descriptivo,
necesario para tener un catálogo de las diferencias de comportamiento de nuestro grupo
con respecto al monolingüe, pero también es necesario tener en cuenta el nivel
explicativo, que permita entender por qué ese comportamiento es diferente (si es que lo
es). Si no se utilizaran los dos niveles no estaríamos dentro del estudio científico del
comportamiento humano.
Por último, hay que señalar que cuando el objeto de estudio es el comportamiento
humano, tan complejo y determinado por múltiples variables, es necesario utilizar un
enfoque multivariado, es decir, un análisis que permite al investigador estudiar la relación
simultánea entre tres o más variables, no sólo entre pares de variables dos a dos. El
enfoque multivariado se contrapone al bivariado, que consiste, básicamente, en analizar
las relaciones existentes entre las variables tomadas dos a dos. Tradicionalmente, este
enfoque está más unido a la manipulación de la variable independiente (ver más
adelante, apartado 1.2); la aplicación de este último enfoque permite acotar el estudio de
parcelas del comportamiento humano y, en ese sentido, es útil para determinados
problemas; pero cuando se aborda el estudio de la actividad humana, surge casi siempre
la necesidad de contemplar variables múltiples que parecen tener relaciones entre sí; el
estudio quedaría incompleto si sólo utilizáramos este enfoque bivariado. Por ejemplo,
cuando se quiere investigar el rendimiento en programas de educación bilingüe, se
simplificaría excesivamente el problema si se buscara la causa de un buen rendimiento de
los sujetos en una alta aptitud lingüística; hay otras variables que están relacionadas
también con el rendimiento de los sujetos, como su motivación, sus antecedentes
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culturales o las características del diseño del programa bilingüe; además, la propia aptitud
lingüística está relacionada con otras características del sujeto, como su nivel de
inteligencia general, edad, sexo, etc., lo cual hace que estemos hablando de un entramado
de relaciones entre distintas variables, que no permite hablar de una relación
exclusivamente bivariada entre ellas. Lo cual no quiere decir que en determinados
momentos de la investigación no sea útil, a veces imprescindible, recurrir a este
planteamiento bivariado, porque eso permite aclarar el panorama de la investigación y,
sobre todo, permite aplicar un enfoque multivariado en una etapa posterior de la
investigación, con un mayor conocimiento de la parcela de la conducta que se está
investigando.
Supongamos que lo que nos interesa conocer son las relaciones entre la intensidad lumínica y el
rendimiento lector de los sujetos. Pero, interesados como estamos en el bilingüismo, no nos interesan los
sujetos en general, sino los sujetos bilingües. Sabemos, porque lo hemos investigado con los medios
oportunos, que la disminución de la intensidad de la luz por debajo de un cierto umbral, produce un
descenso en el rendimiento lector, en dos aspectos principales: velocidad lectora y tasa de errores. Dicho de
otra forma: cuando disminuye la luz por debajo de un umbral crítico, todo el mundo disminuye su velocidad
de lectura y aumenta su tasa de equivocaciones. Si utilizamos el enfoque general, formulamos nuestra ley
de la forma siguiente: Cuando la luz está por debajo de 300 lx (lux, unidad de intensidad lumínica)
disminuye la velocidad lectora y aumenta la tasa de errores. Esto es cierto y necesario, pero no es
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suficiente. Tendremos que aplicar el enfoque diferencial, porque sospechamos que esa disminución del
rendimiento lector no será la misma en todas las circunstancias. Los datos de investigaciones previas
indican que seguramente variará si se trata de sujetos monolingües o de sujetos bilingües (también variará si
se trata de sujetos ancianos o de sujetos jóvenes, o si se trata de sujetos con un bajo dominio lector o con
un alto dominio lector, pero a nosotros nos interesan sobre todo las posibles diferencias debidas al
mono/bilingüismo). Es bastante probable, y así lo podemos plantear como hipótesis si estamos planificando
una investigación, que los sujetos bilingües que están leyendo en la lengua que dominan menos cometan
más errores y lean más despacio que los sujetos monolingües, o incluso que haya diferencias entre distintos
tipos de sujetos bilingües, o en el mismo sujeto bilingüe cuando lea en la lengua que domina mejor con
respecto a la lengua que domina peor. Comprobar si existen estas características diferenciales será útil para
la persona encargada de decidir cuál debe ser la intensidad de la luz en un ambiente escolar o de trabajo.
En resumen, hay que profundizar en la ley general de la disminución del rendimiento lector cuando
disminuye la intensidad lumínica, buscando las regularidades diferenciales, las leyes diferenciales, en un
palabra, el enfoque diferencial, si se quiere entender con éxito el comportamiento de los bilingües.
CUADRO 1.1. Enunciados de los principios según los cuales se elige método y/o diseño
dentro del enfoque diferencial.
A continuación se tratan con un poco más de detalle cada una de estas opciones:
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variable independiente, puesto que es la variable cuyas variaciones producen cambios
en la variable dependiente utilizada, esto es, el “rendimiento lector”.
Pero hay otro tipo de variable independiente que también puede ser modificada
directamente: la “motivación”. Efectivamente, los experimentadores pueden ofrecer
recompensas, castigos o indiferencia cuando el sujeto muestre su rendimiento lector y ver
si eso influye sobre su disminución de rendimiento cuando disminuye la luz. En el caso
de variables como la “motivación”, que se pone de ejemplo, este carácter de
manipulable/no manipulable no es necesariamente intrínseco a ella. La motivación
puede convertirse en una variable no manipulable si, por ejemplo, la operativizamos*
como “calificación recibida”, es decir, las notas escolares en lectura. Se sabe (porque, por
ejemplo, en un estudio anterior hemos encontrado esta relación) que las notas altas en
lectura suponen una motivación para la lectura mayor que las notas medias y que las
notas bajas. En aras de la simplificación, puede darse por supuesto que en la consecución
de esas notas altas en lectura no influyen otras cosas distintas a la motivación del sujeto
para la lectura (este aserto es difícilmente mantenible en la realidad, pero se le pide al
lector un esfuerzo de imaginación para suponer esta relación tan clara, tan unívoca, tan
“bivariada” entre las dos variables, la motivación del sujeto y la calificación escolar en
lectura, sólo hasta que se haya terminado de utilizar el ejemplo propuesto).
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método transversal (en un único momento) o el método longitudinal (a lo largo del
tiempo).
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Los métodos de investigación son procedimientos generales que señalan cuál es la
normativa a seguir a la hora de estudiar un fenómeno, en este caso, cuál es el
comportamiento de los sujetos bilingües. Estos métodos se plasman, en la práctica, en
estrategias concretas de aplicación, que son los diseños, de los que se tratará en el
apartado 1.2.2, es decir, el método es la “norma general” y el diseño es la “estrategia
concreta” que se aplica, derivada de un método concreto.
No hay un método y/o un diseño que sea el mejor en sí mismo. Su bondad
dependerá de las peculiaridades del fenómeno en estudio, de cuáles sean los intereses
concretos del investigador en un momento determinado, de sus posibilidades materiales,
del grado de desarrollo de la disciplina en la que se mueve… Por ello es necesario
conocer cuáles son los métodos y diseños de investigación que existen y sus
características principales, para poder elegir en un momento determinado cuál es el que
se debe aplicar, o para poder juzgar si los estudios cuyos resultados sirven de referencia
para establecer el conocimiento sobre las características del sujeto bilingüe, han elegido el
método y el diseño adecuado, y, por lo tanto, si se puede hacer uso de sus resultados
para aumentar nuestro conocimiento del sujeto bilingüe.
Hay tres tipos de métodos fundamentales:
1) Métodos experimentales.
2) Métodos comparativos.
3) Métodos de observación natural.
Seguidamente se verá en qué consiste cada uno de ellos y en qué se diferencian entre
sí, así como un ejemplo de aplicación al campo del estudio del bilingüismo:
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Siguiendo el ejemplo que nos sirve de hilo conductor en este capítulo, consideramos como Variables
Independientes (VI a partir de ahora) la intensidad lumínica (variable manipulada) y la Motivación
(operativizada como recompensa, castigo o indiferencia, y por lo tanto, manipulada); la Variable
Dependiente (VD a partir de ahora) sería el rendimiento lector. Investigamos la relación entre las dos VV II
y la VD en sujetos bilingües. Nos interesa conocer si, a igualdad de disminución de unidades lx, los sujetos
motivados positivamente (recompensa) verían menos disminuido su rendimiento lector que los sujetos
motivados negativamente (castigo) y éstos, a su vez, menos que los que no han recibido ningún tipo de
motivación (indiferencia).
En el ejemplo propuesto, elegimos una VI manipulable (la intensidad lumínica) y una VI no manipulable
(la edad). En esta última seleccionamos tres niveles: sujetos jóvenes (entre 18 y 25 años), sujetos maduros
(entre 38 y 45 años) y sujetos ancianos (entre 68 y 75 años). Puesto que una de las dos variables no es
manipulable, no podemos aplicar estrictamente el método experimental. Todos ellos son bilingües, y, para no
complicar más este diseño, que pretende ser sólo un ejemplo didáctico, nos aseguramos de que todos ellos
comparten parecida competencia tanto en su primera lengua como en su segunda lengua y que pertenecen a
tipos semejantes de bilingüismo (según las distintas clases que se abordarán en el Capítulo 2, apartado 2.2).
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Comparamos la disminución del rendimiento lector en los tres grupos de edad: seguramente encontraremos
que tendremos que disminuir mucho más la intensidad de la luz en los sujetos jóvenes que en los ancianos
para conseguir una disminución del rendimiento de igual cuantía en los dos grupos, puesto que las
condiciones de endurecimiento del cristalino con la edad en las personas mayores hacen que éstas se vean
más afectadas que las jóvenes en condiciones de iluminación precarias.
Podemos, en nuestro papel de observadores, hacer un registro de las faltas cometidas (VD) por el niño
bilingüe en una clase de lectura normal, utilizando un registro normalizado, a medida que va disminuyendo la
luz (VI).
Saliendo del ejemplo utilizado hasta ahora, podemos observar al niño bilingüe, rellenando un registro de
sus interacciones con otros niños en el patio de recreo de la escuela, observando, sobre todo cuando utiliza
su L1 (Lengua primera), inglés, por ejemplo, y su L2 (Lengua segunda), español, en qué contextos utiliza
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una u otra, con qué interlocutores, si lo hace en un caso para expresar sentimientos (rabia, alegría, etc.), y
en el otro caso para comunicar información más aséptica…
1) Los propiamente comparativos son los que más se parecen, por su estructura,
a los métodos experimentales, porque incluyen un grupo experimental y un
grupo de control. Lo único que los diferencia de los métodos experimentales
en sentido estricto es la naturaleza de la Variable Independiente, porque en los
diseños propiamente comparativos el experimentador no puede manipular esta
variable, no está bajo su control.
2) Los diseños correlacionales pueden ser, a su vez, de tres tipos:
a) De covariación.
b) Predictivos.
c) Causales.
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niveles de la variable predictora (100 unidades lx, 200 unidades lx, etc.)
Los diseños correlacionales causales son los que más se acercan a la posibilidad de
poder establecer una relación causal entre las variables, porque mediante diversos
procedimientos (por ejemplo, la utilización de técnicas de análisis de datos complejas y
especiales) nos permiten establecer ciertas inferencias de causalidad entre las variables.
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totalmente controlada, se espera que no se produzcan fuentes de variación
extrañas en el momento de aplicación del tratamiento o variable
independiente.
2) En el contexto de campo, la investigación se realiza en un marco natural. El
nivel de explicación alcanzado es generalmente menor que en el caso anterior,
ya que resulta difícil controlar los factores que inciden sobre la investigación,
pero el realismo y la “naturalidad” de la situación mejora la validez ecológica
y la externa (ver más adelante).
2) La validez interna se refiere a que sean correctas las posibles conclusiones de que
la variable independiente es de hecho responsable de las variaciones en la variable
dependiente. Sin garantías de este tipo de validez, los resultados de un experimento no
son interpretables. Así, hay que asegurarse de que las variaciones en la intensidad de la
luz y las condiciones de motivación que, en el ejemplo propuesto se consideran como
variables independientes, son responsables de la variación en los niveles de rendimiento
lector de los sujetos bilingües, lo que es, en este caso, la variable dependiente. Para ello,
como en el caso anterior, el experimentador tiene que asegurarse de reducir al mínimo las
amenazas que se puedan producir, que, en esencia, se refieren a que existan otras
variables, distintas de la independiente, que sean las verdaderas responsables de esta
variación. En el caso del experimento con el que se ha iniciado este capítulo, debemos
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asegurarnos de que son las variaciones en intensidad de la luz (VI) que superan el umbral
crítico las que producen las variaciones en la lentitud en la lectura (VD) y no, por
ejemplo, la diferente dificultad de lectura de los textos utilizados para medir el
rendimiento lector de los sujetos.
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1.2.6. La elección del método y el diseño
CUADRO 1.3. Método y diseño posible en cada caso del ejemplo propuesto.
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1.3. Los dos grandes sistemas de diferenciación interindividual: el sistema personal
y el sistema ambiental
Para poder estudiar las posibles diferencias en el comportamiento entre los sujetos
monolingües y los sujetos bilingües hay que conocer en qué están basadas esas
diferencias. Es decir, se deben tener en cuenta los dos grandes sistemas en los que se
basan las diferencias en el funcionamiento psicológico:
1) El sistema personal.
2) El sistema ambiental.
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Toda persona se comporta en una situación concreta. Por lo tanto, cuando se
estudian las características de una conducta, se debe tener en cuenta, por una parte, las
variables de la persona; por otra, las variables de la situación o el ambiente y, por último,
la interacción entre ambas. Esto es lo que se conoce como el modelo “P × S”, Persona
en Interacción con Situación. Aunque en este momento hay un acuerdo generalizado
entre todos los estudiosos del comportamiento humano de que ambos sistemas, y su
interacción, han de tenerse en cuenta, es cierto que, por razones históricas se conoce
mucho más del sistema personal que del sistema ambiental. Esto se reflejará,
inevitablemente, en la distinta extensión que tendrá cada uno de ellos en este libro.
A su vez, podemos hablar de dos grandes subsistemas dentro del sistema personal,
el susbsistema cognitivo y el afectivo-motivacional. La separación entre ambos
subsistemas es artificial, y se hace únicamente con la finalidad de poderlos investigar
mejor, ya que cuando una persona concreta se comporta, de alguna manera pone en
funcionamiento su unidad: se comporta cognitiva y afectivamente a la vez, y en
interacción con la situación, con el ambiente donde se está produciendo la conducta. Esta
es una de las razones por las que parece útil proponer, como elemento integrador, el
concepto de estilo psicológico. La representación gráfica de la organización propuesta se
muestra en la Figura 1.1.
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1.3.1. El sistema personal: el subsistema cognitivo y el subsistema afectivo-
motivacional
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positivamente (si le gustan las matemáticas) o negativamente (si las odia) el hecho de
estar haciendo ese esfuerzo, y estará revistiendo de finalidad el hecho de ponerse a
resolver el problema (para sacar una buena nota, para complacer a sus profesores o para
terminar lo más rápidamente posible y poder descansar, o para cualquier otro fin). De la
misma forma, un sujeto bilingüe se enfrenta con el reto cognitivo de aprender dos
lenguas; para ello tiene que poner en juego sus capacidades cognitvas, de inteligencia
general, de aptitud para la segunda lengua, de razonamiento verbal, etc., pero también se
siente motivado o no hacia ese aprendizaje y hacia el uso de las dos lenguas, las “inviste”
de afecto positivo o negativo, o a una de afecto positivo y a la otra de afecto negativo, las
aprende con una finalidad determinada, bien sea para complacer a sus mayores, para
poder manejarse en su ambiente, o para cualquier otra finalidad. Nunca se comporta sólo
cognitivamente o sólo afectivamente.
En el Cuadro 1.4 se recoge la definición de los conceptos básicos relacionados con las
dimensiones de personalidad, incluyendo tanto las variables cognitivas como las afectivo-
motivacionales, con la finalidad de servir al lector de guía rápida de consulta. Es un
catálogo de aquellas variables (de aquellos constructos*) que constituyen lo que, en
sentido amplio, se entiende bajo el término de personalidad*. Se incluyen las
definiciones más aceptadas; el lector con menores conocimientos de psicología puede
utilizar este catálogo como referente general. A este mismo lector puede chocarle que el
primer término incluido sea algo tan “externo” como la constitución física. Piénsese, sin
embargo, en la importancia de la apariencia física para el comportamiento de los demás
con nosotros y también su influencia en nuestro propio comportamiento (nuestra
seguridad o falta de seguridad en relación con nuestro aspecto físico, los estereotipos
sociales sobre “cómo son” las mujeres, o los negros, o los niños, o los gordos… Además,
especialmente el sistema nervioso y el sistema endocrino están relacionados
estrechamente con el comportamiento humano, en el sentido de que son su soporte, lo
que no quiere decir que necesariamente sean “la causa” de ese comportamiento; pero lo
mismo que funcionalmente no hay separación tajante entre lo cognitivo y lo afectivo,
tampoco lo hay entre “el cuerpo” y la “psique”.
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respuestas, su estado de ánimo predominante, su ritmo de acción, etc.
• Carácter: En general, los aspectos conativos de la conducta (los opuestos a
cognitivos, es decir, la actividad dirigida a un fin, el esfuerzo, la tendencia, la
voluntad). Está muy influido por el temperamento, pero se diferencia de él
porque en el carácter tienen más influencia las experiencias recibidas, no tanto los
componentes hereditarios.
• Aptitudes: Disposiciones potenciales de los sujetos para realizar determinadas
tareas. Suponen una cierta base fisiológica, dependen por una parte de la
maduración, pero también del aprendizaje (por ejemplo, la aptitud lectora);
pueden ser más o menos generales (la aptitud verbal es más general que la aptitud
para producir palabras que empiecen por P) y se las reconoce porque se
manifiestan en un comportamiento, cuando se ponen en práctica.
• Actitudes: Son predisposiciones para responder favorable o desfavorablemente
ante una situación, un hecho, una persona, un objeto determinado. Son variables
complejas, predominantemente adquiridas y en las que interactúan diversos
niveles de personalidad. Se suele hablar de tres niveles o componentes: el
cognitivo, el afectivo y el comportamental.
• Intereses: Hacen referencia a las preferencias que muestran las personas por
cosas, por personas, por actividades… En general, se reflejan en lo que nos gusta
o disgusta y en la elección de actividades. Hay un ejemplo clásico para distinguir
entre actitudes e intereses. La frase “Me gustan las naranjas” expresa un interés.
La frase “Es conveniente que los niños tomen naranjas, porque…” expresa una
actitud.
• Valores: Son modelos o patrones, por medio de los cuales las personas resultan
influidas en sus elecciones. Cuando tienen una organización, una jerarquía,
forman el sistema de valores que teóricamente rige la conducta de un individuo.
• Capacidades, destrezas, conocimientos: Disposiciones cognitivas
fundamentalmente adquiridas. Es la parte más dinámica y cambiante de la
personalidad.
A nivel intuitivo es fácil entender a qué se hace referencia cuando se habla del “estilo”
de una persona. En el lenguaje corriente, cuando observamos el comportamiento de una
persona, podemos decir que ha actuado “según su estilo”. Lo que estamos diciendo es
que hemos “reconocido” a esa persona, aunque su comportamiento en la situación en la
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que la hemos observado haya sido nuevo, diferente. Por el contrario, si decimos que “no
es su estilo”, lo que estamos manifestando es nuestra extrañeza, porque no reconocemos
a esa persona en su comportamiento. Esta es una característica básica del concepto de
estilo: permite reconocer la individualidad de una persona, el que sea ella, aun a través
de diferentes muestras de comportamiento, de diferentes situaciones, de diferentes
características de personalidad.
La otra característica básica del concepto de estilo psicológico es que participa tanto
de los aspectos cognitivos como de los no cognitivos de la personalidad, salvando esa
dicotomía entre los dos subsistemas a la que nos referíamos en el apartado anterior.
Así, definimos los estilos psicológicos como un conjunto de modalidades de
funcionamiento observables, cuyas características se enumeran en el Cuadro 1.5.
El estilo psicológico sirve también para integrar las diferencias clásicas por edad, sexo,
clase social y el resto de las variables tradicionales de diferenciación; todas las que, desde
el enfoque diferencial del comportamiento humano, se consideran ya al nivel de
variables demográficas. La pertenencia del individuo a varios de esos grupos hace que
se articule su propio estilo. Y así, no se simplifica, al tenerle en cuenta sólo como
perteneciente a cada uno de ellos aisladamente; ningún individuo pertenece a un solo
grupo; si sólo se tienen en cuenta las diferencias de sexo, o de clase social, o de edad, o
de cualquier variable aisladamente, se caricaturizan y se impide un acercamiento a la
conducta individual real. El estilo psicológico, por tanto, sirve para organizar también las
diferencias debidas a las clasificaciones tradicionales, porque cada una de esas diferencias
de grupo contribuye a modular el estilo individual.
35
o acontecimientos que hacen más nítido el significado del acontecimiento o actividad a la
que acompañan y rodean.
Existen distintas alternativas para estructurar el ambiente y, por tanto, facilitar el que
le podamos incorporar a nuestro estudio del comportamiento humano. Escogemos la de
Bronfenbrenner (por ejemplo, 1977) porque nos parece la más adecuada para la gran
mayoría de los trabajos que se pueden hacer desde el enfoque diferencial del
comportamiento humano en general, y del comportamiento de los bilingües en particular.
Bronfrenbrenner concibe el ambiente como un conjunto de estructuras concéntricas,
en las que cada una está contenida en la siguiente. Son las siguientes:
Esta estructuración del ambiente ayuda a clasificar las situaciones, cuando éstas se
presentan como contexto donde se desarrolla la conducta. El sistema ambiental, como se
ha señalado antes, ha sido mucho menos estudiado que el personal, y por ello se
encuentran más dificultades a la hora de incorporarlo al estudio de la conducta bilingüe,
pero al menos es necesario tener presente su importancia para completar el conocimiento
del comportamiento.
El objeto de estudio del enfoque diferencial son, por lo tanto, las diferencias entre los
individuos y/o entre los grupos, con el fin de encontrar las regularidades de esas
diferencias, que permitan describir, comprender, predecir y explicar mejor el
comportamiento humano. En consecuencia, su ámbito se centra en tres tipos de
36
diferencias:
Las tres clases de diferencias nos interesan cuando se está estudiando al sujeto
bilingüe. Interesan las diferencias intraindividuales porque pondrán de manifiesto el
37
perfil diferencial del sujeto bilingüe y su estabilidad relativa en cuanto a sus
características de comportamiento. Interesan las diferencias interindividuales porque
con ellas se podrán estudiar las posibles diferencias de comportamiento que se den entre
distintos sujetos que tienen en común el hecho de ser bilingüe. Interesan las diferencias
intergrupales porque con ellas se pueden estudiar las posibles peculiaridades
comportamentales de distintos grupos de sujetos bilingües, por ejemplo, de los que hayan
sido sometidos a sus dos lenguas simultáneamente desde el momento del nacimiento
frente a aquellos que hayan aprendido primero una de sus lenguas y luego la otra, es
decir, aquellos cuyo bilingüismo sea sucesivo.
Con esta base, nos adentramos en el estudio del sujeto bilingüe. El resto del libro
estará dedicado a describir y explicar las características diferenciales de los sujetos
bilingües y de uno de sus contextos básicos, la educación bilingüe.
Bibliografía recomendada
Sánchez-Cánovas, J. y Sánchez-López, M. P. (1944): Psicología Diferencial:
Diversidad e individualidad humanas, Madrid, Centro de Estudios Ramón Areces
(especialmente los tres primeros capítulos).
Bronfrenbrenner, V. (1987): La ecología del desarrollo humano, Barcelona, Paidós (es
traducción del original inglés de 1979: The ecology of human development).
38
CAPÍTULO 2
QUÉ ES EL BILINGÜISMO
OBJETIVOS
GLOSARIO
Anomía: Estado de ansiedad de una persona bilingüe que se produce como resultado de una incapacidad
para resolver las demandas conflictivas que recibe de las dos culturas a las que pertenece.
Retroalimentación (feed-back): Concepto original de la cibernética: acción generada
en la salida de una máquina o sistema de máquinas que actúa sobre la entrada; corrige la
acción de la máquina de acuerdo con el resultado. En psicología, el término se aplica a
las señales (sensaciones, por ejemplo) que originan una acción correctora sobre lo que las
provocó (sirviendo, por ejemplo, para el mantenimiento del equilibrio postural).
Analógicamente, modificación de la conducta derivada del resultado de la conducta
inicial.
39
INTRODUCCIÓN
40
La definición y el análisis de las características de cada uno de estos términos
permitirá realizar una aproximación sucesiva a la comprensión del fenómeno del uso
simultáneo de dos o más códigos lingüísticos.
41
más adecuados que otros, desde nuestro punto de vista, al menos. En el Cuadro 2.2
puede verse un resumen de los más importantes (Sánchez-López y Sánchez-Herrero,
1992).
Los dos primeros criterios son los más básicos y definitorios. Además, por lo general,
una lengua extranjera se aprende en el sistema escolar, después de haber adquirido la
lengua materna. Apenas se puede utilizar fuera del ámbito escolar y es más improbable
que el nivel de competencia alcanzado sea el de un nativo. La L2 es, sin embargo, la
lengua nativa de algún grupo social del país, hay un uso inmediato en el ambiente del
sujeto, se puede aprender tanto en la escuela como fuera de ella, el nivel de competencia
puede ser similar al de un nativo y los procesos psicológicos implicados son diferentes de
los que intervienen en el aprendizaje de la lengua extranjera.
42
Hay, sin embargo, algunas situaciones que pueden no ser fácilmente clasificables si se
aplicara estrictamente este criterio (lo que en ningún caso se pretende). Es el caso de los
alumnos de los liceos extranjeros. La mayoría de las veces, los niños que asisten a este
tipo de educación provienen de situaciones familiares en las que está presente la lengua
que se enseña en el liceo al menos en uno de los padres. Pero es cierto que hay un
número más o menos significativo en cuyo caso no se cumple esta condición, es decir, en
su casa no hay antecedentes de bilingüismo, su L2 no es familiar. Para ellos, por lo tanto,
esta lengua es en realidad una Lengua extranjera, pero la están aprendiendo antes de la
pubertad.
43
• La generalización de los resultados empíricos: La falta de acuerdo sobre la
definición teórica, unido a que el bilingüismo es un fenómeno complejo que implica algo
más que el uso simultáneo de dos lenguas (puesto que implica a toda la persona y está
relacionado con la situación social tanto del individuo como de su grupo de referencia),
hacen que la comparación entre los distintos trabajos se haga, a veces, muy difícil, y su
posibilidad de generalización sea frecuentemente escasa, al existir tantos tipos distintos de
situaciones e individuos bilingües.
44
habla de adquisición; por otro lado, están los mecanismos que guían la solución de
problemas con procesos de razonamiento consciente. En este caso, se habla de
aprendizaje.
La diferencia fundamental entre estos dos procesos se centra en las estrategias
implicadas en cada uno de ellos, que a su vez están influidas por algunas de las variables
que actúan dentro de un contexto social determinado. Por ello, no es posible analizar si
se produce uno u otro mecanismo sin tener en cuenta otros factores como el ambiente o
el tipo de lengua (L2 o Lengua extranjera). Esta puntualización es útil si lo que se quiere
saber es si los dos procesos, adquisición y aprendizaje, son esencialmente los mismos o si
son diferentes. Hasta hace poco tiempo, se ha asumido generalmente que un proceso
sigue al otro, con algunos años de solapamiento. De esta forma, la capacidad de
adquisición se supone que desaparece en la pubertad, mientras que el aprendizaje puede
tener lugar a lo largo de toda la vida (Stevick, 1982). Sin embargo, las investigaciones
recientes han indicado que no hay una separación tajante. Cada vez parece más claro que
los adolescentes y los adultos tienen a su alcance los dos modos de obtener el control
sobre una lengua. En la adquisición, por ejemplo, la persona se enfrenta a las palabras y
a las reglas en un contexto de comunicación natural, y hasta que dicha persona ha
adquirido un elemento, comete muchos errores en su uso. En el aprendizaje, por el
contrario, se producen formas correctas casi desde el principio.
En este sentido, la adquisición de la L2 es muy similar al proceso que siguen los niños
cuando hablan su L1. Requiere una interacción significativa con esa lengua
(comunicación natural) en la que los sujetos están preocupados, no por la forma de sus
expresiones, sino por los mensajes que son capaces de transmitir y comprender. Además,
la corrección de errores y la enseñanza explícita de reglas no es relevante en la
adquisición de la lengua. El aprendizaje consciente, por otro lado, ayuda mucho a la
corrección de errores y a la presentación de reglas explícitas (Krashen y Seliger, 1975).
45
como puede apreciarse en el cuadro que sirve de resumen general. El primer criterio, el
nivel de competencia alcanzado, sirve, sobre todo, para distinguir entre bilingüismo y los
otros dos términos; sólo cuando el sujeto es bilingüe, el nivel entre sus dos lenguas es
más o menos equilibrado; en el caso tanto de L2 como de Lengua extranjera siempre
habrá un conocimiento mejor de la L1 del sujeto que de su L2. De todas formas, cuando
se pretende diferenciar las dos lenguas de la persona bilingüe hablamos de L1 y L2. Se
tratará más extensamente este tema en el Capítulo 3 y en el Capítulo 8; allí veremos que
lo que en un momento era L1 puede cambiar a L2 y viceversa.
Con respecto al criterio de secuencialidad, es decir, de la forma y el momento de la
adquisición, sólo en el bilingüismo puede producirse una adquisición bien simultánea,
bien sucesivamente. Tanto la L2 como la Lengua extranjera se adquieren siempre
después que la L1, es decir, el proceso de adquisición es siempre sucesivo, no
simultáneo.
Con respecto al criterio de edad, en los tres casos puede adquirirse la L2 en cualquier
momento evolutivo, excepto cuando la adquisición se produce antes de los tres años,
porque entonces se aprende la L2 al mismo tiempo que la lengua materna, es decir, se
hace una adquisición simultánea, lo que con toda probabilidad conducirá a un estado de
bilingüismo (a no ser, naturalmente, que deje de utilizar alguna de sus dos lenguas y el
proceso de convertirse en bilingüe quede interrumpido).
El contexto social, por el contrario, diferencia entre los tres términos, en el sentido de
que en la modalidad bilingüe pueden producirse las tres condiciones diferentes (presencia
de las dos lenguas, presencia sólo de la L1 o presencia sólo de la L2). La diferencia
fundamental entre el aprendizaje de la L2 y el de la Lengua extranjera es que en la
primera han de estar presentes las dos lenguas; en el segundo sólo está presente
socialmente la L1.
46
47
El lugar de aprendizaje diferencia sobre todo al sujeto bilingüe del sujeto que
adquiere una Lengua extranjera, en el sentido de que, en el primer caso, se produce una
adquisición claramente informal y, en el segundo, un aprendizaje formal explícito; en el
caso de la L2 pueden darse las dos formas. La diferencia con respecto a la importancia
de las lenguas se refiere a que en la modalidad bilingüe, la L1 suele ser la lengua de la
mayoría, lo mismo que con el aprendizaje de la L2, pero en el caso del aprendizaje de la
Lengua extranjera, la L2 realmente no existe en el contexto del sujeto, por lo que no se
puede hablar de su importancia, que siempre es relativa con respecto a otras lenguas. Por
ejemplo, el francés es una lengua de prestigio a nivel general, pero es una lengua de poco
prestigio en la comunidad canadiense, con respecto al inglés.
Como expresábamos en otro lugar (Sánchez-López y Sánchez-Herrero, 1992), en
relación a la L2 y la Lengua extranjera, las conceptualizaciones y delimitaciones que
hemos hecho suponen diversas opciones, de las que somos plenamente conscientes. Son
las siguientes:
• Considerar que un sujeto puede llegar a ser bilingüe aunque inicie el aprendizaje
de su L2 en la época adulta.
• Considerar que un sujeto puede llegar a ser bilingüe aunque el modo sea
“aprendizaje” y no “adquisición”.
• Considerar que la diferencia entre bilingüismo y conocimiento de una L2/L
extranjera es una diferencia de grado en cuanto a determinadas características
(nivel, por ejemplo) y, en cambio, es una diferencia cualitativa en cuanto a otras
(por ejemplo, cambio automático de código lingüístico; en este caso, sólo el
bilingüe realiza ese cambio automáticamente. Cuando no se es bilingüe, sino que
sólo se conoce una L2, el cambio de lengua se hace de forma consciente,
interviniendo la voluntad).
Estas opciones tomadas influyen sobre la forma de estructurar este libro y de abordar
el estudio del bilingüismo. Pero no han sido tomadas al azar y precipitadamente, sino que
son fruto de los años de trabajo de las tres autoras (incluyendo a Silvia Sánchez-Herrero,
coautora del libro al que se ha hecho referencia ya sobre Segunda Lengua); pensamos
que la mayoría de los investigadores actuales que trabajan sobre esta temática estarían
básicamente de acuerdo con ellas, aunque es cierto que conocemos que no hay un
acuerdo unánime.
48
vista; las facetas resultantes, como se verá a lo largo de este capítulo, no son excluyentes.
Por ejemplo, un mismo sujeto puede ser bilingüe compuesto y su bilingüismo ser
dominante y no equilibrado. Esta puntualización se hará más clara a medida que el lector
avance en la lectura de este apartado. Al final de él, comprenderá qué es un bilingüismo
coordinado/compuesto y un bilingüismo dominante/equilibrado.
Con respecto a los distintos tipos y situaciones bilingües, el recuento podría hacerse
interminable, por lo que es preferible utilizar unos criterios de clasificación, escogidos por
su importancia y frecuencia de utilización. Son los siguientes:
Con respecto al primer criterio, según las relaciones entre lenguaje y pensamiento, la
clasificación más conocida y que más trabajos de comprobación ha producido ha sido la
distinción propuesta por Ervin y Osgood (1954) entre bilingües compuestos y bilingües
coordinados. Brevemente, según la definición dada por los autores, el bilingüe
compuesto es aquél que aprende su L2 relacionando cada palabra nueva con su
equivalente de traducción en L1; da a estos equivalentes de traducción un significado
idéntico en las dos lenguas. Esto parece deberse al hecho de que los dos idiomas han sido
aprendidos en el mismo contexto. Por su parte, el bilingüe coordinado es aquél que ha
adquirido sus L1 y L2 en circunstancias distintas y, como consecuencia, no tiene un
significado idéntico para los equivalentes de traducción en los dos idiomas. Esta
distinción implica que todos los bilingües no organizan el material verbal de la misma
manera; los estudios empíricos apoyan el hecho de que los bilingües coordinados tienen
una organización más independiente que los bilingües compuestos. Los datos más
recientes señalan la necesidad de considerar esta distinción como dos polos de un
continuo en el que los bilingües pueden variar, no como dos categorías excluyentes y
puras (Hamers y Blanc, 1983). Esta consideración afecta a algunos temas que se tratarán
más adelante, especialmente a los sistemas de almacenamiento de la información, que se
abordarán en el Capítulo 4 (apartado 4.1.3, página 95). La revisión de los trabajos que
tratan de contrastar la distinción entre bilingües coordinados/compuestos (por ejemplo,
Groot, 1993), permiten considerar la posibilidad de una estructura de memoria mixta en
49
los bilingües, en la que coexistan diferentes tipos de estructuras representacionales; por
ejemplo, estructuras coordinadas en unos casos y compuestas en otros, pero también
estructuras híbridas entre los dos tipos. Cuando en el Capítulo 4 abordemos los sistemas
de almacenamiento de la información (apartado 4.1.3, página 95), hablaremos de la
propuesta de Dórnic, que, precisamente, es un modelo híbrido entre la propuesta de
almacenamiento único y almacenamiento doble. La base empírica de esa propuesta está,
precisamente, en los datos que acabamos de citar, sobre bilingües compuestos y bilingües
coordinados.
A glass of wine en inglés y su equivalente de traducción en castellano “un vaso de vino” no comparten
exactamente el mismo campo pragmático semántico. En castellano, puede traducirse por dos términos:
• Un vaso de vino.
• Una copa de vino.
Cada uno de los términos en castellano comparte alguna de las connotaciones semánticas de a glass of
wine, pero tiene otras distintas, que no comparte con el término inglés (por ejemplo, la connotación del vaso
de vino en la comida diaria, el vaso de vino del tapeo), porque son propias de la cultura mediterránea. “Una
copa de vino” es mejor equivalente de traducción; tiene una connotación de celebración más formal, que
comparte con el término inglés. Un bilingüe coordinado tendrá claramente dos sistemas representacionales
distintos para a glass of wine y para “un vaso de vino”.
50
En el cuarto criterio, según el prestigio sociocultural de las dos lenguas, cabría la
distinción establecida por Lambert (1974), entre bilingüismo aditivo, cuando ambas
lenguas son valoradas socialmente al mismo nivel, y se produce un bilingüismo
“armonioso y productivo”, frente al bilingüismo sustractivo, cuando la valoración de la
L2 se produce a expensas de la L1. Se tratarán más extensamente estos tipos de
bilingüismo en capítulos sucesivos. A su vez, el prestigio sociocultural de cada una de las
dos lenguas es la base para una de las distinciones más clásicas, bilingüismo vs.
diglosia. No todos los autores aceptan la existencia de esta distinción. Su caracterización
situaría al bilingüismo como un fenómeno fundamentalmente psicológico, que se produce
a nivel individual y que implica el mismo prestigio entre los dos idiomas y la ausencia de
conflictos entre ellos, tanto a nivel individual como social. La diglosia, por el contrario,
sería un fenómeno fundamentalmente social, que se produce a nivel grupal y que implica
la existencia de un idioma más prestigioso socialmente, que sólo se emplea en situaciones
socialmente importantes, como la enseñanza, los negocios, los actos administrativos; el
otro idioma, socialmente menos prestigioso, se emplea sólo para la familia, la expresión
de los sentimientos y los aspectos sociales menos valorados. La distinción entre estos dos
grandes tipos de situaciones sociales es a veces importante porque esta variable sirve para
definir grupos distintos de sujetos que pueden mostrar características comportamentales
diferenciales.
