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La experiencia de la lectura

Estudios sobre literatura y formación


Nueva edición revisada y aumentada

Jorge Larrosa

rJ
FONDO DE CULTURA ECONÓMICA

ESPACIOS PARA LA LECTURA


Larrosa, Jorge
La experiencia de la lectura I Jorge
Larrosa. - México: FCE, 2003
la experiencia de la lectura
680 p. ; 21 x 14 cm - (Colee. Espacios Estudios sobre literatura y formación
para la lectura)
ISBN 968-16-7066-3

1. Lectura - Fomento l. Ser 11.t.

LC Z1037.AI Dewey028.5 L135e

Jorge arrosa

CENTRO UNIVERltTARI{t
DE INVESTIGACION! J
BIBLlOTiCOL GICA
Primera edición (Laertes, Barcelona): 1996
Segunda edición (Fondo de Cultura Económica): 2003

Coordinación de la colección: Daniel Goldin


Diseño: Joaquín Sierra Escalante
Viñeta de portada: Mauricio Gómez Morin

D.R. <!:l2003,FONDO DE CULTURAECONÓMICA


Carro Picacho-Ajusco 227, Col. Bosques del Pedregal
14200, México, D.E

www.fondodeculturaeconomica.com

SE PROHiBE LA REPRODUCCIÓN PARCIAL o TOTAL DE ESTA OBRA

r1i
-POR CUALQUIER MEDlQ- SIN LA ANUENCIA POR ESCRITO

DEL TITULAR DE LOS DERECHOS CORRESPONDIENTES.

FONDO DE CULTURA ECONÓMICA


ISBN 968-16-7066-3

Impreso en México - Printed in Mexico


l. Literatura, experiencia y formación
(Entrevista por Alfredo J. da Veiga Neto")

Qué cosa sea leer y cómo tiene lugar la lectura me


parece una de las cosas más misteriosas.
Gadamer

fin tus escritos has destacado el papel formativo de la lectura.


uizá podamos empezar la entrevista por aquí. ¿Puedes expli-
camas por qué esa insistencia?
Casi todo lo que he publicado recientemente puede consi-
I rarse como un conjunto de notas para un texto no escrito.
y si alguna vez llego a escribir ese texto, no será ya otra cosa
[ue el preludio de otro escrito inexistente. Cada vez siento
más intensamente que todo texto es un prólogo (o un es-
bozo) en el momento en que se escribe, y una máscara mor-
tuoria algunos años después, cuando no es otra cosa que la
figura ya sin vida de esa tensión que lo animaba. Para res-
ponder a tu pregunta debería intentar dar forma a ese texto
ausente tal como ahora soy capaz de imaginarlo. Y,lo que es
aún más difícil, explicitar sus intenciones.

ligamos que el tema de ese texto inexistente tiene dos caras:


la lectura y la formación. O, mejor aún, la lectura como for-
mación y la formación como lectura. Pensar la lectura como
formación implica pensarla como una actividad que tiene
que ver con la subjetividad del lector: no sólo con lo que el
lector sabe sino con lo que es. Se trata de pensar la lectura

* A1fredo ). da Veiga Neto es profesor en la Facultad de Educación de la Universidad Fe-


deral de Río Grande do Sul en Porto Alegre (Brasil). Esta entrevista fue realizada en el ve-
rano de 1995.

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como algo que nos forma (o nos de-forma o nos trans- ras entre lo imaginario y lo real, o entre el conocimiento y el
forma), como algo que nos constituye o nos pone en cues- sujeto cognoscente?
tión en aquello que somos. La lectura, por tanto, no es sólo e trataría de pensar que esas fronteras tienen una histo-
un pasatiempo, un mecanismo de evasión del mundo real y Iin y, por lo tanto, pueden desaparecer. Y creo que pensar la
del yo real. Y no se reduce tampoco a un medio para adqui- , periencia de la lectura como una experiencia de forma-
rir conocimientos. En el primer caso, la lectura no nos afecta i n puede contribuir a hacerlas borrosas. Pensemos en la
en lo propio puesto que transcurre en un espacio-tiempo se- Imaginación y en cómo la ciencia moderna ha modificado
parado: en el ocio, o en el instante que precede al sueño, o en . umpletamente su estatuto. Para nosotros, la imaginación
el mundo de la imaginación. Pero ni el ocio ni el sueño ni lo \'sl, del lado de lo subjetivo. De ahí su asociación a términos
imaginario se mezclan con la subjetividad que rige en la rea- \ orno irrealidad, ficción, delirio, fantasía, alucinación, sueño,
lidad puesto que la "realidad" moderna, lo que nosotros en- \'1' tera. De ahí también que haya perdido todo valor cog-
tendemos por "real", se define justamente como el mundo 110 scitivo y esté recluida en ese ámbito informe de lo psico-
sensato y diurno del trabajo y de la vida social. Pero esto no lo ,i o. Para los antiguos, por el contrario, la imaginación era
siempre ha sido así. En el segundo caso la lectura tampoco ,1medio esencial del conocimiento. Recuérdese la máxima
nos afecta en lo propio puesto que lo que sabemos se man- \1,1aristotelismo medieval: nihil potest hamo intelligere sine
tiene exterior a nosotros. Si leemos para adquirir conoci- /I//flntasmate, no hay comprensión posible para el hombre
mientos, después de la lectura sabemos algo que antes no sa- in imaginación. La imaginación era la facultad mediadora
bíamos, tenemos algo que antes no teníamos, pero nosotros \'111 re lo sensible y lo inteligible, entre la forma y el intelecto,
somos los mismos que antes, nada nos ha modificado. Y esto 'lit re lo objetivo y lo subjetivo, entre lo corporal y lo incor-
no tiene que ver con lo que sea el conocimiento, sino con el poral, entre lo exterior y lo interior. De ahí su analogía con
modo como nosotros lo definimos. El conocimiento mo- 1.1 .xperiencia. Sin embargo, hay signos en la hermenéutica
derno, el de la ciencia y la tecnología, se caracteriza justa- I I I 1iternporánea y en la teoría del lenguaje que apuntan a una
mente por su separación del sujeto cognoscente. Pero eso es 1111 va comprensión del papel cognoscitivo de la imagina-
también algo históricamente contingente. La primera cara 11011. La imaginación, entendida lingüísticamente, no sólo
de mi tema, eso de la lectura como formación, sería intentar 11('11 una relación re-productiva con la realidad dada (como
pensar esa misteriosa actividad que es la lectura como algo ,'1\ la concepción de la imagen como copia), sino también, y
que tiene que ver con aquello que nos hace ser lo que somos. ubre todo, una relación productiva. La imaginación, por
y para mí la cuestión de la formación está magistralmente 1.1111 , está ligada a la capacidad productiva del lenguaje: re-
enunciada en el subtítulo del Ecce Hamo de Nietzsche: Wie , 11 -rdese que fictio viene de facere, lo que ficcionarnos es algo
man wird, was man ist, cómo se llega a ser lo que se es. Ilhri ado y, a la vez, algo activo. La imaginación, como el
1"11 iuaje, produce realidad, la incrementa y la transforma.
Entonces, para que la lectura tuviera un papel formativo en el N hay distinción esencial entre la re-producción o la re-
sentido en que tú lo defines, ¿se trataría de suprimir las fronte- I'll'S mtación de la realidad (como fabricación lingüística de

