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1Introducción
4Véase también
5Referencias
6Bibliografía
7Enlaces externos
Introducción[editar]
El dadaísmo fue un movimiento cultural surgido primero en Europa y posteriormente
en Estados Unidos. Fue creado en el Cabaret Voltaire en Zúrich (Suiza)
entre 1916 y 1922 con Hugo Ball como fundador, cuando grandes artistas de distintas
nacionalidades se encontraron como refugiados en esa ciudad durante la Primera Guerra
Mundial. Posteriormente fue adoptado por Tristan Tzara, quien se convertiría en la
figura más representativa del Dadaísmo.1El Dadaísmo surgió del desencanto que sentían
esos artistas al vivir en la Europa del periodo tardío de la Primera Guerra Mundial y,
posteriormente, de la actitud de rebelión hacia la abulia y desinterés social característico
de los artistas del periodo de entreguerras.1
Artistas relevantes de este movimiento fueron Tristan Tzara y Marcel
Janco de Rumanía, los franceses Jean Arp, Juliette Roche, Marcel Duchamp y Suzanne
Duchamp, los alemanes Hugo Ball, Emmy Hennings, Hannah Höch, Hans
Richter, Richard Huelsenbeck y la suiza Sophie Taeuber-Arp. Tras varios encuentros
informales en distintos cafés, empezaron a darle forma a la idea de crear
un cabaret internacional. La primera celebración tuvo lugar el 5 de febrero de 1916 en
el Cabaret Voltaire, y consistió en un espectáculo de variedades con canciones francesas
y alemanas, música rusa, música negra y exposiciones de arte. Ese mismo año se
publicó un panfleto titulado Cabaret Voltaire que contenía aportaciones de Guillaume
Apollinaire, Filippo Tommaso Marinetti, Pablo Picasso, Amedeo Modigliani y Vasili
Kandinski; en la cubierta aparecía un dibujo de Jean Arp. En 1917 se inauguró la
Galería Dadá.
La expansión del mensaje dadaísta fue intensa, amplia y tuvo repercusiones en todos los
campos artísticos. En Alemania encontró adeptos entre los intelectuales y artistas que
apoyaban el movimiento espartaquista. En Francia ganó las simpatías de escritores
como Breton, Louis Aragon, el poeta italiano Ungaretti.
El dadaísmo suele ser una sucesión de palabras, letras y sonidos a la que es difícil
encontrarle lógica. Se distingue por la inclinación hacia lo dudoso, la muerte, lo
fantasioso, y por la constante negación. Así, busca renovar la expresión mediante el
empleo de materiales inusuales o manejando planos de pensamientos antes no
mezclables, lo cual conlleva a una tónica general de rebeldía o destrucción. El
Dadaísmo es caracterizado, también, por gestos y manifestaciones provocadoras en las
que los artistas pretendían destruir todas las convenciones con respecto al arte, creando,
de esta forma, un antiarte. El movimiento dadaísta es un movimiento antiartístico,
antiliterario y antipoético porque cuestiona la existencia del arte, la literatura y la
poesía. De hecho, por definición, cuestiona el propio Dadaísmo.
El Dadaísmo se presenta como una ideología total, como una forma de vivir y como un
rechazo absoluto de toda tradición o esquema anterior. En el fondo es un
antihumanismo, entendiendo por humanismo toda la tradición anterior, tanto filosófica
como artística o literaria.[cita requerida] No por casualidad en una de sus primeras
publicaciones había escrito como cabecera la siguiente frase de Descartes: «No quiero
ni siquiera saber si antes de mí hubo otro hombre.»