Aunque algunos autores españoles clásicos sobre el bilingüismo, como Miguel Siguán,
cuestionaban ya hace años (Siguán, 1978) la realidad de la distinción entre bilingüismo y
diglosia, todavía en 1992 se publicó una revisión bibliográfica sobre el concepto de
diglosia (Hudson, 1992), en la que se presenta una bibliografía de 1.092 entradas, de las
que la mitad estaban publicadas entre 1983 y 1992, es decir, en una época muy reciente.
Parece, por lo tanto, que esta distinción sigue siendo básica en los trabajos sobre
bilingüismo, por lo que parece imprescindible seguir incluyéndola.
En el quinto criterio, según la identidad cultural, podría hablarse de bilingüismo
bicultural cuando hay una doble pertenencia e identidad cultural y de bilingüismo
monocultural en L1 o en L2, cuando la identidad cultural se produce sólo en uno de los
dos idiomas. Y bilingüismo acultural con anomía*, cuando la identidad cultural está mal
definida, es decir, el sujeto no se identifica con ninguna de las dos culturas. La
pertinencia de esta clasificación para el tema que nos ocupa va en la misma línea que en
el caso anterior, es decir, porque esta variable sirve para definir grupos distintos de
persona que pueden comportarse de forma distinta. Como se verá más adelante, será una
distinción básica cuando se aborden los temas relacionados con la educación bilingüe, en
la segunda parte de este libro.
Para poder realizar un desarrollo adecuado de los temas tratados en los capítulos
51
restantes de este libro, es necesario utilizar un marco de referencia conceptual, que
incluya las dos grandes temáticas, el bilingüismo y la adquisición/aprendizaje de una
L2/Lengua extranjera. Este marco conceptual, naturalmente, es el mismo que el expuesto
en el volumen que complementa el presente, y que trata sobre la L2/Lengua extranjera
(Sánchez-López y Sánchez-Herrero, 1992). Se expresa en el Cuadro 2.6.
Tal como se ha desarrollado históricamente la investigación sobre la temática, cuando
se habla de bilingüismo se hace referencia, por lo general, a una condición antecedente,
es decir, a un estado (el bilingüismo) que es lo que influye de manera fundamental sobre
el rendimiento del sujeto, sobre su comportamiento intelectual, sobre sus manifestaciones
de personalidad y sobre sus procesos de socialización. Esta influencia, por supuesto, no
es unidireccional; a su vez, todas estas variables denominadas consecuentes, influyen
sobre el propio comportamiento bilingüe del sujeto, pero el acento de las investigaciones
está puesto en la otra dirección del proceso, en cómo afecta el hecho de ser bilingüe a las
variables ya mencionadas.
Por otra parte, el bilingüismo tiene a su vez ciertas condiciones antecedentes (es
decir, condiciones que influyen sobre él), que se han representado en el esquema bajo la
denominación de situación social": el contexto histórico, social, político y familiar
donde se desarrolla el bilingüismo.
Por el contrario, en los trabajos realizados bajo la óptica del aprendizaje/adquisición
de una L2/Lengua extranjera, son las variables personales y situacionales las que se
consideran como antecedentes, como influyentes en el rendimiento lingüístico del sujeto
o del grupo. Como en el caso anterior, el sentido de esta relación no es unidireccional,
sino que existe una constante interacción y retroalimentación* (feed-back) que hace que
el rendimiento en la L2 o en la Lengua extranjera influya sobre las que hemos
denominado variables antecedentes, aunque esta influencia sea mucho menos estudiada.
52
El llegar a ser bilingüe es, en cualquier caso, un proceso de aprendizaje/adquisición de
dos lenguas. Como tal, es, en parte, un proceso general, común para todos los
individuos, y en parte, un proceso diferencial (específico de cada individuo o grupo de
individuos). Los procesos generales se refieren fundamentalmente a ciertos aspectos de
la estructura y la secuencia del proceso de aprendizaje. Son aquellos procesos de
adquisición/aprendizaje que muestran semejanzas aun bajo condiciones externas
distintas. Estas similaridades están relacionadas, por una parte, con aquellas
características básicas de los sujetos en las que se asienta el aprendizaje/adquisición de
un código lingüístico; fundamentalmente, aunque no sólo, variables cognitivas. Existen
similitudes básicas en la adquisición de una o dos lenguas: las fases en que se produce esa
adquisición, las curvas de aprendizaje y olvido, etc.
Pero son los procesos diferenciales los que explican las diferencias observadas que se
producen en el rendimiento de los sujetos, aun cuando las condiciones de
aprendizaje/adquisición sean semejantes. Las variables que están relacionadas con las
diferencias interindividuales e intergupales que se producen entre los sujetos con respecto
53
a la velocidad y al éxito logrado en la adquisición/aprendizaje de un segundo código
lingüístico pueden clasificarse en dos grandes apartados:
54
En todo proceso de adquisición/aprendizaje de las dos lenguas del sujeto bilingüe hay
55
una parte común para todos los individuos (procesos generales). Los procesos generales
se refieren fundamentalmente a ciertos aspectos de la estructura y secuencia del proceso
de aprendizaje/adquisición; son los que muestran semejanzas incluso bajo condiciones
externas distintas. Estas similitudes están relacionadas, por una parte, con aquellas
características básicas de los sujetos en las que se asienta el aprendizaje/adquisición de
un código lingüístico; fundamentalmente, aunque no sólo, variables cognitivas. Por otra
parte, las semejanzas están también relacionadas con las semejanzas básicas que
encuentra el sujeto en la tarea con la que se enfrenta cuando aprende/adquiere sus dos
lenguas. Fundamentalmente dos: se trata de adquirir siempre un código lingüístico y
existen similitudes básicas en ciertas características de la adquisición, como las fases en
las que se produce esa adquisición, las curvas de aprendizaje y olvido, etc.
Pero existen también procesos diferenciales, que son los que explican las diferencias
observables que se producen en el rendimiento y las características de los sujetos aun
cuando las condiciones de aprendizaje/adquisición sean semejantes. Como en el caso
anterior, las variables que están relacionadas con las diferencias interindividuales e
intergrupales que se producen entre los sujetos con respecto a la velocidad y el éxito en la
adquisición/aprendizaje de sus dos códigos lingüísticos pueden clasificarse en dos grandes
apartados: las referidas a la persona y las referidas a la situación, como se ha visto en el
Capítulo 1. Al análisis de las variables más importantes relacionadas con uno y otro
conjunto se dedica el resto de este libro.
56
investigación transversal. Sin embargo, una gran parte de los estudios realizados son
transversales, puesto que la investigación longitudinal lleva mucho tiempo y, por lo tanto,
es costosa. Una manera de evitar las desventajas, tanto de las investigaciones
longitudinales como de las transversales, es usar un método combinado, denominado
longitudinal transverso, en el que diversas muestras transversales de distintos grupos de
sujetos, en estadios tempranos o tardíos de desarrollo, se recogen simultáneamente y se
comparan entre sí.
Según el número de sujetos implicados. La observación de la conducta puede
hacerse sobre un solo sujeto o un grupo de sujetos. En el primer caso, hablamos de
estudios de caso. Algunos de los trabajos más representativos sobre bilingüismo se han
realizado sobre un único sujeto, por ejemplo el de Leopold (1939-1949). El uso de esta
metodología permite una investigación mucho más en profundidad que cuando utilizamos
grupos de sujetos. Sin embargo, como todos, este método tiene sus desventajas, un
resumen de las cuales se recoge en el Cuadro 2.8.
57
desarrollo. desarrollo.
• Mínimo riesgo de interferencia con las
destrezas necesarias para realizar tareas o
tests.
• Gran capacidad de generar nuevas
hipótesis (dado que son una buena fuente
de datos lingüísticos esperados y no
esperados).
Bibliografía recomendada
Mayor Sánchez, J. (1994): “Adquisición de una segunda lengua”, en J. Sánchez Lobato e
Y. Santos Gargallo, Problemas y métodos en la enseñanza del español como lengua
58
extranjera. Actas del IV Congreso de ASELE, Madrid.
Sánchez-López, M. P. (1980): Diferencias en la estructura aptitudinal entre sujetos
monolingües y bilingües, Madrid, Editorial de la Universidad Complutense.
Sánchez-López, M. P. y Sánchez-Herrero, S. (1992): Psicología diferencial el
aprendizaje de una segunda lengua, Valencia, Promolibro.
Siguán, M. (1978): Bilingüismo y biculturalismo, Barcelona, CEAC.
Siguán, M. y Mackey, W. F. (1986): Educación y bilingüismo, Madrid,
Santillana/Unesco.
EJERCICIO PRÁCTICO
Al final del libro encontrará las soluciones, para que Vd. mismo autoevalúe su nivel
de comprensión de este capítulo.
Caso 2.1.
Nombre: María
Edad: 6
Datos escolares: asiste a la escuela normal francesa, su rendimiento es bueno.
Madre
Padre
Edad: 30
Edad: 32
Idiomas: español, francés
Idiomas: francés, español
Nivel de estudios: bachillerato superior
Nivel de estudios: bachillerato superior
Profesión/trabajo: trabaja en el negocio
Profesión/trabajo: propietario de un bar
familiar
Datos sociolingüísticos:
Sus padres, bilingües francés/español, le hablan siempre en español cuando están
59
en casa, y en francés cuando están en la calle.
Su madre le ha enseñado a leer en castellano, todos los días leen un cuento.
Todos los veranos pasa unos dos meses en España con la familia de su madre.
Caso 2.2.
Nombre: Manuel
Edad: 60
Estudios: graduado escolar
Profesión: taxista
Datos sociolingüísticos:
Nacido en un pequeño pueblo de la costa gallega, su lengua familiar y social de la
infancia y adolescencia era el gallego, excepto en la escuela, donde sólo se permitía
el castellano.
En Barcelona desde los 20 años. En el hogar habla siempre gallego con su mujer,
que es del mismo pueblo. Vuelve siempre a su pueblo en vacaciones.
Sus hijos entienden gallego, pero no lo hablan.
Caso 2.3.
Nombre: Tino
Edad: 16
Datos escolares: asiste a un colegio británico en Madrid. Su rendimiento escolar es
excelente.
Padre
Madre
Edad: 42
Edad: 43
Idiomas: hindi, inglés, castellano
Idiomas: hindi, otra variedad hindi, inglés
Nacionalidad: India
Nivel de estudios: ingeniero superior
Nivel de estudios: ingeniero superior
Profesión: ama de casa
Profesión: directivo
Datos sociolingüísticos:
Ha nacido y vivido en el Reino Unido hasta los 5 años que vinieron a España. Pasa
dos meses en Nueva Delhi cada dos años.
En la familia se habla en inglés cuando está el padre. A solas con su madre habla
en la variedad hindi.
En cuanto a su castellano, en el gimnasio al que asiste no saben que no es español.
60
Caso 2.4.
Nombre: Hassan
Edad: 8 años
Datos escolares: hizo preescolar y un año de primaria en Marruecos, en francés y
árabe. Repite primero en España.
Su rendimiento ahora en segundo de ESO es muy deficiente.
Padre
Edad: 28 Madre
Idiomas: árabe, castellano, Edad: 27
entiende francés Idiomas: sólo dialecto árabe
Nivel de estudios: — Nivel de estudios: —
Profesión: jardinero muy cualificado es el Profesión: empleada de hogar
encargado en un vivero
Otros familiares: vive con sus padres sus dos hermanos pequeños y dos tíos. Sólo su
padre habla castellano.
Datos sociolingüísticos:
Hasta los 6 años sólo habló árabe y algo de francés. En España aprendió castellano
con su padre y en la escuela. Desde que llegaron, su madre y hermanos sólo
hablan árabe en casa.
En castellano habla con soltura y ha aprendido a leer, pero no le gusta el colegio,
pues los niños de su clase son muy pequeños. Le gusta el recreo porque los
mayores le dejan jugar al fútbol con ellos.
61
CAPÍTULO 3
OBJETIVOS
GLOSARIO
62
Cociente Intelectual (CI): El cociente (no coeficiente) Intelectual no es la única medida posible y utilizada de
la inteligencia, pero sí la más conocida popularmente. Es, fundamentalmente, la puntuación alcanzada por una
persona en un conjunto particular de tareas o subtests, de un test que mide inteligencia, comparada con las
puntuaciones del grupo para el que el test está baremado (o normalizado, o estandarizado). Los baremos, o
normas, son las puntuaciones obtenidas por un gran número de sujetos durante el proceso de estandarización del
test. En los primeros momentos, se obtenía el CI dividiendo la Edad Mental por la Edad Cronológica y
multiplicando el resultado por 100. (CI = EM/EC × 100). Posteriormente se perfeccionó añadiendo la evaluación
de la variabilidad del grupo al que pertenecía el sujeto.
Contexto: Por extensión de su acepción en la gramática, se entiende como el conjunto de factores que
definen un hecho o una situación. Una “definición contextual” sería la que define el significado de una palabra
explicando el significado de la frase en la que ocurre.
Interacción: Relación dinámica y recíproca entre el conjunto de los componentes de un fenómeno.
INTRODUCCIÓN
63
su totalidad. No se sabe por ejemplo, cómo determinar hasta qué punto una lengua del
bilingüe influye en la otra, el papel que juega cada una de las len- guas del bilingüe en su
vida cotidiana y cómo medir la competencia bilingüe. La mayoría de las medidas del
bilingüismo, como veremos, se basan en la idea de que basta obtener una medida de cada
una de la lenguas del bilingüe para tener una medida de esta competencia. Pero hace
mucho que se sabe que ser bilingüe no es solamente la suma de dos estados monolingües
y que la competencia bilingüe es específica. Esta competencia aún no está lo
suficientemente definida como para poder medirla, pero debe ser tenida en cuenta al
interpretar los resultados de las pruebas monolingües aplicadas a sujetos bilingües en una
situación de lenguas en contacto.
Como decíamos, la técnica más utilizada para medir la competencia bilingüe, ya sea
en términos de las dimensiones de dominancia o equilibrio bilingüe,
compuesto/coordinado o aditivo/sustractivo, ha sido tomar medidas de cada una de las
lenguas y compararlas. Antes de abordar la medida de la competencia bilingüe se
analizarán dos temas referentes al problema de la definición y medida de la competencia
lingüística, necesarios para una mejor comprensión de los siguientes apartados de este
capítulo.
Habitualmente asumimos que todos los seres humanos normales poseen una
capacidad innata para la adquisición del lenguaje, y que de hecho desarrollan esta
capacidad y llegan a ser competentes, es decir, llegan a saber comunicarse de forma
efectiva en la lengua que les rodea desde su nacimiento. Este conocimiento de la lengua
es lo que llamamos competencia lingüística del hablante nativo.
La investigación sobre la competencia lingüística nativa se ha centrado a menudo en
aspectos separados de esa habilidad. Parte de ella ha tenido como objetivo la
competencia lingüística de la forma, el conocimiento implícito amplio de la estructura
de la lengua que incluye elementos como los siguientes:
Otros investigadores opinan que hay que tener en cuenta que, además de este
conocimiento implícito, los hablantes nativos pueden utilizar su lengua para la
comunicación real. Esta habilidad, que ha sido denominada competencia comunicativa
64
(Hymes, 1985), incluye la capacidad para usar el lenguaje de manera adecuada, llevar a
cabo acciones o conductas sirviéndose del lenguaje y observar reglas complejas en la
interacción con diferentes interlocutores.
Pero a pesar de toda la investigación llevada a cabo sobre numerosos aspectos de la
competencia lingüística de la forma y sobre la competencia comunicativa de los hablantes
nativos, no se cuenta con una descripción clara de esta competencia y menos aún con
baremos o estándares para comparar las competencias entre distintos individuos. Excepto
cuando se piensa que hay retraso en el desarrollo del lenguaje en el niño, y entonces le
examina el logopeda, lo normal es que nadie tenga que pasar un test para ser considerado
hablante nativo. De hecho, si exceptuamos los tests de Cociente de Inteligencia* verbal,
(CI a partir de ahora) no se han realizado comparaciones generalizadas entre los
hablantes nativos sobre las distintas clases de competencias; se da por hecho que varían
en su habilidad para usar el lenguaje. Sea cual sea esta variabilidad encontrada en
amplitud de vocabulario, articulación, innarticulación, ingenio verbal, etc., ello no va dar
lugar a considerarla como una mayor o menor habilidad de hablante nativo en la primera
lengua adquirida.
La preocupación en el campo de la adquisición de la segunda lengua y, sobre todo, en
el de la medida de esta adquisición es muy distinta. Para los que trabajan en este área de
conocimiento, conceptualizar y describir la competencia comunicativa y lingüística de los
hablantes nativos es fundamental. Sin esta descripción y sin una medida estandarizada
con la que comparar el lenguaje de los que están aprendiendo, es imposible evaluar el
nivel de “destreza” en la segunda lengua.
Por lo tanto, en el campo de la adquisición y aprendizaje de una segunda lengua se ha
invertido mucho esfuerzo en tratar de definir los distintos componentes de la
competencia de los hablantes nativos. Los primeros trabajos, como veremos, se
centraban, en general, exclusivamente en el conocimiento lingüístico y, dentro de éste, en
ciertas estructuras o sonidos. Posteriormente, la investigación ha tratado de desarrollar
teorías acerca de lo que significa conocer una lengua que abarcan tanto el conocimiento
de su estructura como la habilidad para utilizar ese conocimiento de forma apropiada.
Canale y Swain (1980) proponen un modelo de competencia en el lenguaje que
incluye tres tipos de competencias relacionadas:
65
competencia comunicativa.
A partir de este enfoque, intenta dar cuenta de los distintos componentes de la aptitud
lingüística en la utilización real del lenguaje, en un acto de comunicación. Estos
componentes serían los siguientes:
66
A continuación se describen brevemente cada uno de estos términos:
67
fenómeno multifacético complejo que incluye no sólo intuiciones y conocimiento innato
de la estructura de la lengua, sino también la destreza para seleccionar, entre un inmenso
conjunto de opciones, la forma lingüística que va a permitir en ese momento al hablante
realizar sus intenciones.
Por lo tanto, medir la competencia en segunda lengua va mucho más allá de la idea
simplista de la buena pronunciación, la corrección gramatical o incluso conocer la forma
apropiada a la circunstancia de dirigirse a los otros. Actualmente, la investigación sobre la
medida de la competencia lingüística parte de la base de que saber una lengua y saber
utilizarla, implica conocer y controlar un gran número de componentes y elementos
interdependientes que interactúan unos con otros y a los que también afecta la naturaleza
de la situación en la que tiene lugar la comunicación.
68
inmigrantes norteafricanos en España, siendo el hecho exactamente el mismo, las
consecuencias son muy diferentes. Esas desviaciones de la norma monolingüe se
interpretarán como una prueba de que el individuo está todavía en el proceso de
adquisición de la segunda lengua. Y esto es verdad con los sujetos bilingües que eligen
serlo, normalmente pertenecientes al grupo social que hemos definido como de la
mayoría, pero no es el caso de las personas pertenecientes a la minoría, en especial con
los inmigrantes si éstos viven en comunidades lo suficientemente grandes para constituir
una situación sociolingüística de lenguas en contacto. Este tipo de bilingües no deben ser
considerados como aprendices, sino como personas con una lengua perfectamente
desarrollada aprendida en situación de contacto. La importancia de la cuestión estriba en
que se comete un sesgo al evaluar la competencia lingüística de estas personas con tests
desarrollados con normas monolingües, o tests desarrollados para personas que por
elección, están en el proceso de adquisición-aprendizaje de la L2 y cuyo objetivo es la
norma monolingüe, académica, de la L2.
Como veremos en el Capítulo 9, parte de los resultados negativos que los niños de las
minorías lingüísticas obtienen en rendimiento tanto en su L1 como en la L2, así como en
CI verbal, podrían explicarse por la utilización inadecuada de los instrumentos de
medida. El instrumento de medida está diseñado para medir otra cosa (el camino
recorrido en el aprendizaje de una L2) con otro tipo de bilingües. Se compara su
competencia lingüística con la norma de una lengua que no es la que ellos hablan en
algunos casos, y, en todos los casos, no es la lengua que hablan todo el tiempo. Las
personas bilingües no viven dos vidas, no pueden tener la misma práctica en ambas
lenguas en todas las actividades que realizan. En algunas áreas, por ejemplo el hogar, las
relaciones afectivas serán dominantes en una de sus lenguas y, en otras áreas, por
ejemplo, el trabajo o las relaciones sociales lo serán en la otra. Esta dominancia puede ir
cambiando a lo largo de la vida de los sujetos dependiendo de sus vivencias en cada una
de sus lenguas. Si, como ocurre frecuentemente, los resultados de la evaluación son el
criterio por el que se va a realizar una selección, los datos deben interpretarse con sumo
cuidado, pues se corre el riesgo de minusvalorar en gran medida la competencia
lingüística de este grupo de bilingües y que se vean seriamente perjudicados en sus
oportunidades educativas o laborales. En estos casos, la forma apropiada de realizar una
evaluación es utilizando medidas directas, es decir, haciendo que el sujeto utilice el
lenguaje para un conjunto de funciones especificadas previamente en función de los
estudios o trabajo para el que se le evalúa.
69
lenguas.
2) Cuál de sus lenguas es la dominante.
«El término dominancia implica una comparación entre dos lenguas y por tanto podría ser empleado
para describir dos tendencias: (1) la tendencia a utilizar una de las lenguas en detrimento de la otra,
cuando tanto desde el punto de vista de ambos interlocutores ambas lenguas son igualmente apropiadas y
(2) la tendencia de los sistemas de pronunciación (fonológico), semántico, léxico o sintáctico de una
lengua a interferir en los de la otra.»
70
La mayoría de las pruebas diseñadas para evaluar las destrezas lingüísticas tienen
como objeto evaluar el nivel de competencia en sujetos que son bilingües porque han
elegido libremente serlo, es decir, que están en el proceso de aprendizaje de una segunda
lengua o de una lengua extranjera. Se supone que estas personas han estudiado la lengua
formalmente y que, por lo tanto, tienen un conocimiento consciente de la estructura de la
lengua en cuestión, del vocabulario, del sistema de sonidos, de la gramática, etc.
Históricamente, los cambios en la evaluación del lenguaje han ido acompañandos (por
lo menos en la investigación y no tanto en la práctica educativa) de los cambios en la
comprensión de la naturaleza del lenguaje. Así, en términos generales, podemos distinguir
cuatro etapas:
1.a Cuando estaban en boga las teorías conductistas del aprendizaje del lenguaje y
las teorías lingüísticas estructuralistas, se entendía el lenguaje como una serie
de pautas separadas entre sí, aprendidas por la formación del hábito entre el
estímulo y la respuesta. Los tests que se diseñaban como instrumentos de
evaluación tenían como objetivo determinar si se habían adquirido, o no,
unas reglas lingüísticas concretas o “elementos separados” del lenguaje.
Estos tests eran diseñados para proporcionar un estímulo al cual el aprendiz
tenía que dar (o completar) una respuesta. En el Cuadro 3.2 podemos ver
como ejemplo, algunos elementos del Test de Placement de Laval
(Université de Laval, 1976) y que comprende tres subtests: Fonética,
Gramática y Vocabulario.
2.a Con la orientación cognitiva propuesta por Chomsky, se reinterpretó la
naturaleza del lenguaje. Su punto de vista transformacional-generativo
implica que todo ser humano posee un elaborado juego de reglas que
subyace a la naturaleza generativa de su producción lingüística. Esta
capacidad básica, o capacidad para utilizar el lenguaje, se diferenció así de la
actuación o conducta lingüística concreta que muestra la persona, aunque
ésta implica la primera. Pero el mismo tipo de elementos en los tests era
defendible bajo esta perspectiva cognitivista. La competencia lingüística se
medía por medio de “tests analíticos” que evaluaban el conocimiento que el
sujeto tenía de los numerosos ítems o elementos aislados de gramática, o de
los numerosos aspectos aislados de habilidades, como por ejemplo,
discriminación de vocales, correspondencia sonido-símbolo, grupos de
articulación de consonantes, etc. Es lo que Spolsky (1978), denomina la fase
“psicométrico-estructuralista” de la evaluación del lenguaje.
3.a Al irse comprendiendo la compleja, integrada, e inherentemente redundante
naturaleza del lenguaje, y al atribuir más valor a la estrecha relación e
interdependencia de sus partes componentes y de cada “elemento aislado”
con su contexto lingüístico, no lingüístico e intencional, los diseñadores de
tests se proponen utilizar el principio de redundancia como medio para
evaluar la competencia y para integrar los distintos elementos del test en un
71
acto global. Así los tests “globales/integradores” y más tarde los tests de
“comunicación”, se pusieron de moda en lo que Spolsky llama la fase
“integradora-sociolingüista”.
4.a Esta última fase se centra en el resultado total del aprendizaje del lenguaje y
pone mayor énfasis en las habilidades comunicativas globales de la persona
en proceso de aprendizaje de una L2. Es decir, se centra en lo que la persona
puede hacer con el lenguaje, en las tareas que puede realizar y cómo las
realiza, o en otras palabras, en la conducta lingüística total y sus resultados.
72
73
Aunque todas las frases llevan la misma información, el utilizar una u otra dependerá
de la situación o contexto de comunicación.
Otra característica es que la competencia lingüística funcional, a diferencia de la
gramatical y fonológica, no se restringe a un solo período de desarrollo. Algunas
funciones del lenguaje, como saber llamar la atención o interrumpir, se aprenden pronto
y, por ejemplo, son necesarias para tener éxito en la escuela. La capacidad para expresar
condolencia o simpatizar se adquiere más tarde y hay adultos que no llegan a dominarla.
A su vez, se va desarrollando en paralelo una orientación más sociológica en el
estudio del aprendizaje tanto de la L1 como de la L2, que considera crucial para la
adecuada descripción y medida del bilingüismo el tener en cuenta el contexto
sociocultural en que ese bilingüismo existe y las normas de la comunidad en el uso del
lenguaje en los distintos ámbitos. De no hacerse así, la medida del bilingüismo no sólo es
difícil de interpretar desde el punto de vista del significado, sino que cabe cuestionarse la
conveniencia de realizar esa evaluación por las razones aducidas anteriormente sobre el
sesgo en la medida.
El estudio de la competencia lingüística se ha ido ocupando cada vez más de la
importancia del ambiente social, de los interlocutores y del tema de la comunicación,
especialmente en relación con los dialectos de las minorías y el bilingüismo (Fishman,
1972; Labov, 1972).
A continuación se ofrecen unas nociones básicas sobre las características de los tests,
porque son esenciales para comprender la medida de la competencia lingüística.
Un test es una situación estandarizada para recoger información sobre la conducta de
una persona. Se construyen siguiendo ciertos criterios para asegurar la calidad de esa
información. Los criterios más importantes son la fiabilidad y la validez.
La fiabilidad de un test es la consistencia o exactitud con la que un test mide lo que
mide; es el grado en el que un instrumento de evaluación produce el mismo patrón de
puntuaciones con la misma población en dos ocasiones distintas.
74
Existen distintos métodos para comprobar la fiabilidad en los tests:
Cuadro 3.3. Tipos de validez (adaptado de Titone y Danesi, 1985, basado en Cronbach,
1961).
75
Puede consultarse el manual de Martínez Arias sobre psicometría, que se cita en la
bibliografía básica en castellano al final de este capítulo, para obtener más información
sobre fiabilidad, validez y otros criterios relacionados con los tests.
En las medidas referidas a una norma (tests normativos), la puntuación de un test se
interpreta en relación con otras puntuaciones, la norma, de forma que podemos hacer
comparaciones entre los individuos, para saber cómo se sitúa cada sujeto en relación con
los otros.
En las medidas referidas a un criterio se intenta producir una descripción de lo que
significa la ejecución del sujeto en el test; en otras palabras, una descripción de lo que el
76
sujeto puede y no puede hacer. Los elementos de este tipo de test miden si el aprendiz
conoce o no un conjunto de objetivos concretos.
La construcción de un test, y especialmente los tests normativos, implica un enorme
esfuerzo de investigación. La mayoría de ellos son instrumentos de medida fiables y
válidos y muchos de ellos increíblemente válidos. El problema es que a menudo se
utilizan mal. Véase un ejemplo.
Se desea medir el nivel de competencia en L2 (castellano) de un niño inmigrante con varios años de
residencia en España. El objetivo es determinar si puede seguir la enseñanza escolar regular. Para ello, se le
aplica un test de comprensión oral y un test de lectura en castellano.
En principio la elección parece bastante razonable; lo que necesita el niño es ser capaz de comprender
la información transmitida en clase, tanto oralmente como por escrito.
El test de comprensión oral fue construido para evaluar la comprensión del castellano de hablantes no
nativos que estudiaban el castellano. Se asume, por tanto, que el sujeto no es un hablante nativo. Y
efectivamente no lo es pero tampoco es un estudiante del castellano. Si interpretamos sus puntuaciones en
el test, basándonos en la muestra de estudiantes, será una interpretación absurda. Él no ha estudiado “el
castellano”. El que sabe (y probablemente parezca que sabe mucho), lo ha adquirido en una situación de
comunicación natural, con los niños en el colegio, en el barrio.
El test de lectura, sin embargo, ha sido diseñado para evaluar el rendimiento en lectura de los niños
españoles en la primera etapa de la educación obligatoria. Ahora asumimos que es un hablante nativo del
castellano. Pero él no lo es; por lo tanto, no podemos interpretar sus resultados así sin más, basándonos en
la norma.
Se está suponiendo además, que estos dos tests pueden determinar el nivel de competencia en
castellano.
No obstante, es probable que los dos tests sean unos excelentes instrumentos para medir lo que
efectivamente dicen que miden en las poblaciones de sujetos para los que fueron creados. El problema, se
insiste, no son los tests. El problema es que hay que tener la capacitación adecuada para saber utilizarlos.
77
CUADRO 3.4. Clasificación de los tests de competencia lingüística en L2 (Ingram, 1985).
78
aprenden una L2.
Esto plantea una serie de problemas que se enuncian a continuación:
79
oral/escrita, operan juntos, e intentar aislar a cualquiera de ellos o a algún elemento
aislado es difícil y, si se logra, poco relevante en términos del funcionamento del
lenguaje.
La tarea del sujeto consiste en discriminar entre las dos frases oídas de una grabación. La capacidad para
imaginar esos sonidos escritos, que es automática en los buenos lectores, puede estar implicada en la
solución de este elemento que en principio evalúa fonética.
Como estos tests entienden la competencia como competencia en una multitud de ítems separados que
componen el lenguaje, para medir la competencia de forma válida y fiable es importante que los ítems
cubran de forma adecuada todos los aspectos de la lengua o aspecto de la lengua que se está midiendo
(normalmente su gramática, vocabulario y fonología). Los ítems son cortos, numerosos y se pueden
contestar en poco tiempo. Pero como se dijo antes, saber no es lo mismo que utilizar el lenguaje, y las
correlaciones de los tests analíticos con tests de competencia práctica no son siempre altas, como
comprueban a menudo los profesores de idiomas.
La crítica fundamental a estos tests es que implican un uso del lenguaje mecánico,
bastante descontextualizado, donde el significado está subordinado a la forma. Difieren
de los tests directos en que se centran en evaluar si se conoce o no el ítem o destreza que
se está examinando, y en que su objetivo es clasificar el nivel de los aprendices, y no
tanto evaluar su competencia. Son indirectos porque miden algo (conocimiento,
velocidad de respuesta) para decir algo sobre otra cosa (competencia, habilidad
comunicativa). Su interpretación también es indirecta, ya que, aunque en principio miden
competencia linguística, en la práctica lo que permiten hacer es situar la competencia del
sujeto en relación con otras competencias en ese test, con la norma de referencia. Si la
validez de contenido y fiabilidad del test son adecuadas, esta información puede ser de
gran importancia, en función de los objetivos de la evaluación. Podemos saber que la
persona A realiza peor la tarea en cuestión que la persona B, y que es capaz de realizarla
mejor que un X del grupo normativo. Pueden ser útiles por tanto para la clasificación.
Pero hay que tener cuidado a la hora de interpretar los resultados en función de la
competencia lingüística. Si A obtiene una puntuación que le sitúa por encima del 40% y
B una puntuación que le sitúa por encima del 80%, no tiene sentido decir que B es el
doble de competente ligüísticamente que A.
80
Las ventajas de los tests analíticos son su objetividad, su facilidad de corrección (a
menudo mecanizada), que pueden ser colectivos y, por tanto, son los adecuados para
muestras grandes, en situación de bilingüismo de elección, y teniendo en cuenta la
variedad de lenguaje a la que los bilingües están expuestos, como se advertía en el
apartado 3.1.2, página 64, sobre primera y segunda lengua.
C) Tests globales
Los tests analíticos, al aislar los distintos componentes y elementos del lenguaje,
miden una competencia lingüística que no es la que utilizamos en la vida diaria, pues en
la realidad la comunicación se produce en un contexto lingüístico y situacional donde
todos los componentes están juntos, completándose unos a otros en significado y
dependiendo unos de los otros estructuralmente; precisamente parte de la habilidad para
utilizar el lenguaje implica unir todos los componentes e interpretarlos; el sentido depende
precisamente de la interacción de todos ellos. Los tests globales intentan integrar los
componentes del lenguaje en un solo evento o clase de tarea, y evaluar la actuación del
aprendiz en esa tarea. Carroll (1972), considera que representan mejor el lenguaje,
tienden a ser menos específicos del programa de enseñanza, y con ellos se proporcionan
datos que permiten una interpretación más directa. Hay tests globales que permiten
centrarse en elementos específicos, con lo que pueden ser pruebas contextualizadas de
partes específicas del lenguaje o de habilidades lingüísticas; por ejemplo, los tests cloze
(ver más adelante) sobre textos seleccionados con un contenido específico, y algunos test
de competencia comunicativa.
Se pueden distinguir dos clases de tests globales: semi-directos y directos:
• Entre los tests semi-directos, los más estudiados son el test cloze y el dictado. John
Oller (1973) los clasifica como “tests pragmáticos”. Son directos porque demandan una
conducta lingüística más natural y contextualizada. E indirectos porque se les utiliza para
ordenar a los sujetos según la puntuación obtenida, y el examinador les asigna grados de
competencia, situando puntos de corte en las posibles puntuaciones.
Los tests cloze son textos en los que se borra una palabra a intervalos regulares (por
lo tanto, en principio, al azar) y la competencia está en función de la capacidad para
rellenar los huecos. Se basan fundamentalmente en el principio de redundancia. Como el
lenguaje es redundante, un elemento concreto, como los que utilizan los tests analíticos,
puede no ser esencial para el buen funcionamiento lingüístico del hablante, ya que esa
deficiencia puede ser compensada por otras claves en el contexto sintáctico o semántico
del discurso. Según una persona avanza en su competencia de una lengua, irá asimilando
más y más los sistemas que la componen (con lo que aumentará el nivel de redundancia
de la lengua) lo que le permitirá hacer predicciones sobre lo que “viene después” y
compensar las partes del lenguaje borradas.
La longitud del texto (que incluya al menos 40 palabras borradas) y la tasa en que
aparecen los huecos (un hueco cada 5-12 palabras, normalmente cada 9 palabras), y la
81
dificultad del texto han sido las variables más estudiadas, ya que tienen implicaciones
para la validez. Hay trabajos muy completos que indican las características que deben
reunir estos tests para cada caso concreto.
Los tests de “ruido blanco” funcionan de forma similar. Es una prueba de
comprensión auditiva en la que, a intervalos regulares, la señal auditiva es sustituida por
un ruido blanco o no señal. Se han utilizado para diferentes propósitos, siendo quizás el
más apropiado el de clasificación por niveles, aunque hay algunos datos de investigación
que apoyan la utilización del test cloze para evaluar la competencia en las dos lenguas del
bilingüe.
La interpretación de los resultados sigue siendo, como con los tests indirectos, un
problema. Si su validez concurrente para discriminar entre distintos niveles de
competencia parece probada, es difícil interpretar los resultados en términos de lo que los
sujetos pueden hacer con el lenguaje en su actuación real.
A continuación ofrecemos un ejemplo de utilización de los tests cloze como medida
de nivel de bilingüismo, y su correlación con otros tests (o validez concurrente).
En 1987 las autoras y P. Babecki llevaron a cabo un estudio para la selección de los instrumentos de
medida del nivel de bilingüismo que se utilizarían en una investigación posterior, publicada en el artículo
“Bilingüismo escolar y lateralización cerebral” (Manga y Sánchez-López, 1989).
Se crearon tres pruebas cloze en inglés y una en español. Las pruebas cloze tenían 30 palabras omitidas
según el siguiente procedimiento: se dejó la primera frase de texto completa, y se omitió una de cada siete
palabras, dejando también completa la última frase del texto. Estas pruebas se corrigieron posteriormente
por el procedimiento del método de la palabra exacta (número total de respuestas que coinciden con la
palabras originales del texto del que fueron omitidas) y por el método de la palabra apropiada (número total
de respuestas que coinciden y/o son equivalentes a las palabras omitidas según el criterio de un hablante
nativo).
Se les aplicó también a los sujetos el Cuestionario de Antecedentes Bilingües, CAB (Sánchez-López,
Amuchastegui y Quiroga, 1984) y el Cuestionario de Autoevaluación, CAE, (Sánchez-López edición
experimental, 1980).
Se aplicó además una prueba de clasificación estandarizada, “Oxford Placement Test” (Allan, 1985). Es
un test muy conocido y utilizado, que ha demostrado su validez práctica y que consta de dos pruebas, de
100 elementos cada una. La primera prueba es esencialmente de destreza lectora y comprensión auditiva, en
la cual la ejecución de los sujetos depende del conocimiento de los sistemas de sonidos y escritura en inglés,
y de la habilidad para utilizar este conocimiento en una prueba. La segunda prueba es un test escrito de
elección múltiple de las estructuras gramaticales inglesas.
La muestra constaba de 157 sujetos con edades comprendidas entre 12 y 18 años, de los cuales 37
pertenecían a un colegio internacional de Madrid en donde se impartía la enseñanza en inglés en un 80% del
tiempo, y 127 asistían a un curso intensivo de inglés como lengua extranjera. Las pruebas fueron aplicadas
a 7 grupos diferentes que estaban clasificados por sus conocimientos en inglés desde “altamente
82
competentes”, hasta “principiantes”.
