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Introducción:
En general toda nuestra vida está constituida por ciclos que tienen un principio y un final, es decir,
hay un punto en donde nacen y son creadas las cosas, posteriormente tiene una vida útil, es decir
donde se desarrolla ese proceso para posteriormente entrar en su máximo esplendor o de mayor
energía, después la madurez y posteriormente la muerte, donde la vida y este proceso para y el
ciclo de nuevo comienza.
El lugar del sufrimiento en este ciclo es importante ya que durante toda nuestra vida vivimos
cambios constantes, ya que como seres humanos somos flexibles y cambiantes día con día, minuto
a minuto, y cuando un cambio es más notorio podemos sentir una especie de crisis, es ahí donde
da lugar al sufrimiento.
Desarrollo:
El hombre de antes sabía que la vida contenía la muerte y deseaba que no fuera un accidente, al
interrogarse acerca del ser de la muerte, reflexiona que no es sólo una realidad biológica y que no
ha de estar en el momento último, sino en la profundidad de la vida y formar parte de la
existencia.. La negación de la muerte supone negar los aspectos graves y difíciles de la vida, y si no
se aceptan los males de la vida, no se vive, por ello insiste en que la muerte es un más allá que se
tiene que aprender, reconocer y acoger.
Conclusiones:
Es muy cierto que para eso vivimos, nacemos, crecemos, reproducimos y morimos y en esta vida
pues no todo es bello ni de color de rosa, tenemos algunas veces dolores, sufrimientos de algo o
por alguna persona, a veces es dolor de alguna cosa en nuestro cuerpo y así nos toca vivir pero
debemos aprender a vivir la vida lo mejor que se pueda y dar lo mejor de uno mismo.
. Deleuze, G., La imagen-tiempo. Estudios sobre cine 2, Barcelona, Paidós, 1987, p. 229.
. Aries, PH., El médico ante la muerte (“Orígenes del gran miedo a la muerte”), Madrid, Ed. Taurus,
1983.