Está en la página 1de 2

Estructura Sociosanitaria.

Hay que asumir que la muerte provocada por muchas enfermedades y fundamentalmente por el
SID, el cáncer y la demencia por lo general no se producen de forma súbita, sino que pasan por un
periodo denominado fase terminal, variable en el tiempo y en la sintomatología, y en la cual se
han agotado los tratamientos activos y priman los paliativos.

La muerte ha cambiado de cama. Ya no se suele morir en el domicilio rodeado de tus cosas y de


tus seres queridos. Se han elegido los hospitales con su mistificación y deshumanización, para que
la muerte pase desapercibida u se convierta en algo ajeno, aséptico, silencioso y solitario, que es
lo que se conoce como el secuestro de la muerte, convirtiéndose el morir en una situación
mediatizada. Y esto sucede, con una infraestructura sanitaria fundamentalmente concebida para
el enfermo agudo, no para el crónico, y mucho menos para el terminal.

Morir en casa es posible, se cubren todas las necesidades básicas, fundamentalmente atendidas
por el médico de familia y por el resto de los miembros del equipo de atención primaria. Cuando
esto no sucede, se produce lo que llamamos enfermo ping-pong. Paciente con una alta tasa de
consultas a los servicios de urgencia, que no suelen resolver los problemas puntuales que el
enfermo y la familia demandan; basados principalmente, en una marcada ansiedad y sensación de
abandono, que puede llegar a motivar ingresos y tratamientos innecesarios. La estructura sanitaria
no está dando la respuesta adecuada para la atención al paciente en fase terminal.

Básicamente no consiste en aumentar los recursos, pero si fundamentalmente adecuarlos a sus


necesidades. Estas premisas generales y esenciales pueden aplicarse a cualquier enfermedad. Sin
embargo, fuera del Cáncer y SIDA, los cuidados paliativos permanecen sin definir y es frecuente
que los profesionales sanitarios encuentren grandes dificultades sanitarios encuentren grandes
dificultades a la hora de aplicar principios básicos de actuación, por una serie de problemas
identificados y agrupados en:

 Ausencia de políticas nacionales efectivas en el alivio del dolor y otros aspectos de los
cuidados paliativos.
 Falta de formación de los profesionales sanitarios en esta área
 Preocupación excesiva de que el uso de morfina y medicamentos análogos aumenten el
consumo ilegal de drogas, lo que se traduce en restricciones en la prescripción y
abastecimiento de opioides.

MANEJO DE LOS PROBLEMAS CLINICOS DE LOS PACIENTES TERMIANLES.

Los tratamientos curativos y paliativos no son mutuamente excluyentes, sino que son una cuestión
de énfasis. Así, se aplican gradualmente un mayor número y proporción de medidas paliativas
cuando avanza la enfermedad y el paciente deja de responder el tratamiento específico. Una vez
agotado éste y en presencia de enfermedad progresiva los objetivos terapéuticos deben dirigirse
hacia la promoción de bienestar del enfermo y familia. El alivio de los síntomas de los síntomas
debe ser un objetivo primordial en los cuidados paliativos, que debe perseguirse aun asumiendo
riesgos terapéuticos importantes.

FORMACIÓN Y PREPARACIÓN ESPECÍFICAS.

 En primer lugar, en la formación de pregrado de los profesionales sanitarios, no se enseña


habitualmente oncología de forma reglada. El manejo de la situación terminal no se
contempla nunca, pues la enseñanza está orientada a curar, pocas veces a prevenir y
desde luego no a dar bienestar en los últimos momentos, o a saber priorizar, en cada
situación, los síntomas a tratar
 En los profesionales sanitarios de atención primaria y atención especializada, el efemro en
fase terminal produce frustración y sensación de fracaso, lo cual asociado a la muerte y
sufrimeinto del paciente tratado por periodos

También podría gustarte