Las correlaciones entre la puntuación total del Oxford Placement Test (OPT) y cada uno de los tres
Cloze, y de éstos con el CAE (inglés) fueron las siguientes:
El valor de las correlaciones es, en general, alto y, en algunos casos, muy alto, por lo que estos
resultados demuestran que tanto los tests cloze como el cuestionario de autoevaluación bilingüe pueden ser
medidas válidas del rendimiento en una segunda lengua.
83
entrenados tanto en su habilidad para dirigir la entrevista de forma que sean capaces de
consultar la mayor cantidad posible de lenguaje en las áreas requeridas, como en la
técnica de evaluar sirviéndose de la escala, con lo que la fiabilidad es entonces muy alta.
Las puntuaciones y las definiciones abreviadas de cada una de ellas son las siguientes:
• Capaz de satisfacer tareas rutinarias
S1: Destreza elemental sociales con un mínimo de exigencia
formal.
• Capaz de satisfacer demandas sociales
S2: Destreza de Trabajo Limitada rutinarias y requerimientos de trabajo
limitados.
• Capaz de hablar la lengua con la suficiente
corrección estructural y vocabulario como
para participar en la mayoría de las
S3: Destreza Profesional limitada
conversaciones formales e informales
sobre temas prácticos, sociales y
profesionales.
• Capaz de utilizar la lengua con fluidez y
precisión en todos los niveles pertinentes
S4: Destreza Profesional Total
de las necesidades profesionales
normales.
• Hablar con una destreza equivalente a la
S5: Destreza Bilingüe Nativa de un hablante nativo de nivel cultural
alto.
84
niños de maternal y primaria, La Medida de Sintaxis Bilingüe, BSM, para inglés-español
de Burt, Dulay y Hernández-Chávez, 1976. Su objetivo es determinar la lengua
dominante del niño, el nivel de adquisición de la L2, y grado de mantenimiento o pérdida
de la L1, aunque el presupuesto básico del que parten los autores no está totalmente
demostrado (los niños desarrollan su L2 como su L1, siguiendo un proceso de
construcción creativa); según sus autores, el test puede medir la competencia lingüística
de un niño, midiendo habilidad sintáctica, ya que es más estable en distintas lenguas y
dialectos de la misma lengua.
Su administración, individual, dura unos 20 minutos para cada lengua. Cada versión
consta de unas 20 preguntas (que no son equivalentes de traducción), acerca de siete
láminas con dibujos que se supone que van a facilitar que el niño produzca una serie de
estructuras gramaticales. Las respuestas se registran, para luego contabilizarlas como
aceptables o no, en función de su corrección gramatical. La puntuación alcanzada
permite determinar el nivel de lenguaje del niño en cada una de sus lenguas, con lo que
permite una comparación directa entre los dos niveles de competencia.
Estos tests miden la facilidad verbal en cada una de las dos lenguas y se han diseñado
distintos tipos:
85
idéntico, se deduce un bilingüismo equilibrado. Lambert, Havelka y Gardner (1959)
encontraron correlaciones significativas entre estas medidas y otras medidas lingüísticas
de competencia bilingüe.
Estos tests de conducta bilingüe, miden el número de palabras que el sujeto produce
en cada lengua ante un estímulo dado o fluidez verbal. El ejemplo que poníamos
anteriormente sería de este tipo: ver cuantas palabras produce en cada lengua,
empezando por un sonido dado. Pero ahora la medida sería la cantidad de palabras.
Otra variación es pedir al sujeto bilingüe que descubra el mayor número posible de
palabras comprendidas en una palabra sin sentido. Por ejemplo, ¿cuántas palabras puede
detectar en “DANSONODENT” en inglés y francés?
86
Se pide a los sujetos que digan todas las palabras que puedan, en respuesta a una
palabra estímulo en la misma lengua y en un tiempo dado, y se repite el test con
equivalentes de traducción en la otra lengua. La diferencia entre el total de palabras
obtenidas en cada una de las dos lenguas dividida por el total de palabras obtenidas en la
lengua que ha generado el mayor número de palabras nos da un índice de “facilidad
verbal”.
3.4. Cuestionarios
87
bilingüismo y la competencia del bilingüe en cada una de sus lenguas. En general se han
utilizado dos clases de autoinformes, los cuestionarios sobre la historia lingüística y la
autoevaluación de las habilidades lingüísticas.
Este tipo de información es siempre necesario, pues nos puede dar indicios tanto
sobre la competencia bilingüe esperable del sujeto como de su actitud ante su L1 y L2.
Por ejemplo, si un bilingüe ha adquirido sus dos lenguas en el medio familiar desde la
primera infancia, ha asistido a una escuela en donde se impartía un programa bilingüe en
su LA y LB y vive en una comunidad que le permite utilizar sus dos lenguas
regularmente, será muy probablemente un bilingüe equilibrado. Sin embargo, si se tratara
de un bilingüe cuya lengua materna es extranjera en la comunidad donde él vive, que ha
sido escolarizado en su L2 y nunca ha aprendido a escribir en su L1, lengua que sólo
utiliza en familia, podemos esperar un bilingüe con dominancia en su L2.
Los cuestionarios también nos pueden dar indicios sobre la dimensión
compuesto/coordinado. Por supuesto, estas previsiones a partir de los cuestionarios, que
siempre se refieren a conducta declarada, deben ser confirmadas con otros tipos de
medida.
88
investigaciones (1987), las correlaciones entre nuestros cuestionarios de Autoevaluación
en inglés y los tests cloze son altas (únicamente en dos casos están por debajo de .50 en
los otros cuatro casos se acercan .70); teniendo en cuenta que, a su vez, las correlaciones
son muy altas entre esos tests cloze y el Oxford Placement Tests, los datos indican la
validez de estas pruebas de autoevaluación.
Pero los bilingües pertenecientes a las minorías étnicas y en especial los emigrantes,
no siempre pueden calificar adecuadamente su destreza en sus dos lenguas. Al estar en
contacto con hablantes de un nivel educativo y profesional más alto que el de ellos en la
lengua de la mayoría, tenderán a minusvalorar su destreza en esta lengua, y por el
contrario a autocalificarse por encima en su L1, ya que no están en contacto con la
mayoría de hablantes de esa lengua. Es un problema resultante del contacto que tiene
esta clase de bilingües con ambas lenguas y que afecta a la fiabilidad y validez de esta
medida.
Como resumen, al evaluar el bilingüismo se deben tener siempre en cuenta los puntos
siguientes:
89
Bibliografía recomendada
Martínez-Arias, R. (1991): Psicometría: Teoría de los tests psicológicos y educativos,
Madrid, Síntesis.
Tough, J. (1987): El lenguaje oral en la escuela, Madrid, Visor.
EJERCICIO PRÁCTICO
Caso 3.5.
Nombre: Mario
Edad: 6
Datos escolares: Primer año en el colegio. Bien aceptado por sus compañeros.
Problemas en lectoescritura en ambas lenguas.
Padre Madre
Edad: 42 Edad: 39
Idiomas: inglés Idiomas: inglés, francés
Nivel de estudios: ingeniero superior Nivel de estudios: ingeniero superior
Profesión: ingeniero industrial Profesión: ingeniero químico
Datos sociolingüísticos:
Vive hasta los 4 años en un país de Oriente próximo; sus padres trabajan en una
compañía de petróleo y el idioma común de los empleados es el inglés.
Sus padres siempre le han hablado español en casa, y en inglés fuera de casa.
Desde los dos años asistía a una guardería y, desde los 4, al colegio americano.
A los 5 llega a España a mitad de curso y empieza a ir a un colegio público.
Este año asiste a un colegio británico en Madrid. El 90% de los niños son bilingües.
El 80% de la enseñanza se imparte en inglés; en castellano, sólo la asignatura de
Lenguaje.
Sus padres, muy preocupados porque no pierda su buen nivel de inglés, le hablan
ahora en inglés todo lo posible. Mario dice que no le gusta que le hablen ellos en
inglés.
Motivo de la evaluación:
Mario, después de 5 meses de colegio, está retrasado con respecto a sus
compañeros en lectura en inglés y en español. De hecho, olvida de un día para otro
lo aprendido.
Su maestra opina que se le debía enseñar la lectoescritura sólo en una lengua. Los
padres insisten en que sea en inglés, por si acaso vuelven al extranjero.
90
Descartados problemas audiovisuales. Lateralización izquierda.
CI *WISC manipulativo: capacidad de aprendizaje rápido. Esta prueba ha sido
aplicada en castellano. La puntuación en CI verbal es significativamente más baja
que el manipulativo.
Objetivo de la medida:
Determinar el tipo de bilingüismo de Mario, con el objeto de decidir si debe
continuar el aprendizaje simultáneo de la lectura y escritura, y de decidirse por el
método consecutivo (primero una lengua y sólo cuando el aprendizaje esté bien
establecido en esa lengua, en la otra); determinar en cuál de las lenguas debe
realizarse.
Ejercicio:
En este ejercicio se proponen una serie de preguntas, a, b, c, etc., agrupadas bajo
unas fases o pasos de la evaluación, 1.o, 2.o, 3.o.
Debe contestar las preguntas de cada fase, y corregirlas antes de pasar a la fase
siguiente.
2.°:
a) ¿Qué tenemos que saber para poder contestar a la pregunta 1.a?
b) ¿Qué información necesitamos para cumplir los requerimientos de 1.b?
3.°:
a) Teniendo en cuenta que Mario tiene 6 años, escoger un test (consultar
la tabla 3.4) que nos permita contestar a la pregunta 2.a.
b) Qué información de entre la ofrecida en la presentación del caso puede
ser útil como información complementaria para esa pregunta.
c) Clasifique esos datos como VV de la persona y VV del ambiente.
4.°:
a) ¿Qué necesita saber para contestar a la pregunta 2.b?
b) ¿Qué instrumentos de medida emplearía?
91
CAPÍTULO 4
OBJETIVOS
GLOSARIO
Análisis Factorial: Conjunto de técnicas estadísticas diseñadas para identificar las dimensiones o factores
básicos que subyacen a las relaciones entre un gran número de variables. Los factores son realmente variables
hipotéticas o “constructos” (ver glosario del Capítulo 1) que ponen de manifiesto el grado de relación existente
entre las variables que son analizadas. La técnica del análisis factorial permite al investigador explicar hipótesis en
92
relación con esas dimensiones básicas. Es una técnica importante para determinar el número mínimo de las
dimensiones que se necesitan para dar cuenta de la variabilidad entre esas variables.
Agentes socializadores primarios y secundarios: El término socialización define el proceso a través del cual
los individuos desarrollan aquellas cualidades que son esenciales para una eficiente afirmación en la sociedad en la
que viven. La socialización se refiere tanto a los rasgos que los individuos adquieren cuanto a los mecanismos
psicológicos en los que se basan. La socialización primaria se produce durante la primera infancia. El agente
fundamental, entonces, es la familia. La socialización secundaria se lleva a cabo por el resto de los entornos y de
las personas que rodean al niño, por ejemplo, la escuela infantil.
Emparejados (sujetos): Se utiliza el método del emparejamiento de sujetos para controlar las variables
extrañas que pueden afectar a la relación entre la variable independiente y la variable dependiente. El método
consiste en buscar para cada sujeto que forma parte de la muestra, otro sujeto que sea igual a él en las
características que el experimentador haya considerado básicas, excepto en aquélla cuya influencia queramos
medir, es decir, la variable independiente.
Input/Output lingüístico: Los términos provienen de la teoría de la información, para designar la entrada y
salida de la información, respectivamente. En psicología, hacen referencia al estímulo recibido y a la reacción
ante un estímulo, respectivamente.
Variable interviniente: Variable interpuesta, es decir, magnitud que entra en juego entre observaciones
anteriores, que son condiciones antecedentes (ver Capítulo 2, apartado 2.3, página 50) y la conducta observada.
INTRODUCCIÓN
En este capítulo se revisarán los conocimientos existentes sobre distintos aspectos del
subsistema cognitivo de los sujetos bilingües, en comparación con el de los monolingües.
Se ha divido el capítulo en dos grandes apartados: en el primero, trataremos las
relaciones entre bilingüismo e inteligencia, analizando cómo se ha abordado el tema desde
los primeros momentos de la investigación científica sobre el bilingüismo (los últimos
años del siglo XIX y los primeros de éste), en los que predominaba un enfoque
cuantitativo (quién es más o menos inteligente), hasta los momentos actuales, en los que
predomina el interés por las posibles diferencias en cuanto a la organización de los
factores intelectuales, y por los procesos cognitivos (es decir, un enfoque cualitativo).
El segundo apartado se dedica al estudio del lenguaje, dada la importancia de este
sistema de simbolización de la información para el ser humano en general y el bilingüe en
particular. En él se revisarán los datos empíricos disponibles en la bibliografía sobre las
características comunes y las características diferenciales de la adquisición del lenguaje
según se trate de niños monolingües o de niños bilingües, y, dentro de este último grupo,
según el momento de adquisición de sus dos lenguas y según la adquisición se haya
producido de forma simultánea o de forma sucesiva. Por último, se tratarán dos
peculiaridades del lenguaje de los bilingües, las interferencias y los préstamos adaptados,
93
para terminar insistiendo en la necesidad de definir operativamente la “competencia
bilingüe” si queremos intervenir con éxito sobre la conducta bilingüe.
Por ello, no es de extrañar que los estudios que intentan descubrir las relaciones entre
bilingüismo e inteligencia sean bastante numerosos. Ahora bien, no se pueden incluir
todos estos trabajos (y sobre todo, lo que tiene más interés, sus resultados) bajo un único
apartado porque, aunque es evidente que tienen puntos en común, es también cierto que
difieren en sus planteamientos específicos, en su metodología y en sus resultados,
cuando menos.
El propósito de este apartado es presentar un cuadro lo más elaborado posible (en la
medida en la que los datos lo permitan) del estado de la cuestión sobre las relaciones
entre bilingüismo e inteligencia. Sin embargo, es preciso advertir, antes de continuar, que,
como toda clasificación, la que presentamos aquí no responde totalmente a la realidad de
los hechos, si pretendemos interpretarla al pie de la letra. Las clasificaciones son una
convención, que, aunque están basadas en la realidad, como es natural, hacen que se
pierdan algunos de sus matices y sólo son válidas en la medida en la que nos ayudan a
comprender y abarcar mejor esa realidad. Por lo tanto, no se debe olvidar, que aunque se
hable de momentos históricos sucesivos, éstos no son algo absolutamente cerrado, pues
los resultados y los temas de investigación que predominan en el primer momento no se
acaban con él. El enfoque psicométrico y cuantitativo, que es la característica de ese
primer momento, sigue utilizándose en muchos de los trabajos actuales, y con resultados
satisfactorios.
Teniendo en cuenta estas precisiones, se propone el siguiente esquema general, que
será desarrollado a lo largo de este apartado:
CUADRO 4.1. Evolución de los estudios sobre las relaciones entre bilingüismo e
94
inteligencia (B = Bilingües; M = Monolingües).
95
Se aclara a continuación el significado de cada uno de estos enunciados:
Pero en esta época se realizan también los estudios de casos en los que, con una
96
metodología longitudinal, se observa detalladamente la evolución intelectual de niños
bilingües familiares. En todos los casos se trata de hijos de padres de nivel intelectual
elevado, dominio de varios idiomas y preocupación por el desarrollo lingüístico e
intelectual de los niños (Smith, 1923; Leopold, 1939-1949). No es de extrañar, por lo
tanto, que los resultados sean muy distintos: señalan inequívocas ventajas de los niños
bilingües.
Ya hemos dicho en el Capítulo 2 (apartado 2.4, página 53) en qué consisten los
estudios individuales de caso único. Se estudia el desarrollo cognitivo en general y el
desarrollo del lenguaje en particular en un único sujeto, de forma intensiva. Tienen la
ventaja fundamental de que nos proporcionan una visión dinámica del desarrollo del
sujeto bilingüe, es decir, no sólo una “foto fija” de un momento determinado, con lo
que la información que tenemos es mucho más rica. Durante los primeros años del
estudio científico del bilingüismo fueron muy utilizados. Casi siempre había una
relación más o menos cercana del observador, del experimentador, con el sujeto. Con
frecuencia el científico que realizaba la observación era uno de los padres o los dos; a
veces la relación era más lejana, pero existía en cualquier forma, en forma de
parentesco o de amistad con los padres del sujeto. También existen algunos ejemplos
en la bibliografía actual. Esta cercanía, si se cumplen las reglas estrictas de la
observación natural, no tiene por qué producir necesariamente ningún sesgo. Nada
nos hace sospechar que los autores de estos trabajos, tanto los clásicos como los
actuales, no sean verdaderos profesionales, y por lo tanto, sus resultados puedan ser
fiables.
Hay, sin embargo, un sesgo que es inevitable; en la mayoría de los casos, esa
relación implicaba, lógicamente, que en el ambiente del niño había un gran interés por
su desarrollo y que el nivel cultural de su entorno era elevado. Por ello, los resultados
de estos estudios son difícilmente generalizables a la población general de bilingües;
no todos los bilingües tienen la suerte de tener un ambiente familiar de esas
características, con personas cercanas preocupadas por su desarrollo cognitivo,
lingüístico y social, que valoren los logros intelectuales.
Por lo tanto, su ventaja fundamental es la riqueza de información que nos da, la
visión dinámica del sujeto que nos proporciona. Su dificultad radica en el análisis de
los datos y, sobre todo, en las dificultades de generalización a la población total de
bilingües. En el momento actual, siguen utilizándose para el estudio del desarrollo
lingüístico, mediante el análisis de muestras de lenguaje. Se verán ejemplos en el
apartado 4.2, página 104.
97
Poco a poco, sin embargo, a partir de los años cincuenta deja de encontrarse esa
marcada superioridad de los sujetos monolingües, y los bilingües empiezan a igualarse a
ellos en algunas áreas, sobre todo en las pruebas no verbales de inteligencia.
Por lo que respecta a la evolución de los centros de interés, durante esa primera
época hay un predominio de lo que podemos denominar “comparaciones cuantitativas”.
El diseño típico de investigación consiste en comparar dos grupos de sujetos, uno de
monolingües y otro de bilingües, con respecto a sus resultados en tests de inteligencia. Se
trata de dilucidar quién puntúa más, en un intento de decidir quién es más inteligente.
98
tests no eran consecuencia del hecho de ser bilingüe. Tal matización es planteada ya por
Peal y Lambert con respecto a su propio estudio (por ejemplo, Lambert y Anisfeld,
1969), y en trabajos posteriores intenta ser salvada recurriendo a diversos diseños de
investigación, siendo el más conocido de ellos el que McLaughlin (1978) denominará de
“grupos emparejados y medidas repetidas”.
A partir de este momento empiezan a aparecer cada vez más trabajos que encuentran
resultados positivos para los sujetos bilingües, y se produce un período de optimismo
desbordado sobre las ventajas de ser bilingüe. Los resultados positivos de los trabajos de
investigación son sólo en parte responsables de este optimismo, lo mismo que los
resultados negativos de la etapa anterior eran sólo parcialmente responsables de que el
bilingüismo fuera algo tan denostado hasta la década de los sesenta. Hay otros
mecanismos sociales que influyen también en esas actitudes, a veces tan extremistas; se
hará referencia a ellos en el Capítulo 5, cuando en el apartado 5.1, página 125, se hable
de las relaciones entre bilingüismo y personalidad como ejemplo de la influencia de la
ideología sobre algunas conclusiones que pretenden ser científicas.
99
Poco a poco, a medida que se acerca la década de los ochenta, hay una consideración
más equilibrada del fenómeno del bilingüismo. Al coincidir esta actitud con la evolución
de los focos de interés y con el predominio del estudio de los procesos cognitivos como
intento de encontrar una mayor fundamentación teórica de la inteligencia, aparecen unas
investigaciones que, con frecuencia, ya no se plantean estudiar la relación general entre
bilingüismo e inteligencia, sino aspectos más parciales, buscando relaciones entre ciertos
procesos cognitivos y el bilingüismo. Se verá un poco más adelante.
Con respecto a la evolución de los focos de interés, durante esta segunda época ya
no predomina el enfoque cuantitativo, sino lo que, por contraposición, podríamos
denominar un “enfoque cualitativo”. Interesa más investigar si monolingües y bilingües
difieren en cuanto a la organización de sus rasgos, en este caso, cognitivos. El punto de
inflexión en este cambio de enfoque es también la investigación citada de Peal y
Lambert. Estos autores plantean la posibilidad de que los distintos factores intelectuales
puedan aparecer en diferentes edades según se trate de monolingües o de bilingües,
puesto que las experiencias lingüísticas y culturales de los dos grupos son diferentes. La
hipótesis queda confirmada por los resultados encontrados: los análisis factoriales*
realizados muestran que, a igual CI, la estructura factorial de los bilingües difiere de la de
los monolingües en dos aspectos fundamentales:
1) Es una estructura más diversificada (el mismo CI viene explicado por más
factores en los bilingües).
2) Hay un mayor predominio de un factor, al que se denomina “flexibilidad
cognitiva”, en los bilingües (este factor explica una parte mayor de los
resultados de los bilingües que de los monolingües).
100
resultados a los que hemos hecho referencia (un patrón aptitudinal diferente, una mayor
flexibilidad cognitiva) el inicio de un nuevo enfoque, que se centre más en los procesos
que en los resultados. Es decir, el foco de interés de esta tercera época es el estudio de
cómo afecta el bilingüismo al funcionamiento intelectual del individuo, haciendo hincapié
en la naturaleza de esa influencia.
Para sistematizar, hemos agrupado el ingente número de trabajos producidos
siguiendo sus principales intereses de investigación, que se enumeran a continuación:
1) Razonamiento abstracto.
2) Aptitudes aritméticas.
3) Aptitud espacial y aspectos relacionados con ella.
4) Estilos cognitivos.
5) Procesamiento de la información verbal.
101
errores y experimentaban menor dificultad que los bilingües que usaron sus dos idiomas
simultáneamente o de forma intercambiable. El grado de interferencia que se producía
entre los dos idiomas del bilingüe en este tipo de tareas parecía depender de las
estrategias individuales y podía hacerse disminuir a un mínimo si los dominios de uso de
las lenguas estaban claramente definidos. En cualquier caso, los datos más recientes
señalan que el grado de bilingüismo es una variable que influye en las diferencias
encontradas en las habilidades aritméticas de los sujetos bilingües con respecto a los
monolingües (por ejemplo, Chincotta y Rumjahn, 1995).
3) Aptitud espacial y aspectos relacionados con ella. Por una parte están los
trabajos centrados en la evaluación de la educación bilingüe que, en lo que ahora nos
afecta, consisten, generalmente, en una comparación entre monolingües y bilingües
utilizando instrumentos psicométricos. La conclusión general es que los bilingües
alcanzan iguales o mejores puntuaciones que los monolingües en diversas medidas de
aptitud espacial (por ejemplo, Cummins y Gulutsan, 1974). Desde un planteamiento
distinto, autores como Gorrell et al. (1982) parten de la comprobación, repetida en
diversas investigaciones, de que la capacidad para inferir la perspectiva visual de otra
persona mediante observación directa está relacionada con el desarrollo general de las
estructuras cognitivas apropiadas. La hipótesis general, basada en los datos que parecen
indicar aptitudes cognitivas superiores en los bilingües, se formula en el sentido de que el
niño bilingüe demostrará más tempranamente unas aptitudes superiores para inferir con
más exactitud la perspectiva espacial de las otras personas. Los datos proporcionan un
apoyo parcial a esta hipótesis.
Como resumen y perspectiva general de esta tercera época, los trabajos parecen
demostrar que el hecho de ser bilingüe no produce per se déficit cognitivos, al menos
siempre que se cumplan ciertas condiciones; fundamentalmente que exista un nivel
adecuado de competencia en ambas lenguas. Se profundizará más en esta idea un poco
más adelante.
4) Estilos cognitivos. A partir, sobre todo, de los trabajos de Sandra Ben-Zeev (por
ejemplo, 1975), realizados con distintas muestras de sujetos, que diferían en los idiomas
empleados, en su clase social y en su edad, se puede concluir que los bilingües utilizan
estrategias perceptivas distintas y procedimientos más elaborados en algunas tareas
verbales que los monolingües. En esencia, dos parecen ser las estrategias específicas de
estos sujetos:
102
desarrollan en circunstancias desfavorables y que, debido a ello, sufren ciertas lagunas
lingüísticas.
103
más Independientes de campo que los segundos (por ejemplo, Genesee y Hamayan,
1978); probablemente el esfuerzo que tienen que realizar los bilingües para mantener sus
dos lenguas funcionalmente separadas les hace ser más sensibles a una mayor variedad
de claves, lo que a su vez les permite una mayor separación entre las distintas funciones
cognitivas. Como consecuencia de esta mayor diferenciación psicológica, los bilingües
pueden estar mejor adiestrados que los monolingües en las tareas que suponen distinguir
la figura del fondo, que es la tarea perceptiva típica que se utiliza para medir la DC-IC.
a) El almacenamiento de la información.
b) El cambio de código.
c) Los mecanismos de traducción e interpretación.
104
Figura 4.1. Modelo de almacenamiento único. L1 = Lengua 1; L2 = Lengua 2; M =
Memoria; T = Traducción.
105
Figura 4.2. Modelo de almacenamiento separado. L1 = Lengua 1; L2 = Lengua 2; M =
Memoria; T = Traducción.
106
Figura 4.3. Modelo de Dörnic. STM = Memoria a corto plazo. LTM = Memoria a largo
plazo. LTMC = Memoria a largo plazo común. LTML1 y LMTL2 = Almacenes
específicos para cada lengua para L1 y L2 respectivamente.
Los trabajos más recientes y las revisiones (Heredia y McLaughlin, 1992; Hummel,
1993; Larsen, Fritsch y Grava, 1994) que incorporan las nuevas concepciones de la
memoria desde el punto de vista cognitivo, apoyan, en general, el punto de vista de la
existencia de un sistema de almacenamiento de la información mixto, en el sentido de
107
que, dependiendo de la tarea y del tipo de bilingüismo que posea (sobre todo, según la
distinción entre bilingüismo compuesto y bilingüismo coordinado, que hemos visto en el
apartado 2.2 del Capítulo 2, página 47), el sujeto bilingüe utilizará un sistema más
independiente, un sistema más relacionado o una mezcla entre ambos. El modelo
propuesto por Dörnic sigue pareciendo adecuado para explicar los datos empíricos de los
que disponemos.
108
interpretación, cuáles son las características que parecen esenciales en la tarea del
intérprete.
4.1.4. Conclusiones
Tomando los datos revisados hasta ahora, se puede decir que, en general, el
bilingüismo no tiene por qué suponer ningún déficit cognitivo y que, con cierta
frecuencia, en ciertos aspectos específicos, los sujetos bilingües muestran
características positivas y cierto adelanto en las etapas evolutivas.
Ahora bien, si se pretende aplicar estas conclusiones a cualquier sujeto o situación
bilingüe se estaría haciendo una generalización excesiva de los datos. Las situaciones
bilingües pueden ser muy distintas entre sí y, en consecuencia, pueden tener influencias
109
muy distintas sobre los sujetos inmersos en ellas. Por lo tanto, la forma correcta de
expresar las conclusiones a las que se puede llegar con los datos obtenidos sería decir
que, si se cumplen ciertas condiciones, el bilingüismo puede tener consecuencias
positivas desde el punto de vista del desarrollo del sujeto.
¿Cuáles son esas condiciones? A partir de los resultados de los distintos trabajos
pueden enumerarse de la siguiente forma:
110
produce el hecho de ser bilingüe en el desarrollo intelectual, en el sentido de
que, cuando son positivas, favorecen un buen desarrollo cognitivo.
111
forma más pormenorizada.
La segunda situación sería la de aprendizaje consecutivo de una segunda lengua por
niños preescolares. Y la tercera, la adquisición también consecutiva de una segunda
lengua en la escuela.
Cabe distinguir, además, el aprendizaje de una segunda lengua por adolescentes y
adultos, pero en estas edades el proceso es un aprendizaje de una L2 más que una
adquisición, y ya ha sido descrito en otro lugar por una de las autoras (Sánchez-López y
Sánchez Herrero, 1992)
112
para el análisis del desarrollo de la L2 en distintas etapas del desarrollo
cognitivo infantil.
c) Observar el proceso de adquisición en un número reducido de niños, realizando
registros repetidos de forma sistemática (método longitudinal o longitudinal
transverso, con todas las ventajas e inconvenientes mencionados en el
Capítulo 2, apartado 2.4, página 53).
Dentro de este último grupo hay que situar las primeras biografías. El primer estudio
que trata específicamente la adquisición simultánea de dos lenguas lo llevó a cabo el
lingüista francés Jules Ronjat en 1913, quien educó a su hijo Louis hablándole sólo en
alemán y su madre sólo en francés. Siguió estrictamente el principio una personauna
lengua. Su hijo llegó a hablar las dos lenguas como un niño nativo. Ronjat concluyó que
para facilitar la adquisición bilingüe y evitar dificultades, era de suma importancia
proporcionar un contexto en donde el niño pudiera asociar cada lengua con personas
distintas.
La completa monografía de Léopold (1939-1949) proporciona una descripción
detallada del desarrollo del lenguaje de su hija Hildegard. Cada uno de los padres le
hablaba en una lengua, alemán o inglés. Llevaban dos tipos de registros, uno sobre los
aspectos lingüísticos, que contenía las transcripciones fonéticas y anotaciones de las
nuevas palabras y frases que iba adquiriendo la niña, y otro, de su desarrollo general.
Cubre el período desde el nacimiento a los 7 años, con observaciones adicionales hasta
los 14 años. Leopold asegura que no hay retraso ni en el desarrollo mental ni en el
desarrollo lingüístico de su hija e incluso menciona algunas ventajas que atribuye al
bilingüismo, como prestar más atención al contenido del lenguaje que a la forma y una
cierta separación entre el significado y la palabra, dos temas que posteriormente han
seguido siendo objeto de estudio.
En la actualidad estos estudios longitudinales del desarrollo linguístico continúan
llevándose a cabo, junto con estudios transversales, pero a diferencia de estas primeras
biografías, a partir de los años sesenta los investigadores intentan describir el desarrollo
del estado bilingüe a partir de una teoría general del desarrollo del lenguaje y haciendo
una comparación directa entre niños monolingües y bilingües.
Analizamos a continuación los aspectos del desarrollo lingüístico bilingüe simultáneo
que más han interesado a los investigadores y que serán los siguientes:
113
La mayoría de los estudios analizan el lenguaje del niño que empieza a hablar. Sin
embargo merece la pena destacar aquéllos realizados sobre la discriminación fonética de
los bilingües antes de la producción del lenguaje. Los datos de la investigación reciente
muestran que durante los seis primeros meses de su existencia, el niño es capaz de
distinguir la mayoría de los sonidos que existen en las lenguas naturales (como se ha
comprobado en situación experimental). A partir de los seis o siete meses esta
polivalencia discriminatoria irá dando lugar poco a poco a una mayor selectividad.
Aunque el niño de esta edad, como cualquier otra persona, es capaz de distinguir entre
una amplia gama de sonidos, se especializa en los contrastes acústicos propios de su
lengua materna, que cada vez irá diferenciando mejor como resultado de estar inmerso
en ella. A partir del sexto mes, el hasta ahora indiferenciado balbuceo del niño se irá
modificando adaptándose a las características fonéticas de esa lengua.
Cabe entonces preguntarse si los niños que crecen en un contexto bilingüe, con una
estimulación auditiva más diversificada fonéticamente, difieren de los niños que se
desarrollan en un contexto monolingüe. Para determinarlo Eilers, Gavin y Oller (1982),
emplearon una técnica de discriminación de la palabra por refuerzo visual que resumimos
a continuación.
Los autores se preguntan si este resultado, debido a un contexto estimular más rico,
en este caso en el plano fonético, puede dar lugar a otra clase de discriminación en
114
subprocesos de orden superior. Parece razonable pensar al menos que la ventaja en
pronunciación de los bilingües tempranos esté relacionada con ese proceso de dotar de
significación a un mayor número de sonidos, que dará lugar a conservar la discriminación
auditiva de los mismos y que es una condición necesaria para poder luego reproducirlos.
b) La comprensión
En las revisiones de la literatura sobre adquisición temprana no se mencionan
dificultades en la comprensión. Por el contrario, los estudios realizados en los que se
menciona expresamente este aspecto afirman que los niños entendían igual las dos
lenguas.
115
Primera Etapa: el niño bilingüe no tiene equivalentes, entiende las dos lenguas pero
aún no tiene una producción bilingüe, ya que posee un léxico común a los dos idiomas.
Este período dura aproximadamente unos seis meses. En las revisiones consultadas sobre
estudios de adquisición del lenguaje no hay ningún autor que haya observado
equivalentes de traducción en este período, a pesar de incluir niños con lenguas
diferentes, diversos contextos de adquisición y que habían empezado a hablar a distintas
edades. Todos están de acuerdo en que, al principio del desarrollo del lenguaje, el niño
sólo tiene un sistema léxico.
Segunda etapa: el niño empieza a construir un sistema de equivalentes para palabras
que ya lleva usando un tiempo. Hay algunas palabras para las que el equivalente se
produce a la vez, pero la mayoría lo hacen en momentos diferentes en cada lengua. El
número de palabras equivalentes aumenta gradualmente, siguiendo una curva similar a las
de las nuevas adquisiciones. La diferencia estriba en que la curva de equivalentes se
origina más tarde, y sus valores son siempre inferiores a los de la curva de nuevas
adquisiciones. En resumen, al crear un sistema léxico bilingüe, el niño tiende a no
producir dos palabras para un objeto o hecho al mismo tiempo. Primero la adquiere en
una de sus lengua y sólo después de haberla utilizado durante un tiempo y dominarla
bien, empieza a utilizar su equivalente en la otra lengua.
Taeschner (1983) estudió el desarrollo del lenguaje de dos niñas de una misma
familia, que vivían en Italia y a las que su padre les hablaba siempre en italiano y su
madre en alemán. Su objetivo era comprobar los resultados de investigaciones anteriores
sobre el desarrollo del lenguaje en la adquisición simultánea, y aclarar algunas cuestiones
del desarrollo sobre las que no había consenso. Su estudio se extiende desde que las
niñas comienzan a hablar hasta los cuatro años. Utilizaremos las transcripciones del habla
de sus sujetos de observación, Giulia y Lisa, como ejemplos en esta exposición.
En el período estudiado por esta autora, la proporción de palabras adquiridas en cada
léxico fue el siguiente: El número de palabras que las niñas utilizaban en cada lengua,
incluyendo equivalentes (sin contar nombres propios, casos de onomatopeya y palabras
que eran muy parecidas, si no idénticas, en las dos lenguas) era aproximadamente igual
en los dos idiomas: dos tercios del vocabulario eran nuevas adquisiciones y un tercio
equivalentes. Una de las niñas tenía 420 palabras distintas en total a los 28 meses, y la
otra producía esa cantidad cuando era seis meses mayor. Como puede comprobarse, el
ritmo de adquisición de palabras que denotan nuevos objetos o eventos es mucho más
rápido.
3.° ¿Qué procesos permiten al niño producir estos equivalentes y mantener separados
ambos sistemas? Hay dos formas básicas de adquirir equivalentes: en el mismo contexto
o en contextos diferentes.
Supongamos que un niño ha aprendido la palabra “armario” en español cuando
estaba recogiendo los juguetes con su padre, el cual siempre le habla en español. Y
aprende a producir la palabra “wardrobe” con su madre cuando está con ella en la
cocina.
116
La formación de equivalentes en contextos diferentes se puede explicar así: cada
nueva palabra que adquiere el niño bilingüe, tiene un número relativamente amplio de
rasgos uno de los cuales tiene la propiedad de ser un elemento generalizador. Cuando se
encuentra ese elemento en otra palabra, ésta puede ser considerada un equivalente. Por
ejemplo, el niño puede producir la palabra “armario” no sólo para el de sus juguetes, sino
para el del cuarto de baño, el del dormitorio de sus padres y el de la cocina, si descubre
el rasgo común “se guardan cosas dentro” en todos estos otros objetos. Este elemento
común es el “prototipo” y los rasgos que constituyen las distintas variedades del prototipo
son el campo pragmático-semántico. Así podemos tener un prototipo y dos campos
semánticos para la palabras equivalentes armario y wardrobe:
Hasta que el niño no sea capaz de prescindir del contexto para extrapolar los rasgos
comunes de estas dos palabras, el prototipo semántico, armario y wardrobe no serán
equivalentes. La capacidad para prescindir del contexto le permitirá actuar
simbólicamente, en ausencia del soporte de la percepción del referente y su contexto
asociado. Lo importante, en todo caso, es que no va a atribuir todo el significado de
armario a todo el significado de wardrobe, sino sólo el prototipo. Los dos campos
semánticos no se fusionan. El hecho de que el campo pragmático-semántico continúe
distinto para los dos mundos explica la forma rígida en que cada palabra queda
asociada al contexto original donde fue adquirida antes de generalizarse para incluir la
otra palabra. Como puede verse, este proceso de generalización es un esfuerzo
considerable desde el punto de vista cognitivo. Puede apreciarse, además, cómo el
contexto en el que tiene lugar la interacción es lo que le da el niño los elementos que
necesita para atribuir sentido a los símbolos (las palabras); por eso el niño sólo aprenderá
las palabras que encuentre en un contexto con sentido para él.
4.° Algunas consecuencias de la adquisición simultánea de las dos lenguas. Son las
siguientes:
a) Es durante este período cuando deja de aceptar pasivamente, como hacía antes, el
hecho de que a una cosa se le pueda llamar de forma distinta a como él la llama, e
117
incluso corrige al adulto. Se empieza a dar cuenta de que está manejando dos
vocabularios.
Ejemplo (M = madre; G = Giulia; L = Lisa; la edad de los niños se expresa entre
paréntesis tras el nombre, en años y meses).
M: Wem gehören diese Schuhe? (¿de quien son estos zapatos?).
G (1; 9): Capse, chiama capse (capse por la palabra italiana scarpe, zapatos).