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imágenes buenas de la realidad, fundadas en la semejanza) y mimos libros y obras de arte, pero siempre como espectado-
la producción o la imaginación (como fabricación de imáge- I .' o tratando de conseguir un goce intrascendente e instan-
nes no semejantes). La única distinción posible es una distin- t neo. Sabemos muchas cosas, pero nosotros mismos no
ción política, en términos de lo que Foucault, siguiendo a arnbiamos con lo que sabemos. Esto sería una relación con
Nietzsche, llama una "política de la verdad". Todo ese aparato '1 onocimiento que no es experiencia puesto que no se re-
de distinciones y jerarquías entre lo objetivo y lo subjetivo, lo \1 lve en la formación o la trans-formación de lo que so-
real y lo imaginario, la esencia y la apariencia, etcétera, no es rn . Walter Benjamin tiene un texto que se llama "Expe-
más que un mecanismo para controlar la capacidad produc- I j ncia y pobreza" donde reflexiona sobre la abundancia de
tiva y creadora del lenguaje. Sostener esas fronteras y mante- ,'stimulos y la pobreza de experiencias que caracteriza a
ner a la lectura encerrada en el ámbito trivializado de lo ima- 11\1 tro mundo. Tenemos el conocimiento, pero como algo
ginario es un modo de limitar y controlar nuestra capacidad " tcrior a nosotros, como un útil o una mercancía. Consu-
de formación y de transformación. Tomarse en serio la lec- mimos arte, pero el arte que consumimos nos atraviesa sin
tura como formación puede ser, me parece, un modo de que- ti 'jar ninguna huella en nosotros. Estamos informados, pero
brar esas fronteras y un modo de afirmar la potencia forma- n.ida nos con-mueve en lo íntimo. Pensar la lectura como
tiva y transformativa (productiva) de la imaginación. lurrnación supone cancelar esa frontera entre lo que sabe-
1110 y lo que somos, entre lo que pasa (y que podemos co-
¿Podrías desarrollar un poco de qué modo la lectura como for- 110 r) y lo que nos pasa (como algo a lo que debemos atri-
mación relaciona el conocimiento con la subjetividad? huir un sentido en relación a nosotros mismos).
Sí, claro, la segunda parte de tu pregunta. Para que la lec-
tura se resuelva en formación es necesario que haya una re- '¡ te parece, vamos ahora a la segunda cara de ese tema que
lación íntima entre el texto y la subjetividad. Y esa relación uuaginas, a eso de pensar la formación como lectura.
podría pensarse como experiencia, aunque entendiendo ex- P nsar la formación como lectura implica pensarla como un
periencia de un modo particular. La experiencia sería lo que Ij Iio particular de relación. Concretamente, como una relación
nos pasa. No lo que pasa, sino lo que nos pasa. Nosotros vi- ti producción de sentido. Desde mi punto de vista, todo lo
vimos en un mundo en que pasan muchas cosas. Todo lo '1'1' nos pasa puede ser considerado un texto, algo que com-
que sucede en el mundo nos es inmediatamente accesible. [unmete nuestra capacidad de escucha, algo a lo que tenemos
Los libros y las obras de arte están a nuestra disposición '1'1 • prestar atención. Es como si los libros pero también las
como nunca antes lo habían estado. Nuestra propia vida está IH'I'S nas, los objetos, las obras de arte, la naturaleza, o los
llena de acontecimientos. Pero, al mismo tiempo, casi nada It nntecimientos que suceden a nuestro alrededor quisieran
nos pasa. Los sucesos de actualidad, convertidos en noticias di' irnos algo. Y la formación implica necesariamente nuestra
fragmentarias y aceleradamente caducas, no nos afectan en lIpa idad de escuchar (o de leer) eso que tienen que decimos.
lo propio. Vemos el mundo pasar ante nuestros ojos y nos- \ lila persona que no es capaz de ponerse a la escucha ha cance-
otros permanecemos exteriores, ajenos, impasibles. Consu- I,do su potencial de formación y de trans-formación.

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¿Sería algo así como una relación entre alguien (que lee) y su tnos acaecer; 'hacer' significa aquí: sufrir, padecer, tomar lo que
otro (el texto, la persona, la situacián, el objeto, etcétera)? 1I0S alcanza receptivamente, aceptar, en la medida que nos so-
Exactamente. En la formación como lectura lo impor- metemos a ello. Hacer una experiencia quiere decir, por tanto:
tante no es el texto sino la relación con el texto. Y esa rela- dejamos abordar en lo propio por lo que nos interpela, en-
ción tiene una condición esencial: que no sea de apropiación trando y sometiéndonos a ello. Nosotros podemos ser así trans-
sino de escucha. 0, dicho de otro modo, que lo otro perma- formados por tales experiencias, de un día para otro o en el
nezca como otro y no como "otro yo" o como='otro desde mí transcurso del tiempo".
mismo". Blanchot lo dice con mucha claridad: ':.. lo que más
amenaza la lectura: la realidad del lector, su personalidad, su Hasta aquí el tema. Pero nos queda aún lo de las intenciones.
inmodestia, su manera encarnizada de querer seguir siendo él ¿Por qué este tipo de problematización? ¿Cuáles serían sus pre-
mismo frente a lo que lee, de querer ser un hombre que sabe tensiones?
leer en general". Ese lector arrogante que se empeña en per- Una primera intención sería desfamiliarizar las evidencias
manecer erguido frente a lo que lee es el sujeto que resulta le la pedagogía dominante. La crisis de la formación huma-
de la formación occidental más agresiva, más autoritaria. Es nística y el triunfo de la educación tecnocientífica ha su-
el hombre que reduce todo a su imagen, a su medida; el que puesto la abolición de la biblioteca como el espacio privile-
no es capaz de ver otra cosa que a sí mismo; el que lee apro- liado de la formación. Para nosotros, la pregunta por la
piándose de aquello que lee, devorándolo, convirtiendo todo I ctura ya no es una pregunta pedagógica esencial. En ese
otro en una variante de sí mismo; el que lee a partir de lo que . ntexto, problematizar la lectura fuera de los cánones psico-
sabe, de lo que quiere, de lo que necesita; el que ha solidifi- . gnitivos habituales es algo in-actual y, por tanto, intempes-
cado su conciencia frente a todo lo que la podría poner en I ivo. Es posible que tratar de reconsiderar la idea humanista
cuestión. Por el contrario, en la escucha uno está dispuesto a le formación y leer los viejos textos pedagógicos pueda ser-
oír lo que no sabe, lo que no quiere, lo que no necesita. Uno vir como revelador, por contraste, de los límites de nuestro
está dispuesto a perder pie y a dejarse tumbar y arrastrar por S ntido común en tanto que se oponen, casi punto por punto,
lo que le sale al encuentro. Está dispuesto a transformarse en .1.lossupuestos no problematizados de las ideologías pedagó-
una dirección desconocida. Lo que, en relación al texto, gicas pragmáticas, activistas y naturalistas dominantes.
acontece, es algo que no puedo reducir a mi medida. Pero es Pero eso no debe confundirse con un intento de restaura-
algo de lo que puedo tener una experiencia en tanto que me i n de la vieja educación humanística. Lo que intento no es
transforma. Heidegger expresa de un modo muy hermoso la romper una lanza a favor de la reintroducción de las huma-
experiencia de esa relación que no es de apropiación sino de nidades en el currículum o a favor de la restauración de los
escucha: ': .. hacer una experiencia con algo significa que algo viejos ideales de la educación. Lo que me gustaría hacer es
nos acaece, nos alcanza; que se apodera de nosotros, que nos l' 'pensar la idea de formación teniendo en cuenta los plantea-

tumba y nos transforma. Cuando hablamos de 'hacer' una ex- mientos que, desde el interior mismo de las humanidades,
periencia eso no significa precisamente que nosotros la haga- ha n cuestionado sus supuestos básicos. La idea clásica de

