El rey temeroso
Andrea Fernéndez Felsenthal
sta es una historia un poco rara, que
sucedié en un pueblo todavia mas
raro, de un pais tan lejano que se han
olvidado de ponerlo en los mapas.
Habia en este pueblo un rey que tenia miedo.
Si, tenia un miedo horrible a salir a la calle. Toda
su vida de principe la habia pasado entre las
cuatro paredes de su castillo y ahora, que ya era
rey, le daba un terrible miedo el mundo exterior.
Un dia, nuestro rey miedoso se levanté de
muy buen humory le dio vacaciones a todos sus
sirvientes. Ni lentos ni perezosos los sirvientes
hicieron las maletas y se fueron a pasear.
El rey, que todavia estaba en pijama, se puso
a jugar con sus diez canicas de cristal. Las
empujaba de una punta ala otra del salén hasta
que una de ellas se escurrié por la rendija del
enorme portén del palacio y fue a dar a la calle.
jA la mismisima calle!
—Y ahora qué hago? —dijo el rey desesperado
y miré por la rendija la canica que rodaba calle
abajo—. gY ahora qué hago? —repitié el rey y
miré otra vez la canica que ya doblaba la esquina.
—jSirvientes!—llamé— jSirvientes mios!
Pero nadie contest6 a su llamado.
25 oe___ SC CUENTOS ¥ POEMAS PARA NINOS DE HOY ¥ SIEMPRE yf
—jSirvientes! —repitio— jSirvientes mios!
Pero los sirvientes no estaban. Y cuando el
rey miedoso record6 que aquella mafhana les
habia dado vacaciones a todos, se senté en el
suelo y se puso a llorar. A lo lejos, en la calle, el
grito de un nifio interrumpié su Ianto.
—jPero qué canica mas bonita me acabo
de encontrar!
El rey, como todos los reyes, era muy posesivo
y no le gustaba andar prestando sus cosas, por
lo que dejé de lorar, se armé de valor y asi en
pijama como estaba decidié salir a la calle en
busca de su canica.
Abrié lentamente el pesado portén, asomé
el dedo gordo del pie, después el pie entero, la
rodilla izquierda, el codo, la barbilla, la oreja
izquierda, la boca, la punta de la nariz, Ta nariz
completa y cuando se quiso dar cuenta, todo
su cuerpo en pijama estaba en la calle.
Era muy temprano, apenas comenzaban a
aparecer los primeros vendedores ambulantes
que, como no lo reconocieron porque el rey
miedoso nunca se dejaba ver, lo confundieron
con un parroquiano mas.
—jBuen dia, buen hombre! —dijo el verdulero.
—jBuenos dias! —dijo el sereno— jSe
resfriara usted en pijamas!
—Sélo quiero mi canica —dijo el rey casi en
un susurTo.
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—Su canica? —se extrafid el sereno.
Entonces lIlego la lechera.
—jBuenos dias! —dijo la lechera— jDesea
comprar leche fresca?
—jMuy buenos dias! —dijo el panadero—
éQuiere comprar pan recién horneado?
Al rey, que no habia desayunado, se le hizo
agua la boca y olvidandose por un momento de
su canica de cristal desed fervientemente un
pan recién horneado. Iba a pedir uno cuando
se dio cuenta de que, como estaba en pijama,
no tenia dinero para comprarlo.
Asi que armandose de valor dijo al panadero:
—jQuiero un pan! Debe regalarmelo porque
yo soy el rey.
—ja, ja, ja! —se rid el sereno— jY yo vivo en
Ja luna!
—jCualquiera entre nosotros podria ser el
tey! —dijo el verdulero.
—No lo conocemos, no sabemos quién es—
agreg6 la lechera.
—Yo mismo podria ser el rey —rematé el
panadero y todos echaron a reir.
Entonces el rey miedoso se sentd en un
banco de la plaza y se puso a llorar. Temblaba
de frio, lloraba de vergiienza, la panza le crujia
de hambre, pero tenia tanto miedo que no
pronuncié palabra alguna.
9 8eak SeaAy comers; Y POEMAS PARA NINOS DE HOY Y SIEMPRE
—Bueno, hombre, no es para tanto —se
acercé la lechera y le ofrecié un vaso de leche.
—wNo queriamos burlarnos de usted —dijo el
panadero y le regalé un pan entero.
—Es que no conocemos al rey —dijo el sereno
y lo abrigé con su chaqueta.
—Todos en este pueblo podriamos ser el rey
—dijo el verdulero ofreciéndole dos naranjas.
—Por eso entre nosotros nadie es el rey y
todos somos el rey. Y asi nos tratamos unos a
otros como si cada uno de nosotros fuera el rey.
El rey miedoso se comié las naranjas, el pan
entero, se tom6 la leche y se calenté con el abrigo.
A lo lejos la voz de un nifio interrumpié el
desayuno.
—Papa, papa, me encontré una canica en el
suelo. jEs hermosa! ;:Puedo quedarmela?
El sereno examiné la canica que habia
encontrado su hijo y descubrié en ella el sello
real pulido en el cristal. Miré al rey miedoso
que masticaba la ultima hogaza de pan.
— Usted buscaba una canica? —le pregunto.
—Si—dijo en un susurro.
Haciendo una reverencia y mostrando un
profundo respeto, el sereno ofrecié la canica
al rey.
—Su majestad...
El rey, que tenia la panza lIlena y el corazén
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contento de haber sido tratado tan bien,
aunque nadie alli supiera que era el verdadero
rey, se eché a reir venciendo todo los miedos.
—4Pero, qué dice usted? El nifioha encontrado
esa canica, entonces es suya. ¢Y por qué razon
me ha llamado usted “su majestad”? En este
pueblo nadie es el rey y todos podriamos ser el
rey. Ahora que ya he comido, estoy abrigadoy ya
no siento miedo, os invito a todos a desayunar
a mi casa.
A partir de aquel dia el rey perdié el miedo
y todos en el pueblo siguieron viviendo y
tratandose como reyes unos a otros. Incluso el
rey, que se enamoré de la lechera y la invité a
vivir en el palacio.
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