• Sin embargo, vemos que los niños bilingües a la edad de 2 ó 3 años parece que
ya están pasando estas etapas de realismo nominal.
G (1; 9) (mirándose los pies en la cama y hablando sola): Ah! C’è piedini.
Füsse, chiama piedini, chiama Füsse. Füsse anche piedini (Eh!, son los pies.
Füsse, son los pies, se llaman Füsse. Füsse y también pies).
• Y también con frases completas:
Hablando de ella misma con su madre.
G (1; 9): No no glos, klein klein (No, no mayor, pequeña, pequeña). Después
de una pausa:
G: Nè glande, piccola piccola (No grande, pequeña).
• En este período empieza a utilizar equivalentes para llamar la atención de los
adultos:
Giulia en el coche con su madre y su abuela:
G (1; 9): Elato, elato, elato, elato (La niña quiere helado, gelato, en italiano).
La madre y abuela siguen hablando sin hacerle caso.
G: Eis. Eis, Eis (helado en alemán).
• También se observan los primeros ejemplos de traducción de una lengua a otra:
G (2; 2): Metti tavolo de Giulia (Pon en mesa de Giulia) (Quiere que su madre
ponga unas tacitas que están en la mesa de su hermana en su mesa).
M: Wo soll ich’s hintun? (¿Dónde las pongo?).
G: Das da, das da, auf Tisch von Giulia (Repite la palabra “ahí” en alemán y
en italiano).
118
• Y además, parecen mantener sus dos léxicos separados relacionando cada uno
con personas concretas, y así crean un nuevo punto de referencia, la persona o
interlocutor, que les ayudará a evitar la confusión por tener dos términos para el
mismo concepto.
Lisa (3; 3) se dirige a un amigo italiano y dice:
L: Dov’è Kitty? (¿Donde está Kitty?).
Inmediatamente y sin esperar respuesta se vuelve a su madre y pregunta:
L: Wo ist Kitty?
c) Pero debido a que las dos palabras equivalentes no se adquieren al mismo tiempo,
sino que hay un intervalo de tiempo entre ellas y permanecen ligadas al contexto donde
se adquirieron, los niños continuarán utilizando palabras de ambas lenguas, en la misma
frase, durante bastante tiempo.
L (2; 5): Spetta, lass zu, Lisa komm ida, bene? Bene! (Aspetta = espera, déjalo
cerrado, Lisa vuelve; bene = vale).
G (2; 5): Mami ich will prendere Ja? (Mami yo quiero prendere (= coger) ¿sí?).
Taeschner (op. cit.) diseñó una prueba para comprobar lo que ocurre cuando las
palabras equivalentes se aprenden en el mismo contexto, llegando a la siguiente
conclusión: si un niño, cuando ya está en la segunda etapa, es decir, utilizando ya los
equivalentes de traducción, aprende a nombrar un objeto o evento en las dos lenguas al
mismo tiempo, los dos símbolos tendrán un mismo campo semántico pragmático. Si la
mayoría de su adquisición se produce sin una diferenciación del contexto entre las
lenguas, su bilingüismo estará cerca del polo que hemos denominado compuesto
(Capítulo 2, apartado 2.2, página 47). Si está todavía en la primera etapa, sin ser todavía
consciente de que utiliza dos códigos, el par equivalente puede llegar a ser utilizado como
una unidad, como una palabra compuesta, por ejemplo “mira-look”. Muchos autores han
mencionado ejemplos de este tipo.
Reproducimos a continuación, un resumen del procedimiento de la prueba
mencionada de aprendizaje de equivalentes en el mismo contexto. Los datos básicos son
los siguientes:
Arianna es una niña bilingüe inglés-italiano, que ya está en la segunda fase del
desarrollo del léxico y utiliza equivalentes de traducción. Dos adultos le cuentan la misma
historia uno en inglés y en otro en italiano (para facilitar la lectura, se ha traducido el
italiano al castellano).
En la historia aparecen varios objetos con rasgos y nombres totalmente nuevos,
inventados, para estar seguros de que Arianna no las había oído nunca. Estos objetos
estaban dibujados y recortados en cartón de forma que podían tenerse de pie y ser
utilizados como marionetas.
119
La transcripción de parte de la historia tal como le fue contada a la niña es como
sigue:
A: Arianna.
A1: Adulto que habla en inglés.
A2: Adulto que habla en castellano (italiano).
A2: Mira Arianna, tengo unas marionetas preciosas. Esta marioneta es uno de
los mipos.
A: ¿Sí?
A2: Hmm.
A1: You see? This is called fooker. This is the funniest funniest thing you have
ever seeen. Just look at her hair, look at her face! That’s probably why it’s colled
fooker! (¿Ves? Éste se llama fooker. Es la cosa más, más graciosa que has visto
nunca. ¡Mira qué pelo, mira qué cara! Quizás por eso se llama fooker).
A2: ¿No tiene un pelo gracioso? Pero piensa que este mipo está tan triste, ¡está
tristísimo!
A3: The fooker is so sad. Why is the fooker so sad? The fooker is sad because he
doesn’t have any poobles to eat, and he wanted so many poobles, and he cant’t find
any poobles at all, and so he is sad. Poor, poor fooker. (El fooker está está tan triste.
¿Por qué está el fooker tan triste? El fooker está triste porque no tiene ningún pooble
para comer y quería tantos poobles y no puede encontrar ningún pooble por ninguna
parte, y por eso está triste. Pobre, pobre fooker.)
A2: Pobre, pobre mipo. Piensa que el mipo está triste porque quería comerse los
fosi y ahora no tenía ningún fosi. Los ha perdido, ¿te das cuenta? Pero por suerte,
cuando estaba triste, este mipo, cuando estaba allí llorando llegó su amiga la
blaba. ¿Quieres que hagamos que venga?
(Arianna asiente con la cabeza y A2 saca otra marioneta de la bolsa).
A1: Fooker is very sad, but his friend is coming. You Know his friend! He has a
very nice friend who’s a haytschi. There is haytschi. Hi, haytschi! (Fooker está muy
triste, pero va a venir su amiga. Tiene una amiga muy buena que es un haytschi. Ahí
está haytschy. ¡Hola haytschy!).
A2: Hola mipo, dice la blaba. Pero mipo, ¿porqué estás tan triste? dice la
120
blaba. Yo estoy tan contenta, estoy tan feliz. Y tú ¿porqué estás triste?…
A1: Maybe Haytschi wants the other pooble (Tal vez haytschi quiere el otro pooble).
A: (llamándole) Haytsci-i-i-i!
A1: (señalando) Who is that? (¿Quién es ése?)
A: Fooker.
A1: That’s right. (Muy bien).
A2: Aquí está la blaba. ¡Qué simpática es!
A: E’to es una bla. Una Blaba.
A2: ¿Cómo has dicho?
A: Una blaba he dicho.
121
16 y 19 meses los dos monolingües) y se continuó contándolos durante 11 meses. Los
resultados indican que existen diferencias entre los niños, pero no entre bilingües y
monolingües (de hecho, había más diferencia entre los dos niños monolingües que entre
los grupos).
Si se tiene en cuenta que en el registro de los niños bilingües se suma cualquier nueva
adquisición en los dos idiomas, se puede pensar que cada sistema léxico tiene sólo la
mitad de los conceptos. Pero no es así; se debe recordar que en el apartado sobre la
adquisición de los equivalentes sólo un tercio del léxico de las dos niñas bilingües eran
palabras de esta categoría. De los verbos producidos por cada una de las niñas bilingües,
aproximadamente la mitad pertenecían a una lengua y la otra mitad a la otra, pues debido
a la edad en la que se realiza el recuento, sólo el 27% de los verbos de Lisa y el 31% de
los de Giulia son equivalentes. Si se toman las dos lenguas juntas, la que incrementó más
su vocabulario fue Giulia, seguida de uno de los niños monolingües y Lisa y la otra niña
monolingüe al mismo nivel.
Es necesario dividir entre dos lenguas la capacidad de cada niño para producir nuevas
palabras, pero el niño bilingüe lo compensa con una estrategia que da prioridad a
aprender nuevas palabras en vez de producir equivalentes. Puede hablar dos lenguas y
denotar el mismo número de nuevos objetos o eventos que los monolingües.
Esta estrategia ha sido confirmada en otros estudios, con niños de 4 y 6 años. A esta
edad, el léxico de estos niños no estaba compuesto sólo de equivalentes de traducción.
De hecho, todavía a esta edad, en uno de los grupos el 32% y en el otro el 28% de su
vocabulario activo no tenían equivalentes de traducción.
En cuanto a la riqueza de vocabulario, los datos de varios estudios muestran que no
está relacionada con la amplitud. Doyle y cols. (1979) compararon 22 niños bilingües con
22 niños monolingües de 3; 6 a 5; 7 años. Encontró que los niños del grupo monolingüe
conocían más palabras que los bilingües en su lengua dominante (medido con el Test de
Vocabulario de Peabody). Sin embargo, la fluidez verbal de los bilingües, medida por su
habilidad para contar historias (en concreto, por el número de conceptos empleados por
cada niño en cada historia) era muy superior en el grupo bilingüe.
122
e) El desarrollo morfológico y sintáctico
Con respecto al primer período de la producción, todos los investigadores del
lenguaje bilingüe o monolingüe están de acuerdo en que el lenguaje del niño no sigue
ninguna regla morfológica o sintáctica (morfosintáctica, a partir de ahora) al principio de
la adquisición.
En un segundo período, va progresando hacia un habla que está coordinada por
reglas morfosintácticas y se hace cada vez más independiente del contexto. Este
complicado aprendizaje de las reglas del habla adulta requiere poner en práctica un
proceso coordinado de organización, análisis y ordenación, práctica continuada,
correcciones y, si se quiere excelencia, un aprendizaje académico. Aunque el niño
empiece a utilizar algunas reglas morfosintácticas, esto no quiere decir que las domine
completamente, puede pasar mucho tiempo entre la aparición de algunos morfemas y el
momento en que el niño llegue a utilizarlos siempre correctamente.
Con frecuencia se observa que los niños aplican bien las primeras formas para luego
reemplazarlas o unirlas a formas incorrectas. López Ornat (1994) denomina estas fases
fase de las reglas defectivas y fase de las reglas rígidas. Leopold afirma que estas
producciones incorrectas son una evidencia clara de la capacidad del niño para crear
reglas mientras que las primeras manifestaciones correctas no son más que imitaciones
del habla adulta.
Se debe distinguir, con respecto al enunciado, entre los elementos semánticos y las
reglas que tienen que ser respetadas si se quiere que una frase sea gramaticalmente
correcta. Según Slobin (1974), las lenguas tienen una estructura semántica idéntica que,
sin embargo, se expresan utilizando reglas gramaticales distintas. Todo niño que empieza
a hablar tiene que llegar a entender el conjunto de reglas concretas que pertenecen a su
lengua. Pero el niño bilingüe tiene que aprender no sólo dos sistemas léxicos que están
compuestos por los mismos significados básicamente, sino que además tiene que
aprender todas las posibles maneras de combinar estas palabras agrupándolas según dos
amplios conjuntos de reglas: las de la LA y las de la LB. Algunos aspectos de la
morfología y sintaxis de la LA tendrán la misma función en la LB, mientras que otros
serán diferentes.
Los estudios sobre la interferencias léxico-fonológicas muestran que las lenguas con
sistemas fonológicos parecidos son más difíciles de separar. A un niño bilingüe castellano-
gallego le será más difícil mantener sus lenguas separadas que a un niño bilingüe
castellano-vasco. Si los tipos de sonidos son completamente distintos como con el italiano
y el alemán, al niño bilingüe le será más fácil distinguir y mantener separadas las dos
lenguas y elaborar reglas fonológicas concretas para cada lengua. Puede basar las reglas
en el sonido, que es un factor concreto que puede percibir fácilmente.
Pero las características morfológicas y sintácticas de las lenguas son más difíciles de
separar. Algunos aspectos son equivalentes, como por ejemplo, los artículos
determinados e indeterminados con género y número, en castellano y en francés. Otros
sólo pertenecerán a una de las lenguas, como el partitivo francés: “je veux du chocolat =
123
quiero chocolate”.
Habrá también aspectos que son equivalentes en ambas lenguas desde el punto de
vista funcional, pero pueden ser parcialmente diferentes, como los géneros en nombres
equivalentes, “du lait = la leche, le nuage = la nube, une minute = un minuto”.
Otros aspectos equivalentes se utilizan de forma distinta en lenguas diferentes, por
ejemplo, la primera persona del plural del presente de indicativo de los verbos en italiano,
como “andiamo, giochiamo, facciamo = vamos, jugamos, hacemos” es la que se utiliza
como equivalente de “vamos a jugar, vamos a hacer” o “let’s play, let’s do” del
castellano y el inglés.
Taeschner, teniendo en cuenta estas condiciones complejas que interactúan y sin
olvidar la evolución de uso inicial correcto, uso incorrecto y finalmente uso correcto,
basándose en sus propios datos, que a su vez confirman hipótesis basadas en estudios
anteriores, resume así el desarrollo morfosintáctico de los bilingües simultáneos:
«Los niños bilingües empiezan utilizando la morfología y la sintaxis como los niños nativos
monolingües. En el caso de que las dos lenguas tengan los mismos marcadores gramaticales, y los
adultos las utilicen igual (con la misma frecuencia), aparecerán en las dos al mismo tiempo y el sistema de
reglas será común. Si la regla o el marcador gramatical no pertenece a las dos lenguas, entonces esa regla
se adquirirá como y cuando lo hacen los niños nativos de esa lengua y pertenecerá al sistema de reglas
específico de la misma.»
Para Swain (1972), el desarrollo en los bilingües sigue el mismo proceso que en los
monolingües. Basándose en la aproximación generativa, propone que el niño bilingüe
posee una gramática elemental única, compuesta de un conjunto de reglas características
del conocimiento lingüístico, y las dos lenguas funcionarían como dos códigos lingüísticos
distintos. El niño desarrolla un sistema de reglas, común a las dos lenguas, para las que
son comunes y dos sistemas separados propios de cada idioma para las reglas que son
específicas de cada uno de ellos. Sus datos indican, también, que una regla específica
124
para una lengua (por ejemplo, el “est-ce que” francés), se adquiere primero como común
a las dos lenguas. Así el niño utiliza una mezcla del tipo: “est-ce que you give it to her?”.
Posteriormente esta regla se diferenciará como específica de uno solo de los idiomas.
Taeshcner (op. cit), obtiene datos que confirman los obtenidos por Swain y, en su
opinión, la habilidad para descubrir reglas se manifiesta en las dos lenguas, pero en vez
de permanecer en una, parece trasladarse de una a la otra, lo que explica que el niño
produzca a veces formas que no existen en esa lengua. La corrección por parte de los
que le rodean y el oír constantemente las formas admitidas, hace que acabe utilizando
sólo las últimas. Los niños bilingües se van dando cuenta tras el período inicial de
adquisición, de que algunas de las reglas del procesamiento lingüístico pertenecen en
exclusiva a una u otra lengua y deben permanecer separadas. Se comprueba esta fase en
las correcciones que los sujetos hacen espontáneamente. Este proceso de distinción
continúa durante todo el período de adquisición del lenguaje.
Para terminar este apartado, es necesario insistir en la idea apuntada ya al hablar de
los estudios longitudinales de observación del desarrollo del lenguaje, de que estos
resultados no se pueden generalizar automáticamente a toda la población de niños que
desarrollan simultáneamente sus dos lenguas. Para poder hacerlo, se tendrían que
controlar previamente las diferencias en las variables del sujeto biológicas y cognitivas,
como atención, procesos de memoria, análisis, inferencias y, en general, todos los
componentes que entran enjuego en el desarrollo del lenguaje; las diferencias en las
variables del ambiente como estilo de interacción lingüística de los padres y actitud hacia
el aprendizaje de las lenguas, la posición del niño entre los hermanos, la valoración de
cada una de las lenguas fuera del hogar, el input en cada una de las lenguas, etc. Pero
todas estas variables afectan también la adquisición del lenguaje de los niños monolingües
y explican la variabilidad interindividual en la adquisición. En definitiva, como afirma
McLaughlin (1981), mientras más equilibrada sea la práctica en cada lengua, más se
corresponderá el desarrollo del lenguaje del niño con las pautas seguidas por los niños
monolingües. La regla de una persona-una lengua, y la identificación de una lengua con
situaciones concretas, como en casa/actividades fuera de casa, parecen ayudar al niño a
mantener las lenguas separadas. Mientras más mezcla de lenguas haya entre personas y
sitios, más tenderá a diferenciarse la secuencia de desarrollo de la de los niños
monolingües.
125
conocimiento adicional que tienen estos niños de su L1 no parece afectar demasiado la
pauta de aprendizaje de la L2. Parece que siguen las mismas fases que los niños
monolingües de esa lengua. Y la secuencia parece ser la misma independientemente de la
primera lengua de los aprendices.
Se ha estudiado el desarrollo de las construcciones negativas, interrogativas y el
auxiliar modal en inglés como L2 por parte de niños cuya L1 era el alemán, el japonés o
el castellano y la secuencia de desarrollo parece ser la misma que para los niños cuya L1
es el inglés. Es lo que se ha llamado la “hipótesis de la identidad del desarrollo
interlenguas” que es defendida por varios autores. Hay datos, no obstante, de niños
alemanes aprendiendo inglés entre otros que muestran una pauta de desarrollo distinta a
la de los niños nativos ingleses. Examinando las producciones de estos niños, se llegó a la
conclusión que las diferencias se debían a interferencias de la L1 y a generalizaciones
indebidas. Pero sí seguían un desarrollo sistemático que refleja unos principios de
adquisición generales.
Los estudios sobre la adquisición de los morfemas en lengua inglesa, dan como
resultado regularidades consistentes en estudios longitudinales transversos (ver Capítulo
2, apartado 2.4, página 53) con niños de distinta L1 en cuanto al uso correcto, pero
difieren en el orden de adquisición con respecto a los niños monolingües de lengua
inglesa.
La investigación llevada a cabo en Alemania con niños inmigrantes muestra que el
desarrollo del alemán como L2 de estos niños presenta regularidades en paralelo al
desarrollo de este idioma en los niños monolingües alemanes más jóvenes. Al mismo
tiempo, estos estudios muestran que existen diferencias individuales en las estrategias que
los niños ponen en juego en cada fase.
Por lo tanto, parece necesario diferenciar entre estrategias generales y tácticas en la
adquisición de la L2 (McLaughlin, 1983). Las estrategias generales son procesos
cognitivos de orden superior, abstractos, constantes y que operan a largo plazo. Son
universales, se suponen en todo aprendizaje de una lengua, independientemente de la
lengua materna, edad y contexto de adquisición. Entre estos procesos se incluyen la
comprobación de hipótesis, la simplificación y la sobregeneralización. Las tácticas las
ponen en práctica los individuos para afrontar las demandas específicas de aprendizaje.
Son procesos a corto plazo, que se ponen en marcha para superar problemas específicos
inmediatos en la consecución del objetivo a largo plazo que es la adquisición del lenguaje.
Dependerán del estilo de aprendizaje de los individuos y de la situación concreta en la
que se produce la adquisición. Entre estas tácticas propias de la adquisición de la L2 se
han identificado la utilización de reglas y la memorización.
Por ejemplo, una de las diferencias en los niños entre la adquisición de una segunda
lengua y la lengua materna es la frecuencia del uso de expresiones hechas y muletillas,
que se emplean más en la adquisición sucesiva de la L2 Esta táctica sólo es posible
ponerla en práctica cuando el sistema cognitivo está lo suficientemente desarrollado como
para poder memorizar una secuencia de palabras. Otra táctica empleada es utilizar la
126
primera lengua, sobre todo cuando no sabe cómo resolver un problema de expresión con
la L2. Pero aunque ahora los niños sean mayores que cuando aprendieron su primera
lengua, van a abordar la adquisición de la segunda con las mismas estrategias; por
ejemplo, ya se ha visto que aparecen las mismas pautas de desarrollo que en la L1 de los
monolingües a la hora de adquirir algunas estructuras de la frase. Cuando la situación de
aprendizaje es una situación formal, o es muy diferente a la situación natural de
adquisición de la L1, entonces estas estrategias, como es natural, quedan oscurecidas.
127
en Europa. Los temas de la relación entre el desarrollo de la primera y segunda lengua y
los programas de educación bilingüe para la minorías se tratarán en los Capítulos 7 y 8
respectivamente.
Adelantamos aquí dos aspectos. Según la hipótesis de la interdependencia
lingüística, formulada por Cummins (ver apartado 4.1.4, página 102) para explicar el
desarrollo de las habilidades académicas en relación con la competencia en L1 y en L2,
los aspectos cognitivo-académicos de la primera y la segunda lengua son
interdependientes. El nivel de aptitud que alcanzará el niño en la L2 adquirida en el
contexto escolar, dependerá en gran parte del aprendizaje previo de las funciones del
lenguaje que están relacionadas con la lectoescritura y tareas académicas. El aprendizaje
de esta clase de funciones del lenguaje, dará lugar a lo que Cummins llama la
“competencia lingüística cognitivo académica”. Las funciones del lenguaje para la
comunicación natural, llamadas “habilidades básicas de comunicación interpersonal”,
pueden diferenciarse empíricamente de las anteriores. Esta distinción da cuenta de lo que
algunos autores llaman el fenómeno de “la fachada lingüística”, niños que aparentemente
hablan fluidamente la L2, pero tienen un bajo rendimiento académico porque en el
contexto escolar lo que se valora es la competencia lingüística cognitivo académica”.
En resumen, el aprendizaje de una L2 en la escuela implica habilidades totalmente
distintas a las que implica la adquisición fuera de la clase. El contexto de aprendizaje del
aula es distinto tanto en la función (es aprender otras cosas, no comunicar) como en el
lenguaje que se utiliza. La tarea semántica es más compleja, hay que comprender y
hacerse entender muchas veces en ausencia de toda clave contextual, por lo que el niño
tiene que recurrir con frecuencia a su primera lengua tanto para expresarse como para
poder clasificar, almacenar y recuperar la nueva información que recibe. Incluso en los
Programas Bilingües de Inmersión más eficaces, los alumnos recurren significativamente
más a la L1 de lo que es normal con niños que han adquirido su L2 en un contexto
natural no escolar.
En todo caso, los niños que adquieren la L2 en la escuela muestran las mismas
secuencias de desarrollo encontradas en los más jóvenes, y dependen sólo en parte de
cuál es su L1. Los datos de un estudio realizado con niños de 10/11 años alemanes que
estudian en inglés, sin contacto con esta lengua fuera de la escuela, muestran que hay un
paralelismo en las secuencias de desarrollo entre la lengua adquirida en la escuela y la
desarrollada por los niños monolingües nativos, en especial en las estructuras negativas e
interrogativas. También mostraron estrategias de simplificación y sobregeneralización
morfosintácticas similares a las empleadas por niños monolingües de habla inglesa más
jóvenes, y que evidencian la aplicación de reglas.
En la situación estudiada se producía también un aprendizaje forzado de estructuras
sintácticas en inglés, que en un ambiente natural se hubiera producido mucho más tarde.
Esta diferencia puede explicar una clase de errores diferente de los que se producen en la
situación natural. No se aplican las estrategias de desarrollo de lenguaje universales
mencionadas en el apartado anterior, sino que se ponen enjuego tácticas idiosincrásicas
128
de aprendizaje adecuadas a esa situación de enseñanza de una L2.
En todo caso, la enseñanza explícita de la lengua es una variable de la situación de
adquisición aditiva de una L2 en el contexto escolar. Este tipo de aprendizaje puede que
ayude al niño a aprender de forma más rápida y mejor, al menos el tipo de lenguaje
relacionado con las funciones cognitivo-académicas. Esta experiencia le puede ayudar a
considerar el lenguaje como una estructura separada, a reflexionar sobre él y a separarlo
de la experiencia directa. Los niños que aprenden en una segunda lengua en la escuela
son conscientes de cuál es la herramienta que utilizan para hablar, o “con qué” hablan –
con palabras– y de las reglas que rigen cómo se unen las palabras. Esta consciencia
metalingüística afectará la forma en la que van a utilizar su lenguaje, preocupándose por
los aspectos formales del mismo. En los programas de inmer- sión canadienses esta
preocupación aparece ya en segundo grado. Veremos este tipo de programas en el
Capítulo 9.
Una característica del desarrollo del lenguaje que es típica del bilingüe es la
interferencia. Por interferencia o mezcla de lenguas se entiende el hecho de utilizar uno
de los elementos de la lengua A en un enunciado en lengua B, o alternar entre la lengua A
o B en un enunciado. Estos elementos pueden ser de orden fonético, sintáctico, léxico o
semántico.
Como hemos visto en el apartado sobre la adquisición simultánea bilingüe, en las
primeras fases de adquisición del léxico y la morfosintaxis no se puede hablar de
interferencia pues el niño posee para ambas lenguas un solo léxico y un solo conjunto de
reglas, compuesto de elementos pertenecientes a las dos.
Una vez que el niño comienza a distinguir sus dos idiomas y produce equivalentes de
traducción, los autores difieren en cuanto al momento en el que se produce la separación
entre los dos. Como hemos visto en los ejemplos de la observación longitudinal del
desarrollo del lenguaje, esta separación se produce antes de los dos años, pero los niños
parecen preferir la adquisición de palabras nuevas a la adquisición de equivalentes de
traducción, y por lo tanto, el período de la interferencia léxica puede prolongarse por esta
razón durante bastante tiempo. Durante este período de material léxico mezclado se
observa, no obstante, un alto grado de “gramaticalidad” y siempre se mantiene la
consistencia estructural del enunciado. Se mantiene el orden de las palabras y las formas
y no se superponen significados. Un niño no diría es un a baby pony”, porque el uso
del artículo en inglés es aquí redundante. Cuando se inserta un nombre de la LB en un
enunciado en la LA, si el nombre lleva artículo, éste se expresará normalmente en la
lengua del enunciado. Por estas características de los enunciados con mezclas de ambas
lenguas y porque se ha observado repetidamente que los niños empiezan pronto a
corregirse y a buscar circunloquios para no mezclar sus lenguas, muchos autores
atribuyen las mezclas lingüísticas a otras fuentes y no a una falta de diferenciación entre
129
las lenguas, que es el sentido original que se le dio al término interferencia lingüística, y
por eso prefieren llamarle mezclas lingüísticas (Hamers y Blanc, 1983).
Estas fuentes serían, por ejemplo, que el niño no haya producido aún el equivalente
de traducción o que en ese momento no lo recuerde. También puede ser una causa la
saliencia de las distintas palabras (su frecuencia de uso en el contexto inmediato, en la
televisión o los anuncios) o puede que el niño haya utilizado ese término recientemente.
Una fuente frecuente de mezcla lingüística son las mezclas habituales que el niño oye en
su ambiente inmediato y que incluso están más o menos establecidas en ambientes de
lenguas en contacto, las interlenguas de las que hablábamos en el Capítulo 3 (apartado
3.1.1, página 61). La interferencia estará en relación con la separación que se haga en el
ambiente inmediato del niño de las dos lenguas, y del equilibrio en la práctica de cada una
de las dos lenguas. En todo caso, si él es un bilingüe dominante en LA, la interferencia
tenderá a ser de la LA a la LB.
Por regla general, la mezcla de lenguas no suele ser uno de los rasgos predominantes
del lenguaje de los niños bilingües. Sólo del 2% al 3% de los enunciados analizados en
diferentes estudios y por distintos autores presentan mezclas de lenguaje.
Los préstamos adaptados son a su vez palabras prestadas, que se han modificado
conforme al léxico de la lengua receptora para ajustarse a la nueva morfología. Ejemplos
típicos son “chequear”, del inglés “check”, al que se le atribuye el sufijo –ar, y se
convierte en un verbo que podemos conjugar como perteneciente a la primera
conjugación. En el caso del niño bilingüe, esta capacidad de modificar y jugar con el
lenguaje es una prueba de su capacidad para diferenciar entre los dos sistemas léxicos y
los dos conjuntos de reglas que pertenecen a cada una de las lenguas.
La conclusión básica de este apartado es la de confirmar la necesidad de definir
operativamente “competencia bilingüe” de los bilingües simultáneos y de aquellos que
aprenden sus dos lenguas en una situación de lenguas en contacto, como analizábamos
en el Capítulo 3, apartado 3.1.1, página 61. Sin esta definición operativa, no se podrá
intervenir adecuadamente sobre el diseño del ambiente óptimo del sujeto bilingüe, por
ejemplo, sobre los sistemas de educación bilingüe, como veremos en la segunda parte de
este libro, porque faltarán elementos de juicio necesarios para poder adecuar las
condiciones de aprendizaje a las características diferenciales de la persona bilingüe.
Bibliografía recomendada
López Ornat, S. y cols. (1994): La adquisición de la lengua española, Madrid, Siglo
XXI.
Sánchez-López, M. P. y Forteza, J. (1987): “Bilingüismo e inteligencia”, en Mariano
Yela. Estudios sobre inteligencia y lenguaje, Madrid, Pirámide.
Siguán, M. (1985): “Alternancia de códigos y mezcla de códigos en el bilingüe: una
perspectiva cognitiva”, en Juan Mayor (ed.), Actividad humana y procesos
cognitivos, Madrid, Alhambra.
130
131
CAPÍTULO 5
OBJETIVOS
1.° Conocer cómo se relaciona el hecho de ser bilingüe con las variables de
personalidad, entendido este término en su sentido restringido (es decir, como el
conjunto de variables afectivo-dinámicas).
2.° Alertar sobre la influencia de las ideas preconcebidas sobre algunas
conclusiones que se presentan como científicas.
3.° Proporcionar los datos empíricos suficientes como para que el lector
reflexione sobre la importancia del lenguaje en la vida del ser humano, a través
de lo que conocemos sobre los bilingües, por ejemplo, con respecto a algo tan
importante como es la identidad grupal para la persona.
4.° Conocer los datos fundamentales sobre las relaciones entre bilingüismo y
creatividad.
GLOSARIO
Disonancia cognitiva: Concepto central de la teoría de los cambios de opinión, elaborada por el psicólogo L.
A. Festinger y sus discípulos. Si las opiniones o actitudes socialmente impuestas son “disonantes”
(irreconciliables) con una actitud propia, el sujeto modifica ésta última, para que sea menor la disonancia.
Necesidad de logro: Concepto desarrollado por el psicólogo McClelland (1953) y que se refiere a la
necesidad de lograr cierto nivel de rendimiento o reconocimiento. La persona con necesidad de logro fuerte
prefiere las metas o riesgos moderados (frente a los fáciles o difíciles), quiere recompensas concretas a su
actuación en las tareas, prefiere que los determinantes de la actuación dependan más de las habilidades personales
que de la suerte, busca responsabilidades personales, tiene perspectiva de futuro y suele sobrestimar sus
posibilidades de éxito, especialmente en las tareas nuevas.
INTRODUCCIÓN
En este capítulo se tratarán de establecer las relaciones que tiene el hecho de ser
132
bilingüe, de poseer dos códigos lingüísticos de forma simultánea, con la personalidad,
entendida en sentido restringido, es decir, como variables afectivo-motivacionales. Como
en capítulos anteriores, la utilización del término “relaciones” en vez de “influencia” se
hace de forma intencionada, puesto que el segundo presupondría una relación de causa-
efecto que los datos en sí, en la mayoría de las ocasiones, no son capaces de garantizar.
En general, los trabajos se inscriben dentro de un diseño estrictamente correlacional (ver
explicación en Capítulo 1, apartado 1.2.2, página 26), por lo que las conclusiones a las
que podemos llegar se refieren a la relación de las dos variables.
Por último, es necesario señalar también que algunos de los trabajos sobre los que se
basan las conclusiones que vamos a esbozar no utilizan sujetos bilingües ya constituidos,
sino sujetos que están sometidos a programas de instrucción en una segunda lengua, es
decir, bilingües en período de formación más o menos avanzada, según el marco de
referencia conceptual que hemos utilizado en el Capítulo 2, apartado 2.3, página 50. No
establecemos una separación rígida entre estos tipos de personas, especialmente para el
tema que nos ocupa, en el convencimiento de que, para las relaciones con la
personalidad, la separación no es básica.
Como en otros campos de estudio del comportamiento humano, el fenómeno del
bilingüismo ha servido para poner de manifiesto algunas de las características de la
relación entre personalidad y lenguaje en general (consultar, por ejemplo, Siguán, 1976);
el bilingüe constituye una especie de “experimento natural” en el que se ofrece la
posibilidad de estudiar los efectos del lenguaje en sí, como simbolización de la
información que maneja el sujeto, independientemente de la forma concreta que adopte
ese lenguaje, es decir, del idioma; se tiene esta posibilidad puesto que en el bilingüe se
puede estudiar la influencia de dos idiomas distintos en el mismo sujeto.
A lo largo de este capítulo se hablará, en primer lugar, de uno de los ejemplos más
claros de cómo las concepciones previas de las personas pueden jugar una mala pasada a
la hora de sacar conclusiones que pretenden ser científicas. La historia de las relaciones
sobre bilingüismo y personalidad es un claro ejemplo de ello; muchas de las conclusiones
a las que se llegaban provenían de las posiciones previas de los autores, bien a favor, bien
en contra de la existencia del bilingüismo. Parece, por lo tanto, un tema muy adecuado
para alertar al lector sobre la importancia de ejercer su propio juicio sobre los datos
empíricos disponibles (siempre que tenga los conocimientos necesarios, claro está), sin
dar por hecho que lo que pretende ser científico, aunque aparezca en letra impresa, lo
sea efectivamente.
En segundo lugar, se abordará el tema, que aparece a veces como parte de la
“sabiduría popular” sobre los bilingües, de la existencia de dos personalidades distintas en
estas personas, según se expresen en uno u otro idioma. Hay pocos datos empíricos; los
que hay, sustentan la existencia de una forma distinta de expresar verbalmente su forma
de ser, a través de las respuestas dadas a uno de los tests proyectivos más clásicos, el
llamado Test de Apercepción Temática.
A continuación se expondrán los datos empíricos existentes sobre las relaciones entre
el hecho de ser bilingüe y las actitudes de los sujetos hacia sus dos lenguas, la motivación
133
para aprender una de ellas o las dos y cómo la posesión de dos códigos lingüísticos puede
influir en la formación de la identidad grupal del sujeto, puesto que el lenguaje es uno de
los símbolos que más fuerza tiene en relación con el sentido de identidad que puede tener
una persona. Volveremos a abordar esta temática, desde el punto de vista de la educación
bilingüe en el Capítulo 8 (apartado 8.4, página 197).
Finalizará este capítulo hablando de las relaciones entre bilingüismo y creatividad.
Para ello, se ofrecen unas ideas básicas sobre este último concepto, con el fin de que el
lector con menores conocimientos de psicología pueda, en cualquier caso, establecer sus
propias conclusiones.
134
Congreso de Luxemburgo de 1929, entre los que se encontraba el especialista catalán
Galí, y que achacaban los peores males de su pueblo a la existencia del bilingüismo en
ellos (hasta la depravación moral, decía Galí, puesto que en la infancia, las personas
bilingües no habían
recibido una adecuada instrucción religiosa en la lengua materna) porque querían
defender la utilización de su lengua materna. Se recogen también las ideas de los
racistas alemanes, como Schmidt-Röhr, Kroch y muchos más, que estaban
preocupados por la posibilidad de asimilación y “trans-etnización” de los alemanes
puros.
Las ponencias presentadas en la Conferencia de Luxemburgo están recogidas en la
obra de Reis, traducida al castellano bajo el título de El bilingüismo y la educación,
publicada en 1932 en Madrid, por Espasa-Calpe.
Poco a poco, sin embargo, empiezan a surgir autores que se dan cuenta del verdadero
problema y hacen hincapié en la situación social del bilingüe. La posible existencia de
trastornos de personalidad en el sujeto que utiliza dos códigos lingüísticos distintos no se
debe al choque de los dos sistemas conceptuales relacionados con ellos, sino a las
condiciones sociales, económicas y políticas que suelen rodear al individuo bilingüe y
quizás también a su biculturalismo, es decir, a su pertenencia a dos culturas distintas que,
ellas sí, pueden estar en conflicto o, que sin estarlo, planteen al sujeto un dilema de
pertenencia a una de ellas, o de desarraigo. Durante las décadas treinta y cuarenta se
publican distintas obras en esta línea. Por ejemplo, Spoerl (1946) defiende que cuando se
produce inadaptación en los bilingües, ésta se debe a la mayor frecuencia e intensidad de
los conflictos familiares (en las familias a las que pertenecían), y que no tenía nada que
ver con un conflicto psíquico producido por el hecho de hablar dos lenguas. Durante las
décadas siguientes aparecen trabajos empíricos que insisten en esta idea. Por ejemplo,
Fishman (1952), que no encuentra correlación significativa entre bilingüismo y capacidad
para relacionarse con los demás, en niños. O Hornby (1977), que señala dos orígenes de
posible conflicto en el bilingüe: por una parte, la “contaminación de categorías”, la
disonancia cognitiva* y la incongruencia cognitivo-perceptual que caracterizan al
biculturalismo y, por otra parte, la presión hacia la aculturización que ejerce la sociedad
monolingüe dominante sobre el bilingüe.
5.1.1. Las distintas personalidades del bilingüe: los estudios con el TAT (Test de
Apercepción Temática)
135
M. Ervin (1964) utilizando las historias contadas ante las láminas del TAT por los mismos
sujetos bilingües, en dos ocasiones distintas, utilizando en cada una de ellas una lengua
distinta, aunque el fin fundamental era estudiar las diferencias de contenido en el discurso
de una misma persona en las dos ocasiones; es decir, en todo caso, se limitaría a las
diferencias en personalidad expresadas mediante el comportamiento verbal.
Las hipótesis de trabajo de Susan Ervin se basan en una serie de estudios que apoyan
la idea de que existe una relación entre el contenido de las respuestas en el TAT y la
cultura. Utilizó como sujetos 64 franceses, pertenecientes a la clase media, que vivían en
aquel momento en Washington y que llevaban por lo menos 4 años viviendo en los
Estados Unidos; habían aprendido el inglés fundamentalmente en contacto con los
estadounidenses; todos ellos hablaban este idioma de forma fluida. La media de edad era
de 38 años y los dos tercios de la muestra eran mujeres. Para medir el conocimiento
lingüístico de los sujetos se utilizaron dos técnicas: una entrevista para determinar cómo
se había aprendido el inglés, con qué frecuencia se utilizaban los dos idiomas y los
contactos mantenidos con la población estadounidense; y un test de dominio lingüístico
basado en la técnica de asociación de palabras.