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formación tiene dos caras. Formar significa, por un lado, dar ría de experiencia ha servido durante siglos para pensar esa
forma y desarrollar un conjunto de disposiciones preexisten- r .lación puesto que la experiencia era entendida como una es-
tesoPor otro, llevar al hombre hacia la con-formidad con un pecie de mediación entre ambos. Pero es importante tener
modelo ideal que ha sido fijado y asegurado de antemano. presente que cuando la idea de experiencia era aún vigente, ni
Mi apuesta sería pensar la formación sin tener una idea pres- " onocimiento" ni "vida" significaban lo que significan para
criptiva de su desarrollo ni un modelo normativo de su rea- 11 sotros. Actualmente el "conocimiento" es esencialmente la
lización. Algo así como un devenir plural y creativo, sin pa- i ncia y la tecnología, algo esencialmente infinito, que sólo
trón y sin proyecto, sin una idea prescriptiva de su itinerario puede crecer; algo universal y objetivo, de alguna forma im-
y sin una idea normativa, autoritaria y excluyente de su re- l' rsonal; algo que está ahí, fuera de nosotros, como algo de lo
sultado, de eso que los clásicos llamaban "humanidad" o lle- que podemos apropiamos y que podemos utilizar; y algo que
gar a ser "p 1enamente h urna no ". ti ne que ver fundamentalmente con lo útil en su sentido más
Lo que intento, entonces, es recuperar crítica mente la idea .strechamente pragmático, con la fabricación de instrumen-
de formación como una idea intempestiva que pueda aportar los. Por otra parte, la "vida" se reduce a su dimensión bioló-
algo nuevo en el espacio tensado entre la educación tecno- gi a, a la satisfacción de las necesidades (siempre incrementa-
científica dominante y las formas dogmáticas y neo conserva- das por la lógica del consumo), a la supervivencia de los
doras de reivindicar la vieja educación humanística. Se trata de individuos y de las sociedades. Cuando decimos que la educa-
algo que Walter Benjamin formula de un modo nítido: ''Arti- i n debe preparar "para la vida" queremos decir que debe
cular históricamente el pasado no significa conocerlo 'tal y como preparar para "ganarse la vida" y para "sobrevivir" de la mejor
verdaderamente ha sido: Significa adueñarse de un recuerdo tal y f(>rrnaposible en un "entorno vital" (entendido como una es-
como relumbra en el instante de un peligro". Lo que me gustaría p .cie de nicho ecológico) cada vez más complejo. En estas
es que el recuerdo de la idea de formación, críticamente apro- l ondiciones, es claro que la mediación entre el conocimiento
piado, nos ayudase a hacer patente dónde crece el peligro. y la vida no es otra que la apropiación utilitaria. y, dicho entre
lla réntesis, es claro también que el problema central de las pe-
Sería interesante que detallaras un poco más detenidamente dagogías progresistas es el de la distribución desigual de ese
algo que ya has indicado antes ¿cómo comprendes la "lectura "re urso vital" que es el conocimiento. De lo que se trata es de
como experiencia"? que todos tengan acceso al conocimiento entendido como
Me parece muy importante recuperar la categoría de ex- IlI1a cosa que hay que repartir de forma igualitaria, que no
periencia para el pensamiento de la formación. Y aunque es huya una apropiación restringida, que no sean sólo unos po-
una categoría enormemente amplia que no sólo se refiere a os los que se apropien de él para su exclusivo beneficio.
la lectura, tiene en ésta uno de sus lugares paradigmáticos. Pero volvamos a la experiencia. Para entender la categoría
Intentaré explicarme aunque tendré que dar un cierto rodeo. d . experiencia hay que remontarse a los tiempos anteriores
El pensamiento pedagógico ha intentado siempre pensar la .¡ la ciencia moderna (con su específica definición del cono-
relación entre el conocimiento y la vida humana. Y la catego- 1 j 111 iento) ya la sociedad mercantil (donde se constituyó la

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definición moderna de la vida). Durante siglos el saber hu- forma humana singular que es a la vez una ética (un modo
mano ha sido entendido como un páthei máthos, como un de conducirse) y una estética (un estilo). Por último, tiene
aprendizaje en y por el padecer, en y por aquello que a uno que ver con la "vida buena" entendida como la unidad de
le pasa. Ése es el saber de experiencia: el que se adquiere en sentido de una vida humana plena: una vida que no sólo in-
el modo como uno va respondiendo a lo que le va pasando a cluye la satisfacción de la necesidad sino, sobre todo, aque-
lo largo de la vida y el que va conformando lo que uno es. llas actividades que trascienden la futilidad de la vida mor-
Ex-per-ientia significa salir hacia afuera y pasar a través. Y en tal. El saber de experiencia enseña a "vivir humanamente" y
alemán experiencia es Erfahrung que tiene la misma raíz que a conseguir la "excelencia" en todos los ámbitos de la vida
Fahren que se traduce normalmente por viajar. Ese saber de humana: en el intelectual, en el moral, en el político, en el es-
experiencia tiene algunas características esenciales que le tético, etcétera.
oponen punto por punto a lo que nosotros entendemos por La ciencia moderna, la que se inicia en Bacon y alcanza su
conocimiento. En primer lugar, es un saber finito, ligado a la formulación más elaborada en Descartes, desconfía de la ex-
maduración de un individuo particular. O, de un modo aún periencia. Y trata de convertida en un elemento del método,
más explícito, es un saber que revela al hombre singular su es decir, del camino seguro de la ciencia. La experiencia no es
propia finitud. Habría que recordar aquí que la filosofía ya el medio de ese saber que transforma la vida de los hom-
misma, al menos en aquellas tradiciones en las que aún pre- bres en su singularidad, sino el método de la ciencia objetiva,
tendía guiar la vida de los hombres, es indiscerniblemente de la ciencia que se da como tarea la apropiación y el domi-
camino de vida y anticipación de la muerte y preparación nio del mundo. Aparece así la idea de una ciencia experimen-
para la muerte, entendida ésta a la vez como límite de la vida tal. Pero ahí la experiencia se ha convertido en experimento,
(como límite de la experiencia y como experiencia del lí- es decir, en una etapa en el camino seguro y predecible que
mite) y como el punto en que la vida alcanza su plenitud, su lleva a la ciencia. La experiencia ya no es lo que nos pasa yel
totalidad y, por tanto, su sentido. En segundo lugar, es un sa- modo como le atribuimos un sentido, sino el modo como el
ber particular, subjetivo, relativo, personal. Gadamer dice mundo nos vuelve su cara legible, la serie de regularidades a
muy bien que dos personas, aunque enfrenten el mismo partir de las que podemos conocer la verdad de lo que son las
acontecimiento, no hacen la misma experiencia. Y dice tam- osas y dominadas. A partir de ahí el conocimiento ya no es
bién que la experiencia no puede ahorrársela nadie, es decir, un páthei máthos, un aprendizaje en la prueba y por la
que nadie puede aprender de la experiencia de otro a menos prueba, con toda la incertidumbre que eso implica, sino un
que esa experiencia sea de algún modo revivida. En tercer lu- mathema, una acumulación progresiva de verdades objetivas
gar, es un saber que no puede separarse del individuo con- que, sin embargo, permanecerán externas al hombre.
creto en quien encarna. El saber de experiencia no está, Una vez vencido y abandonado el saber de experiencia y
como el conocimiento científico, fuera de nosotros, sino que una vez separado el conocimiento de la vida humana, tene-
sólo tiene sentido en el modo como configura una persona- mos una situación paradójica. Una enorme inflación de co-
lidad, un carácter, una sensibilidad o, en definitiva, una nocimiento objetivo (junto a una pedagogía orientada a su

