la reivindicación de la antropofagia desafía uno de los tabúes más arraigados
del pensamiento de Occidente, y se propone como una práctica subversiva de
incorporación al cuerpo social todo aquello que la tradición cultural, el racionalismo positivista, la moral burguesa y el poder han rechazado y excluido: la imaginación, la oralidad, la sexualidad, lo lúdico, las pulsiones del deseo, es decir todo lo marginal y no urbanizado que en cambio constituyen el cuerpo de las culturas latinoamericanas. Pero también la asimilación de lo que Occidente considera su patrimonio Del canibalismo como metáfora narrativa exclusivo.