136
Las predicciones del trabajo de Susan Ervin
El test básico de esta investigación era el TAT; de él se escogieron las láminas que se
suponían más relacionadas con las hipótesis, que fueron presentadas por el orden
establecido en las instrucciones generales del test.
El diseño experimental consistió en dos grupos igualados en cuanto al sexo, edad,
educación, dominio lingüístico, años de permanencia en los Estados Unidos y frecuencia
de los contactos con la población estadounidense. A los dos grupos, el mismo examinador
les aplicó dos veces el TAT, en dos sesiones con un intervalo entre ellas de seis semanas,
pero a un grupo se le pedía que contara las historias primero en francés y al otro, que lo
137
hiciera primero en inglés.
La evaluación de las historias estaba basada en un sistema cuantitativo de análisis del
contenido, utilizado en este tipo de tests proyectivos.
Resumiendo los resultados, podemos decir que en tres de las variables predichas se
demostraba claramente los efectos de la utilización de uno u otro idioma: la agresividad
verbal hacia los compañeros, retracción-autonomía y necesidad de logro.
Sea cual fuere la explicación más adecuada o la interacción entre ellas, lo que parece
deducirse de los resultados de este estudio es que el bilingüe posee dos personalidades
distintas, al menos en cuanto a la expresión verbal de esas personalidades. Pero puesto
que el lenguaje es una característica humana tan importante, habría que plantearse si las
diferencias encontradas en los bilingües son solamente un caso especial de biculturalismo
o si, por el contrario, el hecho de que el lenguaje sea un medio no sólo para la conducta
social sino también para el almacenamiento interno de la información y el autocontrol,
implica que los bilingües tienen medios de aislar conjuntos de conducta alternativa más
138
eficaces que los meros cambios de conducta según diferentes situaciones sociales.
El estudio es lo suficientemente sugerente como para que inmediatamente se plantee
la pregunta de si ocurriría lo mismo con otros bilingües, por ejemplo, con los de nuestro
país. Esa fue la cuestión que se plantearon algunos de nuestros estudiantes, el curso
1975-1976, dentro de las actividades del Seminario de Bilingüismo que durante varios
años funcionó en la Cátedra de Psicología Diferencial de la Universidad Complutense. Se
aplicaron las láminas seleccionadas del TAT a 19 personas, trece bilingües en euskera-
castellano y seis en catalán(valenciano)-castellano. Se aplicaron en estas comunidades
porque los estudiantes eran de allí.
Las edades de los sujetos estaban comprendidas entre los 20 y los 60 años y su nivel
cultural y posición económica correspondían a un nivel medio. A cada sujeto se les
aplicaban las láminas dos veces, la primera en euskera o en valenciano y la segunda en
castellano, con una semana de intervalo. La forma de evaluación de las historias se
centraba, sobre todo, en el contenido y la expresión; como aspectos del contenido se
incluyeron la Acción, el Motivo y los Personajes. Para ello se siguieron las normas que se
incluyen en la edición española del test. Para no alargarnos sobre los resultados, dado
que se trata de un trabajo fundamentalmente exploratorio, sólo se señala que
efectivamente, se produjeron variaciones intraindividuales cuando se contaba la historia
en uno u otro idioma, en los aspectos citados antes (contenido y expresión), sin entrar en
un análisis cualitativo de esas diferencias. Así pues, se encontró que, tanto en la muestra
total como en las dos submuestras de valencianos y vascos, se producían cambios entre
las dos historias contadas por el mismo sujeto en el 76% de los casos; parece, por lo
tanto, que el distinto idioma (euskera o catalán/valenciano) de los dos grupos bilingües no
parecía influir en este aspecto concreto de su comportamiento. Por otra parte, analizando
el número de diferencias entre las historias en el conjunto de las láminas se encontró que,
respecto al contenido, se producían variaciones en un 64% de las veces y, respecto a la
expresión, en un 47%. Aquí, si se producían diferencias cuando se subdividía el grupo
entre vascos y valencianos, el porcentaje de alteraciones era siempre mayor en el primer
grupo. Quizás la explicación resida en las disimilitud entre los dos idiomas y el idioma
común, el castellano, y a la diferente historia sociopolítica y lingüística de los dos grupos.
Pero, en cualquier caso, vuelven a aparecer diferencias en la expresión verbal de los
sujetos (en su personalidad, expresada mediante las historias que les sugieren las láminas
del TAT), según el idioma que utilicen, lo mismo que aparecían en los sujetos de Susan
Ervin. Idiomas distintos, países distintos, edades distintas, niveles culturales distintos,
pero la tendencia de los resultados es la misma.
139
referencia al aprendizaje de una segunda lengua (ver Sánchez-López y Sánchez-Herrero,
1992). Los autores que más han trabajado sobre ello y que citaremos a lo largo del texto
han realizado casi siempre sus estudios sobre sujetos que estaban siguiendo un
aprendizaje de otro idioma distinto del materno. Es por ello por lo que el tema aparecerá
con más extensión en uno de los capítulos de este mismo libro dedicado a la enseñanza
bilingüe (Capítulo 8). En el presente apartado presentaremos los resultados y
conclusiones generales.
Las relaciones entre bilingüismo y actitudes y motivación en general pueden adoptar
una doble perspectiva:
1) Por una parte, la influencia del bilingüismo sobre las actitudes de los sujetos
hacia la lengua en concreto y el grupo social que la habla. Podríamos hablar,
entonces, de los sentimientos de identidad y de identificación étnica de los
bilingües, así como de la posible anomía (ver definición en el Glosario del
Capítulo 2) que afectaría a alguien que está aprendiendo otro idioma distinto
del materno cuando dominase lo suficiente su L2 como para convertirse en
miembro aceptado del grupo cultural que tuviese esta lengua como materna;
es decir, cuando tuviese la posibilidad de cambiar su grupo de referencia
básico. Por ejemplo, para un sujeto español que está aprendiendo inglés, la
posibilidad de cambiar su grupo de referencia, el de los españoles, al de los
ingleses, dependiendo de su nivel de adquisición de la lengua y de sus
circunstancias.
2) Por otra, puede adoptarse la perspectiva consistente en plantearse cómo la
motivación para aprender y las actitudes hacia el otro grupo influyen en el
aprendizaje de una L2.
140
Según los autores, las tres primeras son las reacciones típicas que provocan lo que
podríamos llamar biculturalismo sustractivo (en contraposición al aditivo), es decir,
cuando se ejercen sobre el bilingüe bicultural presiones sociales para que abandone una
de las dos culturas a las que pertenece. Hemos hablado ya de esta distinción en el
Capítulo 2 (apartado 2.2, página 47). El cuarto subgrupo de personas es el único que
parece haber encontrado un buen equilibrio entre las dos culturas a las que pertenece, y
ésta parece ser la mejor solución, puesto que de los resultados puede deducirse que la
identificación con ambas les ayudaba a conocer mejor sus idiomas respectivos. A este
tipo de bilingües/biculturalismo se le denomina aditivo. Se hablará más extensamente de
ello en el Capítulo 7.
Durante muchos años, y quizás todavía hoy, Canadá ha sido el país de referencia
básico para los estudios sobre bilingüismo. En el país conviven, con más o menos
armonía, dos idiomas con prestigio a nivel mundial, el inglés y el francés. En la
mayoría de sus estados se habla fundamentalmente inglés, excepto en el de Québec,
donde predomina el francés. El inglés tiene un mayor prestigio social y la comunidad
anglófona detenta, en general, la mayoría del poder económico, cultural y político, lo
que hace que los francófonos reivindiquen su idioma y su cultura propia, mantengan
lazos muy fuertes con Francia y periódicamente planteen su derecho a la
independencia del resto del país. Hasta ahora, esta propuesta no ha salido victoriosa
en ninguno de los plebiscitos realizados.
Montreal, la capital, enclavada en pleno territorio de mayoría francófona, es,
seguramente, lo más próximo a una situación social realmente bilingüe que puede
darse. En todo el país han proliferado durante años los programas de educación
bilingüe, sobre todo para la mayoría anglófona, de mayor nivel económico, de mayor
prestigio social, con mayor nivel cultural. Los programas de educación diseñados para
que esta mayoría aprendiera correctamente el francés, recibieron el nombre de
“Programas de Inmersión”. Como veremos en el Capítulo 9, uno de los dedicados a
la educación bilingüe, estos programas dieron excelentes resultados, porque se
aplicaron a las condiciones para las que estaban diseñados. Cuando el esquema se
trasladó a otros países, por ejemplo, Estados Unidos, con una situación distinta, y se
pretendieron aplicar en condiciones para las que no estaban diseñados (para los
hispanos, por ejemplo, que eran minorías con poco prestigio social, con bajo nivel
cultural y económico), los resultados no fueron tan brillantes y, en algunos casos,
fueron desastrosos. Hablaremos de ello más extensamente en los capítulos dedicados
a la educación bilingüe.
William Lambert es un profesor de la Universidad de McGill, en Montreal, una de
141
las más prestigiosas universidades no sólo en Canadá sino a nivel mundial. Sus
trabajos, y los de su equipo, marcaron un hito en la historia de los estudios sobre
bilingüismo. Ya hemos visto la importancia del primero de ellos, realizado junto con
Elizabeth Peal, y que publicaron en 1962. Continuaron investigando durante las dos
siguientes décadas, abarcando no sólo los aspectos cognitivos, sino también temas
relacionados con la identidad cultural de los sujetos bilingües y aspectos de la
educación bilingüe. Todavía hoy se le recuerda y se le rinde homenaje dentro de este
campo, como pone de manifiesto la reciente publicación de Reynolds, cuyo título es
precisamente Bilingualism, multiculturalism and second language learning: The
McGill Conference in Honour of Wallace E. Lambert.
Otros de los centros canadienses de importancia sobre el bilingüismo se sitúa en la
Universidad de Laval, en la ciudad de Québec; es ésta una universidad francófona, y
en ella reside el mayor centro mundial de bibliografía sobre el bilingüismo, el Centre
International de Recherche sur le bilinguisme (CIRB).
142
los grupos, con el fin de resaltar la distintividad del propio grupo al que pertenece. Pero
esto puede tener consecuencias fatales para el etnocentrismo del niño, que puede hacerse
permanente, en vez de quedar reducido a un estadio evolutivo. Por el contrario, el niño
bilingüe y bicultural no establecerá contrastes del tipo “bueno-malo” cuando está
intentando reconocer su lugar y el de su grupo con respecto a los demás (no puede
hacerlo, no pertenece a un solo grupo); utilizará un mecanismo más complicado: las
diferencias entre los distintos grupos culturales no son tajantes y las similitudes básicas
son más abundantes que las diferencias. Como consecuencia, tendrá una mentalidad más
receptiva hacia las personas o grupos diferentes al suyo y, en resumidas cuentas, será
menos etnocéntrico.
Con respecto a la segunda perspectiva comentada al comienzo de este apartado, es
decir, el planteamiento de cómo la motivación para aprender y las actitudes hacia el otro
grupo influyen en el aprendizaje de una L2, las conclusiones generales son las que se
exponen a continuación.
En primer lugar, de los estudios de Lambert y colaboradores se desprende que el
estudiante de la L2 puede adoptar ante este aprendizaje dos orientaciones principales: una
perspectiva “instrumental”, que reflejaría los valores y las ventajas prácticas de
aprender la nueva lengua, y una perspectiva “integradora”, que reflejaría el interés
sincero y personal en las personas y la cultura del otro grupo lingüístico (ver Sánchez-
López y Sánchez-Herrero, 1992, Capítulo 4, para una discusión del tema).
En segundo lugar, podemos concluir que existe una estrecha relación entre el
rendimiento en el segundo idioma y las actitudes favorables hacia la cultura y el grupo al
que pertenece ese idioma. Además, esta relación se basa en el hecho de que las actitudes
son características personales relativamente estables que influyen y determinan el
progreso en el aprendizaje de la lengua, y no al revés. Esto se deduce de varias
comprobaciones:
Primero, que las actitudes y la motivación están relacionadas generalmente con el
rendimiento lingüístico independientemente de las aptitudes y la inteligencia.
Segundo, la estrecha relación encontrada entre las actitudes de los padres y las de los
hijos, sugiere que éstas se desarrollan en el hogar, antes de que empiece el aprendizaje
lingüístico propiamente dicho.
Y tercero, cuando se han medido las actitudes antes y después del aprendizaje,
aquellas se han mostrado consistentes, es decir, no se han visto modificadas por el hecho
de que la persona conozca mejor su L2.
143
hablaremos de creatividad en el sentido de “pensamiento divergente”, “flexibilidad” y
“pensamiento creativo”, según los términos que han ido apareciendo en la bibliografía
que intenta relacionarla con el bilingüismo.
144
pensamiento divergente, ya que es la elaboración de respuestas nuevas y diferentes lo
que caracteriza a la persona creativa. Es verdad que el pensamiento creativo no es
exclusivamente divergente, pero es también verdad que la mayor parte de los factores
relacionados con el potencial creativo estarían dentro del pensamiento divergente. Nos
estamos refiriendo fundamentalmente a tres clases de factores:
El trabajo que inició el interés por las relaciones entre bilingüismo y creatividad fue el
ya clásico y citado de Elizabeth Peal y William Lambert, de 1962. En sus resultados
aparecía una mayor flexibilidad de pensamiento demostrada por los bilingües, puesta de
manifiesto por sus puntuaciones significativamente más altas en las pruebas que
requieren reorganización simbólica, es decir, en aquellas pruebas que necesitan que el
sujeto sea capaz de organizar el material del que dispone según formas alternativas; con
frecuencia se ha dicho que las soluciones creativas provienen de encontrar nuevas
soluciones a problemas antiguos, precisamente porque se han planteado desde puntos de
vista distintos
Y ¿por qué los bilingües tendrían esta mayor flexibilidad de pensamiento? Peal y
Lambert sugieren dos explicaciones:
145
las propiedades de las cosas o los acontecimientos, sin utilizar como
mediadores los símbolos lingüísticos, puesto que posee dos sistemas
simbólicos distintos, uno para cada idioma. Hay que tener en cuenta que la
mayoría de los sujetos utilizados en este estudio podía considerarse como
bilingües compuestos, utilizando la distinción propuesta por Ervin y Osgood,
y a la que hemos hecho referencia en el Capítulo 2 (apartado 2.2, página 47)
de este libro. El bilingüismo compuesto produciría una mayor facilidad, por
parte de los bilingües, con respecto a la formación de conceptos y
pensamientos abstractos en comparación con los monolingües, cuyo
pensamiento está más ligado al lenguaje (no tienen la experiencia de dos
formas lingüísticas para expresar el mismo pensamiento). Hemos visto
ejemplos en el lenguaje de Giulia y Lisa en el Capítulo 4, apartado 4.2.1,
página 104.
2) Los bilingües compuestos tienen práctica en establecer conexiones entre las
lenguas, en el sentido de traspasar en bloque los pensamientos de una a otra,
y ello les ayudaría en las pruebas que requieren cierta facilidad para
abandonar una hipótesis o concepto y plantear otra.
Unos años después, en 1970, Lewis Balkan se propone someter a prueba estos
resultados (se ha citado ya su trabajo en el Capítulo 4, apartado 4.1.2, página 92). Se
trata de generalizar la existencia de una ley o regularidad diferencial, referida a una
característica de los sujetos bilingües, con sujetos de distintos países y de distintos
idiomas, de distintas características sociales para ver si se confirman los mismos
resultados. En su trabajo, este autor utiliza niños que asistían a una escuela suiza,
comprendidos entre los 11 y los 16 años. La conclusión general de su trabajo es que
cuando los monolingües se igualan a los bilingües equilibrados en inteligencia y otras
variables fundamentales, estos últimos sobresalen en plasticidad (capacidad para
reestructurar los datos de un problema), tanto verbal como perceptiva. Esto se debería a
que el cambio de perspectiva que lleva consigo un cambio de código lingüístico
desarrolla, en los bilingües equilibrados, una capacidad especial que les ayuda en la
resolución de problemas que necesitan una reestructuración de los datos.
A partir de los años setenta hay toda una serie de estudios que hacen referencia de
alguna manera a las diferencias en flexibilidad entre bilingües y monolingües, incluidos
algunos de autores muy clásicos dentro del estudio de la creatividad, por ejemplo,
Torrance. Los resultados no son siempre plenamente coincidentes, pero ello es lógico
debido a los distintos tipos de bilingües que formaban las muestras y a la diversidad de
instrumentos de medida (por ejemplo, Torrance, Gowan, Wu y Aliotti, 1970; Scott,
1973; Landry, 1974). A partir de los datos de estos estudios (que sólo se citan en una
mínima parte, con el fin de no hacer un texto complicado), y de los más recientes
(Groosjean y Miller, 1994) podemos establecer algunas conclusiones generales sobre las
relaciones entre bilingüismo y creatividad:
Como en cualquier otro tema, las características de los bilingües y el entorno social
146
que les rodea puede hacer variar esas relaciones.
Los verdaderos bilingües poseen una mayor flexibilidad cognitiva que los
monolingües.
Esta mayor flexibilidad parece ser el efecto del bilingüismo, y no a la inversa. En
general, aparece superioridad de los bilingües en las medidas clásicas de creatividad (por
ejemplo fluidez, flexibilidad y originalidad). Las revisiones más recientes (Ricciardell,
1992) concluyen que la mayoría de los estudios sugieren que hay una relación positiva
entre bilingüismo y creatividad.
Los datos de los que disponemos sobre las relaciones entre bilingüismo y
personalidad son menos numerosos que los referidos a los aspectos cognitivos de la
conducta, como puede comprobarse a través de la lectura de los dos capítulos dedicados
respectivamente a ellos; sin embargo, existe confluencia en los resultados: se confirma la
existencia de una mayor flexibilidad en los sujetos bilingües, tanto si entendemos esta
flexibilidad desde un punto de vista más cognitivo o más afectivo-dinámico. Con respecto
a la “doble personalidad” de los bilingües, los datos al menos indican una tendencia a
expresar aspectos distintos de su forma de ser cuando los sujetos se manifiestan
verbalmente. El caso real (modificados algunos datos demográficos para respetar la
confidencialidad) que se incluye a continuación como base del ejercicio práctico
propuesto para cerrar este capítulo pone de manifiesto cómo un adolescente bilingüe
expresa la disonancia entre sus propios deseos y lo que se le pide a través de sus dos
lenguas.
Bibliografía recomendada
Balkan, L. (1979): Los efectos del bilingüismo sobre las aptitudes intelectuales,
Madrid, Marova (traducida del original francés, publicado por la editorial Aimav en
1970).
Sánchez, M. P. (1980): Diferencias en la estructura aptitudinal entre sujetos
monolingües y bilingües, Madrid, Editorial de la Universidad Complutense.
Sánchez-López, M. P. y Sánchez-Herrero, S. (1992): Psicología diferencial del
aprendizaje de una segunda lengua, Valencia, Promolibro.
Siguán, M. (1976): “Bilingüismo y educación”, Anuario de Psicología, 2 (7-35).
Titone, R. (1976): Bilingüismo y educación, Barcelona, Fontanella (traducida del
original italiano, 1972).
Caso 5.6.
147
Nombre: Farah
Edad: 16
Estudios: 2.° de BUP en Colegio Internacional en Madrid
Padre Madre
Edad: 40 Edad: 24
Nacionalidad: persa Estudios: primarios
Estudios: superiores Dos hermanastros de 3 y 1 años.
Profesión: sus negocios Profesión: ama de casa
Antecedentes e historia sociolingüística:
Farah vive desde los 3 años en España con su padre. Sus padres están
divorciados, y su padre se volvió a casar hace 6 años. No sabe por qué se fue su
madre. La ve una semana al año en Londres, y lo pasan bien, pero no hablan de
eso.
LA/LB: inglés y persa. Hablaba persa con la niñera que les cuidaba hasta hace
dos años que volvió al Irán, y en vacaciones. Pasa las vacaciones de verano con la
familia de su padre, le encantaba ir porque sus abuelos viven en una pequeña
ciudad del norte del Irán en una casa enorme, y sus tíos con sus familias viven
también en la casa. Ahora le gusta menos porque las chicas allí no pueden salir
solas.
Siempre ha hablado con su padre en inglés. Lo habla además en su colegio de
Madrid y pasó dos cursos, a los trece y catorce años, en un internado en
Inglarerra.
L2: castellano. Lo aprendió en el colegio desde los tres años, con sus amigos y
en la calle. Ella dice que es la lengua que mejor habla; sus profesores opinan sin
embargo que su trabajo en inglés es mejor.
La afectividad y el lenguaje:
Farah acudió al Departamento de Orientación Psicopedagógica del Colegio pues
debía elegir asignaturas para el año siguiente en función de su vocación; también
su tutora del curso había pedido que le ayudaran a elaborar un plan de estudio
para mejorar su bajo rendimiento en el colegio, especialmente en el área de
ciencias a pesar de que está repitiendo curso. Se le aplicó un Cuestionario de
Intereses Profesionales en inglés, y sus contestaciones apuntaban a “un fuerte
interés por los estudios y actividades científico-técnicas”. Ante lo sorprendente de
este resultado y aprovechando que a un grupo de la clase de Farah se le iba a
aplicar el Cuestionario de Intereses a las pocas semanas, se le pidió a Farah que lo
volviera a hacer (esta vez en castellano). Su preferencia era clarísima hacia las
tareas con “una gran implicación social”, de contenido humanista, como maestra,
psicóloga, abogada, etc. La puntuación “sinceridad” era alta en ambos, y la más
sorprendida fue Farah cuando se habló con ella sobre los resultados. Como es de
148
suponer, estos datos llevaron a un estudio más profundo de la personalidad de
Farah, y de sus circunstancias familiares y sociales.
Estaba pasando por una época de rechazo a la autoridad paterna. Su padre, un
hombre muy autoritario, sólo le daba como alternativa el estudio de una ingeniería
textil en Inglaterra (la familia tiene un negocio textil a gran escala) o volver al Irán
con los abuelos, para casarse allí.
Farah quiere, sin embargo, quedarse en España, pues, a pesar de que no le
dejan salir sola, tiene muchos amigos y le gustaría quedarse y estudiar aquí.
Al contestar los cuestionarios el deber, “lo que debía” hacer lo había
identificado con el inglés, la lengua del aprendizaje formal en el colegio y la que
habla con su padre. El castellano para ella se ha identificado con lo que “le
gustaría ser”, pertenecer al mundo al que pertenecen sus amigos y que ella
además idealiza. Su adscripción cultural no está definida, se siente orgullosa de su
familia, pero rechaza, al menos en parte, la cultura que representan. Por otra
parte, no tiene raíces ni relaciones suficientes en su segunda cultura que le ayuden
a optar por ella.
149
CAPÍTULO 6
OBJETIVOS
INTRODUCCIÓN
En este capítulo, último de los dedicados en este libro a la caracterización del sujeto
bilingüe, se aborda el desarrollo neuropsicológico de este grupo de sujetos. Los datos
empíricos provenientes de la neuropsicología del lenguaje sugieren que los bilingües
desarrollan estrategias neurológicas diferentes como base del procesamiento de la
información y que éstas están relacionadas con la historia y el contexto en el que las
personas adquirieron ambas lenguas. Los datos que nos llegan de los trabajos clínicos
con afásicos políglotas desde el siglo pasado sugieren que puede existir una organización
cerebral diferencial del sujeto bilingüe. Numerosos estudios realizados con estos sujetos
afásicos apuntan a que la pérdida del lenguaje y su subsiguiente recuperación se produce
de manera diferente según se trate de uno u otro idioma en el bilingüe. Para algunos
150
autores (por ejemplo, Vaid y Lambert, 1979), esto puede sugerir que hay una
organización cerebral diferente para cada una de las lenguas del bilingüe. Otros piensan,
sin embargo (por ejemplo, Paradis, 1989), que todos los datos clínicos indican
inequívocamente que el hemisferio izquierdo rige las dos lenguas de un bilingüe, y que
los resultados experimentales sobre lateralización diferencial de estos sujetos son
contradictorios, por lo que debe de ponerse seriamente en duda la validez de los distintos
paradigmas experimentales que se emplean, y que se verán en el apartado 6.1.2, página
143. En cualquier caso, lo que los datos indican sin lugar a dudas es que esa posible
lateralización diferencial de los bilingües está relacionada con aspectos de la historia y el
contexto de adquisición de las lenguas. Por ejemplo, la edad de aprendizaje (las lenguas
aprendidas después de los ocho años están menos lateralizadas que las que se aprenden
antes, Richardson y Wuillemin, 1995) o la diferencia entre lengua materna y L2 (la lengua
materna se apoya en estructuras de ambos hemisferios, mientras que la L2 se apoya
sobre todo en el hemisferio izquierdo, Chernigovskaia, 1992).
Es poco aconsejable generalizar desde los datos clínicos (que provienen de sujetos
con algún tipo de alteración) a la conducta normal, por lo que necesitamos conocer lo
que se sabe sobre la neuropsicología de la organización cerebral bilingüe para entender el
funcionamiento cerebral del bilingüe. Por ello, dedicamos el primer apartado de este
capítulo a exponer las ideas centrales sobre lo que se conoce al respecto de la
lateralización de los sujetos bilingües para, a continuación, centrarnos en las
características diferenciales de la afasia políglota.
151
6.1.1. La naturaleza de la especialización hemisférica
152
recordemos que es uno de los nombres más prestigiosos en relación con el bilingüismo) y
a Albert y Obler (1978; ya se ha hecho mención a la importancia de su trabajo). Sin
embargo, algo estaba ya cambiando; en un libro del mismo año, 1983, sobre las
funciones lingüísticas y la organización cerebral sí aparece la revisión de Vaid (1983)
sobre la lateralización hemisférica cerebral de las lenguas en las personas bilingües.
Los datos, en su conjunto, tanto clínicos como experimentales, sugieren diferencias
entre bilingües y monolingües en lateralización cerebral; es verdad también que la
metodología utilizada no siempre ha sido la adecuada ni en los estudios clínicos ni en los
experimentales.
Los estudios clínicos se realizan a partir de una población que sufre algún
trastorno, en este caso, la afasia. Veremos ejemplos de la aplicación de este tipo de
estudios en al apartado 6.2, página 146. Permiten a veces abordar la investigación de
temas a la que no podemos llegar utilizando población normal, porque no podemos
manipular la variable independiente que queremos investigar, bien por imposibilidad
física o ética, como hemos visto en el Capítulo 1, apartado 1.2.1, página 22. Su
inconveniente fundamental es la cautela que es necesario tener a la hora de generalizar
los resultados a la población normal.
Los estudios experimentales se realizan con sujetos normales colocados en una
situación experimental concreta que permite al experimentador ver cómo la VI influye
sobre la VD, como se ha expuesto en el mismo apartado citado antes. Los datos
experimentales extraídos del estudio de las asimetrías funcionales en bilingües
proceden en su mayoría del uso de tres paradigmas:
1) Hemicampos visuales.
2) Escucha dicótica.
3) Actividades concurrentes.
153
La lógica del paradigma de hemicampos visuales está en suponer que los
estímulos presentados taquistoscópicamente en un hemicampo visual se confinan en
el otro hemicampo. Una ventaja del campo visual derecho equivale a superioridad del
hemisferio izquierdo al procesar aquellos estímulos, y viceversa.
La escucha dicótica tiene la misma lógica, pero basada en el sistema auditivo.
Cuando se presentan simultáneamente estímulos auditivos diferentes por cada oído, la
ventaja del oído derecho permite inferir superioridad del procesamiento por parte del
hemisferio izquierdo, y a la inversa.
Lo esencial del paradigma de las tareas duales es que dos tareas comparten el
mismo tiempo en la atención del sujeto (normalmente una de ellas manual y la otra
verbal). La lógica se basa en la suposición de que la actividad manual (por ejemplo, el
golpeteo) resultará más alterada cuanto más dependa del mismo hemisferio que
controla la actividad lingüística. Se mide la interferencia que la actividad verbal causa
en la actividad motora en términos de reducción porcentual de la tasa de golpeteo.
a) Estudios clínicos. Para resumir, citamos la frase de Paradis (1989): “No hay prueba
clínica alguna que apoye una menor asimetría de la representación del lenguaje en
los bilingües ni para una ni para ambas lenguas”. La conclusión no puede ser más
tajante; al lector interesado se le recomienda la lectura tanto de este artículo como
la de la Introducción del volumen de Investigaciones Psicológicas citado.
154
participación del hemisferio derecho en los bilingües como grupo, surge una nueva
versión para dar cuenta de los resultados hallados en algún subgrupo de bilingües.
Se han propuesto las hipótesis que citamos a continuación (Vaid y Genesee, 1980;
Paradis, 1987):
Paradis (1995) afirma que el problema estriba en que no se ha hecho una distinción
entre la competencia implícita de una lengua y la pragmática. La competencia implícita
de la lengua es la que se adquiere de forma incidental y comprende la fonología, la
sintaxis, la morfología, el léxico; los aspectos pragmáticos del uso del lenguaje
comprenden el uso de los indicios contextuales para hacer inferencias, los conocimientos
generales, la prosodia emocional, la mímica. Como antes se afirmaba, los estudios
clínicos apuntan sin lugar a dudas a que la competencia lingüística explícita de ambas
lenguas en los bilingües está asistida por el hemisferio derecho, y en la misma medida que
en los monolingües. Por otro lado, cada vez se hace más evidente a partir de los estudios
clínicos, que el hemisferio derecho participa en los aspectos pragmáticos y
paralingüísticos del lenguaje. Por lo tanto, cabe suponer que cuando los bilingües utilizan
la lengua en la que son menos competentes se apoyen en los aspectos pragmáticos del
lenguaje (y de ahí la mayor implicación del hemisferio derecho) para compensar las
lagunas en su competencia lingüística implícita. Es lo que de hecho hacen los niños
cuando están aún en el proceso de aprendizaje de su lengua materna. Es una diferencia
en la forma, en el estilo de utilizar el lenguaje, no una diferencia en lateralización
cerebral.
Por lo tanto, la supuesta lateralización bilingüe no puede caracterizar de forma general
a todos los sujetos bilingües. Además, los diferentes autores se refieren en sus trabajos a
155
la “implicación del hemisferio derecho” sin definir en muchos casos su significado.
Desde mediados del siglo pasado la relación entre la mente y el cerebro es una idea
reconocida. Los hallazgos de Broca en 1861, que ponen de manifiesto las relaciones
entre la alteración del habla y la tercera circunvolución frontal izquierda son el punto de
partida de lo que posteriormente sería la neuropsicología del lenguaje, es decir, las
alteraciones del lenguaje que se producen como resultado de determinadas lesiones
acaecidas en el cerebro (Sánchez-Bernardos, 1989). Se constata asimismo la existencia
de dos hemisferios, con lo que comienzan los estudios de las asimetrías cerebrales.
Se pueden distinguir cuatro períodos en la historia de la neuropsicología (Manning,
1992). Como se apuntaba en el apartado 6.1.1, página 143, en el primer período se
producen descripciones detalladas de las distintas categorías de afasias con sus
respectivos síntomas y se intenta encontrar, por medio de las autopsias, las zonas
cerebrales responsables de las alteraciones que se observaban en las funciones
psicológicas. Con la acumulación de datos de observaciones clínicas, se elaboraron los
primeros modelos que dan cuenta de las zonas cerebrales de cuya alteración se seguía la
sintomatología afásica. Es el período localizacionista, que dura hasta los principios del
siglo XX, en donde se elaboran modelos muy precisos y elaborados sobre el
funcionamiento mental. En el siglo XIX, la neurología es asociacionista, su objetivo es la
localización de las distintas funciones psicológicas con sus correspondientes zonas
cerebrales.
El segundo período llega hasta los años cuarenta, es la escuela dinámica (Pick, Marie,
Head), que concibe la afasia como una perturbación unitaria de la formulación verbal,
cuyas manifestaciones pueden ser observadas a nivel expresivo y a nivel receptivo. La
afasia es una, como uno es el lenguaje. Para Head (1861-1940), la afasia es una
alteración de la formulación y expresión simbólicas en la que se verán afectados no sólo
156
la utilización de signos verbales, sino la utilización de signos en general. Con la práctica
clínica, no obstante, distinguen posteriormente cuatro modalidades de síndrome o formas
específicas de la afasia: afasia verbal, afasia nominal, afasia sintáctica y afasia semántica
(ver definiciones más adelante).
La tercera época se caracteriza por la importancia concedida al método de
investigación, lo que lleva consigo innovaciones metodológicas en la disciplina, como el
rechazo del estudio de caso único, el énfasis en el estudio de grupos, la puesta a punto de
tests estandarizados y la introducción de grupos de control.
Sin embargo produce un empobrecimiento teórico en la neuropsicología por un
excesivo énfasis en lo cuantitativo. Luria y otros psicólogos ofrecen una alternativa,
basada en el paradigma del procesamiento de la información, con lo que se llega a la
cuarta época, la de la neuropsicología cognitiva.
El estudio de pacientes con daño cerebral puede ser asumido por el neuropsicólogo
cognitivo en términos de un modelo de procesamiento lesionado, o con vías de
transmisión dañadas como subcomponentes de un modelo de funcionamiento normal.
Los estudios de caso único vuelven a ser considerados como una vía para inferir las leyes
generales (para una detallada descripción de la neuropsicología cognitiva del lenguaje, ver
Manning, 1992).
La afasia puede definirse como la falta de habilidad lingüística con síntomas de
deterioro regresivo, como secuela de un daño orgánico en los circuitos funcionales o
zonas corticales asociadas al fenómeno lingüístico. Esta falta de habilidad lingüística,
puede tener distintas manifestaciones, entre las que se incluyen desde una incapacidad
total en todas la áreas del lenguaje, hasta que el paciente pueda leer una palabra, pero sea
incapaz de indicar el objeto al que la palabra se refiere; pueda entender y hablar con
fluidez, pero sea incapaz de repetir una frase o una palabra; o pueda ser capaz de
articular un mensaje, pero no de poder comprender lo que se le dice.
La descripción de las distintas manifestaciones de la afasia queda fuera del objetivo
de este capítulo, pero ofrecemos un cuadro-resumen (Cuadro 6.1) de una taxonomía
clásica de la afasia para los lectores no familiariarizados con el vocabulario con el que se
designan los distintos síndromes. Conviene señalar que, a medida que los instrumentos
de diagnóstico del daño neurológico se van perfeccionando, se hace cada vez más
evidente la limitación de estas taxonomías para poder clasificar a los pacientes afásicos,
de ahí su baja utilidad para el estudio científico de la afasia; pero se siguen utilizando en
la clínica al no contarse con una alternativa, y los tests de evaluación de la afasia se
basan en ellas.
En la mayoría de los casos de afasia, sobre todo las causadas por traumas y no las
causadas por lesiones de naturaleza crónica, se observan síntomas de recuperación
espontánea del lenguaje más o menos completa. La afasia presenta signos positivos de
habilidades conservadas (lo más frecuente a niveles bajos del lenguaje, como lenguaje
instintivo, mecánico, interjeccional, modulación de habla según el contenido emocional
de la frase, etc.) y signos negativos o patológicos que suelen afectar a las funciones
lingüísticas más vulnerables (las que se refieren a la formulación de la frase, la evocación
157
de las palabras, la comprensión de conceptos abstractos, la lectura, la escritura).
La neuropsicología estudió desde el principio casos de afasia bilingüe y aporta datos
de estrategias de comportamiento específicos del bilingüe. A la diversidad de los síntomas
de afasia descritos en el cuadro siguiente hay que añadir, en el caso de los bilingües, la
recuperación diferencial de las distintas lenguas, la capacidad para pasar de una lengua a
otra y la traducción.
Desde el comienzo del estudio de las patologías del lenguaje aparecían casos de afasia
políglota. La literatura sobre la afasia bilingüe se remonta pues, al siglo pasado. Entre los
aspectos de la afasia en bilingües que más han llamado la atención se encuentra el de la
diversidad de la forma en que los pacientes recuperan sus distintas lenguas. Es decir, no
sólo pueden variar enormemente los tipos de síntomas sino que también varían las
configuraciones de restablecimiento de un caso al otro.
158
159
Las formas de recuperación de la afasia bilingüe son la siguientes:
• De la L1 a la L2 y a la inversa.
• La lengua recuperada más tarde con acento de la recuperada primero
(interferencia fonológica).
• Interferencia de una lengua sobre otra a nivel oral (por ejemplo, del búlgaro
sobre el turco) e interferencia mutua a nivel escrito (sustituir el alfabeto cirílico
búlgaro por la escritura turca). En otros casos el paciente exhibía una paragrafia
poligráfica, mezclando las letras cirílicas y latinas. Los casos de mezclas
160
poligráficas son bastante frecuentes.
• Empezar palabras en un idioma y terminarlo en el otro, o la palabra en una
lengua y los morfemas en la otra.
No todos los bilingües recuperan de la misma forma una de sus lenguas o las dos.
Este hecho, además de poner de manifiesto la existencia de diferencias individuales y
grupales entre los bilingües, plantea una serie de interrogantes. El intento de dar respuesta
a estos interrogantes ha hecho avanzar el conocimiento de las características de los
sujetos bilingües. Las principales preguntas planteadas son las siguientes:
• La ley de Pitres (1895) o ley de la fuerza del hábito: la lengua que se conoce
mejor, o la utilizada más recientemente es la que se restablece la primera. Esta ley parece
cumplirse en un número elevado de pacientes, sobre todo en los de menos de 60 años.
161
resistencia. Esta resistencia puede estar originada en la historia vital del paciente (actitud
hacia la figura materna, historia de refuerzos) o en sus relaciones en el período
precedente a la afasia. Se recuperará la lengua que cause menos ansiedad, la que dé más
seguridad y refuerce el super-ego.