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divulgación), una enorme abundancia de artefactos técnicos descalificadas y abandonadas por las formas sistemáticas
(y una pedagogía orientada a hacer que la gente pueda mo- triunfantes a finales del Barroco. Y, lo que me parece muy
verse en ese universo de instrumentos), y una enorme po- importante, formas que han tenido su lugar de aparición en
breza .de esas formas de conocimiento que actuaban en la sitios como España, es decir, en países periféricos a los gran-
vida humana insertándose en ella y transformándola. ~a des lugares de producción de la filosofía sistemática y del co-
vida humana se ha hecho pobre y menesterosa y el conocí- nocimiento científico. Lo característico de ese tipo de textos
miento moderno no es ya el saber activo que alimentaba, ilu- es que, a pesar de ser humildes en su pretensión cognoscitiva,
minaba y guiaba la vida de los hombres, sino algo que flota a pesar de no pretender universalidad en sus enunciados, a
en el aire, estéril y desasido de esa vida en la que ~o puede ya pesar de ser voluntariamente fragmentarios, no pierden de
encarnarse. Por otra parte, la educación se convierte en una vista la situación vital de sus destinatarios, no se alejan de las
cuestión de transmisión de conocimiento. y la 'ciencia de la ansias de transformación de las vidas concretas de la gente.
educación' podrá sustituir a la experiencia siempre incalcu- Ese tipo de literatura no pretende decir la verdad de lo que
lable del encuentro entre una subjetividad concreta con una on las cosas, sino que pretende vehicular un sentido para lo
otredad que la reta, la desestabiliza y la forma. En su bús- que nos pasa. Y,desde ese punto de vista, lo que transmiten
queda de un modelo de "aprendizaje natura~" la pe,d~gogía no pretende ser comprendido y sabido, sino aceptado yaco-
se convierte en la realización de una secuencia previsible de ido de una forma siempre plural en una vida humana siem-
desarrollo, en el proceso evolutivo de un sujeto psicológi~o y pre particular y concreta. A diferencia de la ciencia o de la fi-
abstracto. Quizá la recuperación de la vieja idea de expenen- losofía sistemática que se dirigen a un sujeto universal y
cia nos pueda dar una idea de lo que hemos perdido. abstracto (idealmente, a todos los hombres), esas formas se
dirigen a cada persona en particular, a la singularidad de una
Esa idea de experiencia aplicada a la forma~ión ~no ir:zplica que vida humana. Por eso, si es esencial al conocimiento sistemá-
hay que dar mayor importancia a la narr~tlva lt~erana q~e, por lico el ser comprendido de manera homogénea por todos sus
ejemplo, a lasr=rr: de los contenidos ;nas form~ltza~o~
y tradicionales de dlsclplmas como la filosofta y la sociologias
receptores, este tipo de textos sólo pueden ser asimilados de
forma plural, desde la situación vital particular de cada uno.
Sí, pero no sólo la narrativa. En todo caso, lo que me pa- y creo que ese tipo de textos, a caballo entre la literatura y la
rece importante es la forma en la que se construye y se pre- filosofía moral, y que contienen, más que una ética formali-
senta el saber humano si ese saber quiere tener efectos en la zada, una estética de la existencia o un estilo de vida, podrían
subjetividad. Hay un texto muy interesante de María ~am- s '1' un buen ejemplo, lamentablemente desaparecido, de lo
brano que intenta rescatar todas esas formas de ~ensamlento [ue podrían ser las formas tradicionales de transmisión de
que no abdican de una voluntad actuante e~ la ,vlda huma~~. 'se saber de experiencia que tiene que ver con lo que somos,
Habla ahí de las Guías Espirituales, las Meditaciones, los Diá- )J1 nuestra formación y nuestra trans-formación.
logos, las Epístolas, los Ensayos, las Confesiones. Forma~ to- Para especificar el tipo de "literatura" que habría que cui-
das ellas muy abundantes en el Renacimiento y vencidas, dur para que la lectura pueda ser una experiencia de forma-

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ción y trans-formación acaso nos sirva el modo como Rorty mismos, implica una construcción de nosotros mismos en la
caracteriza la "cultura literaria". Dice Rorty: (~.. si uno quiere unidad de una trama, y es análogo, por tanto, a la construc-
una neta dicotomía entre las dos culturas (la cultura literaria y ción de un personaje en una novela. Por otra parte, sólo
la cultura científica), que pregunte a cualquier censor del Este com?rendemos quién es otra persona al comprender las na-
europeo qué libros son importables en su país. La línea que di- rraciones que ella misma u otros nos hacen. Es como si la
buje cortará campos como la historia y la filosofía, pero dejará identidad de una persona, la forma de una vida humana
casi siempre la física en un lado y las novelas en el otro. Los li- concreta, el sentido de quién es y de lo que le pasa, sólo se hi-
bros no importables serán aquellos que podrían sugerir nuevos ciera tangible en su historia.
vocabularios para la autodescripción". Esta cita podría apli- . Si esto es así, la relación entre la narrativa y la compren-
carse a las instituciones educativas. Los textos que podrían ser sión y la autocomprensión es evidente. Si el sentido de quién
censurados o, en general, los textos que podrían ser objeto de somos está construido narrativamente, en su construcción y
una batalla política para su introducción o no en las institu- en su transformación tendrán un papel muy importante las
ciones educativas, serían aquellos en relación a los cuales la historias que escuchamos y que leemos así como el funcio-
gente podría aprender a describirse de otra manera. Toda la namiento de esas historias en el interior de prácticas sociales
literatura, pero también parte de la filosofía, parte de la histo- más? menos institucionalizadas como, por ejemplo, las
ria, parte de la sociología (y no es difícil imaginar qué parte), prácticas pedagógicas. La autocomprensión narrativa no se
puede contribuir a transformar la vida de las personas. produce en una reflexión no mediada sobre sí mismo, sino
De todas formas, y por su especial importancia, vamos en ese gigantesco hervid~ro de historias que es la cultura y
ahora a la narrativa literaria que es lo que tú contrastabas en relación al cual organizamos nuestra propia experiencia
con el saber formalizado de las disciplinas "sabias" que hoy (el sentido de 10 que nos pasa) y nuestra propia identidad (el
dominan en las instituciones educativas. Podríamos comen- sentido de quién somos).
zar reconociendo que la vida humana no consiste en una su-
cesión de hechos. Si la vida humana tiene una forma, aun- Hay otro aspecto que me gustaría que desarrollaras en relación
que sea fragmentaria, aunque sea misteriosa, esa forma es la con la noción de experiencia. ¿Qué diferencia una experiencia
de una narración: la vida humana se parece a una novela. (como La de la Lectura que tú propones) de un experimento
Eso significa que el yo, que es dispersión y actividad, se cons- (como lo que sucede en una clase fuertemente planeada, den-
tituye como una unidad de sentido para sí mismo en la tem- tro de alguna pedagogía tradicional)?
poralidad de una historia, de un relato. Y significa también La. experiencia, a diferencia del experimento, no puede
que el tiempo se convierte en tiempo humano en la medida planificarse al modo técnico. La actividad de la lectura es a
en que está organizado (dotado de sentido) al modo de un veces experiencia y a veces no. Porque aunque la actividad
relato. Nuestra vida tiene una forma, la de una historia que de la lectura sea algo que hacemos regular y rutinariamente,
se despliega. Por lo tanto, responder a la pregunta de quién la experiencia de la lectura es un acontecimiento que tiene
somos implica una interpretación narrativa de nosotros lugar en raras ocasiones. Y sabemos que el acontecimiento