El Dadaísmo se manifiesta contra la belleza eterna, contra la eternidad de los principios,
contra las leyes de la lógica, contra la inmovilidad del pensamiento, contra la pureza de
los conceptos abstractos y contra lo universal en general. Propugna, en cambio, la
desenfrenada libertad del individuo, la espontaneidad, lo inmediato, actual y aleatorio,
la crónica contra la intemporalidad, la contradicción, el "no" donde los demás dicen "sí"
y el "sí" donde los demás dicen "no"; defiende el caos contra el orden y la imperfección
contra la perfección. Por tanto, en su rigor negativo, también está contra el modernismo,
y las demás vanguardias: el expresionismo, el cubismo, el futurismo y
el abstraccionismo, acusándolos, en última instancia, de ser sucedáneos de cuanto ha
sido destruido o está a punto de serlo. La estética dadaísta niega la razón, el sentido, la
construcción del consciente. Sus formas expresivas son el gesto, el escándalo, la
provocación. Para el Dadaísmo, la poesía está en la acción y las fronteras entre arte y
vida deben ser abolidas.
El aporte permanente del Dadaísmo al arte moderno es el cuestionamiento continuo de
qué es el arte o qué es la poesía; la conciencia de que todo es una convención que puede
ser cuestionada y que, por tanto, no hay reglas fijas y eternas que legitimen de manera
histórica lo artístico. Gran parte de lo que el arte actual tiene de provocación (como la
mezcla de géneros y materias propia del collage) viene del Dadaísmo.
Con el fin de expresar el rechazo de todos los valores sociales y estéticos del momento,
y todo tipo de codificación, los dadaístas recurrían con frecuencia a la utilización de
métodos artísticos y literarios deliberadamente incomprensibles y desafiantes, que se
apoyaban en lo absurdo e irracional. Sus representaciones teatrales y sus manifiestos
buscaban impactar o dejar perplejo al público con el objetivo de que este reconsiderara
los valores estéticos establecidos, siguiendo el principio de épater le bourgeois. Para
ello utilizaban nuevos materiales, como los de desecho encontrados en la calle, y nuevos
métodos, como la inclusión del azar para determinar los elementos de las obras. El
pintor y escritor alemán Kurt Schwitters destacó por sus collages realizados con papel
usado y otros materiales similares. El artista francés Marcel Duchamp expuso como
obras de arte productos comerciales corrientes —un secador de botellas y un urinario—
a los que denominó ready-mades.
En poesía el Dadaísmo abre el campo para la llegada del surrealismo y ayuda a crear un
lenguaje poético libre y sin límites. Para entender qué es la estética dadaísta en el
mundo de la poesía nada mejor que recoger los consejos que Tzara propone para hacer
un poema dadaísta. El texto fue publicado en la recopilación Siete manifiestos dadá,
«Dadá manifiesto sobre el amor débil y el amor amargo», VIII (1924).
Coja un periódico
Y es usted un escritor infinitamente original y de una sensibilidad hechizante, aunque incomprendido del vulgo.
El Dadaísmo dejó como legado las revistas y el manifiesto, que son la mejor prueba de
sus propuestas. Pero, por definición, no existe una obra dadá. Lo propio del dadaísmo
eran las veladas dadá realizadas en cabarets o galerías de arte donde se mezclaban
fotomontajes con frases aisladas, palabras, pancartas, recitales espontáneos y un
ceremonial continuo de provocación.
Aunque los dadaístas utilizaron técnicas revolucionarias, sus ideas contra las normas se
basaban en una profunda creencia, derivada de la tradición romántica, en la bondad
intrínseca de la humanidad cuando no ha sido corrompida por la sociedad.
Origen del nombre "dadá"[editar]
Aunque la discusión sobre el origen y el significado de la palabra dadá son amplios, no
hay un conocimiento legítimo sobre lo que significa.4Las explicaciones de los mismos
dadaístas varían tanto que es imposible señalar una y llamarla correcta.1Hans Arp,
miembro del grupo en 1921, declara lo siguiente en una revista del movimiento:
Declaró que Tristan Tzara encontró la palabra «Dadá» el 8 de febrero de 1916 a las seis de la tarde. [...] Estoy convencido de que esta palabra no
tiene ninguna importancia y que solo los imbéciles pueden interesarse por los datos. Lo que a nosotros nos interesaba es el espíritu Dadaísta, y todos
nosotros éramos Dadaístas antes de la existencia del Dadaísmo.
Hans Arp1