• El factor visual. Muy pronto se puso de relieve la importancia del elemento visual
del lenguaje en el retroceso de los síntomas afásicos. Minkowsky (1927), observó que
sus pacientes recobraban antes el alemán estándar, en un caso, o el francés, en otro, que
su dialecto suizo. Pero en aquella época, el dialecto suizo-alemán no se escribía, y a los
pacientes les era útil poder visualizar la palabra. Cuando los correlatos neurológicos de la
lectura y la escritura no están dañados, como ocurre a menudo con la afasia de Brocca,
el elemento visual del lenguaje puede facilitar la restitución de los otros elementos. Luria
(1956) hace notar que el grado de deterioro en la lectura y la escritura en los afásicos
políglotas puede variar en función de los sistemas de escritura de las lenguas. La escritura
de las lenguas fonéticas, como el ruso, el alemán o el español, resulta más afectada por
un daño en el lóbulo temporal (córtex auditivo), mientras que las lenguas que tienen una
escritura ideográfica se ven más afectadas por las lesiones en la región parieto-occipital.
Lyman, Kwan y Chao, 1938, describen el caso de una recuperación en un paciente con las siguientes
características:
162
• Un factor que siempre interactúa es el factor de la severidad de la lesión. En 1936,
Minkowsky propone ya un sustrato funcional común a todas las lenguas almacenadas del
políglota que explica que sólo un número limitado de funciones lingüísticas estén
disponibles, especialmente bajo las condiciones de un debilitamiento global en la situación
de daño cerebral. Durante los años siguientes expresa su convencimiento de que si los
centros del habla están dañados gravemente, el bilingüe está restringido, al menos
temporalmente, al uso de sólo una lengua en vez de dos o más porque en todo organismo
con daño grave, sometido a las leyes neuro-psicopatológicas generales, no es
funcionalmente posible mantener las dos lenguas. Sería un mecanismo de defensa ante la
disminución de una facultad importante.
163
bilingües. Se debe distinguir entre competencia lingüística implícita y conocimiento
metalingüístico (Paradis, 1985). La competencia lingüística comunicativa se adquiere
incidentalmente, se almacena en la forma del “saber cómo” procedural, no se es
consciente de su contenido, y su utilización es automática. El conocimiento
metalingüístico se aprende conscientemente, puede ser recordado de forma expresa, y se
aplica a propósito a la producción y a la comprensión del lenguaje. La primera se
adquiere en la interacción con los hablantes de la lengua en cuestión en distintos
contextos reales de comunicación. La segunda se aprende normalmente en el colegio, y
el grado de conocimientos en la lengua nativa suele ser proporcional al nivel de estudios.
Pero a menudo una segunda lengua, casi siempre una lengua extranjera, se aprende
primordialmente a través de conocimientos metalingüísticos, y la competencia
comunicativa se adquiere practicándola en situaciones de comunicación. La competencia
comunicativa es la que se deteriora en la afasia, y el conocimiento explícito de la lengua
suele preservarse, por lo que podría suponerse que queda accesible a los pacientes
afásicos el conocimiento metalingüístico, junto con elementos de la memoria episódica y
declarativa. Esto podría explicar por qué, en algunos casos, los pacientes con afasia
recuperan antes una segunda lengua que aprendieron en el colegio e incluso una lengua
extranjera que su primera lengua en la que eran más competentes. Realmente lo que
puede estar ocurriendo es que la competencia comunicativa o implícita esté dañada en las
dos lenguas, pero en la L2 o lengua extranjera el paciente tenga una base de
conocimientos explícitos o metalingüísticos de la lengua más amplios en los que apoyarse
que en su L1. Por su condición de afásicos, el hecho de que hablen despacio y como
pensándoselo se considera normal.
164
contextuales y paralingüísticas. En resumen, además de la activación diferencial, los
factores de la necesidad de la activación del sistema motor en la producción y la
posibilidad de utilizar la pragmática (que no está alterada en la afasia) facilitan que la
comprensión se recupere antes que la producción.
c) La hipótesis más plausible sobre qué mecanismo o proceso puede dar cuenta de
las diferentes formas de recuperación es el mecanismo de la inhibición. Parte del
principio general de que siempre que un mecanismo necesario para cumplir una función
dada se activa, el mecanismo antagónico se inhibe. Si se selecciona una palabra, se
inhiben todos los sinónimos de esa palabra, todas las palabras del mismo campo
semántico y, en definitiva, todas las demás palabras de esa lengua. En el caso de la
persona bilingüe no sólo deben inhibirse los sinónimos de una lengua, sino sus
equivalentes de traducción en la otra. Cuando el verdadero bilingüe habla en una lengua,
es decir, cuando tiene un sistema activado, la otra está inhibida. Es lo que explica que sea
tan difícil traducir de una lengua a otra, aun siendo perfectamente fluido en ambas, sin un
entrenamiento adecuado.
La inhibición puede considerarse como el resultado de elevar el umbral de activación
de un circuito. Esta inhibición, en circunstancias normales, nunca es total (ya hemos visto
que la comprensión está controlada por estímulos externos). Pero el umbral de activación
de la lengua no hablada es mucho más alto que el de la lengua que se está utilizando, lo
suficientemente alto como para evitar interferencias cuando habla con monolingües.
En circunstancias normales, la fuerza de un circuito neural subyacente a un elemento
lingüístico es proporcional a la frecuencia de estimulación de ese circuito. Por lo tanto,
las lenguas bien establecidas y que se usan más frecuentemente son más fácilmente
activadas. Pero un proceso patológico podría elevar selectivamente el umbral de
activación de algunos circuitos; así, podría no permitir la producción, pero sí la
comprensión de una de las lenguas, o que el umbral fuera tan alto en todo un sistema que
fuera imposible de activar, como podría ser el caso de la pérdida selectiva. La lengua no
recuperada no está perdida sino inhibida. Pero lo que no se explica es el porqué se eleva
un umbral o baja el umbral en una lengua o en otras.
165
de la L1, y los elementos de la L2 en el contexto de la L2.
2) La hipótesis del sistema dual. Cada lengua está almacenada independiente de
la otra. Cada una con su propio sistema de conexiones neurales para cada
nivel de la estructura lingüística.
3) La hipótesis del sistema tripartito. Los elementos idénticos en las dos lenguas
se representan en un único sistema neuronal y los que son distintos tendrán su
propia representación neuronal separada.
4) La hipótesis del subconjunto. Incluye las hipótesis 1 y 2. Ambas lenguas se
almacenan de idéntica manera en un solo sistema cognitivo como lenguaje;
los elementos de la lengua A sólo aparecen en el contexto de la lengua A,
formando una red de conexiones neuronales propia de esa lengua, y de igual
manera ocurre con los elementos de la lengua B. El lenguaje sería el sistema
más amplio que comprende dos subsistemas de conexiones neuronales donde
se almacenan los elementos de cada lengua específica y que pueden ser
activados o inhibidos separadamente gracias a las fuertes conexiones entre los
elementos dentro del subsistema.
Como vemos a continuación, las cuatro hipótesis cuentan con datos que las
confirman parcialmente. Pero es la cuarta la que parece explicar más datos provenientes
de la clínica.
166
veíamos antes, los bilingües utilizan más el conocimiento metalingüístico y los
aspectos pragmáticos del uso del lenguaje, ninguno de los cuales pertenece a
la competencia comunicativa implícita. La forma en la que los bilingües son
capaces de mantener sus lenguas separadas, así como la recuperación
sucesiva y antagónica y la pérdida selectiva, tanto temporal como definitiva de
alguna de las lenguas, parecen apoyar esta hipótesis; eso sí, siempre que ésta
no implique una localización diferente de la representación de las lenguas en el
córtex a nivel macro-anatómico, sino circuitos neuronales distintos, tejidos
dentro de una misma área anatómica.
3) Los resultados de la estimulación eléctrica aportados por varios autores apoyan
la hipótesis del sistema tripartito al haber zonas estimuladas que afectaban a
las dos lenguas y zonas en las que sólo una de las lenguas resultaba afectada.
También hay datos en el sentido de que los beneficios de la terapia en una
lengua sólo se transmitieron a las áreas donde las dos lenguas eran similares
(la hipótesis de la distancia estructural de las dos lenguas para la terapia). Los
resultados de los estudios que, desde hace años, se están llevando a cabo con
poblaciones que hablan dos lenguas muy similares en el norte de España y en
Escandinavia, (castellano/catalán, castellano/gallego, sueco/danés) y dos
lenguas muy distintas (castellano/vasco, sueco/noruego) pueden proporcionar
los datos que confirmen o rechacen esta hipótesis.
4) La hipótesis del subconjunto parece ser la que actualmente es compatible con
una mayor cantidad de hechos observados. Los daños y recuperación
paralelos pueden interpretarse como un daño o una interferencia en los
circuitos neuronales subyacentes al lenguaje, al sistema como un todo,
mientras que las recuperaciones diferenciales serían el resultado del daño a
uno de los subsistemas. Los individuos con el cerebro intacto pueden utilizar
ambos, o elegir uno de ellos, pero cada subsistema puede verse afectado de
forma distinta por una patología.
167
paciente afásico basándose sólo en una de sus lenguas. Por esta razón se describe un
instrumento de evaluación de afasia bilingüe.
El TAB es un instrumento diseñado para el lenguaje patológico en los afásicos
bilingües en todos los niveles de la estructura lingüística (fonológico, morfológico,
sintáctico, léxico, semántico), y en las cuatro modalidades del uso del lenguaje
(comprensión auditiva y lectora, producción oral y escrita). Evalúa, además, los juicios y
repeticiones del paciente afásico, al nivel de la palabra, la oración y el párrafo, desde el
lenguaje espontáneo hasta tareas metalingüísticas, y la capacidad de traducción en ambas
direcciones, así como sus juicios de gramaticalidad sobre oraciones que tienen
incorporadas estructuras sintácticas de superficie de la otra lengua. Consta de 32
subtests, cada uno con su puntuación individual, que pueden agruparse para obtener un
número de medidas de aptitudes específicas en las modalidades oral y visual y en los
distintos niveles de la estructura del lenguaje. Para un paciente dado puede compararse la
puntuación obtenida en cada lengua en el test completo, en cada uno de los 32 subtests,
o en cada habilidad.
Incluye además un cuestionario de historial de bilingüismo y otro de antecedentes
lingüísticos, con el objetivo de reunir los datos sociolingüísticos necesarios para el estudio
de casos. Este test es el resultado de un proyecto de investigación internacional, liderado
por M. Paradis, que ha dado como resultado su puesta a punto en más de 50 lenguas en
combinación cada una de ellas con otras. Así el TAB en español (europeo) se puede
aplicar en combinación con el gallego, vasco, catalán, portugués, francés e inglés,
pudiendo compararse directamente las puntuaciones entre las lenguas.
Como se ha visto a lo largo de este capítulo, la afasia en los bilingües presenta
diferencias con respecto a los monolingües. La incidencia de casos diferentes, es decir, de
recuperaciones que no son sinergia en paralelo, y los factores que las determinan, están
aún muy lejos de estar claras. Una razón más para tratar de unificar los datos de la
evaluación de estos pacientes de forma que puedan ser utilizados en la investigación.
Con este capítulo, se terminan los dedicados al estudio del bilingüismo considerado
como variable del estado del sujeto que da lugar a una serie de manifestaciones
diferenciales en su conducta, entre las que se han visto el desarrollo cognitivo, las
variables afectivo-motivacionales, la lateralización e, incluso, su forma diferente de
enfermar. En los próximos capítulos se examinará cómo llegan los sujetos a ser bilingües,
qué factores del ambiente sociolingüístico interactúan con las características del sujeto,
de forma que facilitan o impiden el bilingüismo bicultural y los programas educativos
diseñados para las distintas situaciones bilingües.
Bibliografía recomendada
Manga, D. y Sánchez-López, M. P. (1989): “El bilingüismo en el marco de las asimetrías
funcionales hemisféricas”, Investigaciones Psicológicas, 7, 11-30.
Manning, L. y cols.(1992): Introducción a la neuropsicología clásica y cognitiva del
lenguaje. Teoría, evaluación y rehabilitación de la afasia, Madrid, Trotta.
168
Paradis, M. (1989): “La lateralización cerebral en los bilingües: ¡Basta por favor!”,
Investigaciones Psicológicas, 7, 95-105.
Paradis, M. (1993): Evaluación de la afasia en los bilingües, Barcelona, Masson.
Sánchez-López, M. P.; Sánchez-Herrero, S. y Manga, D. (1989): “Guía documental y
estudio bibliométrico sobre la lateralización de los sujetos bilingües”, Investigaciones
Psicológicas, 7, 119-146.
169
PARTE II
LA EDUCACIÓN BILINGÜE
170
CAPÍTULO 7
OBJETIVOS
GLOSARIO
Asimilación: Mecanismo a través del cual un individuo o un grupo llega a ser igual a un grupo diferente
perdiendo sus características etnolingüísticas propias incluso la lengua materna.
Etnolingüístico: Que caracteriza un conjunto de rasgos culturales, étnicos y lingüísticos compartidos por el
mismo grupo.
Integración: Mecanismo por el cual un individuo o un grupo etnolingüístico adopta la lengua y cultura de un
grupo manteniendo intacta su identidad étnica y cultural de origen incluyendo su idioma.
Lengua internacional: Lengua de gran comunicación, que se habla fuera de las fronteras nacionales de una
comunidad lingüística, por ejemplo el castellano o el inglés.
171
Semilingüismo: Término utilizado para designar un estado del desarrollo lingüístico del bilingüe en el que no
alcanza el nivel de locutor nativo en ninguna de sus dos lenguas.
INTRODUCCIÓN
Es una realidad histórica que las naciones multiétnicas han existido durante siglos en
muchas partes del mundo y distintas han sido las maneras de abordar su diversidad étnica
y cultural: desde el aniquilamiento, la persecución y el desdén benevolente, a la concesión
de un estatuto de autonomía. Pero es sobre todo a partir de la Segunda Guerra Mundial
cuando el problema de la educación bilingüe toma amplitud e importancia a causa de una
serie de sucesos políticos, económicos, ideológicos y educativos.
La independencia a la que poco a poco fueron accediendo las antiguas colonias ha
dado lugar a multitud de países, la mayoría de ellos multilingües, debido en gran parte al
diseño arbitrario de fronteras realizado por los colonizadores. La mayoría de estos países
adoptaron una lengua común de comunicación, a veces la de los propios colonizadores,
como en África (en algunas zonas, además de la lengua tribal, se habla el swahili y el
inglés) o en la India (diversas variedades del hindi y el inglés, además de la lengua local).
Las alteraciones políticas y económicas y los consiguientes movimientos migratorios
por toda la Tierra, éxodos causados por revoluciones y guerras como en Cuba y Vietnam,
o particiones como India y Pakistán, crearon nuevos grupos minoritarios. En los años
sesenta las necesidades de mano de obra de las naciones occidentales provocaron
172
movimientos internos, como los desplazamientos a los centros urbanos industriales, y
externos como los de la inmigración de mano de obra a la Comunidad Europea desde
multitud de países subdesarrollados, o a Canadá, Australia y los Estados Unidos (desde
México y otros países hispanos y Asia) por citar sólo algunos próximos a nuestro entorno
cultural.
La primera respuesta de muchas sociedades a esta realidad multiétnica consistió en
tratar de que los nuevos grupos se asimilaran a los antiguos. Se puede ver más
claramente este intento en la evolución experimentada en los Estados Unidos. Tras la
independencia, los ingleses se mantuvieron como grupo dominante y los grupos no
anglosajones como los franceses, irlandeses, alemanes, centroeuropeos, asiáticos y, sobre
todo, los africanos y los verdaderamente americanos, los indios, fueron víctimas de la
discriminación en mayor o menor medida. La norma social no discutida era la
conformidad con los anglosajones (Husént y Opper, 1984). La ideología del crisol, el
famoso “melting pot”, era (¿y es?) la justificación filosófica para la asimilación cultural y
lingüística de los grupos minoritarios. En este caso, la escuela sirvió como institución
principal para la aculturación de los hijos de los inmigrantes. Se consideró a los no
blancos o a las minorías que se empeñaban en seguir siendo visibles “no fundibles” y se
les relegó a los extremos de la sociedad integrada.
Tras la Primera Guerra Mundial, surge lo que Fishman (1977) llama la “revolución
étnica”, en la que muchos grupos, hasta entonces minoritarios según el grupo
hegemónico, toman conciencia de su identidad y se movilizan en torno al símbolo de su
lengua. Es el caso de los indios e inuits en Norteamérica, irlandeses, galeses, flamencos y
valones en Europa. En España surgen con fuerza renovada los movimientos nacionalistas
en Galicia, Cataluña y País Vasco.
Pero es en los años sesenta, al tiempo que se produce un rápido cambio económico y
social, cuando de forma generalizada se pone en cuestión en la sociedad occidental
industrializada la conformidad con normas establecidas, como muestran los disturbios
universitarios, la emancipación de los jóvenes, el ambiente de la música rock, la cultura
hippy, la libertad sexual, etc. En EEUU junto con la emergencia del poder negro se
comienza a exigir el reconocimiento de la aportación de las minorías a la sociedad
americana y el aprecio por su herencia cultural. Como en ese país la escuela había sido la
principal entidad socializante y anglizante, se ejerció una gran presión sobre ella para que
cambiara de rumbo y reflejara la naturaleza multiétnica y multicultural de la sociedad.
En 1967, se promulga el Acta de Educación Bilingüe, que reconoce el derecho de los
niños de las minorías a recibir una educación en su L1 al mismo tiempo que aprenden el
inglés como L2.
En España, en los años sesenta surgen las ikastolas, la red de Escola Catalana y su
equivalente en el País Valenciano, todas ellas por iniciativa privada. En 1978, se aprueba
el “Decreto de Bilingüismo” y, a partir de los ochenta, las Leyes de Normalización
Lingüística en Cataluña, País Valenciano, Galicia, Islas Baleares y País Vasco. En ellas se
contempla la obligación de impartir parte del currículum en las distintas lenguas
vernaculares (ver Arnau, Comet, Serra y Vila, 1992). Es decir, los hablantes de otras
173
lenguas distintas del castellano tienen el derecho de recibir una educación en su propia
lengua además de en castellano, a lo que se añade la obligatoriedad para los hablantes del
castellano en estas comunidades autónomas de conocer la lengua de la región, a ser
también bilingües.
En la actualidad, además, España ha pasado de ser un país emisor de emigrantes a
ser un país receptor de inmigrantes, procedentes en su mayoría de África, del Este de
Europa, Filipinas e Hispanoamérica (Díaz-Aguado, 1996), con lo que se hace cada vez
más frecuente la coexistencia de comunidades con distintas características idiomáticas y
culturales.
174
La definición de educación bilingüe propuesta abarca una multitud de programas tan
diferentes que pronto se hizo necesario su clasificación. Entre la multitud de tipologías,
Fishman y Lovas (1970) proponen tres grandes categorías desde una perspectiva
sociolingüística: intensidad, objetivo y status de las lenguas.
Según la intensidad con que se utilicen las lenguas, se pueden identificar cuatro tipos
de educación bilingüe, como figura en el Cuadro 7.1:
175
a) Programas de transición, en los que la L1 se utiliza sólo para facilitar el paso a la
instrucción en L2, que suele ser la lengua de la mayoría.
b) Programas bilingües asimétricos, en los que sí se utilizan las dos lenguas, pero sólo
se enseña y utiliza la lectoescritura en la lengua de la mayoría.
176
menos importantes o más fáciles en el programa de enseñanza, mientras que la L2
se utiliza además para las asignaturas científicas y técnicas.
Los programas del tipo b y c son un ejemplo de diglosia escolar donde la lengua de la
minoría se reserva para algunas funciones menos valoradas y no compartidas por la
comunidad en su totalidad, mientras que la L2 se reserva para las funciones más
valoradas en la escuela y compartidas por toda la comunidad.
d) Programas bilingües totales, en los que los alumnos desarrollan las cuatro destrezas
(hablar, entender, escribir, leer) en las dos lenguas y en todos los ámbitos del
currículum escolar.
Hymes (1972) amplía esta categoría e introduce el concepto de biculturalismo. Esta
idea de valorar otras culturas en el verdadero sentido del término, es decir, de valorar las
formas en las que otros seres humanos se han enfrentado a la tarea de la adaptación,
sigue estando tan lejos en nuestra etnocéntrica sociedad europea que merece la pena
esbozar sus características principales, aunque sólo sea como tema de reflexión. Se han
resumido los objetivos de la educación multicultural en una sociedad multiétnica como
sigue:
177
de las Indias Occidentales. La asimilación es imposible, entre otras razones porque estas
gentes se resisten, con todo derecho, a ser asimiladas. Y no es cuestión de tiempo; ahí
tenemos el ejemplo de la resistencia a la asimilación (que no a la integración) por parte de
los gitanos en nuestro país. Pero la integración tiene como condición la educación
multicultural. Si, como parece, la economía de los países industrializados va a seguir
necesitando de la mano de obra barata procedente de los inmigrantes, cuanto antes se
aborde el problema de la educación en la sociedad real, es decir, en una sociedad que nos
guste, o no, es multiétnica, mejor.
La segunda variable para tipificar la educación bilingüe que propone Fishman es el
objetivo que se pretende alcanzar, y distingue tres tipos principales, como aparece en el
Cuadro 7.2:
CUADRO 7.2. Clasificación de los programas según el objetivo que se pretende alcanzar.
178
transitoria y dirigida fundamentalmente al grupo minoritario, en nuestro
entorno a los hijos de los inmigrantes en los países europeos. En el Capítulo 8
(apartado 8.3, página 192) se describe un programa de este tipo.
b) Programas de mantenimiento, en los que el objetivo es preservar la lengua y la
cultura de la minoría, dándole a la vez la posibilidad de participar en las
actividades del grupo dominante.
c) Programas de enriquecimiento lingüístico, destinados a los niños de la
mayoría lingüística y cuyo propósito es ofrecer una experiencia educativa
adicional. En el Capítulo 9 se describen los programas de inmersión*, como
prototipo de este tipo de programas.
Antes de tratar los principios que fundamentan la educación bilingüe, quizás sea
conveniente reflexionar sobre las relaciones entre cultura, lenguaje y cognición. Ya se ha
hecho una referencia en el Capítulo 4 (apartado 4.2, página 104) y en el Capítulo 5
(apartado 5.3, página 134) a esta temática, desde el punto de vista de la persona bilingüe.
El lenguaje es el más efectivo sistema de símbolos y reglas utilizado por todas las
culturas humanas conocidas para comunicarse. En casi todas ellas, además de la lengua
hablada, existe una lengua escrita. El lenguaje está determinado por la cultura y refleja
sus valores.
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Las pautas socioculturales de conducta están en relación con el lenguaje y hay que
tenerlas en cuenta en una situación de comunicación. En el lenguaje verbal y no verbal se
utilizan símbolos que representan los conceptos concretos o abstractos de nuestra
realidad. Estos símbolos están regulados por reglas compartidas dentro de la cultura, lo
que permite comunicar de forma eficaz las conocimientos adquiridos al grupo. A lo largo
de su desarrollo, el ser humano ha aprendido a entender, almacenar y generar símbolos.
Gracias a ellos, puede interactuar con su entorno social y físico.
El lenguaje tiene otras funciones además de la comunicativa. Juega un papel
importante tanto en el funcionamiento mental del sujeto como en su conducta manifiesta.
Esta función cognitiva implica que el lenguaje, o autocomunicación, está relacionado con
la cognición. Es la principal herramienta para la construcción de conceptos, la
herramienta que utilizamos para entender e interactuar con nuestro entorno.
El lenguaje tiene también una función social. La lengua común es un instrumento
importante para la identificación del grupo. Cuando se puede hablar el idioma de la
mayoría, la segregación cultural disminuye. Si una persona cambia de una cultura a otra
por un período largo de tiempo, tiene que aprender la nueva lengua y costumbres de esa
cultura. La nueva lengua le será necesaria no sólo para comunicarse, sino también para
poder integrarse en esa sociedad. Para llegar a ser competente en las dos culturas, una
persona tiene que identificarse de forma positiva con las dos lenguas.
Por lo tanto, podemos decir que el lenguaje tiene tres funciones: comunicativa,
cognitiva y social.
Como ya se ha visto en el apartado 4.2.3, página 119 del Capítulo 4, para que un
niño progrese en el colegio es esencial que posea un lenguaje desarrollado
adecuadamente. En el siguiente apartado se verá la relación entre la primera y segunda
lengua y rendimiento escolar, y los principios teóricos en los que se basa la educación
bilingüe.
La función social del lenguaje se basa, a su vez, en la relación entre cultura, lengua e
identidad cultural, relación a tener en cuenta para comprender los distintos tipos de
bilingüismo e identidad cultural que muestran estos sujetos, así como los resultados
académicos obtenidos por las minorías étnicas. Se comienza analizando el papel de la
cultura.
180
conocimientos, la lengua, las creencias, el arte, el derecho, los gustos y las costumbres,
así como todas las capacidades y hábitos adquiridos por el individuo por ser miembro de
una sociedad”.
La cultura, añade Ayala (1991), es una nueva forma de adaptación que ha
remodelado la realidad de nuestro planeta. La evolución biológica produce al hombre y,
al hacerlo, se ha superado a sí misma por la cultura, la tecnología, la vida del espíritu.
Nuestro cerebro, fundamento de la inteligencia, emociones, afectos y motivaciones,
es la base de la actividad psicológica. Esta actividad psicológica se manifiesta en algo que
no existía antes del advenimiento del hombre, la cultura: “todas las actividades humanas
que no son estrictamente biológicas, y los resultados de tales actividades” y cuyos
componentes se transmiten a los miembros de cada sociedad concreta y se comparten
entre ellos. Es importante destacar que esta transmisión no se hace de forma hereditaria,
sino a través de los mecanismos de aprendizaje social. La transmisión cultural es una
nueva forma de evolución mucho más eficaz que la evolución darwiniana. Lo que
aprende una generación se transmite a la siguiente mediante la escritura, la instrucción, el
ritual, la tradición; en definitiva por todos los métodos que los seres humanos han
desarrollado para asegurar la continuidad de la cultura (Sánchez-Cánovas y Sánchez-
López, 1994). La cultura es, por tanto, una característica distintiva de la humanidad que
amplía sobremanera el poder adaptativo de su naturaleza biológica, ya que hace posible
no sólo que el ser humano se adapte a las exigencias del ambiente como el resto de los
seres vivos, sino que además se adapte cambiando dicho ambiente de acuerdo con sus
necesidades. Es, junto con la variabilidad genética y la variabilidad psicológica, de las
cuales proviene, y en las que a su vez influye, una de las fuentes que dan lugar a la
diversidad humana.
El aprendizaje social, por medio del cual se transmite la cultura, incluye también
mecanismos tan complejos como el aprendizaje perceptual y el aprendizaje vicariante a
través “de lo que les ocurre a los otros”, la imitación, el moldeado, la motivación, etc.
(Bandura, 1980). El aprendizaje de la percepción incluye muchas sensaciones que
creemos innatas, como pueden ser por ejemplo, la discriminación de lo frío y lo caliente
y su asociación con lo desagradable. Hay varios testimonios bien documentados sobre
casos de “niños salvajes”, como el reciente caso Gennie, una niña a la que sus padres
mantuvieron aislada y atada a una silla hasta los 12 años, o el caso del niño salvaje de
Aveiron, estudiado a principios de siglo por el profesor Itard, en los que los niños parecen
encontrar perfectamente agradable revolcarse desnudos en la nieve o meterse en la ducha
con el agua helada. Ya se ha visto en el Capítulo 4 (apartado 4.2, página 104) cómo los
bebés antes de los seis meses son ya capaces de discriminar entre los sonidos los que son
relevantes para su lengua materna de los que no lo son. La forma en la que sentimos, lo
que vemos, olemos, oímos, y lo que nos gusta o no nos gusta comer está determinado
por la cultura.
181
Es bien conocida también la teoría de Whorf (1956) que afirma que la percepción y
la representación mental de una comunidad están condicionadas por la estructura de la
lengua de esa comunidad. Toma como base la hipótesis de Sapir (1884-1939), lingüista
norteamericano hijo de inmigrantes alemanes, que estudió en profundidad diversas
lenguas amerindias y la relación entre psicología, lengua y cultura. La concepción que
tiene del mundo un grupo humano determinado es consecuencia de la división conceptual
operada en su lengua. Es decir, el lenguaje nos proporciona una herramienta que nos
permite, y a la vez condiciona, la aprehensión de la realidad. El lenguaje es la
simbolización de la información.
182
Conviene para ello, introducir el concepto de vitalidad étnica (Giles, Bourhis y
Taylor, 1977). Estos investigadores definen la vitalidad étnica como el conjunto de
factores socio-estructurales que contribuyen a que un grupo se comporte como una
identidad definida y activa en sus relaciones con otros grupos. Se trata de un modelo
probabilístico: mientras más vitalidad tenga un grupo, mayor probabilidad tendrá de
sobrevivir como grupo diferenciado, con una lengua diferente y a la inversa. La vitalidad
etnolingüística, estaría en función de tres grupos de factores que Hamers y Blanc (1983)
resumen así (ver Figura 7.1):
183
Figura 7.1. Factores socio-estructurales de la vitalidad étnica. (Adaptado de Giles,
Bourhis y Taylor, 1977).
En el siglo XIX, los japoneses empiezan a llegar a los Estados Unidos para trabajar como criados,
braceros, lavanderos y peones. En el período entre las dos guerras muchos de ellos habían logrado
progresar y ocupar empleos de la clase media baja o tenían pequeños negocios y restaurantes. La xenofobia
pública se orientó contra ellos con todos sus estereotipos: sucio, taimado, demasiado trabajador (depreciaba
el trabajo de los blancos). Tras el ataque de Pearl Harbour, los japoneses de la costa occidental de EEUU son
declarados enemigos y evacuados a campos de concentración del interior, confiscándoseles todos sus
bienes. El rendimiento de los niños de este grupo en la escuela reflejaba esta percepción social. Varios
estudios desde el principio hasta mediados de siglo señalan que el rendimiento de los japoneses en las
184
escuelas, era bajo, lo que da lugar a otros estudios que tratan de justificar estos resultados señalando que su
cociente intelectual era inferior al de la población blanca. Como creían que el cociente intelectual era
función de la herencia, cabría pensar que por eso estos niños no obtenían buenos resultados en la escuela
(ni que decir tiene que los autores de estos informes eran todos blancos).
Pero tras la Segunda Guerra Mundial, se produce un cambio notable. Japón pasa de ser enemigo a
convertirse en el aliado de Norteamérica. Los Estados Unidos invirtieron una cantidad considerable de
esfuerzos económicos y políticos en la recuperación del Japón. Se sintieron culpables por el trato que les
habían dado. Con el declive del racismo, se abrieron las puertas para la educación a todos los niveles y para
el acceso a las profesiones de la clase media. El crecimiento espectacular del poder industrial y del prestigio
del Japón, se correspondió con un crecimiento igualmente espectacular en los resultados de los tests de
inteligencia y en los logros académicos y profesionales de los nipoamericanos, hasta el punto de que, en la
actualidad, los japoneses poseen los promedios más altos de cualquier grupo étnico, incluyendo a los WASP
(blancos, anglosajones, protestantes). De seguir el modelo tradicional de transmisión de la inteligencia por la
herencia, tendríamos que concluir ante estos datos en el absurdo de que el crecimiento espectacular del
poder industrial y del prestigio del Japón ha producido un extraordinario perfeccionamiento en la herencia
de los nipoamericanos.
185
emigración masiva de irlandeses a los EEUU (más de dos millones) por las persecuciones
de los británicos y las hambrunas. Esta emigración constituyó una verdadera hemorragia
para la población gaélica en el siglo XIX, pues a diferencia de los gallegos que conservan
su lengua en los países o regiones de adopción, los irlandeses se asimilaron a la lengua
inglesa, conservando la religión como valor central. La inmigración puede ser un factor
que favorezca la vitalidad étnica. Los nuevos emigrantes, que aún no conocen la lengua
mayoritaria del país receptor, si como suele ser el caso se instalan en barrios donde ya
viven otros inmigrantes del mismo origen, contribuyen a que la lengua minoritaria no se
pierda en la segunda o tercera generación y a que mantenga su vitalidad. Es el caso de las
comunidades hispanas en los Estados Unidos.
La distribución de la población puede también influir en la vitalidad de una lengua,
siéndole más fácil a un grupo preservarla si tiene un territorio definido (como los
catalanes, gallegos y vascos en España, o valones y flamencos en Francia) que si no lo
tiene (como les ocurre a los judíos de la diáspora con el hebreo). Ésta puede ser una
variable ambivalente, pues este “sentirse solos” puede reforzar la cohesión en el grupo,
como en el caso comentado ya del gallego, o la admirable conservación que han sabido
realizar los judíos sefardíes del judeo-español o judesno, desde su expulsión de España
en 1492.
186
escolar
Desde que en 1953 la UNESCO formuló el axioma “el mejor medio para la
enseñanza del niño es su lengua materna”, el alto fracaso escolar entre los niños
inmigrantes se achacó a la falta de continuidad entre la lengua utilizada en la familia y la
escuela. Aparecen entonces multitud de programas bilingües destinados a las minorías
lingüísticas, en especial en EEUU, que trataban de llegar a un compromiso entre la
enseñanza en la lengua materna y la necesidad de aprender la lengua de la mayoría. Las
primeras evaluaciones de estos programas no muestran los resultados esperados (las
razones del aparente fracaso se verán con más detenimiento en el próximo capítulo). A
su vez, empiezan a aparecer en Canadá los estudios e informes de evaluación de
programas de inmersión temprana en francés que muestran que se puede enseñar en una
L2, (francés), a niños cuya L1 es el inglés y que no sólo lograban un alto nivel de
competencia en francés, sino que su desarrollo cognitivo y rendimiento escolar era
comparable a los niños que seguían el programa normativo en inglés e, incluso, les
superaban (en el Capítulo 9 se describe el método y la evaluación de los programas de
inmersión canadienses).
Surge, por tanto, el debate sobre las relaciones entre la primera y segunda lengua y
rendimiento escolar.
Los resultados de Canadá son efectivamente un desafío a la premisa básica de la
educación bilingüe, que era el emparejamiento entre la lengua familiar y la de la escuela.
Para explicar la incoherencia entre los datos se incorporan factores sociales, como la
posición de la lengua materna de los alumnos y la posición del grupo al que pertenecen
en la sociedad. Estos factores se hacen decisivos en la elección de la lengua que debe
utilizarse en la enseñanza y en la predicción de los resultados esperados. Por lo tanto, por
regla general será conveniente proporcionar una educación en L1:
187
Por lo tanto, la idoneidad de la enseñanza en L1 o L2 estará determinada por la
interacción entre el método y los factores que existen en la sociedad en la que viven.
Pero es también cierto que hay muchos ejemplos de niños que han tenido éxito en la
escuela a pesar de pertenecer a grupos marginales, con una lengua no valorada por la
sociedad mayoritaria y que han sido escolarizados en una L2, es decir, un programa de
instrucción teóricamente inapropiado. Para resolver esta contradicción hay que introducir
la interacción entre los factores o variables de los alumnos y los métodos de instrucción.
La Figura 7.1 muestra el esquema de interacciones propuesto en la relación L1 y L2.
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Se describe a continuación la forma en que el estudio del bilingüismo ha intentado
explicar cómo estos factores interactúan con el método, mediante la influencia conjunta
de distintos factores.
«La base para poder llegar al nivel del umbral en la competencia en L2, parece ser el nivel al que se ha
llegado en la lengua materna. Si en una fase temprana de su desarrollo un niño de la minoría se encuentra
en un ambiente de aprendizaje en el cual se utiliza una lengua que no conoce, sin que al mismo tiempo se
le proporcione un apoyo adecuado en su lengua materna, el desarrollo de sus habilidades en la lengua
materna se frenará o incluso se parará, dejando al niño sin una base para aprender la segunda lengua lo
suficientemente bien como para llegar al nivel del umbral.»
189
en el colegio sino también para su desarrollo cognitivo y social. Por tanto, mantener la
lengua materna, lo cual dará lugar a un bilingüismo aditivo en vez de a un bilingüismo
sustractivo, puede llevar a mejores resultados académicos, más facilidad para aprender la
lengua del país de acogida y a un mejor ajuste social en niños inmigrantes.
La investigación realizada en Suecia y en otros lugares con niños inmigrantes, sobre el
tema de si hay un período crítico en el desarrollo del lenguaje que sea especialmente
apropiado para empezar la instrucción en L2, indica que debe existir primero una base
significativa y bien establecida en L1 antes de que el aprendizaje sistemático de la L2
comience. Estos resultados se han explicado basándose en el hecho de que la
competencia en la L1 de los niños que entran al colegio y reciben la instrucción en otra
lengua disminuye rápidamente si no se practica y enseña la L1 al mismo tiempo
(Toukomaa y Skutnabb-Kangas, 1977). La competencia en L2 aumenta gradualmente
(en este caso se trata del sueco), pero no se acelera aunque se pongan más medios. El
aprendizaje de una lengua lleva tiempo. Si se sigue utilizando la lengua materna del niño
de forma regular en el hogar durante la primera infancia, la competencia del niño en ella
no decrece necesariamente. El niño puede continuar desarrollando su primera lengua,
pero a un ritmo más lento que los niños en su país de origen. Es aquí donde retomamos
el concepto de semilingüismo*. Si la lengua materna no se practica de forma consistente
mientras la segunda lengua no se ha desarrollado todavía a un nivel de competencia
adecuado a la edad del niño, le faltará el medio, la herramienta, para alcanzar y organizar
los conocimientos. Los alumnos serán durante este tiempo semilingües y el resultado
puede tener consecuencias serias en su desarrollo emocional e intelectual. Este período
semilingüe puede tener efectos de largo alcance en el progreso del niño en el colegio y
también en el desarrollo de su identidad y de su personalidad.
Es conveniente recordar aquí las objeciones realizadas en el Capítulo 3 (apartado
3.1.2, página 64) sobre la medida de la competencia lingüística en los bilingües y, en
especial, el error de compararla con la competencia nativa; se trata aquí de una
competencia funcional que no es la adecuada a la edad de los sujetos.
Cuando decimos que la competencia en la L1 disminuye, no significa que la olvide
completamente. Es la habilidad para utilizarla de forma activa la que va desapareciendo.