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escapa al orden de las causas y los efectos. La experiencia de puede reducir. Y,además, puesto que no puede anticiparse el
la lectura, si es un acontecimiento, no puede ser causada, no resultado, la experiencia de la lectura es intransitiva: no es el
puede ser anticipada corno un efecto a partir de sus causas, camino hacia un objetivo pre-visto, hacia una meta que se
lo único que puede hacerse es cuidar de que se den determi- conoce de antemano, sino que es una apertura hacia lo des-
nadas condiciones de posibilidad: sólo cuando confluye el conocido, hacia lo que no es posible anticipar y pre-ver. Vol-
texto adecuado, el momento adecuado, la sensibilidad ade- viendo a tu pregunta, me parece que la pedagogía (quizá
cuada, la lectura es experiencia. Aunque nada garantiza que toda pedagogía) ha intentado siempre controlar la experien-
lo sea: el acontecimiento se produce en ciertas condiciones cia de la lectura, someterla a una causalidad técnica, reducir
de posibilidad, pero no se subordina a lo posible. Por otra 1espacio en el que podría producirse corno acontecimiento,
parte, una misma actividad de lectura puede ser experiencia apturarla en un concepto que imposibilite lo que podría te-
para algunos lectores y no para otros. Y, si es experiencia, no ner de pluralidad, prevenir lo que tiene de incierto, condu-
será la misma experiencia para todos aquellos que la hagan. irla hacia un fin preestablecido. Es decir, convertida en ex-
La experiencia de la lectura es también el acontecimiento de perimento, en una parte definida y secuenciada de un
la pluralidad, pero de una pluralidad que no puede reducirse método o de un camino seguro y asegurado hacia un mo-
a un concepto. Un concepto es un universal a partir del cual lelo prescriptivo de formación.
pueden concebirse las semejanzas y las diferencias. Si la ex-
periencia de la lectura fuera un concepto, nos permitiría es- Entonces, ¿cuál sería el papel del profesor? 0, más concreta-
tablecer el cuadro ordenado de las distintas lecturas a partir mente, ¿se debería colocar como alguien que debe revelar, a los
de una rejilla que estableciera similitudes y diferencias, pero alumnos-lectores, un supuesto "significado esencial" contenido
siempre a partir de un centro que establecería una regulari- ('11 el texto?; ¿o como alguien que enseña los códigos de los que
dad de descentramientos, lo que podríamos llamar la ley de el texto se sirve?; ¿o como alguien que simplemente gestiona y
lo semejante y lo diverso. Si tuviéramos un concepto para la administra el acto de leer durante la clase?
experiencia de la lectura no liberaríamos la diferencia, sino Comencemos por la segunda de tus alternativas, por la
que garantizaríamos que siempre estuviera atrapada por la lue se refiere al código. Podríamos entender el código como
ley esa que determina identidades a partir de lo semejante y la estructura de la que cada enunciado extrae sus condicio-
lo diverso, a partir de las distancias medibles. Pero la plurali- n s de posibilidad y de inteligibilidad, algo así como el sis-
dad de la lectura exige que la experiencia se haga de tal I .ma de la lengua. Mostrar el código sería entonces empren-
forma que libere la diferencia sin capturada. Para que la lec- ti r un análisis de lo que hace que un texto sea comprensible
tura sea experiencia hay que afirmar su multiplicidad, pero o, como dice Barthes, legible. Cualquier análisis formal (sea
una multiplicidad dispersa y nómada, que siempre se des- I .mático, semiológico o lingüístico) sería un análisis de este
plaza y se escapa ante cualquier intento de reducida. tipo. Y enseñar a leer sería enseñar a descifrar un texto a par-
A partir de aquí, está claro que la experiencia de la lectura í ir del código que lo hace posible y legible (a decodificarlo
tiene siempre una dimensión de incertidumbre que no se qu se dice ahora), algo así corno ese "enseñar a leer en gene-

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ral" del que hablaba Blanchot en la cita que he utilizado an- Tu primera alternativa no se refiere al código sino al sen-
teriormente. Obviamente eso es importante y las institucio- tido. Y, desde luego, la experiencia de la lectura no es desci-
nes educativas deben hacerlo. Lo que ocurre es que la expe- [ramiento de un código sino construcción de sentido. Pero
riencia de la lectura es otra cosa que descifrar el código de ¿ uál es el sentido de un texto? La crítica literaria tradicional
un texto. Además, la literatura (entendida en sentido amplio, y los aparatos pedagógicos nos han acostumbrado a una idea
algo así como la cultura literaria de Rorty en la otra cita que I sentido como la siguiente: el sentido de un texto estaría
he utilizado más arriba) tiene una cualidad curiosa: y es que .n las cosas que representa, en las ideas que transmite, en la
cada enunciado compromete el código en que se halla si- voluntad del sujeto personal que la construye, en el contexto
tuado y comprendido. Lo que ocurre con la palabra literar~a hi tórico-cultural en el que aparece o en los valores éticos o
es que tiene en sí misma (y no en la lengua que la hace POSI- .stéticos que encarna. En todos esos casos, el sentido estaría
ble) su principio de desciframiento. Foucault lo dice con es- fu ra del texto (aunque sería capturado a partir del texto).
tas palabras: (la literatura) "se ha convertido en una palabra ¡> .rcibir el sentido oculto o manifiesto de un texto sería, en-
que inscribe en ella misma su principio de desciframiento; o, tonces, percibir esas cosas, esas ideas, esos sujetos, esos con-
en todo caso, supone, en cada una de sus frases, bajo cada una I .xtos o esos valores a partir del texto. Lo que ocurre es que
de sus palabras, el poder de modificar soberanamente los valo- -s I lenguaje el que da el perfil y la presencia a las cosas en el
res y las significaciones de la lengua a la que a pesar de todo (y m ro acto de nombradas, el que da el ser y la forma a las
de hecho) pertenece; suspende el reino de la lengua en un gesto Ideas al enunciadas, el que da el ser y la densidad al sujeto
actual de escritura". El código de la palabra literaria está en h.iblante en el modo como fija su posición, el que da el ser y
esa palabra misma y no fuera de ella, en una especie de en- 1.1 mtidad al contexto en el modo como lo hace brillar en el
roscamiento del lenguaje sobre sí mismo, en una suerte de I rnsfondo, el que da el ser y el valor a los valores al fabricar
flotación abierta y sin anclajes de los signos sobre sí mismos, los riterios de juicio. Y en la literatura, en ese juego dellen-
en el juego mismo del lenguaje. y ese juego, abierto y no fi- 1\1I~lje en el que el lenguaje se enrosca sobre sí mismo libe-
nalizado, indefinido, es el que hace que la experiencia de la rud de toda atadura exterior, las cosas, las ideas, los sujetos,
lectura pueda ir más allá de la "lectura" de un texto a partir I,)s ontextos y los valores están siempre puestos como a dis-
del sistema formal en el que está construido. Si sólo es expe- 1" n ia de sí mismos. Yeso significa que todos ellos pierden
riencia lo que (nos) pasa y lo que (nos) forma o (nos) trans- l., s .guridad con la que reposaban en sí mismos, su propia
forma, la experiencia que hacemos al leer un texto es otra ,)1 idez, su propia certeza. Por eso la experiencia de la lectura
cosa que descifrar su código. Yeso, entre otras cosas, porque p" 'de ser otra cosa que comprender el sentido de un texto
cada experiencia de lectura también suspende y hace estallar I'nl .ndido de ese modo. En relación al sentido, la lectura no
el código al que el texto pertenece. Por eso, y en relación al 'ría hacer que el texto asegurase su sentido en el mundo (en
código, la lectura no es atar un texto a un código exterior a 1 ~ , mundo hecho de cosas, ideas, etcétera), sino hacer que el

él, sino suspender la seguridad de todo código, llevarlo allí- mundo suspenda por un instante su sentido y se abra a una
mite de sí mismo, y permitir su transgresión. !'I), ibilidad de resignificación.