La conclusión obvia es que la lengua del hogar debe servir de lengua de instrucción
complementaria por un período suficientemente largo. Si se sigue desarrollando la lengua
materna, es decir, se enseña en esa lengua durante el tiempo que se necesita para llegar a
alcanzar una competencia adecuada en la L2, se reduce el riesgo de problemas de
desarrollo. La L1 puede ser el medio de aprendizaje mientras se adquiere la L2. Lo que
significa que el desarrollo intelectual, social y afectivo puede producirse de forma normal.
Incluso cuando se proporcionan los medios para que la L1 continúe progresando, la curva
de aprendizaje descenderá en comparación con el grupo equivalente en el país nativo,
debido a que habrá áreas en las que no utilice nunca la lengua materna, a que puede
faltarle calidad en el tipo de estimulación que se le proporcione, etc.
190
b) La definición de competencia lingüística la realiza el mismo autor diferenciando
como se vio en el apartado 4.2.3, página 119, entre competencia comunicativa básica y
competencia comunicativa cognitivo-académica. Pone de relieve que el aprendizaje de
la L2 de los niños no sólo depende de la calidad de la enseñanza y contacto con este
idioma, sino que está determinado por todos los conocimientos lingüísticos y
conceptuales almacenados derivados de la experiencia total del niño en ambas lenguas.
Por tanto, el aprendizaje no dependerá sólo del método de enseñanza, sino también en
gran parte de factores sociales.
Entre estos factores sociales se han estudiado, como veremos en el próximo capítulo,
las diferencias culturales en el estilo de comunicación y de enseñanza en la familia; el
desarrollo intelectual se produce además de por la exposición directa a los estímulos, por
el aprendizaje mediado (Feuerstein, Rand, Hoffmann y Miller, 1980). Este tipo de
aprendizaje es el modo en el que los estímulos del ambiente son transformados por un
agente mediador, usualmente los padres u otras personas próximas al niño. El agente
mediador, “guiado por sus intenciones, cultura e implicación emocional, selecciona y
organiza el mundo de estímulos para el niño. El mediador selecciona los estímulos que
son más apropiados y entonces los enmarca, filtra y cataloga; determina la aparición o
desaparición de ciertos estímulos e ignora otros. A través de ese proceso de mediación la
estructura cognitiva del niño queda afectada.…”. Por tanto, los conceptos, las
clasificaciones que el niño tiene ya adquiridos al llegar a la escuela, serán los transmitidos
por su grupo social y cultural. Adaptarse al lenguaje, exigente desde el punto de vista
cognitivo e independiente de contexto característico de la escuela, le será mucho más
fácil si se le da la oportunidad de hacerlo en la lengua que mejor conoce.
Los programas que enseñan en la L1 no sólo desarrollan fluidez en esta lengua, sino
también las habilidades conceptuales y académicas (contenidos) que son necesarias para
el desarrollo académico en la L2. Por supuesto, será necesario un contacto adecuado con
la L2, pero, siendo la lengua del ambiente, el niño de la minoría recibe normalmente una
gran cantidad de estimulación en L2 por la TV, los otros niños, etc. Por lo tanto, si un
niño de la minoría se desarrolla conceptualmente y aprende la lecto-escritura en L1, en
gran parte como resultado de la instrucción en el colegio en L1, no le será difícil transferir
estos conocimientos a la L2. Sin embargo, aun cuando los métodos de instrucción en L2
sean efectivos y por tanto capaces de desarrollar un alto nivel conceptual en niños de la
minoría, este conocimiento no se transferirá a la L1, debido a la falta de contacto con los
usos de la lectoescritura en esta lengua y a la falta de motivación para desarrollar L1.
A su vez, también hay evidencia empírica abundante a favor de la enseñanza
temprana en L2. No sólo no tiene resultados negativos sino que puede tener una
influencia positiva en el desarrollo cognitivo en general, como hemos visto a lo largo de
todo el Capítulo 4. No hay prácticamente datos empíricos que demuestren que la
introducción temprana a una L2 esté directamente relacionada con un desarrollo
intelectual, emocional o social negativo. Estos resultados proceden de los programas de
191
inmersión, que es una forma de educación bilingüe diseñada para satisfacer las
necesidades lingüísticas, académicas y psicosociales específicas de quienes son hablantes
nativos de una lengua mayoritaria o nacional (por ejemplo, castellano en España,
francés en Francia).
Hernández-Chaves y Dulay (1984) comparan los aspectos sociopolíticos de los
ambientes de los estudiantes pertenecientes a las minorías y las mayorías lingüísticas. Se
refieren a los Estados Unidos, pero las diferencias con las circunstancias en las que se
encuentran las minorías por ejemplo, inmigrantes y en Europa, son mínimas. Se ofrece
un resumen en el Cuadro 7.3.
CUADRO 7.3. Comparación de los aspectos sociopolíticos que determinan los ambientes
escolares de las mayorías y de las minorías lingüísticas.
192
programas de educación bilingüe diseñados para los niños de las minorías, que
muestran que los niños a los que se les enseña en su L1 en la escuela aprenden
mejor la lengua de la mayoría, van en contra de la creencia popular de que los
niños inmigrantes se adaptarán mejor a la nueva cultura cuanto más hablen la
lengua local. A su vez, los datos provenientes de la evaluación de los resultados de
los programas de inmersión temprana muestran que, a pesar de que los niños del
grupo mayoritario escolarizados en estos programas reciben la enseñanza en una
L2 en porcentajes de tiempo que pueden llegar a ser del 100% en los primeros
cursos, estos niños no muestra retraso en su desarrollo cognitivo ni en su
rendimiento escolar en L1. ¿Cómo es que el tiempo utilizado en desarrollar una
lengua repercute también en beneficio de la otra?
Estos resultados se han intentado explicar por medio de la hipótesis de la
competencia común subyacente. Según esta hipótesis la competencia que adquiere la
persona al responder a las situaciones lingüísticas de contexto reducido y cognitivamente
exigentes, es común a las dos lenguas. El desarrollo de las habilidades de demanda
cognitiva en una lengua prepara el camino para el desarrollo de las mismas habilidades en
la otra.
En apoyo de esta hipótesis se citan los estudios que muestran que las correlaciones
entre la competencia académica en una y otra lengua de un bilingüe son, en general, muy
altas (están entre .60 y .80), por ejemplo, en lectura, dictado, composición o
matemáticas. Es decir, los que leen bien en la lengua A, probablemente leen bien en la
lengua B, y los que obtienen bajas puntuaciones en las habilidades académicas en la
lengua A, también las obtendrán en la lengua B.
También la apoyan los estudios que muestran que los alumnos que se incorporan con
más edad a los programas bilingües progresan más rápidamente en las tareas de más
demanda cognitiva como por ejemplo, la lectura, la composición escrita y el vocabulario.
Estos niños ya tienen más desarrollada la competencia cognitivo académica en su L1, por
su experiencia dentro y fuera de la escuela. Los alumnos mayores pueden expresar esta
competencia fundamental común en cuanto adquieren unas habilidades básicas de
comunicación en L2.
Una tercera fuente de datos es la ya mencionada proveniente de las evaluaciones de
programas de educación bilingüe.
Los apartados a, b, y c, ponen en relación la competencia en L1, L2 y rendimiento
escolar. El punto d trata de los estudios acerca de las variables que influyen en la
adquisición de una competencia comunicativa básica en L2.
193
aprenderlas y entonces aplicarlas de forma consciente para formar los enunciados
gramaticalmente correctos. El profesor, por regla general, organiza el material lingüístico
que se va a aprender siguiendo una secuencia progresiva de estructuras gramaticales. Se
aprende una estructura antes de pasar a la siguiente.
La adquisición de una L2 es un proceso menos consciente y similar a la adquisición
de la L1. Muchos hablantes con un buen nivel de L2 no saben las reglas que gobiernan
esa lengua, al igual que les ocurre a muchos hablantes con su lengua nativa. Los métodos
de instrucción que se basan en la adquisición de una L2 ponen el énfasis en poder
comunicarse con éxito; se le da menos importancia a la corrección gramatical que a
hacerse entender y a entender los mensajes en la nueva lengua.
Los datos de los estudios sobre cuál de las dos metodologías es más efectiva para el
desarrollo de las competencias comunicativas básicas, apoyan la que pone el énfasis en la
comunicación y está basada en la teoría contemporánea de la adquisición de una segunda
lengua. Hay también datos que muestran que para el desarrollo de la competencia
cognitivo académica, también es más efectiva la metodología basada en la comunicación
significativa y contextualizada.
De la misma forma que en la adquisición de la lengua materna, la adquisición de la
segunda va a depender del input lingüístico, que es de la información que será procesada
por el cerebro para generar nuevas expresiones. Además de una cantidad suficiente de
información, es necesario que sea comprensible.
Las características que tiene que tener la comunicación para que sea comprensible
para el que está adquiriendo una segunda lengua son las siguientes:
194
e) El papel de los factores afectivos. Dulay y Burt (1977) llamaron filtro afectivo a los
diferentes factores de carácter afectivo que pueden incidir en la cantidad de
información comprensible que el niño procesa y, a su vez, impiden o facilitan su
producción lingüística. Hay datos que indican que mantener un nivel de ansiedad
bajo (Stevick, 1976), una motivación positiva (Gardner y Lambert, 1972), y la
confianza propia (Wong-Fillmore, 1979) están positivamente relacionados con la
adquisición de una segunda lengua. Por lo tanto la adquisición de las habilidades
comunicativas en la segunda lengua es una función de la cantidad de comunicación
comprensible en esa lengua y de un ambiente afectivo favorable.
Esto no quiere decir que en los programas bilingües no quepan las actividades de
aprendizaje de la segunda lengua. Todos los niños tienen en su programa escolar una
asignatura de “lenguaje” en su lengua nativa que les ayuda a adquirir la competencia
metalingüística necesaria; el niño bilingüe también debe estudiar lenguaje a un nivel
adecuado a su edad y competencias en L2.
f) Factores relacionados con el status del alumno. Los estudios que tratan de explicar
por qué ciertos grupos de alumnos, que se diferencian por su procedencia u origen
étnico concreto, tienden a tener un rendimiento escolar peor que otros grupos,
apuntan a que la razón pudiera deberse en parte a que estos alumnos reciben un
trato diferente por parte de los maestros, de sus compañeros y de otros agentes
sociales. Este trato diferente se basa en las expectativas existentes sobre ellos. Se
ha comprobado que los alumnos de las minorías son, con frecuencia, víctimas de
tratamiento diferenciado por parte de los profesores en el sentido de que se les pide
menos intervenciones en la clase, y que, cuando los maestros se dirigen a ellos, es,
por regla general, para darles directrices o llamarles la atención. Hay observaciones
longitudinales realizadas en EEUU (Rist, 1970, observó a un grupo de alumnos
negros en primer y segundo grado) y halló que a los pocos días ya había un grupo
identificable a los cuales se les pedía con más frecuencia que intervinieran en la
puesta en común de la mañana, en la lectura, ser los primeros de la fila y otras
actividades.
Los datos existentes sobre cómo comienza esta discriminación y en qué se basan las
expectativas del profesor, muestran que ya en las primeras semanas los profesores se
forman una opinión de cada uno de sus alumnos y que ésta suele ser bastante estable.
Para la formación de la opinión son variables relevantes la clase social y el grupo étnico
de pertenencia (Díaz-Aguado, 1996). Otro grupo creciente de datos señala también la
importancia para la formación de las expectativas, de cómo clasifica el profesor las
conductas que observa en función de la percepción que tenga de sus propios recursos
para enseñar y controlar al niño.
Una vez que éste ha sido clasificado, se le trata de acuerdo con las expectativas
asignadas a esa categoría. Los individuos percibidos positivamente reciben más cantidad
de interacciones por parte del profesor, y estas interacciones suelen ser positivas y
públicas. Los individuos clasificados como problemáticos reciben una menor cantidad de
195
interacciones y suelen ser negativas, como riñas u órdenes, y dadas en privado.
Se ha comprobado que, si se entrena a los profesores para que interactúen de forma
positiva con los alumnos, ya sean de bajo como de alto aprovechamiento, se observa una
mejora de todos ellos en sus tareas escolares, lo cual también repercute en la percepción
que los maestros tienen de sus alumnos y en sus expectativas.
La popularidad de los niños pertenecientes a otros grupos étnicos, la forma en la que
sus compañeros les ven, depende de la percepción que los maestros tengan de ellos,
seguida de ser del mismo sexo, tener un buen aprovechamiento en clase, ser de clase
social similar, el tiempo de contacto y la proximidad de residencia.
Para mejorar los contactos interétnicos y fomentar las amistades transculturales, el
trabajo en equipo puede dar resultados positivos siempre que esté bien planificado por el
profesor y a cada cual se le asigne una tarea de acuerdo con sus posibilidades. La
dependencia de unos y otros para la realización de un objetivo común cambia las
expectativas de los niños de la mayoría hacia el grupo minoritario y mejora el
autoconcepto de éstos, lo cual incidirá a su vez en su rendimiento escolar.
Como hemos ido viendo a lo largo del capítulo, la educación bilingüe puede estar
dirigida a dos grupos de alumnos cuyas circunstancias sociolingüísticas son muy
diferentes: los niños pertenecientes a la mayoría lingüística y los pertenecientes a la
minoría. La diferencia básica estriba en el carácter electivo de la educación bilingüe para
la mayoría a diferencia de las minorías lingüísticas, a las que también algunos autores
prefieren llamar bilingües circunstanciales (Valdés y Figueroa, 1996), las cuales, debido a
sus circunstancias, tienen que aprender otra lengua para sobrevivir. Son individuos para
los que su propia lengua no es ya suficiente para llevar a cabo todas sus necesidades de
comunicación. Estas personas se encuentran en un contexto en donde su lengua étnica no
es la de la mayoría, la de prestigio o lengua nacional. Como consecuencia, si quieren
participar económica y políticamente en la sociedad de la que forman parte, se ven
obligadas a conocer su lengua.
En los dos próximos capítulos examinaremos las diferentes circunstancias y
necesidades educativas de estos dos grupos y los distintos programas desarrollados para
satisfacer esas necesidades
Bibliografía recomendada
Díaz-Aguado, M. J. (1996): Escuela y tolerancia, Madrid, Pirámide.
Sánchez-López, M. P. y Rodríguez de Tembleque, R. (1986): “La educación bilingüe y
el aprendizaje de una segunda lengua: sus características y principios fundamentales”,
Infancia y Aprendizaje, 33, 3-26.
196
CAPÍTULO 8
OBJETIVOS
INTRODUCCIÓN
Este capítulo trata de los programas bilingües desarrollados para atender las
necesidades educativas de las minorías étnicas. Se examina la importancia de la cultura y
la identidad cultural para una buen rendimiento e integración de estos niños y se describe
un programa de transición, analizando el método y su evaluación. Por último, se
proponen una serie de factores que inciden en los resultados de la educación bilingüe
para las mayorías.
197
UNESCO había promulgado el derecho a la educación en lengua materna años antes, la
decisión del gobierno de 1967 de financiar la escuela bilingüe cogió a la comunidad
educativa por sorpresa y sin la capacidad para planificar ni implantar sus directivas a
ningún nivel educativo. En 1974, la Corte Suprema decidió que 1.800 estudiantes de San
Francisco, cuya lengua era el chino y que aprendían en el colegio junto con niños cuya
lengua era el inglés, no estaban recibiendo las mismas oportunidades educativas, “…
porque los estudiantes que no entienden el inglés están efectivamente excluidos de toda
comunicación con significado” (Lau contra Nichols, 1974). Esta opinión fue el gran
cambio de la filosofía de “lo mismo para todos” vigente hasta entonces. El remedio
recomendado en respuesta a la decisión del alto tribunal por el organismo encargado de la
defensa de los derechos civiles fue la educación bilingüe, en la que los estudiantes
reciben parte de la enseñanza en su lengua materna, hasta que hayan alcanzado los
conocimientos suficientes en la L2, en este caso, el inglés. Fue una decisión con
consecuencias a largo plazo, en un país donde un 7% de la población escolar tiene una
L1 distinta al inglés (el 69% de ellos el español).
Las minorías lingüísticas, sobre todo las de origen hispano y las nativo-
norteamericanas, tienen un alto porcentaje de fracaso escolar y bajo rendimiento en la
escuela. Los programas bilingües que se desarrollaron y que utilizaban la L1 en la
enseñanza se realizaron en su mayor parte (el 80% según Kjolseth, 1973) siguiendo el
modelo de asimilación, de “supervivencia” para poder competir con sus compañeros
monolingües en inglés; son programas típicos de bilingüismo de transición. Pero
también se desarrollaron programas de mantenimiento, basados en la situación
lingüística local, con la colaboración de sus miembros y con un objetivo de bilingüismo-
biculturalismo más permanente.
Por lo tanto, hubo desde el principio diferencias básicas en los objetivos y en la
filosofía educativa: desde una perspectiva compensatoria y desde una perspectiva del
pluralismo cultural que describíamos en el Capítulo 7 (apartado 7.1, página 162).
Además, a diferencia de Canadá, en EEUU no existió una coordinación central para la
investigación del bilingüismo y la implantación de la educación bilingüe, lo cual influyó
tanto en la calidad de los programas como en la evaluación. Para muchos de los que
proponían los programas de transición, a los diez años ya era hora de comprobar si el
esfuerzo merecía la pena. El criterio para el éxito fue en muchos casos el rendimiento en
inglés y matemáticas, dando por buenos los instrumentos de medida y los modelos de
evaluación. Los proponentes de los programas de mantenimiento, por su parte, pensaban
que era demasiado pronto para evaluar a nivel nacional. Argumentaban que todavía no se
había producido un cambio en la educación norteamericana pública, poniendo de relieve
los obstáculos que habían tenido que salvar la mayoría de los programas. Entre estos
resaltaban la oposición de los que estaban en contra de la educación bilingüe, la escasez
de material adecuado, la escasez de datos de investigación que pudieran dirigir la
planificación e implantación de los programas y la escasez de profesores bilingües, de
personal administrativo de apoyo y la utilización de modelos e instrumentos de
evaluación inapropiados.
198
A pesar de que muchos de los programas bilingües concretos desarrollados hayan
tenido éxito y se siga investigando y desarrollando nuevos programas en los que se
destacan y evalúan, además de las variables del programa, los recursos didácticos que
son efectivos para alcanzar sus objetivos, la educación bilingüe en EEUU no ha cumplido
las expectativas creadas de reducir la desigualdad de oportunidades ante la educación.
Buena parte de los políticos y del público en general, como mínimo, dudan de su
efectividad. Otros argumentan que la educación bilingüe puede generar fragmentación
social y separatismo al estilo de Quebec. A nivel psicoeducacional se argumenta que, si el
problema es que los niños de las minorías tienen un bajo nivel de inglés, entonces lo que
necesitan es que les enseñen inglés, no su L1.
En Europa, a partir de la expansión económica de los años sesenta, se estima que hay
más de dos millones de niños pertenecientes a familias de inmigrantes, que asisten a la
escuela en la Unión Europea. Más de la mitad no logran un rendimiento adecuado en la
educación obligatoria, lo cual les cierra el camino para la educación superior y les deja
con pocas alternativas de obtener una adecuada preparación laboral. La situación social y
laboral de la segunda generación de emigrantes es, en un alto porcentaje, peor que la de
sus padres, formando un subproletariado con graves problemas sociales. El aumento de
los estudiantes de origen inmigrante es tal que se estima que en el año 2000 contabilizará
un tercio de la población total en las escuelas.
Surgen por esta causa programas de enseñanza alternativos destinados a estos grupos,
que también se caracterizan, como en el caso americano, por ser en su mayor parte
programas de transición.
Independientemente de la técnica de instrucción adoptada y una vez superada, al
menos en teoría, la creencia de que las diferencias culturales y lingüísticas son un déficit
y que el papel de la escuela es erradicarlo, existe un consenso generalizado en cuanto a
los objetivos que la educación de las minorías debería alcanzar (California State
University, 1981):
199
población en general.
8.2. Formas de adaptarse a otra lengua y cultura que desarrollan los alumnos de
las minorías
Entre los niños de las minorías étnicas, la tendencia típica es la de sustituir su lengua
familiar por la lengua de la mayoría. Hasta cierto punto esto es debido a que es la que
oyen constantemente en la TV, en la calle y sobre todo porque es la que hablan los otros
niños. Lo normal es que cuando llegan al colegio, hablen y entiendan su L1
perfectamente, pero poco a poco empezarán a hablar la L2 entre los hermanos, para
posteriormente negarse a hablar la L1 en casa (esta pauta de comportamiento, se puede
ver una y otra vez no sólo entre niños inmigantes sino de otras nacionalidades en colegios
internacionales en España; ellos quieren ser como los demás niños). Algunos realizan un
cambio de idioma completo en sus primeros años de colegio. Otros mantienen las
habilidades básicas para hablar y comprender en su L1, pero no serán capaces de
expresar pensamientos o ideas complejas ni desarrollan la lectoescritura. Al hablar en la
L1, utilizarán cada vez más palabras y expresiones de la L2. Por supuesto, habrá casos en
los que los niños desarrollen un alto nivel oral y escrito en ambas lenguas, pero el
bilingüismo total no se desarrolla de forma automática, y sólo será posible cuando los
padres pongan los medios necesarios para desarrollar totalmente la L1.
Las clases de bilingüismo que desarrollan los niños de las minorías están
estrechamente relacionadas con sus actitudes hacia sus dos lenguas y hacia los dos
grupos culturales que las hablan. Negarse a hablar en la L1 puede formar parte de un
rechazo a todos los valores familiares que hacen que el niño se sienta “distinto” de sus
compañeros. Los niños de todas las edades, pero especialmente durante la adolescencia,
tienen una fuerte necesidad de formar parte del grupo, de encajar en él. Si piensan que su
lengua y cultura familiares no son aceptadas por sus compañeros, profesores y la
sociedad más amplia con la que tienen contacto, se sentirán avergonzados e incluso
tratarán de ocultar que su origen es diferente. Es por lo que con frecuencia les da
vergüenza que sus padres hablen su L1 fuera de casa, e incluso podemos ver cómo
algunos niños se sienten avergonzados del acento regional (acento andaluz, gallego,
catalán) de sus padres si viven fuera de la región.
Todo adolescente pasa por el proceso de escoger una identidad, de decidir cuales son
sus valores y creencias y qué tipo de persona quieren ser. Para los niños de una minoría
lingüística y cultural, este proceso de saber qué se quiere ser, se complica por el hecho de
200
haber vivido en dos medios culturales, el del hogar y el de la sociedad amplia, cuyos
valores pueden ser muy diferentes.
William Lambert, al que ya nos hemos referido en varios de los capítulos anteriores,
distingue cuatro maneras posibles para los alumnos de las minorías de resolver los
conflictos entre lengua y cultura (L y C) familiar y la del colegio. Se ha esbozado esta
tipología en el Capítulo 5 (apartado 5.2, página 130). Aquí vamos a profundizar más en
ella y a enlazarla con la educación bilingüe. Es la siguiente:
201
cambio de cultura. Como se ha visto en el apartado 7.5, página 169, y en el Capítulo 5
(apartado 5.1, página 125), una lengua y la cultura que representa determina en cierta
manera la forma de percibir la realidad y, por ello, nuestra forma de adaptarnos a esa
realidad, nuestra conducta. La falta de sensibilidad de los educadores y profesionales en
general ante estos conflictos de identidad puede contribuir en gran manera aumentar las
dificultades de estos niños para adaptarse y hacer más visibles sus dificultades
académicas. Es importante que los profesionales que tratan con bilingües estén
preparados para detectar este tipo de problemas afectivos que son exclusivos de los
bilingües. La estructura de personalidad del niño está moldeada por una cultura diferente
(a veces muy diferente) y por mucho que lo desee no podrá ni sabrá comportarse
conforme a los valores de la clase media de la mayoría, que son los que normalmente
transmite la escuela. Puede que estas dificultades no sean entendidas por los padres, cuya
identidad cultural está bien establecida y que en muchas ocasiones desaprueban
totalmente todo cambio de valores, ni por sus amigos ni profesores pertenecientes a la
mayoría para quienes simplemente no existe otra cultura que la suya.
3) Anomía (ver definición en el Glosario del Capítulo 2). El tercer modo deja al
individuo impotente ante dos culturas. Ha rechazado su cultura minoritaria, pero no ha
sido capaz, o no le han permitido integrarse en la sociedad amplia.
4) Integración. Los individuos que desarrollan una clase de bilingüismo del cuarto
grupo se sienten orgullosos de su cultura materna y también de la del país de acogida y se
pueden identificar con ambas. Idealmente serían capaces de ver los puntos fuertes y los
débiles de ambas culturas y utilizar lo más positivo de ambas para escoger sus propios
valores e identidad. Un verdadero bilingüe no es la suma de dos lenguas y dos culturas,
es algo diferente. Si un lenguaje es la simbolización de la información, y a su vez actúa
de filtro para la percepción del mundo, un bilingüe tendrá a través de sus dos lenguas una
herramienta más fina, más flexible para analizar la realidad.
202
Se ha definido el estilo psicológico en el Capítulo 1 (apartado 1…) y en el 4 (apartado 4.1.3, página
95). En este último apartado se ha hecho referencia a la Dependencia-Independencia de Campo (DC-IC).
Como se recogía allí, la persona independiente de campo (IC) se caracteriza por responder a los
acontecimientos y objetos de su entorno prescindiendo del campo o contexto total. Procesan la información
analíticamente, poniendo el énfasis en las partes individuales de un todo. Por el contrario, los dependientes
de campo, DC (o sensibles al contexto), se caracterizan por procesar la información de forma integrada.
Estas personas organizan su mundo en términos de totalidades, y son sensibles a la totalidad del contexto,
por ejemplo, el ambiente social, de objetos y acontecimientos.
En el Capítulo 4 tratábamos el estilo cognitivo como una variable de personalidad. Ahora vamos a verlo
desde el punto de vista de la educación bilingüe. En relación con la cultura y el lenguaje, una dimensión
importante del concepto estilo cognitivo es que tanto el estilo DC como el IC están relacionados con prácticas de
socialización y actividades socioculturales. Como resultado de haber experimentado ciertas prácticas de
socialización y estilos de vida, los niños ya vienen al colegio con una preferencia por un estilo cognitivo, que a su
vez va a afectar su habilidad para funcionar bien en algunas clases de ambientes educativos. Lo importante es que
antes de entrar en el colegio, el niño aprende de los padres u otros agentes socializadores características de
personalidad como la forma de enfrentarse de adaptarse o estilo de funcionamiento. La Figura 8.1 describe la
relación entre cultura y estilo cognitivo:
En esta área de investigación sobre las conexiones entre lenguaje, cultura y estilos
cognitivos, y las ventajas del biculturalismo, se encuentran los estudios sobre las
diferencias estructurales de las lenguas y su relación con la lateralización cerebral. Ten
Houten (1971) observó que cuando se les lee a niños bilingües hopi/inglés un pasaje en
lengua hopi, la mayoría de la actividad eléctrica del cerebro se concentra en el hemisferio
203
derecho, pero si se les lee este mismo pasaje en inglés, la actividad eléctrica tiende a
manifestarse en el hemisferio izquierdo. Los hopi son un pueblo amerindio del noroeste
de Arizona. Su lengua pertenece a las llamadas lenguas polisintéticas, en las que las
relaciones se expresan añadiendo morfemas a una raíz. Las palabras son conglomerados
complejos de elementos que equivalen a frases; son lenguas menos abstractas, las cosas
siempre se nombran en su contexto. Es una cultura que se puede caracterizar por ser
dependiente de campo. (El español, como el inglés, es una lengua analítica en las que las
relaciones se expresan por una cadena de palabras aisladas.) El estado bilingüe de estos
niños parece permitirles analizar la información de una forma u otra en función de la
lengua empleada. Resultados similares se han descrito con bilingües inglés-navajo (Scott
y cols., 1979), mientras que F. W. Carroll (1978) no encontró estos resultados en un
grupo de bilingües inglés-navajo, dominantes en inglés.
Por su parte, Ramírez y Castaneda (1974) observaron que los niños
mexicanoamericanos que eran más bilingües y biculturales, en el sentido de que
funcionaban mejor en ambas culturas, podían cambiar de una estrategia DC a una IC, en
función de las demandas de la tarea que tenían que realizar o de las características
ambientales de la situación. Además de su capacidad para cambiar, estos niños
bicognitivos también parecían capaces de combinar elementos de los estilos DC e IC para
desarrollar un estilo nuevo de analizar y resolver problemas.
En el proceso de escoger la identidad cultural, los alumnos del grupo minoritario
puede pasar por etapas en las que se den más de una de estas pautas. Por ejemplo,
pueden rechazar la lengua y cultura maternas, pero volver a ellas posteriormente si se
dan cuenta de que es posible pertenecer a ambas culturas. De hecho, esta forma de
adaptación que implica una identificación armoniosa con ambas culturas será la más
beneficiosa tanto para el individuo como para la sociedad. El rechazo de su origen, de su
pasado, les priva de las bases necesarias para hacer elecciones, y esto les vuelve
inseguros y angustiados. Sólo crecerán como personas cuando vuelvan a sus raíces sin
sentir vergüenza y las acepten.
En resumen, como el deseo de identificarse con la cultura de la mayoría es de gran
importancia para aprender la lengua, será más frecuente que los niños de la minoría que
se ajustan a las pautas 2 y 3 tengan dificultades para aprender la L2 y fracasen en el
colegio. Seguramente los que intentan asimilarse rechazando la cultura y lengua maternas
aprenderán bien la L1, y puede irles bien académicamente. Sin embargo, como hemos
visto antes, desde el punto de vista del desarrollo personal el precio puede ser grande.
Los que se identifican positivamente con la lengua de la mayoría pero mantienen sus
lazos con la cultura y lenguas maternas tampoco tendrán dificultades para aprender la L2,
mantendrán su competencia en L1 y pueden ser más interesantes para el país de acogida,
ya que aportan además de la competencia en otro idioma, una estructuración cognitiva
diferente.
Este análisis, unido a las consideraciones hechas en el apartado sobre la relación entre
la primera y segunda lengua visto antes, nos proporciona una base para entender los
resultados de la investigación, tanto en cuanto a los provenientes de los programas de
204
educación bilingüe para los niños de la minoría como sobre los efectos del bilingüismo en
el desarrollo intelectual y educativo de estos niños.
Los programas escolares que tengan como objetivo la primera pauta de adaptación,
es decir los programas de transición, no son necesariamente desastrosos para los
estudiantes de la minoría si sus padres además de empujarles hacia la lengua y la cultura
mayoritarios, les dan importancia y apoyo a unos resultados académicos. Sin embargo,
para otros alumnos de la minoría esto mismo puede convertirse en una forma de
adaptación 2 ó 3, con los problemas lingüísticos y académicos consecuentes. Por esta
razón, los programas que tengan como objetivo una forma de adaptación 4, tienen
ventajas para todos los niños de las minorías y son cruciales para los estudiantes que de
otra forma hubieran fracasado en su integración.
A continuación describimos las características fundamentales de algunos programas
bilingües desarrollados en el contexto europeo para las minorías, así como los resultados
de su evaluación.
En este apartado se analiza con detalle un programa de educación bilingüe para niños
inmigrantes finlandeses en los niveles de preescolar y primaria, llevado a cabo por el
Instituto de Educación de Lund, entre 1972 y 1980. Formaba parte de un proyecto más
amplio: “Educación bilingüe para niños inmigrantes” (Lófgren y Ouvinen-Bingerstan,
1982), que tenía como objeto estudiar los efectos de distintos modelos de instrucción,
por lo que está bien documentado.
El objetivo para incluir este apartado es doble. El primero es ver cómo se ponen en
práctica algunos de los principios didácticos que se han expuesto anteriormente y el
segundo, proponer una forma de analizar los programas de educación bilingüe siguiendo
unos pasos que tienen en cuenta las variables que se han mostrado relevantes para los
objetivos que se quieren alcanzar. Entre estos pasos están los objetivos que el programa
se propone alcanzar y la evaluación de los resultados. Los puntos a analizar son los
siguientes:
205
(En este caso no se han publicado más datos, pero suele añadirse los datos de
cuestionarios sobre las lenguas que se hablan en casa y con quién).
B) Modelo de instrucción
b) Objetivos generales:
206
para niños inmigrantes, en preescolar y los primeros años de la enseñanza
obligatoria de las escuelas públicas suecas.
• Estudiar y analizar el aprendizaje bilingüe con respecto a las relaciones entre las
dos lenguas, el desarrollo del lenguaje, rendimiento escolar, y otros factores.
207
* L (sueco) con un profesor auxiliar en L (finladés).
2 1
** Instrucción paralela a la clase en sueco.
208
• Lengua en la que se inicia la instrucción y la lectoescritura. L1, sólo se
comienza en L2 hasta por lo menos un año después.
• Cambios en el porcentaje de instrucción en L2. Comienza en el tercer año del
programa con el 50%, y aumenta hasta 2/3 del tiempo en el último año del
programa.
• Cambios en el porcentaje de instrucción en L1. Comienza siendo la única lengua
de instrucción, y decrece hasta 1/3 al final del programa. Durante los dos años
siguientes, los niños finlandeses continuaron con 4 horas semanales de clase de
lenguaje finlandés.
• Metodología empleada para la instrucción en L2. Los niños finlandeses reciben
esta instrucción junto con sus compañeros suecos. En el primer año, para las
asignaturas de más contenido lingüístico (lenguaje sueco, temas generales), está
presente en la clase un profesor bilingüe de apoyo. Los contenidos de
matemáticas se vuelven a repetir en una clase paralela en finlandés.
• Duración del programa. Dos años de preescolar monolingüe en L1, más tres
años de educación primaria bilingüe.
209
finlandés, sueco y otras materias, calificaciones de los profesores y entrevistas con los
padres. Muchas de estas pruebas también se aplicaban a los demás compañeros de clase,
fueran suecos o de otra nacionalidad.
Se compararon estos resultados con los grupos normativos de cada uno de los tests
empleados, con otros niños finlandeses inmigrantes en Suecia, con compañeros de sus
clases y con niños que vivían en el mismo barrio.
D) Resultados
Del conjunto del detallado análisis de los datos, los autores concluyen que el
rendimiento escolar de los niños finlandeses a los que se les aplicó el programa tenía el
mismo nivel que el de sus compañeros de clase suecos y que en 3a de primaria (grado 3)
los conocimientos en la asignatura de lenguaje en sueco eran prácticamente idénticos a
los de los alumnos de su grupo suecos. Los niños finlandeses en el programa tenían un
dominio del finlandés que les situaba a una desviación típica por debajo del grupo
normativo general, es decir que sólo el 16% de niños finlandeses residentes en Finlandia
estaban por debajo de la media del nivel obtenido por los niños emigrantes. Los autores
argumentan que quizás la diferencia hubiera sido menor si se les hubiera comparado con
niños finlandeses del mismo grupo socioeconómico.
E) Conclusión
La conclusión de los autores es que el modelo funcionaba satisfactoriamente aunque
hubiera sido deseable que continuara dos años más hasta el final de la enseñanza
primaria. De hecho, las restricciones legales en Suecia (que obligaban a que los niños que
cursaban su enseñanza en la escuela pública se incorporaran a la enseñanza regular a los
7-8 años o final de la enseñanza primaria) ya no existen y, en la actualidad, los alumnos
de las minorías pueden optar por seguir un programa de. educación bilingüe (con
proporciones de tiempo en el que se enseña en la L1 que pueden llegar hasta el 70%)
hasta el final de la educación obligatoria.
8.4. Factores adicionales que hay que tener en cuenta al diseñar un programa
bilingüe
Citamos a continuación una serie de factores que han sido objeto de estudio por su
influencia en los resultados de los programas bilingües para las minorías.
Una cuestión importante para los programas bilingües es la composición del grupo, en
210
el sentido de plantear la alternativa de si la instrucción debe impartirse en clases
compuestas enteramente por niños con la misma L1 (lo que equivaldría a una
segregación) o si es preferible que estos niños estén mezclados con los niños de la
mayoría, excepto para las asignaturas impartidas en la lengua de la minoría. De los
estudios realizados en Suecia, sobre todo con los inmigrantes finlandeses, que son los
más numerosos y también los más activos en sus reivindicaciones culturales, parece
desprenderse que las clases mixtas son más efectivas para la identificación bicultural y
el ajuste de los niños de la minoría, no apreciándose entre las dos modalidades
diferencias significativas en el rendimiento de los niños en su L1 ni en su L2. Sin
embargo, se debe tener en cuenta siempre la situación de desventaja de la que parten los
niños de la minoría, y, por tanto, la decisión por una u otra modalidad debe de hacerse en
función del contexto psicolingüístico concreto, siendo la distancia entre las dos lenguas
una de las variables a considerar, así como el tipo de profesorado y auxiliares con los que
se cuente.
En el ejemplo de programa bilingüe descrito en el apartado anterior pueden verse
algunas estrategias empleadas para ayudar a los niños de la minoría a superar la
desventaja que supone no tener el nivel de lenguaje adecuado. Con respecto a la
organización, el grupo de trabajo está compuesto de la siguiente forma:
• Dos clases, cada una con su propio profesor de sueco para los períodos
impartidos en esta lengua.
• Una profesora de L1 finlandés, común a las dos clases y que se ocupa, en otra
aula, de la parte del currículum impartida en esta lengua a los niños finlandeses.
• También se enseña en paralelo, es decir, se introduce primero o
simultáneamente, los mismos contenidos que la profesora de sueco va a
introducir en la clase mixta. El objetivo es introducir primero los conceptos
nuevos en la lengua materna de los niños para que puedan asimilarlos e
incorporarlos en su esquema mental y, entonces, introducirlos en la L2.
• Un profesor bilingüe está presente además en alguno de los períodos de
enseñanza en sueco, como auxiliar, en el aula común.
• Es simplemente una concepción permeable del concepto de clase, fácil de poner
en marcha sobre todo en estos primeros cursos de primaria y que evita la
situación de “submersión”, tan contraproducente para el autoconcepto de los
niños de la minoría lingüística.
211
distintas) una mejor comprensión, por parte de la profesora de la cultura mayoritaria, de
los niños de la minoría y evita malentendidos, como los ejemplos que pueden verse a
continuación:
— Una clase estructurada de forma flexible (por ejemplo, una clase donde rija el
principio de que cada niño trabaje a su propio ritmo; una vez establecidas las
tareas, cada niño pasa de una a otra según las vaya terminando) puede ser muy
ambigua para un niño perteneciente a un grupo en el que la relación
adulto/niño sea más controladora. Le han enseñado que en clase hay que pedir
permiso antes de utilizar algo e incluso esperar a que el profesor lo ofrezca,
como ocurre con algunas culturas africanas, donde la distancia profesor-
alumno es mucho mayor que en nuestro entorno.
— En otras culturas los niños aprenden que es una falta de respeto responder a los
adultos, o incluso mirarles a la cara, o mostrar disgusto cuando la maestra les
regaña. En nuestro entorno, esto puede ser interpretado como indiferencia u
hostilidad hacia la profesora.
— La composición de la familia puede variar en las distintas culturas hasta el
punto de que los niños no entiendan de lo que se habla si llamamos familia sólo
a los padres y hermanos. Este es un buen ejemplo de la diferente connotación
semántica de un equivalente de traducción, y que puede dar lugar a situaciones
como la siguiente:
Empieza un nuevo curso. En una clase de primero de primaria, la maestra les pide a los niños que
dibujen a su familia.
Todos los niños se ponen a la tarea menos Rajat, un niño indio que viene por primera vez al colegio. La
profesora se da cuenta, se sienta junto a él y le explica lo que tiene que hacer con la ayuda de láminas,
dibujos, etc. Ya entiende algo de español pues ha vivido durante un año en Las Palmas. De pronto su cara se
ilumina. Ha comprendido y se pone a la tarea con entusiasmo.
Los demás niños van terminando y entregan sus dibujos a la profesora. Rajat sigue dibujando y pide
otra hoja. Los demás niños le miran y van a contarle a la maestra muy divertidos que ha dibujado un
montón de padres y de madres. La maestra se acerca y ve que efectivamente ha dibujado a un montón de
adultos y niños.
–No, Rajat –le dice–, no hace falta que dibujes a todos tus parientes, sólo a tu familia, a los que viven
contigo.
Rajat la mira asombrado. La maestra cree que no ha comprendido, y dibuja una casa con un papá y una
mamá y un niño dentro, que es él, mientras le dice:
–¿Ves? Sólo tienes que dibujar a la familia que vive contigo…
Pero Rajat sigue sin ver nada, porque él vive con su madre y el hermano mayor de la madre (que es el
212
jefe de la familia) y el hermano menor de la madre, que es el que sabe más español y el que viene a hablar
con los profesores al colegio (y la maestra se cree que es su padre, pero nunca se debe corregir a una
profesora), y las mujeres de sus tíos y cinco primos y dos hermanas (la que hace la comida y le baña y le
cuida no es su madre, es su tía pues su madre trabaja en el almacén de la tienda), y su padre no vive en la
casa porque está en Las Palmas.
La anécdota sirve para subrayar la idea de la importancia que tiene para el auto-
concepto de estos niños que el profesor compruebe qué significan sus mensajes para el
niño.
El ideal de una organización bicultural y multilingüe puede verse en la evaluación que
durante seis años realizó Lenntrop (1985) de una clase mixta, compuesta por niños de
lengua española y niños suecos. No sólo los inmigrantes mantuvieron su lengua y
aprendieron sueco, sino que los niños suecos, a los seis años de vigencia del programa,
podían hablar español. Es el modelo de inmersión “cambiada”.
Un problema adicional a solventar es el caso en que las lenguas maternas tengan más
de una variedad, la académica u oficial y la dialectal. Pensemos sólo en los distintos
“españoles”, hablados por los inmigrantes de origen hispano en EEUU, o las lenguas
habladas dentro del territorio español. En el caso de optar por la variedad académica, el
profesor de L1 debería conocer el dialecto o variedades de los niños y en ningún caso
reprenderles por utilizarla. Es seguro que es la variedad que hablan y van a seguir
desarrollando en casa.
Esta variable ha demostrado ser de suma importancia para el éxito de los programas
de enseñanza bilingües, en especial en los programas bilingües para los inmigrantes. La
familia debe conocer los objetivos del programa. Muchas no comprenderán por qué se
les enseña la lengua familiar, por entender que lo que necesitan sus hijos para abrirse
camino es la de la mayoría. Por ello hay que explicarles la importancia de que sus hijos
continúen desarrollando la L1 en casa, porque entre otras razones les ayudará a aprender
mejor la L2. Son los padres, con la información adecuada, los que tienen que clarificarse
y decidir si quieren que sus hijos sean bilingües, qué grado de bilingüismo quieren que
éstos alcancen, y las razones para ello. Porque si los padres saben qué objetivos quieren
conseguir, se movilizarán para alcanzarlos.
213
Los padres deben saber que no se llega a ser bilingüe sólo porque se hable una lengua
en casa y otra en el colegio y en la comunidad fuera de casa. A no ser que se pongan en
práctica una serie de medidas, la tendencia será reemplazar la lengua familiar por la de la
mayoría. Cummins (1981) establece los siguientes principios para desarrollar la L1 en
casa.
214
ejemplo, distribuir las comidas entre los dos idiomas.
Como se ha ido viendo a lo largo del capítulo, el desarrollo de los niños de las
minorías en la escuela depende de múltiples factores. La lengua y el modelo de
instrucción han sido los más estudiados, pues aunque es posible que otros factores tengan
un poder predictivo mayor, los factores pedagógicos son más fácilmente manipulables.
Löfgren (1986) propone un modelo teórico causal, que describe las relaciones entre
los factores del contexto del niño, la situación del niño en el colegio y efectos en variables
cognitivas y no cognitivas, y del que se ofrece un esquema en la Figura 8.2 de este
capítulo.
215
Figura 8.2. Modelo causal teórico de factores importantes para el desarrollo de los niños
inmigrantes durante la enseñanza primaria y secundaria.
216
desempeño escolar, es necesario poseer una buena “herramienta de
cognición”, un lenguaje adecuadamente desarrollado.
4) Lleva años construir un buen sistema conceptual en una nueva lengua. El
bilingüismo temprano es positivo para el desarrollo intelectual, social y
emocional del individuo.
5) La estimulación verbal que el niño recibe en sus primeros años es decisiva para
su futuro desarrollo.
6) La instrucción en el colegio debe comenzar en la lengua que el niño conoce
mejor. Cuando el niño haya aprendido la nueva lengua y por lo tanto
desarrollado un nuevo medio de cognición, entonces se puede utilizar la nueva
lengua como medio de instrucción.
7) Un programa bilingüe que incluya la enseñanza de la lengua materna, no
garantiza por sí solo un bilingüismo funcional. Los resultados de la
escolarización dependen de muchos factores, y el modelo de instrucción es
sólo uno de ellos.
Bibliografía recomendada
Husén, T. y Opper, S. (1983): Educación mulicultural y multilingüe, Madrid, Narcea.
217
CAPÍTULO 9
OBJETIVOS
INTRODUCCIÓN
218
colectiva, como ha sucedido en muchas comunidades autónomas de España, donde el
deseo de una parte mayoritaria de la población ha tenido como resultado la promulgación
de las diferentes leyes de normalización lingüística, con el objetivo de que toda la
población y, no sólo los que tienen una L1 distinta al castellano, tengan al menos un
conocimiento básico de la lengua propia de la Comunidad.
De los distintos programas bilingües diseñados para atender las necesidades de la
mayorías lingüísticas, sin duda los más interesantes son los programas de inmersión que
ya hemos mencionado a lo largo de los capítulos anteriores y que se describen a
continuación.
Inmersión significa, aquí, que se utiliza una segunda lengua distinta de la lengua
materna de los alumnos, no sólo para impartir la enseñanza del lenguaje, sino también
para impartir las materias de las distintas asignaturas. Surgen distintas modalidades de
inmersión que se diferencian por el curso escolar en el que empiezan (inmersión
temprana o tardía), por el porcentaje de tiempo en el que se enseña en una y otra lengua
(total o parcial) e, incluso, por el número de lenguas que incorporan.
219
características de la inmersión total temprana y las diferencias con respecto a ésta de
otros dos tipos de inmersión: la inmersión total temprana, la inmersión parcial temprana,
y la inmersión tardía.
220
221
c) Variables de instrucción:
222
durante más de 20 años. El prototipo de evaluación es el de Lambert y Tucker de 1972,
un diseño comparativo y longitudinal.
Consiste en comparar el rendimiento en una serie de variables del grupo que sigue el
programa (grupo bilingüe), con un grupo de control que sigue la enseñanza regular en
inglés y tiene francés como asignatura, y con otro grupo cuya lengua materna es el
francés que sigue también el programa regular en francés. Se controlan en los tres grupos
la variable sexo, edad, cociente de inteligencia y posición socioprofesional de la familia.
También se incluyó como variable independiente el medio sociocultural en que vivían los
niños, sobre todo las actitudes hacia el aprendizaje de la L2 y las actividades culturales
que realizaba la familia.
Se utilizaron tests estandarizados ya existentes y se desarrollaron otros expresamente,
sobre todo para medir las habilidades en francés.
Los resultados de la evaluación son, en síntesis, los siguientes:
a) Desarrollo de la L1
b) Desarrollo de la L2
223
• Comparados con el grupo de control de lengua materna francesa, los
alumnos de inmersión no difieren ni en comprensión oral y escrita ni en
vocabulario, pero su expresión escrita y sobre todo la oral, son consideradas
como nativas.
• Los grupos de inmersión temprana total son claramente superiores en
francés a los de las otras modalidades de inmersión y ellos se ven y se
evalúan como tales. El tiempo de instrucción dedicado a la L2 parece, por
tanto, un buen predictor del dominio de esta lengua, aunque estudios
posteriores indican que el tiempo interactúa con la calidad de la instrucción,
en especial con el énfasis que se ponga en fomentar las habilidades de
comunicación básicas en la clase. Sus compañeros y otros adultos
francófonos que escucharon cintas grabadas de estos niños hablando en
francés, evalúan positivamente su francés oral. Por otro lado, los alumnos
de inmersión tardía llegan a un buen dominio del francés en menos tiempo
que los de inmersión temprana. Es explicable por su mayor madurez
cognitiva. Sin embargo, tienen el inconveniente de posibles problemas de
rendimiento en algunas asignaturas, como se verá seguidamente.
• El estudio de la “utilización en contextos reales de comunicación” revela, sin
embargo, que si se les habla en francés contestan en esa lengua, pero
raramente buscan espontáneamente ocasiones para utilizarla. En el contexto
de la clase, los que más utilizan el francés son los de inmersión total
temprana.
• Los resultados obtenidos por los alumnos de inmersión total temprana son
comparables a los de los anglófonos del programa regular. Sin embargo, los
alumnos en programas de inmersión parcial temprana e inmersión tardía,
pueden tener problemas en estas asignaturas. Estos problemas pueden
deberse al hecho de que su competencia en francés no está lo
suficientemente desarrollada como para aprender contenidos enseñados en
ese idioma.
d) Desarrollo cognitivo
224
El desarrollo cognitivo de los alumnos de inmersión iguala o supera al de los alumnos
del programa regular. En la evaluación longitudinal se ha observado que las puntuaciones
en el cociente intelectual tienen un promedio de aumento mayor en los alumnos de los
programas de inmersión (aumentan más con la edad) siendo también mejores en las
pruebas aplicadas de creatividad y pensamiento divergente.
e) Aspectos actitudinales
Los alumnos de inmersión se identifican positivamente con su propia cultura anglo-
canadiense, pero perciben más favorablemente a los franco-canadienses que el grupo de
control.
g) Críticas a la evaluación
Desde el punto de vista metodológico, las críticas se han centrado en la duda de si los
grupos experimentales y los de control eran realmente comparables. Estos programas
eran voluntarios y llevados a cabo, en gran parte, gracias a la iniciativa y apoyo de las
familias de los niños enrolados en el programa, lo cual ya indica la implicación positiva
del entorno en su educación, por lo que los efectos positivos, incluso algunos de los
progresos y transferencias de una lengua a otra, o el desarrollo de la L1, pudiera deberse
a la influencia y ayuda de la familia tanto como a la bondad del programa en sí.
225
implantado programas de inmersión en otras áreas, algunas de ellas con características
sociales muy diferentes a la sociedad canadiense en donde surgieron, como se comentaba
en el apartado 8.1, página 185.
Por esta razón, conviene recordar las características esenciales de un programa de
inmersión: son un ejemplo típico de bilingüismo aditivo, donde la enseñanza bilingüe con
el objeto de aprender una segunda lengua, es una elección. A lo que hay que añadir las
características del programa en sí. El currículum que se extiende a lo largo de varios
años, (cuatro o más), está diseñado expresamente como programa bilingüe integrado y no
es una simple traducción por asignaturas o áreas de conocimiento. Durante el período
inicial, y mientras sea necesario, los niños pueden utilizar la lengua materna para
comunicarse con el profesor. Aunque los profesores utilicen la nueva lengua, conocen
también la lengua materna del niño, por lo tanto, éste pueden utilizarla para formular sus
pensamientos con conceptos y categorías conocidas. El ambiente fuera del colegio
también es positivo hacia el programa, empezando por los profesores especialmente
preparados y entrenados para él. Los alumnos provenían todos de la gran población
anglófona (mayoritaria en el conjunto de Canadá), residentes en áreas francófonas de
Canadá y no de un grupo étnico minoritario, y el nivel en la L2 era el mismo para todos
los niños. Tanto la lengua materna como la segunda lengua tienen un alto prestigio,
dentro de la comunidad y en el mundo.
226
gallego en Galicia, y el vascuence en el País Vasco y algunas zonas de Navarra; en el
Valle de Arán se habla y se enseña en aranés junto al catalán y el castellano; en Asturias
se intenta revitalizar el bable y ya hay programas experimentales de enseñanza en bable
con alumnos de preescolar; la etnia gitana utiliza el caló, pero no tenemos noticia de
programas de enseñanza impartidos en esta lengua.
En todas las regiones han surgido programas de educación bilingüe entre los modelos
educativos propuestos. Existe un abundante número de publicaciones sobre el tema, en
especial en Cataluña, en donde la Universidad de Barcelona fue una de las pioneras en
España en la investigación sobre bilingüismo.
A continuación se ofrece un resumen sobre los diversos modelos de educación
bilingüe implantados en Galicia, País Vasco y Cataluña.
227
podría teóricamente afectar a la motivación de las familias de lengua castellana a enrolar
a sus hijos en programas de inmersión total temprana, es la diferencia en cuanto al
prestigio que a nivel internacional pueda tener el catalán comparado con el francés, pero
queda contrarrestada por la obligación de cursar alguna de las áreas del currículum en
catalán.
Otro caso muy distinto es la inmigración más reciente, procedente en su mayor parte
de África, que trabaja fundamentalmente en la agricultura como peones, y que presentan
un verdadero reto al sistema educativo, por su distancia cultural y lingüística, a lo que
hay que añadir que ninguna de las lenguas presentes en el sistema educativo es su L1.
Este grupo pertenece a la categoría de minorías lingüísticas, para las cuales los programas
de inmersión se convierten en programas de submersión, con los problemas a los que
puede dar lugar este hecho y que ya hemos comentado. Son grupos que necesitan otros
tipos programas adaptados a sus circunstancias, como se ha visto en el Capítulo 8.
Se describen a continuación algunos de los programas desarrollados y los principios
que guían la educación bilingüe en Cataluña.
1) Son los padres los que deciden la lengua de enseñanza que quieren para sus
hijos, catalán o castellano, independientemente de la lengua familiar.
2) En el caso de elegir el catalán como lengua de enseñanza, obligatoriamente se
enseñará la asignatura de lenguaje castellano (y en castellano).
3) Con el objeto de favorecer la lengua menos hablada en la comunidad, si es el
castellano la lengua de enseñanza elegida en Preescolar y Ciclo Inicial, será
obligatorio:
Las alternativas de enseñanza, por tanto, son dos: en catalán, con el castellano como
asignatura, con lo que el desarrollo de esta lengua se tiene que completar con el contacto
que el niño tenga con la familia (en el caso en el que el lenguaje familiar sea el
castellano), su entorno social y los medios de comunicación, y una segunda alternativa
que serían los programas bilingües.
228
Dentro de la modalidad bilingüe, los programas pueden variar tanto en la lengua en la
que se inicie el aprendizaje de la lectura y la escritura como en la forma de distribuir
entre las dos lenguas el currículum escolar. No hay programas con una estructura fija. La
forma de organización es la responsabilidad del claustro de profesores de cada centro, de
acuerdo con las familias. Se ha dado especial relevancia dentro de esta planificación, y en
concreto en cuanto a la asignación de recursos materiales, de profesorado y de
evaluación, a los programas de inmersión, es decir, los programas en catalán a los que
asisten niños de lengua castellana, y cuyo objetivo es proporcionarles un buen
conocimiento del catalán, que van a necesitar para el éxito escolar, pues como hemos
visto antes, hay parte del programa en Secundaria y Superior que es obligatorio
realizarlos en catalán.
b.1) Objetivos.
• Lingüísticos. Desarrollo de la L2.
Desarrollo total de la L1.
• Académicos. Resultados académicos fundamentalmente en L2, y también en
L 1.
Se da especial relevancia a la adquisición de la lectoescritura en catalán.
229
gestuales, trabajo en grupo e individual.
Énfasis en el desarrollo de estrategias para suscitar situaciones de
comunicación en clase, para aproximar a los alumnos a una situación
natural de adquisición de lenguaje.
• Duración del programa. De cuatro a cinco años según se inicie la
escolaridad a los 4 años o a los 3. Las edades de los alumnos están entre los
3 y los 7 u 8 años.
230
• Evaluar cómo los distintos programas inciden sobre el rendimiento académico.
• Conocer la extensión y evolución de la enseñanza bilingüe y su efectividad para
el desarrollo de la competencia lingüística en lengua catalana y castellana.
c.1) La evaluación sobre resultados académicos se ha centrado sobre los datos de los
programas de inmersión, por ser los que tienen un diseño más homogéneo y estructurado
y, en concreto, sobre el nivel de adquisición de la lectura y escritura al final del ciclo
inicial, pues es un hecho que a partir de tercero de Primaria el trabajo escolar se realiza
fundamentalmente leyendo y escribiendo, y tanto el castellano como el catalán van a ser
lenguas de aprendizaje.
Los resultados de distintas investigaciones tienden a señalar:
• Los alumnos de inmersión son más lentos en lectura, pero entienden mejor lo
que leen.
• El factor que mejor explica el rendimiento escolar de los alumnos,
independientemente del programa en el que estén estudiando, se relaciona
fundamentalmente con la habilidad para leer y escribir y con la capacidad para
conceptualizar. El desarrollo de estas habilidades parecen garantizadas por los
programas de inmersión total temprana.
• Hay datos que confirman que no hay diferencias significativas en rendimiento
escolar entre grupos de alumnos que cursan sus estudios en programas de
inmersión y los que lo hacen en castellano.
231
programas bilingües (las dos lenguas se utilizan en la enseñanza, variando según
los centros escolares el porcentaje de tiempo en el que se enseña en una lengua
u otra, y sólo el 1% de los programas son monolingües en castellano con
lenguaje en catalán.
• En las enseñanzas medias el número de alumnos que reciben la enseñanza
unilingüe en catalán es menor, siendo en 1990 algo menos del 30%.
• Un estudio del SEDEC de 1983, muestra que los alumnos de 4o de EGB de
lengua familiar castellana tenían un dominio mucho más pobre del catalán que el
que tenían los alumnos de lengua familiar catalana; las diferencias en el nivel de
catalán de los alumnos de lengua castellana era muy alta. Entre los alumnos de
lengua catalana el nivel en castellano era mucho más homogéneo.
• En relación con los factores que inciden en la adquisición de la competencia en
las lenguas, el que parece incidir más sobre el nivel de competencia lingüística
tanto en catalán como en castellano es “la habilidad general para aprender”. En
las enseñanzas medias entre los alumnos que reciben la enseñanza monolingüe
en catalán, la aptitud verbal en la lengua materna de los respectivos grupos de
alumnos era predictora del nivel en la otra y las condiciones lingüísticas del
entorno para el castellano.
• Si partimos de los datos anteriores como punto de partida o línea de base para
juzgar la efectividad de las medidas introducidas en los años posteriores, la
conclusión es que éstas han sido altamente positivas para llegar al objetivo de
ampliar la extensión y profundidad del conocimiento del catalán entre los
escolares de Cataluña, como se puede deducir de los datos que muestran que
los alumnos de Ciclo Inicial (Bel, 1989) escolarizados en programas de
inmersión, tienen un nivel superior en catalán a la media de la población (y hay
que señalar que en algunas áreas el 45% de las escuelas realizan programas de
inmersión). Los datos del SEDEC de 1990 sobre la evaluación de las
competencias en lengua castellana y lengua catalana de la población escolar al
terminar la EGB, revelan asimismo que en esos 7 años el conocimiento de la
lengua catalana ha aumentado, que los escolares siguen dominando el castellano
mejor que el catalán, pero que la dispersión en el nivel de competencia en cada
una de las lenguas es menor. Si no se tienen en cuenta las pruebas orales, la
lengua del hogar ya no es predictor de competencia en catalán, y a su vez el
porcentaje de asignaturas que se estudien en catalán (grado de catalanización
escolar) tampoco parece incidir en el grado de competencia oral de los alumnos
en catalán. Este dato puede interpretarse de dos maneras: puede que exista un
desinterés en la escuela por el desarrollo de la competencia oral, o puede que, al
asistir todos los alumnos a programas con un grado de catalanización media o
máxima (en este último caso, todas las asignaturas en catalán excepto el lenguaje
castellano), este contacto con el catalán sea suficiente para desarrollar la
competencia oral, de forma que la lengua que se hable en casa deje de ser una
variable que explique las diferencias en el nivel de competencia oral en catalán.
232
9.2.2. La educación bilingüe en Galicia
233
obligatoria en la selectividad.
Es pronto aún para evaluar los resultados de estos programas y no hay datos
disponibles que se puedan citar. El objetivo de este apartado era sobre todo poner de
relieve cómo los factores sociolingüísticos inciden siempre dando lugar a diferencias
individuales y grupales. Será difícil encontrar grupos que amen más, respeten y
conserven mejor sus tradiciones y cultura que el gallego; buena prueba de ello es el
porcentaje de hablantes de su lengua a pesar de que sus clases dirigentes no la apoyaban.
La razón de que sólo lo hablan las clase políticamente menos comprometidas del mundo
rural ya no se sostiene; sin embargo, el paso definitivo a sentir la necesidad de una
educación en la lengua, que para una mayoría es la habitual, todavía no parece haberse
dado con la misma intensidad que en otras comunidades.
234
castellano. El modelo B está diseñado para alumnos que hablan castellano en casa, para
los que está también diseñado el modelo A.
235
El modelo D se aplica a alumnos cuya lengua familiar es el vasco, por lo que provoca
problemas si asisten alumnos con lengua familiar castellana, ya que al no estar pensada
para ellos se convierte en una submersión.
La distancia lingüística entre el vasco y el castellano complica la inmersión temprana
en clases mixtas, porque los niños de lengua castellana no pueden entender nada en
vasco, y, sin embargo, los niños de lengua familiar vasca necesitan avanzar en su
aprendizaje. En algunos casos, este problema se ha solventado separando a los niños en
función de su lengua familiar y cuando los de lengua castellana han alcanzado un cierto
nivel, han podido seguir juntos la enseñanza.
Su inclusión dentro de este capítulo puede ser discutible, pues en ellos se enseña en
lenguas extranjeras y normalmente el único contacto con esa lengua es en el contexto
escolar. La adquisición de la segunda lengua que hacen los niños está a medio camino
entre una adquisición en un ambiente naturalmente bilingüe como en las comunidades
autónomas del apartado anterior, y el aprendizaje de una segunda lengua. Pero ha
proliferado tanto este tipo de educación en los últimos años, debido a la necesidad de
saber idiomas (fundamentalmente el inglés, aunque también otros, como el alemán y el
francés), que merece la pena analizar también este tipo de educación, y compararlos con
los programas típicos de inmersión que se están aplicando en algunas de las
Comunidades Autónomas que tienen una lengua propia además del castellano.
El Real Decreto 1112/1978 dicta la normativa adecuada para los centros extranjeros
que admitan alumnos españoles; posteriormente se han ido regulando los criterios de
236
convalidación de estudios, siendo la última normativa la del 30 de abril de 1996, que de
hecho simplifica los trámites para la homologación de los estudios certificados por
centros extranjeros con los equivalentes en España, a condición de que dichos centros
estén legalmente reconocidos en sus países. Los contenidos de la enseñanza siguen las
directrices de su país de origen, excepto la asignatura de lengua española.
Algunos de estos colegios están subvencionados en mayor o menor medida por sus
países respectivos, por lo que tienen preferencia de admisión los niños residentes en
España de esa nacionalidad, pero la mayoría pertenecen a entidades privadas y los
sostienen enteramente los padres de los alumnos.
En España también hay colegios que imparten la enseñanza en una lengua extranjera
a niños españoles, siguiendo el modelo de inmersión canadiense o de los PIL en
Cataluña. A diferencia de los anteriores, el contenido del programa se atiene a las
directrices del Ministerio de Educación y Ciencia.
No existen evaluaciones publicadas del rendimiento académico de los alumnos, pero
algunos de estos colegios llevan muchos años funcionando y gozan de un merecido
prestigio.
Se describe a continuación, como ejemplo, un programa educativo de un centro
extranjero en España, así como de la evaluación a la que hemos tenido acceso.
237
• Cambios en el porcentaje de instrucción en L1. Comienza siendo la única
lengua de instrucción, y decrece hasta 1/3 al final del programa.
• Cambios en el porcentaje de instrucción en L1. Preescolar: No hay
instrucción en L1. Los profesores son bilingües y sólo utilizan el español
cuando el niño lo necesita afectivamente. Los niños pueden expresarse en
castellano.
Hasta 5.o de Primaria sólo la asignatura de lengua española.
• Metodología empleada para la instrucción en L2. No se utiliza una
metodología especial para le enseñanza en inglés. No se utilizan libros de
texto, sólo de consulta. Metodología globalizada, desde el lenguaje a
pretecnología, incluyendo las matemáticas, lo que implica tiempo dedicado
a la explicación oral, discusión y planificación del trabajo por cada tema.
Todos los libros y material están organizados por áreas, al alcance siempre
de los alumnos. Cada uno trabaja a su nivel y a su ritmo.
Proyectos y trabajo en equipo, con puestas en común orales frecuentes y
presentación oral de trabajos al resto de la clase.
• Duración. Desde Preescolar hasta el final de Secundaria.
b) Evaluación
Se describe a continuación el sistema de evaluación que se ha implantado en este
colegio. Puede observase que los objetivos son más pragmáticos que en las evaluaciones
descritas anteriormente y ajustado a las posibilidades de un colegio relativamente
238
pequeño. Se debe recordar que, al ser un colegio británico, se siguen las directrices de
National Curriculum británico, que difiere de los contenidos del español. Este hecho
impide la evaluación comparativa en cuanto a rendimiento.
239
respectivamente; los niños los van contestando en su cuadernillo donde tienen
los dibujos y datos con los que tienen que trabajar y cuando todos han
contestado se pasa al problema siguiente. A partir de 5.o, el test es escrito, pero
el evaluador que es bilingüe, está en el aula para traducir al castellano lo que
necesite cada niño.
• Ortografía en inglés. Se aplica un test baremado para la población británica con
dos formas paralelas, en 3.o (Year 4) y en 5.o (Year 6). Los objetivos son los
mismos que en apartado anterior.
• Ortografía en español. En 4.o los niños realizan dos dictados pertenecientes a
distintas pruebas españolas.
• Test “cloze” en inglés y en español. El objetivo al aplicar esta prueba es obtener
información sobre comprensión lectora y competencia lingüística en inglés y en
español.
c) Resultados
Los resultados de la evaluación que se viene realizando desde hace seis cursos, puede
resumirse como sigue:
240
mejora y se sitúa en un nivel adecuado con respecto al grupo de referencia.
• En inglés también mejoran en términos relativos con respecto a 4.o, pero siguen
con un nivel bajo con respecto a su grupo de referencia, de lo que cabe deducir
que hay que tomar medidas adecuadas encaminadas a mejorar expresamente
este aspecto. Los profesores consultados temen, sin embargo, que un énfasis
excesivo en la corrección de la “forma”, podría ser contraproducente para la
producción escrita en L2 en la que estos niños empiezan a ahora a sentirse
cómodos.
• En principio, la ortografía parece una habilidad común a ambos idiomas, el
alumno que tiene una puntuación baja en ortografía en inglés la tiene también en
castellano.
• Test cloze inglés/español: estas pruebas sólo se han aplicado durante dos años en
5.o (20 y 24 alumnos), por lo que es preferible esperar a obtener más datos para
interpretar los resultados.
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Instituto Vasco de Administración Pública.
241
SOLUCIONARIO
Caso 2.1.
a) Coordinado.
b) Dominante en francés, excepto en el área de las relaciones familiares y tareas
relacionadas con el hogar en las que predominará el castellano.
c) Bilingüismo simultáneo.
d) Bilingüismo aditivo o neutro en el caso de que María no continúe estudiando en
castellano.
e) Francesa, con una actitud muy positiva hacia lo español por sus lazos afectivos.
Caso 2.2.
a) Coordinado.
b) Dominante en castellano (probablemente fue escolarizado sólo en castellano. En el
área familiar, cabe deducir una dominancia del idioma gallego.
c) Bilingüe de infancia temprano.
d) Bilingüismo sustractivo.
e) Gallega.
Caso 2.3.
a) Coordinado.
a) Equilibrado inglés español con posible dominancia en inglés en el área académica.
Posible dominancia del hindi en el área de las relaciones familiares.
c) Bilingüe simultáneo hindi-inglés.
d) Aditivo.
e) Multicultural, identificado con cultura india.
Caso 2.4.
a) Coordinado.
b) En árabe en algunos dominios (hogar, familia) y en castellano en otros
(lectoescritura, juego, amistad).
c) Bilingüe de infancia.
d) Sustractivo.
e) Si logra integrarse: española. Si no se le ayuda a superar su problemas de
aprendizaje: posible anomía.
242
Caso 3.5.
1a.
a) Queremos saber qué tipo de bilingüe es Mario, pero la dimensión del bilingüismo
que nos interesa, entre las formuladas en el Capítulo 2, es la dimensión basada en
el grado de competencia alcanzado en cada una de sus lenguas.
b) El objetivo es determinar si es conveniente que deje el aprendizaje de la lectura en
una de sus lenguas y en cuál.
a
2.
a) Determinar si es un bilingüe equilibrado o dominante y cuál es en realidad su L1.
b) Determinar el nivel de desarrollo en sus dos lenguas.
3a.
a) Un test de tipo directo y que nos permita comparar directamente el nivel de sus dos
lenguas. Debe ser oral (no sabe aún leer) y apropiado a su edad. El Test de
Sintaxis Blingüe cubre todos estos requisitos.
b) Toda la información de antecedentes sociolingüísticos y la información sobre la
práctica que tiene el niño actualmente con cada una de sus lenguas.
c) VV de la persona:
— Los datos del rendimiento en lectura.
— La diferencia en el CI vebal y manipulativo.
— Actitudes del niño hacia sus dos lenguas.
VV del ambiente:
243
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253
Índice
Portada 2
Créditos 5
ÍNDICE 6
INTRODUCCIÓN 10
PARTE I LA PERSONA BILINGÜE 13
1. CONCEPTOS FUNDAMENTALES EN EL ESTUDIO DEL
14
COMPORTAMIENTO HUMANO
1.1. El estudio del comportamiento humano: el enfoque general y el
16
enfoque diferencial
1.2. Los métodos de investigación del comportamiento humano 18
1.2.1. Los métodos de investigación 21
1.2.2. Los diseños diferenciales 25
1.2.3. La consideración de la variable tiempo 26
1.2.4. El contexto de recogida de datos 26
1.2.5. La validez de los diseños de investigación 27
1.2.6. La elección del método y el diseño 29
1.3. Los dos grandes sistemas de diferenciación interindividual: el sistema
30
personal y el sistema ambiental
1.3.1. El sistema personal: el subsistema cognitivo y el subsistema
32
afectivo-motivacional
1.3.2. El estilo psicológico como concepto integrador de la personalidad 34
1.3.3. El Sistema Ambiental 35
1.4. El ámbito de estudio: las diferencias intraindividuales, las diferencias
36
interindividuales y las diferencias intergrupales
Bibliografía recomendada 38
2. QUÉ ES EL BILINGÜISMO 39
2.1. Delimitación de términos 40
2.2. Tipos y situaciones bilingües 48
2.3. Marco conceptual 51
2.4. Conceptos metodológicos fundamentales 56
Bibliografía recomendada 58
Ejercicio práctico 59
3. CÓMO MEDIMOS EL BILINGÜISMO 62
254
3.1. El lenguaje como objeto de medida 63
3.1.1. El problema de la definición de "competencia lingüística" y su
64
medida
3.1.2. El sesgo en la medida de la competencia lingüística 68
3.2. Los tests de medida de competencia lingüística 69
3.2.1. Tendencias en la evaluación de la competencia lingüística 70
3.2.2. Los distintos tipos de tests de competencia linguística 74
3.3. Medidas conductuales del bilingüismo 85
3.3.1. Tests de tiempo de reacción 85
3.3.2. Tests de fluidez verbal 86
3.3.3. Tests de asociación verbal en las dos lenguas 86
3.3.4. Tests de flexibilidad verbal inter-lenguas 87
3.3.5. Tests de decisión léxica 87
3.4. Cuestionarios 87
3.4.1. Cuestionarios sobre la historia lingüística 88
3.4.2. Autoevaluación bilingüe 88
Bibliografía recomendada 90
Ejercicio práctico 90
4. CARACTERÍSTICAS DIFERENCIALES DE LOS BILINGÜES:
92
INTELIGENCIA Y LENGUAJE
4.1. Relaciones entre bilingüismo e inteligencia 94
4.1.1. Primera época: Comparaciones cuantitativas 95
4.1.2. Segunda época: Diferencias en la organización de los rasgos 98
4.1.3. Tercera época: Relaciones entre procesos cognitivos e inteligencia 100
4.1.4. Conclusiones 109
4.2. Bilingüismo y desarrollo del lenguaje 111
4.2.1. La adquisición simultánea del bilingüismo 112
4.2.2. Adquisición secuencial o sucesiva de una L2 en la infancia
125
temprana
4.2.3. La adquisición de una L2 en la edad escolar 127
4.2.4. Las interferencias y los préstamos adaptados 129
Bibliografía recomendada 130
5. CARACTERÍSTICAS DIFERENCIALES DE LOS BILINGÜES:
132
PERSONALIDAD
5.1. Las relaciones entre el bilingüismo y la personalidad 134
5.1.1. Las distintas personalidades del bilingüe: los estudios con el TAT
255
(Test de Apercepción Temática)
5.2. Las actitudes hacia la lengua, la motivación para aprenderla y la
139
formación de la identidad grupal
5.3. Bilingüismo y creatividad 143
Bibliografía recomendada 147
Ejercicio práctico 147
6. EL DESARROLLO NEUROLÓGICO DEL BILINGÜE 150
6.1. La lateralización de los bilingües 151
6.1.1. La naturaleza de la especialización hemisférica 152
6.1.2. La mayor participación del hemisferio derecho en la lateralización
152
de los bilingües
6.2. La afasia bilingüe 156
6.2.1. Algunas consideraciones preliminares sobre la afasia 156
6.2.2. Pérdida de las lenguas y formas de recuperación de la afasia en los
158
bilingües
6.2.3. Distintas formas de recuperación y cuestiones que plantean 161
6.2.4. La representación de las lenguas en el córtex cerebral 165
6.2.5. La evaluación de la afasia bilingüe 167
Bibliografía recomendada 168
PARTE II LA EDUCACIÓN BILINGÜE 170
7. QUÉ ES LA EDUCACIÓN BILINGÜE 171
7.1. Los factores socio-históricos que condicionan la educación bilingüe 172
7.2. Qué es la educación bilingüe 174
7.3. Clasificación de los Programas de Educación Bilingüe 174
7.4. Las funciones del lenguaje 179
7.5. La relación entre cultura, lengua e identidad cultural 180
7.5.1. La cultura como medio de adaptación humano 180
7.5.2. Lengua y cultura 181
7.5.3. Lengua e identidad cultural 182
7.5.4. La vitalidad étnica 182
7.6. La relación entre la primera y la segunda lengua (L1 y L2) y
186
rendimiento escolar
Bibliografía recomendada 196
8. PROGRAMAS DE EDUCACIÓN BILINGÜE PARA LAS MINORÍAS 197
8.1. La necesidad de la educación bilingüe para las minorías 197
8.2. Formas de adaptarse a otra lengua y cultura que desarrollan los
256
8.2. Formas de adaptarse a otra lengua y cultura que desarrollan los 200
alumnos de las minorías
8.3. Análisis de un programa experimental bilingüe 205
8.4. Factores adicionales que hay que tener en cuenta al diseñar un
210
programa bilingüe
8.4.1. La composición del grupo 210
8.4.2. La calidad del profesorado 211
8.4.3. El prestigio de la variedad de L1 213
8.4.4. La colaboración y la implicación de las familias 213
8.4.5. El apoyo de la familia para desarrollar la L1 213
8.5. Conclusiones generales 215
Bibliografía recomendada 217
9. EDUCACIÓN BILINGÜE PARA LAS MAYORÍAS LINGÜÍSTICAS 218
9.1. Los programas de inmersión canadienses 219
9.1.1. Comparación entre tres programas de inmersión 219
9.1.2. Evaluación y resultados 222
9.1.3. Conclusiones generales 225
9.2. Los programas bilingües en España 226
9.2.1. La educación bilingüe en Cataluña 227
9.2.2. La educación bilingüe en Galicia 233
9.2.3. La educación bilingüe en el País Vasco 234
9.3. Los programas de los colegios internacionales 236
Bibliografía recomendada 241
SOLUCIONARIO 242
BIBLIOGRAFÍA 244
257