42 43
Si el profesor se limita a mostrar el código está convir- mas de ate?ción no queden canceladas por cualquier forma
tiendo el texto en una cosa que hay que analizar y no en una de dogmatismo o de satisfacción. En este caso, enseñar a leer
voz que hay que escuchar. Si el profesor pretende anticipar el no es oponer un saber contra otro saber (el saber del profe-
sentido esencial del texto está también cancelando de una sor contra el saber del alumno aún insuficiente), sino colo-
forma autoritaria y dogmática la posibilidad de escucha. Y ar una experiencia junto a otra experiencia. Lo que el maes-
para eso es indiferente que lo revele a los alumnos o que pre- Ira debe transmitir es una relación con el texto: una forma
tenda conducidos para que ellos lo descubran por sí mis- de atención, una actitud de escucha, una inquietud, una
mos. El que predomine la lógica de la transmisión o la de la ,1 pertura. Yeso no es limitarse a una posición pasiva, no es

adquisición es aquí completamente indiferente puesto que meramente administrar el acto de la lectura durante la clase.
el aprendizaje por descubrimiento significa que lo que el No es sólo dejar que los alumnos lean, sino hacer que la lec-
alumno debe descubrir es lo que el profesor ya sabe y ya ha lura como ex~eriencia sea posible. La función del profesor
previsto y, en la mayoría de las ocasiones, lo que el profesor 's mantener VIvala biblioteca como espacio de formación. Y
ha escondido cuidadosamente ya hurtadillas para que los 'so no significa producir eruditos, o prosélitos o, en general,
alumnos lo encuentren. El profesor no debe tener ninguna p .rsonas que saben, sino mantener abierto un espacio en el
idea de lo que es una buena lectura, y mucho menos de lo que c~da uno pu~da encontrar su propia inquietud. Hay
que es una lectura correcta o verdadera. El profesor no \1 nas líneas de Heidegger que podrían expresar esta difícil

puede pretender saber lo que el texto dice y transmitir a sus .1 .Iividad: ':.. enseñar es aún más difícil que aprender. (...) No

alumnos ese saber que ya tiene. En ese caso, al estar antici- porque el maestro deba poseer un mayor caudal de conoci-
pado el resultado, las actividades de lectura de los alumnos 111 ientos y tenerlos siempre a disposición. El enseñar es más di-

serían un experimento, simples medios para llegar a un sa- r cil que aprender porque enseñar significa: dejar aprender.
ber previsto de antemano y construido según criterios de Mns aún: el verdadero maestro no deja aprender más que 'el
verdad, objetividad, etcétera. "prender: Por eso también su obrar produce a menudo la im-
Pero eso no significa que el profesor no tenga su propia {,r sión d~ que p~opiamente no se aprende nada de él, si por
experiencia de lectura o que, aun teniéndola, no deba mos- aprender se entiende nada más que la obtención de conoci-
trada. Pero mostrar una experiencia no es mostrar un saber tuientos útiles. El maestro posee respecto de los aprendices
al que se ha llegado (aunque sea cuidándose de presentado , ()/l1O único privilegio el que tiene que aprender todavía mucho
como provisional, como particular o como relativo). Mos- utás que ellos, a saber: el dejar aprender. El maestro debe ser
trar una experiencia no es enseñar el modo como uno se ha , "paz de ser más dócil que los aprendices. El maestro está mu-
apropiado del texto, sino cómo se le ha escuchado, de qué , I~omenos seguro de lo que se lleva entre manos que los apren-
manera uno se ha abierto a lo que el texto tiene que decir. die s. De ahí que, donde la relación entre maestro y aprendices
Mostrar una experiencia es mostrar una inquietud. Lo que wn la verdadera, nunca entra en juego la autoridad del sa-
el profesor transmite, entonces, es su escucha, su apertura, f,¡/¡02do ~i la influencia autoritaria de quien cumple una mi-
su inquietud. Y su esfuerzo debe estar dirigido a que esas for- \/(1/1 • Dejar aprender no es no hacer nada, sino que es un ha-

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cer mucho más difícil y mucho más exigente que enseñar lo que convierte al viajero en otro distinto del que había par-
que ya se sabe. Es un hacer que requiere humildad y silencio. tido. Y en la metáfora de la traducción, por último, leer es
Pero que también exige audacia y hablar alto porque para mo trasplantar un sentido dado de una lengua determi-
dejar aprender hay que eliminar muchos obstáculos. Entre nada a otra lengua diferente. Con la peculiaridad, claro, de
ellos, la arrogancia de los que saben. que lo trasplantado no es algo mecánicamente apropiado,
De todos modos, y afortunadamente, la experiencia de la sino que modifica la lengua a la que se incorpora. Toda la
lectura siempre es posible, haga lo que haga el profesor. El .laboración alemana del tema de la traducción en relación a
discurso no puede controlar al discurso y la novedad se pro- In idea de formación (Herder, Schleiermacher, Humboldt o
duce constantemente en los intersticios de todos los apara- '1 mismo Goethe) descansa en la convicción de que el ale-
111< n moderno se ha configurado gracias a las transforma-
tos encaminados a reducirla.
( iones a las que ha sido sometido para poder traducir la Bi-
Sería interesante que comentases algunas de las metáforas pre- hlia y a autores como Homero, Cervantes, Ariosto o
sentes en los discursos pedagógicos de los que te has ocupado: la .hakespeare.
imagen del fármaco, la metáfora del viaje, la de la traducción, En todas esas metáforas tenemos una imagen de la lectura
\ UInO experiencia en el sentido en que he definido esa cate-
etcétera.
Lo que he hecho ha sido estudiar las metáforas con las que f',llríaanteriormente. La lectura, como el fármaco, el viaje, o
el discurso pedagógico ha configurado esa misteriosa expe- 1.1traducción, es algo que forma o transforma al lector. La
riencia que es la lectura. Una metáfora que he estudiado en h· tura es algo peligroso: el fármaco puede ser remedio o ve-
111'11 ; el viaje puede ser útil pero también puede hacer que el
Platón, pero que es muy común en la tradición hermenéu-
tica occidental, es la de la sustancia que se introduce en el , i.lj '1'0 se descarríe y e extravíe; y la traducción puede hacer
alma. Para Platón, ellogos es como un fármaco, como una 1·~l.lilarla estabilidad de la propia lengua. La experiencia de
medicina (y también un veneno) para el alma. Y hay toda 1,1le tura es múltiple: el fármaco actúa de modo distinto en
una tradición en el pensamiento según la cual el texto es IlI'rsonas distintas; cada viajero hace un viaje distinto; cada
portador de un pneuma, de un ánimus, o de un spiritus (~e 11,1lu ción produce un nuevo sentido en lo traducido. La
algo incorporal, en suma) que, al mezclarse con la sustancia \1'\ ura no puede planificarse al modo técnico: no hay nin-
í

etérea del alma, la con-forma, la trans-forma o la de-forma. 1IIIatécnica que prediga exactamente los efectos del fár-
En la metáfora del viaje, leer es como viajar, como seguir un 111"o; no hay ningún mapa que asegure que el viajero no se
itinerario a través de un universo de signos que hay que sa- u.iviará: y la traducción mecánica es imposible. Etcétera.
ber interpretar correctamente si uno no quiere perderse. ( >1 ra cosa que me parece muy importante es que, en todas
Descartes, por ejemplo, describe su formación humanística 1 1 In táforas, la pedagogía ha intentado casi siempre contro-
como un viaje (inútil) a través de la biblioteca. Pero lo im- I11\,1experiencia de la lectura anticipando sus resultados, re-
portante de esa metáfora es que el viaje exterior (el recorr~d.o dll\ 1-n lo su incertidumbre, sometiendo su multiplicidad y

por el texto) está doblado por un viaje interior, por un viaje 11111i rtiéndola, en definitiva, en un medio para un fin previsto.

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En relación a la metáfora de la traducción, yo mismo me he guaje máximamente transparente y universal, reduciendo lo
ocupado del realismo subyacente (explícita o i~plícitamente) que puede tener de idiosincrático y tratando de que funcione
en las Teorías críticas del currículum y, en especial, en la Nueva sin ambigüedades, sin implícitos, sin opacidades, sin conta-
sociología de la educación (léase Michel Young y sus seguido- minaciones, etcétera; en segundo lugar, la tarea de la crítica
res). Nunca está de más recordar: la Nueva sociología de la sería garantizar un acceso a los niveles más altos del conoci-
educación problematiza los montajes curriculares que se =: miento que fuera igualitario o, al menos, sin restricciones a
a partir del universo amplio de los conocimientos de una SOC1e- , riori derivadas de desigualdades sociales. Respecto a la se-
dad o una cultura, pero no problema tiza esos conocimientos en gunda mediación, a la que se produce entre el currículum y
sí, o sea, los toma como dados y accesibles en tanto que se use~ '1 alumno, es como si la representación de la verdad de las
lenguajes más exactos, más precisos, más transparentes. Pero S1 o as contenida en el currículum, al ser asimilada por el
asumimos una mirada lingüística, me pregunto ¿cuál sería el alumno, cambiara de nuevo de organización al adaptarse a
papel que podría atribuirse a los profesores a partir de la idea las estructuras cognitivas particulares de este último. La crí.-
de que no se puede esperar -y mucho menos exigir~ de ellos la Ii ,en este caso, no sería otra cosa que una repetición de las
función de encaminar a sus alumnos para una interpreta- po iciones clásicas de las pedagogías activas y progresistas:
ciónltraducción de las cosas del mundo más verdadera? privilegiar la lógica de la adquisición (la capacidad adapta-
Las teorías del currículum, en efecto, creen en el conoci- I iva y readaptativa de las competencias cognitivas del que
miento como algo dado (algo que sólo hay que ir actuali- .q rende) sobre la lógica de la transmisión (la organización
zando) y en el lenguaje como algo idealmente transparente I'~lándar del currículum como algo a ser transmitido). En
cuya función primordial es la representación verdadera de .unbos casos, es como si se cambiase la indumentaria (ellen-
un estado de cosas. Con esos presupuestos, su elaboración de guaje, el nivel de complejidad y la organización) pero el per-
las mediaciones entre el conocimiento y el currículum, y en- vonaje (el conocimiento como una representación de los he-
tre el currículum y el alumno no pueden ser sino ingenuas. ho ) fuera siempre el mismo. Pero yo creo que la imagen de
Es como si el conocimiento fuera una representación de los 1.\ Iraducción, si está lo suficientemente informada por el giro
hechos, lo que nos da la verdad de lo que son las cosas. Es lingüístico, nos introduce a un paisaje muchísimo más com-
también como si esa representación, al ser traducida en cu- pl'j ,más inquietante y también más lleno de posibilidades.
rrículum, se organizara de una forma distinta (desde el Antes de responder a tu pregunta sobre el papel del profe-
punto de vista de la transmisión-adquisición Ycon distintos .111", e me ocurre que hay que tener presentes algunas cosas.

sesgos según las pedagogías y los contextos socio-culturales) "11 primer lugar, que la idea de la traducción parte de la mul-

pero permaneciendo esencialmente la misma ..El ~urrículu~ lipli idad de las lenguas o, si se quiere, del hecho de Babel: es
nos daría distintas estructuraciones del conocimiento segun I k ir, que no hay una lengua de todas las lenguas ni siquiera

distintos niveles de acceso. La tarea de la crítica, desde ese I •lino límite tendencial o como transfondo último; que las
punto de vista, sería doble: en primer lugar, algo así como li- 1"llluas mismas viven en una mutación perpetua que hace
berar al conocimiento de todo sesgo y traducido en un len- '1" . tampoco sean las mismas en dos cortes históricos relati-

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vamente alejados; que en el interior de cada lengua hay ión no es sino un efecto de sentido, el realismo no es sino
enormes diferencias entre los grupos sociales que remiten a una figura retórica y la verdad no es sino una fábula solidifi-
factores como el lugar geográfico, el estrato social, la ideolo- ada. Desde ese punto de vista, la traducción es algo mucho
gía, los estudios realizados, la profesión, la edad, el género, más complejo que cambiar el envoltorio de una representa-
etcétera; y, en el límite, que cada hablante habla una lengua -i n verdadera de la realidad.
particular. La traducción, por tanto, es inherente a la com- Mi tercera observación podría formularse a partir del mo-
prensión humana, y hay traducción de una lengua a otra, de d lo esquemático de la traducción como el paso de un sen-
un momento a otro de la misma lengua, de un grupo de ha- I ido de una lengua-fuente a una lengua-receptora y, como
blantes a otro y, en el límite, de cualquier texto (oral o es- toda lengua difiere de otra, ese paso sólo se da después de un
crito) a su receptor. Leer es traducir. Interpretar es traducir. pr ceso de transformación. Traducir, por tanto, es re-signifi-
y toda traducción es producción de novedad de sentido, un ar.Y cualquier modelo de comunicación debería ser un mo-
acontecimiento único de sentido. Si hay un argumento em- I 'lo de la transferencia y la transformación del significado.
pírico para probar la multiplicidad y la mutabilidad infinita Sin embargo, hasta aquí hemos hablado como si el sentido se
de la experiencia humana, ese es el hecho de que decenas de Ira nsformara pero las lenguas permanecieran idénticas,
miles de lenguas se hayan hablado y se hablen en el mundo, orno si la traducción fuera una mera transferencia semán-
y cada una de ellas con enormes variaciones temporales, so- Ij '<1. Y lo importante, me parece, es que cada acto de traduc-
cioculturales e individuales. I j >11 (y, en general, de comprensión) desestabiliza y modifica

La segunda idea que quisiera destacar también puede de- Itlnlo la lengua-fuente como la lengua-receptora. Todo acto
rivarse de Babel. La lengua adánica, como se sabe, aseguraba .lc omprensión modifica la lengua-fuente porque la cons-
una conexión perfecta entre los nombres y los objetos y en- h uye de una determinada manera. La tesis aquí sería que no
tre las frases y los hechos. La lengua era una representación II.ly entido original, sino que todo sentido es ya resultado de
perfecta y transparente de la realidad y la comunicación in- 1IIIatraducción. y todo acto de comprensión modifica la len-
mediata y sin resto entre los hombres estaba garantizada. I,,'"l-rec~ptora porque la fuerza de manera que pueda acoger
Pero después de Babel, como si se tratase de una segunda caída, 1111 sentido que no había previsto. La tesis aquí sería que la
las lenguas ya no son representaciones diversas de los mis- 11,1lucción compromete la estabilidad de la lengua: no es
mos estados de cosas o expresiones distintas de las mismas 111111 apropiación a la lengua propia o familiarización a la
vivencias: las lenguas han perdido su congruencia con las co- 1"11
I la familiar, como expropiación de la lengua propia y des-
sas y la comprensión se ha hecho una tarea ardua e infinita. 1IIIIIiliarización de la lengua familiar. Quizá el ejemplo más
Independientemente de los relatos míticos, la lingüística 1111 '11 o y más enigmático de esto sean las traducciones que

moderna ha criticado también la idea de que el lenguaje sea 111/0I Iolderlin de algunos versos de Píndaro, de Sófocles y de
esencialmente representación, una especie de superficie re- ,tilOS él utores griegos y romanos. Ahí, en ese esfuerzo por
flectante en que la realidad se reflejaría y se condensaría. El '"I.IS.rvar la estructura del sentido primitivo (no sólo el sig-
lenguaje flota sobre las cosas y crea sentido. La representa- 11111 .ado de las palabras, sino el aura espiritual del lenguaje

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trágico) el alemán se disloca hasta límites que rayan en la ile- ?ría que dar cuenta. Me gustaría mantenerme en un nivel de
gibilidad. Y,en ese mismo esfuerzo, Holderlin explora de tal Interrogación en el que la pregunta por la lectura y por la
modo la inspiración original de los clásicos y el modo como Iormación no se convirtiera en una cuestión de historia o de
el alemán puede dar forma a esa inspiración que los lee como s ciología, o de filosofía o de lingüística. De lo que se trata,
ellos mismos no se hubieran leído jamás. La traducción, en l11e.parece, es de ponerse a la escucha de esas experiencias y
suma, cuestiona y rehace tanto al griego como al alemán. de mtentar pensarlas, pero cuidando de no determinarlasen
Parece entonces que la traducción es una operación con la su ve.rdad. Cuando digo que intento pensar esas experiencias
multiplicidad, la creatividad, la relatividad y la contingencia n digo que el pensamiento pretenda recubrirlas y deterrni-
del sentido. Después de Babel, las lenguas tienden a una diver- narlas ~esd~ ~l exterior sino algo más elemental y, a la vez,
sidad casi infinita y la traducción misma es un medio para ese más elllgmatico: pensar esas experiencias significa que, en
movimiento de pluralización. En relación a ese movimiento, '?l1tacto con ellas, atendiendo a lo que tienen que decir, aco-
los aparatos de producción y de transmisión del conoci- :I ndolas en lo que tienen de impensable, el pensamiento se
miento (los aparatos pedagógicos) han intentado casi siempre Id ere y se abra a su propia transformación. Foucault hablaba
forzar una tendencia correctiva. Su apuesta ha sido por la ho- d. I ensayo como experiencia, esto es, como "una prueba mo-
mogeneidad y la estabilidad. Y las nociones de universalidad, dificadora de sí misma en el juego de la verdad". Y la apuesta
de consenso o de verdad han sido los instrumentos de esa ho- (~, penser autrement, de pensar de otro modo, no es más para
mogeneización y estabilización del sentido. Los aparatos pe- l'oucault ?tra cosa ~ue ejercer "el derecho a explorar lo que,
dagógicos han estado casi siempre comprometidos con el rn el propio pensamienm, puede ser cambiado por el ejercicio
control del sentido, es decir, con la construcción y la vigilancia de un s~ber que ~ees.extranjero". Algo así es lo que significa
de los límites entre lo decible y lo indecible, entre la razón y el p.rra mi la expenencu del texto no escrito. Pero lo escrito no
delirio, entre. la realidad y la apariencia, entre la verdad y el 's sino la figura empobrecida de esa experiencia.
error. Y en este momento en que la principal amenaza es la
homogeneización, quizá sea tiempo de dejar de insistir en la Sin emba~go, lo escrito apunta hacia la experiencia que lo ha
verdad de las cosas y comenzar a crear las condiciones para la I/('~'/¡op~slble, aun?ue sea como un señalar hacia algo que está
pluralidad del sentido. El papel del profesor, me parece, es ha- I//(/S alla o mas aca del texto mismo.
cer que la pluralidad sea posible. Yeso es dar un sentido de la : mo sólo podemos e cribir repitiendo y transformando
contingencia, de la relatividad y, en definitiva, de la libertad. 1" fue hemos leído, contestaré parafraseando a Maeterlink
I',~.ribir (y leer) es como sumergirse en un abismo en el que
Para terminar, quizá podamos volver a ese texto no escrito al I I ' '1110S haber descubierto objetos maravillosos. Cuando
que apuntan tus trabajos. Me gustaría que dijeras algo sobre tu ulv I11~Sa.la superficie sólo traemos piedras comunes y tro-
propia experiencia en relación a ese texto inexistente. 011 d vidrio y algo así como una inquietud nueva en la mi-
Lo importante, me parece, es no intentar convertir la ex- I.ld,,- Lo escrito (y lo leído) no es sino la traza visible y siem-
periencia formativa de la lectura en un "objeto" del que ha- 1" ( decepcionante de una aventura que, al fin, se ha revelado

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imposible. y sin embargo hemos vuel~o tr~nsfo:~nados.
Nuestros ojos han aprendido una nueva ms~tlSf~CClOny no 2. Lenguaje y educación
se acostumbran ya a la falta de brillo y de misteno de lo que
se nos ofrece a la luz del día. Pero algo en nuestro pecho nos (Notas sobre hermenéutica)
dice que, en la profundidad, aún relumbra, inmutable y des-
... sería provechoso si desistiésemos de la costumbre de
conocido, el tesoro. oír siempre tan sólo lo que ya entendemos. Esta pro-
posición no va dirigida sólo a cada oyente; va dirigida
más aún a aquel que intenta hablar del habla =sobre
todo cuando eLLotiene lugar con la sola intención de
mostrar posibilidades que nos permitan estar atentos
al habla ya nuestra relación con ella.

Martín Heidegger

I>urante su participación en las Conferencias Aranguren de


Pil sofía en su edición de 1994, José María Valverde ironizaba
'11 la Residencia de Estudiantes de Madrid diciendo lo si-
l' II i nte: "cierto ilustre filósofo actual empezaba un ensayo di-
I unido, más o menos -cito de memoria-: 'En el horizonte de la
'¡{osofta, el lenguaje es uno de los temas más interesantes. En rea-
//I/fld, debería ser al revés: 'En el horizonte del lenguaje, la filoso-
, ,1 es uno de los temas más interesantes: Pues resulta evidente,
,'/1 efecto, que el lenguaje es el horizonte general de todo". 1 Sería
"llIonces un error de perspectiva hablar aquí del lenguaje en
,,1 horizonte de la filosofía, en el horizonte de la pedagogía o
11\ luso en el horizonte de la filosofía de la educación. Por eso,

1" qu voy a hacer a continuación es plantear algunas cuestio-


l\l'" filosóficas y educativas en el horizonte del lenguaje. Y
I ,.11 io 1horizonte del lenguaje no es en absoluto el horizonte
di 1.1 filosofía del lenguaje, mi trabajo no consistirá tampoco
• 11 ti .stacar aquellos temas de la filosofía contemporánea del

1, IIl'lIaj que más puedan interesar a la educación.

I \.,Iwrdc, ¡.M., "Pensar y hablar" en lsegoria, nO 11, Madrid, 1995, pp. 18-19.

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